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GEMA (Algo alejada del micro, como si hablase desde lejos): ¡Ya voy! ¡Dame un segundo!
NARRADOR (Alex ): Como cada mañana, Gema y yo nos reunimos muy temprano para ir
juntos a la escuela. Siempre vamos con tiempo de sobra para poder charlar tranquilos por el
camino y pasar por un lugar asombroso que nos encanta visitar (CONTROL: música): una finca
llena de miles de autobuses destartalados. Mi papá me contó una vez que cuando los autobuses
tienen un accidente, a veces quedan tan tan rotos que es imposible arreglarlos. Y entonces es
cuando los llevan a ese sitio. Es tan misterioso… cada vez que pasamos por delante nos
morimos de ganas de entrar, y muchas veces ideamos planes sobre cómo podríamos
conseguirlo: ¿y si saltásemos la reja? ¿El vigilante estaría también de noche? Y… ¿qué pasaría si
un día lo intentásemos y nos pillasen?
NARRADOR (Alex): Un día por la tarde, al salir del colegio, vimos que el vigilante
(CONTROL: Reja sonando) estaba cerrando la reja y luego se iba (CONTROL: sonido de
pisadas) caminando despacito hacia la parada de autobús que estaba a unos pasos de la puerta.
GEMA (suplicando): Vamos Alex, que todavía es muy temprano. No vamos a tardar nada en
dar una vuelta. En una hora estamos fuera. ¡Te lo prometo!
NARRADOR (Alex): Ya estábamos dentro. Aquello era un paraíso. Había coches de todos los
colores, y autobuses de todas las líneas. Algunos hacía mucho que estaban allí, por el óxido de
los hierros. Otros, parecían más recientes. Había varios quemados. Nos llamó la atención el
interno 24 de la línea 106. Todo el frente y el lateral derecho estaba destrozado. ¿Qué habría
pasado? No quedaba una ventanilla sana de ese lado y los asientos, tapizados de cuero negro,
estaban destrozados. El accidente debió de ser terrible. El interno 24 estaba medio inclinado,
pero nos dio igual, entramos a investigar. (CONTROL: sonido pisadas) En el interior, entre los
hierros retorcidos de los asientos desencajados encontramos, un chupete, un zapato, unas
gafas, un diario y otro zapato de mujer. Había vidrios del tamaño de la sal gruesa tirados en el
interior (CONTROL: susurros fantasmagóricos). Un zapatito de bebé colgaba del espejo
retrovisor del conductor. Pensé que posiblemente eran las pertenencias perdidas de todos los
pasajeros.
NARRADOR (Alex): Corríamos desesperados sin rumbo fijo. Intentaba buscar la mirada de
Gema, pero ella señalaba con su tembloroso dedo.
GEMA (jadeando y con miedo): Hay algo más allá, entre aquellos coches.
NARRADOR (Alex): Era incapaz de moverme de aquel lugar. Jadeando vi como Gema corría
entre los coches. Sentía miedo y frustración. El tiempo corría, hasta que decidí ir en su
búsqueda. Encontré a Gema sentada en el interior de un autobús en perfectas condiciones,
recuerdo que era el interno 66. Ambos reíamos divertidos por el hallazgo.
NARRADOR (Alex): Los gritos se volvieron mudos. Nuestras pulsaciones se aceleraron hasta
la locura.
CONTROL: Timbre
NARRADOR (Alex): De nuevo, se cerró la puerta, y nuestro conductor fantasma hizo rugir el
motor. Nosotros sin saber que hacer, veíamos como caía la tarde y continuábamos nuestro viaje
a ninguna parte.
NARRADOR (Alex): En ese momento comencé a arrastrarme por el suelo del autobús, pues
me había dado cuenta de que cada vez que sonaba el timbre se aminoraba el ritmo hasta parar.
Una vez alcancé la puerta trasera esperé a que sonara el timbre y en ese momento, salté sin
pensarlo dos veces. Era la oportunidad de escapar.
GEMA: ¡Alex! ¡No me abandones, no me dejes aquí sola, por favor! Ayúdame…
GEMA: Jamás podré abandonar este autobús… ¿por qué se me habría ocurrido entrar? ¿Qué
puedo hacer?
NARRADOR (Alex): Vi como Gema se desplazaba hasta la parte delantera y en ese momento
repetí el mismo procedimiento y Gema pudo abandonar el interno 66 de la línea 106.
GEMA: ¡Muchas gracias! Pensaba que no saldría de ahí, jamás volveré a tener este tipo de
ideas…
NARRADOR (Alex): Lo importante es que estamos a salvo, un poco golpeados, pero vivas
que es lo que cuenta. En ese momento salimos corriendo, trepamos la reja y para sorpresa
nuestra, cuando miramos hacía atrás el interno 66 de la línea 106 seguía en el lugar de
siempre…