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TEMA – 3 - LA CONSTRUCCIÓN Y EL TERRITORIO

ROMANOS
Roma y el río Tíber, fundación 743 a.C.
Desde su nacimiento, Roma estuvo ligada al río. De hecho le debe su propia
existencia, ya que los asentamientos que darían origen a la ciudad se ubicaban en las
colinas cercanas a un vado del río, próximo a la Isla Tiberina (pequeña isla en medio
del río).

Mapa Imperio Romano época Augusto (31 a.C. – 14 d.C.).

Pompeya y el Vesubio.
La ciudad de Pompeya tenía calles con bordillos, aceras y desagües de agua. La
calzada estaba empedrada, lo cual no era tan frecuente fuera de las grandes
ciudades. Pompeya era cercana al monte Vesubio y por tanto fue afectada por su
erupción en el año 79 d.C. La ciudad quedó envuelta en vapores de azufre que
penetraron por las rendijas y hendiduras de las casas y villas, afectando a los 25.000
habitantes de la misma, de los cuales aproximadamente 5000 murieron por asfixia,
lapidación de piedras pómez y altas temperaturas. La ciudad en ese momento era
una especie de microcosmos de miles de otros pueblos y ciudades romanos del
Imperio de la época. La transformación de la ciudad a cenizas ha permitido que se
mantenga a la perfección su legado.

Casa pompeyana: compluvium e impluvium.


En Pompeya existía el problema de que el nivel freático estaba muy bajo, a 35 m de
profundidad, y cuando conseguían llegar a él las aguas que se encontraban eran
ferruginosas. Para solucionar esto, utilizaban el compluvium y el impluvium. El
primero consistía en una simple abertura rectangular practicada en el centro del
techo del vestíbulo de la antigua vivienda para permitir la entrada de la luz solar que
iluminaba con su reflejo las habitaciones adyacentes y que a su vez servía de entrada
del agua de lluvia que era recogida en el impluvium. Por ello, el segundo no era más
que una especie de estanque rectangular con fondo plano, diseñado para recoger
agua de lluvia que se encontraba en el vestíbulo de las antiguas casas proveniente
del compluvium.

Compluvium

Impluvium

Vitruvio y su tratado de arquitectura.


Este tratado fue dedicado a Augusto, escrito por Marco Vitruvio, que era ingeniero y
había participado en múltiples construcciones. Denominado ‘De architectura’, fue
probablemente escrito alrededor del año 15 a. C.. Es el más antiguo que se conserva
y fue tomado por los arquitectos renacentistas como referencia de primera mano
para el conocimiento de las manifestaciones arquitectónicas de la antigüedad
grecolatina. De él solo nos han llegado los textos, habiéndose perdido las
ilustraciones originales.

Calzadas romanas: groma, dioptra y corobato.


Las calzadas romanas, de extensión total unos 100.000 km, formaban un tejido que
cubría todo el territorio. De esta manera, se podía transportar la tropa con facilidad
y por tanto podían hacerse conquistas eficaces. A medida que conquistan, van
absorbiendo las costumbres y resolviendo cada problemática. Estas calzadas se
construían con origen y con destino únicamente, por lo que las alineaciones eran lo
más rectas posibles y a veces tenían que servirse de túneles o puentes. Para que
fuera efectiva la construcción de estas redes de calzadas, usaban los siguientes
elementos:
- Groma: aparato topográfico que servía para comprobar las alineaciones y la
corrección de las direcciones perpendiculares.

- Dioptra: La dioptra es un instrumento astronómico y topográfico


clásico, que data del siglo III a. C. La dioptra era un 'tubo' de
observación o, alternativamente, una varilla con un visor en ambos
extremos, unido a un soporte. Si la dioptra se encuentra equipada
con limbos de lectura angular, podría ser usada para medir ángulos
horizontales y verticales.
- Corobato: es una herramienta de comprobación de
niveles utilizada durante la antigüedad romana, en
particular, para la construcción de acueductos.

Murallas de Adriano, norte de Inglaterra, 122 d.C.


Situadas en Inglaterra, atravesaban todo el país. Es una antigua construcción
defensiva de la isla de Britania, levantada entre los años 122-132 por orden del
emperador romano Adriano para defender el territorio britano sometido, al sur de
la muralla, de las belicosas tribus que se extendían más al norte.

Puertos romanos: Trajano. Puerto de Ostia.


Los puertos fueron fundamentales ya que Roma tenía un río pero no tenía calado
suficiente para la entrada de los grandes barcos de Egipto. Los romanos construyen
puertos con los espigones muy expuestos (Claudio), aunque en la época de Trajano
se corrige esto con la introducción de su famoso hexágono a partir de la excavación
de una fosa. De esta manera, Roma accedía con facilidad al Mediterráneo. En la
actualidad, se ha comido terreno al mar, por lo que los puertos han quedado
inmersos en tierra. La primera imagen corresponde al puerto de Ostia, la segunda al
avance sobre el mar.

Abastecimiento de agua: los acueductos.


El acueducto romano no solo tenía la función de transportar agua para beber, sino
que también servía para satisfacer unas necesidades de ocio y una calidad de vida.
A modo de ejemplo, y como complemento del acueducto, existían las termas en las
ciudades. Los acueductos se cruzaban unos con otros, aprovechando las arcadas de
unos para acoplar los otros, demostrando así su espíritu pragmático y de
aprovechamiento. La ciudad de Roma tenía hasta 13 acueductos.

Arquitectura de la ciudad: los foros.


El Foro Romano en su ciudad era la zona central, semejante a las plazas centrales en
las ciudades actuales, donde se encontraban las instituciones de gobierno, mercado
y religión. Era donde tenían lugar el comercio, los negocios, la prostitución, la
religión y la administración de justicia.

El ladrillo y el hormigón puzzolánico.


Los romanos mezclaban el ladrillo a modo de encofrado con el hormigón
puzzolánico, que era un material mixto que les permitía conseguir mayores luces.
Sin embargo, tenían un fraguado muy lento, por lo que los cimbrados duraban
incluso un año. Esto, junto a la acción del tiempo y el poco mantenimiento, provocó
la fácil caída de los cubrimientos. La estructura entraba en carga antes del fraguado
completo, y entonces no trabajaba bien a lo largo del tiempo. Por ello ahora es
común ver cómo han persistido los muros pero no las bóvedas. Para la fabricación
de este hormigón se utilizaba lo que los romanos conocían como caementum, que
eran áridos muy gruesos de piedras gordas para el hormigón.
Aparejos muro: la piedra y el opus quadratum.
Consistía en un sistema constructivo en el que los sillares de piedra se apilaban en
hiladas regulares y paralelas, y a menudo dispuestos en seco sin el uso de mortero.

Bipedales, bessales y sesquipedales.


Los ladrillos utilizados pueden agruparse en tres categorías por tamaños (como se
muestra en la siguiente imagen. Además, podían cortarse en formas rectangulares
para los arcos, y formas triangulares para el encuentro con los muros.
Esquema Emplectum o muro de tres hojas.
El esquema utilizado en los muros romanos era el de tres hojas. Solían hacerse
muros con relleno de hormigón en cuyas dos caras se ponía ladrillo a modo de
encofrado perdido, es decir, el ladrillo finalmente formaría parte del propio muro,
absorbiendo esfuerzos oblicuos y dándole una estabilidad que no tenían antes los
muros. La disposición de los ladrillos en diferentes formas era lo que se conocía
como Opus.

Tipos de Opus romanos.


Surgían por tanto los siguientes tipos de Opus:

El aparejo isódomo falso: tumba de Cecilia Metella.


Se conoce como aparejo isódomo falso a aquélla piedra que ha sido cincelada de
manera que se le han hecho unas hendiduras que dan el aspecto de aparejo de
ladrillos.
Toilets de Ostia y el opus reticulatum.
Eran unos baños públicos cuyos muros tenían el ladrillo a modo de opus reticulatum.

El arco: tipos, dovelaje y geometrías.


El arco descansa en el muro mediante dovelas. Aunque los
etruscos ya lo usaban, son los romanos los que mejor lo
desarrollan, e incluyen un elemento llamado arquivolta, que
era el conjunto de molduras que decoran la parte frontal de
un arco siguiendo la curvatura del intradós, y que servía para
asegurar el contacto entre las dovelas y el muro. El encuentro
entre las dovelas y el muro quedaba mal, por lo que ponían
la imposta como un tapajuntas. Las dovelas estaban
enjarjadas, es decir, perfectamente adaptadas al muro y eran
todas iguales.
Por otro lado, también existían los arcos de descarga, que es
el arco ciego practicado en un muro de carga, con la finalidad
de desviar parte de los esfuerzos o tensiones del muro bajo
el mismo.
Los primeros ejemplos de arcos de descarga se pueden Inclusión de la arquivolta
observar en la antigua Roma. El enorme crecimiento de la
capital del imperio obligó a los arquitectos a construir estructuras de gran tamaño,
para las que la arquitectura adintelada resultaba insuficiente. Se recurrió entonces
al arco, que a diferencia de la viga, no exigía unos grandes esfuerzos de tracción para
los que el ladrillo y la piedra no eran adecuados. En todas las
épocas, la finalidad del arco de descarga ha servido a dos
fines similares: aliviar la carga en zonas del muro
construidas con materiales o aparejos más débiles, o reducir
el peso sobre las zonas en las que se planteaba abrir un
hueco, si bien muchas veces ambas funciones concurrían en
un mismo punto.
Por ello, era normal que en Iglesias o templos de más bajo presupuesto, se utilizara
este tipo de arco para ahorrar en los cerramientos de puertas y ventanas, y poder
dedicar el dinero a elementos estructurales más importantes o vistosos tales como
fachadas.
Por otro lado, se utilizaban las dovelas acodadas, y sobre ellas las platabandas, que
no son más que planchas unidas a las alas de una viga o jácena para aumentar su
sección transversal.

Dovelas acodadas Platabandas

Cabe decir que las dovelas podían tener contacto con el muro en forma de rayo, lo
que se conoce como rayo de Júpiter.
Otro tipo de arco común en Roma era el arco rebajado, que es el trozo de arco de
trazado semicircular cuyo centro se encuentra por debajo de sus puntos de apoyo
en el muro, en los capiteles, las impostas, etc.

Puerta de Júpiter Falerii Novi / puerta de los Leones Micenas.


Templo de Diana Nîmes s.I d.C.

Bóvedas de cañón, de arista y de casetones.


Los romanos destacaron por lo masivo de sus construcciones, y con las bóvedas se
ve claramente este efecto. Al principio destacaron las bóvedas de cañón, pero
después se dio paso a las bóvedas de arista.

- Bóvedas de cañón (nervios embebidos): Los antiguos romanos heredaron


probablemente el conocimiento de la bóveda de cañón de los etruscos.
Fueron los primeros en hacer un uso sistemático de este método en
proyectos de gran envergadura, y fueron también probablemente los
primeros en utilizar cimbras para facilitar la construcción de bóvedas de
longitud muy superior a las que antes se habían realizado. Empleaban en su
construcción ladrillos y hormigón. Se disponía de un esqueleto de ladrillo
levantado sobre cimbras de madera. Este esqueleto hacía que el peso del
hormigón durante su fraguado no descansara por completo en las cimbras de
madera, que habrían sido muy costosas y habrían podido ceder produciendo
grietas. Una vez construido este esqueleto, el hormigón se vertía y la cimbra
no servía más que como molde, abaratando y simplificando la construcción
de la bóveda. Después se cubría todo con un enlucido que no tenía nada que
ver en su decoración con la estructura que ocultaba.
- Bóvedas de arista: es el elemento arquitectónico abovedado que se utiliza
para cubrir espacios cuadrangulares; resulta de la intersección de dos
bóvedas de cañón, que se cruzan perpendicularmente. Geométricamente,
está generada por dos superficies semicilíndricas ortogonales cuyas líneas de
intersección, o aristas, son arcos de elipse que se cruzan en el vértice
superior.
Su utilización no sólo se extiende por su fácil construcción con cimbras, sino
porque permite distribuir los empujes de las cubiertas hacia los muros
exteriores con gran facilidad.

- Bóvedas de casetones: los casetones son encofrados que se introducen en el


interior de la bóveda a modo de molde con el objetivo de que esa zona quede
sin hormigonar y de esa manera el peso de la estructura sea mucho menor.

Basílica de Majencio 306-312 d.C.


Este monumento es el último y más grande edificio de la época imperial construido
en esta parte de Roma, en el corazón de la ciudad. Es probablemente, en volumen, la
sala más grande construida en la Antigüedad. Actualmente se encuentra en ruinas
debido a la caída de parte del mismo.
Constaba de una nave central conformada por tres bóvedas de arista como resultado
de la intersección de una bóveda de cañón a lo largo de la nave central y tres bóvedas
de cañón en la sección transversal. Las dos naves laterales tenían a su vez tres
secciones correspondientes a cada una de las bóvedas de cañón.

El gran grosor de sus muros (hasta 6 metros) y la enorme envergadura del edificio
hizo en aquel momento uno de los monumentos más destacados de Roma. En la
época de su construcción, fue la estructura más grande construida y de ese modo es
un edificio único que asumía tanto aspectos de las termas romanas como de una
típica basílica romana, es decir, era una construcción muy masiva.

En la actualidad, de las ruinas solo queda una de las naves laterales, quedando un gran espacio correspondiente a la
nave central, de la que se ve el apoyo de sus arcos en la lateral. Además, las bóvedas transversales, como se aprecia
en la imagen, son de casetones.
Termas de Diocleciano 305 d.C.

Termas de Caracalla 212-217 d.C.

Panteón Romano 118-125 d.C.

Se aprecian los casetones en su cúpula.


Mercado de Trajano s.II d.C.

Coliseo Romano o Anfiteatro Flavio 70-80 d.C.

Teatro Bosra, s.II, Siria.


Teatro de Augusto, s.I, Orange, Francia.

A diferencia de en el mundo griego, los teatros romanos eran cerrados, centraban la


vista del espectador en la interpretación de los actores, con un muro que cerraba el
graderío y que quedaba de fondo. De esta manera, la obra se sentía únicamente
dentro del teatro. Por el contrario, el teatro griego destacaba por tener grandes y
bonitas vistas tras el escenario, lo cual le daba un aire de grandiosidad de lejanía, es
decir, no era cerrado.

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