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memoria histórica
Editores académicos
Diego Mauricio Barrera Quiroga
Sandra Patricia Cerquera Quinaya
Jhon Fáiver Sánchez Longas
Literatura colombiana y memoria histórica
Páginas 130
14x21cm
ISBN
Incluye referencias bibliográficas
ISBN
Primera edición, Bogotá (Colombia), 2020
El presente texto fue evaluado en la modalidad de doble ciego y contó con una evaluación editorial.
Hecho el depósito legal que ordena la Ley 44 de 1993 y su decreto reglamentario 460 de 1995
Contenido
— 5 —
Literatura colombiana y
memoria histórica
Referentes teóricos
De esta forma, la pregunta que se hiciera el gran poeta alemán Friedrich
Hölderlin: “¿para qué el poeta en tiempos aciagos?” puede plantearse
de la misma manera para el maestro, ese guía siempre dispuesto a
dialogar y crecer a la par con sus estudiantes mientras transita por los
infinitos caminos de los múltiples saberes. Ya Fabio Jurado (2010) había
mencionado años atrás la necesidad de maestros que, además de guías,
impulsaran el deseo de la indagación, cuando planteaba que “el rol del
maestro es decisivo, no como el que enseña (algo tan difícil hoy y tan
imposible, insistamos) sino como quien está dispuesto a interactuar con
el estudiante a partir de sus dilemas y de sus búsquedas, y también como
provocador para la búsqueda” (p. 120). Desde esta perspectiva, y si se
continúa con las palabras de Jurado Valencia (2010):
10 Literatura colombiana y memoria histórica
Vasili Kandinski (1989) pronunció, a inicios del siglo XX, una frase
que se ha vuelto célebre: “toda obra de arte es hija de su tiempo” (p.
31). Así, la literatura como obra de arte, ha albergado un contenido que
refleja la violencia de la época, ya no desde los relatos universales, sino
desde aquellos que emergen de las voces silenciadas de los olvidados del
mundo. Al respecto, Diógenes Fajardo (2011) aclarará que:
Abordaje metodológico
El ejercicio pedagógico estuvo guiado a través de la investigación-acción
como una estrategia de la pedagogía por proyectos. Se puede decir que
la actividad educadora y el proceso de enseñanza se concibió como una
16 Literatura colombiana y memoria histórica
Resultados y aportes
Este proceso fue gratificante al final, ya que cada estudiante logró desa-
rrollar en su texto una de las preguntas que le parecían más inquietan-
tes. Como lo menciona Leydi Marcela Cedeño Tovar, cuando plantea
que “La razón para escribir este texto surge del interés por ahondar en
el sufrimiento que causa la guerra en las mujeres”, porque para ella fue
claro que, aunque las mujeres en su mayoría no van a combatir, sufren la
18 Literatura colombiana y memoria histórica
A modo de conclusión
De lo anterior, parece importante mencionar algunos casos a manera
de ilustración y cierre. Por ejemplo, la estudiante Angélica María Her-
nández Quiroga, en su texto titulado La voz de la violencia se refiere a
la condición de Ismael, personaje protagónico de Los ejércitos, de Evelio
Rosero, quien menciona que su papel en la obra “Es una estrategia del
autor para convertirnos en lo mismo que era Ismael, un mirón, de todo lo
que sucedía a su alrededor por su papel de testigo. Siempre fuimos también
testigos de todo lo ocurrido”. Es importante mencionar que los proce-
sos de lectura y escritura impulsan la reflexión, el análisis profundo y
contextuado, y el pensamiento propositivo. Todo al unísono, no para
contrarrestar el universo de dudas ni para pretender hallar respuestas
precisas, más bien para ensanchar, si fuese posible aún más, dicho
universo se presenta si se piensa que todos creen las propias verdades
sobre lo vivido. Por ello, la estudiante en mención, desarrolla el porqué
del silencio y cómo romperlo para afrontar la realidad del conflicto
armado que compete a todos. Sin embargo, desde los diálogos, en las
sesiones, varios estudiantes acotaban que ello es complejo en territorios
en los que callar es una estrategia para sobrevivir. Muchas personas en
Caquetá aprendieron que el silencio en época de conflicto armado era el
dios y romperlo casi siempre se pagaba con la vida.
Finalmente, esta experiencia en el Seminario, que contó con una
intensidad de 160 horas, divididas en 23 sesiones, logró una apasionada
búsqueda por comprender el conflicto a través de las pequeñas historias
silenciadas, en el gran discurso histórico, pero visibles en la literatura.
Culminado este proyecto, queda como ganancia no solo el libro de
22 Literatura colombiana y memoria histórica
Agradecimientos
Se quiere reconocer y agradecer el apoyo a los docentes Aníbal Quiroga
Tovar y Luis Ernesto Lasso, quienes estuvieron siempre atentos a través
de sus diálogos polémicos que sucitan inquietudes y nuevas visiones en
el ejercicio educativo. Para ellos toda la gratitud.
Referencias
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ción del estado en el Caquetá, 1980-2006. Bogotá: Ediciones de la U.
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Fajardo, D. (2011). La fiesta del nacimiento de nuevos sentidos. Ensayos sobre
narrativa latinoamericana. Bogotá: Centro Editorial Facultad de Ciencias
Humanas, Universidad Nacional de Colombia.
Gardeazábal, G. A. (1985). Cóndores no entierran todos los días. Bogotá: Plaza
y Janés.
Literatura colombiana y memoria histórica 23
Anexos
Conversatorio con los representantes de las víctimas del conflicto.
24 Literatura colombiana y memoria histórica
Yamith Henao
y.henao@hotmail.com
Resumen
Este ensayo se preocupó por hacer un acercamiento a la obra de Jorge
Zalamea, El gran Burundún-Burundá ha muerto, desde la sociología
de la literatura. Para orientar el trabajo se destacaron los fundamen-
tos teóricos de Lucien Goldmann, Michel Foucault y, finalmente, se
tuvieron en cuenta los elementos socioculturales de la época. También,
este trabajo se ubica en un contexto particular, pues surge en el marco
del proyecto de aula orientado en el seminario de grado nombrado La
literatura colombiana como elemento fundamental para la construcción
de la memoria histórica del conflicto armado en nuestro país.
Palabras clave: dictadura, Laureano Gómez, poder, sociocultural,
sociología de la literatura
— 27 —
28 Literatura colombiana y memoria histórica
Aproximación al autor
Jorge Zalamea Borda (1905-1969) fue un escritor, poeta y periodista
colombiano que tan solo con 16 años empezó a vivir en el mundo del
periodismo. También, hizo parte del grupo de Los nuevos; publicó su pri-
mera obra llamada El Regreso de Eva (1936), viajó a Europa para realizar
el itinerario ‘obligado’ que consumaban los literatos latinoamericanos
30 Literatura colombiana y memoria histórica
(…) Casi todas las grandes obras literarias tienen una función parcial-
mente crítica en la medida en que, creando un universo rico y múltiple
de personajes individuales y situaciones particulares universo organi-
zado por la coherencia de una estructura y de una visión del mundo, son
también llevadas a encarnar las posiciones que condenan y a expresar,
con el fin de hacer concretos y vivos a los personajes que las encarnan,
todo lo que humanamente se puede formular en favor de su actitud y
de su comportamiento. Quiere decir que tales obras, aunque expresen
una particular visión del mundo, se ven también llevadas a formular,
por razones literarias y estéticas, los límites de esa visión y los valores
humanos que hay que sacrificar para defenderla (Goldmann, 1971, p.
39).
Es allí donde el artista debe ser consciente del vínculo directo con
la realidad que le corresponde: “ya que el escritor no tiene modo alguno
de evadirse, queremos que se abrace estrechamente con su época; es
su única oportunidad; su época está hecha para él y él está hecho para
ella” (Sartre, 1967, pp. 9-10). Lo anterior, permite entender la acción
El gran Burudún-Burundá ha muerto, una mirada desde la sociología de la literatura 31
Sociología de la literatura
Siendo fieles a la estructura propuesta para el ensayo, se ubica el con-
cepto de sociología de la literatura; para ello se apoya esencialmente
de Lucien Goldmann quien propone que para entender una novela se
requiere una preparación previa por parte del lector. Dicha preparación
se asume desde el presupuesto que lo que ha producido el artista en su
obra literaria es la manifestación de realidades que reconoce y ubican
al autor en un mundo, en unos hechos o ese conjunto de circunstancias
que lo hacen partícipe de un contexto. De acuerdo con René Wellek
(1968) “el arte no puede dejar de relacionarse con la realidad, a pesar
de lo mucho que reduzcan su significado o hagamos énfasis en el poder
transformador o creador del artista” (p. 170).
32 Literatura colombiana y memoria histórica
el autor de una obra literaria es un miembro más del grupo al que perte-
nece, y su escritura lo convierte en vocero; a la vez, el escritor posee una
lucidez, consciente o no, que lo que hace plasmar en la obra literaria, de
manera crítica su axiología (p. 2).
El término poder proviene del latín possum -potes- potui -posse, que de
manera general significa ser capaz, tener fuerza para algo, o lo que es
lo mismo, ser potente para lograr el dominio o posesión de un objeto
físico o concreto, o para el desarrollo de tipo moral, política o cientí-
fica. Usado de esta manera, el mencionado verbo se identifica con el
vocablo potestas que traduce potestad, potencia, poderío, el cual se
utiliza como homólogo de facultas que significa posibilidad, capacidad,
virtud, talento. El término possum recoge la idea de ser potente o capaz
pero también alude a tener influencia, imponerse, ser eficaz entre otras
interpretaciones (Ávila-Fuenmayor, 2006, p. 216).
Acercamiento al personaje
La obra El gran Burundún-Burundá ha muerto demuestra una realidad
política y social que evidencia el abuso de poder en el que estaba some-
tida la sociedad en general, además de resaltar los factores que hacían
que el pueblo mantuviera en una constante represión, esto permitía
que se produjera el efecto de someterse al poder absoluto (y crueldad)
en la que se apropiaba este gobierno sobre sus habitantes. Lo anterior
permitió la existencia de un
Ninguna crónica de sus actos, sería tan convincente ante las generacio-
nes venideras como la generosa y verídica descripción del cortejo que
pondero su poder en la hora de su muerte.
Pues cada uno de los pasos de aquella y luctuosa procesión, obra fue
de su ingenio, símbolo de sus designios, eco de su insigne borborigmo
(Zalamea, 1949, p. 9).
Es por eso que desde la literatura, Jorge Zalamea emplea una forma
transcendental de poner en evidencia lo que sucedió en aquella época
y califica la situación a partir de las referencias hacia Laureano Gómez
como el Gran Burundún, el Gran Pesquisante, el Gran Cinegista, el Gran
Matador, el Gran Brujo, el Cismático, el Gran Extirpador, el Gran Tahúr,
El gran Burudún-Burundá ha muerto, una mirada desde la sociología de la literatura 41
Conclusión
Finalmente, la sociología de la literatura es una teoría pertinente para
identificar, caracterizar y reconocer particularidades de una obra lite-
raria. Asimismo, el poder, fue otro elemento bandera que orientó el
análisis literario. Por último, se entiende que el poder ejercido por la
El gran Burudún-Burundá ha muerto, una mirada desde la sociología de la literatura 43
Referencias
Altamirano, C., y Sarlo, B. (1980). Conceptos de sociología literaria. Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina. Recuperado de https://cutt.ly/VhnsTDb
Resumen
Para hablar del papel de la mujer frente a la violencia del conflicto
armado colombiano se ha abordado el cuento Sangre en los Jazmines, de
Hernando Téllez, el cual se trabaja de la siguiente manera: primero se
hace un recorrido por los tipos de la violencia según Galtung (1998) en
relación con los hechos violentos vividos y sufridos por la mujer, y que
probablemente pueden seguir viviendo; en segundo lugar, se muestra
la imagen y el papel importante que asume la mujer frente al conflicto
armado y, tercero, se hace una invitación a la participación de la mujer
en el Procesos de Paz que se adelanta en Colombia.
Palabras clave: conflicto armado, violencia, violencia cultural,
violencia contra la mujer, violencia directa, violencia estructural
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46 Literatura colombiana y memoria histórica
del conflicto armado. Ella como generadora de vida, en este caso, será
a la vez quien propicie la muerte para acabar con el dolor y el horror
de la guerra. Lo anterior, en razón de que es conocedora de la situación
de la guerra, además de ser invadida por el sentimiento de impotencia
cuando notaba cómo se acababa con familias enteras, las familias de sus
comadres y vecinas, de igual manera, al entender que el contexto no la
hace diferente y, por el contrario, la somete a la misma realidad.
Al abordar el tema de la violencia a la que se ve sometida la mujer
–en este caso representada en el personaje de mamá Rosa– en el texto
Sangre en los Jazmines y la manera como la afronta, es importante revi-
sar lo que significa la violencia, ya que se puede manifestar de distintas
formas; puede ser física, sexual o psicológica. La violencia ha dejado un
sin fin de dolor, angustia y sufrimiento en quien la padece:
¡Si sólo lo mataran! Pero Pedrillo sabía que antes de que con él acabaran
como un perro, de un disparo o de un machetazo en la nuca, bien medido,
para que los huesos se quebraran y la cabeza quedara bamboleándose y
fuera fácil desprenderla y ensartarla luego en un palo para llevarla a la
alcaldía del pueblo como trofeo, antes de que eso ocurriera, Pedrillo
sabía que ocurrirían otras cosas con él, pues ya estaban ocurriendo con
los otros. Sabía que lo torturarían en la cárcel. Y también lo sabía mamá
Rosa, su mamá. Esto lo atormentaba más que todo y se le aparecía como
una anticipación de las torturas que, de seguro, iban a ensayar otra vez
esos bárbaros si lograban pillarlo. Primero le cortarían los dedos de
los pies, como a Saulo Gómez; y luego lo pondrían a caminar sobre las
piedras del patio; y después, quién sabe, lo colgarían de las manos para
azotarlo desnudo, mientras con las puntas de las bayonetas esos salvajes
se divertirían abriéndole surcos en la carne (Téllez, 2006, p. 246).
El papel de la mujer frente a la violencia del conflicto armado en el cuento:
Sangre en los jazmines de Hernando Téllez 49
al aire una queja con el látigo antes de dejarlo caer una y otra vez sobre
la espalda. Se oyó un quejido como de animal a punto de morir, un
lamento sordo y elemental que parecía llegar desde el fondo último de la
Vida, desde el abismo visceral de la existencia. “Y todavía falta…”, rugió
de nuevo la voz (Téllez, 2006, p. 249).
Aquello parecía a mamá Rosa una maldición del cielo. Pero, qué diablos,
nada se sacaba con lamentaciones. Ella no sabía nada de la política y
cuando Pedrillo quiso explicárselo, Mamá Rosa le dijo que él anduviera
bien con Dios y no se metiera en nada. Pero Pedrillo ya estaba en la
danza. “Si uno no se apresura a matar, lo matan”. Algo así le dijo él. Y
mamá Rosa se resignó (Téllez, 2006, p. 248)
Sí, ese fusil no le disparó a los guardias rurales, ese fusil disparado
por mamá Rosa le hace un alto a la violencia, liberándolos –a su hijo y
a ella misma– finalmente de ese infierno; porque no había otra solución
al sentirse tan humillada y pisoteada en su ser, en su dignidad y dolida
como madre, como mujer, como vecina y como comadre. Es esto lo que
la hace tomar la decisión más difícil para una madre, quitarle la vida a
su propio hijo con la intención de liberarlo de tanta sevicia y maldad,
en ese momento consideró que la muerte era una bendición, pues no
tenían otra salida. Al final, ella también moriría porque estaba muy
golpeada y maltratada por los guardias rurales:
lado del seno, la punta de una bota, una, dos, tres veces. ¡Pobre Mamá
Rosa! (Téllez, 2006, p. 248)
Por esa razón, quizá, Pedrillo decidió luchar, luego huir y, por
último, terminar como todos aquellos que no tienen derechos. Su
destino, como el de muchos otros, fue morir a manos del más ‘pode-
roso’ porque no hay ley que los proteja y los salve de tantas atrocidades
cometidas por el gobierno: “Pedrillo, como los demás, había entrado a la
fiesta. Y de seguro que Pedrillo debía también unas cuantas vidas de esas
con uniforme color de tierra pardusca y cinturón con balas y machete al
cinto” (Téllez, 2006, p. 248).
Ahora bien, en lo que se refiere a violencia cultural Galtung (1998)
la define como “la suma total de todos los mitos, de gloria y trauma y
demás, que sirven para justificar la Violencia directa” (p. 57). La vio-
lencia cultural se manifiesta como la forma de atropellar a aquel que
se considera más débil (mujeres, niños y niñas, campesinos, indígenas,
etc.) ante el poder que gobierne o reine en determinado momento. A
juicio de Andrade y Soto (citado en Andrade-Salazar, Alvis-Barranco,
Jiménez-Ruiz, Redondo-Marín & Rodríguez-González, 2017):
“Si me matan, que me maten. Dios sabrá”. Tantas otras mamás Rosas
habían muerto así en los últimos meses que ella no iba a ser ciertamente
una novedad. Muertas estaban Carmen y la niña Luisa y la anciana
Rosario, su comadre, la madrina de Pedrillo. ¿Qué importaba, pues?
(Téllez, 2006, p. 248)
Conclusión
Finalmente, se puede vislumbrar que el cuento Sangre en los Jazmines,
de Hernando Téllez, arroja, a través de su habilidad discursiva, una
gran reflexión sobre el conflicto armado y sobre la violencia en contra
de la mujer, con lo cual se hace memoria para contar la verdad oculta
de la historia de la violencia y la violencia en nuestro país, en general
sufrida por todos aquellos sin voz (mujeres, niños y niñas, campesinos,
indígenas, etc.). Así, con lo expuesto anteriormente, es necesario decir
que la mujer en el conflicto armado ha sido usada como estrategia para
atemorizar o para crear el control a través del miedo, es decir, que muje-
res como Mamá Rosa han tenido que presenciar un sin fin de muertes a
su alrededor sin poder decir y hacer nada, lo cual genera una naturali-
zación de la violencia cometida contra ellas y contra sus familias. En el
caso de mamá Rosa, ella no se sentía diferente y por tanto pensaba que
tenía que vivir todo eso porque, tal vez, ese era su destino, el destino
obligado que le había impuesto la guerra.
Es importante rescatar la voz de respaldo que da Mamá Rosa a las
otras mujeres víctimas de la violencia del conflicto armado. Es necesario
58 Literatura colombiana y memoria histórica
Referencias
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rín, M. P., y Rodríguez-González, L. (2017). La vulnerabilidad de la mujer
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wp-content/themes/pleasant/REC/REC%2023-24/Ponencias/3.REC_23-
24_HerbertBraun.pdf
Amnesia circular, un
asunto de memoria
Resumen
El contexto de la realidad violenta colombiana, con todos sus matices,
tiene origen en el desconocimiento de su proceso histórico, lo cual trae
como consecuencia un desinterés que se traduce a su vez en lo que
Pizarro (2017) denominó “un impase mutuamente dolosoro” (p. 31),
en este contexto se hace pertinente la construcción y apropiación de
una memoria histórica, la cual se enarbola como un acto revulsivo
para combatir el olvido que agravia la secuelas de un pueblo víctima
de la indiferencia y la costumbre sobre la guerra. En esta perspectiva,
se propone la literatura como un elemento indispensable que sirve de
insumo para la reconstrucción de esta travesía que implica la memoria
histórica del país.
Palabras clave: historia, ideología, literatura, memoria, olvido,
violencia.
— 61 —
62 Literatura colombiana y memoria histórica
Introducción
Quien no conoce su historia está condenada a repetirla, está máxima
napoleónica casi apócrifa, aunque pareciera una trivialidad redundante
en la mayoría de casos, es una verdad ineluctablemente aterradora. El
hecho de asumir una memoria histórica es una responsabilidad y un
compromiso, por tanto, evadirla es un acto de negligencia e idiotez
social que tiene como resultado la indiferencia, el desconocimiento y la
apatía. De modo que, lo que hay al final es una larga pena castigada por
el flagelo de quienes hacen historia a partir de la ignorancia.
El presente ensayo aborda los síntomas que han sido el lastre del
conflicto colombiano, el insumo de la guerra reciclada que avanzó sin
reparo con su nefasto viaje sobre la historia del territorio nacional, la
manera como la resignación se vuelve una terrible enfermedad que
se disfraza de felicidad estadística, convirtiéndose así en un placebo
nostálgico de un pueblo que sonríe con el dolor en la espalda. En con-
secuencia, se hace imprescindible hablar de la literatura como testigo y
ancla contra el olvido de un país que se encuentra sumido en el desin-
terés y el miedo, un pueblo cándido que se balancea entre ideologías,
posturas y banderas que salvan y condenan a la vez.
En tanto la amnesia siga siendo el entramado de este laberinto
social se caminará en círculos, además se asumirán las mismas conse-
cuencias y causa de las mismas acciones. De modo que, es necesario que
se promueva la conciencia de la guerra y la violencia como un fenómeno
humano latente, que se conozca su registro y su huella, que se aprenda
y se enseñe sobre aquello que ha determinado la realidad no solo de
Colombia sino del mundo en general, quizá así se irá desquebrajando
el cascaron tosco y oscuro de la realidad bélica que ha estado presente.
Amnesia circular, un asunto de memoria 63
Y no dijimos nada.
Un país que es una completa ironía, el cual llena las mentes de esta-
dísticas optimistas que les señalan que hoy Colombia es mucho mejor
que ayer, que la vida es un poco más digna según cifras de gobierno,
que el país se mueve hacia un umbral de prosperidad sustentado en
cifras ilusorias e incuestionables, de manera que el colombiano se con-
vence que vive en el mejor lugar del mundo o como lo dijo Eduardo
Galeano “nos mean y los diarios dicen llueve” (citado en Araújo-Frías,
2013, p. 136), de esta manera crea una negación de ser coautores de
la posibilidad de una transformación. Los noticieros están plagados
de titulares negativos, crisis económicas, crisis en la salud, crisis en la
64 Literatura colombiana y memoria histórica
Los nadies,
Olvido e indiferencia
Quizá una de las razones por las que existe una indolencia endémica
en un país que ha sido subyugado por las distintas formas de violencia
aparte del desconocimiento, es precisamente la costumbre, la pregunta
en este caso sería ¿es posible habituarse a la violencia? Para ello, apa-
rece el concepto de ‘Naturalización’ que se acuña para explicar como
un fenómeno social, con repercusiones sobre un colectivo que puede
asumirse por su condición ineluctable como común o habitual. López
(2017) expone frente a lo anterior que,
Referencias
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versidad De Antioquia, (321). Recuperado de https://revistas.udea.edu.co/
index.php/revistaudea/article/view/24513/20025
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Colombia? Revista nova et vetera, 1(3). Recuperado de https://
www.urosario.edu.co/Revista-Nova-Et-Vetera/Vol-1-Ed-3/Cultura/
Por-que-es-importante-la-memoria-historica-en-Col/
Althusser, L. (2003). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan.
Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
76 Literatura colombiana y memoria histórica
Luisa Artunduaga
bepacosta-28@hotmail.com
Paola Artunduaga
bepacosta-28@hotmail.com
Jhon F. Sánchez
jhonf.sanchez@udla.edu.co
— 79 —
80 Literatura colombiana y memoria histórica
(…) — ¡Todos contra la pared que esto es una toma! — gritó (la mujer
del vestido azul) levantando su revolver.
controladas por los guerrilleros, quienes abrieron paso hasta llegar a los
pisos superiores.
(…) Tras las explosiones, los contados silencios daban paso a gritos de
espanto, de queja, de órdenes encontradas y de solicitudes de ayuda por
parte de los guerrilleros. Allá, a lo lejos, Ramiro escuchaba que pedían
una enfermera, pero nadie contestaba, otra mujer afanada le decía a
un insurgente que le habían destrozado la mano a su compañero y que
no tenía pastillas para el dolor. La misma persona, segundos después,
gritaba que su fusil se había trabado. Al rato surgía una discusión sobre
quién traía las municiones del sótano y quién apoyaba a los que esta-
ban dominando el tercer piso en búsqueda de los rehenes de la Corte
Suprema. A lo que seguían las desesperadas palabras que confirmaban
la inutilidad de los radios de comunicación. Cuando un nombre se
pronunciaba era porque estaba gravemente herido o ya era un difunto;
solo los seudónimos de los comandantes que seguramente estaban
conquistando el objetivo en los pisos superiores, alcanzaban a inspirar
cierto motivo de futuro para los asaltantes. Si bien, ello podría sugerir
la idea de que este desesperado asalto podría terminar muy pronto, ya
que el tono de valentía de los guerrilleros parecía dar paso a un caos
que terminaría por vencerlos, también era cierto que generaba gran
tensión ante una acción desesperada e irracional en la que los instintos
del vencido se empecinan en convencerle que su única opción es jugarse
el todo por el todo (González, 2010, pp. 10-20).
Los anteriores apartados pertenecen a la novela Vivir sin los otros del
profesor y escritor Fernando González Santos, publicada en noviembre
de 2010, en donde se retextualiza, desde la literatura, el hecho histórico
ocurrido el 6 de noviembre de 1985 en Colombia, el asalto al Palacio
de Justicia por parte del Comando Iván Marino Ospina del M-19.
Dicho acontecimiento, se convierte en un hito histórico que la literatura
82 Literatura colombiana y memoria histórica
colombiana tendrá que revisitar las veces que sea necesario para la
construcción de la memoria, ya que retextualizar este hecho, “obedece a
la necesidad de oponer la discursividad oficial otros discursos que den
voz a aquellos que han sido derrotados, silenciados, marginados o sim-
plemente ignorados” (Fajardo, 2011, p. 163) como es el caso concreto
de los personajes de esta novela, que buscan dar voz a la lucha de los
familiares desaparecidos, hoy víctimas del Estado y para que, a su vez, el
lector interprete lo ocurrido, con el fin, de que dichos actos no se repitan
ni queden en el olvido.
Desde esta perspectiva, en la que se conjugan datos históricos y
el mundo imaginario del escritor que se presenta a manera de novela
histórica (según denominación de la crítica), surge la siguiente pregunta
¿Cómo el autor de la novela Vivir sin los otros elabora su poética narra-
tiva? Es así que para el desarrollo del interrogante, el presente texto hará
referencia a la función de la literatura, enmarcada en el concepto de
novela, a su vez, esta evidenciará su relación con la historia, ubicándola
en concreto con la conceptualización de la novela colombiana contem-
poránea, con el fin de hacer ese diálogo, en el que se relaciona la teoría
expuesta con la novela Vivir sin los otros, y que de dicho dialogismo
emerja esa poética narrativa que quiere plantear el presente texto, ya que
desde allí pueden que estén unos de los criterios de hacer literatura testi-
monial y ficcional en Colombia. Con respecto a lo dicho, René Wellek y
Austin Warren en el texto Teoría Literaria (1985) en el capítulo Función
de la literatura manifiesta que la naturaleza y la función de la literatura
están correlacionadas, debido a que “la naturaleza de un objeto emana
de su utilidad: es aquello para lo que sirve” (p. 35) o, en otras palabras,
que la literatura puede verse como una “dialéctica en que la tesis y la
antítesis son el dulce y utile” (p. 36). Dulce porque la literatura es goce,
placer, deleite, y útil, equivale “a lo que no sea mal gastar el tiempo” (p.
37) y que merece “atención intensa, y seria”. Es decir que la literatura se
Una mirada a los hechos de la toma del palacio de justicia
desde la obra literaria Vivir sin los otros 83
Cuando una obra literaria funciona bien, las dos notas de placer y de
utilidad no solo debe coexistir, sino además fundirse. Hemos de afirmar
que el placer de la literatura no es un placer que se elige de entre una
larga lista de posibilidades de placeres, sino que es un “placer superior”,
por ser placer de una clase superior de actividad, esto es, contemplación
no adquisitiva. Y la utilidad —la seriedad, el carácter instructivo— de
la literatura es una seriedad placentera; es decir, no es la seriedad de un
deber que hay que cumplir o de una lección que hay que aprender, sino
una seriedad estética, una seriedad de percepción (Wellek & Warren,
1985, pp. 37-38).
hacer una revisión de las ideas que realiza el profesor Diógenes Fajardo
Valenzuela, de la Universidad Nacional, con su texto: La fiesta del
nacimiento de nuevos sentidos. Ensayos sobre narrativa latinoamericana
(2011). Dicho libro tiene como visión retomar los nuevos sentidos que
plantea el poeta Lezama Lima en su producción artística, al respecto
dice Fajardo (2011):
Así mismo:
su vez, enterrados en fosas comunes sin que nadie de razón del por qué
resultaron en esos sitios, a pesar de las pruebas de que los empleados
de la cafetería salieron con vida, después de tanto tiempo los familia-
res siguen esperando justicia. Como es el caso en que se narra en la
novela, el momento en que en plena audiencia del Coronel Plazas Vega,
le presentan un video durante el cual se muestra a los empleados de la
cafetería con vida y desplazándose fuera del Palacio de Justicia: “(…)
Luego de unos minutos, apareció la imagen de un grupo de rehenes
evacuando el Palacio de Justicia. Inmediatamente la fiscal advirtió que
se trataba de los empleados de la cafetería” (González, 2010. p. 85).
Por lo tanto, hablar en una novela sobre hechos históricos que
han marcado no solo familias sino un pueblo entero, es conducir a las
próximas generaciones a guardar en la memoria acontecimientos que
no son aislados a los que transcurren en la actualidad. La novela vivir
sin los otros (2010) narra hechos que fueron noticia nacional, en el que
el escritor muestra la violencia que se vivió en una época determinada.
González Santos en su obra recrea los momentos más críticos que se
vivieron en el holocausto de la toma y retoma del Palacio de Justicia,
además de la angustia de las familias por encontrar a sus seres queridos.
La novela al estar escrita entre el presente de la narración, pero contando
el pasado en su historia, muestra la lucha incansable a través de los años
por descubrir la ‘verdad’ y que al pasar el tiempo solo se encuentran con
el olvido y ligado a la impunidad.
Para Pons (1999), una de las características de la novela histórica
es la relectura crítica del pasado por medio de la escritura, de esta
manera, algunas apuntan a la posibilidad de dar a conocer y hacer una
reconstrucción del pasado histórico; por otro lado, otras recobran los
silencios o permanecen en la búsqueda del lado oscuro de la historia y
algunas muestran el pasado conocido desde una perspectiva diferente,
en la cual se documentan los sucesos a través de los actores, por lo tanto,
Una mirada a los hechos de la toma del palacio de justicia
desde la obra literaria Vivir sin los otros 89
que intenta ocultar toda una cadena de irregularidades con las que se
pretendía facilitar el crimen de Estado, la posterior impunidad con la
absolución de los directos responsables del magnicidio y poner en mar-
cha un perverso, pero no nuevo, plan de suplantación y falseamiento de
la memoria histórica (párrafo, 2).
tal acción, solo dejó para el país más muertes e incesables clamores de
justicia.
Muchas de las familias cuestionan al gobierno por el ocultamiento
de información, además de eso, la falta de vigilancia en el lugar, ya que
justamente antes de la tragedia fueron retirados los guardas. Entonces,
¿Cuál era realmente el objetivo de las fuerzas militares?, ¿acaso era
abrir una espacio temporal para que entrara el M-19 y retuvieran a las
personas que allí se encontraban?, pero las fuerzas armadas tenían una
estrategia trazada, dejarlos entrar y exterminarlos, si entraban era muy
difícil que salieran de ahí, pues no existían en el lugar vías de escape.
Si se tiene en cuenta esto, ¿es realmente lo que buscaban las fuerzas
armadas? o ¿simplemente era engrandecer su labor y dejar presente que
ellos eran los que mandaban?
Por otro lado, el M-19 no tuvo en cuenta la procedencia de los
rehenes, el nivel de importancia hacia algunos, es menor, como quedó
evidenciado en la toma y retoma del Palacio de Justicia. Para el gobierno
y las fuerzas militares poco valió la vida de muchos compatriotas; el
grupo insurgente se dejó llevar a un callejón sin salida, donde menos
seguros estaban y sin premeditar que las fuerzas armadas no querían
dialogar sino atacar y acabarlos, sin tener en cuenta las vidas de los tra-
bajadores que estaban allí o que estaban de paso. Ahora bien, se puede
decir que las fuerzas armadas estaban preparadas, ya que el ataque fue
inmediato, no tuvieron en cuenta que dentro había vidas de inocentes
que solo buscaban regresar a sus hogares. Renán Vega en su artículo:
La Masacre del Palacio de Justicia. Ejemplo emblemático del Terrorismo
de Estado en Colombia (6-7 de noviembre de 1985) (2016), presenta el
testimonio del magistrado Humberto Murcia Ballén quien afirma que
atacaron sin compasión:
Al parecer los planes que tenían los altos mandos era exterminar a
todos dentro del Palacio, pues impidieron cualquier tipo de diálogo que
viniera desde adentro, además no permitieron la entrada de la defensa
civil ni de los bomberos. Esto demuestra que el Presidente de la Repú-
blica no ejerció el mandato constitucional de defender la vida y honra
de los colombianos y, además, que las fuerzas militares lo tenían aislado
y él no tenía mando sobre ellas. Tras estos hechos, han sido muchas
las familias afectadas, sus familiares fueron sometidos a torturas, luego,
asesinados y, posteriormente, desaparecidos. Algunas familias después
de luchas han logrado al menos saber dónde se encontraban los restos
de sus seres, pero sin mayores explicaciones de lo que realmente sucedió.
Hace poco tiempo se dio la noticia de que abrieron un frente judi-
cial sobre los desaparecidos del Palacio de Justicia. Es difícil entender
que han pasado tantos años y que estos argumentos apenas se vayan
a tener en cuenta, ya que desde 1985 se conocían varios testimonios
de personas que fueron torturadas y que lograron salir con vida, como
es el caso de Eduardo Matson y Yolanda Santodomingo, estudiantes de
derecho de la Universidad Externado de Colombia. Cabe resaltar que
estos son los únicos testimonios que no han sido modificados en lo
que se refiere a testimonios de torturas, pues son fuentes primarias que
sufrieron en carne propia tal horror. Por otro lado, está el caso de uno
de los magistrados Carlos Horacio Urán, que según imágenes vistas en
televisión, salió con vida del Palacio de Justicia, pero que sin respuestas
resultó muerto con un tiro de gracia en la sien dentro del palacio, con
96 Literatura colombiana y memoria histórica
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Gimeno. Madrid: Editorial Gredos; S.A.
El gato y la madeja pérdida: Una
reconstrucción de la memoria colectiva
Resumen
El presente ensayo surge como propuesta para comprender y reflexionar
sobre la violencia y el conflicto armado en Colombia, a través de la obra
literaria El gato y la madeja perdida, de Francisco Montaña (2013). En
esta labor se tiene en cuenta el papel de la literatura en el acto de hacer
mímesis con la realidad y esta misma como elemento reconstructor de
la memoria colectiva.
Palabras clave: Conflicto armado, literatura, memoria colectiva,
realidad, reflexión.
— 99 —
100 Literatura colombiana y memoria histórica
Introducción
Varios investigadores coinciden en que debido a la Violencia que se
vivió en Colombia entre los años 1930 y 1960, los grandes intelectuales
del país empezaron a manifestar estos hechos a través de la literatura,
con lo cual traen consigo el nuevo movimiento literario vanguardista,
caracterizado por el deseo de cambio y un evidente rechazo a las políti-
cas tradicionales. Esta nueva literatura necesita de un lector atento que
pueda develar la función social de la literatura, en este caso la recons-
trucción de memoria; así pues, el lector cumple una función importante,
es quien resignifica e inmortaliza la obra.
Domínguez (2009) afirma: “En todo texto, la huella de sentido
muerta se hace sentido vivo por la comprensión. La obra de arte literaria
sólo se realiza del todo en su lectura” (p. 80). En esta medida, el lector le
da vida a una obra literaria cuando la lee, la comprende y la transmite,
es quien permite que la literatura intervenga por la historia para que
permanezca viva y pueda ser conocida por todos, espacialmente por la
juventud actual que se caracteriza por ser una generación abstraída de
la realidad.
En esta nueva literatura que aborda la violencia y el conflicto
armado en Colombia incursionan muchos autores colombianos, como
el escritor Francisco Montaña, este autor en su libro: El gato y la madeja
perdida, hace un montaje literario donde incluye características propias
de la etapa púber que atrae y envuelve al lector y así este termina sumer-
gido en una historia político-social que imita un episodio socio-histó-
rico acontecido en Colombia, brindándole la posibilidad de conocer a
través de este enmarañamiento la realidad y la historia que ha sufrido
el país.
El gato y la madeja perdida, es sin duda una obra que refleja una de
las muchas realidades sociopolíticas de los años 80, época misma en la
El gato y la madeja pérdida: Una reconstrucción de la memoria colectiva 101
Función de la literatura
Pensar en lengua y sociedad conlleva a la oportunidad de reflexionar
sobre la relación existente entre estas mismas, pues es necesaria, ya que
no hay lengua sin sociedad. Autores como Hymes (1996) y Labov (1974)
señalan que la lingüística es sociolingüística y que para tal fin se trata
entonces de señalar la importancia que implica verlas como dos reali-
dades interrelacionadas, dado que es imposible concebir la existencia de
102 Literatura colombiana y memoria histórica
(...) Cerró la puerta y nos dejó sumergidas en ése silencio que queda
después de las tragedias. El monstruo marino abre las fauces y se traga
un barco entero con sus trecientos cincuenta ocupantes, y después de
que la espuma del mar se calma, debe ser increíble el silencio que apa-
rece. Un silencio posterior a los cataclismos, uno de terciopelo (p. 50).
–Por algo dicen que el silencio no existe, que lo que hay es un remanso
que deja lametazos lentos, pero que mantiene –claro, porque siguen
vivas aunque bajo la apariencia de la quietud- corrientes poderosas
El gato y la madeja pérdida: Una reconstrucción de la memoria colectiva 105
(...) Es una montaña que nadie más quiere ver. Es una montaña que
llaman riachuelo, fantasía, pedrusco. Pero no montaña. Y se trata de la
montaña más grande del mundo. La montaña de la injusticia. A nosotros
106 Literatura colombiana y memoria histórica
nos toca mostrarla –dijo con toda seguridad–. En este país a nosotros
nos toca construir la justicia. A todos, a cada uno de nosotros. Eso es
parte del drama que tenemos nosotros los colombianos. La justicia no
existe por sí sola, depende de que hagamos que exista (...) (p. 150).
Memoria colectiva
“El ser humano es un ser social por naturaleza”1, razón por la cual
debido a su constante interacción con los demás es difícil que este no
se impregne de los elementos y aspectos propios del ámbito social que
comparten, por tanto, la sociedad determina la identidad del individuo
y todo su canon personal. Así mismo, la memoria aunque parta de ser
una facultad individual, esta, para su reconstrucción, necesita de los
Conflicto armado
Como bien se había mencionado, autores colombianos como Francisco
Montaña han optado escribir sobre estos hechos sociopolíticos por su
inconformismo y repudio frente a ellos, ya que han sido sucesos que han
El gato y la madeja pérdida: Una reconstrucción de la memoria colectiva 109
En esta época habían pasado muchas cosas, la gente le temía pero des-
preciaba al Ejército y a la Policía. Corrupción, inmorales, delincuentes.
Hubo movilizaciones, marchas, levantamientos. El legendario Paro
Cívico Nacional de 1977 que estuvo a punto de echar abajo el gobierno
(p. 78).
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