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Ceguera espiritual Edward Luna

“Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino;


tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de
sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de
vuestros videntes.” Isaías 29:9-10
¿Quiénes son ciegos espiritualmente?
En primer lugar, encontramos a las personas incrédulas a las cuales el diablo
les ha cegado el entendimiento para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, (2 Corintios 4:3-4) y por lo tanto, tienen el
entendimiento entenebrecido, están en ignorancia y con su corazón
endurecido (Efesios 4:18), lo que los lleva a no poder ver la bondad de Dios, a
no poder discernir la verdad y a ser incapaces de descubrir, entender y
aceptar la voluntad de Dios (1 Corintios 2:14).
Sorprendentemente, los hijos de Dios también podemos pasar por tiempos de
ceguera espiritual o de oscuridad, donde nos resulta difícil ver y entender lo
que Dios quiere enseñarnos, porque hemos perdido la sensibilidad a sus
mandamientos, escuchamos su Palabra, pero nos parece que no es para
nosotros; nos dice el Señor, en la lectura Bíblica de hoy, que es como si
estuviéramos embriagados, pero no de vino. También son épocas de ceguera
espiritual cuando caemos en pecado, porque nos alejamos de Dios y nuestro
corazón está envuelto en sus propios razonamientos, en su orgullo y su
soberbia.
Lo grave de todo esto, es que no podemos entender ni transmitir con poder el
mensaje de Dios, las buenas nuevas de salvación. Y cuando esto sucede, las
personas se pueden extraviar porque no se acercan a Dios con el temor que Él
merece; todo se convierte simplemente en mandamientos de hombres y nos
olvidamos de cómo honrar a Dios verdaderamente.
Así que, querida jovenes, es hora de dejar esa falsa religiosidad que nos
mantiene ciegos e incapaces de ver y entender la voluntad de Dios; es
momento que nos volvamos a Él en amor y sinceridad, que nos dejemos limpiar
de nuestra maldad y que lo invoquemos de verdad; Dios quiere una iglesia
vivificada que clame a Él, es realmente sorprendente cómo Dios revela su
consejo secreto a aquellos que le aman y le buscan verdaderamente, Él nos
promete «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tú no conoces.» (Jeremías 33:3).

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