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Comentario Crónica del Rey Pasmado.

La escena que se está desarrollando, y que vamos a comentar, consiste en el almuerzo entre el
Padre Almeida y el Gran Inquisidor. Durante dicho almuerzo el criado lleva lomo de cerdo a
los comensales, uno de ellos, el Padre Almeida, se compadece de los judios por tener
prohibido por su religión comer la carne de cerdo que tan rica está, lo que lleva al Gran
Inquisidor replicarle que por lo menos los conversos pueden permitirselo, a lo que el Padre
Almeida contesta de nuevo que ni siquiera los conversos lo comerían de buena fe.

De esta primera parte de la escena podemos destacar como entre dos cargos de la Iglesia tan
estereotipados, un Gran Inquisidor y un jesuita, desarrollan una conversación entorno a los
judios y a los conversos sin que se denota el mas mínimo sentimiento de fervor religiosos y
odio hacia el credo judaico. De hecho resulta mucho mas afable la escena al ver a estos dos
personajes entablando su conversación a la hora del almuerzo, y nada mas y nada menos que
comiendo lomo de cerdo. El otro hecho reseñable es como el padre Almeida alude a los
conversos como personas, que por su pasado y tradición, serían incapaces de probar carne de
dicho animal; un dato interesante en relación a los judios y la carne de cerdo es, que durante
los s.XVI y XVII, se emplearía en las denuncias ante la Inquisición por judeoconversos o
judaizantes el hecho de no comer cerdo, algo mal visto socialmente y que podía ser indicador,
como bien señala el Padre Almeida, de ser de descendencia judía.

Las escena continua cuando le llega un mensaje del padre Villaescusa, el capuchino radical y
principal antagonista de la novela, en el que le comunica al Gran Inquisidor que solicita que
se le entregue al padre Almeida para que se interrogue y tal. Tras esto los dos mantienen un
diálogo en el que el Gran Inquisidor le comenta que además de su detención, el padre
Villaesccuso junto con otros, ha pedido que se celebre un gran auto de fe en el que se quemen
judios, moriscos, herejes y brujas, ante lo que el portuges se muestra en contra al igual que el
Gran Inquisidor. Ambos dos hacen un comentario sobre este último respecto, el Gran
Inquisidor hace cuenta de cómo a los vecinos de la villa le gusta quemar personas en la
hoguera, mientras que el jesuita le contesta que en el Brasil, donde estuvo de misionero, estos
actos de quema y persecuciones no tenían cabida entre los indios.

Bien, sobre esta escena lo primero que podemos indicar es la animadversión que la carta del
padre Villaescusa muestra hacia el padre Almeida, cosa lógica pues en el consejo teológico
previo al desarrollo de nuestra escena ambos mantuvieron una posición opuesta sobre el
asunto de si el monarca debía de contemplar a su esposa, la reina, desnuda. Este malévolo y
ególatra personaje, el padre Villaescusa, queda a mi entender, desnudo ante la retórica del
padre Almedia durante el consejo teológico. Cuando el capuchino le preguntó que qué
entendía por desgobierno, este le respondió de una manera que dejó atónito al resto de
oyentes cuando dijo así: “Quemar judíos, brujas y moriscos; quemar herejes; atentar contra
la libertad de los pueblos; hacer esclavos a los hombres; explotar su trabajo con impuestos
que no pueden pagar; pensar que los hombres son distintos cuando Dios los hizo iguales”.
Estas palabras que dejaron estupefacta a la sala entera, fueron las que plantaron la semilla del
odio en el padre Villaescusa. Así mismo la pugna entre el padre Almeida y Villaescusa, puede
mirarse desde otra perspectiva, la de dos órdenes distintas en su lucha por alcanzar mayor
influencia dentro de la corte, en este caso el padre Villaescusa es el mejor ejemplo de ello.

Respecto al Auto de Fe, destacamos la incomprensión del padre Almeida respecto a esa
mentalidad tras años en las Indias, mientras que el Gran Inquisidor, con su cinismo
característico, afirma que hay que ver lo que le gusta al pueblo el olor a chamusquina. El
Gran Inquisidor es sin duda mi personaje favorito, cínico sí, pero también tolerante y laxo,
avisó a Marfisa, una prostituta, de que la iban a apresar; lo único que tiene del desnudo es
que, según sus palabras: “al sacarlo a la calle es como quitar la sal a la comida” o sea que
no es que esté en contra del desnudo por pudor o moralidad, sino por un cuestión práctica, de
que ya no haría a la mujeres tan apetecibles. Además de que siempre se muestra a favor del
Padre Almeida, quien le cae simpático, y muestra su rechazo a los radicales como
Villaescusa. Estos radicales creen que si el rey mira a su mujer desnuda habrá pecado, y los
pecados de los soberanos los pagan los pueblos, lo que llevará a que la flota de Indias no
llegue a Cádiz y que se pierda la batalla en Flandes. La causa de estos males no es nada mas y
nada menos que de los judios según Villaescusa, quien representa en la novela la mentalidad
de la época donde se busco en los conversos y moriscos el chivo expiatorio para los
problemas de la Monarquía. De hecho la grandiosidad y teatralidad de la quema de herejes,
moriscos y otros indeseables de la época, entra dentro del marco del Barroco como algo
característico de este periodo y que el autor ha sabido plasmar muy acertadamente.

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