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Y agregó:
Nuestro Señor Jesucristo citó este mismo pasaje cuando les hablaba a los
Fariseos sobre el divorcio.
MATRIMONIO
Abraham
Génesis 12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer (Ya son un matrimonio), y
a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado.
Isaac
(Xq fueron a buscar a gente en la calle …? Para llenar el registro civil…? Por
causa de la comida…!)
Veamos otro ejemplo:
Lucas 14:7 (Los convidados a las bodas) Observando cómo escogían los
primeros asientos a la mesa (Altar…?), refirió a los convidados una parábola
El matrimonio es cuando un hombre toma una mujer y decide vivir con ella.
EL ORDEN DE DIOS (En el matrimonio)
1 Corintios 11:3; 7-9 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo
varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo (Aquí
está el asunto…).
1 Timoteo 3 Pablo pide como requisitos para los obispos y los diáconos
(Como ejemplos) que:
Sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
Tito 1 Y en Tito 1, como requisitos para ancianos y obispos, vuelve a poner
los mismos parámetros…
POLIGAMIA
Génesis 16:3 Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo
de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por
mujer a Abram su marido.
Génesis 4:19 Y Lamec (No papá de Noé, el tataranieto de Cam) tomó para sí
dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
Veamos 3 patriarcas:
Jacob
Romanos 9:13 A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
David
Hechos 13:22 Quitado este, les levantó por rey a David, de quien dio
también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón
conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.
1 Samuel 27:3 Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno
con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam (La mujer de Saúl...?)
jezreelita (Cerca de Siquem, arriba del Mar Salado) y Abigail la que fue mujer
de Nabal el de Carmel. (Esposa de Saúl: Ahinoam, hija de Ahimaas)
2 Samuel 5:13 Después que vino de Hebrón, David tomó más concubinas y
mujeres de Jerusalén; y le nacieron a David más hijos e hijas (Dentro de las
cuáles estuvo Betsabé).
Salomón
2 Samuel 12:24 Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella
durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al
cual amó Jehová.
(Linaje de Betsabé: Salomón y Jesús)
1 Corintios 7
2 Adán y Eva no conseguían poner los ojos sobre esos dóciles animales
destinados al sacrificio, sin probar en lo profundo del alma una mezcla de
dolor y gratitud. En la noche que antecedía a cada sábado, Adán tenía, por
orden del Creador, el repetir el doloroso acto. ¡Cuánta amargura y
arrepentimiento sobrevenían a la pareja al descender las tinieblas de la
noche del sacrificio! ¡Cuánto consuelo les traía la llama del perdón que
jamás había dejado de brillar sobre el altar, en aquellas noches pre-
figurativas! El decisivo valor del sacrificio, para que la vida pudiese florecer
bajo la protección divina, llevó a la pareja a valorizar inmensamente a su
pequeño rebaño.
3 Cada sexto día, no obstante, comenzó a traer consigo, más allá del dolor,
una inquietud:
¿Quién donará su sangre al altar cuando la última oveja perezca? A los ojos
de la pareja maravillada, aconteció al fin el milagro del amor, renovándoles
la esperanza de vivir otras semanas bajo el brillo de la llama del perdón:
una oveja, la más gorda de ellas, comenzó a sangrar como en sacrificio; De
su dolor, les nacieron cuatro corderitos. Llenos de alegría y gratitud, Adán y
Eva se postraron ante el Salvador invisible, teniendo en las manos aquellas
nuevas criaturitas que traían en sus ojos la misma ternura y disposición
para el sacrificio.
5 Si sus ojos fuesen abiertos hacia las escenas que ocurrían invisibles, serían
arrebatados de espanto; ¡Cuán terrible era el enemigo y sus huestes en sus
constantes investidas con el propósito de arruinar al ser humano,
arrebatándolo de las manos del Creador! Viendo que el empleo de la fuerza
no le redundaría en victoria, el enemigo en su astucia idealizó una trampa
con la cual pudiera enlazar a la pareja. Reuniendo a sus ejércitos, les reveló
sus planes diciendo: “Al ser humano le fue ordenado sacrificar corderos,
como símbolos del Salvador venidero.
11 Iluminados por la suave luz del Eterno Padre, la pareja se sienta a Sus
pies como antes, para oír sus enseñanzas. El Creador, mirándolos con
ternura, pasa a advertirlos del peligro. Orientándolos acerca de los
sacrificios de corderos, que eran importantes en el sentido de mantener
siempre en la mente la certeza de un Salvador venidero que, como los
corderos, sería sacrificado para redención de los pecadores. Los corderos,
sin embargo, no poseían en sí poder para perdonar las culpas, pues
consistían apenas en símbolos del Mesías Rey.
14 Adán y Eva oyeron con alegría la promesa divina, pero al mismo tiempo
experimentaron en lo profundo del ser un temor al concientizarse de la
responsabilidad que tendrían. Sabían que
Satanás haría todos los esfuerzos para llevar al niño prometido a la
perdición. Era alta noche cuando el Creador, después de acariciar a sus
hijos, los dejó dormidos sobre el suave césped.
Después de la promesa, cada corderito llevado al altar hacía latir más fuerte
en el vientre materno la esperanza de la alegría que en breve alcanzarían.
23 Un nuevo día de sol radiante a caminar por el cielo surgió para Caín,
trayendo en sus rayos alegría y calor. Mientras jugaba en el jardín, sus
ojitos curiosos se volteaban muchas veces hacia el sol que parecía
acariciarlo con una sonrisa de esperanza. Viéndolo, sin embargo, caminar
en dirección del occidente, el pequeño corrió hacia su madre,
preguntándole: “Madre, ¿Él prometió
quedarse?” Eva, tomándolo en los brazos, le sonrió procurando hacerlo
comprender con palabras simples, mientras le señalaba el distante paraíso,
la historia de la redención.
24 El sol vendría un día para quedarse. Caín, insatisfecho con las palabras
de la madre, demostró no tener paciencia para esperar ese día que yacía en
un futuro distante. Repetía en llanto: “¡Yo quiero el sol ahora, mañana no!”
Eva, pacientemente, procuró calmar a su hijo, hablando sobre la luz de
Dios, que puede convertir la noche en día. Él lo amaba y podría henchir su
corazoncito de brillo, de alegría y paciencia. Podría así, esperar feliz el día
de sus sueños. Balanceando la cabecita en rechazo al consuelo de la madre,
Caín pronunció entre sollozos: “Yo quiero al sol porque yo puedo verlo, al
Eterno no”.
42 Después de actuar así, engañó a muchos diciendo que el Sol era quien
huía de ellos. Con su astucia, continuó el Creador, el ángel rebelde procuró
arrastrar al ser humano hacia las tinieblas, y lo consiguió. El Sol en aquel
día, lloró tantas lágrimas de sangre, que bañó todo el cielo. En su último
suspiro de luz, sin embargo, él le prometió al mundo ya arrebatado por las
tinieblas, volver un día a brillar para siempre, llenando todo su seno de
vida.
47 ¡¿Para qué tanto sufrimiento?! Con ese argumento, Caín se suponía más
sabio que el Creador.
Quién sabe si, en un próximo encuentro tendría oportunidad de
aconsejarlo. De esa forma, el joven Caín se sumergía cada vez más en el
abismo del orgullo y del egoísmo (lugar de ilusiones hacia donde se dirigía),
pensando estar caminando hacia la victoria. ¡¿No había sido Lucifer junto
con un tercio de las huestes celestiales atraídos por esa misma ilusión?! El
Dios bondadoso, todavía, no sellaría el destino de Caín sin antes procurar
de todas las formas salvarlo de la ruina eterna.
48 Esa gracia inmerecida, fruto del divino amor, sería concedida a todo el
ser humano que viniese a nacer en éste mundo.