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Los perros.

Marcela había sido concebida allí.


En una oscura letrina de un arrabal de Bogotá, donde el amor se
entremezcla con la pasión latinoamericana , en historias de barrio
prohibidas y olvidadas, lugares donde residen el frio escandinavo y
el calor caribeño, compartiendo jardines floridos, camas
indiferentes y habitaciones abrasadoras , y el deseo vive en las
terrazas , sofocado por el calor de la tierra y las pulsiones
inminentes .
En la cuarta puerta de e1sos baños públicos, empezó su aventura en
esta vida .
Dicen que el lugar donde uno da su primer paso en el mundo influye
en su existencia futura.
La frase en esta historia no puede ser más acertada .
Marcela era hija de una de las mujeres más bellas de aquel
departamento bogotano .
Brissannia era su nombre, la Brisa su apodo en los hogares de la
humilde población.
La Brisa sólo tenía que hacer un amago de sonrisa para enloquecer a
un hombre.
Su belleza era arrebatadora, su feminidad ,la condena eterna de sus
pretendientes y su lacerante desprecio, el abúlico regalo de
despedida que dejaba en todos los cuerpos y corazones masculinos
que visitaba.
El primer encuentro entre la Brisa y el licenciado Augusto Rodriguez
se produjo , de manera fortuita , una tarde calurosa de abril
, finales ya de Semana Santa , en una concurrida taberna del centro
capitalino.
La Brisa nunca aceptaba un trago de un hombre si no intuía que en
los últimos sorbos de la primera copa podía robar su corazón , y en
la segunda, su alma. Augusto Rodriguez, vestido siempre de misa
de domingo aunque fuera un rutinario martes laboral, destilaba
estilo británico y educación sobresaliente en cada uno de sus
gestos, imponentes y mayestáticos como los jardines verdes y
elegantes de un castillo de la realeza escandinava.
- “Señorita .......Qué hubo ¿ La puedo invitar a unos tragos ?.”
sentenció con voz poderosa en la barra de la atestada cantina .
- “No, gracias, tan bello,… ¿ Me está echando los perros ?” dijo La
Brisa comenzando con punto directo el partido de tenis pasional
entre los dos .
Tardaron dos semanas en quedar para la primera cena.
Ella se presentó con un vestido rojo y entallado que parecía poseer
poderes paranormales, provocando aullidos humanos y piropos
sórdidos que hacen arder la calle de los restaurantes y bares
cercanos a la plaza de Bolivar.
Cruzó , sin querer, por la temida calle del Divorcio , y recordó la
leyenda de dicho lugar ; un escalofrío premonitorio recorrió su
sensual cuerpo .
Augusto, perfumado y distinguido , caminaba con el revuelo interno
propio que preceden a las grandes ocasiones hacia la tan deseada
cita.
Ejemplo perfecto de hombre hecho a sí mismo, el señor Rodriguez
acumulaba una trayectoria empresarial jalonada de éxitos
importantes, lámpara de techo potente que a veces opacaba con su
luz cegadora sus fracasos personales en la habitación de la
existencia .
Cada relación fallida del licenciado dejaba un sabor agridulce en su
cuenta corriente y a veces, unos hijos partidos por la mitad a nivel
afectivo .
Regentaba un negocio de importación de muebles europeos de clase
media y sus cuatro almacenes repartidos por el país dejaban
pingues beneficios .
Antes de iniciar su carrera de triunfo con el mobiliario había
trabajado varios años como funcionario del departamento de costas
en la región de Sucre , y él , mente brillante y visionaria como
pocas, ya había visto el lugar exacto por donde tenía que pasar el
balón para marcar un gol por toda la escuadra de las ventas
mobiliarias y el triunfo social .
En Latinoamerica, el término " europeo " siempre había sonado
atractivo, y un armario ropero francés o alemán cotizaba alto todas
las veces.
Y mueble a mueble, casa a casa, habia acumulado una colosal
fortuna en poco menos de veinte años .
El viento potente y vigoroso que empujaba sus velas industriales no
alcanzaba a soplar a su existencia personal .
Teñida sus ropas de fracasos amorosos, sus dos hijos “oficiales “
llenaban su corazón , fruto de su único matrimonio , besos filiales
que lo hacían sonreir , : el único vestigio de felicidad en ese iceberg
triunfante y poderoso que era don Augusto; un bloque enorme ,
frio e inmisericorde que navegaba por los mares templados de la
fragorosa supervivencia de los hombres .

2-Cuartos oscuros.
A la primera cena le siguieron muchas más....
Desayunos con tamales calientes y el cafe frío y comidas
suntuosas con ajiaco con polllo de primer plato y llameante lujuria
de postre final .
Cuando se encuentran dos egos impetuosos , que pelean por
destacar en los vanidosos templos de la arrogancia humana , cada
carnal evento es un intrincado combate con vencedores y vencidos ,
con billetes marchitos y ropa interior cara, con la realidad
ahogada y maltratada por los cisnes negros del deseo .
Augusto Rodriguez , siempre opacado por su propio brillo personal,
estaba a punto de perder el control monetario y el rigor empresarial
por unos labios ardientes de color humano y sabor de fresa que lo
confundían y unas piernas eternas y femeninas que lo derretían .
La Brisa iba a dominar el terreno de juego del amor con la eficacia
de un equipo alemán de las ligas de deporte del Norte de Europa .
El licenciado Rodriguez arrastraba de siempre una carencia afectiva
que ella habia detectado después de las primeras conversaciones
regadas con el vino de la verdad y las cervezas de las confesiones
nocturnas : su madre nunca lo había querido.
La señora Etelvina, terrateniente de las tierras ardorosas del Sur del
Caribe , mantenía siempre una visión fría y equidistante sobre
cualquier tipo de sentimientos, incluidos los que se referían a sus
hijos .
Para doña Etelvina el triunfo era una casa colonial y mobiliario
europeo con tres empleados del hogar, incluidos cocineros y
sirvientes, unos terrenos atestados de mangos, guayabas ,cacao y
café, una cuenta corriente llena y un corazón vacio. El
reconocimiento social que daba el triunfo económico era el gran
trofeo cinegético que siguieron siempre madre e hijo como
resultado final de la vida.
" La gente te reconoce por lo que logras, por lo que eres, por lo que
consigues , lo demás es una farsa barata y un cuento chino, el amor
sólo existe entre la gente pobre, que se quiere porque no tienen
dinero , y en las peliculas americanas y las telenovelas turcas " ,
peligroso discurso monetario que sólo había calado en la tierra fértil
de Augusto .
Él tenía una curiosa relación de amor y odio hacia su madre ,
contento por el lado bursátil de la existencia , triste por haber
depositado en su interior insensibles pesos y gélidas monedas de
oro y haber conducido sus sentimientos a la carretera secundaria de
los barrios menores, alli donde residen la ambición desmedida y las
ansías de reconocimiento social y gloria económica , fatídicos
errores que lamentaría toda su vida.
Toda su luenga existencia dormiría sólo rodeado de muchos cuartos ,
y , ya es sabido, que la plata no da calor , como mucho lo puede
comprar.
3-Verbenas de verano.
"Quiero que te divorcies de tu esposa , mi amor ". dijo la Brisa en
una tarde de enero sofocante, en una habitación llena de calor
ambiental, con sabor a radiante primavera , a sexo consumado y
a deseos desbocados en un hotel del centro histórico de Zipaquirá.
-"No veo ningún motivo para hacer eso mijita ".
Contestó con sólida indiferencia Augusto .
" Nosotros somos amantes y nos va bien así " .
-"Pues me quiero ir a vivir contigo , mi bizcochito, ya no me apetece
seguir con esta situación ...quiero que nos estabilicemos y tengamos
una familia ".
- " Es muy extraño que tu pienses de repente en tener
familia....siempre has sido contraria a traer hijos a este mundo, un
lugar según tú, lleno de maldad y falta de honestidad y sentimientos
hipócritas “
-"Bueno pues he cambiado de opinión.
No voy a ser tan bella toda la vida, algún día me haré mayor y no
quiero que me dejen abandonada como a una mascota que ya nadie
quiere y todo el mundo adoraba cuando era joven “
- "Pues siento decepcionarte, pero no entra en mis planes dejar a mi
mujer y a mis hijos .”
-" Tu verás lo que haces ,...contestó ella....te daré noventa dias
para que lo pienses , dijo Brisannia mientras se comenzaba a vestir
inquieta , llenando la estancia de un sopor fatigoso y dudas
crecientes.
El furibundo vendaval amoroso de la vehemente pareja no había
hecho nada más que comenzar.
Los dias de gloria carnal y pasión desenfrenada en forma de cálidas
sábanas enmarañadas siempre son efímeros .
Y los recuerdos de aquellos instantes se bailan con nostalgia
reprimida en las concurridas verbenas de las noches de todos los
veranos ,cuando la boyante música de las orquesta obnubila las
vetustas historias que pudieron ser y nunca fueron.
Las frutas de primavera siempre son las más dulces y las que menos
duran en los nebulosos mercados de los amores inverosímiles ,y
más cuando dos trenes de mercancías llenos de soberbia y
arrogancia descarrilan en la comburente estación de los deseos
incontrolados .
El señor Rodriguez tenía el ultimátum de la Brissa encima de su
mesa gerencial de ébano y su cabeza era un hervidero desbocado.
Había paladeado con sus descentrados labios y palpado con sus
desubicadas manos el fatídico olor e inmemorial sabor de la
más bella flor del precipio y su aroma lo atropellaba ahora en
todas las noches calurosas con un tortuoso insomnio inmisericorde
, el peor de los desvelos posibles , el que siempre guarda relación
con los asuntos del corazón.
Daría todo lo que fuera por no perder la relación con ella...... ¿ O
no ?.
Los noventas días, los plazos aparentemente largos siempre acaban
llegando a través del paso de los días cortos , sucesión de soles
brillantes y lunas oscuras hasta llegar a la temida fecha del
calendario.
Habría que volver a quedar, enfrentarse a los fantasmas del pasado,
al recuerdo de los labios que saben a carmín y a melancolía , a las
tardes de letargo y aroma de azaleas que hoy son resaca
sentimental y flores muertas en el jarrón chino de la habitación de
las recónditas entretelas humanas.
4.Olor a café.
No hubo que esperar tres infinitos meses, la siguiente cita fue a las
treinta y dos días.
Sería en un frecuentado café, donde hay `reuniones laborales y
periódicos de la mañana , voces burocráticas y olor a zumo de
naranja , tostadas con mantequilla , arepas y chocolate caliente con
queso y rutinas crónicas en forma de humano, un lugar sin magia ni
conciertos, sin alma y con personas .
Acudió la Brissa vestida de manera ejecutiva, formando parte
integrada del urbano paisaje, como una huidiza cebra en medio de
la hermosa sabana africana . Nerviosa, agitada, con su belleza
mitigada por el moroso malestar de los lunes administrativos y su
té verde ardiendo en la taza , humeante ,como su alborotado
interior, antes de que llegara don Augusto.
Y pasados unos interminables minutos, allí se presentó él,
caminando de manera segura hacia la barra donde se encontraba
ella .
"Buenos días bella dama.... ¿ Cómo se encuentra ? " dijo el
altisonante empresario con voz segura y rotunda.
“ Bien, como siempre “ contestó ella con disimulada ansiedad y una
sonrisa malévola y picara.

El taimado empresario tardó menos de tres segundos en iniciar la


verbal disputa:

“Tienes razón....es justo que termine con mi mujer y deje a mis dos
hijos....siempre y cuando tú no veas a más hombres, ni tengas más
amigos íntimos como yo....”

La Brissa reaccionó con una mirada violenta y furibunda.


La pelota del amor y las tormentas de los desvelos estaba en su
tornadizo tejado de sentimientos de porcelana frágil y viento
tempestuoso.

-“Pero tú sabes que mi trabajo deja poco margen de ganancia


(trabajaba a media jornada en una popular cigarrería ) y
muchos de esos amigos que tú dices me ayudan a sobrellevar
los esfuerzos ecónomicos que tengo que hacer para poder
vivir.”
Brisania manejaba los estentóreos recovecos del amor con una
magnificencia deslumbrante .
Muchos atormentados candidatos a un cotizado beso de sus
agraciados labios habían entregado llamativas piedras preciosas ,
millones de ramos de espléndidas rosas rojas , e incluso se
rumoreaba que hasta un relevante industrial la compró un opulento
auto de gama alta , que ella recibió con un lacónico : “ Quizás algún
día vayamos a cenar “.
Sin embargo, con don Augusto se manejaba de manera intranquila ,
como una imberbe adolescente antes del ansiado primer beso en el
patio del colegio .

-"Habrá que buscar un punto intermedio para poder seguir


viéndonos “
,dijo Augusto sudando su camisa de itálica seda con la recia
transpiración de la incertidumbre de las cuestiones intrincadas de la
pasión.

La primera guerra entre estas dos potencias de la destrucción de las


sensibilidades internas terminó en un armisticio conmovedor .
Habían firmado una tregua desabrida con otra noche de poca ropa
interior y muchos jadeos exteriores , bramidos estacionales que se
solapan en los otoños carnales de los amantes postreros .

Antes del combate final , las luchas son mucho más cruentas .
Y más en cuando la contienda se libra con lo más profundo de las
entrañas .
Vendrían muchas más tortuosas lides, más escandalosos ruidos,
más inmorales gritos, fragor vocinglero y omnímoda furia .
La estrategia de la Brisa entraría en la temeraria ruleta rusa del
doble o nada , estaba jugando su partida con todo su contrariado
patrimonio sobre la mesa ,y a la detonante competición llegaría un
invitado inesperado: Marcela estaba en camino .
5-Conversaciones .

“ ¿Embarazada… y esa vaina ? “ dijo Don Augusto con tono


grave y solemne.
“Bueno...porque es fruto de nuestro amor, la mejor manera de
formalizar nuestra historia” contestó una desconcertada Brisania .

“¿La mejor manera? ¿ Qué pendejada es esa? .

¿ Quién ha decidido que ese es el modo ideal ?

¿ Tú? .” bramó exaltado el empresario.

“Bueno, la realidad es que la un niño o niña viene en camino y tú


eres su padre. ! Póngase las pilas , mijito !” .
Brisania sabía a la perfección que el altanero y un poco soez tono de
Augusto iba a traer detonaciones emocionales en breves instantes .

“¿ Quién me garantiza que yo soy su padre ?”

Disparó como una bala perdida través del auricular don Augusto.
Y el furibundo proyectil encontró su ansiado objetivo :

“!!!Yo , Gonorrea !!!”


Vociferó Brisania al otro lado del teléfono, furiosa como un trueno
apocalíptico en una tormenta del verano bogotano.

“Bueno, como tengo dudas pediré una prueba de paternidad dada tu


vida tan alborozada.”.
El sanguinario combate entre los dos petulantes adversarios no
había hecho nada más que comenzar .

“-Se cree el ladrón que todos son de su condición. ! Deje de hacer el


oso !” Chilló indignada ella .

-“Yo tengo ya dos hijos y no quiero más “….susurró con tono


conciliador don Augusto.
El comentario penetró como una antorcha llameante en los
aposentos más recónditos de La Brisa.
Y las cortinas blancas de su minúscula paciencia se incendiaron ,
y con ellas el escaso excedente afectivo que guardaba ella en las
gavetas más intrínsecas de sus inestables adentros.
Tantos años de amores baldíos ,de historias inconclusas con final
triste, de todo aquello que pudo ser y no fue resumido en un
comentario telefónico .

“Pues vendrá al mundo te guste o no , tú serás su padre.. ! Sí,


usted, viejo líchigo ! . y también te digo más, se llamará Eduardo si
es niño o Marcela si es niña , en honor a mis abuelos paternos , la
moneda ya está en el aire y lo que venga será lo que tenga que
venir. “

El empresario guardó silencio cuando colgó aquella sorpresiva


llamada.
Y ese mutismo empezó a construir puentes de plata en aquel
borrascoso vínculo. Empezaban a aparecer caminos azarosos de
salida... y alguna sorpresa venidera más.
6 – Bayahíbe .

Y llegó.
. A veces los plomizos meses son veloces días , y las otrora
tediosas jornadas intrascendentes , efímeros segundos ,
.Así de paradójico es el tiempo y de enmarañada la vida .
La grieta insalvable entre la pareja era ya un abismo insondable.
Augusto se dedicó en fatigado cuerpo y atormentada alma a sus
negocios mobiliarios , recubriendo con la monotonía gremial su
claroscuro existencial de olor a resina europea y al peculiar olor de
los billetes desgastados , y brindando, con artificiales ademanes , los
domingos a la hora de la comida familiar con costoso vino tinto
español de las mejores añadas .
A veces , en las decadentes tardes dominicales , pensaba , en
categórica soledad , sobre las historias quiméricas de amor con la
Brisa que pudieron haber sido y no fueron, y ejecutaba a los
tenebrosos espectros de las pasiones no vividas con licores
escoceses de aromas placenteros .
La Brissa pasó los meses de su embarazo muy sola , recluida en
la cárcel sombría que era ahora su antes luminosa casa .
Tuvo una gestación espinosa , combinando dilatados espacios de
reposo , en lo que un infame mal humor la llenaba la boca de los
más abyectos improperios con ciclos apacibles sin nocivos sapos
y purulentas culebras en su ciclotímica boca .
Alguna bondadosa vecina ayudaba de vez en cuando en los
quehaceres domésticos , muy complejos para una mujer con una
prominente barriga y un carácter furibundo .
Los pretéritos candidatos al espinoso trono del querer de Brisania
habían desaparecido como unas tenues pisadas infantiles en la
sedosa arena de la caribeña playa de Bayahíbe son borradas con
hercúlea impetuosidad por los enardecidos huracanes de
septiembre .

Nadie acompañó a la Brisa al hospital público donde dio a luz a la


niña.
El último tramo del trayecto lo tuvo que hacer a pie, rebosante de
punzantes dolores pélvicos, con la boca llena de improperios a todos
los hombres existentes y a los baños pestilentes donde la luz de una
nueva vida había iniciado su proceso vital en este mundo .
Nebulosas noches de redentor alcohol y artificial júbilo que
terminaban en tórridas mañanas ,´brindis rutilantes al sol cegador
de mediodía y distinguidas cenas en la enmarañada noche
derivaron en un nuevo habitante de esta orbe, Marcela Rodriguez .

Augusto Rodríguez se mostró completamente indiferente al


embarazo de su tempestuosa amante y al anunciado nacimiento
de la niña.
Aplicó una serenidad propia de un desalmado asesino en serie para
marcar insalvables distancias con la madre y con su hija futura .
Entendía, y a veces le había funcionado, que el tiempo reparador y
el luengo silencio es una soberbia garantía de olvido para todas las
historias humanas y divinas
.
Y la Brisa, día a dia, hora a hora , minuto a minuto, se fue cargando
de un odio sobrehumano hacia aquella criatura que provenía de sus
entrañas.

A medida que aumentaba su gestación , todos aquellos solícitos


candidatos al ansiado trono de su intrincado amor habían
desaparecido de manera gradual . Tuvo una preñez tortuosa ,
semejante a su ponzoñoso carácter habitual .
Sólo una amorosa vecina , doña Ramona Rojas , fue el sólido
bastión de apoyo en los momentos más complicados .
La señora Rojas fue la desafortunada conductora del auto en el
anhelado momento del parto , que se averió a la suficiente distancia
del hospital para que Brisannia llenara de imponentes maldiciones
y tenebrosos improperios los pasos finales hasta la llegada al
paritorio .
Y nada más llegar a este intrincado universo , la peliaguda situación
parecía empeorar a cada instante .
Era, según ella, el vivo retrato de su padre , un compendio carnal de
todas las virtudes del señor Rodríguez que ella odiaba con todas sus
fuerzas.
Fruto de la creciente soledad y esa naciente repulsión , comenzó a
hablar con el bebe como si ella fuera el propio empresario,
descargando todo el veneno mortal que guardaba en sus palabras
en los oídos nuevos de la recién nacida.
Doña Ramona , un alma indulgente , se vió obligada a intervenir
ante tan dramática coyuntura :

“ No es bueno que le hable así a la niña , nada bueno, debería


moderar su lenguaje “.
Pero los abominables demonios de las relaciones familiares habían
llegado para quedarse .
Nada ni nadie parecía poder detener el insondable abismo al que se
dirigía este fatídico vínculo.
Doña Ramona se retiró de manera prudente de tan mortal contienda
….allí había poco que hacer.

Y esa malquerencia desatada , en pocos meses,


provocó un final inesperado para la naciente familia:
había decidido abandonar a la niña .

La Brisa no se destacaba especialmente por su relación con su


familia. Apenas sabía de padres,hermanos o
familiares directos. Ella,
desde que la belleza arrebatadora de mujer había brotado en su
sensual cuerpo , intuía ser el más bello lirio de cualquier cenagoso
rio de las riberas habitadas por los procelosos humanos
. Y con
esas delicadas armas disparaba en las brumosas contiendas de la
realidad . Para su esquiva suerte o su
frecuente desgracia , la habia funcionado siempre bastante
bien.
Muchos hombres adinerados habían cedido parte de su esforzado
patrimonio por a veces sólo una tenue sonrisa, y ella mientras vivía
rodeada de una vida de opulentos lujos y una holgura impropia de
una persona con un trabajo precario de media jornada.
Hasta algún vistoso coche de alta gama había llegado a aparcar en
la comisura de sus codiciados labios, y ni con esas rutilantes
estrategias había concecido una verdadera oportunidad a los
desesperados candidatos.
Residía en una zona cara de la ciudad, en régimen de alquiler, y su
refulgente estilo de vida consumía exorbitantes cantidades de
dinero ,ropas y egos .
Y un imprevisible día , aquel profuso ferrocarril con nombre de
mujer se encontró con que las doradas vías de oro se estaban
agotando ; se veía ya una senda selvática, impenetrable e inhóspita
justo delante de su ventana : las plúmbeas ramificaciones de la
escalofriante carestía .
Los ilustres compromisarios de dinero que invertían en ese
desbocado tranvía iban menguando y a veces desapareciendo, con
lo que las astutas tácticas femeninas que otrora reportaron jugosos
dividendos se fueron depositando en el polvoriento cajón de la
nostalgia .La súbita presencia de Marcela además , comenzaba a
complicar todo.
Se sumaban más infortunios a la enmarañada coyuntura de
Brissania ;
Un empresario desaparecido, padre fortuito y amante distante , que
ya no contestaba las llamadas del otrora ardiente teléfono de la
pasión.
Los adinerados pretendientes , que durante mucho tiempo fueron
una ruidosa y competitiva muchedumbre , brillaban por su ausencia
en los aledaños de su notorio distrito , provocando un silencio
estentóreo que todo el vecindario percibió.

Y una ignota familia , desaparecida desde hacía una multitud de


lustros con las que no había ningún tipo de contacto.
Quedaba encomendarse a los santos, la suerte, el azar o el destino ,
siendo la Brisa poco asidua visitante de iglesias , comunidades ,
reuniones familiares o vínculos sociales.
Pero muchas veces , la recelosa fortuna sonríe a los más
insospechados transeúntes del venturoso itinerario de la realidad .
Recordaba, con una cierta desmemoria , que una tia suya vivía en la
lejana Nueva York.
En sus vagos recuerdos infantiles, a veces habia recibido visita de
una tia, Leocadia, muy cercana a su padre, que regentaba una
peluquería de estilo caribeño en el Bronx desde hacia muchos años
con bastante éxito entre la comunidad latina.
Una lumínica premonición la hizo decantarse por esa inverosímil
opción . Recordaba a su familiar como una señora educada y afable ,
con esa calidez propia de las personas que viven para ayudar a los
otros y obtienen grandes réditos afectivos de tan excelsas
conductas humanitarias .
Todo sería llamar a su tía e intentar que las vaporosas hadas de la
ventura hicieran su poco reconocida labor eterna .
Así que marco el número y cruzó los dedos , acto digital insólito en
sus habituales procederes.
“Hola tía... ¿ Cómo se encuentra? “...le habla Brissania , un
placer saludarla .
Leocadia, un piadoso corazón de carácter ecuménico , acogió sin
ningún problema a la pequeña Marcela.
La Brisa argumentó problemas para compatibilizar un supuesto
engorroso trabajo con la atención a la niña, y se presentó con su
recién nacida en tierras norteamericanas.
El Bronx neoyorquino es una de las zonas del vasto mundo donde
cualquier latino podría integrarse sin dificultad en cualquier
momento .
Crisol de culturas iberoamericanas y de otras muchas
nacionalidades , los bulliciosos comercios de los múltiples
inmigrantes sudamericanos huelen a quesadillas mexicanas ,
sancochos dominicanos o ajiacos colombianos .
Edificios grises y pragmáticos hablan casi a partes iguales el
vernáculo idioma hispano con la obligada y comercial lengua
inglesa , jerga mercantil por excelencia en todo el planeta .
Los expatriados viven y trabajan de manera yanqui y metódica ,
dotando a su vida de un color ceniciento perpetuo que no se
corresponde para nada con las vivaces tonalidades de sus cálidos y
bochincheras patrias de origen .
Pero aquí manda el omnímodo y arrogante rey dólar , y sólo él
decide cómo hay que habitar esta extenso territorio de doctrina
capitalista .
Marcela entró en la perdurable rueda rotatoria norteamericana
como los fatigados conejillos de Indias que giran sin descanso en las
apacibles salas de estar de la clase media angloamericana ; con
velocidad y sin demora .
La Brisa supervisaba el efímero paso por la guardería de su hija, el
candoroso colegio infantil donde transcurrió su feliz infancia y el
febril instituto de su serena adolescencia .
La sucesión de tardes lluviosas , mañanas soleadas y noches
impenetrables fueron dando un pigmento grisáceo al óleo familiar de
Brisania y su hija, con el nítido matiz del olvido como fondo del
cuadro .
Nunca faltó una rutinaria llamada para preguntar por su postergada
primogénita o una gélida transferencia de dinero para la
manutención de Marcela , pero escaseó siempre lo más
trascendental : un frase efusiva y tierna de verdadero afecto .
Brisannia era consciente que pese a la relativa aceleración con la
transcurre a veces la enmarañada existencia en alguna fecha
señalada en el almanaque algún día su hija, que cada vertiginosa
jornada que transcurría se parecía más a su ausentada madre , iba
a preguntar por ella .
Y la señalada efeméride estaba a punto de llegar … los soñados
dieciocho años , la supuesta pérdida de la trémula adolescencia y
la idealizada entrada en la universidad iba a abrir la comprometida
caja de Pandora de los espectros ancestrales …
La joven, que había desarrollado una circunspección social
sobrecogedora para su escasa edad hacía ya unos años en los que
se había dado perfecta cuenta de la total y deslumbrante ausencia
de padre y madre y , había interiorizado esa honda contrariedad
con una tendencia introspectiva de carácter derrotista y
meláncolico .
Pero al final , un intrascendente atarceder hizo la esperada
pregunta :
“ Abuela Leocadia , ¿ Por qué yo nunca se nada de mi padre y de mi
madre ?”
Leocadia asumió que tocaba tener con Marcela una conversación
profunda, de madre postiza a hija adoptada , de mujer adulta a
muchacha bisoña , con el corazón descubierto y el café humeante
para disolver con su poderoso aroma una ínfima parte de las
amarguras de la realidad .-"Querida Marcelita, hija mía, bueno claro
que tú tienes padre y madre. Y te quieren mucho . Es sólo que están
siempre ocupados en sus negocios y apenas tienen tiempo para
nada más”.
Marcela notó a la perfección como crujía su juvenil corazón de
tristeza congénita y de aflicción acumulada .
La veloz infancia y la prominente adolescencia habían transcurrido
con cariño verdadero , con una familia real y protectora , con
reiterativas escuelas de semanas laborales y con lumínicas visitas a
la iglesia los domingos, rodeada de primos entrañables, de amigos
fraternales que duran hasta que termina la , casi siempre, idílica
etapa colegial , de corteses vecinos ,con los ostensosos ruidos de
la agitada vida tapando los sonidos recónditos del corazón.
Nunca preguntó por la ausencia de nadie porque nunca noto la
presencia de quien nunca estuvo,pero los instintos primigenios , el
ineludible destino, o el llamado karma , cada uno lo nombra de
una manera , te empujan a veces a paseos por las zonas
escarpadas de la vida con elevado riesgo de batacazo emocional.
“Y ¿ Donde están mis padres ?” preguntó con voz fría y algo
quebrada.
“Bueno hija, pues tu mamá ahora mismo tiene sus negocios en
España y tu padre en Colombia”:
“¿ y que negocios tienen ?”
“ Tu madre es vendedora de productos de limpieza a domicilio y tu
padre tiene negocios de venta de muebles.”
“Pero....¿ tú hablas con ellos ?”

“Si ,hija, tu madre me mandó siempre dinero para tu manutención y


pregunta todas las semanas por ti . De tu padre no sé nada .”
Y ....¿Por qué no me lo habías contado ?
Bueno, ella no me deja , dice que si se acuerda de ti llora muchísimo
y sólo me pregunta como estás y ya.
-Me gustaría hablar con ella .
-Si hija, yo la voy a decir que te llame.
-También me gustaría hablar con mi padre .
Un silencio helador entro en la sala, como cuando una despiadada
tormenta de hielo arrasa de manera inmisericorde los bosques de
pinos solemnes de la grandiosa Alaska . La sola mención de Augusto
Rodriguez y de Brisania provocaba este tipo de fricciones
ambientales en muchas ocasiones en la atribulada familia .
Así son , muchas veces, los tempestuosos asuntos del alma y el
corazón.
Durante las siguientes semanas, la cabeza de Marcela fue un
delicado caldero de bronce con el agua hirviendo a borbotones .
Todos los arcaicos fantasmas del abandono infantil y adolescente ,
que estuvieron ausentes en su bienaventurada infancia ,
comenzaban a presentarse de manera fragorosa y caótica :
“¿ Porqué me han abandonado mi padre y mi madre ?”
“¿ Que he hecho yo para merecer esto? “
“¿Porqué nunca me llaman ni me pregunta cómo estoy ?”
“¿ Tan mala he sido para verme tan sola y abandonada ?”
En ese minúsculo corazón fracturado estaban brotando espléndidas
rosas negras, indómitas flores del odio, tupida maleza cargada de
resentimientos.
Nadie en edad adulta puede entender porque pasan determinadas
cuestiones esenciales sin pasar por el peaje emocional de la vida,
sin transitar por los imperfectos apeaderos de la madurez , pero con
unos en los escasos lustros de la ardorosa juventud hay materias
que son incomprensibles a todas luces .
De repente, y sin avisar, llegaron las tormentas afectivas y la glacial
nieve en forma de pertinaz desolación a la vida de Marcela.
Sin abrir la ventana de su acogedora habitación , las ánimas del
señalado desarraigo traspasaron las paredes de la vivienda en
forma de silencios paternales y abandonos maternales .
Marcela, a punto de convertirse en una mujer tan bella o más que su
madre , iba a empezar a caminar por el mundo adulto con una
maleta llena de las mortíferas víboras de la desconfianza familiar.
Parecía seguro que quien abriera aquel futuro escultural baúl, seria
mordido con belleza penetrante y fatídico veneno.
“Tia Leocadia, me voy a ir a España reencontrarme con mamá .”
Musitó Marcela en los postres de una comida de un soleado
domingo, poco después de haber asistido a la iglesia.
-Bueno hija, yo veré que dice tu madre al respecto , te prometo que
hablaré con ella y te diré algo en poco tiempo.
-No necesito que le pidas permiso .
Me he informado y puedo viajar sin permiso de nadie " ...contestó
de manera glacial Marcela.
-Es verdad hija lo que dices, y tendré que decirla que quieres ir .
“¿ La tienes que pedir permiso para que yo vaya ? .”
“Bueno hija, tu sabes que ella al escuchar tu nombre llora mucho la
pobre .”
-“! Pobre soy yo !”
-No hija, no digas eso.
! Que estoy sola y abandonada !.
-No hija, jamás digas eso, tu eres para mi una hija más.
¿ Y que soy para mi padre y mi madre eh ? espetó con furia Marcela.
“Para ellos alguien muy importante hija.”
“Si ya veo como me tratan, ninguno me habla ni me llama.”
Se preocupan por ti hija, creeme que asi es.
Bueno, si ya veo, lo preocupados que están, que me llaman todos
los dias . ! Los odio !
No digas eso hija, de las palabras que uno dice ,tanto las buenas
como las malas , uno siempre entrega una parte en lo que sale por
su boca.
“Pues escucha con atención tia.......papá y mamá ! Os maldigo con
todas mis fuerzas !.”
Y se marchó a su habitación con un aire furibundo y una creciente
rabia hasta entonces desconocida .
Una anodina semana después, sin previo aviso , como ocurren de
forma imperecedera los hechos más relevantes de la existencia , una
emocionada Leocadía irrumpía agitada y eufórica en el apagado
dormitorio de la joven :
Buenos dias mi niña querida...¿ Cómo has amanecido ?.
-Mal tia.
-Pero porqué mal ...si tú eres la mujer más bonita de todo Nueva
York.
-Ya sabes porqué .....
Pues cambia esa cara porque tengo noticias .
¿ Qué noticias ? .
Buenas noticias .
Pero dimeeee.
Algo que tu deseabas con fuerza, se va a dar .
¿ Que se mueran papa y mamá?
Marcela Rodriguez, retire eso ahora mismo si no quiere que me
enfade con usted.
-Que me digasssss
He hablado con tu madre .
Ah, qué bien ¿ Sigue viva ?
! Marcela por favor !
Si, sigue viva y trabajando mucho .
y ¿que te dijo esa mujer invisible ? .
Que te vas a España con ella. Te ha matriculado en la Universidad ,
en Madrid . Estudiarás derecho.
¿ De verdad ?.
Si, ya ha pagado todo el curso y tiene todo preparado , en vez de
estudiar en la Universidad de aquí lo haras en la capital de
España.Hace mucho que ella supervisa tus estudios y hace tiempo
que yo le mande tu expediente académico para que lo hiciera,pero
como no sabiamos si te iban a aceptar no te lo hemos dicho hasta
que fuese seguro .
¿ Y porqué no me llama y me lo dice ella ?
-Tu sabes que no puede por sus negocios .
-! Yo no sé nada ! . Todo el mundo habla con su padre y con su
madre menos yo .
Pero ya vas a hablar hija, que todo llega a las buenas personas
como tu.
De acuerdo, me iré pero sigo sin entender porqué no me llama
nunca ni mi padre ni mi madre tia.
Leocadia ya estaba camino de la cocina con el último comentario de
Marcela. Nunca vió las trascendentes lá grimas que rodaban por las
mejillas de la estoica tía, tres de pena y una de una enorme
tristeza.
Aeropuerto Adolfo Suarez. Antes, Madrid-Barajas . Un gris
dinosaurio atestado de murmullo verbenero y de titánico acero ,
de primeras llamadas para el último vuelo , de abrasadores sueños
que nacen y mueren en la misma taciturna terminal, de idílicos
viajes a Asia y de sempiternas excursiones a Roma , una densa
amalgama de hierros cromados y una caótica encrucijada de
pasillos eternos recibe con frialdad caucásica a los hijos de la
Madre Patria . El viejo continente y su población marchita , donde
ya hasta los modernos sueños a veces parecen antiguos
daguerrotipos , vetustas fotos en blanco y negro de un paisaje
bucólico que parecía mejor no hace tantos años .Un lunes cálido de
agosto , a las 8.20 de la mañana, una nueva vida pisaba el raído
pavimento aeroportuario madrileño . La capital de España era en
esos días una boca árida de fuego. Las calles ardían como sofocante
resultado de unos remotos vientos procedentes del desierto del
Sáhara , que caldeaban los emberrenchinados ánimos de los
jadeantes conductores y derretían cualquier intento ciudadano de
cordialidad social y buena voluntad automovilista. Marcela, nerviosa
y agitada como los timoratos pájaros que trinan en las incipientes
mañanas de los bucólicos otoños de Maryland , buscaba con
histérica celeridad su maleta en la cinta transportadora. Todo le
parecía nuevo, frío, distante ,ignoto, forastero . Guardaba , con la
singular incertidumbre del recién llegado, en un papel arrugado la
dirección a la que tenía que acudir , en Boadilla del Monte , y ese
deteriorado papiro era la impecable metáfora del estado de sus
recientes anhelos . Un irreconocible número de teléfono , gélida
recopilación de cicateros guarismos al que debería de llamar en caso
de urgencia. “! De que urgencia si estaba alli sola !” pensó para sus
atemorizados adentros . Se acercó a la ajetreada parada de taxis, y
le dijo a un taxista a qué dirección quería ir . En unos exiguos
veinticinco minutos ,llegó a la localidad indicada . Debería recoger en
un bar del edificio, " Cafeteria Patagonia ", las llaves de las que
sería su nueva casa . Entró en la desconocida taberna , y una
vocinglera camarera la reconoció al instante :”
! Marcela , que bonita eres ¡”
“ ¡ Te pareces mucho a tu madre! “
“ ¿ Quieres tomar algo?”
“ ¡ Aquí tienes tus llaves !”
Ese inesperado aluvión de frases cálidas la despertaron del sopor
del viaje transoceánico . Padeció una intensa verguenza en ese
momento : preguntar por el ignorado paradero de su madre .
Pensaba que todo el mundo le tomaría como una joven
desamparada y se mordió la lengua , tragándose con impetuosa
rabia las incipientes lágrimas que deseaban nacer,correr y morir en
su hermosa cara y gritar a todo el mundo ¿ Porqué me pasa esto a
mí? .
Subió con una lógica indecisión y precaución femenina las escaleras
que la llevaron hasta la segunda planta del edificio, en la puerta c. Al
abrir encontró un piso luminoso , impecable en su esmerada
higiene,ordenado con precisión germánica , acogedor por sus
cautivantes colores , de unos setenta metros cuadrados, con dos
habitaciones amplias, una luminosa sala de estar bastante
agradable , un brillante y desinfectado aseo , y una espaciosa
cocina.
En la nevera no faltaba de nada ( sabrosas carnes, pescado fresco
con aspecto excelente ,algo de marisco , verduras del mercado
,leche orgánica ,yogures sin conservantes y una importante
colección de salsas ).
y el frutero estaba lleno de deliciosas manzanas , apetecibles
plátanos y un par de suculentos mangos .
Todo parecía estar preparado para vivir en aquella casa en la que
no había indicios de vida . En sus primeros pasos por la novedosa
morada, descubrió mas cosas : un teléfono nuevo con el número ya
activado y un sobre con dinero y una carta manuscrita de su madre.
Se apresuró a copiar todos sus contactos de su teléfono
estadounidense en el aparato nuevo .Tampoco eran tantos ,pero allí
estaba parte de su vida . En cuanto activó los servicios de
mensajería instantánea mandó uno a su tía Leocadia para decir
que habia llegado bien. Dado el desfase horario, en España eran las
once de la mañana, tardaría un tiempo aún en responder. Guardaba
siempre un número que creía era de su padre.Se lo habia "robado "
del teléfono a su tía pero nunca se habia atrevido a llamar o
mandar una señal de vida o existencia. Cuando veía aquellos
inverosímiles guarismos , Marcela entraba en un carrusel de
emociones encontradas , una cimbreante feria del amor y el odio
paternal en el mismo instante, una incierta carretera sentimental
por la que transitaba a toda velocidad , sabiendo que era probable
que llegaría un aciago infortunio .Hoy tampoco iba a marcar aquel
número. Ni mañana tampoco.
En el silente sobre, había quinientos euros y una carta
manuscrita.
Al comenzar a leerla, su corazón paso de la vía incierta de la
incertidumbre paternal por la que la llevaba su padre a la
angustiosa autovía sentimental a la que la conducía su madre :
" Me alegro mucho que hayas llegado bien hija querida.No sabes
cuánto te quiero y lo importante que eres para mí.Eres mi unica hija,
mi tesoro, mi todo. Quiero que sepas algo acerca de mí . Yo tengo
una vida muy complicada y no quiero que sepas de ella ni que yo te
haga una mala influencia. Algún día si tengo valor te contaré porqué
he sido así contigo,porque ha pasado todo esto, porque me da tanto
miedo decirte todas las verdades. Cualquier cosa que necesites , (
dinero,ropa, lo que sea ) puedes hablar con Erika , la dueña del bar
"Patagonia " . Ella te dará todas las semanas un sobre con dinero
pero si te hace falta algo más, se lo dices . Queda poco para que se
inicie el curso universitario y sé que estos tiempos para ti al principio
van a ser un poco duros, hasta que te aclimates a Madrid, a España,
a la cultura de aquí, a todo.Pero yo te voy a ayudar y no te voy a
causar más perjuicios. Ya eres una mujercita y tienes que entender
que a veces hay decisiones que no son nada fáciles de tomar.Pero
así es la vida .Te quiero hija.”
Marcela pasó varias horas de vigilia entre la rabia descontrolada y
la perplejidad más absoluta . Habia decidido dejar a su tía , a su
única familia reconocible , para iniciar un impreciso camino en
busca de sus raíces : y estaba sola, en un foráneo país que no
conocía, con gélido dinero en el bolsillo y ardiente confusión en las
entrañas. Su madre seguía desaparecida , sin transparentes
canales de comunicación abiertos , y la herida ancentral seguía
sangrando, provocando unos caudalosos y oscuros ríos de
sentimientos encontrados que se se dirigían al inmenso y creciente
océano de la cólera consanguínea y al difuso mar de la
frustración filial.
Tras una noche de insomnio pertinaz y hosco malestar , fruto de
las intensas vivencias y la descompensación horaria, se dio una
reconfortante ducha, con agua tibia y energías crecientes
.Desayunó un reparador café y unos apetecibles bollos de leche y
se marchó a conocer Boadilla del Monte. El entorno agradable y
pausado, los coloridos parques infantiles con el pueril griterio feliz
incluido, los comercios amigables y presumidos, un monte verde y
ocre visible en la cercana lejanía , tranquilizaron su alma . Las
desconocidas calles parecian ahora un universo mas cálido
,menos lesivo . Hacía un calor muy reconocible para su cuerpo y se
respiraba un ambiente tranquilo y soportable .Veia numerosa gente
mayor caminando por las aceras ,una importante multitud de latinos
venidos de todas las partes de América , alguna madre sonriente
paseando a sus retoños , miradas masculina furtivas y un cierto
desdén peatonal llamativo para alguien con sus origenes .En un
centro comercial cercano compró ropa que veia por las redes
sociales de marcas conocidas, comió una hamburguesa con patatas
y refresco de cola , y se fue habituando a su nuevo mundo. Al
atardecer, decició acercarse a tomar un café al Patagonia e intentar
hablar con Erika y saber algo más de su madre. Allí, estaba la
vocinglera camarera, hablando alto con toda la clientela , sonriendo
con educación a todos los parroquianos, dominando la comunicación
no verbal obligatoria para ejercer el exigente arte de la hostelería ,
las artes obligatorias exigibles e ineludibles para el control de la
manada humana que pueblan los cafés y bares de España.
-!Mi niña preciosa ! . gritó al ver a Marcela entrar .
¿Cómo has dormido ? ¿ Que tal tu primer dia ? !!!Hay que ver lo
bonita que eres !!!.
Bien, bueno aún tengo algo de sueño doña Erika.
¿Doña Erika ? ...Querrás decir tia Erika.
Bueno si....
Pero anímate muchachita, que aquí te va a ir fenomenal. Ya lo verás
.
Bueno no sé....estoy un poco sola .....
Yo te voy a presentar a mi hija y sus amigas , ya verás ..
Y sigo sin saber nada de mamá....
Pero lo sabrás hija, tú vas a ver que si .
No sé....
Si, y tienes razón en una cosa , que vivir sola está mal para ser tan
joven ..tenemos que buscar una solución , voy a hablar con tu
madre .
-Afortunada tú que lo consigues....
Dale tiempo al tiempo mi niña.
En unos imprecisos y veloces ocho días la señora Fortunata, una
viuda brasileña de cincuenta y dos años, estaba viviendo con
Marcela . Erika habló con la Brisa y la agraciada bogotana ya había
pensado en esa humana contrariedad y tenía preparada la
balsámica solución hace mucho tiempo. Fortunata , la mejor amiga
de Brisannia desde hacía muchos años gracias a un exclusivo
gimnasio de la capital , había estado casada con un alto directivo de
una empresa petrolera española con intereses mercantiles en Brasil
durante casi veinte años . Fue, además , una popular modelo de
ropa de baño en Rio de Janeiro . Se conocieron en la conocida zona
de ocio brasileña de Pan de Azúcar y fue un flechazo instantáneo
.Ella se vino a vivir a España, y cuando murió él, le dejo una gran
fortuna y una enorme pena. Siempre quisieron tener hijos y no
pudieron , y Fortunata vivía rodeada de lujos brillantes y de soledad
sombría . Brisannía la había comentado repetidas veces la opción de
poder acompañar a su hija en sus inicios en la vida española . Y
Fortunata había dicho que si muy ilusionada con la pintoresca opción
. La conexión entre la mujer brasileña y la joven colombiana fue
inmediata . La hermosura naciente de Marcela encajó al instante
con el jardín florido y apagado lleno de sentimientos huérfanos
que cuidaba con mimo Fortunata . La adversidad común , la
tristeza colectiva , las repetidas contrariedades del camino de la
vida hacen a veces inesperados compañeros de viaje. Por una vez,
los alambicados planes de la Brisa parecían encajar a la perfección.
Es paradójica y rebuscada la existencia.Fortunata siempre soñando
con tener una hija, y cuando menos lo esperaba, el redentor cielo
decide poner una en su taciturna vida.Tras las primeras
conversaciones, los muros grises y duros de lógica protección
emocional de Marcela cayeron por la necesidad de afecto humano y
la mayéstica predisposición de Fortunata.
-¿ Tu sabes, Marcela, que siempre he soñado en tener una hija como
tú?. Y cuando no me lo esperaba,llegaste .
-Bueno, señora Fortunata, yo siempre he soñado tener una madre y
nunca lo he conseguido.
-Marcela,no me llames señora Fortunata, dime Nata , como me
llaman la gente cercana.
¿Nata?.
-Marcela no puedo evitar una carcajada juvenil de carácter
volcánico .Necesitaba sonreír con ganas.
-Asi, me gusta , que te rías .Reirse es saludable para el cuerpo y el
alma.
Le quería preguntar algo....¿Porqué ha venido tan deprisa a vivir
conmigo?.
“Esa respuesta es muy sencilla :por instinto, sé que las dos
nos estabamos buscando sin encontrarnos.
por el don de la oportunidad, he aprendido, con los años, que la vida
se escapa y hay que hacer caso a los inesperados designios del
universo.
Y por la soledad , yo tengo bastante dinero y un buen nivel de vida
,pero en mi Brasil del alma, pese a la inseguridad tan peligrosa de
las rúas principales y de las célebres favelas, echo mucho de
menos un aspecto : la vida de barrio, los grupos de gente, las casas
llenas de niños, tios y abuelas. Aquí en Europa, en España, es
verdad que la vida es más segura,los hospitales mejores y las calles
transitables a cualquier hora,pero hay un mal que avanza implacable
y mata con silencios :la insoportable y cruel soledad de la gente.
Aquí vas a ver mucha gente mayor que vive sola, y cada dia más
personas jóvenes .Para un brasileño o un sudamericano, ese
ostracismo civil nos devoraría de manera lenta , hasta el inevitable
final.”
! Vaya ! ...dijo sobresaltada Marcela .. No me imaginaba a este pais
así....
Tiene muchas cosas buenas, que ya conocerás, pero esa en concreto
es quizás la que menos me gusta .¿Quieres que salgamos a cenar a
una pizzería ?.
Y entonces, por fin, y después de mucho tiempo, Marcela sonrió de
manera sincera.
Lo que la vida une por busqueda existencial se pega con firmeza
tanto en el cielo como en la Tierra. Marcela y Nata se andaban
buscando sin saberlo y se encontraron . Dos bellezas
latinoamericanas, una mirando ya su presagiada puesta de sol y otra
deslumbrada por los primeros rayos del astro rey, femeninas, con
ganas de aprender, de crecer , de progresar,de vivir. Encajaron tan
bien que se hicieron inseparables ; recorrían juntas Madrid,
Toledo,los centros comerciales, el Retiro, el Prado y el Reina Sofía .
Nata era una autencia apasionada del arte ,de la cultura, de la
literatura.Su variado léxico impresionaba mucho a Marcela, que veia
en aquella mujer tan culta y elegante un sólido espejo en el que
mirarse. Y conversaban sin parar, como dos eternas amigas de la
infancia con tiempo sin verse y que tienen mucho que decirse,
atropellándose la una a la otra en las frases para recuperar el
crédito perdido por los avatares de la existencia.
Y, llegó el inexorable tiempo de las clases. Universidades. Otoño. El
retumbante timbre que llama a las taciturnas aulas y despierta con
furia de los sueños quiméricos de las bienventuradas noches del
verano . Olor a papel y a libros nuevos . Marcela, presa de la
plomiza rutina diaria que a veces nos hacer olvidar lo inolvidable, se
había asentado en Boadilla,en Madrid, en España. Quinientos años
de historia compartida suelen dejar lazos similares e invisibles
colgando de los techos de las casas españolas y de ultramar , el
vetusto hogar de la decana madre patria parece renovarse con
las exuberantes e impetuosas hijas de los mares del Sur.
Seguían llegando los sobres con dinero fresco y remitente difuso al
Bar Patagonia, los lazos materno filiales de Nata y Marcela ascendían
a niveles superiores, a la terraza íntima del sacrosanto afecto íntimo
, llegaban las primeras amistades españolas y latinas a ese corazón
duro con piel de terciopelo que era Marcela .
Y esa belleza genética que llevaba insertada en su tuétano seguía
aumentando a pasos agigantados ….
Hasta que un intrascendente día , sucedió lo que tenía que
suceder….
-Hola, me llamo Jaime... ¿ y tú ?.
-Marcela .
-Somos compañeros de clase este año, no sé si me has visto en el
aula.
-Si,me suenas de vista . contestó ruborizada Marcela .
¿De donde eres? preguntó curioso Jaime.
-De Bogotá (Colombia ).
-Si si, se donde está Bogotá.
Yo soy de aquí cerca ,de Segovia .
-Perfecto...musitó ella.
No te veo hablar con casi nadie en clase..
Es que soy algo timida .
¿Llevas mucho tiempo aquí ?.
-No, recién llegué.
¿ Y qué tal ? .
-Bien, es tranquilo , me gusta .
-Me alegro...
¿ Y que tal la Universidad ? .
-Bien, todo bien.
¿Te puedo decir algo ?.
-Si ,claro.
Eres una chica muy bonita.
-Muchas gracias .
-Y un poco seria ¿ No ?.
-No, es que apenas conozco.
¿Quieres salir un día a tomar un cafe?.
-Bueno,lo pensaré,gracias.

La vida de Marcela se encaminaba hacia los lugares comunes del


resto de la sociedad española .
Clases burocráticas de universidad ,apuntes con somnolencia
semanal y risas alegres, excepcionales salidas con sus amigas
universitarias y su estable novio , los sobres cerrados con silencios
y dinero que recogía en el Patagonia , el cine de las sábados y las
palomitas tibias , las fiestas de los viernes y los brindis juveniles ,
Nata y sus afectos sinceros , las radiantes mañanas soleadas o las
tardes decadentes de lluvia y plomo , las noches ambiguas y
lóbregas de remanso y reflexión.
Un trivial martes por la noche , antes de dormir, por su alborotada
cabeza revoloteaba un asunto como los vuelos ansiosos que buscas
una convincente pista de aterrizaje: quería saber algo de su padre
. Rebuscó en su teléfono los dígitos que un día “
sustrajo “ del teléfono de su tía Leocadia ; el clandestino número
tenia mensajería instantánea , no se veía ninguna foto de perfil.
Allí estaban la mitad de los demonios familiares resumidos en un
montón de guarismos seguidos , el principio y fin de muchas de
sus circunstancias vitales , el incómodo cincuenta por ciento de
toda la incertidumbre esencial de la existencia ….
“¿Escribo o no escribo?”.
“¿Contestará?”.
“¿ Se acordará de mí?”.
Armada de valor gradual, camino de las horas más difusas e
inestables de la madrugada , cuando los pensamientos corren
desatados como caballos azabaches salvajes en montes ignotos,
escribió con el pulso temblando y el corazón encogido por todos los
atávicos recelos que caben en segundo…..
“Hola, soy Marcela…..”.
Y de repente, en ese tenso instante se hizo el silencio más
ensordecedor que recordaba….
El mensaje había sido leído.
Al alba, antes de dormir , maltratada por todos los fantasmas de la
noche moradores del convulso pasado , lloró de manera breve.
Nadie contestó.

La Brisa recibió el mensaje de Marcela. No en su moderno teléfono


, sino en su vulnerable alma .Desde que había llegado a España ,
esas misteriosas conexiones energéticas que nos unen a
determinadas personas a lo largo de nuestra vida se le habían
activado . Estaba inquieta , nerviosa, incómoda. Hay abismos
insondables que se pueden cerrar con una par de frases sinceras y
emotivas, pero este no era el caso. Tenía tanto que decirla que no
sabía por dónde empezar. Estaban tan cerca y tan lejos ,
paradojas de la sofisticada existencia . Sabía , porque dentro de
su vientre se había formado Marcela, que la debía un millón de
nítidas explicaciones . Su comportamiento arrogante y autoritario
no había cambiado mucho a lo largo de estos años , y su
tremebunda belleza femenina había decrecido por el inexorable
calendario , pero no demasiado. Había jugado la misma azarosa
carta en la mesa del casino de su crónica existencial , y casi
siempre había ganado , lo que muchas veces la hacía confundirse ,
dando garrotazos emocionales a quien regala abrazos sinceros
por caridad humana. Su única debilidad estaba a un tiro de piedra
si salvara el oscuro pantano emocional al que debía enfrentarse. A
través del Patagonia y de Nata , tenía fotos recientes y comentarios
diarios de la evolución física y personal de su hija . La emocionaba
sin remisión ver crecer a aquella orquídea tan hermosa del jardín
colombiano . Veía rasgos muy marcados de su propia magnificiencia
en ella , y ,cómo no , a veces la analizaba y encontraba la
inteligencia ,frialdad y capacidad de análisis de su padre . Estos
aspectos heredados del padre la hacían enfrentarse a sus
monstruos del armario afectivo más oscuros. Muchas veces, veía la
pausa glacial de Augusto en la mirada de ella, ese diagnóstico
acertado y equidistante propio del empresario , conocedor
impresionante de las fallas ajenas, jamás de las propias . Cada vez
que recibía una imagen de su agraciada sucesora, su teoría
brumosa del alejamiento maternal se tambaleaba como las castillos
de arena de los niños golpeados de manera suave por la subida de
la marea .
¿ Estaba acertando en mantenerse lejos de ella para que sus
espectros del pasado y errores del presente no mancharan la
trayectoria de su descendiente?
¿ Nata , a la que conocía bastante bien , era la madre postiza ideal?
.
¿Esta supervisión lejana sería lo mejor que podía hacer por ella? .
Cuantas preguntas por responde r , no en el día de hoy , que no la
iba a escribir .Quizás mañana…

Es viernes por la tarde .Tocaba fiesta de la Universidad. Marcela ,


nada habitual por eventos sociales, estaba muy animada por
acudir. La cercanía del fin del curso , la templada primavera , las
hormonas jóvenes ….y un vestido espectacular ,adquirido con Nata
en una conocida tienda de ropa ,hacían de aquel atardecer un
momento propicio para salir, para bailar y divertirse con Jaime y sus
amigas .De los tiempos de su infancia y adolescencia neoyorquina le
había quedado un cierto miedo a la calle y sus volubles pobladores .
Y lo que se aprende en la niñez nunca se olvida. La agresividad
disfrazada de educación de las avenidas de la capital del mundo
habían marcado su comportamiento civil . Su tía Leocadia siempre
la obligó a decir “Buenos días” o Good morning “ allá donde
fuera , salvoconducto importante en la ciudad insomne americana .
Sus relaciones sociales se desarrollaron casi en exclusiva por la
misma zona del tumultuoso Bronx, porque , al final , vivimos
casi siempre en los mismos sitios toda la vida . A veces llegaban
ecos remotos de un tiroteo en un barrio cercano, peleas callejeras
aderezadas con el sabor oscuro de las balas ígneas y las navajas
plateadas ….. Y eso hizo cautelosa a su tía y por ende a la sobrina.
La madre patria y su capital eran, por suerte, bastante diferentes en
ese aspecto . Las calles hispanas eran tranquilas y apacibles, y la
única urgencia realmente molesta de aquella metrópoli era el
eterno tráfico atascado y sus funestas consecuencias : una
contaminación silenciosa , dañina en grado sumo y apenas
comentada por la ciudadanía : La agitada política nacional o
regional y el ubicuo futbol copaban gran parte de sus comentarios
diarios.
¡!”Estás preciosa , Marcela ¡”! …gritó de euforia Nata . “Déjame
hacerte unas fotos para inmortalizar este momento “.
-“ Gracias tía “.
Hacía tiempo , sin darse cuenta , que Marcela llamaba tía a Nata.
El quebradizo corazón de las personas no entiende de , sangre
filial ni de fronteras humanas , el afecto es siempre un lenguaje
universal.
Nada más cruzar el umbral de la puerta , Nata mandó emocionada
la foto a La Brisa , con un texto : “ acabas de salir por la puerta .
Vestida con sus mejores galas, es igualita a ti “.
La Brisa recibió el mensaje como cuando un formidable rayo de
una iracunda tormenta de primavera parte un árbol solitario de un
inabarcable campo verde por la mitad . Marcela llevaba un vestido
muy similar a cuando acudió a su primera cita con Augusto
Rodríguez . Hasta el color era el mismo : rojo. Con efusivas lágrimas
en los ojos, imploró al universo entero que en Boadilla no haya un
calle del divorcio ni que Marcela la cruce de camino a su
celebración . Y le preguntó, muy enfadada , al poderoso
firmamento ,porque se repiten las historias una y otra vez en la ,
casi siempre, alambicada existencia de las personas .
Risas, bailes, exceso adolescente , cervezas y copas , música
comercial y electrónica , perfumes y colonias, vestidos modernos y
chaquetas clásicas . El baile transcurría por los cauces habituales.
Marcela deslumbró en su llegada y hubo un ligero silencio grupal .
No se destacaba por su carácter extrovertido, y buscó refugio en
una mesa de aperitivos por su parte izquierda….A ratos bailaba con
Jaime y también con algunas amigas , pero manteniendo siempre
un discreto segundo plano , aun sabiendo que era el centro de
muchas de las miradas clandestinas de la noche . De repente, un
profesor , Germán Ruipérez , se acercó a saludarla . Ella se
sobresaltó y busco refugió en la mano de Jaime .
-“Buenas noches . ¿Qué tal lo pasáis , pareja ?”.
Germán Ruipérez era un hombre de unos cincuenta años , alto,
atlético, con el pelo lleno de canas . Postulante perpetuo a ser
imagen icónica de cualquier facultad : ademanes taimados,
dicción integra y aburguesada , e indumentaria adecuada a la
porte proyectada. Llevaba tres años en la facultad y se le conocía
por su afabilidad y sus buenos modales. Gran conversador con los
alumnos, tenía con ellos una relación cercana y cálida. Su vida
privada era un auténtico misterio, siempre iba y venía sólo en su
coche negro de gama media.
-“Bien , señor, y ¿Usted cómo está?” , contestó Jaime.
“Me puedes tutear y llamar Germán “ , dijo sonriendo el docente
.
- “Aquí, con mi chica disfrutando de la noche y de la fiesta”.
-“Si, tienes una novia muy elegante y muy reservada “.
-“Gracias”, respondió ruborizada Marcela .
“Bueno, pues nada chicos, a disfrutar de la noche “.
“Gracias e igual Germán “, contestó para finalizar la conversación
Jaime.
Terminó la velada. Se apagaron las luces , la música concluyó, la
terraza se fue quedando vacía y en silencio. Y en al aire se
quedaron las conversaciones caducadas, los ecos remotos de la risa
y el decadente olor a tabaco de ayer .
Marcela, llegando a casa en el coche de Jaime, iba pensativa y
vacilante. No lo había dicho nada a su chico, pero tuvo la sensación
de que el profesor la miraba de forma constante….
Por la mañana, después de la fiesta , aprovecharon Nata y Marcela
para salir a pasar el día en un club social cercano , de el cual la
viuda era socia hacia años . Hacía un día soleado estupendo, los
pájaros celebraban con ruido y algarabía la llegada del buen
tiempo , las encinas proporcionaban una sombra magnífica y
tranquila, los niños gritaban llenos de felicidad en las piscinas
comunitarias , la jornada se presentaba esplendorosa , llena de
júbilo grupal y de radiante sol .
“¿ Cómo lo pasaste anoche Marcela?”
-Muy bien, tía …contestó Marcela desviando la mirada de su
permanente centinela .
-Pues te conozco y te noto como inquieta ….
-No de verdad, estoy bien …
Tras más de treinta minutos de conversación tensa , Marcela al fin
empezaba a hablar de manera sincera ,
- “Bueno. Esto es lo que sucede. Ayer me sentí muy observada por
un profesor de la facultad toda la noche “ .
- “Marcela , tienes que entender que cada día que pasa eres más
mujer y menos adolescente. Y eres una mujer en formación muy
bonita , y encima aquí resultas exótica . Lo tienes todo “ …y Nata
sonrió con fuerza inusitada a la vez que femenina .
- “Pero es que me puso nerviosa tía …”
- “Bueno es normal , tanto que te mire por lo bella que eres como
que te sientas inquieta . Tu tía Leocadía te ha tenido muy protegida
y un poco encerrada, porque te quiere mucho , esa es la realidad,
pero ….! Bienvenida al mundo real ¡ “.
-Ya….
-Se pasará Marcela, los hombres son bastante mirones ,así ha sido
siempre, así es y así será.
Marcela se sentía algo más aliviada. Además, aquel fantástico
sábado curaba con su resplandeciente energía todos los males
inciertos y pesares de juventud . Pero no las sospechas profundas
de aquella jovencita que caminaba hacia su madurez a pasos
agigantados .

La Brisa había aterrizado, casi sin darse cuenta , en la vida de


Marcela. A través de Nata, con las conversaciones que mantenía,
las fotos recibidas, la información proveniente del Café Patagonia …
monitorizaba la vida de su hija con una supervisión muy cercana . La
imagen de Marcela vestida de rojo camino del festejo universitario
destrozó los cerrojos de la caja de Pandora de los demonios de su
madre . Ella , arrogante ,altiva y bella como las perlas más
cotizadas de los mares del Sur tenía hace lustros un sueño : dar
una bofetada pasional en los desgastados pesares existenciales
de Augusto . La foto académica de su hija representaba a la
perfección todo aquello que ella no pudo ser : los estudios de alto
rango, el triunfo social ,el respeto de tus congéneres , los anhelos
desesperados de lo que no vivimos . Sabia con total seguridad que
en la imagen había decorado artificial, ropas caras, atrezo frívolo
en forma de sonrisas….pero eso, suponía ella , él , no lo sabía.
No dudo mucho para hacer el envío de la foto ; era una perfecta
precipitada en todos los avatares de las conductas afectuosas .
Buscó en el teléfono el contacto el nombre de Marco Antonio ,
irónica denominación con la que guardaba el nombre del señor
Rodriguez , en homenaje a su cantante preferido .
Impulsiva como las belicosas borrascas que inundan de espeso
barro y huracanada vehemencia los otoños mediterráneos , el
retrato electrónico salió en buscas de destinos receptores en otras
latitudes ,en otros países, en otras vidas . Sin texto, sabría quien
era aquella joven . Era lunes por la tarde en España , mediodía en
Colombia …
Don Augusto solía comer en un restaurante cercano a uno de sus
negocios de la capital colombiana . Un suculento bagre frito ,el
exquisito arroz con coco y los crujientes patacones se tambalearon
con el zumbido de su teléfono. Miró con cierto desdén la pantalla y
vio una lejana imagen. Cuando la acercó, tuvo que recurrir a un
calmante trago de agua fresca para digerir aquella escena . Aquella
hermosa joven no había ninguna duda de quién era . El pasado mal
lacrado siempre acaba fugándose de sus maltrechas celdas y te
persigue en diversas formas , y la belleza es una de ellas , y muy
poderosa . Y mientras unos niños ajenos correteaban por la terraza
del restaurante , los afanosos camareros iban y venían ajenos al
bullicio de la plaza … la vida continuaba… y Augusto , con la
mirada perdida en los cerros lejanos de la ciudad, ya presagiaba la
llegada de los raudos y vigorosos fantasmas del pasado, con carmín
rojo en unos labios mortificantes.
El primer curso estaba a punto de concluir . Las notas, bastante
buenas para ser el primer año de un país inédito en su bagaje
existencial . Las raíces trascendentales de Marcela se desplegaban
pausadas y firmes ,como los sosegados saguaros que conquistan
palmo a palmo , brote a brote , las yermas regiones del
majestuoso desierto de Sonora . Había afianzado sus amistades, su
relación con Nata , su noviazgo con Jaime , sus estudios , sus
aficiones …. su realidad se asemejaba a la de muchas jóvenes
universitarias españolas .
Una tarde nublada quedó con Jaime para tomar un café en el
Patagonia . Marcela se sentía muy cómoda en ese bar , y aunque era
muy reservada y de pocas salidas sociales , bajaba con relativa
frecuencia a respirar esos ambientes tan mestizos que se daban en
muchos lugares de la madre patria . Dominicanos, colombianos ,
ecuatorianos o venezolanos se mezclaban con los españoles en
cantinas como esta, logrando misceláneas de olores latinos y
sabores patrios en las cocinas y en las bodegas de muchas partes
de España .
Jaime se presentó algo tarde . Parecía desasosegado por algún
motivo .Besó con premura a Marcela en la mejilla y se sentó a su
lado en la barra.
¿ Que tal? .
¿ Bien y tú?.
-Te noto como nervioso …disparó diligente Marcela .
-No es nervioso , es que te tengo que contar algo .
-Pues dime.
-No sé si te va a gustar …
-Bueno ,a ver….
-Me voy con mi familia a pasar el verano al norte , a un pueblo que
se llama Comillas .
Marcela no se sintió mal a escucharlo . Se evaluó por dentro y los
daños colaterales parecían pocos .
-Bueno , pues bien , ¿Hay playa?.
-Si si, es una villa muy bonita , de una comunidad autónoma que
se llama Cantabria .Te gustaría…pero ya sabes que mis padres son
muy católicos y no te puedo invitar .
-Oh, si es normal, además de ser jóvenes , llevamos poco tiempo .
-Pero no pasa nada Jaime , eso se entiende . De verdad que no pasa
nada.
El domingo, el cielo se enfadó y descargó con furia una mayéstatica
tormenta de truenos y agua . El tono plomizo del color de las
nubes pintó todo el lienzo del último día de aquella intensa semana
. La joven después de comer , se refugió en su habitación ,
mirando por la ventana aquel espectáculo de la naturaleza lleno de
indómitas gotas y cólera huracanada. La cabeza y el corazón de los
seres humanos con frecuencia se convierten en un voluble caldero
de cobre lleno de ebullición por los pensamientos invasores . Y
Marcela era el perfecto ejemplo . De vez en cuando , el recuerdo
de su padre venía a su imberbe cerebro , como una letanía
imperecedera de los ignotos monasterios del lejano Himalaya . Hoy
parecía el momento propicio para volver a mandar un mensaje a
aquel teléfono silente , sin foto de perfil y con afonía permanente .
La gran cantidad de vigor proveniente del pásado sábado la hizo
armarse de valor y volver a escribir :
-Hola .
Y de nuevo, el vacío.
Allí se presentaron todos los miedos recurrentes ,en la habitación
de la bella adolescente . Encabezados por la sensación de
desamparo, querían derribar la puerta y quedarse a vivir con ella ,
en el armario ropero de los pretéritos temores consanguíneos .
Eran incontrolables, poderosos, insistentes , testarudos.
Con las incipientes lágrimas a punto de salir de paseo por sus
hermosos ojos , intentó olvidar el momento vivido mirando con
vaguedad las redes sociales en su ordenador portátil . Arrojó el
móvil a su cama, y terminó cerca de su almohada , justo el lugar
común donde aparcan las personas muchos de sus sueños .
Ropa, videos músicales, textos de motivación, libros interesantes
….La tarde iba camino de su impenitente crepúsculo , y la pertinaz
música de fondo seguía siendo la lluvia feroz al otro lado del cristal .
Iría a cenar algo con Nata a la sala y verían una de sus series
preferidas , hoy mejor una de humor , para olvidar los sinsabores
crónicos de la existencia .
Se acercó a su aparato y lo rescató del temporal ostracismo ,
situado hoy en la cabecera de su cama. Y por el pasillo de la cocina ,
todos sus sentidos humanos y divinos se sobresaltaron .Sensación
de ahogo , de desmayo , sofocos, agitación , ¿euforia?. Tuvo que
mirar repetidas veces a la pantalla….
-Hola , decía el servicio de mensajería del teléfono de su padre.
Marcela no tenía mucha experiencia en los ardorosos asuntos del
corazón . Su tía en Estados Unidos y en la distancia la alargada
sombra de su madre habían construido un poderoso iglú protector
en las cuestiones intimas de la joven . Si tuvo un novio , unos meses
, de origen dominicano en el Bronx, vecino de su edificio , con el
que comenzó a conocer los alambicados entresijos de las relaciones
y que no le dejó ninguna huella reseñable . Aquí en España , se
había percatado de la prudente distancia de seguridad que guardaba
Jaime con ella . Se habían besado con verdadera pasión , las manos
de ambos habían aterrizado por los territorios prohibidos de los
adolescentes…… y eso era todo. Ella pensaba que en este ambiente
de relativa libertad en el que vivía, con la tenue supervisión de Nata
, las llamadas semanales de su tía Leocadia y los sobres llenos de
mandatos silentes y billetes usados de su madre, podría tener una
cierta independencia sexual y de pareja. Y la tenía, pero esos frenos
interiores activados , herencia de su vida en tierras norteamericanas
, actuaban con vigor. Y Jaime no parecía muy ansioso en recorrer
los caminos secretos de su interior ;al menos hasta este momento .
La despedida de la pareja resultó abúlica . Las partidas
temporales en estas edades suelen ser sinómino de verdaderas
escenas melodramáticas , propias de la imberbe edad de los
participantes. Aquí hubo un par de besos fugaces en el portal de ella
, y un abrazo inseguro por parte de él . No sabía con certeza si era
una despedida final o temporal , pero el último acto de su obra
resultó una gélida decepción .
Subió las escaleras de manera pausada, perdida entre una
insurgente maraña de pensamientos graduales . Sin embargo,
había algo en su inmune interior que la llamaba la atención de
manera potente : cuando llegaba el momento de un asunto
candente en una relación sentimental , ella actuaba con la frialdad
propia de un cirujano teutón ante una compleja operación cardiaca
: diseccionaba las conductos primordiales con mano femenina de
hierro en un delicado guante de seda . Ella pensaba , con gran
acierto intuitivo , que ese don heredado venía del lúcido cerebro de
su padre ,ya que además conocía una pequeña parte por su tía del
explosivo bagaje sentimental de su madre y no le parecía propio de
ella . Cuando llego a su habitación , valoró la probable opción de no
volver a Jaime en su vida …. la sala de estar de su consultado
interior no sufrió ningún seísmo apòcaliptico ante dicha
posibilidad….y de manera apresurada, buscó a Nata para cenar algo
y ver su serie de humor preferida.
Llegaba el verano . El vacío sistemático de la capital de España, la
huida frenética e intermitente buscando el sol de la canícula costera
nacional o internacional , campos dorados ,aire puro o paisaje
rurales . El ritmo madrileño se reduce de manera drástica, casi no
hay peatones angustiados por las calles , ni coches ansiosos por
buscar un aparcamiento soñado .Nata y Marcela habían planeado
viajar a Galicia en agosto por unos días , a la espléndida localidad
de Sangenjo , para disfrutar de los arenales gallegos y del marisco
excelente de las rias Bajas . Quedaban días de asueto con bastante
falta de objetivos , esas jornadas anodinas en las que el antojadizo
destino aprovecha para dinamitar la existencia de nuestros
semejantes. Marcela estaba en sudormitorio , leyendo un libro
recomendado por una compañera de la facultad , dejando transitar
a las horas breves y las semanas interminables pensando en
tierras gallegas . Miró por costumbre habitual su teléfono y vió un
mensaje de un número que no tenía grabado en su memoria , y con
la foto de perfil de un coche de gama alta . “ Hola Marcela, me
gustaría hablar contigo “. No tenía ni la menor idea de quién podía
ser , era muy reservada a la hora de facilitar esos nueve guarismos
tan cotizados en la era actual . Descartaba a su añorado padre ,
porque el número era de aquí . Ella, siempre residiendo en la
indefectible calle de la incertidumbre , titubeó a la hora de
contestar o no . También pensó en hablar con Nata , pero , voluble
que es el azar , no lo hizo . Iba a llamar , respuesta tan poco usual
en ella que hasta ella misma se vio sorprendida .
-“ Hola buenos días , tengo un mensaje de este número “ articuló
Marcela con tanta urgencia que el interlocutor tuvo que hacer una
pausa para no interrumpir la proclama apresurada de la joven .
Hola Marcela …. ¿ Cómo estás?
Una voz varonil , rotunda, grave , segura de sí misma.
-Hola… ¿ Quién eres?.
-Nos conocemos, ya, lo que pasa que quizás ahora mismo no me
recuerdas .
-Pues no tengo ni idea ….la inquietud creciente empezó a aparecer
en el tono de voz de Marcela .
-Soy Germán , el profesor de tu universidad .Me gustaría hablar
contigo en persona de un asunto.
La parálisis vocal en forma de temor desapacible apareció en la
frágil garganta de la joven. Dominada por las vulnerables
sensaciones de desasosiego , replicó con vehemencia :
¿ De qué quiere hablar ? .
En la soledad sonora de su despacho macilento , decorado con la
austeridad propia de un amanuense medieval noruego, cuando
llega el crepúsculo dorado a las tardes bogotanas y las distantes
pero cercanas colinas orientales piensan en ir a dormir , en ese
momento que el endiablado tráfico capitalino reduce sus flujos
inagotables , don Augusto encuentra unos momentos para estar a
solas con sus alambicados pensamientos . La Brisa volvía a golpear
con rotundidad presuntuosa su quebradiza puerta amorosa . Y,
pese a los años transcurridos, el devastador efecto parecía ser el
mismo de antaño . La historia se repite con una frecuencia inusitada
, y don Augusto volvía a ver la misma piedra preciosa en el camino y
temía volver a tropezar con ella . El último acto de su obra teatral
con la Brisa había dejado un final estruendoso, bello y sutil con el
nombre de Marcela . Él, tan éxitoso y sólido en los asuntos
financieros y de negocios , temblaba como una enteca hoja de
roble en los otoños cántabricos cuando arribaba esa atroz galerna
con piernas dulces y boca salobre llamada Brissania . Nunca se
marchó del todo de su vida, porque , como decía aquella canción
española que tanto le gustaba , los amores que matan nunca
mueren. Además , nadie como ella conocía sus más recónditas
flaquezas y percibía, con bastante precisión prematura , que
aquellos cañonazos lejanos que se oían de ultramar eran el
comienzo de una nueva batalla naval en los mares tempestuosos
del Amor . Anticiparse era la única solución posible para no salir
derrotado por todos los flancos , y debería de cavilar un engorroso
pacto de paz simulada .
¿ Dinero? . No era un desenlace oportuno , y él también la
conocía bastante : no estaba buscando aúreas monedas de
consolación.
¿Cita? .Quizás . Aunque sabía que no era su objetivo final , podía
ser una socorrida solución intermedia .
La iba a escribir sin más dilación , lo haría mañana o al día siguiente
, después de calcular una estrategia propia de las mentes brillante
como la suya , con tanta rutilante plata en los bolsillos y flojera
perenne en el corazón.
Una nueva idea , antes del cierre nocturno de la celosía de sus
ojos agotados , corría con la soltura feroz de una hambrienta
leona de cacería en la inmensa sabana del imperial Serengueti .:
El partido final, la última batalla, el acto postrero de aquel
imperecedero vodevil, la canción preferida del público entregado que
finiquita todos los conciertos …se jugaría en España.

Marcela se sentía bastante desasosegada después de aquella


llamada tan perturbadora. Toda la vida escuchó , con una mezcla
de novicia incredulidad y precaución femenina , que cuando las
flores majestuosas guardadas en su jardín de agraciada mujer
brotaran con la fuerza propia de la edad , la fila de atormentados
floricultores aumentaría cada día soleado de cálido mayo , templado
abril o álgido febrero. Y los demonios nunca hace falta llamarlos ,
siempre vienen ellos solos , la clave de la vida es evitarlos hija .
Nunca olvidaba esa frase de su tía Leocadia , que repetía como una
sacra invocación mariana de las misas católicas de los domingos .
Y parecía, pese a su escaso bagaje sentimental que estaban
llegando los nombrados seres diabólicos . Sin embargo, la
curiosidad de los seres humanos a veces nos enfrenta a los más
insólitos abismos . Marcela era un oscilante mar lleno de dudas
terrenales acerca de cómo debía actuar ante aquel titánico reto
para ella. Tenía , más o menos claro, que aquel hombre maduro no
quería hacerla ningún tipo de daño . Y ante la ausencia vacacional
de Jaime , tenía bastante campo libre para investigar por su cuenta
las desconocidas intenciones del profesor universitario . Consultar a
Nata parecía una opción arriesgada, dada las cercanías personales
con su madre. Hablar con su tía sería un riesgo muy similar . Y
afrontar ella sola aquella misteriosa citación empezaba a sonar
como la posibilidad más presumible de todas. Su mapa mental se
empezó a trazar en su burbujeante cabeza. No quedaría en el
Patagonia, sino en un algún lugar más alejado de su círculo social
más próximo , pero tampoco, por seguridad preventiva, muy lejos
de su casa . Una cafetería cercana , cuyo nombre no recordaba
pero que conocía de paseos breves realizados con Nata , parecía el
emplazamiento adecuado para la enigmática reunión.
Ella, que utilizaba el teléfono con bastante frecuencia pero sólo los
servicios de mensajería instantánea y redes sociales, no vaciló a la
hora de escribir el mensaje definitivo :
-Hola, podemos tomar un café el viernes a las 17.30 .Mañana te
digo el nombre del bar, que está cerca de mi casa y ahora mismo no
me acuerdo .Adiós.
Había cruzado el umbral definitivo con aquel sobrio texto . Marcela
se adentraba, sola ,llena de temores y desconfianzas , en un
terreno completamente desconocido para ella , como cuando las
inexpertas crías de las majestuosas águilas pescadoras inician su
primer e indeciso vuelo y , de repente, aparece el grandioso y
poderoso océano debajo de sus todavia frágiles alas.
La Brisa recibió , con una mezcla desigual de euforia y sorpresa, el
relevante anuncio de la visita a la madre Patria de Augusto . Sabía
que su agresivo juego desde el fondo de la pista de tenis siempre la
daba con él pelotas ganadoras de su partido emocional eterno . Se
arrepentía , de manera crónica e inestable , del calamitoso
cerrojazo que dio a su fracasada relación ,del odio inútil generado a
partir de que no se cumplieran todas sus peticiones , alguna de ellas
bastante estrambóticas , y sabía, que el inexorable paso del tiempo
limita las opciones de actuación en todos los ámbitos de la vida y
llena los cabellos de canas : unos lo consideran el resultado de una
profunda sabiduría existencial fruto de la madurez y otros,
disgustos y sinsabores que acaban siendo tallos erráticos de color
blanquecino en el vergel capilar de las personas .Ella se decantaba
con rotundidad por la segunda opción. Continuaba llevando una vida
atribulada , llena de tonos grises y oscuros , secreta para la mayoría
de las personas y errante como los recios albatros que surcan de
manera imperecedera el monumental océano Antártico .
También se lamentaba de la distancia insalvable que intuía con
absoluta precisión , se estaba produciendo de manera dramática
entre ella y su hija .Desde su maldecido nacimiento , se había
comportado mal con ella , con ese inaudito y habitual
comportamiento humano en los que los fatídicos errores propios
los pagan siempre personas ajenas a dichos desaciertos . La mandó
a un destierro desconocido en un arrebato de ira desdichada ,
donde la niña creció bajo el amparo de una familiar con un corazón
tan grande como la montaña sagrada y rocosa de los aborígenes
centrales australianos .
Y la niña creció sin el menor problema en el extenso , impúdico y
liberal territorio norteamericano , mientras ella seguía empeñada en
darse martillazos sangrantes en las yemas de los dedos de las
manos, de los pies y en las quebradizas comisuras de su fatigado
corazón.
Y ahora , en la llamada hora de la verdad , pintoresca
denominación de los fugaces tiempos de las personas, cuando
todos los instante vividos y realizados tienen importancia más tarde
o más temprano , necesitaba de manera perentoria acercarse a su
añorada hija .
En muy poco tiempo , y hay ciclos inesperados de las biografías que
tienen velocidad de relámpago , todo su pasado mal finiquitado
venía a encontrarse con ella en otro país. El sardónico destino
caminaba hacia la Brisa como los huracanes intrépidos del Caribe
llegan a las costas cubanas en los meses álgidos del verano : con
ánimo de destrucción material y de flagelo personal .

Llegó la ansiada hora de la cita con el profesor . Un sol calcinador


de verano , que descerraja con sus soberanos rayos el
extenuado asfalto de la ciudad , y deja las calles abrasadoras
hirviendo como lava de volcán recién manufacturada ,
provocando un letargo urbano que llegará hasta la tregua
temporal de la sosegada noche , acompaña por el breve camino a
Marcela hasta la cafetería , como una profana procesión individual
llena de canícula , temor y silencio . Un manojo de nervios
confusos e inseguros es una expresión limitadora para contar
como se sentía la joven . No sabia porqué estaba allí sentada , sin
comunicárselo a nadie , mirando a aquel azucarado café con leche
como si fuera la postrera consumición de su exigua historia .
Llegó con bastante antelación al confidencial encuentro , intentando
dominar una situación desbordante para su mente .Todos los
avisos de precaución infantiles y juveniles enviados por su querida
tía por la disonante voz propia de las mañanas , consejos mimosos
al oído antes de dormir las noches apagadas de transición y estudio
de las etapas colegiales o mensajes calculados a los subversivos
teléfonos adolescentes habían saltado por los aires . Tenía a su
disposición varios canales de comunicación abiertos para haber
confrontado esta invitación , e hizo caso omiso de todos y cada uno
de ellos . Las imprudencias típicas de la edad, que a veces resultan
fatales. En última instancia , pensó en escribir a Nata para decirla
que había salido a dar un paseo y que pronto volvería ,pero el hecho
indubitable de que nunca avisaba para tales circunstancias la hizo
pensar que desataría dudas . Nata ejercía una formidable
supervisión de la vida de Marcela , nunca agobiaba a la joven con las
dificultades habituales de los cambiantes días y las noches de
desvelo , y siempre la daba un buen consejo para sortear con
elegancia discreta y educación refinada los cercados eléctricos
ordinarios de los hombres merodeadores de mujeres agraciadas .
Y , sin embargo, en esta ocasión , la joven andaba escalando un
promontorio desconocido sin arnés de ninguna clase. El hecho de
haber llegado con bastante antelación , más que tranquilizarla ,
estaba disparando su bisoña inquietud . Se preguntaba así misma
el motivo real de estar desafiando al sentido común de manera tan
flagrante y ella misma no sabía contestarse . Miraba su reciente
telefóno móvil de manera compulsiva y atormentada ,una y otra
vez, esperando que aquel moderno aparato diera respuesta a sus
inexistentes preguntas . Pero esos avanzados artilugios no saben
nada acerca de la conducta imprudente de las personas jóvenes ni
quizás nunca sepan …porque hay , han existido y y existirán
muchos interrogantes vitales que nunca tendrán contestación.
-Hola , Marcela .. dijo una varonil y rotunda voz de repente al lado
de ella .
-Menudo calor que hace …..
Esa categórica entrada del docente activó todos los sentidos de la
defensa y caución en la bella muchacha .
“Si, mucho ,pero bueno , dicen que aquí en verano es normal este
calor “. contestó inquieta .
-Así es, es bastante usual estas olas de calidez ambiental veraniegas

Germán se presentó a la cita con un rictus flemático .Vestido con
unos pantalones vaqueros azules , una camisa veraniega de una
marca italiana muy conocida y zapatillas norteamericanas de estilo
urbano . Perfumado con una intensa colonia, parecía más joven
que en la facultad. Si pretendía impresionar a la joven , lo estaba
consiguiendo .
Y …. “ ¿ Cómo se presentan las vacaciones , Marcela?” interpeló
con solvencia el educador.
-Bien , tranquila en casa con mi tía , iré a la piscina del club social
del que ella es socia y en agosto a Galicia .
-Vives con tu tía , no lo sabía.
-Si, mis padres viven fuera y me vine con mi tía aquí a vivir para
poder estudiar .
El uso de las medias verdades , más cerca del infundio defensivo
que de la veracidad lúcida , parecían bastante justificadas en este
caso para protegerse . Marcela se sentía segura con aquella
muralla inexpugnable de enredos sudamericanos y lodo afectivo
que estaba construyendo a una velocidad cósmica.
-Osea que vas a tener mucho tiempo libre para disfrutar durante
este ciclo vacacional.
-“ Si, aprovecharé para leer y descansar “, reincidió Marcela en su
singular cuento .
-Me alegro, leer es una actividad muy saludable .
-Si, yo también lo creo .
-Yo voy a visitar un apartamento heredado de mis padres en la
localidad asturiana de Llanes .¿Sabes dónde está? Le consultó con
modos indagatorios cuasi policiales German .
-No , no conozco nada más que Madrid, y algo Toledo . He salido
poco . Y siempre con mi tía .
Tiroteó de manera verbal la atolondrada Marcela al verse medio ….
¿presionada? .
Sintió una especie de revoloteo recóndito , la faltaba un poco de
aire, no sabía que sucedía pero sabía que algo iba a suceder .Era
esa momento justo de la tensa calma antes de la furibunda
tempestad , cuando el silente cielo guarda un sacrosanto minuto
de deferencia ambiental previo a la furia fulminante de las
tormentas encorajinadas de un verano cualquiera....
¿ Te apetece venir conmigo un par de días? .
Marcela se quedó petrificada . Por un momento breve en los
segundos de un reloj suizo y eterno en todas sus entrañas
humanas y divinas el tiempo de su realidad se detuvo . No había
ruido resonantes de actividad hostelera , ni camareros sofocados ,
ni olores reiterados a café de la tarde .No había nada.
¿ Ir con usted a dónde?.
-A Asturias , para que lo conozcas .
-Pero ….¿Cómo voy a ir yo con usted?.
-Bueno…pues irías conmigo en secreto … y si quieres te daría un
dinero porque me acompañaras .
El pánico se apoderó por completo de Marcela . Ahora sí que una
ola de viento catabático abofeteó con crueldad todo su ser. La
acababan de ofrecer dinero por acompañar a un profesor .
¿ Un dinero? ¿ Cómo así?.
La gélida sensación del inicio de esta tempestad acompañaba cada
frase de la desazonada muchacha .
-Pues es sencillo : sólo por permanecer allí conmigo un par de días,
te daría trescientos euros . Por tu compañía .
Sentenció con un aplomo anormal el docente .
¿Nada más que por estar allá? .
Nada más. Sólo por tu presencia .
Poco a poco, ella recuperó la tan ansiada calma . Se había
asomado a un barranco abismal y estaba volviendo al centro de su
pradera sustancial , a la zona de confort de su conciencia calmada ,
a la paz de su habitación interior .
-Pero yo no tengo intención de dormir con usted .
-Yo no te he dicho que tengas que acostarte en la misma cama que
yo .
-He dicho dormir.
-Dormir, si dormir,llámalo como quieras .
Por un momento, Germán pareció a punto de perder esa equivoca
mesura , pero no lo hizo.
Hay dos habitaciones .
¿ Y tengo que salir con usted? .
-No ,no si no quieres no . No es obligatorio .
Marcela se retiró a su hogar con aquella oferta tan inesperada
encima de sus molidos hombros, que parecían llevar todo el peso de
aquella ardorosa tarde sobre ellos . Los cambios más trascendentes
de la existencia siempre llegan sin avisar , pero el tren particular de
ella había avanzado varias estaciones sin amago de detención en las
intermedias. De cero a cien en un tórrido crepúsculo . Llegó a su
habitación con una confusión sideral en sus ideas . Aquel hombre
adulto no la daba ningún tipo de recelo y , en contra de lo
imaginado, empezaba a pergeñar la idea de conocer Asturias y
ganarse un dinero fácil . Siempre podía contar con su teléfono en
casa de emergencia inesperada, pero dentro de su fuero interno no
valoraba para nada esa funesta opción. Comenzó a idear una
estrategia considerada impecable por ella misma : le diría a Nata
que la diera permiso para pasar un fin de semana con Jaime en
Asturias y con su familia , era la coartada perfecta.
Nata nunca preguntaba mucho , ella consideraba que conocer los
límites de la libertad era una obligación personal y necesaria , una
vez que cada individuo tenía en sus alforjas morales los nutrientes
necesarios para el trayecto a realizar. Era indispensable algún
resbalón para poder avanzar, deberían de llegar , tropezar y caer
era parte del camino . Y, cómo tenía muy bien analizada a Marcela
, sabía que debajo de aquella bella crisálida había una majestuosa
mariposa monarca con corazón de oro.
“ Hola Nata …..te quería comentar una cosa “.
Dime, sobrina bella .
-Jaime me ha invitado a pasar un fin de semana con él y con sus
padres en Asturias .
¿ Y tú que quieres hacer? .
Marcela sintió una puñalada candente en forma de sofoco en sus
mejillas .
-Me gustaría ir , para conocer el norte de España.
¿ Y serías responsable contigo misma? .
¿A que te refieres ¿..Al tema sexual .
Si,claro .
Claro que seré sensata tia Nata. Siempre lo soy .

Marcela dio por hecho que su “tía “ iba a dar una respuesta positiva
a dicha petición. Pero Nata, prudente ella , envió un mensaje a La
Brisa para dar por bueno la aprobación temporal a visitar Asturias
de su hija . Brisania conocía , incluso por foto , a Jaime y su
aspecto de muchacho serio y juicioso . Sabía el origen católico de su
familia a , las calificaciones académicas , y todos los asuntos
personales a los que tenía acceso su amiga . Intuía que estos
convulsos intervalos iban a llegar e incluso temía que la soga
afectiva con la que habían mantenido atada a Marcela podía
romperse en cualquier momento . Por lo tanto, y con la ordinaria
sombra de duda maternal, iban a dar luz verde a la operación .
“Marcela, ven un momento “ dijo Nata en la casa con una voz
trufada de nerviosismo .
La joven recorrió la distancia de su habitación al pasillo en un
tiempo tan veloz que sería difícil de superar en otra ocasión.
"Dime, tía " .
- "Tienes permiso para ir con Jaime a Asturias " .
"¡ Muchas gracias ¡ ".
- "Sólo te voy a pedir que sea muy prudente con sus asuntos , ya
me entiendes…."
"Sí".
"Pues que lo disfrutes , que conocer mundo es uno de las
motivaciones individuales más interesantes que existen . "
Ninguno de los familiares sistemas de alarma habían notado algún
cambio de comportamiento en Marcela . Recordó con vaguedad que
su tía decía de vez en cuando que la cabeza fría y analítica de su
padre en los negocios le había proporcionado un inusitado éxito
empresarial, y por un momento , se sintió orgullosa de aquel primer
propósito particular emprendido por su propia inicitativa . Ese
impulso irrefrenable que es la insolente juventud había iniciado un
nuevo camino en la vida de Marcela . De consecuencias
imprevisibles.
Augusto tenía ya planificada de manera mental toda la visita a
España . Argumentaría un viaje de negocios en busca de nuevas
ideas para visitar a la Brisa . Nadie le iba a reprochar nada, ya que
mantenía una significativa distancia personal de sus empleados e
incluso de su familia , era un témpano de hielo social incluso a veces
consigo mismo. Esa desgastada expresión terrenal en la que se
dice que no puedes servir a Dios y al dinero funcionaba de manera
magistral para analizar al empresario . Su única divinidad
reconocida eran los billetes , y este ídolo pagano llamado
capitalismo le había devuelto con creces todas sus plegarias idólatras
: tenía los bolsillos llenos y el corazón vacío.
Nunca llegó a solucionar el enigma amatorio que le había unido a
Brisania de manera tan formidable , siempre había conseguido
mantener a los indómitos perros del enamoramiento alejados de su
fortificada finca personal, sin darse cuenta , que al eliminar la fauna
salvaje de los afectos imposibles también moría con ella la frágil
flora de la pasión : al final estaba muy solo en todos los ámbitos de
la realidad .
Calculaba, con la precisión sempiterna de un orfebre bizantino , que
a principios de septiembre, cuando el calor capitalino que incendia
las desiertas calles de un despoblado Madrid comienza a
debilitarse , era la fecha adecuada para el deseado viaje.
Además, crecía cada día más su convencimiento personal de que
la opción de conocer de manera a personal a su hija Marcela era
una gran idea .
Aquella foto universitaria recibida había removido de manera
visceral los habituales sentimientos escondidos del patrón .
Si hubiera imaginado , de la manera más poética posible que es
capaz de fantasear una mente cartesiana como la suya , como aunar
la belleza detonante de su madre con sus ególatras y notables
genes se hubiera quedado muy escaso de fantasía : Marcela era
mucho más lúcida y bella de lo que él podría haber intuido .
Aquella concomitancia familiar tan próxima , el anhelado cierre ,
aunque sea de manera forzada, de aquel complejo capítulo de sus
memorias más íntimas , lo hizo sonreír de manera liviana . Y el olor
a café caucano recién hecho inundando la estancia mejoraba
aquel momento hasta llevarlo cerca del delirio.

Brisannia llevaba unos días bastante intranquila. Una pieza del


habitual puzzle de sus espinosos avatares no terminaba de encajar
. Y cuando sus demonios particulares se amotinan, comienza de
manera invariable una vigorosa tempestad de consecuencias
imprevisibles .
Apenas podía conciliar el sueño , y eso multiplicaba hasta el infinito
la posibilidad de que comenzara el espeluznante motín .
Desayunó de manera frugal , se vistió con las prisas propias de un
escolar exaltado en su primer día de colegio , y se marchó rauda a la
calle . Caminó con innegable celeridad unos quince minutos ,
evitando las concupiscentes miradas y algún comentario lisonjero
recibido por el trayecto. Llegó al portal deseado, y pulsó con
vehemencia el timbre cuarto ,la puerta derecha.
Contestó una voz de una mujer apacible , madura por su tono ,
que irradiaba sosiego hasta por el gastado interfono .
-Hola ¿ Quién es?.
-Catalina , es Brisannia… ¿ Por favor me abre? .
Catalina era una pretérita amistad de la Brisa . Una venezolana
entrañable, que se dedicaba a cuidar a personas mayores con una
dulzura y dedicación seráfica . Poseía un asombroso don de
nacimiento que ella consideraba muchas veces un infame castigo :
podía adivinar el futuro con un porcentaje de acierto deslumbrante
. La Brisa la visitaba con relativa asiduidad y le dejaba un dinero
voluntario por el esotérico dictamen .
Catalina abrió la puerta con un rictus circunspecto , al ver llegar a la
Brisa sabía con seguridad a que venía .
-Hola Brisania…..¿ Como está la bogotana más bella de todo
España?.
Hasta el tono manso de voz relajaba a esa escultural yegua
desbocada que galopaba camino del recibidor de Catalina.
-Bien , pero estoy inquieta y no se a qué se debe.
Bueno mujer, pasa y siéntate .Tranquila mija, tranquila.
Los poderes arcanos de Catalina eran muy poco recomendables
para las personas incrédulas en torno a los mundos espirituales y
energéticos , que la acusaban de oscura hechicera con demasiada
facilidad cuando contaba a los suspicaces sujetos episodios
pasados o futuros de su vida . Ya vivió circunstancias similares en su
localidad natal , la ciudad industrial de Valencia , en el agraciado
estado venezolano de Carabobo , y cuando era una indefensa
niña y veía circunstancias familiares o vecinales deplorables en
sueños premonitorios pasaba noches completas llorando y en
tormentosa vigilia.
Ya estaba terminando el reconocimiento incorpóreo de La Brisa: la
gran mayoría de las veces , se sentaba delante de las visitas y las
observaba con extrema dedicación , con especial atención al iris
ocular.
“ Bueno….y…. ¿Qué ves? …profirió con su habitual agresividad
verbal Brisannia .
-Estate tranquila , mija, que siempre andas atormentada .Está todo
bien ….
¡ Ese bien tuyo me pone todavía más nerviosa!.
Veo que tu hija cada se parece más a ti . Qué belleza de mujer has
parido.
¿Porqué sabías que te iba a preguntar por Marcelita?
-Porque todas las madres me preguntan por sus hijos …. Y se rió
con cierta sonoridad .
¿Y qué futuro la espera a ella? . ¡Dime la verdad Catalina!
Por un breve santiamén, la cara de Catalina se alteró , y buscó
recomponer su rostro a un modo neutral de la manera más
apresurada que pudo . Dudaba si la Brisa se había dado cuenta.
-La niña deberá tener en cuenta la misma maldición que te persigue
a ti. Y es que estas vainas, si uno no las rompen, se heredan .
Un pernicioso colapso físico ,con sus parálisis integrales incluidas,
amenazó con invadir en su totalidad su cuerpo , por momentos con
abrumadoras sensaciones febriles , . Tuvo que beber varios
sorbos de refrescante agua con un cierto sosiego para recuperar la
calma de su
organismo . Aquel vólcanico ciclón que entró con premura galopante
por la puerta se había disuelto con unas pocas palabras de carácter
chamánico.

“ Yo tengo tantas condenas encima que ni sé a cual te refieres “


dijo la Brissa contestando entre el sollozo ahogado y y el lamento
quejumbroso .
-“ Si lo sabe , si , usted siempre se empeña en perseguir al que no
la quiere “.
Marcela tuvo la suficiente disquisición como para quedar bastante
lejos de su domicilio con Germán. Un beso apresurado en la mejilla
de una circunspecta Nata sirvió de rápida despedida .Una maleta
italiana azul , llena de sueños adolescentes y ropa juvenil , traída
de los Estados Unidos , inició ese inconfundible traqueteo del
comienzo de todos los viajes del mundo .
A medida que llegaba la hora señalada para iniciar aquellos fugaces
días de asueto y desorden, una calma chocante se iba apoderando
de la mente y el cuerpo de la joven , metamorfosis propia de su
línea paterna , según contaba Leocadia .
En ese momento , se sentía dueña y señora de la coyuntura actual .
La gustaba, sin ninguna duda, sentirse estoica y confiada ante
cualquier vicisitud de la tornadiza realidad , tal y como haría su
padre .
A lo lejos apareció el deportivo negro del profesor, la localizó en tres
segundos y estacionó de manera provisional el coche , el mismo de
su foto de perfil en su teléfono , a los pies de ella . El perfume
habitual de él saludó antes que el docente terminara de bajar la
ventanilla , aquel aroma masculino con matices de bergamota la
recordó de manera momentánea a la noche en la que se conocieron.
-Buenos días Marcela…¿ Cómo estás?.
-Hola…bien …¿ Y usted?.
Emprendieron sin dilación el camino a la verde y espléndida Asturias
. Quedaban de camino entre cuatro horas y media y cinco,
dependiendo de las pausas, el tráfico y las demás circunstancias
viales .
Germán parecía tener una estrategia bastante clara : resultar lo
bastante cercano e interesante a la joven ; eran muchas horas y
tenía incontables kilómetros para llevar a cabo dicho plan.
Marcela, tan henchida de ego ancestral como poco experimentada
en las carreteras sinuosas de las relaciones , estaba picando el
anzuelo ; cada hora de concurrida y tibia autovías sonreía más.
La llamaba bastante la atención el comportamiento autómata y
permanente de Jaime .
La mandaba un mensaje por la mañana deseando un buen día y
uno por la noche con un texto muy parecido incluyendo los
socorridos besos : eso era toda la comunicación con él desde hacía
unos días. Aunque ninguno de los dos sufría en demasía por esta
parva correspondencia digital , su vaporosa ligazón corría el riesgo
de evaporarse, como el frágil relente noctámbulo abraza las
flores de azahar sevillanas y agoniza sin remedio ante el pujante
sol matinal de la primavera andaluza.
La inmemorial belleza asturiana conmovió a Marcela en cuanto la
calzada comenzó a colorear de un fuerte color verde a sus
ecológicos flancos , abundaba un exuberante follaje por todas sus
localizaciones . Ya había visto imágenes por internet, pero una vez
más , la realidad bucólica y purificante de aquella preciosa
comunidad autónoma la rebasó sin atenuantes .
Llegaron a Llanes a una hora un poco tarde para comer , pero el
plan del profesor iba a seguir con precisión rigurosa todos sus
planificados pasos .
En un restaurante cercano al acogedor puerto llanisco , donde se
respiraba con facilidad aromas intensos entremezclados de ría y
de mar , y las gaviotas celebran con estruendo alborotado las
llegadas de barcos pesqueros , tenía reservada una mesa
Germán. La temperatura ambiental rondaba los veinticinco grados
en su acogedora terraza y los cielos azules hacían de la jornada
una postal impecable.
“ Si te gusta la carne Marcela , te recomiendo que pruebes un plato
que se llama cachopo.
Aquí lo ponen muy bueno “.
Los filetes de ternera empanados y rellenos de jamón y queso
estaban deliciosos . Y la apetecible sidra regó la opípara
comida , llenando el almuerzo de risas no fingidas y alguna
carcajada inesperada por parte de ella.
Germán desgranó con detalles prolijos su vinculación con esta villa
marinera . Sus padres, docentes ya jubilados , veraneaban
siempre por el norte del país y decidieron comprar un apartamento
en esta localidad hace ya unos veinte años . También contó que era
hijo único y que había estado casado , pero se había divorciado
hace un tiempo .
Después de la suculenta comilona, la pareja recorrió el pueblo con
bastante animosidad , visitando la atiborrada playa de El Sablón .
Bañistas alborozados , niños eufóricos en la arena y en el agua , y
esporádicos veraneantes celebraban aquel majestuoso día de
verano , en el Norte de España no todo el calendario estival cumple
con sus señaladas fechas, abundan los días grises con bruma
norteña y frescor otoñal.
En el cercano paseo marítimo de San Pedro , el indómito Mar
Cantábrico se muestra en toda su expresión , aunque se ve algún
solitario banco postizo diseminado entre la verde pradera y la
soledad resonante de los agrestes acantilados . No es necesaria la
artificial presencia del análogo mobiliario urbano de casi todos los
parques y jardines mundanos , aquí manda la inmensidad suprema
del garzo océano .

El abigarrado viento del Norte comenzó a soplar con determinación


en torno a las siete de la tarde. El itinerario , tan idílico que
Marcela se había quedado con la boca abierta , comenzaba a tener
visos de concluir por el día de hoy . La joven se había tomado varias
fotos ella sola en varios puntos paradisiacos de la población , con
el profesor guardando una prudente distancia para con ella .
“ ¿ Tienes frío?” … consultó German con tono escrutador .
“No, estoy bien, un poco cansada del viaje y del día. Que
no hemos parado , jeje . “ “ contestó con determinación
impropia de su edad.

“Cuando quieras ir al apartamento me dices , a darte una


ducha o lo que te apetezca “

-Vamos ya si quieres .

Llegaron con bastante rapidez a la vivienda . Era un apartamento


situado en la entrada de la villa , a unos escasos diez minutos del
centro . Se notaba a la perfección que habitualmente nadie residía
allí, tenía ese característico olor a domicilio sellado ,a morada
hermética sin ánima.
La decoración era propia de una segunda residencia de veraneo,
porque a veces da la enigmática sensación que todas las personas
se ponen de acuerdo para llenar sus habitáculos con los mismos
anodinos muebles y las paredes de indiferentes pinturas .
Marcela preguntó cuál era su habitación , había dos contiguas , las
únicas , con el mismo espíritu indolente del resto del domicilio .
Necesitaba ducharse y acicalarse porque se sentía bastante exhausta
. Pidió de manera distante permiso para entrar en el minúsculo
cuarto de baño . Germán asintió y se acercó al coche a subir los
alimentos , frutas y bebidas que había traído para los dos días
vacacionales .
Revisó los mensajes de su teléfono y mandó varias fotos a Nata ,
también estaba la apática comunicación cotidiana de Jaime a la que
respondió con mucha desgana.
Cuando terminó su balsámica ducha, se vistió con un imparcial
pijama y salió a la sala de estar. Le indicó al docente sus ganas de
echarse a dormir , fatigada por un maratoniana jornada de un
periplo ímprobo . Germán asintió con calculada vaguedad y la deseo
que tuviera un feliz descanso . La primera crónica de la aventurada
travesía se cerraba con un sosiego confuso y nocturno que
inundaba todo el apartamento.

La joven se despertó sobresaltada en torno a las ocho de una


soleada mañana en la costa asturiana . El astro rey percutía con
ensañamiento en forma de ígneos rayos las endebles persianas de
la habitación.
Había dormido con una inopinada placidez , fruto de la turbación y
la emoción de la jornada anterior . Mientras su cuerpo
somnoliento se dirigía a la lenitiva ducha , su enmarañada cabeza
padecía un progresivo borboteo acorde a su situación .
Cuando salió del baño , Germán estaba sirviendo un humeante
café con tostadas y mantequilla artesanal de la zona .
-“ Buenos días Marcela… ¿Cómo has dormido? “. .. sondeó con
tono analítico el docente.
- “ Bastante bien , gracias “ . Dijo ella con entonación
protocolaria .
Mantenían un acredidato alejamiento incluso en la claustrofóbica
cocina . Una distancia insalvable .
“¿ Te apetece ir a la playa hoy con unos bocadillos? . Hay una
playa preciosa y única cerca de aquí que te animo a conocer . Te
encantará .”
“ No he traído bikini ni ropa de playa “. Lanzó con celeridad
Marcela en forma de dardo verbal.
“Puedes llevar un vestuario informal . Eso no es
impedimento “.
Comenzaron el luminoso trayecto con un mutismo taciturno
propio de un funesto óbito . La situación tirante y engorrosa
parecía acrecentarse por momentos . Los silencios pertinaces
de instantes momentáneos parecían durar inacabables horas .
La playa de Gulpiyuri está muy cerca de LLanes . Es un regalo
minúsculo del cielo , una joya diminuta de arena delicada ,agua
cristalina y sueños abandonados de veranos anhelados
.Ubicada en un escondido reducto de la costa oriental astur , no
tiene accesos automovilísticos por fortuna . Aparcaron a unos
quince minutos del espectacular litoral, y aquel camino natural y
sanador oxigenó las herrumbrosas ideas de la joven.
¡ Que lugar tan bonito ¡ exclamó como si anduviera en categórica
soledad .
-Ya te dije que te iba a encantar .
Los días de radiante estío , no siempre habituales en el territorio
costero del norte de España , guardan en su considerado interior un
esplendor imponente . Cuando se ponen de acuerdo el bravío mar
Cantábrico y el hercúleo sol de agosto regalan a los veraneantes
estampas tan insuperables que se guardaran para siempre en la
perpetua memoria y en los recuerdos dichosos de los afortunados
espectadores . Y hoy era uno de esas bienaventuradas jornadas .
Cuando llego a aquel minúsculo diamante en forma de reducido
arenal creado por el prolífico cosmos , se quedó absorta unos
minutos para entender y asimilar tanta grandiosidad en tan
minúsculo enclave.
Bajó sin demora a mojar sus delicados pies en aquella piscina
impecable de origen natural : el agua estaba bastante fría .
Después de las obligadas fotos individuales de Marcela, enviadas de
manera meticulosa a su querida Nata y a su tía Leocadia , y tras
haber deambulado por aquel indómito paraje lleno de olor a
babilónico mar y hierba agreste , el usual apetito del mediodía
empezó a llamar a la puerta del estómago de los dos transeúntes ,
separados por un infranqueable muro de distancia personal y recato
emocional .
Se sentaron a comer los bocatas preparados con esmero por el ,
con un exquisito jamón ibérico de cebo y tomates ecológicos .
Situados en los montaraces acantilados que rodean el enclave , y al
fondo, el vasto y dinámico Mar Cantábrico , disfrutaban de un
horizonte grandioso.
Germán , más ejercitado en las cuestiones alambicadas de pareja ,
notaba que no podía derribar el asentado dique construido con
inverosímil sabiduría por ella .
La veía deleitarse con verdadera entusiasmo de los
emplazamientos visitados , de eso no cabía ninguna duda , pero
ignoraba con categórica destreza los denodados sacrificios de
galantería y corrección .
Terminado el frugal convite , el profesor propuso un nuevo plan :
¿ Te apetece comer un helado en una villa muy bonita que hay cerca
de aquí?.
Marcela asintió con limitado interés , estaba ojeando las redes
sociales y subiendo imágenes de su diáspora vacacional .
La hirsuta pareja puso rumbo a la localidad cántabra de Santillana
del Mar .
Tras casi una luminosa hora de confortable camino, en la que la
llameante somnolencia canicular se apoderó del impetuoso
vehículo , aletargando con determinación estival el femenino
y sutil cuerpo de la joven , llegaron a la histórica villa .
El altisonante espectáculo de edificios arquitectónicos
sensacionales , los ambientes imperantes en los que se respira
ancestrales historias terrenales y fidedignas zonas preservadas
de sacrosanto silencio , un entusiasmado gentío multicultural en
busca de la taxativa fotografía vacacional que busca resumir en
un utópico instante todo lo vivido en esas fechas anheladas de
asueto …. Santillana en verano es una fiesta por sus calles
adoquinadas de leyenda eterna y huéspedes efímeros , y en sus
inmemoriales bóvedas acicaladas con pretéritos bisontes
paleolíticos .
Marcela se dejó llevar por aquella euforia turística grupal, su
teléfono se incendiaba con semejante cantidad de fotos en todos los
rincones de esta población única en España.
Germán calculó que a la altura de la Colegiata podría tantear
tomarse una imagen con la joven. La llevaba analizando con
detenimiento toda la rutilante jornada.
Ella estaba entregada al ímpetu grupal de las masas desbocadas,
a la par que organizadas, que recorren sin descanso las vetustas
rúas santajulianenses en los estupendos días de estío como este.
Cuando llegaron a la altura del renombrado monumento románico ,
el titubeante acercamiento del profesor fue bastante más
manifiesto, lo que empezó a provocar cierta pesadumbre en ella.
“ ¿ Una foto juntos? “ ….tanteó de manera vacilante en forma de
pregunta Germán .
“…Mmmm ……no , de momento no…gracias “….dictaminó con
rotundidad una Marcela irritada.
No causó un efecto catastrófico la jarra de agua helada que Marcela
derramó de manera metafórica por las ansias fotogénicas de
Germán .
Disimuló la temporal derrota con una invitación a degustar un
helado natural en la grandiosa terraza de un parador nacional muy
cercano a la Colegiata.
Y aunque el sorbete era sublime y el establecimiento hotelero de
una elegancia monumental , no consiguió sonsacar más de una
grácil sonrisa a la joven bogotana.
Al llegar al recalentado auto , los ánimos del conductor intentaban
enfriarse para no perder los estribos afectivos .
Le preocupaba parecer un imberbe adolescente de quince años en
busca de su primer beso colegial .
“ Dicen , que este pueblo es uno de los más bonitos de España……
¿Qué te ha parecido? “
-“ Es bonito, las fotos me han quedado preciosas ….la verdad es que
me ha gustado mucho “.
- “.Mañana si te parece bien podemos visitar otros dos lugares
famosos por su belleza , aquí en Cantabria “.
Y esas frases , que nunca parecen las últimas del dia, si no que
suelen ser puentes verbales de transición hacia otros vericuetos
existenciales , fueron las últimas del recorrido.
Y llegó después la incertidumbre nocturna ,el silencio embarazoso de
las crepusculares habitaciones del apartamento y el sueño
macilento .

Llegó la hora otra vez del desayuno reconfortante .


El café recién hecho de aquella desconocida marca asturiana.
Una deliciosa mantequilla con sabor a los alimentos elaborados con
mimo familiar y dulzura materna.
Los días empezaban en aquella singular pareja con la fuerza propia
del vigoroso sol agosteño,
aunque más adelante la inexistente alquimia en su cuenco
amoroso de cobre provocaba más neblina virulenta que impúdicos
vapores amatorios .
Hoy tocaban nuevos e inéditos derroteros cántabros : Comillas y
San Vicente de la Barquera.
La primera parada , en la señorial villa comillana .
El verano norteño cobra sentido en lugares como éste , donde el
afán quimérico de un marqués acaudalado tomó forma de manera
regia y arquitectónica .
Comillas es una villa principesca enclavada en un idílico pueblo de
antiguos pescadores ,
con lo que en cada pavimentado paso por su pretéritos y
majestuosos pasajes, uno respira aires de luenga nobleza con
sabor al sudor salobre de los marineros portuarios.
Miscelánea cultural , mezcolanza social , composición urbana y
paisajística verde y azul que dan lugar un ilustre asentamiento
fantástico , a una magna villa de ensueño.
Marcela se volvió a quedar prendida de aquellas palatinas
edificaciones , de aquel verdor tan intenso que acompañaba de
manera sosegada a todas las distinguidas construcciones , y su
teléfono volvió a crepitar por las continuadas e incesantes
fotografías .
Germán seguía percibiendo una distancia insondable entre ellos , y
es que , cuando las almas no se miran, los cuerpos no se tocan .
Su nebuloso plan , a priori , tan perfecto y ejecutable , de que una
galantería desbordante y una atención sin medida acabarían
provocando unos deseos irrefrenables de amoríos y pasión en la
vacilante joven resultaron ser bastante desacertados .
Marcela parecía una solitaria veraneante juvenil haciéndose un
millón de interminables fotos y él, un tenebroso misántropo
caminando a quince tenebrosos pasos de ella .
El profesor empezaba a titubear acerca de los movimientos a seguir ,
nada salía como había imaginado.
Comieron en una céntrica pizzería , un almuerzo veinteañero podía
ser más cercano pensaba el docente . Él buscaba todo lo posible
para poder conseguir bajar al yermo campo de batalla de aquella
contienda amatoria sin padecimiento melancólico ni salobres
lágrimas de amarguras románticas , y es que , cuando no hay
armamento mortal en las bolas de los cañones del corazón es
imposible que uno muera de amor .

Tras la itálica comida , la tornadiza pareja inició el camino hacia la


cercana villa de San Vicente de la Barquera .
Por la vetusta carretera comarcal el insigne paseo de Solatorre
despide a sus embelesados visitantes con la sombra centenaria de
unos monumentales plátanos silentes , que aplauden y agradecen
la cita como han hecho desde siempre : con discreción arborescente
y aire renovado .
Cuando todavía el alma no se recuperado del bucólico regocijo
que supone visitar la regia Comillas , esta verdemar senda nos
deposita en la arrebatadora ría de la Rabia : la belleza natural en
estos bienaventurados parajes parece no tener fin ni principio .
Lugar de paso y residencia de numerosas aves acuáticas : también
los huidizos ánades conocen y valoran los aromas salitrosos de
estos agrestes edenes . Excepcionales árboles litorales , tonos ocres
dominantes y asiduos cantos de aves . Un minúsculo y evocador
paraíso.
Marcela miraba absorta tan sutil panorama natural : a veces el
vocabulario no encuentra formas verbales para definir la belleza.
Y de repente , a su derecha , apareció como una arcaica postal de
felicitación : la idílica playa de Oyambre ; un espectáculo natural
combinado de las moribundas aguas ribereñas y su eterna unión
con las vigorosas corrientes marinas , unas dunas señoriales que
bendicen con sosegada mesura y nubes selectas de arena la
inmortal contienda de los ríos y los mares, en el que de manera
imperecedera hay un inequívoco vencedor : una belleza prístina
absoluta .
La joven insistió en detener el viaje para tomarse unas
instantáneas en un concurrido aparcamiento con ese atrezo natural
como inigualable fondo : Nata ( Y la Brissa , que recibía
información detallada de todo el asunto ) coincidieron en que eran
las estampas más bonitas de todo el periplo .
Al seguir el recorrido , Germán contó a Marcela la leyenda de los
cisnes de la Ría de la Rabia ; había oído hace muchos años , que si
en tu primera visita a este monumental escenario ribereño
conseguías ver a la pareja de cisnes junta, tu relación actual iba a
durar toda la vida , ya que , decían estas refinadas aves
conservaban la misma pareja durante toda su existencia .
Marcela, en un infrecuente comportamiento , le preguntó si podía
interrumpir otra vez la marcha . Y entonces disparó con su habitual
austeridad verbal :
-“ Me gustaría parar e ir a ver si veo los cisnes “.
-“Claro, espera que aparco por aquí y vamos “ . contestó el docente
.
-“Si puedo ir sola , lo prefiero “ .
Un estruendoso silencio inundó el interior del sudorífico coche .
-“ Claro, sin ningún problema “ .
Por momentos, y de manera cada vez más acentuada, el tono
verbal del profesor parecía una enajenada y culminante tormenta
de verano a punto de desatarse sobre un campo baldío e
impertérrito ….la tensión anímica se acrecentaba sin orden ni
rutina.
Germán detuvo la marcha del coche en un inexistente andén de
aquella campestre carretera comarcal .
Marcela se bajó a la velocidad del rayo, impulsada por las
crecientes premoniciones de fracaso que ambientaban ya todo la
odisea .
Caminó hacia un pequeño viaducto que le daba una extensa visión
de la llamada Ría del Capitán .
Lo primero que observó es un estéril bosque de eucaliptos
apocalípticos , y se acordó , con una ilusión desprovista de
fortaleza , del mantra repetido hasta la saciedad de su tía Leocadia :
las primeras impresiones siempre son las buenas ..
Un súbito escalofrío recorrió con estrépito su lozano cuerpo.
“He venido a ver los cisnes, esto no significa nada “ … se dijo para
su espasmódico interior .
Un analéptico viento llegó de improviso para sanear las maltrechas
reflexiones de la joven .
Cuando ya aquella reparadora brisa la había hecho olvidar por
momentos sus extenuados pesares , recordó el motivo de su
apremiado registro : avistar la célebre pareja de aves acuáticas .
Buscó con categórica desesperación verlos surcar las turbias aguas
de la marisma , pero las tentativas oculares resultaban infructuosas
.
Ni sus adorados posados fotográficos encontraban lugar apacible
para aflorar , la vasta y tierna frustración se apoderó por completo
de la despampanante moza .
“ Ni en los juegos más tontos tengo suerte “ exclamó en medio del
desolado viaducto , reclamando al estival cielo su parte de fortuna
universal , la que nos suponemos de manera quizas errónea, nos
pertenece por derecho natural.
Y decidió marcharse , con desesperanza cósmica en los bolsillos y
progresivas nubes de arena en el corazón .
Una postrera ojeada , a punto de abandonar el rústico puente , le
recordó lo alambicada que es la realidad y las diversas
ramificaciones que puede llegar a poseer.
Allí, estaba , en la turbia laguna salobre, navegando hacia derroteros
ignotos , un único cisne , en omnímoda soledad y un silencio
hierático .
Antes de volver a subirse al ardiente auto, Marcela ya se había
secado las lágrimas de su sensible tez y había almacenado con
legítima aflicción el episodio en lo más recóndito de sus novatas
entrañas .
El viaje continuaba.

Acomodados golfistas en busca de su golpe inolvidable , bucólicos


surfistas visualizando el quimérico oleaje zarco , niños exultantes
camino de su arenal soñado ….. Oyambre era una animada
verbena estival en horario de radiante atardecer, mientras aquel
taciturno auto cruzaba los atiborrados accesos de este festival de
sedosa arena y relatos de oníricos veranos.
“ Esta playa que ves a tu derecha también la llaman la del Pájaro
Amarillo , ya que aquí aterrizó de manera accidental el primer vuelo
transatlántico , desde de Estados Unidos hasta ahí mismo “
Señaló el docente con una cierta verborrea imperativa .
El espectáculo ambiental era único .
El coche subía una silvestre calzada , en la que las verdes praderías,
la dorada playa intermedia y el inigualable y azulado mar
Cantábrico conformaban una postal eglógica , una estampa
inmemorial , una sublime fotografía .
Marcela miraba cautivada tanta magnificencia natural .
Ni contestó la apreciación taxativa de Germán ni pensó en hacerlo .
Sólo miraba y respiraba con estentórea profundidad .
“ Te recomendaría ahora que cierres los ojos “ …. “ Y que los abras
cuando yo te diga “…aseveró con sutileza Germán.
Ella, no muy convencida por la tirante tesitura , lo hizo con muy
poca convicción .
Percibió como el recalentado coche giraba a la derecha y apreció
que por la significativa vibración del vehículo, iban por un sinuoso
camino de grava .
Escuchaba a la perfección ese ruido tan particular de las fatigadas
ruedas hollando rústicos senderos de piedrecilla diminuta y suelta.
Tras unos exiguos minutos que la parecieron inextinguibles horas a
la bella damisela de los cubiertos ojos , el oscuro automóvil se
detuvo .
Germán se bajó raudo , y le abrió su puerta .
Ella permanecía con la vista clausurada de manera temporal y
su belicoso corazón en perpetuo conflicto .
Hubo una postiza caballerosidad en todos los últimos gestos
cordiales hacia la joven , y aquí también ella lo percibió .
Y se bajó a tientas , como cuando los gráciles gorriones inician su
primer vuelo en las grisáceas mañanas de apelmazada bruma , si
saber cómo será el siguiente paso ….
“ Ya puedes abrirlos “ …..musitó German con delicadeza .
La espera había merecido la pena .
El aparcamiento de la playa de Gerra daba lugar a la mejor vista
combinada de toda la vida de la joven .
Veía sobrios campos de tonos verde esmeralda , un infinito arenal de
color gualda , un mar bravío que acaricia y pellizca su percutida
orilla con entusiasmo indestructible y calculada ambivalencia , un
acicalado pueblo al fondo que parecía vigilar ese fragmento utópico
de paraíso en la Tierra , un sacrosanto templo investido centinela
de lo humano y lo divino , atalaya efímera construida por las
manos laboriosas de los hombres , y , por encima de todo y de
todos , unas cumbres dominantes llenas de silencio y libertad ,
guardianas desde sus nevadas cúspides en los gélidos inviernos de
todos los secretos y misterios de las efímeras existencias de las
personas de la imborrable comarca .
¡ Wow, que bonito ¡ exclamó con muchísima energía la joven .
Sin lugar a dudas , fue el momento álgido de la peliaguda
expedición .
Aquella belleza natural tumbaba cualquier obstáculo , por lo
menos de manera transitoria .
Después de una cantidad ingente de fotos tomadas por Marcela en
el aparcamiento más afortunado de España , el compungido dúo
continuó su marcha .
La campestre carretera , ventorusa ella , no abandonaba a aquella
fastuosa playa , la llevaba a su derecha ,como una pareja de
bienaventurados enamorados argentinos caminan asidos de la
mano por la Colonia del Sacramento uruguaya y contemplan
embelesados el colosal Rio de la Plata .
Una etapa tan radiante sólo puede desembocar en una villa
majestuosa , a la altura de tanto esplendor : llegaban a San Vicente
de la Barquera.
Antes de iniciar la visita a este idílico lugar , Germán hizó una
breve puntualización , de carácter tradicional y lúdico :

“ Vamos a entrar ya en San Vicente . Dice una leyenda barquereña

, que si cruzas el puente de acceso , el de la Maza, sin respirar y

pides un deseo , éste se te cumplirá “.

A ella, por impetuosa juventud, vital inexperiencia y por su origen


proveniente de una tierra superticiosa , la encantaban estas

heréticas diversiones .

Aunque no se lo decía, no le mencionaba nada .

Marcela mutaba por instantes en un ser impasible y severo .

Hasta ella misma se sentía desconcertada de sus esporádicos

cambios de piel .

Ella no era ella .

“ Prepárate , que ya estamos llegando “ .

Cuando enfilaron el histórico viaducto , y guardaron la preceptiva


respiración en sus pulmones durante estos lacónicos instantes , sus

pensamientos tomaron bifurcaciones tan dispares que si un

capacitado chamán hubiera visto semejante desatino celeste

tomaría cartas en el asunto con premura .

Una vez consumido el insuficiente oxigeno que consiguieron


retener ,
parecía que la ansiada liberación de ese dilapidado aire en el
interior del auto había emponzoñado más la caústica atmósfera
existente .
“ ¿ Lo conseguiste? pronunció un exánime Germán .
“……Mmmmm…. me parece que no “…. Replicó con su habitual tono
pétreo Marcela .
Convenía, por el beneficio dual , ir pasando la página del deseo
anhelado y el viaducto atravesado.
La visita a la villa barquereña era de una belleza tan descollante
que no merecía la pena seguir con un ánimo fúnebre .
En cuanto se bajaron del luctuoso auto el privilegiado y terrenal
entorno los atrapó.
Pasearon en un formato de transitorio armisticio hacia la
monumental iglesia de Santa María de los Ángeles , merecedora de
tan espiritual nombre sólo por las vistas majestuosas que posee :
Aquí sin dudas se está más cerca del cielo .
Su patio trasero , dónde puedes observar las prístinas aguas
salobres y a ratos de tonos esmeralda de las marismas y , al
fondo de la poética estampa : las apacibles y hercúleas cumbres
de los Picos de Europa como un celestial fondo imaginario .
Esta placentera postal natural es una de las láminas perfectas
para el albúm de fotos vacacional de cualquier familia, pareja, o
grupo social .
Marcela se retrató hasta el paroxismo de lo desmedido. La
extraordinaria situación quizás lo merecía.
Nata la felicitaba casi en el mismo segundo en las que recibía
aquellas hermosas imágenes :
“ Estás muy bonita , y el lugar es una preciosidad “ observaba
con indudable querencia su tía postiza .
Ni se figuraba la joven que su madre sollozaba de franca emoción al
verla en las reenviadas instantáneas .
Así de minúsculo y dinámico es el mundo actual . Las noticias
atraviesan el orbe en escasos momentos.
La fundida pareja caminó hacia el ciclópeo castillo del Rey ,situado a
escasos metros del impresionante templo . Sin embargo, acaso por
la obnubilación preliminar , Marcela apenas prestó atención a tan
fastuosa edificación .
“ ¿ Te apetece tomar un helado? Aquí cerca los hay muy ricos .”
parloteó con poca determinación Germán .
“ Ok , vamos “ manifestaron las ávidas papilas gustativas de
Marcela .
Cerca , a unos imprecisas decenas de pasos , con estirpes
variopintas , familias afortunadas , amantes estivales y
multitudes enardecidas invadiendo de forma serena las calles de
la vetusta puebla barquereña , en la avenida principal de la
elegante villa , estaban las atestadas heladerías .

En un recóndito santuario del Norte de España , justo allí iban a


volver a cruzar sus caminos estos dos desconcertados jóvenes .
Así de pequeño es este mundo , de paradójica la existencia , y de
intrincado el destino .
“ ¿ Qué haces por aquí , Marcela? “ interrogó con vehemencia un
desencajado Jaime .
“ Vine a pasar unos días… con una amiga “ … inventó sobre la
marcha una aterrada joven .
“ Con una amiga…. ¿ de San Vicente? …… interpeló el agitado
muchacho.
“Si…una colombiana que vive aquí…… ¿ Y tú que haces ? ……
Marcela intentaba recobrar el dominio de la conversación.
La tez del hombre mutó a una palidez macabra .
En su árida boca las perentorias necesidades de saliva eran ya
cruciales para poder articular cualquier vocablo.
“ Como veraneo en Comillas , a veces me acerco a dar un paseo
por Sanvi .”
Y tú …¿ Con quién has venido? …..consultó la perspicaz intuición
femenina en forma de demanda verbal perentoria .
No hizo falta responder a la acuciante cuestión .
Una delicada fémina , con un rostro agraciado por las deidades
paganas de la belleza con la suprema concesión, se asomó con
curiosidad desde el católico portón al fresco interior de la ermita
para pronunciar con sedosa voz , amplificada por la extraordinaria
sonoridad de los litúrgicos templos :
“ Jaime…. ¿ Nos vamos o qué? “.
Un silencio atronador se apoderó del pétreo oratorio .
Los dos jóvenes se miraron como si fuera la primera vez en su vida
que se veían . Y quizás la última.
Jaime agachó la cabeza , como un execrable reo camino de la
desgarradora guillotina , y se marchó en categórico mutismo .
Marcela, que todavía permanecía sentada , sintió una enmarañada
mezcla de desahogo y pesadumbre .
Dejó pasar unos minutos , se recompuso con su habitual y
desconocida solidez , y se dirigió , flemática e impertérrita , hacia el
banco donde el profesor descansaba .
“ Marcela, mira que vista tan espléndida de la ría y del pueblo , y
el puente de los “ deseos “ ….exclamó conmovido el profesor .
Ella, en su honda consciencia , comenzó a sospechar si aquella
histórica pasarela la había mandado una directa comunicación.
O , es , sólo, lo que llaman, el destino.
La vuelta hacia territorios asturianos se hizo con austeridad
gestual , disimulo particular , ausencia integra de comunicación …..
cómo una bandada migratoria de aves volando en busca de tierras
remotas de sustento y redención .
Resultaba llamativo esa sensación de descalabro grupal en dos
personas que siempre caminaron por sendas dispares .
Marcela estaba en búsqueda del idealizado amor , y en el fondo ,
se estaba buscando ella misma en este colosal universo .
Era una hermosa cautiva de fallas amatorias ajenas , heredera de
despropósitos pasionales consanguíneos y sentenciada a
deambular en busca de ese afecto tan habitual en engañosas
películas crepusculares de encapotados domingos por la tarde.
Germán era un extraviado hombre en tierra de nadie , estaba de
vuelta de un lugar al que nunca fue , y buscaba unos amoríos
tan quiméricos que al principio de la mundana cacería ya sabía que
regresaría de los nebulosos cerros del sentimiento recíproco sin
botín en el marchito morral.
Por eso, disparaba cada día con mayor desesperación , sin pararse
a pensar que la estruendosa resonancia de los tiros ahuyentaba a
todas las presas, salvando quizás a los que nunca han escuchado
estrepitosas detonaciones .
La joven tenía una lacerante duda rondando por su masacrada
sesera : ¿ Habría visto Germán a Jaime? . ¿ Se estaría haciendo
el despistado? .
La habitual clarividencia femenina la hizo escribir primero a su
compañero de universidad :
“ Me ha dicho mi amiga, que te vió salir muy alegre con la chica
.Felicidades “.
A los tres segundos un desasosegado Jaime devolvía de manera
electrónica el mensaje :
-Sé que no me vas a creer pero es una amiga que he conocido en
Comillas y sólo me estaba acompañando a dar una vuelta .
Lo siento mucho pero no he hecho nada malo , aunque estoy
seguro que desconfías de mi “.
“ Estoy casi segura que no se han visto , que al estar Germán de
espaldas y Jaime salir apresurado y en dirección al pueblo el azar
los ha separado “ , mascullaba la joven para sus flamígeros
interiores .
El docente conducía impávido ,absorto, con su mente quizás en otra
parte , en ignotas metrópolis , en alejadas plazas ….. en muchos
parajes menos allí .
De manera espiritual, y dentro de unas horas ya de forma física ,
cada uno volvería a sus habituales hogares , a sus confortables
casas , a su redundante vida .
Germán ni disimuló el notorio abatimiento que recorría su otrora
diplomático comportamiento .
Hizo su maleta con ásperos ademanes , dejó los alimentos
indispensables para el desayuno de mañana y se acostó sin decir
nada en su habitación .
Marcela vió un rato la televisión en la anodina sala de estar ,
confirmó a Nata que mañana ya volvía y se fue a dormir con
sensaciones ambiguas ….. ¿ Lágrimas? ¿ Disgusto? ¿ Desazón?...cero
síntomas de malestar…sólo ganas….muchas….de volver a su
añorada residencia.

En mitad de la confusa noche , Marcela escuchó crepitantes pasos


en la vivienda , y se despertó sobresaltada .
Temerosa , agarró con determinación a su almohada .
Consultó si su teléfono estaba encendido … y se sosegó cuando lo
vio operativo encima de la mesilla .
Las sigilosas pisadas concluyeron en su puerta . Y la tocaron .
Estaban llamando . El paulatino temor mutó en un pánico opresivo
.
“ ¿ Si? “ ….dijo la voz aterrada de la joven
“Soy yo, Marcela ….¿ Puedo pasar? “ .
“Claro “ replicó la temblorosa mujer .
Germán entró , con un slip negro de una conocida marca
norteamericana como única prenda de vestir en su cuerpo.
Depilado en su totalidad, su perfume habitual también anegó el
dormitorio cuando cruzó el umbral del dormitorio.
La exigua luz de penumbra que acompañaba a su súbita entrada
confirió a la noctámbula escena un aire misterioso , con toques
fantasmagóricos .
“No podía dormir y me acerqué a hablar contigo , perdona “
pronunció el desvestido docente .
“ Nada , tranquilo “ . La joven sacó a pasear en medio de esta
tormentosa situación un granítico aplomo espontáneo con el que
hasta ella misma se sintió desconcertada .
El histerismo original había dado paso a una ponderada sobriedad ,
la melodramática escena se estaba volviendo de su lado de manera
inesperada.
“Quiero decirte que he disfrutado de estos días muchísimo en tu
compañía Marcela . Han sido muy amenos y reparadores . Gracias “.
El sexto sentido habitual de la joven desconfió por completo de
aquella sobrevenida dramaturgia a extemporáneas horas .
“Gracias a ti Germán , pero si me disculpas tengo muchísimo sueño
. Me gustaría seguir durmiendo “ .
“¿ Me darías un abrazo? “ .. soltó de manera imprevista el profesor.
La tirante realidad volvía a instalarse en el tibio lecho de la
bogotana .
¿ No podía ser mejor mañana? . De verdad que me caigo del …..
¡ Ahora es mejor ¡ . gritó en mitad de la opaca tenebrosidad de las
sombras el profesor.
De repente, un nudo granítico con todas las turbaciones del
firmamento se apoderó de la garganta de la muchacha .
Sentía que no podía respirar .
Se ahogaba por medio de una especie de intenso martillazo en la
zona de la tráquea . Era una sensación angustiosa .

“¡ No puedo respirar ¡ “. vociferó alarmada mientras se incorporaba


en la cama la joven .
“ Perdón Marcela, lo siento mucho …no volveré a pedirte nada “ .
La mujer lo miró con firme detenimiento y en medio de aquella
gótica escaramuza , entre las umbrías facciones masculinas
encontró una mirada desorientada ,
que intentaba nadar en un inmenso océano de siniestra decepción
y propia frustación.
Era la sórdida quintaesencia de todos los amores maltrechos que
pudieron haber sido y nunca fueron , el único morador de la
hostería del infortunio,
la cegadora reverberación del dantesco vaticinio de la soledad del
adyacente mañana ……
“Soy un maldito fracasado , no sé ni lo que hago ni que lo digo “ .
exclamó con estruendo el atribulado docente.
Germán salió despavorido de la llameante alcoba , abrasada por las
enrarecidas sensaciones provocadas durante el aciago vodevil.
Se mantuvo flotando un silencio incómodo después en la sofocante
estancia .
Marcela se mantenía allí, con una difuminada sensación entre la
irrealidad y el desamparo , como si ella no hubiera vivido aquel
fatídico lance.
Ni siquiera sabía qué hacer , ni qué decir , ni si llamar a alguien , ni
si llorar o patalear . …no sabía nada.
Solamente pensaba que aquella especie de engañosa farsa
disfrazada de amistosas vacaciones habían desembocado en una
deplorable tentativa de escarceo sexual.
Se prometió a sí misma no repetir en el futuro semejantes
acontecimientos , y sentía que aquellos malditos trescientos euros
habían salido muy costosos .
Dormitó con una abismal huella de desagrado propia hasta la hora
de levantarse.
Tocaba volver a casa.
El camino de vuelta fue un viaje lúgubre hacia los orígenes de los
dos pasajeros.
Volvían en una atmósfera circunspecta , envolviendo el trayecto en
una asfixiante acumulación de instantes infinitos , de carreteras
secundarias con restaurantes fugaces para sus extenuadas vistas,
y autovías similares como único y pesaroso paisaje .
Regresaban con una sensación de categórico fracaso en las
maletas y distancia insalvable en el corazón .
Germán , un accidentado polizón embarcado en la nave del
constante desacierto , y cada día más, empeñado en hundir por
méritos propios su navío particular .
Marcela , una joven extraviada en los azarosos derroteros de las
asuntos del querer , y si la primera experiencia afectuosa en
Estados Unidos fue banal , escasa y defectuosa, la segunda, con el
que ella consideraba un hombre maduro y responsable , había
resultado un fiasco estentóreo .
Meditando de manera intensa en su desolado asiento de
acompañante , un incipiente corolario golpeaba con potencia su
frágil sien : a veces un recipiente atractivo no guarda una fragancia
extraordinaria .
Los cuidados ademanes , el culto glosario usado , las prohibitivas
fragancias , y la indumentaria de marcas sobresalientes habían
vendido una imagen sofisticada y boyante del docente que , visto lo
visto, no se correspondía con la fastidiosa realidad.
Afrontando los últimos kilómetros de la deslucida travesía , estaba a
punto de producirse la primera conversación de la artificiosa pareja
:
-“ Marcela ,siento mucho lo sucedido , de verdad . Eres una joven
muy atractiva , me gustaste desde el primer día en que te vi y sentí
una atracción hacia ti muy fuerte . Anoche me equivoqué , no cabe
ninguna duda , porque yo te pedí sólo que me acompañaras y
….bueno……. el resto ya lo sabes. En la guantera tienes un sobre
con el dinero prometido por la compañía . Lo prometido es deuda .
Ella escuchó impertérrita las manidas disculpas y dudó mucho
acerca de recoger los inmorales cuartos a su inexperto dictamen.
-“ No pasa nada , ya terminó . Todos cometemos errores “
sentenció la irritada mujer .
El retorno fue hecho en un tiempo raudo , sin paradas otrora
afables, con las ganas conjuntas de sellar tan calamitosa epopeya .
Ya aparecían en los azulinos carteles de las de desoladas autopistas
de los agostos madrileños el anhelado nombre de Boadilla del Monte
.
Cuando quedaban escasos minutos para la arribada de aquella
perforada nave a dársena tranquila, Marcela abrió por sorpresa la
guantera del coche y recogió su albo sobre .
Lo arrugó con una singular mezcla de cólera y desilusión , y el
blanco envoltorio de papel acabó magullado en su mochila rosa ,
metáfora impecable de la engorrosa travesía .
Germán aparcó el oscuro auto en el mismo lugar donde la recogió
para iniciar la tortuosa expedición .
Marcela llevaba su rosado macuto con ella ,entre sus delicadas
piernas , y su maleta principal y única en el asiento de atrás .
El estruendoso portazo fue su manera de despedirse de aquel
atribulado trayecto .
A veces, los silencios absolutos o los ruidos más relevantes dicen
más que mil resonantes palabras.

Nata esperaba de manera estoica la inminente aparición de la joven


.
El templado café brasileño humeaba con estentóreo vigor y
dotaba la sala de un aroma plácido y apropiado para la charla
amable.
Su femenina clarividencia le decía que Marcela llegaría con
perturbadoras inquietudes .
Cuando tocó la puerta , la energía febril de la joven parecía anegar
toda la vivienda. Al abrir , se echó a llorar de manera angustiosa y
abrazó a su tía postiza con un ansia sorprendente .
“ ¿ Que pasó Marcela, hija? . ¿ Y esas lágrimas? “ . articuló con
soberana dificultad una emocionada Nata.
La inexperta hembra se derrumbó, como se desploman los
inocentes castillos de pueriles utopías y refinada arena que
construyen los niños a la ondulante orilla del vasto océano, y
acaban siendo otra vez diluido pasto del infinito mar .
Contó a la bella brasileña toda la escabrosa experiencia .
“ Si quieres que te sea sincera . Marcelita de mi vida , has corrido un
riesgo innecesario de que te hubiera podido suceder algo . Por otra
parte , estas cosas suelen pasar cuando uno es joven y poco
experto. No pasa nada . Con respecto a lo de Jaime, cuando me lo
has relatado , no te he visto ningún síntoma de sufrimiento, así que
….
“¿Y tú crees que he sido una put…?” Las desbordantes lágrimas no
dejaron terminar la concebible frase de la quebradiza joven ,
inundada en un salobre océano lloroso .
“No, hija, para nada digas eso. Te has equivocado , no se acepta un
dinero de esa manera, y más tú que no lo necesitas , pero no digas
eso que no es verdad “.
El caudaloso llanto, el reconfortante café , y sobre todo, las caricias
verbales de Nata estaban haciendo prodigios visibles en el fatigado
cuerpo y en el ajetreada alma de la joven.
Como los repetitivos visionados de los desaciertos deportivos que
hacen los entrenadores de futbol de la élite española , repetir con
Nata los terrenales fallos estaban ayudando a sanar las sangrantes
rozaduras psicológicas ocasionadas en la mente de la chica .
Estaba segura , con una rotundidad impropia de sus breves
primaveras , que determinados comportamientos , no los volvería a
repetir .
Y se sentía muy resguardada ahora mismo en los celosos brazos de
Nata, tanto, que se quedó dormida en ellos , lugar cálido y tutelado
donde había aterrizado su confusa avioneta de los amoríos
rejoneados de la joven bogotana.
Su paciente y maravillosa familiar agregada, la condujo con un
consentido cuidado y una esmerada delicadeza a su cama , la arropó
con toda la mansedumbre cósmica existente en ese momento en el
infinito y la besó en la frente con un millón de mariposas amarillas
en los afectuosos labios , como hacía siempre su querida abuela con
todos sus nietos a la hora de dormir en su venerado Rio de Janeiro
, para que volaran toda la noche por su martirizado cerebro y
limpiaran aquellas desgarradoras reminiscencias para toda la
eternidad .

“ ¡ Carajo , lo sabía ¡ . bramó la Brisa por el telefóno a Nata ,


como un estentóreo primer trueno de las tormentas propias de los
días encapotados de un verano mexicano .
“ No te preocupes , está bien , durmiendo mucho también durante el
día de hoy “. Nata intentaba parar el creciente huracán proveniente
de la arriesgada boca de su íntima amiga .
La estrategia maternal sostenida sólo con insensible dinero , y con
afecto foráneo , estaba dando los frutos esperados .
Y no es que La Brisa no contara con esto, es que sabía casi con una
clarividente precisión de una sombría nigromante que esto iba a
suceder .
“ Necesito que hagas algo Nata , cuando se despierte mi hija y se
despeje su linda cabecita , la vas a llevar a ver Catalina por favor “.
Nata se dio cuenta justo en ese preciso instante del gigantesco
rompecabezas familiar en el que estaba metida .
Creía justo que la educación que necesitaba la vacilante joven para
que no ocurrieran estas nebulosas situaciones eran justo las
contrarias .
Pero la daba auténtico pavor intentar corregir el educacional
desatino constante de su querida compañera .
“ Brisannia ……¿ De verdad crees que es necesario empezar con la
niña con estos asuntos? . inquirió con pretensiones balsámicas la
prudente brasileña .
“ Igual la viene bien que la digan lo que la depara el futuro para que
no ande metida en vainas complicadas “..replicó con tono furibundo
la bella latina .
“ A la nena hay que darla amor, comprensión ,afecto ,cariño,
educación , no cartas ni tarots Brisania , ….eso necesita “.
Un alarmante silencio empantanó el inalámbrico diálogo .
Nata esperó atrincherada las probables acometidas orales de su
conocida.
Pero no se produjo ningún furibundo embate.
“ Está bien , la vas a llevar por esta vez, porque presiento que tiene
que ir y porque ya le dije a Catalina que esta tarde iríais “ .
“ Pero a partir de ahora, te voy a escuchar más , porque creo que
igual tienes algo de razón en lo que dices “ argumentó bastante
sosegada la otrora yegua enardecida por los apretados cordeles
habituales de la existencia.
“ Yo sé que no tengo descendencia Brisania , pero la quiero como
una hija y sólo deseo lo mejor para esta chiquilla atemorizada que
ya es toda una mujer “.
“ No tengo ninguna duda de eso Nata , por eso te confié lo más
grande que tengo en este mundo , que es ella “.
De manera abrupta , La Brisa terminó la llamada .
Nata no la devolvió porque sabía lo que estaba pasando .
Cuando las lágrimas sinceras asaltan el cuerpo de alguien , todo lo
demás pasa a ser alternativas secundarias . También, la voz, por
mucha pujanza atronadora que tenga a veces , puede desaparecer.
Los lamentos del alma siempre mandan por encima de todas las
circunstancias . La Brisa lloraba con un hondo desconsuelo.

Esa misma tarde, sobre las cuatro de la tarde , allí estaban Nata y
Marcela .
Sentadas enfrente de Catalina , con la audición física muy
predispuesta y la percepción mística a punto de explosionar de
inquietud y desazón .
“¡ Pero que muchacha tan bonita ¡ ¡ Eres más guapa que tu madre
y eso es mucho decir ¡.”
El control situacional de las relaciones esotéricas por parte de
Catalina era muy elevado .
Ella era una mujer benévola , llena de luz blanca, que sólo
intentaba ayudar a las personas angustiadas en este valle terrenal
de brumas matinales y sol centelleante de mediodía que es la
intrincada realidad.
Su inmaculada mirada y su voz aterciopelada pacificaban la
situación más azarosa que se pudiera presentar .
Y el juvenil desasosiego que salía de los delicados ojos de Marcela la
hacían esforzarse aún más en sus arcanos vaticinios .
“ ¡ Quita esa cara de susto muchacha, que la vida te sonríe ¡ “ .
exclamó sin fisuras verbales la afectuosa adivina .
“¿De verdad? “ Masculló una temerosa Marcela.
“! Claro ¡ ¡Qué problemas tienes tú , belleza de mujer! …voceó con
júbilo Catalina.
“Mmmmm no sé “. Contestó la dubitativa hembra .
“ Pues si no sabes ninguno, eso es que no tienes muchos.”
.Manifestó sonriendo con mucha ternura la clarividente venezolana
.
“ Me gustaría saber porque mis padres son así conmigo “ .replicó
con una cierta firmeza la agraciada muchacha .
“ A veces, no entendemos cosas que nos pasan, pero es bueno que
no las comprendamos y es bueno que sean así . No sé si me
explicado bien “.
De manera inesperada , una inesperada fuerza energética parecía
dueña de la sala .
La ansiada paz intentaba entrar sin llamar en las reconcomidas
entrañas de la colombiana .
Un incorpóreo clic mental se ejecutó en el cuadro de mandos de
Marcela .
Las piezas del imperfecto puzzle vital parecían hacer denodados
esfuerzos por encajar .
“ Lo entiendo pero no sé si lo veo claro “ confesaba sonrojada .
“ Mijita, si lo entiendes y no lo ves claro es que vas comprendiendo
todo “ .
Las ambivalentes sensaciones se agolpaban en su frágil psique .
Creía entender todo y a la vez no comprender nada .

“ Quiero preguntar otra cosa más “ profirió con inopinada firmeza


Marcela .
“ Cómo no hija , lo que quieras “ .
“ ¿ Alguna vez me voy a enamorar y me van a querer? “.
-“Eso son dos preguntas “.
- “Entonces , si usted puede , me contesta a las dos .”
“ Claro , hija , yo te digo ….. mira te voy a hacer una consulta …
¿Qué te gusta más , el arroz o las flores?.
“ Las flores “ .
“ Pues sigue siempre el perfume de las que más te gusten , de las
que te llenen el corazón “ .
-“ No entiendo muy bien lo que me dice “.
- “ No te preocupes, con el tiempo lo vas a comprender todo “ .

Para cerrar la enigmática velada , Nata y Marcela salieron a dar un


sosegado paseo para airear las henchidas molleras .
“ ¿ No me vas a decir nada tia? …interpeló una espoleada Marcela.
“ No, tú ya has escuchado todo lo que ha dicho la señora y sabes
además que estos asuntos no me gustan mucho “.
“¿ Qué crees que ha querido decir? . Insistía la desazonada joven .
“ Ha querido decir lo que tú has escuchado . Además , ha sido
bastante clara. “
“ También me gusta el arroz….” Aclaraba acalorada la muchacha .
“ A todo el mundo Marcela , a mi también ….” .
La creciente oscuridad comenzó a conquistar los espacios
crepusculares urbanos , agónicos por fugaces momentos , en la
inmortal contienda cosmopolita de las luces yacentes y las sombras
ascendentes
. Llegaba la imprecisa noche a la ciudad .
Y ya en el artificial abrigo de las moradas de los hombres , con
Marcela en el recóndito terreno de los sueños , Nata se interrogaba
una y otra vez así misma , de manera concisa y a ratos cruel, si ella
prefería el frugal arroz al eterno aroma de las flores .

Marcela amaneció con su aletargado cogote tan saturado de


pensamientos desordenados , trémulas percepciones y extraños
presentimientos que pensó que en cualquier momento podía estallar
.
Para más kafkiana complejidad , que las desdichas dice el saber
popular que nunca vienen solas , había varios mensajes en su
teléfono de Jaime .
Al abrir el primero , la joven vió una cantidad tan grande de
disculpas fingidas , excusas esperpénticas con temática selenita y
cruces aciagos del destino que borró con celeridad todos los
siguientes .
Su respuesta era sincera : el poderoso silencio , que muchas veces,
dice más que horadadas palabras.
Reconocía en su perturbado interior las sarcásticas paradojas de la
vida : nunca le había gustado más Jaime que en el momento que lo
vió irse con aquella agraciada joven de pelo lacio y extenso.
Había decidido decir a Nata que no le apetecía en estos cimbreantes
momentos ir a conocer Galicia, mejor un poco más adelante , su
congestión mental era importante , estaba en proceso de asimilación
de tanta emoción vivida .
Nata, siempre comprensible ella , accedió sin la menor contrariedad ,
siempre y cuando visitaran el club social con más frecuencia para
tomar el coruscante sol del verano madrileño , el despejado aire
del silvestre casino y se impregnaran de aquel atrayente ambiente .
La muchacha sonrió y abrazo con mucha firmeza a aquel ángel
benefactor con acento carioca que tanto la protegía .
La brasileña había trazado un plan estratégico con Brisania :
intentaría que el resto del verano se relacionara con gente de la
sociedad recreativa , dándola una meditada libertad de movimientos
pero , a su cabal juicio , en un entorno más apropiado para la
chica.
Estaban intranquilas por un aspecto irrefrenable de la morfología
biológica : las realidades físicas de Marcela ya eran una categórica
evidencia a todas las miradas terrenales .
A la belleza incuestionable de su rostro se había sumado una
explosión corporal impresionante ; las curvas voluptuosas habían
llegado para quedarse , sin avisar , como los sucesos
trascendentales de la vida .
“ Cuando vayamos mañana a las piscinas , a ver que bikini llevas ,
que no quiero que haya desmayos “ . declaró entre cariñosas
risotadas su tía postiza .
“ Pues tengo uno que llevé al viaje, que no me puse ……ese voy a
llevar “. Replicó una distendida Marcela .
La colombiana conseguía , al menos de forma aparente , un poco
de armonía en su sobresaltado estío.
Pero , dicen algunos ilustres chamanes , que los destinos de las
personas ya vienen predeterminados cuando llegamos a este
extraordinario emplazamiento llamado mundo , y es muy dificultoso,
y a veces imposible, modificar lo que ya está trazado por la ignota
mano de la providencia.

El olor a hierba recién cercenada, los gritos de puro júbilo


chapoteando en las repletas piscinas de los agitados niños , los ecos
resonantes de adultas conversaciones cercanas hablando de las
banalidades veraniegas , el hercúleo sol incendiando los acicalados
arbustos de la entrada del club y los imperturbables árboles
guardianes silentes de todo el recinto social . ….
La jornada veraniega era fascinante . Nata y Marcela disfrutaban de
los baños tibios con sabor a frescor artificial y sabor a cloro
industrial , nadando ( o haciendo el cómico ademán ) y riendo a
partes iguales .
“Marcela , te quería preguntar algo “ . exclamó sin previo aviso una
empapada Nata.
“Dime tía “ …contestó la jovial joven .
“¿ Porqué no sales más con grupos de chicas , amigas , o gente así?
.”
“Bueno…a veces me han invitado chicas de la universidad a ir al
cine o de compras, pero la verdad o no me ha apetecido o tenía que
estudiar “ replicó una sorprendida Marcela .
“ Conviene socializar de vez en cuando, en ambientes adecuados ,
es saludable “ .sentenció con rotundidad Nata.
“ Te haré caso … “ .parloteó la animada joven.
La excesiva protección de su tía Leocadia, argumentando
inseguridad callejera gringa ( violencia, atracos, robos ) habían
hecho de Marcela una especie de novicia recluida en un un
pintoresco convento con forma de cálido hogar .
A la bella muchacha la faltaban muchas horas de inseguros vuelos
en esa embrollada y fascinante pista de aterrizaje que es la vida .
Y ese lozano periodo ya había sido superado de manera amplía por
la triunfal entrada en el atribulado y apoteósico mundo de la mujer
adulta , siendo por sus destacados atributos físicos, socia participe
de plenos derechos .
“Marcela …otra consulta ….¿ Aceptarías conocer a un chico que te
quiero presentar? .
En unos días, cuando ya estés más tranquila?“

La súbita cuestión descolocó por completo a la distraída muchacha.


No comprendía nada, pero tenía una ciega confianza en cualquier
tipo de comportamiento de su idolatrada tía postiza.

“Claro , sin ningún problema “ replicó la resuelta bañista ..

Y la ubérrima jornada , colmada de renovadas energías y de luz


veraniega , terminaba…con insólitos planes y dos refrescantes
helados de fresa y nata.

Samuel era el candidato seleccionado por Nata para ocupar el


anhelado trono de perfumadas orquídeas y punzantes espinas
donde residía el quebradizo corazón de Marcela .
Lo conocía hace varios años , era el segundo hijo del asesor fiscal
de su difunta pareja , y dónde todavía llevaba todas las gestiones
tributarias y legales de su heredado patrimonio.
Educado , deportista , refinado , de unos veintisiete años calculaba
la brasileña , nada mujeriego , espigado y bastante tímido , con
una taciturna pesadumbre en los ojos verdosos que había detrás
de sus clásicas gafas ,
le había contado un día a Nata que el “amor de su vida “ lo había
dejado por otro chico durante el periodo universitario de su
Erasmus en Holanda .
De raíces tradicionales , la sensación de honda decepción por el
episodio amoroso había derivado en una vida casi monacal sin
cumplir la treintena .
Nata a veces observaba con un grado alto de estupefacción y un
poco de latina socarronería la gestión sentimental que veía a veces
en esta singular nación; lo que en tierras hispanas era un
absoluto desengaño , a veces de carácter concluyente, en América
del Sur solía ser el primer capítulo de “ La historia interminable “,
y en muchos casos, hubiera sido el cómico prólogo de un erótico
vodevil con un millar de situaciones similares en sus desternillantes
escenas .
“ Hola Samuel , buenos días ¿ Cómo estás? “ . Dijo al entrar
alegre y resplandeciente la mujer en la vetusta asesoría .
“ Buenos días señora Lima ¿ Cómo se encuentra? contestó inquietó
el joven consultor .
“Bien, gracias a Dios …..¿ Estás solo?” averiguó Nata de manera
indiscreta .
“ Si, mi padre está de vacaciones …aunque , de todas maneras, hay
poco movimiento en estas fechas “.
“ Sí , te he traído una caja de bombones de los que te gustan . A
ver si engordas un poco, que estás muy delgado….jajaja” . Exclamó
la estilosa hembra .
“Gracias doña Fortunata “… mencionó un sonrojado Samuel .
“ No hay de que… y aparte ….me gustaría hablarte de un asunto
personal “ . disparó a bocajarro con taimada sutileza femenina .
“ Claro , dígame , doña Fortunata “ replicó el retraído muchacho
mientras abría una suculenta confitura de la sugestiva bombonera .
Acomodar la cita inicial para estos dos bisoños jóvenes en los
intrincados asuntos de los romances fue pan comido para Nata.
En quince veloces días , una ilusionante sesión de cine
resplandecía con inusitado fulgor en sus desocupadas agendas .
Ninguno puso una titánica oposición al inesperado encuentro , y
Samuel estaba camino del portal de Marcela sin darse cuenta de la
estratégica apuesta de la celestina brasileña.
Brisania , perseverante moradora de los aleatorios destinos de su
hija en las brumosas zonas de las tenaces sombras y las perpetuas
ausencias , dio el visto bueno sin mucha confianza .
Perfumado, inquieto como un inexperto tenista profesional ante su
primer partido en la rojiza tierra batida de París, sabiendo que el
incierto bote de la pelota amarilla en esta caprichosa arcilla francesa
depara siempre un halo de heterogéneo misterio ,
Aparcó cerca de su vivienda y se dirigió sudoroso y vacilante a
partes iguales , a tocar el timbre de la residencia de Marcela .
No hizo falta , una belleza deslumbrante refulgía con rotundidad
detrás de los gastados vidrios del vestíbulo comunitario .
Samuel sufrió un soberano ataque de pánico , disimulando de
torpes maneras la escultural mujer que estaba viendo a través de los
deteriorados cristales .
“ ¡ Hola Marcela …. vaya eres más guapa que en foto! “dijo el febril
joven sin percartarse de que la joven no le estaba oyendo por el
estimable grosor de la puerta de entrada al edificio .
Ella salió envuelta de una especie de halo angelical , como si
fuera una quimérica Afrodita encarnada en una escultural mujer,
aromatizada por las sobresalientes fragancias de una exclusiva
marca japonesa , exclusivo obsequio de su querida Nata .
“¡ Hola Samuel! …¿ Nos vamos al cine?.”
La bella muchacha se encontraba bastante bien .
La resaca emocional de sus dos últimas aventuras vividas no la
habían causado ningún trauma aparente de ningún tipo , Jaime sería
el novio que nunca existió, y su recuerdo era vago y difuso: por fin
entendió aquel mantra sensiblero tan escuchado : hay besos que no
saben a nada .
Y Germán , le dejó también alguna lección importante ; el dinero no
es el principio y fin de todas las cosas . Y pensaba, que por mucho
que se esforzara , sería incapaz de besar o acostarse con alguien
con quién no tenía la suficiente atracción mental y física . Reconocía
, en su hostigado interior ,que sentía una considerable inclinación
por los hombres mayores que ella en edad , y este íntimo matiz la
atormentaba cada día mas ..
Samuel fue todo el camino al cine parloteando sin ningún tipo de
respiro .
Su excitación le estaba jugando una mala pasada; apenas dejó
hablar a Marcela en el reducido trayecto ni en la llegada al cine .
Ella escuchaba el incesante soliloquio como un ciclista retirado
espera que deje de llover en el grávido garaje de su espléndida
residencia de verano para salir a recorrer carreteras secundarias
llenas de frondosos árboles y aspiraciones olvidadas : con una
admirable condescendencia .
En casi treinta fatigosos minutos , el nombre de una chica llamada
Laura había salido ya tres veces . Era casi el aspecto más destacable
que podía extraer ella del insufrible monólogo. Esperaba que la
película fuera mejor que la ardua llegada a las oscuras salas del
cinematógrafo .
Jaime, haciendo uso de una cortesía heredada quizás de otros
tiempos , compró las entradas, unas templadas y apetecibles
palomitas y unos desmesurados refrescos .
“ Esta película francesa Marcela, en blanco y negro, trata sobre el
régimen de Vichy y el mariscal Pétain . Es histórica , espero que te
guste “.
La cara de estupefacción Marcela era notable .El joven asesor fiscal
había escogido todo, hasta la cinta a visionar . Y le gustaba los
filmes históricos , bastante de hecho , pero la molestaba de manera
soberana que no la consultaran acerca de las eventuales opciones.
“Ok , perfecto , si seguro que me gustará “.. replicó la enojada
bogotana .
Después de la sesión , salieron a comer un bocadillo a una célebre
cafetería .
Los comprometidos silencios comenzaban a inundar la primera cita
de la novedosa pareja .
El retraído muchacho resultaba interesante a ojos de la acicalada
señorita .
Mayor que ella , formal en todas sus aparentes ademanes , nada
donjuán , muy atlético , no daba señales de hundimiento
emocional por ningún flanco . Y ella sabía , con la inefable intuición
femenina , que lo había impactado de manera intensa .
Samuel parecía el man perfecto , que dirían en su alejada tierra de
origen , aunque había alguna pieza oculta que no terminaba de
encajar en el sofisticado rompecabezas de los amoríos .
Si tuviera que calificar el primer encuentro , matemático hábito
proveniente de su querida tía Leocadia , diría que un aprobado alto
sería la nota apropiada .
“ ¿ Te puedo volver a llamar? “ consultó un indeciso Samuel en el
portal de Marcela , con las emociones extenuadas ,después de una
particular batalla propia , más que lides ajenas , y con la zozobra
romántica introducida en su sudorosa camisa ya de manera
permanente.
“ Claro, volveremos a salir “ .confirmó la sonriente muchacha .
Marcela repitió con una cierta frecuencia los cinéfilos encuentros con
el joven asesor . La cuidosa atencíón de Samuel llamaba de manera
poderosa la atención de la joven.muchacha
. Parecía dispuesto a esforzarse tanto por ella , a darlo todo , que la
desconcertaba tanta británica afabilidad .
Las historias familiares que siempre escuchó hablaban justo de los
contrario : matrimonios quebrados , amantes incendiarias con hijos
perdidos y desconsolados , ataduras afectivas irresolubles en cada
esquina de cualquier calle …..estaba adoctrinada de manera mental
para un realidad muy desigual .
Necesitaba comentarlo con alguien y , como casi siempre, fue Nata
la elegida .
“ Tia, quería comentarte algo. “ dijo una meditabunda Marcela .
“ Claro hija, dime. “manifestó la sosegada brasileña .
“ Es que no sé cómo decírtelo “ enunció inquieta la cada vez más
ruborizada joven .
Nata descubrió con femenina celeridad hacia donde podían ir los
derroteros de la conversación.
“ ¿Me vas a hablar de Samuel? “ expuso con admirable intuición .
“ Si…..” .
La detonación sanguínea de color rosado inundaba ya todo el
delicado rostro de la mujer.
“¿Qué ha pasado? .”
“ A ver ……cómo decirlo….que me gusta pero no me gusta “.
Una placentera sensación de alivio rodeó el quebradizo aura de
Marcela .
Todos sus rígidos sentidos se relajaron ,como si sus timoratas
palabras fueran las curativas burbujas de los vetustos balnearios
del norte de España cuando sanan los baqueteados músculos de
sus habituales visitantes .
Se sentía mucho mejor al soltar aquel opresivo pensamiento , que
se fue , como tantos otros , al polvoriento desván de los utopías
rotas , al cielo creciente de las insignificancias humanas , al cajón
olvidado de los planes impecables , a los postergados recuerdos de
la melancolía .
Por la inequívoca expresión facial de Marcela ,

Por la inequívoca expresión facial de Marcela, Nata sabía que la


sentimental historia iniciada con Samuel iba a acabar en difuso
devaneo .
“ Si no quieres seguir viéndolo no pasa nada Marcela, que esto no es
ninguna imposición “.
El tono verbal de Nata por momentos parecía más adusto , lo que
confundió un poco a la bogotana.
“ Ya me imagino, pero lo siento por ti, que te has esforzado en
buscarme a alguien “ respondió una contrita joven .
“Pues por mí no sientas nada, que yo lo he hecho de corazón , pero
estas cosas son así “.
“ Es que me falta algo tía , no sé cómo explicártelo “.
Los compungidos vocablos de la muchacha brotaban de su
manantial anímico más íntimo , surgían con la formidable candidez
de las primeras flores de los inmemoriales cerezos en las anheladas
primaveras del valle del Jerte .
“Pues te has explicado muy bien…créeme “ . Sentenció una taxativa
Nata.
Por unos perpetuos minutos , un cicatrizante e introspectivo
silencio se apoderó de toda la escena .
“ Yo sí quieres hablo con él , pero tú también deberías hacerlo “.
Expuso una reflexiva Nata.
“!Claro que lo haré tía! “ Exclamó la sonriente jovencita .
Se fundieron en un afectuso y reparador abrazo . La paz domestica
parecía haber llegado.
-“Tía ,quiero decirte algo más…”. Anunció de manera sorpresiva la
bogotana .
-“ Claro mi niña , dime “ .
-“ A mi hace mucho que me gusta alguien …..”.
Nata no iba a reconocer que aquella súbita revelación la había
extrañado. La costó unos escasos instantes recuperar su alborotada
compostura .
La apagada tez de Marcela se trasladó hacia unas calzadas
ilusionantes . Su transida mirada se despertó , una pícara sonrisa
invadió su hermoso rostro , sus femeninos ademanes parecían
crecer como un esperanzador arco iris en medio de una colosal
tormenta de un otoño neoyorquino .
“ ¿Y quién es el afortunado caballero “? .
La suspicaz pregunta de Nata vino acompañada de una hermosa
risa cómplice.
“ Es un compañero de clase , se llama Aurelio “.

Aurelio Agassian era el segundo hijo de una pareja con raíces


armenias y argentinas . Regentaban, con mucho éxito , una coqueto
restaurante que ofrecía unas deleitosas comidas con una atrevida
amalgama de sabores del mundo con toques caucásicos y latinos .
Atrevido, seductor , extrovertido , fornido, alto, con una mirada
picaresca que derretía a sus coetáneas y con las hábiles palabras
de la lisonja siempre preparadas, era el candidato ideal para iniciar a
sus jóvenes admiradoras en los patinazos sentimentales.
Se había fijado varias veces en la sensual belleza de Marcela , pero
la sólida empalizada construida por Jaime había alejado a cualquier
candidato al espinoso trono de la muchacha.
Habilidoso él, había conseguido su número de teléfono por otros
compañeros y hacía tiempo que hablaban de temas insustanciales
para mantener encendida la irregular llama de las candentes flechas
con las que suele disparar el agitador Cupido.
Con la insolencia propia del esplendor juvenil , pisoteaba corazones
femeninos a la misma velocidad con la que conseguía nuevas
víctimas para su particular osario de sentimientos malogrados .
Con su sexto sentido de impenitente conquistador bastante
desarrollado, había tenido la percepción de que acabaría
encontrándose con Marcela .
Cuando vió el mensaje en su aparato , no le sorprendió para nada
. Y sabía, por su inaudito bagaje sentimental a su temprana edad ,
que aquella inocua conversación acabaría derivando en una
próxima cita .
Pasadas las obligadas frases de la cortesía, Aurelio la propuso
quedar un día de la semana siguiente para tomar un café, encuentro
al que la joven no puso ninguna objeción.
El destino , o lo que llaman azar, ya había unido , al menos de
manera transitoria, a dos navegantes errantes que soñaban con
puertos muy dispares : uno era un osado bucanero, asaltante de
delicadas ciudadelas para robar pasionales besos y tórridos jadeos
para justo después , sonreír desde su indómito navío , anclado en la
agitada bahía de su habitación , observando desde su distante
proa el incendio provocado en la calcinada fortificación.
El otro yate era un precioso velero en busca de un fondeadero
fiable, pero cada vez que iniciaba una vacilante travesía Poseidón
se empeñaba en que el marítimo crucero fuera un tortuoso camino
de imponentes olas y mares tempestuosos .
Comenzaba la arriesgada singladura .

Tocaba la engorrosa tarea de despedirse de Samuel.


Había prometido a Nata realizar tan embarazoso trámite, y sudaba
tinta china para poder escribir este postrero mensaje al asesor . No
había ningún inconveniente palpable para continuar la incipiente
relación con él, pero había algo en tanta mansedumbre que no la
terminaba de convencer . Se imaginaba una vida de pareja gris ,
lineal como los trazos impecables de un lápiz escolar apoyado en un
neutro cartabón , con todo tan sistematizado que hasta respirar
sería un trámite burocrático . Y la aterrorizaba esa falta de incentivos
vitales , esos plomizos nimbos situados de manera eterna en el
techo blanco del dormitorio conyugal .
Escribió catorce líneas llenas de excusas variopintas y vagos
argumentos , incluso contradictorios : a ella misma le resultaba
chocante que la seria posibilidad de no tener trifulcas amorosas en
su probable relación no la resultaba nada estimulante.
Samuel , como los fatigados boxeadores que han besado una vez
la áspera lona y piensan que la vida es una sucesión de derrotas
sucesivas , asumió el pétreo croché con su habitual fatalismo . Se
había ilusionado como un ingenuo quinceañero , y el certero golpe
emocional lo arrolló sin ambages.
No reunió ni el suficiente impulso para contestar , se sumergió en
un profundo mutismo , vil compañero de viaje para los a veces
tortuosos senderos de las relaciones.
Marcela asumió el silencio de Samuel como sentencia concluyente .
La inequívoca doble señal azul de su sistema de mensajería
indicaba la inefable consumación de la incipiente relación .
Todo terminaba como había empezado , con apagadas
conmemoraciones, propias del apocado carácter del muchacho y la
sorprendente sangre fría que de vez en cuando aparecía por las
venas de la mujer .
Rebuscaba , en su interior más recóndito , de donde surgía aquel
gélido desamor con el que de vez en cuando golpeaba con
rotundidad a los diversos avatares de la realidad , y nunca se había
planteado , que los letales armamentos sólo deben ser utilizados
en caso de extrema necesidad . No sabía, que quizás, aquellas
valiosas balas de plata en forma de vaporosa palabra podían ser
útiles más adelante , cuando la idílica lucha romántica se torne en
una huracanada cuestión de vida o muerte.

Las ancestrales supersticiones familiares hubieran desaconsejado


con sólida renuencia volver a quedar en la misma cafetería en la
que se citó con el profesor .
Pero Marcela , descendiente heterogénea de diferentes culturas ,
había obviado las atávicas señales vestida con un ceñido vestido
de tonos escarlata y una fragancia asiática aniquiladora.
El color rojo y sus múltiples derivaciones parecían acompañar a las
esculturales féminas de la familia en todos los resplandecientes días
de gloria o las sofocantes noches de pasión, era el distintivo
inequívoco de presagios tormentosos , la indecible marca de agua
de los demonios heredados , el perpetuo principio de todos los
mismos finales en las escabrosas cordilleras del amor .
Escogió una mesa cercana a la del infausto viaje a las agraciadas
tierras asturianas y recordó , con un liviano pesar, aquellos mágicos
parajes y tan incómoda compañía , un súbito escalofrío recorrió su
esplendoroso cuerpo , en sus más íntimos pensamientos imploraba
con auténtica perseverancia para desligar en sus recuerdos aquellos
dos heterogéneos recuerdos , que en su frágil pensamiento quedara
sólo los espléndidos colores y extraordinarias sensaciones norteñas
..
“ ¡ Hola Marcela! .”
Un fastuoso ramo de rosas rojas y una varonil voz despertaron de
manera abrupta a la muchacha de su idealizado letargo .
El apresurado corazón de la joven subió de repente a su garganta ,
bloqueando de manera granítica cualquier intento de vocablo , el
bucólico aroma de las flores inundó la almibarada escena , las
anheladas palabras se ausentaron de la mesa para no regresar en
unos dilatados instantes.
Ahora, una yerma desecación la incendiaba la primordial zona de
la faringe, seguía sin poder articular palabra . No recordaba haber
pasado por esta bochornosa situación nunca .
La creciente sensación de ridículo comenzaba a preocuparla .
Una especie de saludo apresurado salió, por fin , de los sutiles
labios de la joven . Un efímero alivio se apoderó de su sudoroso e
inquieto cuerpo .
“ ¡ Vaya, que guapa estás ¡”
vociferó un exaltado Aurelio al ver, sólo para sus sedientos ojos , a
aquella belleza intranquila allí sentada.
Se consolidó la incendiaria pasión de los dos jóvenes en las
siguientes semanas .
Marcela estaba consumida por las lacerantes llamas que emanaban
de la enardecida relación .
Había bajado de peso , por dos motivos principales ; el primero era
que Aurelio era un apasionado del footing , y solían salir a practicar
en días alternos desde la primera cita .
Y el segundo es que apenas comía ; en lo único que ocupaba su
efervescente mente era en volver a ver a ese muchacho vanidoso y
nervudo , y en el que sólo un amago de sonrisa de él la ponía a
temblar de manera impenitente .
Esta soleada mañana de jueves tocaba la ya clásica carrera
matutina . A las diez de la mañana
, allí estaba el joven para iniciar el gimnástico itinerario .
El objetivo era el Bosque de Boadilla del Monte , un edén
mediterráneo poblado de encinas centenarias , silentes fresnos y
el embriagador perfume del romero y el tomillo como maravillosa
compañía a tan plácido recorrido .
Tras llegar en unos esforzados minutos , Aurelio siguió una
minúscula senda que daba a una zona impenetrable , con un
tupida zona arbustiva . Marcela se ahogaba con el estruendo propio
de una bisoña atleta en su temporada inicial de entreno .
“ Podemos descansar un poco aquí si quieres “ …planteó un Aurelio
pletórico de forma física y de actitud anímica .
“ Si por favor, casi no puedo respirar , jeje “ .replicó la fatigada
joven.
Lo demás ocurrió muy rápido . Besos ardorosos llenos de sudor
matinal y desenfreno adolescente , la indumentaria atlética que
terminó a un impreciso metro de la encendida pareja , tórridos
sofocos que se perdían en la grandiosa inmensidad de la serena
naturaleza .
Marcela, despeinada y obnubilada en la bucólica vuelta a casa ,
estaba empezando a comprender esa recurrente consigna que
tantas veces había escuchado : por amor es muy fácil perder la
ropa….y la cabeza .
Brisania llevaba varíos días muy desasosegada . Cuando leyó el
sorpresivo mensaje de la llegada de Augusto a España , sintió que
todos los serpenteantes espíritus del remoto ayer volvía con una
fortaleza insólita .
Ella, que conocía mejor que nadie sus alambicadas limitaciones
personales , sabía que provocar era una categórica especialidad de
la casa pero finiquitar las iniciadas bravatas eran harina de otro
costal .
Augusto venía con el resuelto animo de apagar el pretérito incendio
afectivo que hacia incontables lustros lo asediaba ; La Brisa
continuaba realizando quemas emocionales incontroladas en los
diversos vergeles visitados con desenlaces desconocidos .
Decidió llamar a Nata buscando un apresurado desahogo .
“ Nata , tengo una bomba , Augusto viene en unos días a hablar
conmigo y a conocer a su hija “ .
“ Me parece una gran noticia . Por fin vais a poder poner las cartas
sobre la mesa “.
“ Pues yo estoy nerviosa y no sé qué decir . Sólo de pensarlo me
dan ganas de huir “.
Nata suspiró con flemática parsimonia antes de decir lo que su
corazón la indicara que dijera .
“ No se puede escapar toda la vida Brisania “
. Te lo digo con la mayor honradez posible y sé que no te gusta ,
pero veo la necesidad de expresarte mi humilde opinión “
Un opresivo enmudecimiento ocupó las líneas inhalámbricas .
Era frecuente en la Brisa , ese espacio silente y tenso antes de
iniciar la tormenta perfecta , el huracán altisonante , el rayo
exterminador .
“ ¿ Y qué lo digo Nata? Dime….¿ Qué nunca lo he olvidado? ¿ Qué
mi condenada vida es un auténtico desastre? . ¿ Qué pienso en él
cada una de las noches que no consigo pegar ojo?
¡Qué digo Nata ¡. “
Una desbocada desbandada de furibundas lágrimas aparecieron sin
pedir permiso en el fino rostro de la mujer .
Terminó la llamada sin despedirse , de manera abrupta y árida ,
como solía hacer con todas las cuestiones vitales de trascendencia .
Nata , disciplinada y resistente compañera de viaje , respiró con
profundidad antes de volver a mirar el aparato y confirmar que la
llamada había terminado . Otra vez más.

Marcela salió a comer con Nata en su privativo estado etéreo . Todos


los planes la parecían buenos ; las películas visionadas eran,
según su meliflua disposición , grandilocuentes historias de amor con
idílicos finales , las otrora desabridas comidas se convirtieron en
suculentos guisos aderezados con las soberbias especias de la
pasión , y la monótona y comercial ropa juvenil mutó en sedosas
telas hindúes propias de princesas residentes en doradas pagodas
orientales .
El mundo era un lugar mágico y rutilante , y una gran parte de la
inapetente humanidad parecía no darse cuenta .
“ Nunca te había visto sonreír con esa energía y brillar de esa
manera Marcela. Cuanto me alegra verte así “ . dijo una
complaciente Nata al sentarse en la mesa del restaurante .
“ Ya ves, jejeje, estoy …contenta “ . contestó la joven desde su
azucarada atalaya.
“ Pues vienen más noticias buenas …..tu padre y tu madre se van a
reunir contigo en los próximos días “ .
Por un intenso y sucinto instante , el empalagoso universo de la
mujer se detuvo en seco.
La inesperada noticia la sumergió en una anfractuosa tormenta de
pensamientos dispares.
Ahora que su alambicada vida comenzaba a encontrar el anhelado
camino de eso que llaman amor , un súbito derrotero aparecía en
su odisea .
“ Vaya….eso sí que no me lo esperaba “ …musitó la paralizada
muchacha .
“ Bueno Marcela, así es la vida , a veces cuando uno menos se lo
espera, se le abren todos los caminos “ sentenció con rotundidad
una balsámica Nata .
“ Te vendrá bien, y así todas las preguntas que tanto te mortificaban
se las podrás realizar a los dos “.
“ Si……” .
Su cariñosa protectora la besó con mucha dulzura en la mejilla al
ver aparecer unas incipientes lágrimas en los ojos de la temerosa
joven.
Todas las lacerante plegarias enviadas al afásico firmamento
parecían haber sido escuchadas . Recordó , con la perturbadora
imposición que supone a veces la nostalgia , las miles de veces que
su tía Leocadia la decía que rezara con fe para que sucedieran las
cosas . Y ella , descreída y arrogante , lo hacía de mala gana para
calmar los devotos ánimos familiares.
Y también recordó otro incisivo mantra de su querida pariente :
“ Dios escucha y atiende todo aquello que le pedimos hija . Todo .
Sólo que nosotros, después , hacemos lo que nos da la gana . Esa es
la condición humana “.
Aterrizó un alertagado Augusto en el saturado aeropuerto de
Madrid-Barajas .
Los abrasadores estíos en el principal aeródromo nacional son un
enmarañado enjambre de carácter cosmopolita , una ajatreada
torre de Babel, una difuminada amalgama de idas y reminiscencias
.
El empresario ya conocía la capital del reino hispano de anteriores
expediciones laborales . Camino de su hotel preferido le pareció
encontrar una metrópoli más ansiosa y menos aseada, con más
circulación hirsuta y menos apacibles zonas verdes , y es que la
ansiedad urbana no castiga sólo a los trémulos peatones .
Con el sueño en rebeldía pasajera fruto del tedioso vuelo ,
aprovechó para darse una ducha rápida y bajar a leer la prensa
nacional e internacional al coqueto jardín del prestigioso
establecimiento madrileño ; descifrar las babilónicas crónicas de
las rotativas mundiales siempre le parecía un esparcimiento pueril
en comparación con los indigestas cuestiones románticas .
Desde que pisó territorio español la indeleble imagen de juventud
de la Brisa se le fijó a su sobrecargado cerebro ocupando toda el
espacio disponible . Además, el fastidioso sudor impregnaba con
visible rotundidad su onerosa y casi prohibitiva camisa italiana .
Había venido con varíos días de asueto disponibles, pero parecía
que la tortura amorosa en forma de repetitivas diapositivas icónicas
no le iba a dar ni un merecido instante de descanso .
La plácida visión del hermoso vergel urbano y el entusiasmado
canto de los pájaros prometía unos efímeros minutos de paz
literaria sentado en la espléndida terraza hotelera .
El tonificante café con exquisito sabor y el sosegado regocijo
que da la lectura en calma le trasladó su mente a benévolas
regiones de calma transitoria .
Por fin , entre inconsistentes hojas de periódicos vernáculos
encontró el ansiado equilibrio mental , imprescindible para
reencontrase allá donde estuviera . Ahora era más él .
Al tercer sorbo de ese excitante elixir reanimador , en la idealizada
circunstancia del momento zen lector , un extrovertido gorrión
defecó en mitad de las perecederas noticias de papel tintado ,
obligando sin demora al cambio de noticiero .
Augusto, sonrió con su habitual calculada ambigüedad , y recordó
una recurrente máxima que siempre había le había funcionado :
“ En los momentos sociales más destacados , siempre cabe la
posibilidad de que alguien te cague en tus caros zapatos de diseño
italiano , para recordarte de qué va esta vaina de la vida “.
Marcela estaba un poco preocupada . Tenía la femenina impresión
de que Aurelio estaba algo distante con ella .Hacía tres escasos días
que no se veían , que para ella parecían tres extenuantes
maratones por las estériles arenas africanas de las tierras
inhóspitas del Sáhara .
El incesante flujo de mensajería electrónica no había disminuído , al
contrario, parecía acrecentarse a cada jornada .
Pero había algo que no cuadraba ….. así que decidió llamar .
“ Hola Aurelio …¿ Cómo estás? …dijo una agitada joven.
“ Bien cariño mío….. ¿ Y tú? “ .
La vanidosa voz del muchacho no había mutado ni un ápice.
“Bien , con ganas de verte “ .
La agitación de la joven caminaba hacia una apremiante parálisis
total . Nunca en su vida se había sentido tan nerviosa ,
desasosegada , expuesta a la antojadiza voluntad de un
semejante . Y eso la llenaba de una cólera desconocida y una
insólita inconsistencia .
“ ¿ Y cúando será que nos veremos? “
. En el titilante tono interrogatorio de la joven se podía discernir
con nítida claridad ese lago calinoso en el que se adentraba su
relación con Aurelio .
“ Ahora complicado cariño , el trabajo en el restaurante está a tope y
no tengo tiempo para nada “.
La glacial jarra de agua enviada por las ondas telefónicas a la
joven encontró impacto inmediato .
“ ¿ Y cúando? “
La habitual aterciopelada voz de la mujer mutó hacia una
modulación más violenta .
“ Cuando se puede mi amor , yo te aviso “.
La inesperada incredulidad y una paulatina rabia luchaban a brazo
partido por hacerse con el control del auricular de la bogotana .
Ambas flamígeras cualidades tenían mucho que decir y era
apremiante su necesidad .
“ ¿ Me estás dejando? “ .
Marcela se jugó todo a una aventurada carta de interrogación ….
Una furibunda cólera se apropiaba de ella sin ningún tipo de
advertencia previa.

“ No mi tesoro, como te voy a dejar yo …tú y yo siempre seremos


amiguitos “.

“ ¿ Amiguitos? ¿ Qué quiere decir eso? “.


Todos los fortificaciones humanas , por muy sólidas que sean en su
armazón, corren el riesgo de derrumbarse ante los inesperados
huracanes vitales .
Y la ciudadela ïntima de Marcela comenzaba a derruirse de manera
inmisericorde.
“ Mira Aurelio, yo pensé que teníamos algo más serio , no entiendo
que me llames amiguita. Me ofende muchísimo “
¿ Pero porqué Marcela? …podemos vernos cuando se pueda o nos
apetezca y seguir pasándola bien .
“..Osea, que tú lo que quieres es pasarla bien……”
“ ¿ Y tú no? “.
La desventurada llamada para la mujer se terminó en ese
momento .
Apretó su delicado rostro con toda la fuerza que pudo contra su
mullida almohada y lloró con desolación y amargura , ahogando en
la medida de lo posible los opresivos sollozos contra las sintéticas
fibras de su almohadón .
Su particular cuento de hadas , el nirvana codiciado , la extraviada
llave maestra que abre el ignoto cajón de la mesilla de noche de
todos los amores soñados había durado unos exiguos días .
Estaba decidida a no volver a Aurelio nunca más en su vida . La
decisión era de carácter terminante . Nunca jamás quiere decir
nunca jamás.

Nata despertó a Marcela al sospechar que pasaba algo dada la


inusual hora matinal en la que todavía estaba acostada .
Cuando vió su desfigurado rostro por una noche llorosa e
interminable se asustó .
“ ¿ Y esa cara hija , que te pasa? “ .
“Nada”…. Contestó con la boca rebosante de sapos y culebras a
punto de saltar al comprometido territorio de los improperios
personales .
“¿ Es por Aurelio? “ .
El sólido olfato femenino de Nata volvió a tomar la senda correcta
con la joven.
“ Si ….me dijo ayer que si éramos amiguitos “ .
Una furioso diluvio de iracunda lágrimas y estrangulados bramidos
sumergió la coqueta habitación , transformando la apacible estancia
en un emplazamiento ponzoñoso y triste .
“ Tranquila mujer …. “ Nata abrazaba con verdadero afecto y una
traviesa sonrisa a la compungida joven .
“ ¡ Que no me llame más que ni le voy a contestar ¡“ .
“ Claro hija claro, no le contestes más …..
En medio de la flébil escena , un fortuito relámpago de sinceridad
iluminó el cerebro de la muchacha .
“ Tanto sexo para esto “ pronunció sin ser consciente que no estaba
sola .
“ ¿ Qué significa tanto sexo , Marcela? “ .
La pregunta de Nata fue pronunciada en una modulación áspera ,
incluso impropia de la brasileña .
“ Se me ha escapado “ … manifestó una ruborizada joven .
“Pero por algo lo habrás dicho “ .
Nata subía dos escalones en la escalera de la vehemencia del
cuestionario , que empezaba a tomar un claro aspecto de
interrogatorio .
“ Déjame dormir un poco más tía por favor , no me encuentro bien
“.

Al apagar la luz del acogedor aposento, un pertubador escalofrío


recorrió el cuerpo de Nata . Y se imaginaba , en su infinita intuición
de mujer , a qué se debía .
“¡ Carajooooooooo ¡ “
El estruendoso alarido de Brisannia se escuchó sin ningún
impedimento en todo el vecindario .

-“ Es sólo una sospecha Brisa , cálmate “ .

La flamígera llamada de Nata había iniciado una estentórea


explosión de resultados desconocidos .
La Brisa finiquitó la llamada de manera furibunda y desapareció
con sus modales habituales.
La brasileña tenía una potente corazonada ; Marcela podía estar
embarazada .
Su errático comportamiento podía tener dos fuentes inequívocas :
los perpetuos menoscabos del mal de amores o el lógico cambio
hormonal fruto del estado de buena esperanza .

Aunque no hacía mucho que se veía con el conquistador de origen


argentino , era el intervalo suficiente para haber quedado encinta .
Llamó a Marcela , y cuando la joven cruzó el umbral de la cocina
las confusas incertidumbres de la brasileña pasaron a ser
progresivas evidencias .
“ Tenemos que bajar un momento a la farmacia hija “ pronunció
con vocablos circunspectos Nata .
“ ¿ Y eso? “ . La transitoria palidez del rostro de la joven se
transformó en una incipiente y poderoso rubor .
“ Sospecho que estás embarazada . Perdona que sea tan directa mi
niña querida “ .
Un océano lacrimoso se apoderó del delicado rostro de la
bogotana .
Eran un lamento abismal , un alarido horrísono , un atávico
clamor de todas las mujeres hermosas de su familia, castigadas con
el don de la suma belleza y el perpetuo calvario de los amores
esquivos .
Tras quince minutos de tenso y drámatico estremecimiento
abrazada a su ángel terrenal de la guarda , la agraciada joven se
recompuso en la medida de la posible e inició con dubitativos pasos
su camino hacia la cercana botica en la que su inexperta experiencia
daría un giro inesperado .

“Positivo . La prueba ha dado positivo Brisannia . “.


Mientras Marcela dormitaba en el sofá del salón para digerir la
buena nueva , Nata llamó a su amiga para confirmar la prueba
gestacional sanguínea.
“ Vas a ser la abuela más joven y bonita que se recuerde por estos
lugares “ .
Brisannia se sumergió en un mutismo profundo y categórico .
Su impecable y maquiavélico plan , basado en una artificial
decoración para simular una vida ideal de cara a la esperada visita
de Augusto , saltaba de manera estrepitosa por los aires .
Aquella anhelada venganza, que el empresario viera que bajo su
única dirección la existencia de Marcela era una idílica senda de
rosas rojas y aromáticos jazmines se transformó en una brumosa
quimera de una mañana lluviosa de verano en los felices periodos
de la infancia .
La Brisa, que había conjurado a todos sus infames espectros en pos
de un armisticio sentimental con el único hombre que de verdad
había amado , se encontraba con una descomunal roca en las vías
de su tren afectivo particular , y el choque parecía devastador e
inminente .
Sabía que esta era la última posibilidad de intentar un movimiento
ganador en el arduo tablero del ajedrez sentimental , la
resplandeciente reina aquí o mataba con palatinos honores o moría
de manera ultrajante .
Conocía a la perfección las humanas flaquezas del empresario , y
haber presentado un esquema brillante , ordenado y henchido de
éxito social hubiera sido un sonoro triunfo .
Pero el imprevisto giro de la situación de Marcela daba la impresión
contraria , que era sin duda la que más se parecía a la intransigente
y cegadora realidad.
Debería improvisar un apresurado proyecto sobre la marcha para
intentar convencer al señor Rodríguez de la amplia notoriedad de
sus triunfos vitales .
Ella , tan experta en naufragar sin remedio en los misteriosos
cenagales del corazón y salir boqueando de casi todos los
apelmazados pantanos románticos , muchos de ellos creados por su
alambicado comportamiento , se sobrecogía ante el ciclópeo reto
que tenía delante de su delicado rostro .
Y como casi siempre , comenzó a pergeñar una calamitosa
maquinación :
Argumentaría unos compromisos personales ineludibles para no
presentarse ante Marcela y Augusto .

La cita estaba fijada.


En cuarenta y ocho horas , el viernes por la tarde , se verían en el
suntuoso vergel urbano donde se hospedaba el acaudalado
empresario . La Brissa informó a Nata para que acercara a Marcela a
la ansiada convocatoria , petición a la que la brasileña accedió sin
inconvenientes.
“ Por fin vas a conocer a tu padre mi niña hermosa “ .
Las balsámicas palabras intentaban apaciguar las intensas
turbaciones que había vivido en los últimos intervalos la joven .
Pero nada es capaz de calmar a los vigorosos espíritus de las
tempestades juveniles , quizás sólo el flemático y enigmático paso
del tiempo puede lenificar los onerosos pesares de la juventud .
Una serie de desatinadas actuaciones , según el desolador
discernimiento de la bogotana , habían desembocado en un en
embarazo inesperado .
“ Me da la sensación , tía , que la historia de mi madre se repite
conmigo de una manera muy parecida “.
La brasileña no encontró en su selecto uso del lenguaje vocablos
para rebatir la demoledora tesis de Marcela . En el fondo, pensaba
justo lo mismo .
“ Bueno hija, no sé ni que decir ….son cosas que pasan “…..
Los violentos silencios comenzaron a ocupar grandes extensiones del
embarazoso diálogo .
La anhelada calma , marchita y algo deteriorada , comenzaba a
aflorar en el inquieto ánimo de la joven .
“ Me prepararé de manera mental para tratar con mi padre “ .
Dijo con admirable solemnidad una redimida Marcela .
“ Es siempre una bendición llevarse bien con los padres Marcela .
Haces muy bien . Te felicito por tu actitud y por tu valentía “.

La joven durmió de la manera más sosegada posible pese a su


detonante estado y eso que durante la noche , un telefóno con
identidad oculta la despertó dos veces con sus insistentes llamadas .
Y al contestar , nadie hablaba .
Obligada por las imprevistas circunstancias , una contrariada
Marcela se vió obligada a llamar a Aurelio .
El lozano donjuán contestó con su acostumbrado tono edulcorado :
“ Hola mi amor …¿ Cómo estás?” .
Marcela inició la dialéctica contienda sin preámbulos , no había
tiempo para artificiales ademanes .
“¡ Embarazada estoy ¡….. ¿ Qué te parece? “.
Una amenazante nube apareció en la acalorada conversación ;
siempre aparecen grisáceos nubarrones antes de las tormentas
más gigantescas .
“ Embarazada …..¿ De quién? “ .
El primer rayo del anunciado temporal había hecho acto de
presencia . Y sería devastador.
“ ¿ Cómo has dicho? .. ¿ De quién va a ser?…… ¡ De ti maldito ¡
…...
Y ese inicial relámpago anunciador traería con él un desmesurado
temporal posterior .
“ ¿ Y cómo sé yo que soy su padre? “.
“ Mira Aurelio…. Yo no sé tú, pero yo no me acuesto con nadie más
que contigo , aunque me consideres tu “ amiguita “.
Los impulsos más primarios , en forma de abyectos improperios e
insignes insultos , se acumulaban de manera precipitada en la boca
de la mujer , provocando un cómico bloqueo en su ansiada
articulación , tenía tantas infames maldiciones en sus sensibles
labios que no podían salir todas al mismo tiempo.
“ Amor , yo prefiero hacer una prueba de paternidad , y así estamos
todos más seguros “.
“ Yo estoy muy segura de todo lo que ha pasado …..pero no te
preocupes, que no te voy a molestar más ….te lo prometo “.
“ Pero Marcela, escúchame “ .
El atávico modo de terminar ardientes conversaciones telefónicas ,
con un sonoro portazo en forma de colofón inhalámbrico , se volvía
a repetir una vez más.
Estrambótico guiño del a veces insoportable destino ; madre e hija,
sin haber hablado nunca en edad adulta , terminaban muchos
diálogos de la misma manera , sin completar la locución final .

Al final , Brissania y Marcela , con toda la habitación de los


sentimientos soliviantada como si la hubiera visitado el más
aniquilador de los poderosos ciclones caribeños , deberían
presentarse a la trascendental reunión con Augusto .
Llegaba la hora señalada , porque el intransigente cronómetro de
nuestros efímeros crepúsculos no sabe de miserias humanas , los
ineludibles segundos pasan para todos por igual .
Nata preparaba , como una conspicua entrenadora de boxeo a su
púgil más aventajado, a Marcela para el imprevisto combate .
“ ¿ Le vas a contar a tu padre lo del embarazo?. “
Nata golpeaba de manera dialéctica primero, para comprobar la
resistencia anímica de la joven.
“ Pues no sé…..que sé yo “.
Una titubeante Marcela divagaba por un vasto océano de
sentimientos difusos .
“ No lo hagas . El beneficio es nulo “.
“ Ya….. “.
“ No sé ni de que voy a hablar …. Y te voy a decir algo tía , aunque
mi madre esté siempre “ cuidándome “ según ella , tampoco sé que
voy a decirla .
“ Tu madre ya sabe lo que ha pasado ….sabes que la cuenta todas
tus novedades “-
“ Si, si no lo digo por eso…lo digo porque también con ella debería
de hablar de muchas cosas…ni sé por donde empezar con ninguno
de los dos “.
“ Marcela , tu madre, que tiene una vida complicada , siempre ha
intentado cuidarte en la distancia para no perjudicarte…sé que es
difícil de entender pero quizás algún día lo comprenderás “.
“ No entiendo mucho , pero bueno ….”.
“ Yo no soy madre Marcela, pero a veces es tan difícil hacer lo que
está bien y lo que no está bien que ya ni sé que decirte…creo que lo
importante es hacerlo todo de corazón y lo mejor posible… y poco
más “.
“ Pues para hacerlo todo de corazón y lo mejor posible, a veces
todo lo hacemos al revés y de la peor manera me parece…”

“ Eso que has dicho es un buen resumen de la vida …ya veo que
estás madurando, jeje….¿ Lo ves? .

Es viernes por la tarde . Nata y Marcela , ataviadas con sus


mejores galas , conducen hacia la cita envueltas en fragancias
arrebatadoras y vestidos radiantes , con un halo femenino e
intranquilo , seductor y desasosegado . En el silente automóvil ,
el aire es tan denso fruto de los sensaciones reprimidas que apenas
deja lugar para las conversaciones banales , tan indispensables para
quebrar ese compacto muro de sensaciones indisolubles que se
produce ante las citas trascendentales de las vidas de las personas .
Nata deja en la puerta del suntuoso hotel a la excitada muchacha ,
que consigue caminar con extrema dificultad por el personal nudo
gordiano al que se iba a enfrentar en breves instantes .
“ Te espero por aquí cerca , hija “ dice a modo de imprecisa
despedida su ángel de la guardia terrenal nacido en tierras
brasileñas .
Marcela sonríe de forma cohibida con una especie de improvisada
mueca para despedirse mientras se dirige timorata al florido jardín
del lujoso establecimiento .
El enigmático teléfono con identidad oculta seguía llamando de
manera repetida , y siempre que contestaba , nadie decía nada al
otro lado . El reiterativo asunto comenzaba a molestar a la joven ,
aunque sus dilemas actuales eran de un calado mucho mayor.
Cuando colgó el enésimo intento mudo de comunicarse con ella de
esa secreta persona y levantó la mirada , allí estaba él . Sí, era su
padre, no cabía ninguna duda .
Elegante y sobrio , con un aire de docto académico, observador
impenitente y con una sonrisa lacónica que guardaba un millón de
amarguras vitales y glorias empresariales .
“ Hola Marcela “ …..¿ Cómo estás? .
Augusto , correcto y pétreo , distante y cercano , educado y
distinguido , humano y sensible, … Los diferentes registros del
hombre afloraban de manera apabullante en el incipiente diálogo .
“ Bien….¿ Y usted? “ . Un sucinto sosiego llegó al atribulado
cuerpo de la mujer .
“ No es necesario que me hables de usted, por favor …..”
Un dilatado silencio ocupo gran parte de la cita mientras la joven
tomaba asiento y pedía un vigorizante café . Las emociones
estancadas por ambas partes desde hace tiempos inmemoriales
dificultaban en grado extremo la esperada fluidez de la charla.

“¿ Y cómo estás? “.
El experimentado empresario, haciendo gala de un hábil manejo de
los tiempos en las más complicadas de las situaciones sociales de
diversa índole , rompíó el hielo de manera decidida.
-“ Bien….nerviosa ….. jeje “ .
“¿ Ya sabes que tu madre me aviso que no podía venir? “.
La agraciada joven , producto de la insufrible tensión de esta
esperada convocatoria , no se había percatado de la ausencia de su
progenitora .
“ No, yo hablo poco con ella “ .
Una cenagosa e imprevista nube de luctuosas reminiscencias ocupó
de manera transitoria la mente de la muchacha . Y su padre se
percató al instante .
“ Estoy al tanto de todo Marcela . Y por eso he venido . Creo que
mereces una explicación de mi comportamiento contigo . Y te la voy
a dar sin más sin preámbulos . Yo también he tenido siempre una
vida muy complicada . Y he pensado mucho porque han pasado los
años y cada vez me siento más solo , pese a que dinero me sobra, y
también tengo familia y dos hijos aparte de ti. Todo esto es fruto de
una reflexión madura , de todo lo que he vivido , de reir y de llorar,
de ahorrar y de gastar, de dormir y de soñar . Mi madre me indicó
que lo único que importa es el triunfo empresarial y que el amor y
esas historias eran todas un pasatiempo turco , como los seriales
otomanos que triunfan ahora en todo el mundo . Y durante
muchísimos años, la creí a pie juntillas y me dediqué en cuerpo y en
alma a los negocios . Y me fue bien , y al ir creciendo piensas que
estás haciendo lo correcto y refuerzas esa estrategia . Y mientras,
la vida pasa fuera de la oficina con una velocidad arrolladora .
Y un día , eres mayor , como yo, y sólo tienes dinero…..y te sientes
solo . Yo quería mucho a tu madre, pero era, y seguirá siendo, una
persona muy compleja y cuando empezó con sus eternas
contrariedades no la hice ningún caso , incluso cuando tú ya venías
al mundo la ignoré . Me arrepiento mucho de mi comportamiento
con ella y contigo . Hoy creo que si hubiera tenido un poco de
paciencia con ella podíamos haber sido felices porque nos
queríamos mucho , pero bueno, la realidad ha sido otra . Lo siento,
de verdad que lo siento .
“ Arroz y flores “… musitó con una tono más alto del que se
imaginaba cuando llegó ese ancestral mantra que la visitaba de
manera repetitiva desde que conoció a Catalina .
“ ¿ Perdón ? “.
Marcela aterrizó de manera abrupta de sus quijotescas reflexiones
con la resonante interpelación de su padre .
“ Nada….de verdad….. cosas mías “.

La consanguínea tertulia derivó en una cena frugal en viandas y


llena de reservadas confesiones y cálidos acercamientos .
La postergada conexión paternofilial comenzaba a funcionar con
mucha energía y una fuerte y sorpresiva cohesión.
Marcela reparaba una significativa falla ancestral a pasos
agigantados .
Prefirió posponer para otra ocasión el espinoso tema de su
embarazo y construir una sólida conexión con su padre , ya sólo
mencionar ese término tan determinante para la existencia de las
personas la emocionaba de manera súbita . Era una nueva
sensación muy reconfortante.
Marcela notaba que la purulenta llaga heredada de los rencores
maternos podía llegar a cerrarse con más acercamientos cordiales y
más encuentros programados .
Se dió cuenta que enfrente tenía un frágil hombre de carne y hueso
, con sus renombrados aciertos y sus clamorosos frustraciones , con
sus quiméricos propósitos y sus insomnios consternados , un
individuo fugaz en el proceloso transcurrir de la realidad humana.
Marcela pactó una futura visita a su Colombia natal, el origen de
su estirpe la esperaba en su tierra primigenia y la haría comprender
muchas cosas .
La etérea desaparición de su madre fue muy poco nombrada, las
formidables apetencias de reconciliación y su inopinada
compenetración hicieron olvidar cualquier atisbo de incovenientes
futuros .
Un reparador abrazo evitó las desgarradoras lágrimas de despedida
, no había punto final , era sólo un transitorio punto y aparte .
Cuando Nata recogió a Marcela en la entrada del soberbio
establecimiento no hizo falta preguntarla nada , su centelleante
rostro era el mejor resumen de la magnífica velada que había
pasado .
“ ¿ Todo bien, hija? “ dijo una empática Nata al subir la joven al auto
.
“ Todo bien, tia…todo muy bien “.

Marcela iba a conseguir dormir de manera plácida por primera vez


en un mucho tiempo.
Se acostó con una gran parte de su profunda llaga afectiva en el
esperanzador camino de la sanación . Estaba satisfecha, medio
tranquila y con una gran parte de su alborotada alma en la tan
deseada paz . Ya con el implacable sueño invadiendo todas las
zonas de su apagada alcoba , el insoportable teléfono con número
desconocido volvió a sonar . Muy irritada , contestó rauda y gritó : ¡
Por favor , me quieres dejar ya en paz ¡
Con aquel punzante alarido de madrugada , los clausurados
canales de comunicación se abrieron de manera inesperada :
“ Hola Marcela , perdona , ya sé que soy un pesado “.
La joven, presa de la soporífera bruma de la somnolencia nocturna ,
no acertó a distinguir quién hablaba :
-¿ Jaime? Pronunció la desorientada joven .
-“ No , no soy Jaime …. Soy Germán .
La inminente modorra desapareció al instante de la aturdida cabeza
y el cuerpo relajado de la muchacha . Y se activaron todas las
señales personales de intriga confusa y paulatina preocupación .
“¿ Y qué quieres ahora? “… dijo la desvelada joven, con un
desagradable nudo de carácter árido ya situado en el centro de su
garganta.
“ Confesarte un secreto que hace mucho me está torturando “.
Las hondas respiraciones del docente , muy sonoras en estas horas
tan silenciosas de la madrugada , añadían un tono sórdido a la
angustiante conversación.
“ Pues si me dices lo que es te lo agradecería , porque me estás
poniendo muy nerviosa “.
Y entonces , la última bala del marchito revólver íntimo del
profesor salió en busca de destinos imprecisos en forma de
vocablos intranquilos.
“ Estoy enamorado …. hace mucho tiempo de tu madre …casi
desde que la conocí.. no puedo dejar de pensar ni un solo instante
en ella …..y tú …..tú….. me recuerdas mucho a ella “.

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