“Cuentan que un día, un cazador había entrado a trabajar para unos
madereros y mientras iba acompañado del cocinero, en la selva, vie Ton un animal de color blanco como el ganado, a lo cual, el cocinero dijo: Mira esa novilla, ¿qué hace por estos lados?'.
El cazador, que conocía varios secretos de la selva, le respondió: “No
€s una novilla, eso es un yanapuma, un tigre del demonio, inofensivo de día, pero camicero de noche. Solo lo mata una lanza. Regresemos el campamento. Lo mejor es que le digamos a los demás para ir a otro sitio”. El cocinero se burló de él diciendo que solo eran embustes de la gente de las tribus. Volvieron al campamento y el mitayero con- 6 a los demás lo que habían visto, pero nadie le creyó.
Al día siguiente, el mitayero fue solo al monte para conseguir came.
Cazó una maquisapa y volvió al campamento. Pero, al llegar, vio los cuerpos de los madereros, sus armas estaban al costado, al parecer, habían sido usados. Al comprobar el estado de los cuerpos se dio cuen- a de que estaban casi intactos, salvo por unas heridas en el cuello. Y advirtió que era el yanapuma, pues les marcas eran de orificios de col- millos con los cuales les extrajo la sangre. Así que decidió irse y ad- vertir a los otros campamentos cercanos. De pronto notó que el yana- uma lo cbserveba; rápidamente agarró su lanza y el animal huyó por temor a lo único que le haría daño.
En la noche, mientras avanzaba en la oscuridad, al mitayero le pare
ció escuchar en el viento las voces de los que habían muerto. Al pare- cer, se disculpaban por no haberle creído y solo le decían que contara a todo el mundo la desgracia que había caído sobre ellos”.