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La Nueva España y el neoclásico: el puente de transición a la identidad nacional

El neoclásico europeo es la viva señal de que existe una lucha en la recta histórica del arte, donde línea y curva están en constante disputa por
ser una de ellas, la siguiente en aparecer y dominar el escenario artístico y estético, es justo así cuando se decide retomar a la época clásica
como el canon de estética y belleza; y esto no es para menos, pues la elección es tomada desde lo opuesto en un contexto donde la
aglomeración y la sobre saturación de elementos estaba presente no solo en el arte, sino en otros aspectos como el religioso y político, pues el
barroco y el rococó ya habían sido agotados como recurso para la expresión, pienso que estos dos implicaban el pensamiento de lo ostentoso en
una sociedad donde el razonamiento estaba tomando la delantera propiciando el cambio político y social, siendo estos lo más importante antes
que el sentido de ornamentación recargado y vacío, por ello la idea de volver a la edad clásica de dónde se retomarían valores como la pureza, la
exactitud y el equilibrio era tan importante, sin embargo, sabemos que esto fue la manera en que se vivió para Europa, ahora bien para américa
fue un proceso distinto.

Para el lado americano fue un proceso más accidentado y a mi punto de vista, complejo, pues en la Nueva España se llevaban apenas 200 años
de la colonización, que había traído consigo el barroco como una forma no solo de edificar la nueva ciudad, sino que también era parte del
proceso de evangelización (medio principal por el que adaptaban a la sociedad indígena a la nueva forma de vivir), ahora bien, sabemos que el
neoclásico en la nueva España además de ser un medio de oposición al barroco como corriente artística reflejo un tinte sumamente político y
social, pues no es casualidad que está nueva corriente se quedará hasta principios del siglo XIX, (época dónde surgieron las luchas de
independencia) Debido a esto último, sabemos que los novohispanos a penas encontraban su propia identidad pues no eran completamente
indígenas ni por completo españoles, trayendo consigo estilos como el churrigueresco, que detonaba una búsqueda de balance entre lo de aquí y
lo de allá, que en la forma arquitectónica dejaba ver un miedo al vacío gracias a la aglomeración y ornamentación ostentosa, misma que se
refleja en la vivencia de la religiosidad y los elementos como los tablones de iglesia entonces de aquí se entiende que la forma de vivir el
neoclásico sería distinta por la búsqueda de identidad, que en ámbitos como en las artes, (artes gremiales y no Bellas Artes) también se reflejaba,
pues todos los pintores barrocos eran importados de España, es decir, también había una búsqueda de arte propio que fuera igual de bien visto y
reconocido; aunado a esto se tenían reformas españolas que causaban descontento y traían consigo una carga de pensamiento idealista sobre que
había que marcar un profundo cambio sobre estás, dando pie a una renovación impactada en la sociedad, como creaciones de academias dónde
esto de lo gremial antes mencionado, se profesionalizará y demostrará que las cosas hechas en la Nueva España podían ser por si mismas de la
misma buena calidad y buen gusto que en España, reflejando esto en la arquitectura, como lo hacía Manuel Tolsá el principal exponente del
neoclasicismo en la nueva España y América, pues su vista arquitectónica refleja sobriedad y elegancia, cualidades dignas de un pensamiento
ilustrado de la razón, tal es el caso del Palacio de Minería, pues podemos encontrar, primeramente en los elementos de la fachada, una simetría y
el frontón triangular, representativo de la época clásica mientras que en su interior encontramos los arcos de medio punto y las columnas alusivas
al estilo dórico y jónico, ahora bien, dentro de este edificio existe simetría y equilibrio pero aún quedan vestigios de nuestro pasado barroco (que
personalmente pienso que visible e históricamente nunca se fue) pues hay exceso de columnas sin una utilidad de carga aparente y arcos no
necesariamente estructurales, lo que nos recuerda que el vacío y la no ornamentación no formaban parte de la identidad nacional naciente de
aquellos días, aún para Tolsá que transito de un barroco en decadencia al nuevo neoclasicismo con gran destreza, a pesar de ello el palacio de
Minería cumple con el carácter limpio, ordenado y exacto que se requería para ser neoclásico.

En conclusión, la Nueva España no adoptó solamente la corriente del neoclásico, sino que por sus condiciones internas y externas, tomó la
corriente y la apropió, formando justamente lo que se necesitaba, una identidad y sentido de pertenencia por medio del arte y la arquitectura.

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