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El don de sabiduría

A algunos de nosotros se nos ha bendecido con la facultad de comprender a la gente y


los principios del Evangelio y la forma en que éstos se aplican a nuestra vida. Se nos ha
dicho:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos


abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la ola del mar,
que es movida por el viento y echada de una parte a otra.

No piense, pues, ese hombre que recibirá cosa alguna del Señor. (Santiago 1:5–7).
El Señor dijo: “no busquéis riquezas sino sabiduría; y he aquí, los misterios de Dios.

El don de conocimiento

Todo aquel que llegue a ser como nuestro Padre Celestial finalmente conocerá todas las
cosas. El Espíritu Santo es quien revela el conocimiento de Dios y de Sus leyes. Es
imposible que nos salvemos si ignoramos esas leyes. El Señor reveló: y si en esta vida
una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su
diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero. El
Señor nos ha mandado que aprendamos todo lo que esté a nuestro alcance acerca de Su
obra.

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