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Sharing the
Shower
Anya Merchant
3
Tim no era el mayor fan del sol. Estaba colgado en el cielo de verano, que, por
supuesto no estaba cubierto de nubes, e iluminaba sus abrasadores rayos sin piedad.
Intentó concentrarse en la hierba mientras empujaba el viejo y oxidado cortacésped.
Es el verano de mi último año, ¿por qué no puedo estar en la playa?
-Me he apuntado para ayudarte en las tareas, no para que me dé un golpe de calor.-
Brett, el mejor amigo de Tim desde la escuela primaria, estaba manejando la
podadora de setos, haciendo un intento un tanto inútil de recortar la maleza en los
lugares a los que el cortacésped no podía llegar.
-Terminaremos pronto, - dijo Tim. -Con suerte...- Quitó una mano del cortacésped y
se secó el sudor de la frente.
-Hombre, de todas las cosas que podría haber pasado hoy haciendo, me engañan
para que trabaje gratis...- Brett cerró y abrió la podadora para hacer un par de
cortes rápidos, acentuando sus palabras mientras hablaba.
-Oye, te has ofrecido, - dijo Tim. -Además, no tendrás a nadie con quien pasar el fin
de semana sin mí. Mi madrastra dejó claro que el césped tiene que estar hecho antes
de que pueda ir a cualquier sitio. -
-Me sorprende que aún tengas uno, con lo mala que ha sido la sequía. -
Tim se encogió de hombros. Yo también estoy un poco sorprendido...
- ¡Buen trabajo, chicos! - Vanessa, la madrastra de Tim, salió al patio por la
puerta principal. Por un momento, el trabajo se olvidó cuando ambos se volvieron
para mirarla.
Vanessa se había casado con el padre de Tim hacía casi 17 años, poco antes de que
éste cumpliera dos años. Había sido la única madre que él había conocido, ya que
su madre biológica había fallecido poco después de su nacimiento. Vanessa era todo
lo que Tim podía pedir en una madre, y mucho, mucho más.
-Sra. Fields...- Brett se quedó mirando a Vanessa con la mandíbula abierta mientras
se abría paso lentamente por el césped. Llevaba un vestido blanco de verano que era
escotado en la parte delantera y alto en los muslos en la parte inferior.
Sus grandes pechos amenazaban con salirse de él, y su trasero apenas se contenía, 5
balanceándose de lado a lado en una gloria seductora con cada paso.
-He pensado que a ti y a tu amigo os vendría bien un poco de ánimo. - Vanessa se
cruzó de brazos y sonrió a Tim. -Puedo prepararte una limonada si quieres. -
Había algo en la voz de su madre que hacía que los pelos de la nuca de Tim se
estremecieran de emoción. Era la diosa del barrio, y le resultaba imposible ignorar
cómo la miraban sus amigos e incluso algunos de los hombres casados del bloque.
-Eh, claro mamá, - dijo Tim. -Estamos terminando. -
- ¡Está usted increíble, señora Fields! - Los ojos de Brett se centraron en el cuerpo
de la madre de Tim con una intensidad que era casi un poco grosera. -Ese vestido...
quiero decir, ¡guau! Deberías ponérselo más a menudo. -
-Aww, eres tan dulce, Brett. - Vanessa se acercó y le puso una mano en el hombro.
Tim sintió que sus mejillas se sonrojaban de vergüenza al rojo vivo. ¿Por qué insiste
en ser tan amable, todo el tiempo?
- ¡Es cierto, señora Fields! - Brett le sonrió y Tim sintió que se le hacía un nudo en
el estómago. -Podría ser modelo o algo así, estás mucho más buena que la mayoría
de las chicas de las revistas. -
Vanessa se rió y apretó el hombro de Brett.
-Por desgracia, tiene que volver a casa pronto. ¿No es así, Brett? - Tim habló entre
dientes apretados, tratando de mantener el nivel de voz. Todos mis amigos le tiran
los tejos como si yo no estuviera aquí, como si ni siquiera fuera mi madre...
Brett parecía un poco desanimado, pero se rascó la cabeza y dejó las tijeras de
podar en el suelo.
-Eh, sí, supongo que sí, - dijo. -Lo siento, Tim, me olvidé de mí, eh, cita. -
-Oh, qué pena. - Vanessa dio un paso atrás y se alisó la falda. -Supongo que
tendrás que beberte toda la limonada que he hecho, cariño. –
-Sí, mamá, supongo que sí. - Tim sonrió y soltó un suspiro de alivio extrañamente
incómodo. No es mi trabajo proteger a mamá de los adolescentes cachondos. ¿Por
qué me importa tanto?
-Llámame más tarde hoy, Tim. Preferiblemente cuando refresque y podamos estar 6
fuera sin preocuparnos de freírnos al sol. - Brett se despidió de los dos mientras se
alejaba por la calle. Tim esperó a que su amigo estuviera fuera del alcance de sus
oídos antes de dirigirse a su madre y expresarle su preocupación.
-Mamá, ¿es realmente el tipo de vestido que quieres llevar en un día como hoy?-
preguntó Tim. -Quiero decir, es simplemente blanco, y la tela es tan fina como una
sábana. Si empezaras a sudar, sería casi...-
Se interrumpió mientras imaginaba cómo sería en su cabeza, la visión de su madre
con la falda pegada al cuerpo enviando una vergonzosa excitación a su mitad
inferior. ¡Es mi madre, por Dios!
-Cariño, hoy hace demasiado calor para vestirme normalmente, - dijo Vanessa. -
Pero no pasa nada si me quedo en casa, ¿no? -
Se inclinó para recoger la maquinilla que Brett había dejado en el suelo, y Tim
sintió que sus ojos se dirigían a su trasero mientras el vestido se deslizaba por sus
piernas. Hizo una doble toma cuando el borde inferior de sus nalgas quedó a la
vista y se dio cuenta de que no llevaba bragas debajo.
-De todos modos, entra, - dijo su madre. -Necesito hablar contigo de algo. Está
relacionado con el calor, pero...-
- ¿Pero qué? - Tim esperó a que se acercara a él, sintiendo que su polla se ponía
rígida al ver que el vestido empezaba a pegarse a sus pechos. Vanessa negó con la
cabeza y se dirigió a la puerta.
-Deberías sentarte en la mesa, - dijo. -Hablemos de ello tomando una limonada. -
Desde hacía una semana sólo estaban Vanessa y Tim en la casa. El padre de Tim
era un poderoso ejecutivo de negocios, y desde que Tim podía recordar, siempre
había pasado al menos tanto tiempo viajando como en casa. Nunca se había sentido
solo con él y Vanessa en la casa, pero siempre había una extraña tensión cuando
estaban solos, como si hubiera algo eléctrico en el aire.
Vanessa empezó a servir limonada de una jarra que había en la encimera. Dejó caer
un poco de hielo en el vaso desde el congelador y luego se lo entregó a Tim.
-Está recién exprimida, - dijo Vanessa. -No le he añadido mucho azúcar, pero aun
así debe estar bastante dulce. -
Tim le dio un sorbo. Vaya, esto es exactamente lo que necesitaba. 7
-No es gran cosa, cariño. - Vanessa estaba de pie frente a la ducha del baño. Sonreía
suavemente a Tim.
- ¿Qué estás diciendo, mamá? - Tim no podía dejar de negar con la cabeza. El
diminuto cuarto de baño parecía aún más pequeño que de costumbre, y su madre
parecía irradiar calor como un horno. No habla en serio, ¿verdad? Debo estar
confundido sobre lo que quiere decir.
Vanessa extendió sus manos y tomó una de las de Tim entre ellas. Se lamió
lentamente los labios y levantó una ceja.
-No es gran cosa, - dijo. -Tu padre y yo ya hemos empezado a compartir nuestras
duchas. Se ahorra mucha agua, la suficiente para no tener que preocuparnos por el
césped. -
- ¡Mamá, esto es una locura! - Tim dio un paso adelante por reflejo, acortando la
distancia entre los dos y casi poniéndose en contacto directo con ella. -Papá es tu
marido. Tú, tú eres...-
-Yo soy tu madre. - Vanessa ahuecó una de sus mejillas con la mano y luego le besó
suavemente en la otra, su aliento le hizo cosquillas en el cuello con un calor húmedo.
-Y tú eres mi hijo. Te he visto desnudo antes. -
No es que me veas desnudo lo que me preocupa. Esto significaría que yo también te
vería desnuda.
-Claro, es un poco raro, - susurró. -Pero tiempos desesperados requieren medidas
desesperadas. -
Tim se dio cuenta de que su polla estaba dura como una roca entre sus piernas. Se
esforzó por mantener el contacto visual con su madre, sintiendo que el aire de la
habitación a su alrededor latía con una extraña tensión erótica. No voy a aceptar
esto en serio, ¿verdad?
-...De acuerdo, - dijo después de un momento. -Supongo que... podemos intentarlo. -
En lugar de cortar el silencio y la incomodidad sexual, sus palabras sólo lo
empeoraron.
A Tim le dolía la polla en los pantalones, y la preocupación empezó a inundar su 10
mente. Oh Dios, ¡ella va a ver mi erección! Esto es tan jodidamente raro...
-La única manera de que esto funcione es que seamos abiertos el uno con el otro sobre
nuestros sentimientos. - Vanessa sonrió a Tim y le pasó una de sus manos por el
pelo. -Sólo dime qué tienes en mente, cariño. ¿Es porque tienes problemas para verme
como tu madre y como una mujer? -
¡Sí!
Tim se tomó un segundo para formular cómo expresar sus pensamientos con un
poco más de tacto.
-No sé...- Tragó con fuerza y se rascó la cabeza. -Supongo que estoy un poco
preocupado... bueno, por cómo podría responder mi cuerpo. -
Vanessa parecía casi halagada por su comentario.
- ¿Estás diciendo que te preocupa que puedas encontrarme atractiva? - Ella se río y
negó con la cabeza. - ¡Cariño, soy tu madre! Eso no va a ocurrir, y aunque lo hiciera,
lo entendería perfectamente. -
Antes de que Tim pudiera objetar algo más, su madre se acercó a la ducha y empezó
a juguetear con los mandos de la temperatura. La vio sentir el agua mientras bajaba
y conseguir la temperatura adecuada. Sin previo aviso, dio un paso atrás y empezó
a subirse lentamente el vestido de verano por la cabeza.
Dios mío... ¿Por qué no puedo apartar la mirada?
Era como ver un espectáculo de striptease, o un vídeo porno, pero de cerca y en
persona. El tiempo parecía moverse a un ritmo fracturado, y cada segundo
representaba un nuevo fotograma de calor prohibido. Lentamente, Vanessa se dio la
vuelta, sujetando uno de sus brazos sobre sus grandes pechos y metiendo una mano
en su entrepierna.
-Vamos a empezar, cariño, - dijo. -Una vez que estemos en la ducha podrás
relajarte. -
No puedo creer que esto esté sucediendo...
Tim tardó un minuto en darse cuenta de que su madre estaba esperando que se
uniera a ella para desnudarse.
Tosió nerviosamente y se subió la camiseta por la cabeza. Su polla palpitaba contra 11
la tela de sus vaqueros y sintió que sus mejillas se calentaban mientras bajaba
lentamente la cremallera.
-Mamá...- Su voz no era más que un susurro nervioso y juvenil. -¿Puedes... puedes
mirar hacia otro lado? -
-No seas tímido, cariño. - La sonrisa divertida de su madre era la misma que él
había visto en su cara muchas veces antes. Siempre aparecía en respuesta al
nerviosismo de Tim, ya fuera el primer día de clase o antes de un gran partido de
béisbol. De alguna manera, se sentía totalmente apropiado en el extraño y nuevo
contexto que los dos estaban explorando ahora.
Va a verlo. Tal vez si me doy la vuelta como ella y me encorvo...
-De acuerdo. - Tim se alejó de ella y se dirigió a la puerta y empezó a quitarse los
vaqueros y los bóxers. Podía sentir la mirada de su madre en su espalda, caliente
y confiada. De alguna manera, con la mayor fuerza de voluntad y presencia de
ánimo, consiguió calmar su mitad inferior. Para cuando estaba desnudo de cintura
para abajo, su polla colgaba casi sin fuerzas, lo suficientemente relajada como
para que ya no fuera un marcador tan llamativo de su excitación.
-Genial, - dijo su madre. -Sé que esto es duro para ti, pero démonos prisa y entremos.
Estamos desperdiciando agua. -
Vanessa soltó las manos de su cuerpo desnudo mientras salía de la cortina de la
ducha. El vapor salía ocultando su figura mientras el agua caliente empezaba a
llover sobre ella. Tim respiró hondo y la siguió, deteniéndose un segundo antes de
entrar del todo.
Si me concentro en limpiarme y luego salgo, esto debería estar bien. No es gran cosa,
¿verdad?
-Vamos Tim, - dijo su madre. -No voy a morder. -
Levantó el pie trasero y se abrió paso a través de la cortina de la ducha. Al instante,
Tim sintió que había entrado en una nueva realidad, una con verdades confusas y
eróticas que tanto le había costado ignorar en su vida cotidiana.
Su madre estaba de espaldas a él, y su largo cabello estaba mojado y peinado hacia
atrás. Miró por encima del hombro y sonrió.
Tim intentaba desesperadamente mantenerse a una distancia segura, pero la ducha 12
era diminuta y el espacio era un bien limitado.
-Empieza a lavarte, - dijo Vanessa. -Realmente no es gran cosa, cariño. Dúchate
como lo harías normalmente, como si yo no estuviera aquí. -
Observó cómo su madre se agachaba para coger un bote de champú de una de las
repisas inferiores de la ducha. Su trasero estaba a la vista, y él alcanzó a ver uno
de sus perfectos pezones rosados cuando sus pechos saltaron brevemente a la vista.
-Vale, mamá, - consiguió. Tim se dio cuenta de que su polla se estaba poniendo dura
de nuevo y se apartó de ella mientras cogía una pastilla de jabón del otro lado de
la ducha.
-Toma, tendrás que acercarte más si quieres estar bajo el chorro. - Vanessa rodeó a
su hijo con los brazos por detrás y lo metió bajo el agua caliente. Tim podía sentir
sus tetas presionando su espalda y su aliento caliente junto con el agua caliente.
-De acuerdo. - Se dio la vuelta lentamente para mirar a su madre y sintió que su
erección completamente formada rozaba su muslo. Todo lo que Tim pudo hacer fue
observar con horror cómo ella lo miraba y luego le sonreía con ternura.
-No pasa nada, cariño, - dijo ella. -Es una reacción natural. Eres un niño que está
creciendo y yo soy una mujer. No tienes que estar confundido o avergonzado por
ello. -
Mortificado lo describiría mejor.
Tim y su madre estaban de pie bajo la ducha, a escasos centímetros el uno del otro.
Él no podía apartar los ojos de su magnífico cuerpo desnudo. Se quedó mirando sus
pechos perfectamente formados y la pequeña franja de vello púbico sobre sus
pulcros pliegues rosados. De alguna manera, su madre ignoró su mirada
pervertida, incluso cuando Tim comenzó a lavar su cuerpo, y una de sus manos
comenzó a hacer un trabajo muy minucioso de limpieza de su polla dura como una
roca.
¿Qué coño estoy haciendo? Me estoy acariciando la polla en la ducha... ¿delante de
mi madre?
-Cariño, ¿te importaría lavarme la espalda? - Su madre le sonrió mientras le
entregaba una botella de jabón para el cuerpo y luego se dio la vuelta y apoyó
ambas manos en la pared de la ducha, empujando su trasero hacia Tim muy 13
ligeramente. Él soltó su polla y exprimió un poco de jabón en su mano antes de
ponerla lentamente en contacto con los hombros de su madre.
-Ooh, - dijo Vanessa. -Eso se siente bien. -
Sin darse cuenta ni comprender del todo lo que estaba haciendo, Tim se acercó a su
madre. Su polla se clavó en las nalgas de ella como una marmota tratando de
encontrar su camino en un agujero. Vanessa arqueó la espalda y apoyó la cabeza
en el pecho de su hijo.
-Lo siguiente que voy a hacer es hacerlo yo, - susurró su madre. Una de sus manos
se deslizó por detrás de ella y se posó en el estómago de Tim, justo encima de su
polla. Fue demasiado para él. Su polla empezó a explotar, soltando un hilo tras
otro de semen caliente y pegajoso en el culo de su madre. El jabón ya goteaba por
la parte baja de su espalda, y ella no parecía darse cuenta de lo que había pasado.
-Oh, tío...- susurró Tim. Su madre lo miró con una mirada expectante.
-Sigue lavándome la espalda, Tim, - dijo ella. -No podemos desperdiciar el agua.-
Tim asintió y sintió que sus brazos empezaban a trabajar mecánicamente mientras
empezaba a calmarse lentamente.
¿Qué coño acabo de hacer?
CAPÍTULO 3 14
La última mitad de la ducha fue tan difícil para Tim como la primera. Después de
su accidente pudo pensar con un poco más de claridad, pero su madre seguía en el
pequeño espacio caliente con él, completamente desnuda y empapada. Su polla se
negaba a calmarse y se mantenía en plena forma, un testimonio tanto del efecto de
su madre sobre los hombres como de sus hormonas adolescentes.
Terminó de lavarse un poco antes que su madre. Al salir de la ducha, se sintió tan
incómodo como al entrar, pero consiguió secarse rápidamente.
-Espero que no haya sido demasiado raro para ti, Tim. - Su madre tuvo que gritar
por encima del sonido del agua. -Será más fácil cuando lo hagamos más a menudo.-
¿Hacerlo más a menudo? ¿Cómo va a ser eso más fácil?
-Eh, claro, supongo, - dijo Tim. -Mamá... lo siento por lo que, bueno...-
No encontraba la forma de sacar las palabras, pero la vergüenza y el bochorno le
comían vivo. Tim sabía que ella no se había dado cuenta de su involuntario orgasmo,
pero su polla había seguido dura, y era por ella. Los dos sabían y comprendían,
madre e hijo, que su visible excitación había apuntado como una flecha al indecible
elefante de la habitación.
-Cariño, no pasa nada, - dijo su madre. -Estas cosas pasan. Tienes 18 años. No es
algo de lo que tengas que avergonzarte. -
Ella no lo entiende. No entiende lo pervertida que es mi mente, lo imposible que me
lo está haciendo.
-Mamá, tal vez deberíamos pensar en recortar en otras formas. - Tim seguía de pie,
desnudo, y su polla volvía a estar durísima, como si la sola voz de su madre hubiera
sido suficiente para excitarlo.
- ¡No! - Su madre se asomó a la ducha, envolviendo un poco de la cortina alrededor
de sus pechos como si fuera una sábana. -Tim, tenemos que seguir con esto. Si es
necesario, bueno...-
La cara de su madre se puso muy roja, y la cortina de la ducha se deslizó
ligeramente hacia abajo, revelando el borde de uno de sus pezones.
-Podemos hablar de cómo facilitarte las cosas, - consiguió finalmente. 15
Tim pasó el resto de la tarde en su ordenador, bajando por la cazuela sólo cuando
oyó a su madre marcharse por la noche. Comió, jugó a los videojuegos, se ejercitó
un poco con flexiones y ejercicios de peso corporal, e hizo todo lo que se le ocurrió
para mantenerse distraído. Al final, se fue a la cama antes de lo habitual, con la
esperanza de que una buena noche de sueño fuera justo lo que necesitaba para
despejar su mente.
A la mañana siguiente se despertó con unos ligeros golpecitos en su puerta. Hacía
calor y estaba húmedo, incluso con el aire acondicionado puesto, y sus sábanas
estaban un poco pegajosas. Se puso en posición de dormir y se dio cuenta de que
había dormido desnudo la noche anterior.
-Cariño, ¿estás despierto? - La voz de su madre sonaba alegre y llena de energía,
como si ya llevara varias horas levantada. - ¿Puedo entrar? -
-Eh, sí, claro mamá. - Inmediatamente después de que las palabras salieran de la
boca de Tim, se dio cuenta de que tenía uno de los peores casos de madera matutina
que había experimentado. La puerta comenzó a abrirse y él se apresuró a cubrir el
bulto en las sábanas con una almohada.
Su madre entró y Tim se quedó con la boca abierta por la sorpresa. Llevaba un
bikini, un diminuto bikini rosa que parecía más bien lencería que traje de baño. Sus
pechos estaban casi totalmente expuestos, con sólo los pezones en el centro cubiertos
por pequeños triángulos de tela y atados en la espalda por cuerdas insustanciales.
La parte inferior de la prenda era muy parecida y se ajustaba a la entrepierna de
una forma que a Tim le recordaba un poco a un tanga. Casi podía distinguir los
pliegues de su coño, y su polla palpitó de excitación cuando la idea entró en su
cabeza.
-Hoy vamos a la playa, ¿recuerdas? - Vanessa se acercó y se sentó junto a él en la
cama. Puso una de sus manos en el muslo de Tim, y él casi gimió en voz alta de
placer.
- ¿Lo hacemos? - preguntó. Después de buscar en su mente por un momento, recordó
cuando ella había sacado el tema a principios de la semana. -Oh, sí. Vale, podemos
ir a la playa. -
Pero con ella llevando eso todo el tiempo, ¿cómo voy a pasar el día? 18
FIN