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Anya Merchant
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CAPÍTULO 1 4

Tim no era el mayor fan del sol. Estaba colgado en el cielo de verano, que, por
supuesto no estaba cubierto de nubes, e iluminaba sus abrasadores rayos sin piedad.
Intentó concentrarse en la hierba mientras empujaba el viejo y oxidado cortacésped.
Es el verano de mi último año, ¿por qué no puedo estar en la playa?
-Me he apuntado para ayudarte en las tareas, no para que me dé un golpe de calor.-
Brett, el mejor amigo de Tim desde la escuela primaria, estaba manejando la
podadora de setos, haciendo un intento un tanto inútil de recortar la maleza en los
lugares a los que el cortacésped no podía llegar.
-Terminaremos pronto, - dijo Tim. -Con suerte...- Quitó una mano del cortacésped y
se secó el sudor de la frente.
-Hombre, de todas las cosas que podría haber pasado hoy haciendo, me engañan
para que trabaje gratis...- Brett cerró y abrió la podadora para hacer un par de
cortes rápidos, acentuando sus palabras mientras hablaba.
-Oye, te has ofrecido, - dijo Tim. -Además, no tendrás a nadie con quien pasar el fin
de semana sin mí. Mi madrastra dejó claro que el césped tiene que estar hecho antes
de que pueda ir a cualquier sitio. -
-Me sorprende que aún tengas uno, con lo mala que ha sido la sequía. -
Tim se encogió de hombros. Yo también estoy un poco sorprendido...
- ¡Buen trabajo, chicos! - Vanessa, la madrastra de Tim, salió al patio por la
puerta principal. Por un momento, el trabajo se olvidó cuando ambos se volvieron
para mirarla.
Vanessa se había casado con el padre de Tim hacía casi 17 años, poco antes de que
éste cumpliera dos años. Había sido la única madre que él había conocido, ya que
su madre biológica había fallecido poco después de su nacimiento. Vanessa era todo
lo que Tim podía pedir en una madre, y mucho, mucho más.
-Sra. Fields...- Brett se quedó mirando a Vanessa con la mandíbula abierta mientras
se abría paso lentamente por el césped. Llevaba un vestido blanco de verano que era
escotado en la parte delantera y alto en los muslos en la parte inferior.
Sus grandes pechos amenazaban con salirse de él, y su trasero apenas se contenía, 5
balanceándose de lado a lado en una gloria seductora con cada paso.
-He pensado que a ti y a tu amigo os vendría bien un poco de ánimo. - Vanessa se
cruzó de brazos y sonrió a Tim. -Puedo prepararte una limonada si quieres. -
Había algo en la voz de su madre que hacía que los pelos de la nuca de Tim se
estremecieran de emoción. Era la diosa del barrio, y le resultaba imposible ignorar
cómo la miraban sus amigos e incluso algunos de los hombres casados del bloque.
-Eh, claro mamá, - dijo Tim. -Estamos terminando. -
- ¡Está usted increíble, señora Fields! - Los ojos de Brett se centraron en el cuerpo
de la madre de Tim con una intensidad que era casi un poco grosera. -Ese vestido...
quiero decir, ¡guau! Deberías ponérselo más a menudo. -
-Aww, eres tan dulce, Brett. - Vanessa se acercó y le puso una mano en el hombro.
Tim sintió que sus mejillas se sonrojaban de vergüenza al rojo vivo. ¿Por qué insiste
en ser tan amable, todo el tiempo?
- ¡Es cierto, señora Fields! - Brett le sonrió y Tim sintió que se le hacía un nudo en
el estómago. -Podría ser modelo o algo así, estás mucho más buena que la mayoría
de las chicas de las revistas. -
Vanessa se rió y apretó el hombro de Brett.
-Por desgracia, tiene que volver a casa pronto. ¿No es así, Brett? - Tim habló entre
dientes apretados, tratando de mantener el nivel de voz. Todos mis amigos le tiran
los tejos como si yo no estuviera aquí, como si ni siquiera fuera mi madre...
Brett parecía un poco desanimado, pero se rascó la cabeza y dejó las tijeras de
podar en el suelo.
-Eh, sí, supongo que sí, - dijo. -Lo siento, Tim, me olvidé de mí, eh, cita. -
-Oh, qué pena. - Vanessa dio un paso atrás y se alisó la falda. -Supongo que
tendrás que beberte toda la limonada que he hecho, cariño. –
-Sí, mamá, supongo que sí. - Tim sonrió y soltó un suspiro de alivio extrañamente
incómodo. No es mi trabajo proteger a mamá de los adolescentes cachondos. ¿Por
qué me importa tanto?
-Llámame más tarde hoy, Tim. Preferiblemente cuando refresque y podamos estar 6
fuera sin preocuparnos de freírnos al sol. - Brett se despidió de los dos mientras se
alejaba por la calle. Tim esperó a que su amigo estuviera fuera del alcance de sus
oídos antes de dirigirse a su madre y expresarle su preocupación.
-Mamá, ¿es realmente el tipo de vestido que quieres llevar en un día como hoy?-
preguntó Tim. -Quiero decir, es simplemente blanco, y la tela es tan fina como una
sábana. Si empezaras a sudar, sería casi...-
Se interrumpió mientras imaginaba cómo sería en su cabeza, la visión de su madre
con la falda pegada al cuerpo enviando una vergonzosa excitación a su mitad
inferior. ¡Es mi madre, por Dios!
-Cariño, hoy hace demasiado calor para vestirme normalmente, - dijo Vanessa. -
Pero no pasa nada si me quedo en casa, ¿no? -
Se inclinó para recoger la maquinilla que Brett había dejado en el suelo, y Tim
sintió que sus ojos se dirigían a su trasero mientras el vestido se deslizaba por sus
piernas. Hizo una doble toma cuando el borde inferior de sus nalgas quedó a la
vista y se dio cuenta de que no llevaba bragas debajo.
-De todos modos, entra, - dijo su madre. -Necesito hablar contigo de algo. Está
relacionado con el calor, pero...-
- ¿Pero qué? - Tim esperó a que se acercara a él, sintiendo que su polla se ponía
rígida al ver que el vestido empezaba a pegarse a sus pechos. Vanessa negó con la
cabeza y se dirigió a la puerta.
-Deberías sentarte en la mesa, - dijo. -Hablemos de ello tomando una limonada. -
Desde hacía una semana sólo estaban Vanessa y Tim en la casa. El padre de Tim
era un poderoso ejecutivo de negocios, y desde que Tim podía recordar, siempre
había pasado al menos tanto tiempo viajando como en casa. Nunca se había sentido
solo con él y Vanessa en la casa, pero siempre había una extraña tensión cuando
estaban solos, como si hubiera algo eléctrico en el aire.
Vanessa empezó a servir limonada de una jarra que había en la encimera. Dejó caer
un poco de hielo en el vaso desde el congelador y luego se lo entregó a Tim.
-Está recién exprimida, - dijo Vanessa. -No le he añadido mucho azúcar, pero aun
así debe estar bastante dulce. -
Tim le dio un sorbo. Vaya, esto es exactamente lo que necesitaba. 7

- ¿Y de qué querías hablar?, - preguntó. Vanessa suspiró y se apartó un par de


mechones de pelo de la cara.
-La sequía está en pleno efecto. - Su voz era tranquila y extrañamente reservada. -
Sé que probablemente has oído hablar de las nuevas restricciones de agua en las
noticias. -
Tim asintió.
-Sí, hoy estuve pensando en eso, - dijo. -Gastamos tanta agua en el césped que
probablemente deberíamos pensar en...-
-Eso no es una opción, cariño. - Vanessa pasó el brazo por encima de la mesa y
apretó el hombro de Tim para tranquilizarlo. Eso le produjo una oleada de
excitación, al instante. Me está tocando el hombro. Tengo que relajarme.
-Vale, bueno...- Tim trató de pensar, pero le resultó imposible concentrarse en otra
cosa que no fuera el cuerpo exuberante y vergonzosamente atractivo de su madre. -
¿Qué más podemos hacer para reducir el consumo?"
-Tenemos que empezar a mirar nuestro uso del agua en el baño, - dijo Vanessa. -
Específicamente... nuestras duchas. -
- ¡Mamá, no es que podamos pasar sin bañarnos por el bien del césped! Me pongo
a sudar sólo por caminar bajo el sol para ir a buscar el correo. -
-No es eso lo que estaba sugiriendo. - Vanessa se aclaró la garganta y luego se
mordió el labio inferior. -Cariño... Soy tu madre y tú eres mi hijo. En lugar de que
cada uno de nosotros se duche una vez al día, creo que los dos deberíamos... bueno,
creo que deberíamos tener una-
Vanessa hizo una pausa y golpeó los dedos en la encimera con ansiedad durante un
momento.
-Creo que deberíamos tomar una ducha por día, en total. - Acercó su mano y la puso
encima de la de Tim, como si la pusiera allí como apoyo emocional.
Espera... ¿qué?
-Entonces, ¿alternamos los días o algo así? - Tim estaba desconcertado.
No puede querer decir lo que yo creo que quiere decir, ¿verdad?
En lugar de dar más explicaciones, Vanessa se levantó de la silla y tomó la mano 8
de Tim entre las suyas.
Sin mediar palabra, empezó a caminar hacia delante, conduciéndolo al pasillo y
hacia el baño.
CAPÍTULO 2 9

-No es gran cosa, cariño. - Vanessa estaba de pie frente a la ducha del baño. Sonreía
suavemente a Tim.
- ¿Qué estás diciendo, mamá? - Tim no podía dejar de negar con la cabeza. El
diminuto cuarto de baño parecía aún más pequeño que de costumbre, y su madre
parecía irradiar calor como un horno. No habla en serio, ¿verdad? Debo estar
confundido sobre lo que quiere decir.
Vanessa extendió sus manos y tomó una de las de Tim entre ellas. Se lamió
lentamente los labios y levantó una ceja.
-No es gran cosa, - dijo. -Tu padre y yo ya hemos empezado a compartir nuestras
duchas. Se ahorra mucha agua, la suficiente para no tener que preocuparnos por el
césped. -
- ¡Mamá, esto es una locura! - Tim dio un paso adelante por reflejo, acortando la
distancia entre los dos y casi poniéndose en contacto directo con ella. -Papá es tu
marido. Tú, tú eres...-
-Yo soy tu madre. - Vanessa ahuecó una de sus mejillas con la mano y luego le besó
suavemente en la otra, su aliento le hizo cosquillas en el cuello con un calor húmedo.
-Y tú eres mi hijo. Te he visto desnudo antes. -
No es que me veas desnudo lo que me preocupa. Esto significaría que yo también te
vería desnuda.
-Claro, es un poco raro, - susurró. -Pero tiempos desesperados requieren medidas
desesperadas. -
Tim se dio cuenta de que su polla estaba dura como una roca entre sus piernas. Se
esforzó por mantener el contacto visual con su madre, sintiendo que el aire de la
habitación a su alrededor latía con una extraña tensión erótica. No voy a aceptar
esto en serio, ¿verdad?
-...De acuerdo, - dijo después de un momento. -Supongo que... podemos intentarlo. -
En lugar de cortar el silencio y la incomodidad sexual, sus palabras sólo lo
empeoraron.
A Tim le dolía la polla en los pantalones, y la preocupación empezó a inundar su 10
mente. Oh Dios, ¡ella va a ver mi erección! Esto es tan jodidamente raro...
-La única manera de que esto funcione es que seamos abiertos el uno con el otro sobre
nuestros sentimientos. - Vanessa sonrió a Tim y le pasó una de sus manos por el
pelo. -Sólo dime qué tienes en mente, cariño. ¿Es porque tienes problemas para verme
como tu madre y como una mujer? -
¡Sí!
Tim se tomó un segundo para formular cómo expresar sus pensamientos con un
poco más de tacto.
-No sé...- Tragó con fuerza y se rascó la cabeza. -Supongo que estoy un poco
preocupado... bueno, por cómo podría responder mi cuerpo. -
Vanessa parecía casi halagada por su comentario.
- ¿Estás diciendo que te preocupa que puedas encontrarme atractiva? - Ella se río y
negó con la cabeza. - ¡Cariño, soy tu madre! Eso no va a ocurrir, y aunque lo hiciera,
lo entendería perfectamente. -
Antes de que Tim pudiera objetar algo más, su madre se acercó a la ducha y empezó
a juguetear con los mandos de la temperatura. La vio sentir el agua mientras bajaba
y conseguir la temperatura adecuada. Sin previo aviso, dio un paso atrás y empezó
a subirse lentamente el vestido de verano por la cabeza.
Dios mío... ¿Por qué no puedo apartar la mirada?
Era como ver un espectáculo de striptease, o un vídeo porno, pero de cerca y en
persona. El tiempo parecía moverse a un ritmo fracturado, y cada segundo
representaba un nuevo fotograma de calor prohibido. Lentamente, Vanessa se dio la
vuelta, sujetando uno de sus brazos sobre sus grandes pechos y metiendo una mano
en su entrepierna.
-Vamos a empezar, cariño, - dijo. -Una vez que estemos en la ducha podrás
relajarte. -
No puedo creer que esto esté sucediendo...
Tim tardó un minuto en darse cuenta de que su madre estaba esperando que se
uniera a ella para desnudarse.
Tosió nerviosamente y se subió la camiseta por la cabeza. Su polla palpitaba contra 11
la tela de sus vaqueros y sintió que sus mejillas se calentaban mientras bajaba
lentamente la cremallera.
-Mamá...- Su voz no era más que un susurro nervioso y juvenil. -¿Puedes... puedes
mirar hacia otro lado? -
-No seas tímido, cariño. - La sonrisa divertida de su madre era la misma que él
había visto en su cara muchas veces antes. Siempre aparecía en respuesta al
nerviosismo de Tim, ya fuera el primer día de clase o antes de un gran partido de
béisbol. De alguna manera, se sentía totalmente apropiado en el extraño y nuevo
contexto que los dos estaban explorando ahora.
Va a verlo. Tal vez si me doy la vuelta como ella y me encorvo...
-De acuerdo. - Tim se alejó de ella y se dirigió a la puerta y empezó a quitarse los
vaqueros y los bóxers. Podía sentir la mirada de su madre en su espalda, caliente
y confiada. De alguna manera, con la mayor fuerza de voluntad y presencia de
ánimo, consiguió calmar su mitad inferior. Para cuando estaba desnudo de cintura
para abajo, su polla colgaba casi sin fuerzas, lo suficientemente relajada como
para que ya no fuera un marcador tan llamativo de su excitación.
-Genial, - dijo su madre. -Sé que esto es duro para ti, pero démonos prisa y entremos.
Estamos desperdiciando agua. -
Vanessa soltó las manos de su cuerpo desnudo mientras salía de la cortina de la
ducha. El vapor salía ocultando su figura mientras el agua caliente empezaba a
llover sobre ella. Tim respiró hondo y la siguió, deteniéndose un segundo antes de
entrar del todo.
Si me concentro en limpiarme y luego salgo, esto debería estar bien. No es gran cosa,
¿verdad?
-Vamos Tim, - dijo su madre. -No voy a morder. -
Levantó el pie trasero y se abrió paso a través de la cortina de la ducha. Al instante,
Tim sintió que había entrado en una nueva realidad, una con verdades confusas y
eróticas que tanto le había costado ignorar en su vida cotidiana.
Su madre estaba de espaldas a él, y su largo cabello estaba mojado y peinado hacia
atrás. Miró por encima del hombro y sonrió.
Tim intentaba desesperadamente mantenerse a una distancia segura, pero la ducha 12
era diminuta y el espacio era un bien limitado.
-Empieza a lavarte, - dijo Vanessa. -Realmente no es gran cosa, cariño. Dúchate
como lo harías normalmente, como si yo no estuviera aquí. -
Observó cómo su madre se agachaba para coger un bote de champú de una de las
repisas inferiores de la ducha. Su trasero estaba a la vista, y él alcanzó a ver uno
de sus perfectos pezones rosados cuando sus pechos saltaron brevemente a la vista.
-Vale, mamá, - consiguió. Tim se dio cuenta de que su polla se estaba poniendo dura
de nuevo y se apartó de ella mientras cogía una pastilla de jabón del otro lado de
la ducha.
-Toma, tendrás que acercarte más si quieres estar bajo el chorro. - Vanessa rodeó a
su hijo con los brazos por detrás y lo metió bajo el agua caliente. Tim podía sentir
sus tetas presionando su espalda y su aliento caliente junto con el agua caliente.
-De acuerdo. - Se dio la vuelta lentamente para mirar a su madre y sintió que su
erección completamente formada rozaba su muslo. Todo lo que Tim pudo hacer fue
observar con horror cómo ella lo miraba y luego le sonreía con ternura.
-No pasa nada, cariño, - dijo ella. -Es una reacción natural. Eres un niño que está
creciendo y yo soy una mujer. No tienes que estar confundido o avergonzado por
ello. -
Mortificado lo describiría mejor.
Tim y su madre estaban de pie bajo la ducha, a escasos centímetros el uno del otro.
Él no podía apartar los ojos de su magnífico cuerpo desnudo. Se quedó mirando sus
pechos perfectamente formados y la pequeña franja de vello púbico sobre sus
pulcros pliegues rosados. De alguna manera, su madre ignoró su mirada
pervertida, incluso cuando Tim comenzó a lavar su cuerpo, y una de sus manos
comenzó a hacer un trabajo muy minucioso de limpieza de su polla dura como una
roca.
¿Qué coño estoy haciendo? Me estoy acariciando la polla en la ducha... ¿delante de
mi madre?
-Cariño, ¿te importaría lavarme la espalda? - Su madre le sonrió mientras le
entregaba una botella de jabón para el cuerpo y luego se dio la vuelta y apoyó
ambas manos en la pared de la ducha, empujando su trasero hacia Tim muy 13
ligeramente. Él soltó su polla y exprimió un poco de jabón en su mano antes de
ponerla lentamente en contacto con los hombros de su madre.
-Ooh, - dijo Vanessa. -Eso se siente bien. -
Sin darse cuenta ni comprender del todo lo que estaba haciendo, Tim se acercó a su
madre. Su polla se clavó en las nalgas de ella como una marmota tratando de
encontrar su camino en un agujero. Vanessa arqueó la espalda y apoyó la cabeza
en el pecho de su hijo.
-Lo siguiente que voy a hacer es hacerlo yo, - susurró su madre. Una de sus manos
se deslizó por detrás de ella y se posó en el estómago de Tim, justo encima de su
polla. Fue demasiado para él. Su polla empezó a explotar, soltando un hilo tras
otro de semen caliente y pegajoso en el culo de su madre. El jabón ya goteaba por
la parte baja de su espalda, y ella no parecía darse cuenta de lo que había pasado.
-Oh, tío...- susurró Tim. Su madre lo miró con una mirada expectante.
-Sigue lavándome la espalda, Tim, - dijo ella. -No podemos desperdiciar el agua.-
Tim asintió y sintió que sus brazos empezaban a trabajar mecánicamente mientras
empezaba a calmarse lentamente.
¿Qué coño acabo de hacer?
CAPÍTULO 3 14

La última mitad de la ducha fue tan difícil para Tim como la primera. Después de
su accidente pudo pensar con un poco más de claridad, pero su madre seguía en el
pequeño espacio caliente con él, completamente desnuda y empapada. Su polla se
negaba a calmarse y se mantenía en plena forma, un testimonio tanto del efecto de
su madre sobre los hombres como de sus hormonas adolescentes.
Terminó de lavarse un poco antes que su madre. Al salir de la ducha, se sintió tan
incómodo como al entrar, pero consiguió secarse rápidamente.
-Espero que no haya sido demasiado raro para ti, Tim. - Su madre tuvo que gritar
por encima del sonido del agua. -Será más fácil cuando lo hagamos más a menudo.-
¿Hacerlo más a menudo? ¿Cómo va a ser eso más fácil?
-Eh, claro, supongo, - dijo Tim. -Mamá... lo siento por lo que, bueno...-
No encontraba la forma de sacar las palabras, pero la vergüenza y el bochorno le
comían vivo. Tim sabía que ella no se había dado cuenta de su involuntario orgasmo,
pero su polla había seguido dura, y era por ella. Los dos sabían y comprendían,
madre e hijo, que su visible excitación había apuntado como una flecha al indecible
elefante de la habitación.
-Cariño, no pasa nada, - dijo su madre. -Estas cosas pasan. Tienes 18 años. No es
algo de lo que tengas que avergonzarte. -
Ella no lo entiende. No entiende lo pervertida que es mi mente, lo imposible que me
lo está haciendo.
-Mamá, tal vez deberíamos pensar en recortar en otras formas. - Tim seguía de pie,
desnudo, y su polla volvía a estar durísima, como si la sola voz de su madre hubiera
sido suficiente para excitarlo.
- ¡No! - Su madre se asomó a la ducha, envolviendo un poco de la cortina alrededor
de sus pechos como si fuera una sábana. -Tim, tenemos que seguir con esto. Si es
necesario, bueno...-
La cara de su madre se puso muy roja, y la cortina de la ducha se deslizó
ligeramente hacia abajo, revelando el borde de uno de sus pezones.
-Podemos hablar de cómo facilitarte las cosas, - consiguió finalmente. 15

¿Qué diablos significa eso?


Antes de que Tim pudiera decir nada, Vanessa sacudió la cabeza y volvió a la
ducha.
-No importa, eso fue una tontería. - Suspiró y Tim la oyó dejar un bote de champú.
-Casi he terminado aquí. Me voy a cenar con Maxine esta noche, pero he dejado una
cazuela en la nevera que puedes meter en el horno. -
-Vale...- Tim se obligó a apartarse de la ducha y se rodeó la cintura con una toalla.
Todavía podía oír el agua que caía, goteando sobre ella, y sintió como si ningún
ruido le hubiera sonado antes tan caliente.
Le costó toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, pero consiguió salir por la
puerta y llegar al pasillo. Desde allí, volvió a su habitación y se sentó en su
escritorio. Su corazón seguía latiendo a un ritmo febril.
Eso acaba de ocurrir. ¿Ahora soy una especie de pervertido?
Quería desesperadamente hablar con alguien al respecto, explicar su versión de lo
sucedido para entenderlo mejor por sí mismo. Sin embargo, no había nadie a quien
pudiera contárselo. Incluso Brett, su amigo más antiguo, se haría una idea
equivocada.
En lugar de eso, Tim encendió su ordenador, golpeando nerviosamente con los dedos
la alfombrilla del ratón mientras veía pasar las pantallas de inicio en el monitor.
Oyó que se abría la puerta del baño y que los pasos de su madre empezaban a
bajar por el pasillo. Su habitación era la que estaba al otro lado de la suya, y
tendría que pasar por su puerta abierta para llegar a ella.
No voy a mirar. Es mi madre, incluso después de lo que pasó, no es que... la
encuentre atractiva.
Sentía como si algún tipo de fuerza se hubiera apoderado de su cuerpo en ese
momento. Justo cuando su madre pasó por su habitación, Tim giró su silla para
mirar. Ella estaba envuelta en una toalla, igual que él, salvo que ella tenía más que
cubrir con la misma cantidad de tela.
Sus pechos amenazaban con salirse de la parte superior, y los bordes de la toalla 16
no se superponían, dejando una larga hendidura por la que se veían una de sus
piernas y la parte posterior de una de sus nalgas. Tampoco era lo suficientemente
larga como para rodear toda la curva de su trasero, dándole un buen vistazo a lo
que ya había confirmado que era un trasero increíble.
¡Esto es una locura! Es mi madre, por el amor de Dios.
Tim se levantó y se dirigió rápidamente a la puerta de su habitación. La cerró con
más fuerza de la que pretendía, haciendo que se cerrara de golpe y también que se
soltara la toalla por el movimiento. Su polla estaba en posición de máxima atención,
prácticamente vibrando de excitación ilícita.
Se puso unos pantalones cortos y una camiseta y volvió a acercarse a su ordenador.
Con rápidas y desesperadas pulsaciones, abrió su navegador y comenzó a escribir
palabras en Google.
“Creo que me atrae...”
Antes de que pudiera terminar la consulta, el motor de búsqueda comenzó a hacer
sugerencias de autocompletar por debajo. Hizo una mueca al ver la lista y sintió
que su polla palpitaba aún más en sus calzoncillos.
Creo que me atrae mi amigo
Creo que me atrae una chica
Creo que me atrae mi hijo
CAPÍTULO 4 17

Tim pasó el resto de la tarde en su ordenador, bajando por la cazuela sólo cuando
oyó a su madre marcharse por la noche. Comió, jugó a los videojuegos, se ejercitó
un poco con flexiones y ejercicios de peso corporal, e hizo todo lo que se le ocurrió
para mantenerse distraído. Al final, se fue a la cama antes de lo habitual, con la
esperanza de que una buena noche de sueño fuera justo lo que necesitaba para
despejar su mente.
A la mañana siguiente se despertó con unos ligeros golpecitos en su puerta. Hacía
calor y estaba húmedo, incluso con el aire acondicionado puesto, y sus sábanas
estaban un poco pegajosas. Se puso en posición de dormir y se dio cuenta de que
había dormido desnudo la noche anterior.
-Cariño, ¿estás despierto? - La voz de su madre sonaba alegre y llena de energía,
como si ya llevara varias horas levantada. - ¿Puedo entrar? -
-Eh, sí, claro mamá. - Inmediatamente después de que las palabras salieran de la
boca de Tim, se dio cuenta de que tenía uno de los peores casos de madera matutina
que había experimentado. La puerta comenzó a abrirse y él se apresuró a cubrir el
bulto en las sábanas con una almohada.
Su madre entró y Tim se quedó con la boca abierta por la sorpresa. Llevaba un
bikini, un diminuto bikini rosa que parecía más bien lencería que traje de baño. Sus
pechos estaban casi totalmente expuestos, con sólo los pezones en el centro cubiertos
por pequeños triángulos de tela y atados en la espalda por cuerdas insustanciales.
La parte inferior de la prenda era muy parecida y se ajustaba a la entrepierna de
una forma que a Tim le recordaba un poco a un tanga. Casi podía distinguir los
pliegues de su coño, y su polla palpitó de excitación cuando la idea entró en su
cabeza.
-Hoy vamos a la playa, ¿recuerdas? - Vanessa se acercó y se sentó junto a él en la
cama. Puso una de sus manos en el muslo de Tim, y él casi gimió en voz alta de
placer.
- ¿Lo hacemos? - preguntó. Después de buscar en su mente por un momento, recordó
cuando ella había sacado el tema a principios de la semana. -Oh, sí. Vale, podemos
ir a la playa. -
Pero con ella llevando eso todo el tiempo, ¿cómo voy a pasar el día? 18

Vanessa parecía encantada.


- ¡Sí! Ya tengo toallas para nosotros abajo, junto con una sombrilla de playa. - Le
apretó la pierna, y Tim sintió que estaba a punto de tener otro accidente. -Ponte el
bañador y nos vemos en el salón. -
- ¿Y el desayuno? -
-Puedes coger una barrita de cereales de la alacena. - Su madre se puso en pie, con
las tetas rebotando mientras se adelantaba y se arreglaba la parte inferior del bikini
con bonitos y hábiles movimientos. -Si no llegamos pronto, todos los sitios buenos
estarán llenos. -
Veinte minutos después, los dos estaban en el coche, de camino. Vanessa se había
puesto una camiseta por encima del bikini y una falda corta de playa que, de
alguna manera, la hacía aún más atractiva. Tim se sentó en el asiento del copiloto
y jugueteó con la radio mientras se dirigían a la playa.
- ¡Esto va a ser muy divertido! - Su madre estaba radiante y tarareaba la canción
que sonaba en el equipo de música mientras iban.
-Sí, estoy emocionado. - Era la pura verdad. Tim estaba deseando pasar el rato con
ella en la playa. El día anterior había sido confuso para él, y tenía la sensación de
que ir a nadar, algo que los dos habían hecho a menudo juntos todos los veranos
desde que tenía edad suficiente para mantenerse a flote, le devolvería a la realidad.
¿Sólo por eso quería ir a la playa con ella, o...?
- ¡Aquí estamos! - Vanessa giró hacia el aparcamiento de tierra que estaba al otro
lado de la carretera, frente a la larga franja de arena en la orilla del lago. -
Tampoco parece que haya mucha gente. Estamos de suerte. -
Los dos salieron del coche y sacaron sus cosas del maletero. Tim llevaba un par de
sandalias finas, pero cuando cruzaron la carretera y entraron en la playa, pudo
sentir la arena caliente cuando se derramó sobre los bordes de las mismas.
-Vamos a instalarnos allí. - Tim señaló una pequeña zona que estaba casi cerrada
entre dos pequeños parches de árboles y arbustos. Su madre asintió y se apresuraron
a acercarse.
-Oh, esto es tan perfecto, - dijo Vanessa. -Apuesto a que el agua va a ser cálida y 19
hermosa. -
Extendió las toallas y Tim colocó la sombrilla. Acababa de quitarse la camiseta y
empezaba a caminar hacia el agua, preparándose para sumergir uno de sus dedos
cuando su madre le llamó.
-Cariño, ¿te importaría ponerme un poco de bronceador? - Vanessa se estaba
bajando sobre una toalla y le miraba por encima del hombro. -Lo último que quiero
hacer hoy es quemarme. -
La reacción inicial de Tim fue decir que no. Tenía 18 años, en una edad en la que
ese tipo de contacto se sentía un poco raro entre él y su madre, especialmente después
de lo que había pasado en la ducha el día anterior.
Probablemente estará bien. Es mi madre, mientras tenga eso en cuenta no tengo nada
de qué preocuparme.
-¡Oh, vaya! - Vanessa se había sentado en su toalla y comenzó a desatar la parte
superior de su bikini. Tardó en cogerlo después de haber conseguido deshacer el nudo,
y durante un brevísimo segundo sus perfectos pechos habían quedado a la vista de
Tim. Su polla se sintió como si se hubiera disparado, endureciéndose en segundos,
preparándose para la acción.
- ¡Caramba, mamá! - Tim negó con la cabeza y trató de no mirar mientras sus
mejillas comenzaban a calentarse. Vanessa se apartó de él y se tumbó sobre la
toalla, atrapando sus tetas desnudas debajo de ella.
-Lo siento, cariño, - dijo. -Fue un accidente. Intenta olvidar lo que has visto. -
No estoy seguro de que eso sea posible...
Tim se acercó a donde estaba ella en la toalla lentamente con pasos controlados,
aunque cada fibra de su ser quería apresurarse en lo que iba a suceder. Cogió el
frasco de bronceador y se echó una porción en la mano. Luego, se puso a horcajadas
sobre su madre y se sentó lentamente sobre sus piernas, dejando que su dura polla
se posara justo encima de su trasero.
-Adelante, cariño, - susurró su madre. -Dame un buen masaje. -
Cuando Tim se inclinó hacia delante y llevó sus manos a la espalda de ella, su
polla se deslizó entre sus nalgas.
Puso la palma de la mano en contacto con la suave e impecable piel de su espalda 20
y sintió que ella se estremecía ligeramente cuando la loción hacía contacto.
-Ooh, eso está frío, - dijo su madre.
-Lo siento, - dijo Tim. Comenzó a frotar sus manos a lo largo de la espalda de ella
y, sin quererlo, empezó a meter la polla en su culo.
Mamá, ¡lo siento mucho!
Le resultaba difícil controlarse. Era su madre y se recordaba a sí mismo ese hecho
una y otra vez mientras sus manos hacían su trabajo, asegurándose de que la loción
cubriera cada centímetro de su espalda y se empapara adecuadamente. Vanessa no
se lo puso fácil a su hijo, reaccionando al tacto de sus dedos como si estuviera
disfrutando de ello por su cuenta, apretando de vez en cuando sus nalgas y
masajeando su polla.
-Mmmm, eso se siente muy bien, cariño, - susurró. -Sí. Frota un poco más fuerte. -
¿Por qué tiene que hablar así? Voy a perder la cabeza si sigue así.
Tim apenas se controlaba. Sus manos empezaron a recorrer el costado de los brazos
y hombros de su madre, serpenteando hacia la suave carne de sus tetas. Sus caderas
empujaban hacia abajo en ella, haciendo rechinar su polla contra su fantástico
trasero como si estuviera tratando activamente de excitarse.
Ninguno de los dos dijo nada durante un minuto, y el acto lascivo continuó. Una
extraña tensión flotaba en el aire, y Tim no pudo evitar preguntarse si su madre
también podía sentirla. El sol estaba caliente, pero la mujer que tenía debajo era
aún más caliente. La idea hizo que su pecho se sintiera abrumado por la vergüenza
y la confusión.
Es mi madre. No puedo estar haciendo esto.
-Oh sí, cariño, - susurró su madre. -Asegúrate de que esté completamente cubierta. -
¡Voy a cubrirla con mi semen si no paro pronto!
Podía sentir cómo su polla se acercaba peligrosamente al punto de no retorno. Una
de sus manos se deslizó casi por completo por debajo de su madre, ahuecando su
pecho al lado de su pezón. Tim apenas frotaba la loción, renunciando totalmente al
pretexto que había hecho posible el contacto en primer lugar.
-Muy bien, eso es bueno, - dijo su madre. -Yo puedo hacer el resto, cariño. - 21

Tim se sintió un poco como si estuviera saliendo de un trance mientras se apartaba


de su madre y volvía a su toalla. Ella mantenía su bikini apretado contra su pecho
mientras se levantaba y lo retiraba.
-Hace un día tan bonito, ¿no crees? -
Tim asintió. Sus ojos estaban pegados a las piernas y el estómago de su madre
mientras ella empezaba a frotar lentamente el resto de la loción.
-Sí, mamá, - dijo. -Realmente lo es. -
CAPÍTULO 5 22

El resto de la mañana en la playa transcurrió sin mayores incidentes. Tim consiguió


calmarse, aunque cuando su madre se levantó para meterse en el lago, el verla le
devolvió todas las emociones confusas contra las que había estado luchando.
Pasó un rato nadando con ella en el agua, que tenía la temperatura justa para
refrescar su cuerpo y sus hormonas. Los dos se chapotearon y disfrutaron del día
como lo harían cualquier madre e hijo. Durante un par de horas, Tim pudo olvidarse
de sus extraños impulsos.
-Hmmm, el agua parece un poco turbia, - dijo su madre. -Creo que sería mejor que
los dos nos diéramos una ducha cuando volvamos. -
¿Otra ducha?
Tim no estaba seguro de cómo responder. Por un lado, una parte de él estaba
deseando volver a verla desnuda. Todavía no estaba seguro de lo que había pasado
la última vez que se habían bañado juntos, de cómo habían acabado las cosas con
él y su accidente. No podía ignorar la sexualidad de su madre como tampoco podía
ignorar la de cualquier mujer sexy, por muy confusa que fuera para él.
Pero, por otro lado, era su madre. Los límites entre ellas estaban grabados en
piedra, tan claros como el límite entre la noche y el día.
¿Por qué sentía tanta excitación al verla desnuda, entonces?
- ¿Tim? - Su madre le miraba la playa expectante. - ¿Está bien, cariño? Tendremos
que compartir la ducha de nuevo, como ayer. -
Tim sintió que su polla se endurecía, y se alegró de repente de estar en un agua lo
suficientemente profunda como para que le ocultara todo hasta la cintura. Asintió
lentamente.
-Sí mamá, está bien, - dijo. -No hay problema. -
Los dos estuvieron casi en silencio durante el trayecto a casa, con Vanessa
comentando de vez en cuando el programa de radio. Tim podía sentir en el aire la
misma tensión sexual exagerada que había sentido en el baño el día anterior. Estaba
anticipando lo que estaba por venir, aunque le hacía sentir culpable y raro admitirlo.
Esta vez tendré más cuidado. No será lo mismo que ayer. No dejaré que se llegue a 23
ese punto.
Una vez que Vanessa hubo aparcado el coche en la entrada de su casa, los dos se
dirigieron al interior. Tim se sentó en la sala de estar, mirando la televisión sin verla
realmente mientras su madre zumbaba en la cocina y les preparaba el almuerzo a
los dos.
-Es pavo y tocino, tu favorito. - Su madre estaba de repente frente a él, sosteniendo
un plato con un sándwich y patatas fritas. Tim se dio cuenta de que había estado
completamente desconectado.
Estaba pensando en ella, recordando lo que había visto. ¡Tengo que poner fin a esto!
-Oh, eh, gracias, mamá. - Cogió el plato de ella con ojos avergonzados y abatidos.
Su madre le pasó una de sus manos por el pelo y luego le apretó el hombro.
-Voy a limpiar un poco la cocina mientras comes, - dijo. -Después, deberíamos
darnos una ducha. Todavía siento granos de arena en el pelo. -
La polla de Tim empezó a responder a sus palabras antes de que las procesara
conscientemente. Se encontró con la mirada de su madre por un momento y sintió que
todo su cuerpo se calentaba con sensibilidad erótica.
-Muy bien, mamá, - dijo Tim. -Sólo avísame cuando hayas terminado. -
Ella le sonrió.
-Lo haré. -
Tim acababa de terminar de comer cuando su madre volvió a entrar en el salón.
Parecía extrañamente nerviosa y jugaba torpemente con los dedos delante de ella
mientras se acercaba al sofá.
- ¿Estás lista, cariño? -
¿Estoy listo?
La pregunta se le escapó en silencio, como si estuviera compartiendo un secreto con
él. Tim empezó a preguntarse cuánto de lo que sentía compartía su madre. No sólo
la vio desnuda la última vez que se ducharon. Ella también lo vio a él. Lo vio todo,
incluyendo su polla dura y excitada.
-Sí, mamá, estoy listo, - dijo Tim.
La siguió de cerca por las escaleras. Su madre miró por encima del hombro y le 24
sonrió nerviosamente cuando ambos entraron en el baño. La ducha parecía más
imponente que todo lo que Tim había visto antes, como si atravesar la cortina le
hiciera retroceder por una calle de sentido único.
-Bueno, aquí estamos. - Su madre le sonrió. Todavía llevaba puesto el bañador bajo
el traje, y mientras empezaba a subirse lentamente la camiseta por encima de la
cabeza, Tim volvió los ojos hacia ella y sintió que su polla empezaba a agitarse con
avidez.
¿Qué demonios me pasa? Es mi madre, por el amor de Dios.
A continuación, Vanessa se sacó la falda y dejó ver su trasero, cubierto únicamente
por la diminuta braguita del bikini y ahora algo más bronceado que el día anterior.
No se quitó el bañador mientras se agachaba y empezaba a juguetear con los
pomos, moviendo ligeramente las caderas como si fuera lo más natural del mundo.
- ¿Te vas a desnudar, cariño? - Hizo la pregunta en tono de conversación, pero las
palabras hicieron que Tim empezara a palpitar de excitación.
-Sí, por supuesto, mamá. -
Él también llevaba todavía su traje de baño, y con sólo eso y su camiseta para
quitarse, estaba completamente desnudo en cuestión de segundos.
-Esto empezará a sentirse totalmente normal con el tiempo, - dijo su madre. -Después
de una o dos duchas más, miraremos atrás y nos preguntaremos cómo...-
Su madre se interrumpió al volverse hacia él, con los ojos clavados en su erección.
Tim se sintió de repente increíblemente avergonzado y deseó haber podido calmarse
como lo había hecho el día anterior.
-Lo siento, mamá, - dijo, con la culpa filtrándose en su voz. -Yo... no puedo
controlarlo. -
Vanessa se acercó un paso más a él y le sonrió con ternura.
-Está bien, cariño. - Se desató el top y lo dejó caer al suelo, y luego se bajó lentamente
la parte inferior del bikini. -Es sólo una reacción natural. Eres un adolescente,
después de todo. -
Tim se quedó mirando a su madre. No había vapor, ni la cortina de la ducha, ni
nada que le impidiera ver.
Sus pechos casi parecían brillar con un potencial erótico, y estaba casi seguro de que 25
podía ver la humedad en los pliegues casi ocultos de su coño.
¿Por qué tiene que ser tan sexy? Es mi madre, ¡y nunca me había excitado tanto en
mi vida!
-Deberíamos meternos en la ducha y empezar, - dijo Tim. Su madre asintió.
-De acuerdo. -
Esperó al borde de la cortina para que él se acercara. Por un momento, los dos se
quedaron mirando el uno al otro, a escasos centímetros de distancia. Tim deseaba
desesperadamente acercarse a ella, abrazarla, hacer algo más que eso. Era su hijo,
y en ese momento era difícil distinguir el amor que sentía por ella como madre de la
lujuria que sentía por ella como mujer.
Vanessa le devolvió la mirada, con los ojos llenos de un conflicto similar. Respiraba
con dificultad y tenía las mejillas ligeramente sonrojadas. Su lenguaje corporal era
abierto, casi tentador. Finalmente, pasó por encima del borde de la bañera y entró en
la pequeña ducha. Tim la siguió, sintiendo que el agua empezaba a golpear su
cabeza, perfectamente cálida y tentadora.
-Esta vez te ayudaré a lavarte primero, - dijo ella.
-De acuerdo, mamá. -
Vanessa cogió una botella llena de jabón para el cuerpo y se echó un poco en la
mano. Con el otro brazo, movió a Tim, colocándolo directamente bajo la ducha. Se
acercó a él y su polla se clavó en su estómago.
¿Debo disculparme? ¿O debería...?
La mente de Tim se quedó en blanco cuando su madre empezó a frotar el jabón en
su pecho. Ella lo miraba fijamente a los ojos y él no podía ver más que amor en
ellos. Cada toque era erótico, aunque sus manos estaban en lo alto de su cuerpo,
frotando sus pectorales y hombros.
Sintió que su corazón empezaba a acelerarse cuando las manos de ella bajaron,
frotando sus abdominales. Ella le sonrió, como si le hiciera saber que todo estaba
bien, que ella seguía siendo su madre y él seguía siendo su hijo.
¿Está bien así?
Una de sus manos rozó ligeramente su polla y Tim casi dio un salto de sorpresa, el 26
placer recorrió su cuerpo como un gozo cargado de electricidad estática.
-Tim.…- susurró su madre. - ¿Quieres que te limpie esto también? -
Ella rodeó su polla con los dedos, suave y tímidamente. Tim asintió con la cabeza.
Esto está muy mal. Pero... ella se ofreció.
Con sus manos suaves y enjabonadas, su madre empezó a subir y bajar la polla
lentamente. La sensación fue increíble y, sin quererlo, Tim inclinó la cabeza hacia
delante sobre el hombro de ella, como si hubiera vuelto a ser un niño pequeño que se
apoyaba en su madre para acurrucarse.
¿Se lo está lavando, o está...?
No necesitaba una respuesta. Su madre se inclinó hacia delante contra él,
empujando sus grandes y suaves tetas contra su pecho mientras seguía
acariciándolo, con un ritmo uniforme y constante. A Tim le resultaba casi imposible
pensar en nada, la realidad de lo que estaba ocurriendo amenazaba con provocar
un cortocircuito en su cerebro.
Tim sintió que sus caderas se movían hacia delante por voluntad propia. Por un
segundo, su polla se escurrió de la mano de su madre y empujó hacia delante contra
lo que tenía delante. La cabeza de su polla se asomó entre los muslos de ella y trazó
los pliegues de su coño muy ligeramente antes de retirarse. Su madre le llamó la
atención por un segundo y le sonrió como si hubiera robado una galleta antes de la
cena.
-Toma..., - susurró. -Déjame terminar de limpiarte. -
Volvió a llevar una de sus manos a su polla dolorosamente dura, tan sensible a su
tacto, y dejó que la otra le acariciara la mejilla con cariño. Tim la miró, con las
tetas al aire y expuestas para él, y se sintió más confundido que nunca en su vida.
Esto es tan increíble... ¿Qué significa eso? ¿Soy un pervertido, después de todo?
Su madre se lamió los labios y bajó la mirada hacia su polla antes de volver a
mirarlo y encontrarse con sus ojos. No había confusión en ellos, pero parecía como
si hubiera cedido a algo, como si hubiera decidido hacerle un regalo fuera de
temporada.
¿Por qué lo hace?
Tim sólo pudo preguntárselo durante uno o dos segundos antes de sentir que llegaba 27
al punto de no retorno. Abrió ligeramente la boca, sintiendo que su madre empezaba
a aumentar el ritmo de bombeo de su polla. Ella le sonrió y le pasó una de sus manos
por el pelo.
-Mamá, - susurró él. -Yo... me vas a hacer...-
Ella asintió.
-Tengo que terminar de limpiarte, cariño. -
¡Va a hacer que me corra!
Tim negó con la cabeza, repentinamente aterrado por la perspectiva. Sintió que sus
mejillas se calentaban al pensar en lo embarazoso que sería para ellos después, en
cómo tendrían que vivir con ello el resto de sus vidas. Su madre volvió a ponerle la
mano en la mejilla y le giró la cara para que se encontrara con la suya. Sólo había
amor en sus ojos, amor puro, sin el más mínimo atisbo de duda.
- ¡Mamá! -
Tim empujó hacia delante mientras empezaba a descargar, acercando de nuevo su
polla a la peligrosa proximidad de su coño. Su madre fue rápida con su mano,
maniobrando delante de la cabeza de su polla y atrapando su carga caliente y
pegajosa antes de que tuviera una oportunidad en su objetivo prohibido. El placer
fue casi demasiado para Tim, y sintió que sus rodillas empezaban a vacilar
mientras se apoderaba de lo más profundo.
-Ya está, - susurró Vanessa. -Vamos a terminar. Estamos desperdiciando agua. -
Tim sólo pudo mirarla fijamente. Seguía desnuda frente a él, una diosa de la
perfección femenina, su propia madre.
¿Mi propia... madre? ¿Acaba de hacerme una paja?
Observó cómo se apartaba de él y empezaba a lavarse el pelo con champú.
-Vamos, cariño, date prisa y vuelve a lavarte, - dijo ella.
Aunque acababa de tener el orgasmo más intenso de su vida, la polla de Tim se
mantuvo dura como una roca durante el resto de la ducha. Se lavó rápidamente, tal
y como ella le había dicho.
Esperaba, más allá de toda esperanza, que ella volviera a tocarlo, a tocar su dureza 28
de nuevo, aunque la idea de ello seguía siendo tan confuso y extraño.
No entiendo nada de esto. Sólo sé que se sintió tan bien...
Esta vez, Vanessa terminó primero.
Se enjuagó por última vez y se dirigió a su hijo antes de salir.
-Ves, no ha sido tan malo, ¿verdad? -
Tim negó con la cabeza. Su madre se inclinó y le dio un rápido beso en la mejilla
antes de salir.
-Voy a empezar a preparar la cena, cariño, - dijo. -Tu padre no va a estar en casa
hasta el final de la semana, así que volveremos a estar los dos solos. -
-Vale... mamá. -
Sólo nosotros dos.
CAPÍTULO 6 29

-Cariño, ¿estás dormido? -


Tim abrió los ojos, sintiendo el familiar cansancio de la siesta que sólo se produce
después de quedarse dormido durante el día. Después de salir de la ducha, se dirigió
directamente a su habitación y se desplomó en la cama, mental y emocionalmente
agotado.
-Estoy despierto, mamá, - dijo. - ¿Qué pasa? -
El sol ya se había puesto y su habitación estaba a oscuras. Tim casi sintió que seguía
soñando por un momento mientras se sentaba y quitaba las sábanas. Sólo llevaba
puestos los calzoncillos, y su polla empujaba ansiosamente contra la tela,
aparentemente ajena o despreocupada por la acción que ya había visto ese día.
- ¿Puedo entrar? - preguntó Vanessa. -Te he preparado un plato. Puedes comer aquí
dentro si quieres. -
Huh... Normalmente nunca me deja comer en mi habitación.
-Sí, pasa. Estoy acostado en la cama. -
La puerta de la habitación de Tim se abrió. La luz del pasillo reveló la silueta de
su madre. Se había quitado el traje de playa y se había puesto un camisón delgado
y diminuto que él le había visto usar algunas veces. Podía ver la forma de sus pechos
perfilados bajo él, definidos y sugerentes.
Dejó el plato que llevaba sobre su tocador y se sentó en la cama junto a él. Tim
sintió que el corazón le daba un vuelco mientras una inyección de adrenalina le
recorría.
Antes, en la ducha... Eso ocurrió de verdad. No fue sólo un sueño.
-Sólo quería asegurarme de que te sentías bien, cariño. - Su madre se acercó y puso
una de sus manos en la rodilla de él, acercándose peligrosamente al territorio
sensible. -Sé que todo esto de ducharse juntos es todavía un poco nuevo, y, bueno, un
poco raro. -
Tim se encogió de hombros.
-Es que es muy diferente, mamá, - dijo. -Siento que nos está uniendo mucho más. -
Su madre asintió, y él apenas pudo distinguir el atisbo de una sonrisa en la 30
oscuridad.
- ¡Yo también lo creo! - Se acercó a él en la cama, lo suficiente como para que Tim
pudiera ver que no llevaba sujetador. -Sólo tenemos que seguir siendo sinceros el
uno con el otro al respecto. Lo que sea que sientas, Tim, puedes compartirlo conmigo.
Lo entenderé. -
-Mamá, yo... quiero decir, estoy un poco confundido por ello, supongo. -
¿De qué estamos hablando? ¿De la ducha o de otra cosa?
Vanessa frotó la rodilla de Tim de forma alentadora, y una de las yemas de sus
dedos se deslizó un poco más arriba en su muslo. Dejó escapar un suave y silencioso
jadeo, el latido de su corazón golpeando su pecho con creciente urgencia.
-No tienes que confundirte, Tim, - susurró ella. -Soy tu madre y tú eres mi hijo.
Ambos nos amamos. ¿No es eso lo único que importa? -
Mientras hablaba, su mano se deslizó hacia arriba y se posó sobre la polla de él,
dolorosamente dura, justo cuando terminó la frase. Tim gimió y sintió que sus
caderas se deslizaban hacia arriba como reacción.
-Oh, sí, mamá, - susurró. -Yo... te amo. -
-Y yo también te quiero, cariño. - Su madre comenzó a frotar su bulto lentamente
hasta que la cabeza de éste se salió de sus bóxers. -Te quiero y quiero cuidarte en
todo lo que pueda. -
-Oh Dios, mamá. -
-Shhhh, relájate. - Vanessa pasó el pulgar por la polla de su hijo, frotando un par
de gotas de pre-semen como si estuviera untando de mantequilla una sartén.
Lentamente, con ternura y amor, comenzó a bombear su mano hacia arriba y hacia
abajo.
Esto no puede estar pasando. No estamos en la ducha... nada de esto tiene sentido.
-Deja que pase, - le susurró su madre, como si le leyera la mente. -Deja que mamá
te cuide, cariño. -
Tim sintió que los dedos de ella se enredaban en la cintura de sus calzoncillos 31
cuando empezó a bajarlos. Su polla se liberó con un entusiasmo casi cómico, y
entonces sintió que su madre se acercaba a él en la cama.
-Voy a demostrarte lo mucho que te quiero, Tim, - dijo su madre. - ¿Te parece bien?-
Quiero que lo haga, aunque me haga sentir avergonzado y confundido.
Tim asintió.
-...Sí mamá, - dijo. -Quiero que me enseñes. -
Tim observó cómo su madre bajaba la cabeza hacia su entrepierna lentamente, con
constancia. No podía creerlo, no hasta el momento en que sus labios tocaron la
cabeza de su polla y enviaron un cálido y húmedo placer a través de su cuerpo,
mucho más allá de lo que había experimentado antes.
- ¡Oh, Dios! -
Tim sintió que su madre le frotaba suavemente uno de sus muslos, casi como si le
animara a entregarse más a la experiencia. Se inclinó hacia atrás en la cama y sintió
que ella comenzaba a chupar lentamente, tomando sólo la punta de su pene en su
boca al principio.
-Mmmmmm. - Su madre dejó escapar un zumbido de satisfacción que reverberó a
través de su erección mientras deslizaba su boca más abajo sobre ella. Su lengua
dibujaba círculos en la suave piel del pene, como si intentara lamerse los labios con
la polla en la boca.
Oh, Dios. Esto está muy mal.
A Tim le resultaba imposible conciliar su conflicto emocional en ese momento. Era
su madre y se la estaba chupando. Era la mujer que lo había criado, la mujer que
siempre había estado ahí para él, a través de las rodillas raspadas y las picaduras
de abeja, siempre ahí para consolarlo y calmarlo. Y ahora se la estaba chupando,
como si fuera una estrella del porno en un sórdido vídeo web.
Se sentía demasiado bien como para poder detenerla, aunque una parte de él le pedía
a gritos que al menos lo intentara. Esto lo cambiaba todo. Tim no estaba seguro de
si sería capaz de verla de la misma manera, si sería capaz de alejar la tentación y
la lujuria ahora que estaba fuera de la bolsa.
¿Será posible volver a la normalidad?
Un rayo de luz de luna entraba por la ventana abierta mientras las nubes se movían 32
en el cielo. Tim pudo ver a su madre bajando los labios sobre su pene mientras su
lengua hacía su magia pecaminosa, deslizándose por la cabeza de su polla con
movimientos prohibidos.
Los ojos de Vanessa seguían siendo los de una madre. Tim los miró fijamente y vio
más amor y emoción de lo que jamás había sospechado que una sola mujer pudiera
albergar. También había conflicto y duda en ellos, pero estaba ahogado por algo
más, algo que se parecía mucho a la devoción.
¿Me la está chupando porque me tiene devoción? ¿Como madre?
Tim abrió la boca para dar voz a sus pensamientos cuando sintió que su madre
empezaba a acelerar el ritmo, moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo, como
si estuviera en una sesión de cine porno y el director acabara de darle la señal para
avanzar con la corrida.
-Oh, oh wow, - gimió. -Mamá, cielos. Si sigues haciendo eso...-
Puso una de sus manos en la parte posterior de su cabeza y trató de aliviarla, pero
su madre lo tomó como un estímulo y redobló sus esfuerzos. Dejó que su polla
saliera de su boca por un segundo y luego llevó sus labios por el lado de la misma,
casi como si tratara de tocarla como una flauta. Tim sólo pudo gemir y volver a
fundirse en la cama.
-No hay nada malo en esto, cariño, - susurró ella. -Sólo te estoy mostrando lo mucho
que te quiero. -
Como para enfatizar su punto, ella llevó sus labios a la punta de su polla y le dio
otro beso. Fue un picotazo exagerado, del mismo tipo que ella solía plantarle en la
frente o en la mejilla antes de que se fuera al colegio cuando era sólo un niño.
- ¡Oh, Dios, mamá! - Tim no pudo callar la voz cuando ella volvió a introducir su
boca y redobló sus esfuerzos, lamiendo y besando su polla con una facilidad
practicada. No se limitaba a chupársela, sino que se besaba con su miembro,
utilizando cada parte de su boca para demostrarle lo mucho que le importaba.
Tim se agachó y le agarró los pechos a través del camisón, sintiendo su suavidad
mientras su madre seguía moviendo la cabeza sobre su polla. Se salieron de la parte
superior con facilidad, y sintió la carne desnuda de sus grandes tetas en sus manos
mientras miraba a la hermosa mujer que le chupaba la polla, la mujer que lo había 33
criado.
-Mamá...- susurró, con la urgencia que se filtraba en su voz. -Yo, yo voy a.…-
Ella comenzó a chupar más rápida e intensamente, una de sus manos rozando
suavemente su pecho mientras trabajaba su polla con tierna determinación. Tim no
pudo evitarlo. Se rindió.
Voy a correrme en la boca de mi madre... ¡Esto está tan mal!
Dejó escapar un pequeño jadeo cuando su polla empezó a descargar, expulsando
su semilla y enviando increíbles cantidades de placer a través de su sistema. Su
madre se había retirado un poco antes de que él empezara, y el primer hilo de semen
le salpicó la cara.
Volvió a poner su boca donde era necesario y chupó el resto del semen de su hijo.
Siguió chupándosela incluso cuando su cuerpo empezó a relajarse, y siguió dándole
placer incluso después de que se hubiera gastado hasta la última gota de su semilla.
Acabamos de hacer lo impensable.
Al cabo de un minuto, Tim sintió que su madre cambiaba de posición en la cama,
deslizándose junto a él y haciendo que su cabeza descansara en su regazo. Pasó
una de sus manos por su cabello suavemente, como si lo consolara con dulzura,
haciendo que todo estuviera bien.
-Deberías comer pronto, - dijo ella. -No querrás que se enfríe. -
Tim se sentó y la miró fijamente. Ella no parecía diferente. Seguía pareciendo su
madre.
-Mamá...- Le fue imposible encontrar las palabras para lo que sentía. Después de
un segundo, ella extendió su mano y ahuecó su mejilla en ella.
¿Quizás no tenga que decir nada?
-Te veré por la mañana, cariño, -dijo ella. - ¿Alguna petición para el desayuno? -
-Uh... ¿gofres, supongo? -
-Ya lo tienes. -
Tim trató de no mirar los pechos de su madre mientras ella se inclinaba cerca de él 34
y le plantaba un suave beso en la frente. Luego, sin decir otra palabra, se levantó y
salió de la habitación.
Él dejó escapar un suspiro y se desplomó de nuevo en la cama. Estaba cansado,
pero antes de irse a dormir, se levantó y se acercó a su plato. Su madre le había
colocado la comida en pequeñas secciones separadas, evitando que el arroz se
mezclara con el salteado y las verduras. Era exactamente como más le gustaba.
Tim sonrió.

FIN

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