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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO

(UASD)
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
(CJP)
DERECHO COMERCIAL II (DER-362-06)
PROF. CARLIXTO CESAR JULIAO POCKELS
INFORME LOS TEMAS I AL IV
BRYAN OLAF PUENTE
100058972

FEBRERO 18, 2024


SANTO DOMINGO, REP. DOM.
INTRODUCCION

En este informe veremos un análisis sobre las innovadoras leyes 126-02 y 53-
07, en su tiempo, en la cual los legisladores pudieron prever las futuras
relaciones jurídicas que se producen las interacciones digitales y el comercio a
través de la red, así como las infracciones a través del internet, por lo cual
plasmaron en estas leyes los sujetos y las relaciones jurídicas que podrían
producir, así como validar como prueba dichos elementos de las relaciones
digitales. Podremos ver la visión que tuvieron los legisladores sobre cómo
afectaría a la sociedad el avance tecnológico que, por lo cual, usamos y
dependemos de la red cada vez más.
DEFINICIONES GERNERALES

¿Qué es un comerciante?
Según el art. 1 del Código de Comercio, lo define así:
Art. 1. - Son comerciantes todas las personas que ejercen actos de comercio y
hacen de él su profesión habitual.

¿Qué son actos de comercio?


Los actos de comercio los define los artículos 632 y 633 del Código de
Comercio:
Art. 632. - La ley reputa actos de comercio: toda compra de géneros y
mercancías para revenderlos, sea en naturaleza, sea después de haberlas
trabajado, y puesto en obra, o aún para alquilar simplemente su uso; toda
empresa de manufacturas, de comisión, de transporte por tierra o por agua;
toda empresa de suministros, de agencias, oficinas de negocios,
establecimientos de ventas a remate, de espectáculos públicos; toda operación
de cambio, banca y corretaje; todas las operaciones de las bancas públicas;
todas las obligaciones entre negociantes, comerciantes y banqueros; entre
todas las personas las letras de cambio o remesas de dineros, hechas de plaza a
plaza.
Art. 633. - La ley reputa del mismo modo actos de comercio: toda empresa de
construcción y todas las compras, ventas y reventas de buques para la
navegación interior y exterior; todas las expediciones marítimas; toda compra
o venta de aparejos, pertrechos y vituallas para las embarcaciones; todo}
fletamento, empréstito o préstamo a la gruesa; todos los seguros y otros
contratos concernientes al comercio marítimo; todos los acuerdos y
convenciones por salarios y sueldos de la tripulación; todos los compromisos
de la gente de mar, para el servicio de los buques mercantes.
¿Cómo se clasifican los actos de comercio?
La clasificación doctrinal es aquella que diversos autores sugieren, como
clasificarlos en actos de intermediación, en actos de especulación, en actos de
empresa y en actos sobre cosas mercantiles como los cheques.
Actos de intermediación:
Se refiere al acto de poner en contacto a dos o más personas, en este caso el
comerciante y consumidor.

Actos de especulación:
La especulación se basa en lucrar a partir de mercancías, valores o derechos.
Por ejemplo, la compra y posterior venta de dólares con la finalidad de obtener
ganancias basadas en las fluctuaciones de los tipos de cambio.

Actos de empresa:
Como el nombre lo indica, son aquellos que realiza una organización
denominada empresa, como actos masivos dedicados a cierto grupo de
consumidores o mercado que adquiere sus productos o servicios.

Actos sobre cosas mercantiles:


Son aquellos que no se pueden incluir como tal en los rubros anteriores,
como las siguientes:
XVII.- Los depósitos por causa de comercio;
XIX.- Los cheques, letras de cambio o remesas de dinero;
XX.- Los vales y otros títulos a la orden o al portador, y las obligaciones de
los comerciantes, a no ser que se pruebe que son de una causa ajena al
comercio;
XXIV. Las operaciones que la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito señala;
LEY 53-07 SOBRE LOS CRIMENES Y DELITOS DE
ALTA TECNOLOGIA.

Esta ley busca tanto la protección integral de los sistemas tecnológicos de


información y comunicación, así como la prevención y sanción de los delitos
y crímenes cometidos contra éstos o los cometidos mediante el uso de dichas
tecnologías en perjuicio de personas física o morales. La integridad de los
sistemas de información y sus componentes, la información o los datos, que se
almacenan o transmiten a través de éstos, las transacciones y acuerdos
comerciales o de cualquiera otra índole que se llevan a cabo por su medio y la
confidencialidad de éstos, son todos bienes jurídicos protegidos. (Art. 1)

La ley 53-07 sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología establece


sanciones específicas y reconoce la correcta aplicación en la lucha contra el
crimen a través de los medios electrónicos y delitos informáticos. Hoy día los
ataques cibernéticos son cada vez más frecuentes y sofisticados, afectando a
todo tipo de entidades, países, personas, convirtiéndose en una problemática
común para los países.

Delitos informáticos. Son aquellos delitos que tienen procedimientos o fines


en los medios tecnológicos, en un ámbito más grande, son delitos de alta
tecnología. Estos implican conductas delictivas y antisociales que se efectúan
a través de medios electrónicos con el fin causar un daño físico, psicológico,
moral y/o económico a la víctima o dañar equipos, redes informáticas y/o
componentes de sistemas de información.

República Dominicana, después de Brasil, es el segundo país de toda


América Latina que alberga la mayor cantidad de reglas maliciosas en los
sitios web para cometer crímenes cibernéticos, según un informe publicado
“Panorama viral de América Latina en 2011 y los pronósticos para 2012”. La
mayor proporción de víctimas reside en México (33%) y Brasil (28%),
mientras en República Dominicana, es solo un 1%. Esto es una evidencia que
el país es usado como puente para afectar a otras naciones.
La nuevas maneras de delitos que generan pérdidas morales y materialistas a
empresas y personas, las personas entran en este renglón por el hecho de los
grandes robos de identidades que es el hecho de quitarle la identidad de una
persona haciéndose pasar por ella, en general para adherirse a ciertos recursos
o la adquisición de créditos u otros beneficios en nombre de esa persona, ese
es el pan de cada día de estos delitos, esto conlleva a que a personas se le
creen deudas de miles y miles de pesos y esto se conoce solamente cuándo van
a data crédito y/o si solicitan un préstamo, es inconcebible lo que se siente
cuando te pasas toda la vida cumpliendo con los parámetros de la sociedad
pagando al día no debiéndote a nadie para poder aumentar tu crédito y con
esto poder lograr aspirar a un préstamo para una vivienda, negocio, vehículo,
etc.

En los casos del robo y reventa de las señales de televisión por cable o la
elaboración de dispositivos ilegales para la descodificación de señales; los
engaños de abastecedores de servicio de información o líneas tipo 1-976; la
redirección de las llamadas de larga distancia; los robos de línea entre otros se
citan en la ley 53-07.

En la actualidad se cuenta con convenios, legislaciones, cooperación


internacional, la ley 53-07 que se encarga de los delitos crímenes de alta
tecnología que son varios como el Artículo 30 cito: «Creación y Composición
de la Comisión Interinstitucional contra Crímenes y Delitos de Alta
Tecnología (CICDAT). Se crea la Comisión Interinstitucional contra
Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, la cual estará compuesta por un
representante de las siguientes entidades: a) La Procuraduría General de la
República; b) La Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas; c) La
Secretaría de Estado de Interior y Policía; d) La Policía Nacional; e) La
Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD); f) El Departamento
Nacional de Investigaciones (DNI); g) El Instituto Dominicano de las
Telecomunicaciones (INDOTEL); h) La Superintendencia de Bancos de la
República Dominicana; i) El Consejo Nacional para la Niñez y la
Adolescencia (CONANI); y, j) El Instituto Tecnológico de las Américas
(ITLA)».

En el artículo 36 de la ley 53-07 cito: «Creación del Departamento de


Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT). Se crea el
Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología
(DICAT), como entidad subordinada a la Dirección Central de Investigaciones
Criminales de la Policía Nacional». Los cuales se encargan de darle
seguimiento y apresar a los delincuentes, aunque tienen un gran personal la
deficiencia económica y presupuestaria con que cuenta el DICAT hace más
pesado el trabajo de ellos.
LEY 126-02, SOBRE EL COMERCIO
ELECTRONICO, DOCUMENTOS Y FIRMAS
DIGITALES.

La Ley 126-02 introduce y regula, las nociones equivalentes en el mundo


digital de original, firma electrónica, conservación, mensaje de datos, fuerza
probatoria, entre otros; e inclusive, reconoce la validez jurídica de la firma
digital y de las transacciones comerciales electrónicas.

El ámbito de aplicación de la Ley, es todo tipo de información en forma de


documento digital o mensaje de datos, salvo en los siguientes casos:
a) En las obligaciones contraídas por el Estado Dominicano en virtud de
Convenios o Tratados Internacionales;
b) En las advertencias escritas que, por disposiciones legales, deban ir
necesariamente impresas en ciertos tipos de productos en razón al riesgo que
implica su comercialización, uso o consumo.
Según la Ley 126-02, se entiende por Comercio Electrónico “toda relación de
índole comercial, sea o no sea contractual, estructurada a partir de la
utilización de uno o más documentos digitales o mensajes de datos o de
cualquier otro medio similar”.

El ámbito de aplicación de la Ley 126-02 abarca todo tipo de información en


forma de documento digital o mensaje de datos, salvo contadas excepciones.
Por igual, la citada ley dispone que las firmas electrónicas son consideradas
como los mecanismos de identificación en el mundo virtual que no
constituyen firma digital y por ende no ostentan las características definidas
por la Ley 126-02.

El artículo 31 de la Ley 126-02 establece que el uso de una firma digital


tendrá la misma fuerza y efectos que una firma manuscrita, siempre que
incorpore los siguientes atributos: que sea única a la persona que la usa, que
sea susceptible de ser verificada, que esté bajo el control exclusivo de la
persona que la usa, que esté ligada a la información, documento digital o
mensaje al que está asociada, de tal manera que si éstos son cambiados, la
firma digital es invalidada, y que esté conforme a las reglamentaciones
adoptadas por el Poder Ejecutivo. Es decir, contempla la obligatoriedad del
registro de las firmas digitales. En la actualidad, la Cámara de Comercio y
Producción de Santo Domingo ofrece este servicio.

Otro elemento a destacar es que la ley dispone que gozan de plena validez
jurídica las firmas digitales; toda vez que se establece que el uso de una firma
digital tendrá la misma fuerza y efectos que el de una firma manuscrita,
siempre que cumpla con las condiciones especificadas por la misma ley. Es
decir, dicha firma tendrá la misma fuerza y efectos legales que tiene una firma
manuscrita y, en consecuencia, su validez jurídica debe ser reconocida,
inclusive, por los tribunales del país.

La utilización de la firma digital ofrece como ventaja principal la posibilidad


de firmar mensajes de datos o documentos en general, de manera digital,
desde cualquier ordenador o dispositivo móvil, inclusive contratos sin
importar la cuantía o el lugar donde se firmará, sin necesidad de ser impresos
ni de manera presencial. Dicha utilización certificada brinda al usuario
suscriptor una herramienta tecnológica que garantiza la autoría, integridad y
validez de los documentos digitales, incluyendo contratos, características que
previo a la Ley 126-02, sólo eran válidas en los documentos en papel.

Con las disposiciones claras de la Ley 126-02 y los servicios ofrecidos por
entidades como la Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo, la
firma digital goza de una viabilidad jurídica y fuerza probatoria en nuestra
normativa. Ante las necesidades creadas por la pandemia, merece ser
considerada por las comunidades empresariales y legales en el país.
Ley 339-22 QUE HABILITA Y REGULA EL USO DE
LOS MEDIOS DIGITALES EN LOS
PROCEDIMIENTOS JUDICIALES.

La tecnología ha revolucionado el mundo en que vivimos, permeando todas


las esferas de nuestra vida y haciendo cada vez más imperativo su uso en las
instituciones públicas. La República Dominicana, consciente de esta realidad,
ha promulgado la Ley núm. 339-22 que busca habilitar y regular el uso de
medios digitales para los procesos judiciales y procedimientos administrativos
del Poder Judicial.
A finales del mes de noviembre del 2019 aparecieron los primeros afectados
de la enfermedad denominada COVID-19. Ya para el mes de marzo del 2020,
el virus se había expandido por todo el mundo, incluyendo a la República
Dominicana.
Con este desafío el Poder Judicial fue afectado sensiblemente y para paliar la
situación se tomaron varias medidas por vía resolutiva del Consejo del
Consejo del Poder Judicial y se implementaron las “famosas” audiencias
virtuales. Este abrupto cambio disruptivo encontró resistencia en la comunidad
jurídica y fue necesario que el Tribunal Constitucional Dominicano se
pronunciara al respecto.

Suprema Corte de Justicia


Dado ese contexto hostil fue necesario adoptar medidas legales tendentes a
aprovechar las Tecnologías disponibles para mejorar el servicio del Poder
Judicial sin afectar el debido proceso y garantizar los derechos fundamentales
a la población.
Entre los aspectos más destacado que ha introducido está pieza jurídica se
pueden citar los siguientes:
Resguardo de Derechos Fundamentales: La Constitución de la República
Dominicana garantiza la protección y disfrute efectivo de los derechos
fundamentales de las personas. Uno de estos derechos es el acceso a una
justicia accesible, oportuna y gratuita. A través de la implementación de
medios digitales, se busca garantizar una tutela judicial efectiva y un debido
proceso, aprovechando las ventajas que la tecnología ofrece.
Adaptación a Situaciones Excepcionales: La República Dominicana, como
cualquier otro país, no está exenta de enfrentar situaciones de emergencia o
calamidad pública que puedan afectar el normal desempeño de sus
instituciones. La Ley reconoce la potencialidad de la tecnología para continuar
ofreciendo servicios de administración de justicia, aún en contextos adversos.
Optimización de la Administración de Justicia: Más allá de ser una
herramienta alternativa, la tecnología se presenta como un medio que puede
potenciar la celeridad, efectividad y economía en los procesos judiciales. Su
implementación correcta podría significar una justicia más ágil y eficiente,
beneficiando a todos los ciudadanos.
Atención a la Brecha Digital: Si bien la incorporación de medios digitales es
esencial, la ley reconoce las limitaciones actuales relacionadas con la brecha
digital, la conectividad deficiente y la falta de conocimiento de algunos
usuarios sobre los sistemas digitales. Por ello, se plantea un carácter opcional
y gradual de esta incorporación, garantizando que nadie quede excluido en el
proceso.
Integración con Otras Legislaciones: Esta nueva ley no opera en aislamiento.
Está diseñada para integrarse y ser coherente con otras leyes vigentes en la
República Dominicana, tales como la Ley Orgánica de la Administración
Pública y la Ley sobre los Derechos de las Personas en sus Relaciones con la
Administración.
Principios Rectores: La Ley núm. 339-22 establece una serie de principios que
guiarán la implementación y uso de medios digitales en el ámbito judicial.
Estos principios, entre los que destacan la celeridad, opción, buena fe,
estandarización, publicidad, actualización continua de sistemas y gratuidad,
buscan asegurar que la digitalización de la justicia no sólo se realice, sino que
se haga de manera justa, transparente y en beneficio de todos.
La Era Digital en el Poder Judicial de la República Dominicana
La irrupción y masificación de la tecnología ha supuesto la necesidad de un
marco legal ajustado a las nuevas realidades digitales, evidente en la reciente
normativa dominicana.
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia ha mostrado visión futurista,
disponiendo que los órganos jurisdiccionales y las unidades administrativas
del Poder Judicial adopten las plataformas digitales. Esta no es una simple
modernización tecnológica, sino una medida alternativa robusteciendo el
servicio de la función de administración de justicia.

Uso de medios digitales en el Poder Judicial


Es crucial subrayar que, para la efectividad de esta ley, se considera esencial
la creación de reglamentos específicos por parte del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia. Esto garantiza que la adopción digital no se realice de
manera arbitraria, sino bajo un marco estructurado. Además, dicha gestión
digital, aunque innovadora, no eximirá el cumplimiento de requisitos formales
y materiales ya establecidos, asegurando que se mantenga en línea con el
ordenamiento jurídico existente.
En cuanto a los trámites digitales, se destaca su validez jurídica equivalente a
los trámites físicos o presenciales. Esta equiparación es revolucionaria; la
documentación digital adquiere una fuerza probatoria similar a la
documentación tradicional.
Uno de los elementos más destacados es la creación de un portal judicial. Esta
plataforma es una herramienta esencial para usuarios y profesionales,
permitiendo realizar diversas acciones judiciales sin la necesidad de presencia
física. No solo facilita la administración y seguimiento de casos, sino que se
presenta como un compendio de información relevante, desde roles de
audiencias hasta sentencias públicas. Este portal no es simplemente
informativo. Se contempla también la recepción de documentos con carácter
público, simplificando y agilizando procesos.

La Escuela Nacional de la Judicatura Juega un papel determinante en la


implementación de esta norma. No solo garantizará su aplicación efectiva,
sino que será la vanguardia en promover una cultura de acceso digital
inclusiva, reflejando la pluralidad y democratización en el uso de estas
herramientas.
El contenido del portal del Poder Judicial ofrece información detallada sobre
actores judiciales y servicios disponibles en la plataforma. Esta transparencia
refuerza la confianza en el sistema y promueve su uso.
CONCLUSION

Con esto vemos cómo la ley 126-02 regula y reconoce como válida la firma
digital como documento o prueba jurídica para las contrataciones y compras
electrónicas, así como la definición de los delitos electrónicos y sus penas.
También se establecen y se crean las instituciones que tendrán jurisdicción en
estos casos, como la Cámara de Comercio, en caso del comercio electrónico; y
la Comisión Interinstitucional contra Crímenes y Delitos de Alta Tecnología
(CICDAT) y su relación con otras entidades del Estado, para los casos de
delitos cibernéticos. Los legisladores, en esos tiempos, tuvieron buena visión
en cuanto al desarrollo social de la tecnología, ya que dichas leyes han sido de
más utilidad en estos tiempos de lo que fueron cuando se promulgaron hace
más de 20 y 15 años. Vemos la importancia de dichas leyes y qué tanto han
servido de recursos jurídicos las relaciones, documentos, firmas y acciones
electrónicas para resolver casos incluso fuera de la red.
BIBLIOGRAFÍA

Ley 126-02, sobre el comercio electrónico, documentos y firmas digitales;


promulgada 29 de septiembre de 2002.

Ley 53-07, sobre delitos y crímenes de alta tecnología; promulgada 09 de


mayo del 2007.

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