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cues Ta ETNA 1 Aproximaciones tedicas en género y sexualidades, Estado de situaciin Loquehace ‘nia o“nitio” a una persona recién naciéa noes solamente que se vea claramente una cirta confi guracin de genitales externos sino, simulténeamente, los sentidos que esos genitals implican en una determinada situacin familar, sociale histética. Con frecuencia, una “ita es tna eriaturaa la que se le pod "comprar vsti tos preciosos” y ser “compasiea dela mama” en algunas naciones de Birmania se les colocarfa una sere deatos en lcuello hasta hacerlas parecer jrafas. Con frecuencia se censurardn algunas expresiones "machonas" o demasiado independientes; en el Japén de las geshas se las calzara «on zapatos mintisculos deformando sus pes hasta impe- dines corre ocaminat con alguna velocidad, ‘Un “nifo" es una personita que seguramente parecerd "fuerte" y “vigoroso” ya desde bebé y, en Argentina hasta hace muy poco, era la salvaguarda del apellido familiar; en China, atin hoy en alguna repionesrurales el "nio”repre- sent la salvacién econémica yen la época dela politica det “hijo ico”, gracias aesos genitals externas eos como "de vari’, se slvaba dl misme dela exterminacionsstemstica, ste proceso de aribucién de rasgos a partir dela lec- tura de ls cuerpos sexuados se produce y reproduce el “sistema de sexo-ggnero”, en un nivel muy cotidiano (que podriamos lamar “micropolitico”) pero que se vincula con, la divisin sexual en. un nivel social ampli, afectandoa as personas en sus oportunidades de desarrollo personal, su acceso alas produicciones culturales y asu posicién en la economia y la educacién, La interseccionalidad que art cula sentidos de género con determinaciones econdrmicas de clase, sticas, generacionals, etcétera, que al distribuise Jerirquicamente en un sistema, producen una compleja tama de desigualdades que se refuerzan reciprocamente, sas condiciones inciden de manera simultanea en cud les son las vidas posibles. En ottas palabras, por ejemplo ‘cuando una mujer es pobre, migrante, joven, su vulnera bilizacin socal estan conapleja que resultria artifical y pricticaments imposible sslar “una causa" odeterminacién, principal. Proponemos pensar las cuestiones vinculadas con la sexualidad desde una perspectiva queentiende al“cuerpo" como una construccién social. Esto no significa que el. cuerpo sea un “invento imaginario" sino mis bien una produccin dela relacion de ida y vuelta en la que a mate Flalidad de la existencia de un sujeto se articula con un, conjunto de significados de género atrbuldos de manera predominante (hegeménica) a esa materialidad en un determinado momenta histbrico y social Cuando decimos “hegeménica" nos referimos a que existen algunos significados que predominan y sobte los aque parece haber acuerdo masivo; pero aludimos a que también exsten otros, subyacentes, larvados, que afloran enocasiones y que el sistema intenta suprimir de manera slsterdtica. En la dinémica dela hegemonte, consenso y coercin son movimientos permanentes Enlaactualidad es que en los medios de comunicacién y parecerfa que también en un cierto “sentido comin’ existe un fuerte supuesto de gualdad, de tolerancla, de con- vivencia posible entre estas diferencias. En algunos secto res hablar de“machismo" aparece comowna idea anticuada, propia dela época de las madres odelasabuelas. Sin embargo, ‘una lente con algtin aumento (no mucho aumento, un ‘poco noms) muestra que todavia hay mas espejsmos que realidades. Enel libro Musas vivientes de Natasha Walter se pre- senta una vasta puesta al dia de las signficaciones que hacen a lo femenino” en la actualidad, desplegando la hipétesis de que después de las Iuchas feministas de las “timas décadas, os estereotipos van tomando nuevas for- ‘mas y continan siendo hegeménicos algunos contenides bisicos “Nome imaginaba que scabariamos as, Lo pensé Ihace pocos ais, mientras recorria una jugueterfa de Londres. Laescalera mecénica me habia trasla- dado desde el bullicio multicolor dela planta baja, repleta de mullidos juguetes redondeados y de colores alegres, hasta el mundo de ensuefo de la tercera planta. De pronto me sentia como si me Inubieran colocado unas gafas de cistaes rosas, pero el efecto resultaba estomagante. Todo era +osa, desde el rosa peladilla de Barbie al tono resa dela Bella Durmiente de Disney, del rosa pastel de Baby Annabel a ros chicle de Hello Kitty. Habia ‘un mostrador de manicura rosa donde las nifas _pequefas podian pintarse las ufas, un expositor “boutique” rosa con pendientes y collates, musie- ‘as que venian dentro de una caja rosa con “dormi- trios manicura” rosa y "salones de belleza” rsa, ‘Alo largo del tiempo muchas ferninistas han defendido la necesidad de animar alas nias y los nitos a jugar salténdose los limites impuestos por su sexo, agumentando que no habia tazones paca confinar 2 las ninas en ese universo pastel Pero a divin entre el mundo rosa de las nifas y celmundo azul de los nits no soo sigue exstiendo sino que, en esta generacin, se estd extremando sis que nunca” (Walter, N. 201031). Aloargo del texto Walter intent (de)mostrar es hipS- tesis: atin con nuevos contenidos relacionadas con las luchas de los movimientos sociosexuales y Ios cambios vinculados con la situacién econémica y cultural general, Jas expectativas hacia las nifias y hacia los nifios siguen diferenciando ambitos “femeninos” y émbitos "masculi- nos” sexsta y heteronormativos de posibilidades de desa- rrollo personal y social. ¥ estudia algunas dimensiones dela produccién “cientfica" y la cultura hegeménicaen la Actualidad, Por ejemplo, os estudios publicados en el ‘campo dela neurociencia que intentan demostrar que ls diferencia sexogenéricas son biolgcas. Se trata de taba jos sobre bebés y sus miradas e intereses, sobre las habil ddades en la matemitica o en la comunicacién que basan sus explicaciones ene tamato del cerebro o en la presen delas hormonas como “causa” en el sentido logic de “ele ‘mento que antecede un efecto”. Walter subraya que mien tras se publican estudio parciales y puntuaes, sedesechan, otros que demuestran que no existetalrelacin, mostrando ‘una vez més que la investigacign cientifica no es neutral se insertatambiénen un nicleo social de valores y sentidos Esta condicién social femenina sigue estando caracte rizada también por formas espectfcas de subordinacién y explotacion. Algunas tienen caracteristicas de extrema gravedad. + Laviolencia de género, Mis estrictamente, “violencia bbasada en las relaciones de género patriacales", se trata, enel 95 de los casos, de agresiones a mujeres entanto tales. Agresiones dentro dl noviazgo 0 del mundo doméstico, agresiones de exnovios oexm dos, se trata de pricticas que progresivamente fue- ron visibilizadas a partir de normas sensibles y de ‘mujeres que se animaron a hacer las denuncias; y también, lamentablemente, cuando las denuncias no fueron escuchadas y se transformaton en una rmuerta anunciada + Latratay reduccién ala prosttucién, Un problema también visibilizade a partir de eyes y politicas pblicas especiticas, ue representa un complejo problema para el estudio y para la militancia por los derechos humanos. Por una parte, laprivacion de la libertad y lareduccién ala esclavitud que la ‘rata representa constituyenpricticasabsolutamente condenables; por otra part, sin embargo, existen un ‘marco de tanta pobreza y suberdinacién femenina «que la prostitucion representa una manera de sostén ‘econémico difcilmentereemplazable. Matta Lamas planteaal debate de manera clara “Las feministas que han reflexionado sobre ltema estin diviidas al respecto; hay quienes subrayan la autonomfa en a toma de tal “deci- sin” mientras que dl oto lado estén quienes insisten en la “explotaci6n" y coercién, Ahora bien, no son excluyente: puede haber decisin yeexplotacién, autonom(a para cierto aspec- tos y coercidn para otros (Widdows, 201). Unas feministas argumentan que ninguna mujer “lige prosttuirse, ue siempre son engafiadas uorilladas por traumas infantiles de abuso sexual otras aseguran que la mayoria leva 2 ‘abo un anliis del panorama labora y toma la ‘opeién den ingreso superior als dems posi Dilidades que estin su alcance. "Eegit” en este caso no implica una total autonomia, ni siquier supone optar entre dos cosas equipara- bles, sino preferir, no un bien, sinoel menorde los males" (Lamas, M., 201). Laexclusign politica y econémica yl doble triple jornada laboral. La informacién disponible en esta disticas nacionales e internacionales, que se corro- bora de manera informal cuando vemos fotos de gobemnadorxs, empresarixs, sindicalstas, Fuerzas armadas, eteétera, es que persste una exclusion ss- temtica de as raujeres en los lugares de poder pol ticoy econdmic,Situacién que se coraplementa con Iasostenida condicién de ‘cuidadoras” que las muje- res conservan en sus hogares. Aun cuando tengan un ‘empleo remunerado, la mayorfa sigue a cargo de nios, nitas y adolescentes, del hogar y también, de manera creciente, de las personas aflosas que requieren cuidados. En relacién con “Io masculino", podrfamos afirmar {que sucede algo similar. Aun con los fuertes cambios pro dlucidos en las ttimas décadas, parte gracias a la inter pelacign del movimiento social de mujeres y parte a par- tir de la lucha de los movimientos antihomofébicos, siguen vigents los sentidos hegemsnicos de lo “mascu: Tino” que ligan la virlidad a alguna forma de violencia © transgresién, al dominio social y econdmico y a la rudeza, Los resultados de la mayoria de las investgaciones omens eo cbemY ee ppresentadas en cl IV Cologuio Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades realizado en 2010 en Montevideo, Uruguay sefialan la persstencia de algunos anicleos duros del patriarcado que se resisten a ser modi ficados. Por ejemplo, el acuerdo de los varones en que las tareas domésticas (cuidado infantil, impieza,alimenta- cin, eteétera) estén distribuidas de manera desigual, en ‘que los hombres necesitan mis tener sexo, que es justi cable agredi a varones que se esenen psblic,ajustificar Ja violencia fisica hacia ls mujeres, a desvaloizar el cu dado de a propia salud y la posbilidad de pedir ayuda en «aso de sulrimiento emocional (Ibarra Casals, 2010) y una Visign ambivalente en relacién con el aborto (a favor dela despenalizacin pero un fuerte discurso moral opuesto) excepto en los casos en que se lo interpreta como una cestién de derechos (Petracc, 2010). También se regis- tran diferencias vinculadas con la pertenencia aun deter- minado sector socioeconémmico: En los hogares de mieno- res ingresos, atin sevisualizan y parecen vigentes formas tradicionales de asignacién de roles de género: Ios varo~ nes asumen en mayor medida el rol de ef, participan en forma mds temprana y en mayor proporcién en el mer- cado de trabajo y son menos, respecto a las mujeres, los Inactivos que declaran dedicarse a las tareas domésticas el hogar. En cambio, en los hogares de mayoresingresos, sibien el varén es en mayor medida jefe y activo, y en ‘menor medida realiza en forma exclusiva quehaceres del hogar, la brecha respecto ala mujer es menor” (Gonzalez Mora y Macari, 010: 3) La“condicién masculine” también expone alos hom- bres.a situaciones que no siempre son de goce de pri- vilegios. De alguna manera, también el arquetipo viil propio de sistema sexo-genérico patrarcal y heteronor- :mativo representa, en situaciones extremas, una fuente de padecimiento, dolor y a veces la muerte, paras para ‘mujeres, nifias nis y para otros hombres. + Los varones se suicidan cuatro veces més que las mujeres (si bien las mujeres tienen mas intentos). La masculinidad hegemSnica implica avin que los varones no arman redes de apoyo emacional en _momentos de crisis que, por ejemplo, puedan conte- nerlos Frente a la imposibilidad de colocarse en un papel de proveedor econémico en la familia La exclusion econémicatiende a volearsecontrasy, sobre todo, en formas de violencia intradoméstica. + Proporcionalmente, no solamente la violencia de _género sino el abuso y a violencia daméstica hacia nia ynitios es protagonizada por hombres. + Laprimera causa de muerte de los varones j6venes sigue siendo la muerte violenta en erfmenes,violen- cia en lascallesy también en accidentes vinculados com latranagresiGn de normas y el prestigio que se obtiene al colocarse en sitsaciones de riesgo. Evidentemente esta configuracin deo que "es propio de" yloque "no es propio de" un cuerpo teteramos, edo como de mujer o de varén incide en las formas en que ‘ese cuerpo vive todas las dimensiones dela subjetividad. En particular, la sexualidad. El sistema social entonces fue sistematizando una forma de concebir alo femenino ya lo rmasculino a partic de una conveniente continuidad entre lo lefdo en los genitles externos y un sistema de expecta- tivas entre las cuales la heterosexualidad se ubica en un ugar central:en este sistema binario no hay mas que “dos posibilidades ‘normales”. Aquelloquesige"Ianorma”, se piensa como “normal”. Por es0 hablamos de “heteronor~ ‘matividad” segin a cual lono heterosexual forma parte de lo anormal’; y, por lo tanto, quello que no sigue la nora es lo anormal, lo rechazado, lo sospechoso o bien, lo escondido,silenciado,reprimide, Yenesa gran categoria de clasificacién quedaron iden tidades posibles: gays, lesbianas, travestis, transexuales, ‘ransgéner,intersexuales,y tras que van emergiendo de Ta escuridad ya que recién en ls iltimosafos en nuestro pais comenzaron a manifestarse piblicamente, «luchar por sus derechos civilesy, sabre todo, aaliviar solo en parte avin el padecimiento que delo que termina siendo ‘una “condena moral” a una determinada forma de vivir y sentir los cuerpos. La heteronormatividad, fuertemente cuestionada por prictica politica de los movimnientos sociosexuales y por la llamada teoria “queer” (del inglés taro", calificativo que se retoma, cargindolo de conte: nido cftico, para nombrar ao considerado abyecto) forma parte central del sistema patriareal de valores y ereencas, También existen hoy en dia algunas lees de altisima mportancta en este sentido critica: por ejemplo, la ley de identidad de género, ue hablta aque as personas puedan autonombrarse sein lapercepcisn y emocionalidad que ‘su subjetividad habilite, ola ley de matrimonio gualitario, Sin embargo, el camino por recorer es muy largo an. ‘Debido ala peesiéncreciente de personas quces, su visbilidad en la esfera publica, su empodera rmiento para desembarazatse de la edueacion rec Dida y salir de una esfeea de tutela a una esfera de autonomfa por decisin soberana, hemos adquitido conciencia de lo que puede un cuerpo, un exerpo capaz de corajey de ruptura y de legis Estos cambios ne han ocurrdo sin resistencias, en particular por parte del poder pastoral dela Iglesia, o iglesias, o denominaciones cristianas, Aependiendo de paises y enclaves. poder pasio- tal erosionado y desprestigiado (en particular por los escndalos de Estados Unidos y Europa causa del abuso de nifios por parte de sacerdotes 0 mon- jes catdlicos), todavia combate, posponiendo el ‘aimbio dela costumes y de I ey. En los pases tmusulmanes la constricién de la moral reigiosa, de las leyes y de la policiaes atin mis inflexible. Las relaciones homosexuales estan penalizadas todavia en ochenta paises, y en algunos ~Irén, ‘Arabia Saudita,y otros~ con la muerte ‘Ante este panorama, das constataciones: se ha logeado ya mucho y mucho queda ain or lograrse (Gchavarren, R., 20126) Sobre la base de estos antecedentes, que presentamos cde manera muy sintética solo como claves de lectura de la produccién de nuestra investigacién, sostenemos una lectura que, desde algunas perspectivas se denomina “his rico cultural", orientada por el enfoque de “género y derechos humanos", es decir, una perspectiva critica de las elaciones de poder que subyacen las formas en que los sujetosatraviesan st proceso corporal de sexuaci6n, Alinterpreta el proceso como una produccinhistérica y cultural, se sefala su carécterarbitraro (es decir, hay otras, ‘maneras posibles)y la dimensién critica incorpora tn pro- rama politico: sles cosa estén as” por una determinada. configuracién de poder, pero generan desigualdad social y padecimientosubjetivo, entonces habet que cambiaras ‘Géneros y sexualidades en la educacién de hoy Ahora bien, qué sucedeen el sistema educativo en este terreno? Desde la perspectva sociopolitica, son nurnero- sos los aportes que ponen en foco los procesos educativos tendientes ala reproduccién de las desigualdades en sus diferentes expresiones, asf como otros que abe las post bilidades de poner en cuestin y transformar condiciones sociales adversas Por una parte, y ya ubicéndonos en la tradicin erf- tica, poniendo en cuestin la promesa "igualadora” de Ia educacién formal propia de la modernidad. Es sabido quenobasta con que no existanrestriciones al ingreso de los diferentes sectores a a escuela para que se produzca In exclusion ya que la inexistencia de barreras formales {propia de la educacinen nuestro pais) noes sinénimo de igualdad de oportunidades" Diferentes autorxs han estudiado y denunciadb siste- ‘aticamente los procesos catidianos micropolitics que dificultaron y ain hacen dificil que algunos sectores 0 grupos sociales puedan aprender y culminar los estudios, principelmente en losniveles bligatorios. Estas perspec tivastienden, con diferentes énfasis, a ubicar el problemaen Jas formas organizativasinstitucionales, en el curriculum,

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