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El ser humano, ¿animal racional?

, por Fernando de
Trazegnies
¿Es racional desarrollar una guerra ciega que no distingue entre combatientes y no
combatientes?

18/08/2014

PARTE I
A menudo hemos escuchado la definición del ser humano como un animal
racional. Pero ¿nos hemos puesto a pensar si eso es así? O, cuando menos,
deberíamos definir hasta dónde es así.

Lo que es ser un animal puede caracterizarse con facilidad. No somos plantas


sino seres que, a diferencia de ellas, nos movemos, comemos, descansamos,
procreamos, como lo hacen aquellos seres que llamamos animales. Pero
¿tenemos la misma seguridad para afirmar que somos racionales? ¿Qué se
requiere para ser racional, qué es aquello que nos marca como racionales?

En principio podríamos afirmar que somos racionales por cuanto nuestros


cerebros están preparados para comprender, coordinar y avanzar en materia de
conocimiento de la realidad que nos rodea. Sin embargo, ¿para qué nos sirve
todo eso? Pues para tener una vida más plena, más completa, aprovechando
mejor todo lo bueno que está a nuestro alcance. Y de ello podemos deducir que
somos más racionales en la medida que buscamos concordar para unir fuerzas
que nos permitan ir más lejos en nuestra humanidad.
PARTE II
Desde esa perspectiva, ¿podemos decir que son actos racionales y humanos el
desarrollar una guerra ciega que no distingue entre combatientes y no
combatientes, que busca arrasar a la parte contraria sin dejar una persona viva?
Me temo que no. Y sin embargo es eso lo que vemos que está pasando en
la franja de Gaza.

Yo no puedo colocarme de un lado ni de otro porque no tengo elementos


suficientes de juicio. Por principio, considero que Hamás es totalmente
reprobable en tanto que terrorismo fanatizado. Pero todos los palestinos no son
miembros de Hamás. Israel, por su parte, está defendiendo su tierra y su
cultura. Pero la desproporción que existe en los respectivos ataques y defensas
de cada parte pasa más allá de todo lo razonable y produce como resultado
solamente la muerte de niños, mujeres, personas inocentes que viven estos días
como si estuvieran en un cataclismo permanente. No es la furia de la naturaleza
sino la furia de los hombres que se ha convertido en una irracional fuerza
destructora. Hay algo en el fondo del alma que nos dice que eso no puede ser,
que todo eso es una locura en el sentido más pleno de la palabra.

Cuando enfrentamos ideas unas contra otras desde una perspectiva racional,
tenemos una controversia en la que argumentamos y, gane quien gane, el más
victorioso es el espíritu humano. Si el asunto es entre países y no se puede
manejar con razones, probablemente pasamos a adoptar una actitud bélica.
Pero se trata de una guerra en la que solo combaten los combatientes. Desde
hace ya varios siglos, un triunfo de la razón fue el fijar uniformes para los
combatientes de manera que nunca pudiera convertirse en víctimas a quienes
no usaban uniformes: el que mataba a alguien sin uniforme era simplemente
un asesino. Sin embargo, todos esos principios de humanidad han sido echados
por la borda en la franja de Gaza; y los dos países enfrentados matan
ciegamente a quienes se encuentran en el otro bando, aunque no sean
combatientes sino niños asustados que mueren ellos mismos o ven morir a sus
padres a su lado. ¿Dónde estamos? ¿Por qué hemos llegado a esta situación?

PARTE III

La cultura musulmana fue muy importante durante la Edad Media y nos dio
las matemáticas, las bases de la astronomía y de la química y muchos otros
conocimientos. Y cuando Córdoba era un califato en España, vivían en paz
musulmanes, judíos y cristianos. ¿Qué pasó desde entonces?

Quiero pensar que israelíes y palestinos recuperarán la racionalidad, de manera


que la humanidad salga adelante y se logre un acuerdo razonable para ambas
partes. Es importante comprender que si bien Palestina se encuentra
políticamente dominada por Hamás, estos no son sino un grupo terrorista y
fanático: no podemos pensar que todo palestino es un miembro de Hamás
encubierto.

Pero si lamentablemente no encuentran la paz con razones, entonces sean


valientes: abandonen el bombardeo ciego, póngase cada grupo sus uniformes
y peleen solamente las Fuerzas Armadas, dejando a salvo a la población civil.

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