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Estados de agregación

¿Qué son los estados de agregación?

Se llaman estados de agregación de la materia (o simplemente estados de la materia) a las fases o


momentos que presentan las distintas sustancias conocidas, de acuerdo a las fuerzas de unión
existentes entre las partículas que las componen. Tradicionalmente se conocen cuatro fases de la
materia: líquida, sólida, gaseosa y plasmática.
Cada una de estas fases o momentos, llamadas “estados”, posee sus características físicas
propias, distintas de las que presenta la misma sustancia en otros estados diferentes, a pesar de
que no cambie en absoluto su constitución química (la composición atómica de las partículas que
las componen).

Se entiende, entonces, que toda la materia está en algún tipo de fase en un momento
determinado, pero puede ser llevada a otro variando la temperatura y/o la presión a la cual está
sometida, dando pie así a una serie de procesos físicos denominados “métodos de cambio de
fase”: solidificación, fusión, sublimación, deposición, condensación, vaporización, ionización y
desionización.

Se conocen cuatro tipos de estados de la materia: sólida, líquida, gaseosa y plasmática, cada uno
distinto en variables como dureza, resistencia, maleabilidad, fluidez, volumen y cohesión, así
como en la relación existente entre sus partículas determinadas.

Estado sólido

El estado sólido es reconocible porque la materia presenta un cuerpo definido, con volumen
propio y forma constante, dependiendo de la sustancia de la que se trate. Sus átomos se
encuentran formando estructuras estrechas y rígidas, lo cual ofrece resistencia a las fuerzas
externas.

Ejemplos de materia en estado sólido son el hielo, la piedra, la cerámica, la madera, el hueso.

Estado líquido

La materia en estado líquido presenta una unión mucho más laxa entre sus átomos que en el
caso de los sólidos, lo cual le brinda la fluidez, su característica principal.
Esto significa que la materia no posee una forma determinada sino que asume la del recipiente en
el cual se encuentre contenida.
Estado gaseoso
La materia en estado gaseoso se denomina “gas” y se compone, más que nada, de partículas poco
unidas, expandidas y con una fuerza de atracción muy leve, que les impide poseer forma y
volumen definidos.

La liberación de un gas, de hecho, hace que se expanda libremente hasta llenar el recipiente en
donde se lo contenga.

Los gases presentan una bajísima densidad, ya que sus partículas presentan un desorden relativo:
se mueven muy velozmente.

También presentan una baja respuesta a la acción de la gravedad, cohesión casi nula y volumen
variable, pero una altísima capacidad de compresión.

Ejemplos de gases son el ozono, el gas natural de las cocinas, el helio, y los gases que componen la
atmósfera.

Estado plasmático

Cuando se habla de un plasma o de una sustancia en estado plasmático, hablamos de un gas


ionizado, es decir, cuyos átomos han perdido su electroneutralidad y forman aniones (-) o cationes
(+).

Esto significa que el estado plasmático es semejante al gaseoso, pero con propiedades bastante
distintas a las del “gas frío”, como pueden ser su tendencia a conducir la electricidad o su gran
respuesta a los campos magnéticos.

Existen dos tipos de plasma:

El plasma frío. Que no causa quemaduras pues sus partículas no se mueven tan velozmente como
lo hacen sus electrones.
El plasma caliente. En el que los átomos están chocando entre sí al moverse (y perdiendo
electrones) y generan en el proceso luz y calor.
Un ejemplo de materia plasmática es el fuego, o incluso el sol, o el contenido de las lámparas de
plasma.
Cambios del estado sólido
El estado sólido de agregación puede convertirse en líquido o gaseoso, a través de procesos conocidos como:

Fusión. Paso de sólido a líquido. Por lo general, requiere de un incremento en la temperatura, que induce las
partículas casi en reposo a movilizarse y expandir la distancia entre ellas, relajando el vínculo y, por lo tanto,
también la estructura conjunta. Un ejemplo de este proceso es el calentamiento de los metales en las fábricas
siderúrgicas para poder darles forma y luego dejarlos volver a la solidez (al enfriar).
Sublimación. Paso de sólido a gaseoso (sin pasar por el líquido). Por lo general, se requiere para ello de
condiciones de presión específicas, como las que alcanza la nieve o el hielo en las cumbres montañosas, donde
nunca alcanzará una temperatura de fusión, pero pasa directamente a vapor. Podemos ver este efecto en el hielo
seco (CO2 congelado).

Cambios del estado líquido

El estado líquido de agregación puede convertirse en sólido o gaseoso a través de procesos conocidos como:

Solidificación. Paso de líquido a sólido cuando se aplica presión al líquido. Como consecuencia, ocurre la pérdida
de energía cinética (calor) que ocasiona que las partículas empiecen a moverse mucho más lentamente hasta
componer una estructura fija (geométrica en el caso de la cristalización) y constante. Un ejemplo de ello es la
solidificación del agua.
Congelación. Paso de líquido a sólido cuando se aplica una disminución de la temperatura por debajo del punto de
congelación del líquido.
Vaporización. Paso de líquido a gaseoso, por lo general, debido al incremento de la temperatura del líquido, que
motiva a la separación de sus ya laxos vínculos entre partículas y, por lo tanto, a la pérdida de su cohesión. Es lo
que sucede cuando hervimos agua.

Cambios del estado gaseoso

El estado gaseoso puede pasar a sólido, líquido o plasmático, conforme a los siguientes procesos:

Condensación y licuefacción. Estos dos procesos implican el paso de estado gaseoso a líquido. La condensación se
da por la pérdida de energía cinética (enfriamiento), como ocurre en las nubes en lo alto de la atmósfera, durante
el ciclo del agua. La licuefacción se da por un incremento de presión que obliga a las partículas a juntarse y a
relacionarse de nuevo.
Deposición o sublimación inversa. Se llama así al cambio de estado gaseoso a sólido, que también puede
denominarse cristalización. Se da, por ejemplo, en aire congelado, cuyo vapor de agua pasa directamente a
cristales de hielo.
Ionización. Se da por la pérdida de electrones de los átomos de un gas, debido a un incremento en el movimiento
de sus partículas, lo que conduce al estado de agregación plasmático.
Cambios del estado plasmático
La materia en estado plasmático puede retornar al estado gaseoso a través de un proceso llamado desionización,
en el que se retira calor y sus partículas recuperan los electrones perdidos, volviendo a ser un gas.

Otros estados de agregación


Se experimenta actualmente con numerosos estados de agregación diferentes, que dan origen a sustancias
particulares como los ferrofluidos, los aerografenos y toda una gama de nuevos materiales.
El plasma, el cuarto
estado de la materia
En física y química, se denomina plasma a un gas constituido por partículas cargadas de iones
libres y cuya dinámica presenta efectos colectivos dominados por las interacciones
electromagnéticas de largo alcance entre las mismas. Con frecuencia se habla del plasma como
un estado de agregación de la materia con características propias, diferenciándolo de este modo
del estado gaseoso, en el que no existen efectos colectivos importantes. Es también llamado el
cuarto estado de la materia. Los átomos de éste estado se mueven libremente. Cuanto más alta
es la temperatura más rápido se mueven los átomos en el gas y en el momento de colisionar la
velocidad es tan alta que se produce un desprendimiento de electrones.

El plasma tiene la característica especial de que se puede manipular muy fácilmente por campos
magnéticos y además es conductor eléctrico.

Parámetros de un plasma

Puesto que existen plasmas en contextos muy diferentes y con características diversas, la primera
tarea de la física del plasma es definir apropiadamente los parámetros que deciden el
comportamiento de un plasma. El conocimiento de estos parámetros permite al investigador
escoger la descripción más apropiada para su sistema. Los principales parámetros son los
siguientes:

Neutralidad y especies presentes

El plasma está formado por igual número de cargas positivas y negativas, lo que anula la carga
total del sistema. En tal caso se habla de un plasma neutro o casi-neutro. También existen
plasmas no neutros o inestables, como el flujo de electrones dentro de un acelerador de
partículas, pero requieren algún tipo de confinamiento externo para vencer las fuerzas de
repulsión electrostática.

Los plasmas más comunes son los formados por electrones e iones. En general puede haber
varias especies de iones dentro del plasma, como moléculas ionizadas positivas (cationes) y otras
que han capturado un electrón y aportan una carga negativa (aniones).

Longitudes

La longitud de Debye o de apantallamiento electromagnético. También la longitud de una onda


plasmatica depende del contenido cóncavo de su recipiente, el cual influye porque su paralelismo
con respecto del eje x sobre la tierra afecta la longitud de dicha onda de espectro
electromagnético.
Teoría cinético molecular
Teoría cinético molecular

Pensemos en un recipiente de volumen fijo que está lleno de helio monoatómico puro (He). Cuando
bajamos su temperatura, la presión ejercida por el gas helio en el recipiente disminuye y afectando
la energía cinética de las moléculas del gas. Las moléculas de helio están tan separadas entre sí, que
se asume que no existen fuerzas intermoleculares que las mantengan unidas. El volumen del helio
gaseoso monoatómico también es despreciable, porque los átomos son muy pequeños.
Teoría cinético molecular
El helio monoatómico (He) es un gran ejemplo de molécula de gas que se comporta de forma muy
cercana a lo expresado por la Teoría Cinética Molecular.,

Qué significa comportarse según esta teoría?

Cuáles son los postulados de la teoría cinético-molecular?

La teoría cinética molecular contiene los siguientes postulados sobre los gases ideales:

Los gases están formados por partículas que están en movimiento constante y aleatorio.

Las partículas del gas tienen energía cinética y la cantidad de energía cinética depende de la
temperatura del gas.

Las colisiones entre las partículas del gas son elásticas, por lo que no hay transferencia ni pérdida
de energía.

Las partículas son muy pequeñas, por lo que no ocupan volumen.

No hay atracción ni repulsión (fuerzas intermoleculares), por lo que las partículas de gas se moverán
en línea recta, hasta que choquen con las paredes del recipiente o con otras partículas de gas.
Características de los gases

1. Características y clasificación de los gases


El aire. Características, comportamiento, clasificación y etiqueta de los gases

Características Fundamentales de los Gases


Ocupan todo el volumen del recipiente que los contiene.
Son Miscibles y forman mezclas.
Su comportamiento se define por la temperatura y la presión.
Presión: Relación entre la magnitud de la fuerza y la superficie sobre la que se aplica
Las moléculas de los gases ejercen presión sobre las paredes del recipiente que los contiene.
Comportamiento de los Gases
Al aumentar la temperatura aumenta el volumen ocupado (a presión constante)
Al aumentar la temperatura, si se mantiene fijo el volumen, la presión aumenta.
Al reducir el volumen, manteniendo la temperatura invariable, aumenta la presión.
Presión atmosférica (1013 mbar o Hpa): El peso de la atmósfera en la superficie de la tierra.
Presión absoluta: Presión medida respecto del vacío.
Presión relativa: Presión medida respecto de la presión atmosférica
Clasificación de la presión:

Características del plasma


Características del estado plasmático
Cuando un gas se carga eléctricamente, convirtiéndose en plasma, este emite luz. Por esta
razón, el estado plasmático es fácil de detectar visiblemente.
El estado plasmático coincide con el gaseoso en que ambos no presentan forma ni volumen
definidos.
La materia en estado plasmático interactúa fuertemente con los campos electromagnéticos y
con cualquier material que sea un buen conductor de electricidad.
Una sustancia solo puede llegar al estado plasmático si pasa primero por el gaseoso, ya que el
plasma es un gas ionizado.
Hay dos tipos de materia en estado plasmático: el plasma caliente y el plasma frío. El plasma
caliente es un gas calentado a temperaturas muy altas, por lo que hay un gran intercambio de
energía en todo el sistema.
En cambio, el plasma frío se da cuando la temperatura de los electrones es más alta que la del
elemento en sí. Los electrones, al ser menos densos que el núcleo atómico, especialmente en
los elementos pesados, pueden separarse con facilidad si ganan energía suficiente. Por
ejemplo, un gas sometido a energía eléctrica puede ionizarse aunque se halle en temperatura
ambiente.

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