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Se entiende, entonces, que toda la materia está en algún tipo de fase en un momento
determinado, pero puede ser llevada a otro variando la temperatura y/o la presión a la cual está
sometida, dando pie así a una serie de procesos físicos denominados “métodos de cambio de
fase”: solidificación, fusión, sublimación, deposición, condensación, vaporización, ionización y
desionización.
Se conocen cuatro tipos de estados de la materia: sólida, líquida, gaseosa y plasmática, cada uno
distinto en variables como dureza, resistencia, maleabilidad, fluidez, volumen y cohesión, así
como en la relación existente entre sus partículas determinadas.
Estado sólido
El estado sólido es reconocible porque la materia presenta un cuerpo definido, con volumen
propio y forma constante, dependiendo de la sustancia de la que se trate. Sus átomos se
encuentran formando estructuras estrechas y rígidas, lo cual ofrece resistencia a las fuerzas
externas.
Ejemplos de materia en estado sólido son el hielo, la piedra, la cerámica, la madera, el hueso.
Estado líquido
La materia en estado líquido presenta una unión mucho más laxa entre sus átomos que en el
caso de los sólidos, lo cual le brinda la fluidez, su característica principal.
Esto significa que la materia no posee una forma determinada sino que asume la del recipiente en
el cual se encuentre contenida.
Estado gaseoso
La materia en estado gaseoso se denomina “gas” y se compone, más que nada, de partículas poco
unidas, expandidas y con una fuerza de atracción muy leve, que les impide poseer forma y
volumen definidos.
La liberación de un gas, de hecho, hace que se expanda libremente hasta llenar el recipiente en
donde se lo contenga.
Los gases presentan una bajísima densidad, ya que sus partículas presentan un desorden relativo:
se mueven muy velozmente.
También presentan una baja respuesta a la acción de la gravedad, cohesión casi nula y volumen
variable, pero una altísima capacidad de compresión.
Ejemplos de gases son el ozono, el gas natural de las cocinas, el helio, y los gases que componen la
atmósfera.
Estado plasmático
Esto significa que el estado plasmático es semejante al gaseoso, pero con propiedades bastante
distintas a las del “gas frío”, como pueden ser su tendencia a conducir la electricidad o su gran
respuesta a los campos magnéticos.
El plasma frío. Que no causa quemaduras pues sus partículas no se mueven tan velozmente como
lo hacen sus electrones.
El plasma caliente. En el que los átomos están chocando entre sí al moverse (y perdiendo
electrones) y generan en el proceso luz y calor.
Un ejemplo de materia plasmática es el fuego, o incluso el sol, o el contenido de las lámparas de
plasma.
Cambios del estado sólido
El estado sólido de agregación puede convertirse en líquido o gaseoso, a través de procesos conocidos como:
Fusión. Paso de sólido a líquido. Por lo general, requiere de un incremento en la temperatura, que induce las
partículas casi en reposo a movilizarse y expandir la distancia entre ellas, relajando el vínculo y, por lo tanto,
también la estructura conjunta. Un ejemplo de este proceso es el calentamiento de los metales en las fábricas
siderúrgicas para poder darles forma y luego dejarlos volver a la solidez (al enfriar).
Sublimación. Paso de sólido a gaseoso (sin pasar por el líquido). Por lo general, se requiere para ello de
condiciones de presión específicas, como las que alcanza la nieve o el hielo en las cumbres montañosas, donde
nunca alcanzará una temperatura de fusión, pero pasa directamente a vapor. Podemos ver este efecto en el hielo
seco (CO2 congelado).
El estado líquido de agregación puede convertirse en sólido o gaseoso a través de procesos conocidos como:
Solidificación. Paso de líquido a sólido cuando se aplica presión al líquido. Como consecuencia, ocurre la pérdida
de energía cinética (calor) que ocasiona que las partículas empiecen a moverse mucho más lentamente hasta
componer una estructura fija (geométrica en el caso de la cristalización) y constante. Un ejemplo de ello es la
solidificación del agua.
Congelación. Paso de líquido a sólido cuando se aplica una disminución de la temperatura por debajo del punto de
congelación del líquido.
Vaporización. Paso de líquido a gaseoso, por lo general, debido al incremento de la temperatura del líquido, que
motiva a la separación de sus ya laxos vínculos entre partículas y, por lo tanto, a la pérdida de su cohesión. Es lo
que sucede cuando hervimos agua.
El estado gaseoso puede pasar a sólido, líquido o plasmático, conforme a los siguientes procesos:
Condensación y licuefacción. Estos dos procesos implican el paso de estado gaseoso a líquido. La condensación se
da por la pérdida de energía cinética (enfriamiento), como ocurre en las nubes en lo alto de la atmósfera, durante
el ciclo del agua. La licuefacción se da por un incremento de presión que obliga a las partículas a juntarse y a
relacionarse de nuevo.
Deposición o sublimación inversa. Se llama así al cambio de estado gaseoso a sólido, que también puede
denominarse cristalización. Se da, por ejemplo, en aire congelado, cuyo vapor de agua pasa directamente a
cristales de hielo.
Ionización. Se da por la pérdida de electrones de los átomos de un gas, debido a un incremento en el movimiento
de sus partículas, lo que conduce al estado de agregación plasmático.
Cambios del estado plasmático
La materia en estado plasmático puede retornar al estado gaseoso a través de un proceso llamado desionización,
en el que se retira calor y sus partículas recuperan los electrones perdidos, volviendo a ser un gas.
El plasma tiene la característica especial de que se puede manipular muy fácilmente por campos
magnéticos y además es conductor eléctrico.
Parámetros de un plasma
Puesto que existen plasmas en contextos muy diferentes y con características diversas, la primera
tarea de la física del plasma es definir apropiadamente los parámetros que deciden el
comportamiento de un plasma. El conocimiento de estos parámetros permite al investigador
escoger la descripción más apropiada para su sistema. Los principales parámetros son los
siguientes:
El plasma está formado por igual número de cargas positivas y negativas, lo que anula la carga
total del sistema. En tal caso se habla de un plasma neutro o casi-neutro. También existen
plasmas no neutros o inestables, como el flujo de electrones dentro de un acelerador de
partículas, pero requieren algún tipo de confinamiento externo para vencer las fuerzas de
repulsión electrostática.
Los plasmas más comunes son los formados por electrones e iones. En general puede haber
varias especies de iones dentro del plasma, como moléculas ionizadas positivas (cationes) y otras
que han capturado un electrón y aportan una carga negativa (aniones).
Longitudes
Pensemos en un recipiente de volumen fijo que está lleno de helio monoatómico puro (He). Cuando
bajamos su temperatura, la presión ejercida por el gas helio en el recipiente disminuye y afectando
la energía cinética de las moléculas del gas. Las moléculas de helio están tan separadas entre sí, que
se asume que no existen fuerzas intermoleculares que las mantengan unidas. El volumen del helio
gaseoso monoatómico también es despreciable, porque los átomos son muy pequeños.
Teoría cinético molecular
El helio monoatómico (He) es un gran ejemplo de molécula de gas que se comporta de forma muy
cercana a lo expresado por la Teoría Cinética Molecular.,
La teoría cinética molecular contiene los siguientes postulados sobre los gases ideales:
Los gases están formados por partículas que están en movimiento constante y aleatorio.
Las partículas del gas tienen energía cinética y la cantidad de energía cinética depende de la
temperatura del gas.
Las colisiones entre las partículas del gas son elásticas, por lo que no hay transferencia ni pérdida
de energía.
No hay atracción ni repulsión (fuerzas intermoleculares), por lo que las partículas de gas se moverán
en línea recta, hasta que choquen con las paredes del recipiente o con otras partículas de gas.
Características de los gases