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El camino W.

Andrés Rendón

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El camino W. Andrés Rendón

CAPITULO I

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La TV estaba encendida y su sonido era tan estruendoso en el ambiente, que era


imposible que nadie le prestase atención.
Un pequeño bar en Madrid, de esos pubs en los que casi no entra a luz a media tarde era
el anfiteatro perfecto para acoger aquel bullicio.
“Oeste, la sabueso rescatista había encontrado a dos mujeres y una niña atrapadas
bajo los escombros del terremoto de escala 7.1 que azotó la capital Ibérica, un martes
por la mañana”.

—¡Rayos! un perro es el estelar de esta noche, mientras los políticos nos roban los
impuestos— exclamó un hombre calvo, de aspecto desgastado y camisa verde, mientras
se limpiaba su boca después de amontonarse toda la cerveza en la boca.

—Te sorprendería la capacidad que tiene un perro para detectar señales de vida a
decenas de metros— respondió un joven de mediana estatura, cabello negro, barba
descuidada, cabello en punta y notablemente sucio al cargar un uniforme de rescatista,
portando el nombre Martín, bordado a la altura del pecho. .

—¿Y eso de que me sirve?— respondió el hombre calvo, mientras miraba a los ojos al
joven.

—En que el perro está allí trabajando con el dinero de tus impuestos y el político no—
dijo Martin, mientras se retiraba notablemente molesto de la barra.

Una vez salió del bar, Martín encendió su auto de marca Seat del año 98 y se
dirigió hasta su domicilio en las afueras de la ciudad.
Su casa era bastante grande, de estilo campestre, por fuera parecía algo descuidada
debido al tamaño que tenía; algo así como 3 pisos y doble patio.
Se escucharon ladridos acercándose por alguna dirección los cuales Martín, no podía
descifrar su procedencia hasta que se vio acechado por su perra golden, la cual venía a
toda velocidad hacía él.

—¡Espera! aún no he terminado de bañarte— gritó una mujer de la cual solo se escuchó
su voz.

Inmediatamente el can se abalanzó sobre Martín, dejándolo tendido en el piso,


pero esta vez, con cantidades gigantescas de espuma de baño encima de sus sucio

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uniforme. Ambos reían mientras se revolcaban en el piso, hasta que la voz que se
escuchaba a lo lejos, finalmente se dejó ver. Era una chica de cabello rubio, de tes
blanca, algo corto, alta y de apariencia cuidada, se notaba que le invertía un buen tiempo
a su imagen.

—Parece que Oeste te extrañó mucho— dijo la chica sonriendo hacia el piso, donde se
encontraban Martín y Oeste.
—Siempre hace lo mismo— respondió Martín mientras se reincorporaba con
intenciones de besar a la chica.

—¡No! Primero necesitas darte un baño— dijo ella, al mismo tiempo que lo alejaba con
su dedo pegado al pecho de Martín.

Oeste seguía saltando alrededor de Martín mientras todos se dirigían a la entrada de la


gran casa.

—¡Wow! Esto está reluciente— exclamó Martín mientras admiraba de lado a lado todo.

—¿Ahora entiendes la razón por la cual no quería que entres con los pies sucios?—
acotó inmediatamente la chica.

—Sofía, mi amor, por favor, acabo de llegar y me estoy muriendo del cansancio— dijo
Martín apenas terminó de hablar la misteriosa joven.

La chica lo vio fijamente durante un par de segundos y sin decir nada, se retiró
para subir lentamente las grandes escaleras que llevaban al segundo piso, mientras su
figura desaparecía al elevarse más y más.

Martín sabía que Sofía, a quién ya conocía durante años y quien era su novia,
estaba atravesando por un problema complicado desde hacía meses. Sofía tenía como
sueño frustrado el periodismo pero siempre quiso ayudar a las personas, a través de
ambas ramas. Todo en cuanto se le presentara.

La noche cayó mientras las luces de la gran casa se opacaban al igual que las del
vecindario.

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El terremoto había sido hace poco y los estragos aún se sentían en la ciudad, así
como en toda su población. Los grandes edificios capitalinos se habían derrumbado, las
calles habían sido tomadas por el polvo, que contrastaban con la desolación de su
población.
Ellos no podían entender, como es que todo se les vino encima de la noche a la mañana.
Martín y Sofía hacían su mejor esfuerzo, uno salvando vidas junto a Oeste y la otra
curando heridos y supervivientes.

Una semana pasó como si nada, el tiempo volaba en sus ocupaciones, casi no se
veían y la pobre de Sofía, ni siquiera, podía saludar a Oeste, ya que esta, pasaba igual de
ocupada que Martín en su labor de rescate; no es exagerar que a Oeste la había
observado más por televisión que en su propia casa. Esa irregular vida de vivir des
encontrándose, solo hacía acrecentar una brecha que se expandía más y más.

No había tiempo para nada, no existía tiempo para ninguno, quizás el acontecimiento
del terremoto solo era un breve llamado de desolación en casa.

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CAPITULO II
SOFÍA

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Cuando niña, Sofía era un niña bastante elocuente y problemática, aborrecía


estar sola, lo que le invitaba a desatar su imaginación con crayones contra la pared,
jamás le importó que la regañaran o que la frenaran por hacer algo inadecuado. Su
hermana Melisa era todo lo contrario, nunca le gustó faltar a sus padres en ningún
aspecto, incluso trataba de orientar a Sofía por el camino del bien, o lo que al menos ella
consideraba que estaba bien.

Melisa era como un alter ego de su hermana, siempre juntas pero muy distintas,
incluso físicamente se distanciaban demasiado, ya que ella era más baja de estatura, su
cabello era muy negro y crespo, además su tono de piel estaba más cerca a parecerse a
una tostada que estaba a punto de quemarse, lo que hacía que las comparaciones en las
cenas familiares de fin de año, fueran bastante incomodas e hirientes con ella.

Sofía y Melisa crecieron juntas hasta los catorce años, edad en la que fueron
separadas debido al divorcio de sus padres. Solo tuvieron una opción y esa era la de
dividirse de la manera más cruel al tener que elegir a uno de ellos. Cada quién se mudó
de nación, Melisa escogiendo a su padre para partir hacia Toronto, mientras que Sofía,
quedándose en Madrid para continuar con su madre.

La división entre hermanas hizo que sus estados de ánimo decayeran de manera
precipitada. Sofía no quería comer más y sus notas en el colegio también fueron reflejo
de ello, ni siquiera el contacto a distancia funcionó y el tema solo empeoraba conforme
los días pasaban.
Melisa y Sofía prometieron que apenas tengan la posibilidad, iban a re encontrarse la
una con la otra, pero que mientras, no podían continuar con una vida llena de
remordimientos ni tristeza, después de todo las unía un vínculo de sangre y eso nunca
iba a poder desaparecer.

Sofía tuvo un paso desacelerado hacia no dejar de depender de Melisa, ya que de


alguna forma, la voz de la razón ocupaba su cabeza. De hecho se intensificaba con cada
decisión que tomaba pero con la inocente astucia que la caracterizaba, ya que al no dejar

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que su tristeza tomara control de ella; comenzó a mostrarse de manera más natural y
alegre, así como espontánea.
Durante su ciclo académico, no pudo obtener más que buenas calificaciones, lo cual no
condicionó su futuro, ya que a sus diecisiete años, podría al fin, estudiar en Barcelona,
su ciudad preferida desde que era una niña, pero lo mejor de todo es que ya apenas
faltaban meses para volver a ver a Melisa, con quien ya no tenía tanto contacto como lo
tuvo en su infancia y adolescencia, pero que guardaba la promesa de verse dentro de
poco.

Llegó el día en el cual se mudó hasta Barcelona. Su padre, Nestor, quien era una
hombre de baja estatura, de piel morena y de brazos tatuados, le sonrió y así dejaba ver
su dentadura casi amarillenta al saber que su hija al fin estaba cumpliendo su sueño.

—Hija, al fin, llegó el día— le dijo mientras parqueaba el auto en el estacionamiento del
aeropuerto de Madrid.

—Así es padre y tú eres el responsable de gran parte de esto— acotó Sofía mientras le
daba un gran abrazo.

—Ven, vamos, que tenemos que sacar las maletas de la parte de atrás y están muy
pesadas.

—¿Y qué esperabas? si es tu hija la que se va de casa— dijo Sofía mientras movía la
cabeza en señal de burla.

El vuelo llegó a eso de la media noche de Barcelona, pero la curiosa Sofía nunca
apartó la mirada de la ventana, del cual fue su primer vuelo. Era de esperarse su
emoción al notar tal espectacular vista aérea, en la cual contempló tantos lugares como
solamente los había visto a través de un monitor.
Lo primero que hizo fue tomar apresuradamente el metro de la ciudad y se dirigió al
cual sería su pensión temporal, en dónde se establecería durante su primer semestre; está
por demás decir que tampoco apartó su mirada de la ciudad a través del cristal de la
ventana. “Barcelona” se repetía continuamente la voz en su cabeza.

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La primera semana conoció a todos sus compañeros, de hecho, periodismo era


una carrera, la cual iba a disfrutar, definitivamente le gustaba eso de conversar e
investigar, algo había hecho la secundaria en ella, porque su lengua se había soltado
tremendamente y no podía dejar de hablar cuanto se lo dejaran.
Luissa y Mateus, fueron sus primeros amigos en esta aventura, de hecho eran mellizos,
ambos rubios, de ojos muy azules y piel tan blanca que a veces espeluznaba, ambos con
el cabello largo, solo con la diferencia que Mateus se lo recogía en forma de moño sobre
su cabeza. Ambos eran suecos, por lo que su español no era muy bueno pero se hacían
entender.

—¡Vamos a W!— dijo Sofía acelerando el paso, mientras caminaba junto a Luissa y
Mateus por la playa de La Barceloneta.

—¿Dobevv?— dijo Luissa, mientras caminaba apresurada al mismo paso de Sofía


mientras se embarraba bloqueador solar en su pálida naríz.

—W— volvió a repetir Sofía, riendo por la poca pronunciación de Luissa.

—Doblawa— replicó Mateus, intentando decirlo de manera correcta, pero que tampoco
lo consiguió.

—¡W! ¡W de Washington! de ¡Whisky! de ¡Washo!— replicó Sofía ya algo molesta.

Subieron a lo más alto y contemplaron hasta donde la vista les permitió. Todos
estaban tan entusiasmados al admirar ese hermoso cielo playero y a la gente caminar
tranquilamente. No quedó mucho tiempo allí arriba, ya que Mateus corrió a toda prisa
hasta el ascensor, en dirección de bajada y es que quería contemplar la basílica de La
Sagrada Familia. Una vez allí, no querían salir, observar toda esa arquitectura casi
perfecta de Gaudí hizo que se enamoren tanto de aquellas paredes y vitrales. Pasearon
hasta quedarse sin pies por el Barrio Gótico, La Rambla, La Plaza de Catalunya y más.

Se les quedó corta la semana, así como su primer semestre, el cual se pasó
volando, ni siquiera lo sintieron.

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Pronto Sofía cumpliría los 18 años de edad y su ilusión de poder ver a su hermana
Melissa después de tanto tiempo, ya era palpable; lo que no estaba definido, era si ella
era la que iba a ir hasta Canadá o el viaje iba a ser a la inversa. Como sea ambas se
habían hecho mucha ilusión al contarse mutuamente sus aventuras universitarias, ya que
aunque su contacto se había reducido drásticamente, eran hermanas y las promesas para
ellas, no eran de cuestión de soltarlas y dejarlas así como así.

Las vacaciones de verano llegaron y tanto Melissa como Sofía se excusaron por
la imposibilidad de viajar para su tan anhelado reencuentro, esto debido a que apenas
habían cumplido 18 años y no eran más que universitarias, quienes vivían con el dinero
justo para sus estudios. Sus padres tenían una relación algo tormentosa, lo cual incidió
directamente, ya que ninguno de los dos estaba dispuesto a correr con los gastos de todo
el viaje.
Las hermanas, estiraron el plazo indefinidamente, sino, solo con un “Cuando tengamos
la oportunidad nos re encontraremos”

Sofía retornó a Madrid para pasar sus vacaciones con su padre, esto debido a que
él también quería verla, sin contar que así aminoraría el costo del pago de su estancia en
Barcelona.
Los semestres pasaron en un abrir y cerrar de ojos para Sofía, quien ya estaba cursando
su quinto ciclo junto a Mateus y Luissa con un mejor español. Todos buenos
estudiantes, todos aplicados pero fiesteros también. No habían perdido esa alegría, lo
que los mantenía unidos.

Sofía tenía olfato para el periodismo investigativo y lo sabía debido a su


característica forma de investigar cada detalle, con la cual no se le escapaba nada en lo
absoluto. Siempre atenta a los detalles, a diferencia de Mateus y Luissa, quienes
prefirieron el ámbito de variedades y viajes, sobre todo Mateus, quien tenía ese gusto
insano por viajar para conocer cada rincón de Europa, que le fuere posible, eso sí, sin
Luissa, ya que ella era algo más hogareña prefiriendo divertirse con su novio llevando
una vida más tranquila.

Las clases ya estaban bastante avanzadas, lo que le daba cierto margen de


maniobra para que Sofía se dedique a realizar sus propias coberturas, ya que sentía ese

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llamado innato a realizar aquellas profundas búsquedas que tanto le llamaban la


atención y por las cuales sentía que necesitaba desarrollarse como una auténtica
periodista, por lo que tomó como base en enero, una polémica noticia sobre Martino
Doninni, un político español-italiano, involucrado en múltiples casos de corrupción,
durante numerosos gobiernos. El hecho era en sí, que a Sofía se le iba a facilitar en
demasía, debido a la gran cantidad de información que se podía hallar en internet sobre
este personaje, así mismo, tenía fama de visitar misteriosamente el Barrio Gótico, muy
a menudo, ya que en múltiples entrevistas había asegurado su fascinación por el lugar y
se dejaba fotografiar bastante seguido.

Martino Donnini era un tipo de aproximadamente 55 años, sumamente alto, de


cabello canoso, muy bien afeitado siempre vestido con un abrigo negro de piel que le
daba hasta los talones, dejando esconder un traje de seda. Él estaba siempre elegante y
nunca caminaba solo. Alrededor tenía a tres o a veces cuatro guardaespaldas vestidos
casi idénticos, tanto que parecía un uniforme.
Donnini era muy reconocido, de hecho, era prácticamente la cara de la política de
izquierda del país y este tenía nexos con casi cualquiera, era un tipo que caía bien, tenía
carisma y poder sobre las personas. Muchos se le aproximaban, pero pocos tenían la
posibilidad que en realidad sentarse a tomar un café con él. De alguna forma, muchos,
incluso sus adeptos sabían que tenía las manos manchadas de corrupción, no obstante, la
idolatría podía más que todo eso junto.

Sofía sabía que la tenía fácil, pero complicada al mismo tiempo, ya que ella no
simplemente se limitaría a buscar la noticia, sino también a desenmascarar algo, ya que,
si quería ser una reportera reconocida, tenía que ir más allá.
Lo primero que hizo, apenas llegar a la habitación de la pensión, fue recopilar toda la
información que encontró en internet y la juntó a la que ya tenía recogida días previos,
de recortes de periódicos.
La información que encontró hacía alusión a los mismo casos, los cuales ya habían sido
desestimados hace años y entre ellos se hallaban el tráfico de influencias, lavado de
dinero, denuncias por maltrato, estafa y una larga lista de antecedentes. Sofía pensó que
era alguna especie de mago o algo así, ya que era increíble acumular tantas acusaciones
y seguir en la calle como todo un rockstar.

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La intrépida reportera, pronto estaba metida hasta los pies en el último escándalo
de Martino, ya que como si por obra del cielo fuese, en la televisión nacional aparecía la
novedad más llamativa de su investigado, hasta el momento “Su mano derecha, el
abogado Milton de la Garza, había desaparecido”.
Todo era muy turbio dentro de la escasa información que de primera mano, los
noticieros proveían, debido a la frescura con la cual se desarrollaba.
Sofía tenía una afición algo posesiva con el tiempo cuando le interesaba algo, es así
cómo se enfrascaba en investigaciones por horas, sobre el mismo tema, una y otra vez,
profundizando, analizando, escarbando.

Los días habían transcurrido para todos, excepto para Sofía, quien a pesar de
dejar de sonar la noticia, ella continuaba empecinada en hallar la verdad sobre lo
ocurrido con el abogado de Martino y es que era tan extraño que la persona, quien sabía
sobre todos sus trapos sucios haya desaparecido sin plantar huella, inclusive la policía
parecía haberse olvidado de hacer su trabajo.

La semana final de aquel semestre estaba por culminar, por ello, una reunión con
sus amigos, era inevitable.
Luissa los citó junto con su novio en el café de la esquina de la pensión para pasar una
tranquila tarde de sábado.

—Pareces angustiada—dijo Luissa, mientras tomaba con la mano derecha a su novio


llamado Pascual y con la izquierda sostenía su vaso de café.

—No es nada, solo algo de estrés— respondió —Por cierto, ¿Dónde está Mateus?—
acotó.

—Cómo sabes, a ese loco, le gusta viajar y ahora mismo está en pleno vuelo hacia Perú.

—¿Y qué hay en Perú?— argumentó Sofía, con cara de extrañes.

—Montañas y llamas.

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—¿Y qué hay de ustedes?—preguntó Sofía, viendo intermitentemente a Pascual y a


Luissa.

—No sé a qué te refieras exactamente, pero puedo decir que tengas cuidado con lo que
estás haciendo. Esa investigación no es algo que deba tomarse a la ligera— respondió
Pascual.

—Gracias por tu preocupación, pero no te pregunté eso.

Luissa tronó los dedos algo incómoda por la respuesta de Sofía y es que Pascual,
su novio, venía de una familia muy hogareña y reservada pero de alguna manera, él era
muy entrometido en asuntos ajenos. Siempre era comparado con un enano de El señor
de los anillos, ya que era bajo de estatura, muy rubio, al igual que Luissa, pero con unos
prominentes dientes que sobresalían de su boca.

—Si te refieres a sobre lo que pasará con nosotros después de este semestre, pues en
realidad estamos pensando en quedarnos en la ciudad y buscar un departamento e
independizarnos de la pensión—acotó Luissa.

—Ciertamente— respondió Pascual inclinándose hacia atrás en su asiento, mirando mal


a Luisa.

Las cosas terminaron en un incómodo silencio que dió paso a la despedida de


aquella reunión fugaz.
Pascual y Luissa tenían ya un buen tiempo como novios, lo que hacía que Sofía tome
distancia de ella, ni que se diga de Mateus, quien se unió a un club de excursiones y del
que ya casi no se sabía de él; poco a poco Sofía se iba quedando huérfana de sus
mejores amigos. Su investigación la estaba consumiendo tanto que apenas y tenía
tiempo para comer, no se divertía, casi no socializaba.

Le gustaba visitar el teleférico de Montjuic los fines de semana, al menos allí


encontraba paz. Su padre estaba interesado que en sus vacaciones de verano, visite
Madrid como siempre lo había hecho, sin embargo, entendía que estaba creciendo y
madurando demasiado rápido, por lo cual, permanecer en Barcelona ya no era un

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impedimento, de hecho le ahorraba mucho tiempo, por lo que permitió que esta vez se
quede sola en ese lugar, después de todo, era un acto de madurez, del cual tenía que
poco a poco que irse familiarizarse.

Las cosas no iban a transcurrir de la manera en que Luissa hubiese querido, de


hecho, estaba tan cansada y tan agobiada por todo lo que respectaba a su vida, ya que
ahora, ni siquiera su padre le ponía atención, al punto de como ella hubiera deseado, lo
que le molestó mucho, debido a creer que lo hacía porque ya no la quería cerca, cuando
en realidad le estaba dando su espacio de independencia.
Todo vino a la cabeza de la joven muchacha, sus decepciones amorosas, la falta de su
padre, los amigos que cada vez se alejaban más, su complicada investigación, además
de un mar de dudas sobre que pasaría después con ella. Estaba a poco de concluir con
sus estudios y no sabía en que cadena de medios tendría su cabida, lo cual solo provocó
un profundo e inmenso llanto en todo lo alto, mientras su lagrimas se estiraban por sus
mejillas y caían en picada hasta tocar el suelo, el cual se hallaba a cientos de metros de
distancia.

Sabía que tenía que hacer algo e inmediatamente, así que se secó las lágrimas y
apenas bajó del alto teleférico, acudió a toda prisa al Barrio Gótico, lugar en el cual
solía congregarse Martino, pero en la cafetería Porto Afín, no encontró nada. Preguntó
por su presencia, pero como era de esperarse, no le fue revelado ni el último día, ni hora
en la cual había hecho acto de presencia, mucho peor si los visitaría en el futuro.

Sofía estaba determinada en encontrar la noticia donde fuera, por lo que aguardó
en la acera del frente, junto con su cámara en la opción de disparo rápido, pendiente de
su aparición y gatillazo, intentado que las fotografías le den más pistas o algo por el
estilo.
Ella tenía la esperanza de encontrar algo nuevo, por lo que siempre buscaba todo lo que
podía, sin importar la hora, siempre iría por ello que tanto le apasionaba y se pasó oculta
más de una semana en entre el medio de un pequeño callejón, buscando el momento
perfecto en el cual Martino aparezca y pueda ser fotografiado en algo comprometedor o
por lo menos tener alguna pista que sea lo suficientemente convincente como para
seguir su rastro.

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Todo esfuerzo tiene su recompensa y Sofía tuvo la suya cuando notó como
inexplicablemente un auto paró frente a Porto Afin y de él, su esperado investigado.

Las fotografías estuvieron espectaculares pero en realidad no estaba mostrando


nada que no sepa ya la gente; un tipo tomándose un café, rodeado de otras personas.
Sofía no sabía si sentirse frustrada o en sentirse como una tonta, ya que entendía que no
iba a hacer nada ilegal en frente de todos y en una cafetería. Lo cual la hizo
decepcionarse bastante por haber sido tan ingenua, pero al partir y emprender retirada,
notó que la suela del zapato de martino, tenía una extraña mancha de color negro, casi
grisaceo, lo cual llamó mucho su atención y se aproximó hasta él con el corazón
latiendo a mil, con la única esperanza de denotar de que se trataba la extraña sustancia.

El imponente Martino la vió desde su asiento, clavando una mirada recalcitrante al notar
que traía una cámara.

— ¿Puedo ayudarte en algo?—dijo Martino en tono de total seriedad.

—Buenas tardes señor Doninni. Solo quisiera hacerle algunas fotografías para el diario
diario de mi universidad —respondió Sofía con total nerviosismo, parando en seco su
andar pero no desprendiendo su mirada de aquel zapato.

—Hoy no estoy de humor. Tal vez otro día

—Por favor, se lo pido, solamente una pequeña sesión—insistió Sofía sin quitarle de
vista la atención a su zapato.

—¡Qué no!—respondió furioso Martino, golpeando con su pie el suelo al notar que
estaba mirando su zapato.

—Está bien, no lo molesto más y disculpe mi impertinencia—acotó Sofía, quien dió


media vuelta y retornó de inmediato hasta perderse por el mismo callejón por el que
salió.

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Martino estaba intranquilo, ya que si de algo estaba seguro era que su instinto le
decía que no había llegado a donde estaba, sin echarle un ojo a quien puede
representarle un peligro y mucho menos después de darse cuenta de la gran mancha de
brea seca, que su zapato poseía. Envió a uno de sus guardaespaldas a seguir a Sofía para
quitarle su cámara e investigar sobre ella.

Sofía, partió de inmediato a toda prosa, corriendo como una endemoniada, por
fin eliminando percepciones y abrazando la certeza por ya conocer que aquella mancha
era de brea, pero que no existían construcciones cerca, mucho menos alguna obra recién
inaugurada.
Eso solo la hizo pensar de regreso a casa. Finalmente se encerró en la habitación de su
pensión, en donde descargó las fotografías en su computadora, dónde posteriormente
investigaría sobre alguna fábrica o proveedores de materiales, donde Martino
probablemente haya estado.

Días más tarde, descubriría que la única fábrica cercana, la cual mantenía un
deposito de este material, se hallaba en las afueras de la ciudad y era un punto de difícil
acceso, sin embargo, sentía que esta era su oportunidad de asegurar su futuro en alguna
cadena noticiosa, al revelar algún trapo sucio sobre uno de los hombres más poderosos
del país.

Cayó la noche y Sofía llegó hasta el lugar, totalmente vestida de negro, armada
con su cámara. Se sentí muy extraña, como si en verdad fuera alguna especie de espía,
ya que nunca había siquiera intentado ingresar a algún sitio ilegalmente, peor aún
burlando cámaras de seguridad y alambrado.
No fue nada fácil aproximarse al primer perímetro y superarlo, lo difícil vendría luego,
ya que los guardias de seguridad la detuvieron y expulsaron ni bien dio dos pasos y es
que era tan ingenuo de su parte el si quiera pensar poder ingresar a una fábrica de
manera burlona.

Nada podía detener a Sofía y esa misma noche, buscó rodear la pequeña fábrica
e infiltrarse por el lado opuesto, lo que derivó en que cayera en un depósito de agua
residual. Empapada hasta los calcetines de olores fétidos, no pudo más que sacudirse
todo lo que pudo y caminó hacia el segundo punto de contención, de la fábrica,

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evidentemente, este sin tanta seguridad como en el frente. Atravesó la primera puerta
sin ningún tipo de dificultad y se deslizó por las escaleras cuidando no toparse por
alguna cámara de seguridad. Llegando así a la última planta de desechos sin tratar,
descubriendo a través del cristal, una parte del corroído traje de Milton de la Garza.

Sofía se espantó de sobremanera, conociendo el horrendo suceso y desenlace del


abogado de su investigado, por lo que entre lágrimas y sollozos tomó rápidamente
fotografías para a posteriori salir en llanto de aquella fábrica. Los sentimiento de
desacierto y tristeza de Sofía comenzaron a afectarle ni bien puso un pie afuera de aquel
recinto. No podía entender si asimilar aquel fuerte golpe emocional que estaba
sufriendo. Nunca había experimentado un sentimiento de tal magnitud, así como la
impotencia de la capacidad humana para destruir a otra persona.

La noche impediría que Sofía pueda retornar a casa debido a la tremenda


distancia entre la pensión y ella, lo que la obligó a pasar la noche sentada en una zanja a
unos dos kilómetros de la fábrica, siempre atenta por su seguridad y con los nervios de
punta, bañada en lagrimas por lo que habían visto sus ojos.
Apenas amaneció Sofía, en estado de trauma y alerta corrió hacia la autopista y retornó
en el primer taxi que tuvo a su disposición.
No tuvo siquiera tiempo de avanzar en la autopista cuando una camioneta de color negra
gigantezca atravesó su camino, deteniendo al taxi en seco. De el bajaron tres hombres
encapuchados, golpearon al taxista y se llevaron a Sofía.

La curiosa mujer no hacía más que llorar al encontrarse con una capucha sobre
su cabeza, metida en un auto con rumbo a quién sabe dónde. Eso sí, solo podían
escucharse voces las cuales recalcaban ubicaciones confusas, con las cuales
incrementaba su angustia a niveles insospechados.
Se sentía terrible el desazón de las consecuencias de su investigación, ella estaba segura
que se trataba de eso y no le faltó razón cuando después de un corto recorrido a pie,
entre lágrima y lágrima, le retiraron su cegador mantra, revelando un cuarto oscuro
situado quien sabe dónde.

A quién tenía en frente era al mismísimo Martino Donnini, quien la vió e


inmediatamente abofeteó, tirándola al suelo de un solo golpe.

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—¿Quieres jugar a la valiente?—dijo Doninni, a la vez que jugaba con la cámara en sus
manos.

—Lo siento, por favor, no me hagas daño, quédate con la cámara, no es importante—
respondió Sofía llorando de desesperación.

—¿Qué te hizo pensar siquiera que una mocosa podía perseguirme y meterse en mis
asuntos?

—No, yo sé que no tuve motivos suficientes, tome mi cámara y llévesela, pero déjeme
ir.

—No es la cámara, eres tú, ¿Acaso crees, que para mi es sencillo desaparecer a una
chica universitaria así como así?—respondió Donnini, estrellando la cámara contra la
cabeza de Sofía, provocándole una contusión en la cabeza que la hizo sanagrar.

—No me haga, nada, por favor, no diré nada—suplicaba Sofía desde el piso, el cual se
llenaba de sangre a cada segundo.
—Basta, definitivamente no podré llevarme tu vida, pero si darte una advertencia de lo
que pasará si tan solo te atreves a seguir con esto—susurraba al oído, Donnini mientras
tomaba a Sofía por su cabello.

Sofía fue abandonada cerca de un terreno baldío a las afueras de la ciudad a eso
de la media noche. Una pareja la encontró muy mal trecha y llevaron al hospital más
cercano, en donde no tuvo contacto, ni supo de nadie más que de sus amigos Mateus y
Luissa, quienes fueron a visitarla, dándoles todo su apoyo, así como disuadirla de
continuar con cualquier tipo de investigación.
Ella tenía tanto dolor físico y mental el cual empeoró cuando le dijeron que su padre
había sido atacado la misma noche y se encontraba muy grave en un hospital en Madrid.
Al no poder visitarlo inmediatamente sufrió un cuadro depresivo por la noche. Tuvo que
llamar a Melissa y a su madre para que acudieran a verlo, ya que por su delicado
diagnóstico, supo que nada andaba bien.

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Su madre y hermana acudieron a corroborar el horrible suceso y contarle a Sofía


a la distancia que lo cuidarían y que se encontraba estable, que había sido brutalmente
golpeado pero que no sabían la razón, aunque ella en su interior tenía ese presentimiento
casi transformado en certeza que era la culpable de todo debido a su investigación en el
caso de Donnini.
Su enfermera, Sara, se acercó a ella de manera súbita, quien a pesar de saber sobre su
condición y la situación por la que atravesaba le dedicó una frase que su fallecida abuela
Camila, le recordaba todas las noches antes de dormir. “La vida es una sola y nadie
tiene control sobre ella. Nadie excepto tú de la tuya”
Sofía pensó en eso toda la noche, ya que si bien es cierto, su acto había sido un punto
propio, había afectado indirectamente a más personas, generando dolor y angustia por
interés y egoísmo. Pascual se le venía a la cabeza, recordándole que no debía haber ido
mucho más allá de donde ella creía que podía ir.

Dos días después, cuando le dieron el alta, lo primero que hizo fue tomar el
primer tren a Madrid y visitar a su convaleciente padre, así como abrazar con dolor a
Melissa y su madre, a quienes no veía desde hace años, pero que las unió a las tres
después de pasar por una terrible desgracia. A partir de ese momento, Sofía, supo que
sus acciones podían ser terriblemente destructivas y que dejaría la carrera de
periodismo, para centrarse en un camino de vida que no destruya, sino que recupere
vidas, por lo que inspirada por completo en las palabras de su enfermera, se convierta en
una de ellas y ponga sus manos a disposición de la salud de las personas.

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CAPITULO III
MARTÍN

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Martín era un niño muy problemático en la escuela, siempre estuvo metido en


graves problemas y tuvo ese estigma durante años. Siempre trató de comportarse de la
mejor manera posible pero algo dentro de él, hacía que eso fuera imposible.
Simplemente no podía.

Su padre trabajaba para la marina y eso hacía que casi siempre estuviera ausente,
solo en compañía de su madre, quien hacía lo posible para disciplinar a su hijo, no
obstante no lo conseguía, ya que el joven, definitivamente hacía caso omiso a cualquier
intento de autoridad que le fuera impuesta.
Fue expulsado en más de tres ocasiones de los diferentes colegios a los cuales acudía;
una por peleas con sus compañeros de clases en pleno recreo, alguna vez por el plago de
un trabajo de uno de sus compañeros y la peor fue por quemar el bar porque no le
parecían justos los precios. Sencillamente no quería estar allí, no quería una vida
normal, no quería ser como los demás, era un total rebelde.

Los maestros de Martín argumentaban faltarle muchas cosas y otros tantos,


sobrarle. Es decir, no estaba bien el desperdiciar su vida de la manera en la cual lo
estaba haciendo. Su rebeldía no conocía límites, de hecho debido a sus problemas, fue
relegado durante tres años y no fue sino hasta sus 20 años, cuando pudo graduarse de su
colegio, lo que le ocasionó un cierto grado de apatía por los demás, debido a las
constantes burlas por su edad. Eso solo incrementó su grado de desasosiego ante la vida,
la cual apenas y él estaba iniciando.

Apenas terminó la secundaria se tomó la vida con el mayor desconcierto del


mundo, obteniendo trabajos temporales de baja paga, solo con la consigna de satisfacer
sus necesidades básicas como las fiestas y el alcohol. No era de muchos amigos, sino de
malas juntas permanentes. Por ello nunca tuvo una progresión real, sino todo lo
contrario, se encontró en un túnel de desorden, en el cual su vida estaba siempre en
continuo espiral descendente.
Astrid, su novia ocasional era una chica de apariencia descuidada, de cabello negro y
rulos, tez canela, baja estatura y vestimenta desarreglada, que indicaban displisensia por
la vida, al igual que Martín. Su necesidad por atención era de tal magnitud que no le
importaba con quien anduviese, siempre le ocasionaría problemas pero de alguna
manera a Martín le llamaba la atención eso. Sus aspiraciones por la vida hacían que su

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El camino W. Andrés Rendón

madre y padre no pudiesen entender a aquel desorbitado joven, el cual sin aspiraciones
se movía de un lado a otro.

Un día Astrid y Martín estaban tan drogados que terminaron tumbados boca
arriba la vieja cama de la joven, del cual cabe recalcar, su cuarto estaba repleto de humo
nocivo, casi no se veían. El humo era tan denso que todo estaba oscuro a más no poder.
Desafortunadamente el descontrol de drogas hizo que estos dos perdieran la noción del
tiempo y cayeran dormidos casi sin conciencia. Al día siguiente, despertaron en medio
de negro humo, el cual no provenía de sus desgastados tabacos, sino de un incendio
provocado en casa de Astrid al olvidar la actividad de una de sus estufas encendidas
durante la noche anterior.
El incendio ya se había vuelto incontrolable, las ventanas habían explotado en el primer
piso, no quedaba más que salir del lugar y plegar por desesperada ayuda.

Los vecinos del vecindario habían tenido la muy cruenta necesidad de ayudar a
todos y cada uno de los afectados, sin embargo al acudir a la calle y contemplar el
panorama, la desolación y desilución, tomadas de la mano, hacían gala de su presencia,
ya que el fuego había consumido tanto aquella viviendas, que la resignación de
expansión era el plato principal.
No solo la casa de Astrid se vio afectada, sino también la de sus vecinos, de quienes las
llamas tomaron control, llevándose tres casas más por delante.
El panorama era desolador por donde lo vieran. Afortunadamente todos habían
abandonado su hogar, todos menos dos de ellos. No se trataban de personas, sino de dos
perros, los cuales permanecían atados en una caseta en el patio contiguo. El dueño de
estos animales gritaba desesperado por ayuda, pero los bomberos lo contuvieron al ver
el panorama perdido.
Martín contempló la tristeza de aquel hombre dueño de los animales y corrió hasta el
alto barandal de aquella casa, en un acto heroico por enmendar su grave error, sin
embargo sus facultades estaban demasiado reducidas al tener tantas drogas como pudo
en su cuerpo.
Un viejo cilindro de gas de repuesto de la misma vivienda explotó, ocasionando un
horrible ruido el cual tumbó a Martín inconsciente, apagando la luz de su consciencia.

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El camino W. Andrés Rendón

Martín se recuperó y despertó en un hospital con sordera y quemaduras leves en


las manos. Tiempo después supo que Astrid había huido del país por lo que Martín,
apenas salió del hospital cayó en prisión durante seis meses. Afortunadamente para él,
la cárcel fue un lugar que lejos de cambiarlo para mal, lo hizo reflexionar mucho, de tal
manera que al salir, su mentalidad había sufrido un cambio favorable.
Apenas salió de prisión, tomó algo de ahorros que poseía en su cuenta y se mudó de
ciudad a Cádiz.

El muchacho de ya casi 22 años, logró encontrar trabajo como limpiador de


pisos de un centro comercial, trabajo el cual no le agradaba para nada, no obstante,
necesitaba generar un ingreso, el cual le permitiera sobrevivir a las circunstancias a las
cuales se había relegado.
Toño, el supervisor encargado de toda el área de pisos no quería mucho a Martín, ya que
no le gustaba ese mal hábito de siempre llegar tarde o mentir para no cumplir sus
labores, por lo que siempre buscó sacarlo del medio, lo cual finalmente consiguió en
primavera de aquel año, en el cual, había acumulado la cantidad suficiente de atrasos,
para relegarlo de sus ocupaciones.

El panorama no pintaba para nada bien, sobre todo porque Martín apenas
iniciaba en esa ciudad, ni siquiera había cumplido los dos meses de haberse mudado y
ya estaba desempleado. Mientras este se dirigía para su casa notó a lo lejos, cerca de
unos autos, forcejeaban tres personas, dos de ellas, evidentemente con intenciones de
empujar y secuestrar a uno de ellos.
El jóven recién despedido, no tenía nada que perder, por lo que alertó a todo el mundo
gritando y corriendo hacia ellos en busca de ayudar a aquel desafortunado sujeto.
Los autos hicieron lo mismo alrededor y después de algunos golpes intercambiados,
tanto Martín como el misterioso personaje salieron airosos, mientras que los
secuestradores huyeron del sitio dejando una espiga de polvo trazada por los neumáticos
del auto.

El sujeto al cual querían secuestrar, no parecía alguien ordinario, de hecho


cargaba un gran abrigo, al cual se veía muy pesado. Él era de aspecto muy refinado, de
altura media, cabello castaño y ojos prominentes, cabello castaño y grandes orejas.

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El camino W. Andrés Rendón

—Me salvaste la vida—dijo el misterioso personaje, mientras jadeaba


desesperadamente.

—Bueno, así parece. Ahora mejor vete, porque podrían volver—respondió Martin
bruscamente.

—¿Cómo te llamas?—respondió el joven—mientras le extendía su mano para saludarlo.

—Martin—respondió mientras tomaba el estrechón de manos del misterioso joven.

—Julián, un gusto.

—¿Te parece justo tener guardaespaldas y dejen que esto pase?

—No y si, me lo permites, tengo que irme.

—¿Quieres ser uno de ellos?—manifestó Julián al mismo tiempo que se acomodaba su


vestimenta.

Martin no estaba seguro de lo que iba a decir, ya que por una parte necesitaba el
trabajo y por otra distinta, tenía mucho miedo de lo que pueda llegar a suceder debido a
lo que presenció. Un secuestro no era para nada una buena señal de que las cosas fueran
a resultar fáciles. No tenía mucho tiempo para pensar, ya que se trataba de una situación
fugaz, pero, tal vez la paga lo podría convencer, al menos por un tiempo, ya que ahora
mismo no podía darse el lujo de quedarse sin comer.

—¿De cuánto estamos hablando?

—Doscientos euros semanales

—Déjame tú número, lo pensaré y te daré mi respuesta mañana

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El camino W. Andrés Rendón

—Cuando actuaste para defenderme, no pensaste en si existiría una segunda


oportunidad. Si lo vas a hacer ahora, entonces eres como los demás y no me sirves. Esto
es ahora o nunca.

La determinación con la que hablaba Julián era motivo de asombro de Martin, ya


que no poseía mucha edad pero las cosas las tenía muy claras en su mente, de hecho ya
se estaba contradiciendo al pedir tiempo para pensarlo. En un impulso, solo aceptó la
oferta sin hacer más preguntas e inmediatamente, Julián le entregó una tarjeta con toda
su información, así como la dirección en la cual debía presentarse.

Dos meses más tarde, Martin ya había sido entrenado como guardaespaldas de
Julián. Sus habilidades habían mejorado muchísimo, de hecho era uno de los mejores en
su trabajo. El tema es que Julián era un prominente empresario miembro de los
Rosacruces, quienes eran una sociedad muy recatada en cuanto a demostrar todo lo
hacen o pueden hacer. Una potente sociedad, la cual se diferencia del resto. Los secretos
de Julián no le fueron revelados por completo pero podía intuir algo y era temeroso en
preguntar. Después de todo, estaba tratando de establecer una vida, la cual ya había
desperdiciado.

Una noche cualquiera, Julián pidió respaldo de varios guardaespaldas debido a


un gran negocio que estaba por cerrar. Las cosas habían sido planeadas como de
costumbre, las personas ubicadas de manera formal y cada detalle cuidado, sin embargo
el operativo tuvo un extraño fallo, el cual desembocó en una emboscada descontrolada,
la cual terminó con siete guardaespaldas fallecidos y la desaparición de Julián.

Martín estaba muy agradecido con Julián, por lo que sintió una culpabilidad
aplastante sobre sus hombros y a pesar de saber que no era su responsabilidad por
completo, su memoria le hacía falsos pases de emotividad.
Hizo todo lo posible para ubicar alguna pista sobre lo que había sucedido, sin embargo,
la policía había intervenido para pedirle que no lo hiciera más, ya que podía entorpecer
todas las pistas que habían descubierto. Solo le pidieron que se mantenga atento, por si
llegaban a necesitarlo.

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El camino W. Andrés Rendón

Una vez más la vida, lo había dejado desamparado por lo que decide volver a
Madrid e iniciar una nueva vida, pero esta vez alejado de todo lo que había pasado
antes. Desgraciadamente todo había sido denegado por su tendencia infortunada de
carecer de camino o al menos eso lo entendía.
Como si nada, caminando por la calle de vuelta a su casa, se encuentra con una cachorra
abandonada y la toma en sus brazos. Martin se sentía tonto de volver a casa sin un
empleo, pero si con una boca más que alimentar, por lo que acudió hasta el parque más
cercano para tomar asiento y pensar en que haría de su vida en adelante.
La vida, no lo dejó solo esta vez, por lo que pegado a su tobillo había llegado un volante
el cual rezaba… “Enlistamiento de bomberos”

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El camino W. Andrés Rendón

CAPITULO IV
EL PRESENTE

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El camino W. Andrés Rendón

Un terremoto de siete grados afectó Madrid al punto de dejar su centro


destruido. La televisión no hace más que replicar en monitores la nube de polvo, la cual
se levanta desde un oscuro panorama, el cual parece no tener escapatoria.
Cientos de personas heridas, fallecidas. Muchas preguntas y pocas respuestas. El caos se
tomó la ciudad de tal manera que era imposible calmar a alguien por más buenas
intenciones existentes.

En medio de todo el desorden, un camión de bomberos, con la leyenda “División


de búsqueda y rescate” hizo su potente entrada. El camión rojo reforzado, aperturó su
cabina, de la cual descendió un escuadrón reforzado con una cantidad de equipo de
protección que cubría todo su cuerpo. Así mismo el de dos de sus canes, especialmente
entrenados para ello. Entre todo este tumulto, apareció Martin y Oeste, quienes
rápidamente tomaron posición para apalear esta difícil situación. Se organizaron de
manera sagaz para dejar atrás al resto del equipo.
Oeste había pasado por un entrenamiento especial de rescate, lo que le permitió trabajar
junto a Martin desde hace ya tiempo atrás.

Los dos sabían que hacer y cómo acudir a sus posiciones, el equipo respetaba su
trabajo, de tal manera en la que simplemente obedecían sus órdenes. Martin, gracias a
su carácter se había erigido como el líder de aquella organización de rescatistas. Envió a
todo su escuadrón a cubrir la zona catorce de los evacuados, mientras que Oeste y él se
aventuraron a la profundidad de los escombros al seguir el olfato de la can.

Por otro lado, una joven enfermera en entrenamiento corría detrás de una niña,
quien asustada, salió a toda velocidad, buscando a su madre, quien según ella, se
encontraba bajo los escombros del céntrico Madrid destruido.
La niña pronto fue perdida de vista por la enfermera Sofía, sin embargo, ahora la que se
encontraba en aprietos era ella, ya que se había adentrado tanto en esa nube de polvo,
que ya no sabía dónde estaba, dando pasos en falso y cayendo dentro de una zanja.

Martín se despegó de Oeste, ya que escuchó a lo lejos un grito en busca de


auxilio por parte de una mujer y esto debido a que la can, a pesar de ser una excelente
rescatista, todavía guardaba rasgos que la hacían correr despavorida ante explosiones

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El camino W. Andrés Rendón

fuertes, que fue lo que ocurrió al estallar un circuito eléctrico de algún mal logrado
edificio.
“Genial, una vez más, Oeste corrió como loca” pensó Martin, quien siguió caminando
apoyado con su linterna hacia los gritos de auxilio, no dándose cuenta que el acercarse,
caería también.

Martín cayó a lado de Sofía, quien asustada solo se apartó, debido a que con él,
cayeron más escombros, provocando que quedaran enterrados en apenas un espacio de
cinco metros por cinco metros, rodeados de piedras.

—¿Estás bien?—preguntó Martin, después de reponerse de su caída.

—No tanto ¿y tú?—respondió Sofía—aproximándose hacia él

—Diablos, esto es realmente claustrofóbico— dijo Martín, quien buscaba, ahora,


acomodarse entre los escombros.

—Lo peor de todo, es que ahora estamos aún más complicados— acotó Sofía sin dejar
que Martín terminara de hablar.

—Oye ¿Sabes que es lo primero que quiero hacer al salir de aquí?—acotó Martín, ir a
un concierto, siento que eso removería algo de tensión.

—¿No estás preocupado por tu mascota?—reclamó Sofía.

—No es una mascota, es mi mejor amiga y su nombre es Oeste, no estoy preocupado


por ella.

—¿Pero por qué?

—Ella está a salvo. Caímos en una fosa, si Oeste no está aquí, está en la superficie, no
es muy profundo—aclaró Martín, retirándose su chaqueta, quedándose solamente en
camiseta.

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El camino W. Andrés Rendón

—¿Y no te preocupa ni un poco?

—Hemos salido de situaciones mucho peores, de hecho, sé que Oeste nos sacará de
aquí. Solo relájate, que mientras más te agitas, el oxígeno se nos termina más rápido.

—Soy enfermera, sé que hacer—respondió Sofía virando sus ojos de modo despectivo.

—Ok, señorita enfermera, al menos si me lesiono o rasgo, tendré quien me atienda.

—¿De qué hablas? soy enfermera, no sirvienta de alguien maleducado—dijo Sofía


molesta.

—No te molestes, nadie te está pidiendo nada—respondió Martín también enojado.

—Mira, no obtenemos nada peleando. ¿Estás seguro que Oeste nos va a sacar de aquí?

—Claro, conoce mi olor y seguro dentro de poco saldremos de aquí a ese concierto.

—¿Por qué rayos quieres ir a un concierto?

—Porque hace tiempo no voy a uno ¿Quieres ir?

—¿Me estás invitando a un concierto a diez metros debajo del piso, en un momento en
el cual se nos puede agotar el oxígeno y que apenas y nos vemos gracias a la luz de una
linterna?

—Romántico ¿no?—dijo Martín mientras esbozaba una sonrisa.

Las horas pasaban y el cuerpo de rescate hacía todo lo posible desde el exterior
por encontrar el paradero de aquellas dos personas, a las cuales el destino, de alguna
forma los había cruzado.
De pronto unos ladridos se escucharon hasta la fosa, en donde el jóven Martin miraba a
Sofía como diciéndole “Te lo dije”

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El camino W. Andrés Rendón

Cuando salieron de ese agujero, Sofía y Martin siguieron en contacto, no


obstante, sus ocupaciones no dejaban mucho espacio libre entre punto y punto, lo que
hizo mucho más complicado el concretar una salida, hasta que finalmente, un buen día,
ambos coincidieron y quedaron por teléfono.

Su primera cita fue algo compleja, de hecho, ambos conocían cosas que no
habían hecho por su cuenta, es decir eran bastante diferentes pero a la vez se atraían, por
lo que, durante todo este tiempo separados, solo se extrañaban mutuamente.
A Martin le desagradaba totalmente comer sushi, porque le parecía totalmente extraño
el como alguien, al otro lado del mundo enrollar pescado en un pedazo de hoja y arroz,
mientras que para Sofía, era como el cielo. Lo disfrutaba y se ofreció a mostrarle a
Martin que, no es tan mal plato después de todo, solo hay que saber comerlo.
Él no sabía, ni siquiera tomar los palillos chinos, peor aún disfrutar de las salsas que
acompañaban el platillo, de hecho varios rollos se deshicieron en el pequeño plato que
las contenía.

Les gustaba pasear por las calles tomados de la mano, podían pasar horas
contándose cosas y mirando a la gente pasear.
Su relación no fue típica, sus trabajos impedían que pudieran verse de manera constante,
pero de alguna manera lo conseguían.
Martin sentía que la quería pero había algo que no lo dejaba tranquilo, se sentía extraño,
como si, de alguna manera, no iba a ser para ella, la sentía muy lejana desde algún punto
de vista. Su interior lo presionaba al punto de alejarla. El solo pensar que su trabajo les
impedía verse con más regularidad o que sencillamente Sofía tenia una personalidad
algo distinta, llenaba de dudas la cabeza del joven rescatista.

Sofía por su parte vivía en constante preocupación por su padre, ya que a pesar
de haberse recuperado de aquel evento en días pasados; todavía permanecía con
secuelas de aquellos golpes. De esta manera, era poco probable que alcanzara una
libertad genuina y eso debía entenderlo Martin.
Él lo aceptó y entendió que las cosas iban a marchar algo diferentes, pero de alguna
manera, todo tenía un norte.

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El camino W. Andrés Rendón

Sus aventuras fueron bastante divertidas después, de hecho Sofía era fanática de
la cerveza en forma de limón, no podían dejar pasar de lado la cantidad de alitas en salsa
de miel que comían, es que era una cosa tremenda, incluso Oeste no podía creerlo de
tanta comida terminaban engullendo un fin de semana. Estimo que habrían subido un
par de kilogramos, un picnic no podía faltar, mientras Oeste corría por todos lados.

Los días pasaron y crecieron juntos, ambos notaron como se hacían más viejos,
como vivían procesos en sus trabajos, por ejemplo a Martín lo cambiaron de área, se
graduó de su carrera en administración pública, mientras que a Sofía la ascendieron a
tiempo completo, lo que les iba a dejar menos tiempo, pero que al final no iba a ser
impedimento para conseguirlo, de hecho se especializaron al mismo tiempo, poco
después.
Cuando esto sucedió, Martin le regaló una caja de instrumentos médicos

(https://drive.google.com/drive/folders/1z9_ERXaTjafGN6ASVWySqHPG1Ef4iiwG?u
sp=sharing )

—¿Sabes? este no es un simple regalo—le dijo Martín, tomando la caja y extendiéndola


hacia Sofía— esta será muy especial, ya que, en mi profesión, si no tenemos una como
esta, las cosas se complican mucho. Le ha pasado a muchas personas y también a mi.
Puedes llegar a tener momentos muy malos por la falta de una.

—¿Es así de grave?—respondió Sofía con cara de asombro.

—Créeme que sí.

La prensa no perdona y de manera súbita se confirmó el asesinato de otra de las


manos influyentes de Doninni años después, por lo que Sofía entra en una crisis
comprometedora con su salud al recordar todo lo vivido y que de alguna manera, es ella
quien lo ha estado permitiendo todo este tiempo. Martin, a través de su palabra la apoyó
en sus momentos más complejos durante ese trauma.

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El camino W. Andrés Rendón

Sofía hizo lo mismo con Martin, nunca lo dejó solo, estuvo allí para él. Eran como un
equipo, funcionaban bien, aunque como era normal, los problemas empezaron a
aparecer.

Martin viajaba demasiado, lo que le daba muy poco margen de maniobra para
ver a Sofía, lo cual comenzó a hacerlo famoso junto a Oeste por todos sus rescates
exitosos, mientras que al volver, le pedía a Sofía que se esfuerce más, ya que era una
manera ponerla a prueba y que así pudiera mejorar sus habilidades. No obstante, no
tenía en cuenta que su padre le consumía mucho tiempo. Las cosas comenzaron a
deteriorarse sin piedad contra el tiempo.

En ocasiones, Martin era demasiado intenso con su trabajo, de hecho, se exigía


cada vez más, no obstante, Sofía entendía todo el estrés al cual estaba siendo sometido,
por lo que decide planear un pequeño recorrido a la ciudad de Zaragoza, en donde
recorrieron muchos sitios, incluso compraron un par de sombreros y los usaron mientras
un bus de dos pisos los llevaba de un lugar a otro. Sofía a veces, traía tantas cosas en la
mano que le solía decir a Martin que, ella no traía un bolso, era porque él lo era.
Martin entendió que en ocasiones era mejor dejar de preocuparse tanto en la vida, de
hecho, mucho de lo que podía tener, ya estaba a su lado.

Llegada la noche, Martín había pedido decorar su habitación con pétalos por todos
lados, junto a una botella de vino, pero lo que realmente causó impacto, fue unos
extraños hot dogs de Corea que los había guardado en el microondas. Recordaba que
esos le gustaban a Sofía, ya que durante su estancia en su universidad, eran muy
comunes en Barcelona.

Recordaron que la noche iba a estar estrellada, por lo que subieron al techo del
hotel en el cual se hospedaban y se tumbaron boca arriba.

—Somos tan distintos, tan diferentes y aún así estamos juntos. A veces no lo puedo
entender— dijo Sofia recostada sobre el vientre de Martín, mientras contemplaban las
estrellas en un gran cielo, profundamente negro.

—¿Qué es lo que no entiendes?

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El camino W. Andrés Rendón

—Esto, tener tantas diferencias y no compartir todos nuestros gustos.

—Es obvio—respondió Martín mientras le acariciaba el cabello —Al inicio todo iría
bien, te regalaría lo que quieras e iríamos al lugar que escojamos porque pensaríamos
igual y todo sería tan perfecto por un tiempo, te sentirías especial momentáneamente,
porque dentro de un par de semanas nos aburriríamos, no tendríamos de que charlar por
las noches durante horas, no saldríamos a comer y nos quedaríamos mucho tiempo
escuchando el uno del otro. ¿Por qué tendría que regalarte todo? soy tu novio, no un
mesero ni un cajero automático. Eso sería comprar tu atención con regalos para ocultar
que como persona no podría llenar ese verdadero vacío que llevas dentro, diciéndote
que sí a todo, sería alguien sin carácter. Recuerda que las piezas dentro de un
rompecabezas no son iguales. Siento que tú eres la que necesito para embonar en la vida
y con quien quiero crecer. Montar un negocio, avanzar académicamente, tener una vida
juntos, hacer dinero, tener todo, pero como un equipo y una familia. De eso se trata la
vida. Mira, cuando charlábamos por las noches te contaba sobre esto—dijo Martín
mientras sacaba su teléfono celular del bolsillo y colocaba un video:

(Ricardo Arjona - Quién Diría (Original + introducción )

—¡Wow! “´Para ser amigos es importantísimo ser bastante parecidos y afines, pero para
ser amantes y amarse no hay nada mejor en el mundo que ser distintos”.

—Claro, un día eliges tú y otro día yo.

—A veces, simplemente no nos entendemos—explicó Sofía reincorporándose de


rodillas y viéndolo fijamente a los ojos.

—¿Recuerdas cuando estuve por Iguazú y te escribí esa historia medieval en el cual tú
eras una princesa al estilo de Game of Thrones?

—¿Y eso qué tiene que ver?

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El camino W. Andrés Rendón

—Estábamos lejos Valery, eso no importó, igual te sentí cerca. Con un mensaje, todo
estuvo bien, eso me llenó más que cualquier otra cosa, porque sentía esa conexión
contigo. Las cosas son importantes, lo sé, siempre lo serán, pero el hecho de no
manifestarse, no siempre quiere decir que se pueda o no hacerlo.
He pasado por muy malos momentos, en los cuales he tratado de cuidar todo el dinero
que he podido, tuve que ayudar a mis padres, invertir en más educación para adaptarme
al mundo real e inclusive he trabajado en cosas desagradables que nunca te las conté,
todo por que tú estés bien, aunque no lo hayas podido ver.

—¿De qué hablas? ¿Por qué nunca me las dijiste?

—Porque es cuestión mía, de orgullo propio. La vida no siempre va en alza, es una


montaña rusa, en la cual las rachas pueden prolongarse durante mucho tiempo. Tuve
años grandiosos y sería soberbia aspirar a que no tendría momentos bajos. Tus ganas
resultan afectadas si no eres lo suficientemente fuerte y te repones rápido, al igual que
otros aspectos. Es duro reponerse y mostrarse bien con los demás, pero lo que hace un
hombre es salir adelante, sin quejas, ya que si empezaba a detenerme con cada
dificultad, nunca iba a conseguir nada. Ni siquiera a ti.

—Mi padre también hacía todo lo posible para que pudiera estar bien.

—Cuando maduras, tu mentalidad también lo hace y empiezas a priorizar protección y


establecer bases con ese dinero para el futuro. Mira la enorme casa que tenemos ahora.
No hubiese sido posible sin establecer un plan previo. Las cosas no llegan así de la
nada, fracasar no es una opción a esas alturas. Mira, todos tenemos diferentes caminos,
los cuales podemos tomar de acuerdo a nuestra conveniencia. En la vida siempre
existirán desvíos con los cuales te sentirás bien y pensarás que estás llegando a tu meta,
pero un camino duradero no se hace de la noche a la mañana. Si tomas ese atajo
terminarás perdiéndote, ya que no estaba en el mapa y cuando te des cuenta y quieras
volver ya no encontrarás ese camino, sino que volverás a encontrarte y perderte con los
mismos árboles del inicio, antes de haberme tomado de la mano y transitar por nuestro
camino. La vida es constancia, no todo se obtiene de un momento a otro. Siempre
existirán momentos difíciles, pero es mejor tomar la decisión correcta, aunque sea dura,
porque lo que te define no es lo que piensas, sino, el cómo actúas.

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El camino W. Andrés Rendón

Después de ese día, las cosas no volvieron a ser las mismas, algo había
cambiado dentro de ambos, pero no sabían que era, probablemente su nexo se estrechó
más o tal vez solo se había quedado igual. Lo único que sabían era que tenían un
profundo lazo que los estaba atando más y más, el cual apretaba día con día.

Días más tarde visitaron una laguna con una cafetería en el centro, junto a dos
amigos con quienes pedalearon demasiado entre risas, los cuales tenían entre sus planes
divertirse mucho, de hecho pisaron los rieles del tren, saltaron y corrieron mucho, solo
para llegar a casa tan cansados que no tuvieron ganas ni de cenar, solo se recostaron y
Martín se dieron un día de spa casero, él con sus famosos masajes y Sofía con unas
extrañas mascarillas asiáticas con olor a huevo. Incluso Oeste quería comerse una
después de casi tirarla a la basura. Ese había sido uno de esos días especiales que vienen
después de una de esas charlas profundas.

Martin le había contado a Sofía que le había puesto Oeste de nombre a su


golden, debido a que la había encontrado en la calle en un momento complicado de su
vida. Lo que le hizo replantearse el como estaba llevando su vida y que era momento de
que el sol vuelva a salir, por ello, tomó como referencia su color, además de nombrarla
así, ya que el sol aparecía por el este y se ocultaba por el oeste, dejando así claro, que se
había terminado una etapa de su vida, para iniciar otra.

En una de sus mañanas de baño, Sofía notó una protuberancia debajo del
abdomen de Oeste, por lo que ambos acudieron al veterinario, siendo este quien no los
alertó, ya que probablemente, solo se trataba de un golpe, el cual pudo haber recibido en
alguna de sus intervenciones de rescate, ya que eso suele ser muy común en perros con
esta clase de peculiares trabajos.

Tres años después, las cosas no estaban marchando de la mejor manera, ya que
Martin había sido nombrado capitán de su brigada rescatista y Sofía jefa de enfermería,
esto ocasionó que de manera unánime los problemas se hicieran presentes por cualquier
aspecto, los días no eran iguales, se notaba un cansancio profundo, el cual no podían
explicar, pero que de alguna manera estaba carcomiendo todo.

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El camino W. Andrés Rendón

Una vez más, un terremoto se tomó la capital, siendo este el que origine que
Oeste aparezca en TV, debido al rescate de las dos mujeres y una niña de entre los
escombros.
Las cosas no podían continuar así y las peleas se hicieron presentes a cada momento del
día, tomando la decisión de separarse por completo. Sofía renunciando a su empleo para
partir a Canadá junto a su padre para así, reencontrarse con su madre y Melissa,
mientras que por su parte Martin, en Madrid.

Cada uno se enfocó en continuar con su carrera, en el lugar en el cual se


encontraba, de hecho, las oportunidades en Norteamérica se ampliaron para Sofía,
mientras que en Madrid, el calendario de trabajo, le metió presión a Martin, quien se
enfurecía constantemente al impregnar numerosas iniciativas al departamento de
bomberos, sin embargo no eran tomadas en cuenta, lo que derivó en que empiece a
perder el sueño. Esto solo hizo que extrañara mucho a Sofía, quien era su pilar y paz. La
casa que habían comprado con tanto esfuerzo, se sentía tan sola y desolada que no
encontraba consuelo alguno.

Oeste, cayó rendida durante una misión en México, después de ejercer un


rescate, lo que alarmó de sobre manera a Martin. Esto llenó de angustia a todo el
departamento, quien rápidamente trasladó al can a un internado veterinario. Martin tenía
la esperanza de escuchar de parte del doctor, que solo se trataba de un síntoma de
cansancio, el cual es de común aparición en los animales que se dedican a esto en su
vida cotidiana, no obstante, el diagnóstico que escuchó no fue para nada alentador, y es
que a pesar de todos los intentos por encontrar alguna causa como la que buscaba
Martin en su cabeza; tuvo que encontrarse con la dura realidad de una Oeste con
múltiples células cancerígenas, desarrollándose por todo su cuerpo, por ello había
encontrado esa protuberancia tiempo atrás en su cuerpo.

Martin no lo podía creer, sobre todo por la forma en como hace tiempo atrás
había llevado a examen a su amiga Oeste, sin embargo, un error en su diagnóstico,
probablemente hayan condenado a su amiga canina, a la muerte.
La noticia se hizo eco a nivel nacional debido a las múltiples proezas de las que Oeste
había sido protagonista , sin embargo nadie la apoyó ni a nivel económico, ni tan
siquiera se aproximaron en busca de conocer su estado de salud. Se había dado cuenta

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entonces Martin, que no importa la cantidad de cosas buenas que hagas por las
personas, ellas nunca te las devolverán, por ello, es adoptó la postura de hacer cosas
buenas, sin esperar nada y esperar recibir algo a cambio.

Esta noticia cruzó continentes, llegando hasta Sofía, abandonando así


momentáneamente a su familia, para partir hacia Madrid, en busca de Oeste y Martin.
Cuando llegó, el panorama no lucía nada alentador. La desolación de la casa era en
verdad agobiante. Llamó por teléfono a Martin, pero no tuvo respuesta alguna.
Inmediatamente acudió hasta la estación de bomberos sin resultado alguno, solo le
habían dicho que emprendió una cruzada por todo el país, ya que la operación de Oeste
era tan compleja que por desgracia, necesitaba de un tipo de sangre, con una enzima
especial RH nulo, la cual estaba buscando desesperadamente y viajó hasta la India, ya
que allí existió un caso, hace algunos años, en dónde un perro donante especial, hizo
esta transfusión.
Sofía estaba en un gran problema, ya que no importaba si llegaba, tampoco lo iba a
localizar, sin embargo, gracias a al superior de Martin, obtiene un número telefónico
temporal, el cual usaría en aquel lejano país y al cual podrían contactarse en caso de
emergencia con él.

Sofía tomó el primer vuelo hasta la India, en donde apenas y aterrizó le marcó a Martin

—¿Hola?—contestó Martin con notable cansancio en su voz.

—Martin, soy yo, Sofía—respondió rápidamente Sofía.

—Sofía, no estoy para discusiones ahora mismo, tengo un asunto urgente que aten...

—Sé lo de Oeste—interrumpió Sofía— quiero ayudar, estoy en la India, ¿en dónde te


encuentras?

—No debiste haber venido, no nos hemos visto desde hace mucho, esto no tiene sentido
alguno, es mi amiga, yo me haré cargo.

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—Martin, esto no se trata simplemente de Oeste, es sobre ti. Eres muy importante para
mi. No puedo dejarte en momentos como estos, ni tampoco a Oeste. Somos un equipo
¿Lo recuerdas?

Algo de aquella conversación, pero sobre todo, de esas palabras hicieron que
Martin entienda lo importante que Sofía era en su vida y que a pesar de la distancia,
nunca iba a dejarlo solo. Además entendió que Oeste era su prioridad ahora, por lo que
dos personas trabajando como equipo, sumaría mucho más que una sola en un lugar tan
hostil.

—Eres lo mejor que me ha pasado—respondió Martin con ganas atravesar el teléfono.

—Somos, lo mejor que nos ha pasado—acotó Sofía.

Afortunadamente Martin no había llegado hace mucho a la India, por lo que no


estaba muy lejos del lugar en donde se encontraba. Apenas se vieron, se fundieron en
besos que parecían no tener fin y pasaron la noche juntos
A la mañana siguiente, Martin se dirigió al baño y encontró una cantidad colosal de
shampoos, los cuales recordó, Sofía llevaba a todos lados para su pelito. Acto seguido,
compartió con ella toda la información que había recopilado sobre aquel perro el cual ya
había servido alguna vez como donante.

—¿Maximiliano?—dijo Sofía extrañada.

—Bueno, es un nombre poco común para perro, pero al fin y al cabo de es nuestro
donante—replicó Martin

—Tienes razón. Según este reporte. Todo esto sucedió hace cuatro años atrás y no se ha
vuelto a conocer de su paradero.

—Lo mejor será acudir hasta el sitio del reporte, no podemos perder más tiempo.

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El camino W. Andrés Rendón

Tomaron un taxi y cruzaron hasta el otro sitio de la ciudad, el cual estaba tan
destruido, que apenas y el auto podía cruzar aquella suerte de pantano. Allí los recibió
un delgaducho morador, a quien le faltaba un diente.
Las preguntas fueron claras y directas por parte de la pareja, sin embargo, no existía
noticia cierta sobre el paradero ni del perro, ni su dueño, solo que después de aquel
incidente, se habían mudado hasta Delhi y que vivía en uno de los mejores barrios de la
ciudad, incluso los rumores decían que su dueño, había mandado a hacerse una estatua
de oro gigantesca para ponerla en su patio.

No tenían tiempo que perder, sabían que el viaje apenas había empezado y hallar
aquello que mencionaba aquel desconocido no iba a ser cosa fácil. Por ello, partieron
inmediatamente hacia Delhi en el primer avión disponible. Mientras estaban en vuelo,
Martin presionó los botones de su pantalla, lleno de nerviosismo hasta que encontró
dentro de aquel sistema, una canción, la cual ni siquiera, en sus sueños más remotos,
podría haberlo hecho.
Despertó a Sofía y le colocó uno de sus audífonos.

—Hace tiempo no había escuchado esta canción—dijo Sofía, recostada sobre el hombro
de Martin.

—Tampoco yo, pero ahora que estamos aquí y en esta circunstancia, sobre las nubes, no
puedo entender la razón por la que nos separamos—respondió Martin, acomodando su
chaqueta sobre Sofía.

—La rutina, la falta de afecto, el desencuentro… no lo sé

—Y si no lo sabíamos ¿Por qué lo hicimos?

—Solo sé que estoy aquí contigo y necesitamos estar fuertes por Oeste.

—Tienes toda la razón. Solo puedo decirte, que en verdad eres muy importante para mi
y que la vida me trajo a alguien como por alguna razón. Gracias por todo.

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El camino W. Andrés Rendón

—¿Sabes algo?—contestó Sofía mirando de reojo a Martín—Como esta canción lo


dice, hemos tenido numerosas aventuras sin darnos cuenta. Hemos hecho muchas cosas,
al final, yo creo que esto si se ha estado cumpliendo. ¿Cuál era la prisa? Si íbamos a
tener toda una vida para explorar todo lo que queríamos.
—Todo y más.

Finalmente se fundieron en un beso y quedaron dormidos mientras su canción,


Perderme contigo, seguía sonando en bucle.

Apenas aterrizaron, preguntaron a todo el mundo sobre aquel misterioso perro y


barrio en el cual lo podrían hallar, sin embargo, nadie tenía conocimiento sobre el
curioso caso, mucho menos sobre la curiosa estatua. Sofía, gracias a su formación como
periodista, hizo todo lo posible por hallar información en internet sobre el caso y filtrar
todo lo posible el tema, ya que todo estaba cuesta arriba, sin lugar a dudas, iba a ponerse
cuesta arriba todo debido a la magnitud de la ciudad, sin contar a lo que se pueda
considerar “Uno de los mejores barrios”.

Finalmente, gracias a la extravagancia del dueño del perro, pudo encontrar una
fotografía, la cual tenía al perro dorado mencionado. Tomó su ubicación gracias a su
etiqueta y se dirigieron instantáneamente.
Llegaron cuanto antes, ubicando la lujosa casa de la cual, en efecto, hablaba el extraño.
Tocaron un timbre gigantesco al cual acudió un mayordomo, el cual afortunadamente
hablaba inglés.
De inmediato los invitó a pasar a casa, en dónde tomaron asiento en una lujosa sala.
Observaron que la estatua dorada no solo estaba en su patio, sino que existían múltiples
réplicas dentro de la casa.

“Que especial es tenerlos aquí, mis queridos invitados” se escuchó una voz que se
aproximaba bajando unas escaleras cristalinas en forma de caracol

Era un hombre muy barrigón, color centavo, con calvicie, lleno de anillos de oro en su
mano, incluso sus dientes tenían aquel material. Sostenía un habano entre sus dedos y
estaba cubierto por una bata de baño.

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El camino W. Andrés Rendón

—Señor, gracias por dejarnos pas…—expresó Martin, antes de ser cortado por el dueño
de casa.

—Mi nombre es Chandan, llámame Chandan—completó con tono despectivo.


—Chandan, necesitamos de su ayuda y la de Maximiliano, tenemos a un miembro de
nuestra familia, en grave peligro y necesita ser operada, sin embargo, el tipo de sang…

—No digas más, esa historia ya me la conozco—volvió a interrumpir Chandar a Martin.

—¿Entonces nos ayudará? le agradezco mucho—dijo Sofía emocionada.

—¿Acaso crees que esta mansión se paga sola o que mi perro no come?—dijo Chandan
de manera burlona.

—¿A qué se refiere?—respondió Martin, aunque conociendo las ya marcadas


intenciones del ostentoso hombre.

—Tendrás el suero que necesitas, pero la base de este es de 8274500.00 rupias.

—¡Es imposible que pueda ser de esa forma! es demasiado dinero. Te lo estoy pidiendo
de favor. En Madrid, mi mejor amiga está muriendo—exclamó Sofía después de realizar
la conversión de la cantidad solicitada.

—No hago caridad, tómalo o déjalo.

Martin inició una conversación por teléfono con todo el mundo y juntó su
ahorros, todos estos cálculos los hizo en una pequeña servilleta.
Sofía no traía buen semblante en su rostro y le pidió a Martin que salieran un momento
al patio de la gigantesca Mansión, ya que requería conversar con él.

—Martin, no te molestes por esto, pero tengo la solución y no tenemos tiempo para más
discusiones, ya que cada segundo que pasa, solo complica esto.

—¿A qué te refieres?—respondió Martin asombrado.

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El camino W. Andrés Rendón

—En mi estancia en Canadá, realicé algunas valuaciones de nuestra casa y el valor es


muy aproximado al que está pidiendo Chandan.

—No te estoy entendiendo Sofía—alegó Martin cruzandose de brazos.

—Estaba tramitando los papeles de división de nuestros bienes y la casa es uno de ellos.
He tasado la casa, pronto te iba a llegar la notificación de firma de documentos y
acuerdo.

—¿Estás tratando de decirme que ibas a dejarme en la calle?

—No iba a ser así, tu parte, al igual que la mía es bastante buena, por lo que podías
conseguirte un piso en Madrid.

Martin tenía demasiadas cosas en su cabeza en aquel momento, ya que tenía que
lidiar con la desesperación de la cirugía de Oeste, así como la noticia de la venta de la
casa sin su conocimiento por parte de Sofía, lo cual le resultó un golpe bajo, no
obstante, si tenía todo avanzado, era primordial en ese momento salvar la vida de Oeste.
Por ello, solo le preguntó a Sofía los pasos a seguir. Dentro de un par de horas, todo se
hizo digitalmente y el desembolso de la mitad del dinero por su casa, así como los
ahorros de Martin, cubrieron el total que Chandan pedía.

Al día siguiente estaban de vuelta en Madrid, con el tan valioso líquido vital, eso
sí, durante el trayecto, ninguno de los dos cruzó palabra, ni tenían la intensión de
siquiera mirarse a los ojos.
Apenas llegaron, Sofía realizó algunas llamadas, con las cuales resolvió que al ser una
operación delicada, pueda ser esta trasladada al lugar donde antes trabajaba y sería ella
la encargada de asistir junto a los veterinarios, la complicada cirugía que Oeste
necesitaba.

La organización se gestó en tiempo record y todos los médicos, así como Sofía
ingresaron al quirófano, siendo Martin quien se quede en la banqueta de espera, por
noticias.

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Se sentía extraño ya que era una mezcla de sentimientos, debido a múltiples golpes, sin
embargo, de alguna forma, eso estaba haciendo que Oeste estuviera en cirugía.

La desesperación hizo de Martin una presa fácil, haciendo que camine de un


lugar a otro en forma de círculos, esperando novedades de su Oeste. No pudo pegar ni
un solo ojo durante la noche.

Inesperadamente la puerta se abrió de golpe, con todos los médicos saliendo


muy agotados después de varias horas de cirugía.
Sofía se pegó de golpe a Martin, mientras lloraba desconsoladamente, quien no la
abrazó y quedó inmovilizado, totalmente parco, mientras ella pedía su atención.
Él se limitó a preguntar por la vida de Oeste, a lo que Sofía le respondió que solo
restaba esperar, que la cirugía de remoción había sido demasiado compleja por la
cantidad de tumores que encontraron dentro de ella.
Martin entristeció demasiado y alejó con sus manos a Sofía, de quien no quería que se
aproximara a él.

Sofía, se resignó debido a la situación. Destruida por dentro por lo que había
pasado, pero aún más triste por el actuar de su amado, a quien comprendía por lo
sucedido, pero de quien esperaba más en momentos como estos.
Ella desapareció entre los pasillos dirigiéndose hacia la sala de descanso destinada para
los doctores.

Martin tenía una mezcla de sentimiento en él, que no sabía como expresarlo de
manera adecuada. Estaba preocupado por todo, por lo que se limitó a sentarse en una de
aquellas sillas del pasillo y llevarse las manos al rostro.

“No deberías tratarla así” dijo una voz, a la cual Martin solo volteó a ver a su izquierda.
Se trataba de una anciana de cabello tan blanco como la nieve, con una buena cantidad
de arrugas en su rostro, ojos cansados y un bastón de color caoba.

—Nadie pidió su opinión, anciana—respondió enojado Martin—usted no sabe, ni tiene


idea de lo que está sucediendo.

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—Tal vez no lo sepa, pero por mis años de experiencia, entiendo que es algo que no
solo la afecta a ella, sino también a ti.

—Vuelvo y repito, nadie pidió su opinión—recalcó Martin, pero esta vez más molesto.

—Recuerdo algo “Nunca le hagas cosas imperdonables a personas irrepetibles”

Esa frase movió algo en el corazón de Martin, quien la regresó a ver de manera
extraña, como si supiera algo que él necesitaba escuchar.

—¿Cree saber lo qué me pasa?

—No es necesario saberlo. Te he estado observado desde hace horas y ya que tienes
intranquilidad, al parecer no tienes nada que hacer, por lo que tampoco podrás dormir—
dijo la anciana sonriendo—Mejor escúchame, si te da sueño lo que te diré, pues al
menos actuaré como un somnífero ¿No lo crees?

—Tomaré tus palabras, adelante.

—No te vas a arrepentir en lo absoluto—respondió la anciana, acomodando una


pequeña manta térmica sobre sus piernas.

—Estoy esperando—acotó Martin impaciente.

—Hace mucho tiempo, también tuve a alguien conmigo y probablemente pasamos por
la misma situación. Él a veces era muy malo conmigo y yo le respondía igual, en
ocasiones solo peleábamos, nos destruíamos el uno al otro. Pese a tener varios años
juntos y comunicarnos, existían días en los cuales, sencillamente no nos sentíamos bien.
Pero todo esto llegó a un punto de cansancio tal, en el cual, definitivamente las cosas se
rompieron y no tuvimos el valor suficiente para enmendarlo.

—La historia de cada pareja ¿No?

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—No siempre, mira. Ten una idea de un vaso, que representa una relación, cada
problema es una gota con la cual el nivel sigue creciendo. Después de una gran gotera,
evidentemente el vaso comenzará a tener derrames. Sin embargo, esos derrames pueden
evitarse siendo empático con tu pareja y prestando atención a los detalles. Eso que
acabaste de hacer es algo que rebasa cualquier vaso. Si ella pedía un abrazo tuyo, no
importa, tú tenías que dárselo.. Si está ahí, es porque necesita de ti.

—Ni siquiera sabes lo que me acabó de hacer—respondió Martin enojado.

—Sí, yo sé que no y probablemente nada justifique sus actos, pero la tienes al frente,
puedes decirle todo lo que quieras y buscar una solución. Tú la necesitas y ella te
necesita.

—No me están sirviendo tus consejos anciana.

—Cuando tenía tu edad, él también me demostraba cariño, pero yo no era del todo
recíproca, a veces lo veía bien y otras veces simplemente no. Tal vez, no estuve cuando
me necesitaba.

—Pero, es que uno, no siempre puede estar de a buenas, a veces está cansado, molesto,
indiferente, puede llegar a pasar algo, lo cual no puedes controlar,

—Siempre, siempre será de esa manera, sin embargo, puede que tal vez, sea válido, no
obstante, eso lo sientes tú y no la otra persona. A veces nos idealizamos como debería
ser esa persona a la cual queremos, pero nunca llega, porque no existe. Creemos que
debe tener muchas cualidades, como si nosotros las tuviéramos, eso termina alejando y
destruyendo una relación, por creer cosas que no son.

—Sofía, sencillamente, busca pelear a cada momento y ayer, me confesó que siempre
estuvo pensando en vender nuestra casa, es decir, su parte, no me tuvo contemplación,
como si yo tuviera dónde vivir después de esto.

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—Eso es muy cruel, no digo que no. Probablemente haya tenido sus motivos, después
de todo, la mitad de la casa es suya ¿No? además ten en cuenta que lo más probable es
que necesite ese dinero y por eso la venda.

—No lo tendrá, porque acabó de ponerlo en la cirugía de mi perra, Oeste, a la cual


acabaron de operar.
—¿Y cuan importante es Oeste para ti?

—Todo, por ello estoy aquí, porque es mi mejor amiga y no puedo perderla así nada
más, me dolería mucho no luchar por ella—dijo Martin aguándosele los ojos.

—Entonces, ¿Me estás diciendo que Sofía, empleó su parte del dinero para que Oeste no
muriera?—mencionó la anciana esbozando una sonrisa a medias—puede que sí, lo haya
pensado, no sabes cuanta falta le haga el dinero a ella, no podemos ser egoístas, pero
aún así, después de todo, aquí estamos, lo ha sacrificado por verte menos triste, por
verte ilusionado y apartar el dolor que te aflige ¿No se merecía un abrazo por lo menos?

—Es diferente, porque cuando hizo las cosas antes, no pensó en mi, ni que esto
sucederían ¿Dónde quedo yo?

—Probablemente, sin esa acción, ni siquiera aquí.

—No estoy consiguiendo nada de tu parte, solo me has atacado.

—No sabes lo destructivo que es sufrir por algo que no tiene solución—dijo la anciana
mirando hacia el infinito—Yo perdí a alguien por esas mismas razones, por enfocarme
en lo malo de él, pero no le di espacio para sus virtudes. Nadie se enamora de las fallas
de alguien más, sino de sus cualidades ¿Por qué enfocarse en eso cuando las cosas van
mal? de hecho deberían ser las buenas las que prevalezcan. ¿Acaso tu novia no las
tiene? A las personas las conoces por como actúan en tu peor momento y cuando les das
la espalda. La lealtad, así como el respeto son lo más valioso que puedes encontrar en
alguien. Son esos momentos, los cuales te permiten tomar un criterio sobre si quedarte
con alguien o simplemente irte. Hay un proverbio chino que dice que “A una verdadera

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mujer la tendrás a tu lado en tu peor momento y a un hombre eterno se lo conoce por


como cuidó a su mujer cuando estaba enferma.” Eso es sagrado.

—Tiene muchas fallas, pero las está dejando por fuera, durante la relación hacia lo
mismo.

—Bien, hasta ahora vamos bastante parejo en nuestras historias. Parece que nos tocó lo
mismo en épocas distintas.

—Bueno, así parece ¿y qué pasó después?

—Tuvimos muchos altibajos, tal vez como los tuyos, hasta que un buen día,
simplemente se fue.

—Me pides que le de amor, que la cuide, que no la deje de abrazar ¿Para que al final se
vaya? es curioso, porque un buen día tuve una conversación con ella sobre irse con
alguien más y que eso no haría más que destruir todo.

—Muy bien, ahora entiendo que no estuve charlando con un niño revoltoso.

—Sofía, a veces tiene muchas dudas sobre nosotros, aunque trata de no decir nada, eso
es perceptible y a decir verdad no lo entiendo del todo. Un día estamos bien y otro mal,
eso también me afecta, tal vez, indirectamente, yo esté haciendo lo mismo—reclamó
Martin soltando un suspiro profundo.

—Las mujeres somos complicadas, es necesario entendernos, no conocerlas porque


nunca vas a llegar a una versión final. Todos cambiamos, a través de la vida y tienes que
enamorarte de cada versión, ya que si te estancas en la persona a la que conociste, nunca
serás feliz y vivirás añorando el pasado. La clave está en identificar como esas nuevas
versiones cambian tu vida.

—Tienes razón, de alguna forma, al inicio, mis salidas con Sofía iban solo de comida y
demás, pero conforme el tiempo pasó, nos inspiramos a emprender, a estudiar a
esforzarnos por obtener algo más, de hecho esa misma casa fue producto de un trabajo

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de pareja. Ahora mismo no podría ni imaginarme con su primera versión, en la cual solo
queríamos divertirnos y tomar solo lo fácil de la vida. De alguna forma me ha inspirado
a ser mejor. ¿Por qué se fue a quien querías?

—Todavía me pregunto todas las razones y si te soy sincera, hasta el día de hoy no
puedo terminar de creerlo. Éramos unidos, hacíamos cosas juntos, nos inspiramos
juntos, existieron peleas, como es normal, pero simplemente, un día decidió partir con
otra mujer.

—¿Estás tratando de decirme que mi relación con Sofía debe ser diferente y que aún así
me dejará?—expresó Martin, al mismo tiempo que miraba con incredulidad al anciano.

—No, así no funciona esto. Él, en realidad no me amaba. Le di todo de mi, cada
segundo, hice todo lo posible y aunque las palabras existían, sencillamente no estaba
para mi. Alguien quien de verdad siente el mismo sentimiento fuerte por ti, no te
abandona ni te cambia, porque sencillamente, no hay nadie más. Está en tus momentos
buenos y malos. Con mis años aprendí que el verdadero amor inicia cuanto termina el
enamoramiento. Al pasar del tiempo te faltarán momentos, cosas, incluso tonterías que
antes, ni siquiera te importaban, pero es en ese momento cuando te das cuenta si va a ser
para siempre o no. Las parejas de verdad, se sobreponen y conviven con los buenos, así
como los malos momentos, te aseguro que después de un mal rato, viene lo mejor, que
es haber superado esa tormenta, porque se consolidan, pero en mi caso, solo abandonó
el barco.

—Yo no le haría eso a Sofía, ni ella a mi, aunque esto de buscar vender la casa, me hace
ruido.

—Las cosas pueden arreglarse, nadie es perfecto, pero todo debe hacerse a tiempo.
Amor no quiere decir dos personas dentro de un corazón, la verdadera definición de
amor es que tan feliz puedes hacer a alguien más.
Sofía puede tener muchas fallas, incluso menos que tú. Incluso puedes en realidad ser tú
quien está faltando con tu falta de aprecio, poca atención a los detalles, enojarse por
tonterías o dejarla hablando sola en los momentos en los que de verdad te necesitaba,
como por ejemplo, el abrazo que le acabaste de negar. Eso cala profundo y aunque te

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El camino W. Andrés Rendón

sientas molesto o conflictuado, es alguien importante para ti, alguien por quien darías tu
vida. Solo empiezas a valorar a alguien cuando la pierdes, no permitas que eso pase,
porque después será muy tarde.

—Pero tú lo hiciste y aún así te dejaron ¿No?

—No, no soy perfecta y llegar a decirte esto, me tomó tiempo y golpes de la vida. Ojalá
hubiese tenido a alguien que me diga cosas como estas. Me centré en mis propias
experiencias, que cuando me daba cuenta de las cosas, ya era demasiado tarde.

—Entonces, en parte tienes responsabilidad de que eso haya pasado.

—Nadie es perfecto, sin embargo, hay cosas que no tienen justificación alguna. Yo no
era una opción para nadie, sino alguien a quien elijan siempre. Vives una sola vez en tu
vida y no hay nada mejor que pasarla con quien despierte enamorado de ti todos los
días, quien a pesar de los problemas, esté allí, enojado pero esté, alegre pero esté, lejos
pero esté, dañado, destruido por dentro, pero esté. Si no puedes pedir como mínimo eso,
pues sencillamente no estará para ti.
La vida no es perfecta, es dura y en algún momento te golpeará fuerte, te tumbará y
pondrá tus relaciones personales, de amistad, familiares, todas en un hilo, incluso
destruirá muchas de ellas, sin embargo, al final de ese camino tan complicado, lo mejor
es llegar a casa y tener a alguien esperando por ti, que pueda mirarte a los ojos y decirte
“Aquí estoy para ti”.

—Siento que a veces no soy la persona que Sofía quiere o necesita y eso me daña a
veces. Me he enfrascado tanto en recriminarle cosas que no tienen sentido ahora,
incluso llegar a faltar en ocasiones especiales por mi ego o torpe orgullo, pero aún así
no tendría el corazón para engañarla, ni siquiera pensar en dejarla por alguien más.
Tengo todo a su lado y lo que no, pues lo hemos construido ambos.

—En la vida existirán tentaciones; cuando haces dieta, aparecerá un pastel, cuando te
entregan mal el cambio, tendrás la posibilidad de quedarte con eso, cuando te sobornan,
tienes la posibilidad de tomar ese dinero. Siempre existirán caminos más fáciles que te
darán satisfacción instantánea. El pastel retrasará tu proceso, al quedarte con el cambio

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El camino W. Andrés Rendón

incorrecto le quitarás el esfuerzo de su frente a alguien por un error, al aceptar sobornos,


jugarás con el futuro de miles de personas. Afectas a muchas vidas al tomar decisiones
que consideras adecuadas y eso no te lo puedes llevar, al final siempre la vida te lo
cobra.
Él me dejó por alguien quien lo trataba como siempre quiso, como se lo merecía, como
siempre lo necesitó.

—¿Estará bien entonces? tú perdiste porque fuiste mala y lo descuidaste.

—Yo nunca tuve lo que siempre pedí de ella. Eso es imposible, si quería algo me lo
daba yo misma o lo construía a su lado. Los regalos y palabras bonitas solo maquillaron
defectos de con quien se fue ¿Sabes cuan fácil es decir cosas que las personas quieren
escuchar? Cuando son de relleno y poco sinceros. Eso le pasó y en algún momento sus
palabras bonitas le comenzaron a faltar, las cosas ya no llenaban lo que en realidad su
vida necesitaba y aquella mujer terminó abandonándolo por alguien más. Es la clásica
historia de un supuesto futuro mejor que termina mal. Al inicio todo va de película,
como cuando se enamoró de mi, se piensa que las cosas serán así siempre, pero nunca
tomó en cuenta que todos tienen defectos y cuando estos aparecieron, se dio cuenta que
se fijó en la cosa que a mi me faltaba pero no en las mil que ella no tenía. Historias
como esas nunca funcionan, porque no son personas que deseaste en tu vida, sino un
escape o un sustituto, pero nunca algo que realmente escogiste. Solo te puedo decir
algo… volvió, pero yo ya no estaba para él.
Las personas no son juguetes, ni puedes cambiar a alguien como si nada, no sabes lo
mucho que representaba en mi vida, lo tanto que quería un futuro a su lado. Hacer eso
solo me demostró que mis aspiraciones, las elaboré con la persona que iba a salir
corriendo tarde o temprano en un futuro. La lealtad no puedes comprarla, ni obsequiarla,
hoy en día es muy escasa. Jugó a hacerse él inteligente engañando a alguien que de
verdad lo quería, pues yo creería que hacer eso con alguien que siente tanto por ti, no es
tan inteligente ni astuto.

—No te voy a negar que durante todo este periodo también han surgido tentaciones en
mi camino, siempre las hay, incluso vienen de quien menos te lo imaginas, pero solo
pensar en el daño que eso le haría a Sofía, hace que me replantee las cosas. La amo
tanto que no me perdonaría hacerla sufrir de esa manera, mucho menos jugar con sus

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sentimientos—Martin tomó su celular y le mostró un álbum de fotografías a la


anciana—el solo pensar que todo esto no sirvió de nada y nunca valió cada segundo de
cariño, me mataría.

(https://drive.google.com/drive/folders/1DbDUJ3b56gNakL0IBlzLhZoSeh0usTla?usp=
sharing )

—Entonces vales oro mi querido amigo

—¿Sabes que pasó con él? Me imagino que te vengaste ¿No? —consultó Martin
acomodándose en su silla.

—Se mudó para Australia y se casó con alguien que lo hace muy feliz. Ahora tiene una
gran familia. Pues no, no se puede odiar a lo que alguna vez fue amado, nunca terminaré
de comprender sus motivos. Yo ya estaba destrozada ¿Para qué destrozarlo a él
también? Con un solo corazón desecho bastaba ¿No lo crees? La lista de groserías era
extensa pero no tenía el valor de siquiera pronunciarla. Al final de algo, solo demuestras
quien eras realmente, nunca fui una malhablada vulgar y tampoco lo insulté ¿Qué iba a
hacer que cambie?

—Rayos, que historia tan loca. Lo importante es que todo está bien. Mi abuelo tenía una
frase que decía “Los hombres siempre van a volver, pero el que en verdad se enamoró,
el hombre que prefirió amarte más a ti que a él mismo, el que buscó cada excusa buena
para no ver el daño que le causabas, el que te puso como prioridad ante todo y lo
decepcionaste, tenlo por seguro que después de defraudarlo, ese hombre nunca más
volverá.”

—No hay más que hablar, mira nada más—dijo la anciana mientras miraba su reloj—
¡Ya son las cuatro de la mañana! hemos hablado por demasiado tiempo. Estoy segura
que Sofía aún necesita ese abrazo, ve y búscala, que no sea demasiado tarde.

—Tienes toda la razón, hemos hablado por mucho tiempo aquí y necesito de Sofía,
ahora más que nunca—dijo Martin mientras se levantaba de su asiento—Por cierto ¿A
quién esperas aquí afuera?

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El camino W. Andrés Rendón

—Hay cosas que nunca cambiarán—dijo la anciana mientras lo miraba y esbozaba una
sonrisa.

Martin corrió a toda velocidad hasta la sala de descanso, tumbó puertas, esquivó
a toda la seguridad, empujó a doctores y enfermeras, hizo a un lado todo lo que se le
puso en frente hasta llegar a Sofía, quien estaba recostaba hacia un lado, embarrada en
lágrimas.
El joven rescatista, se arrodilló frente a ella y le dijo:
Quiero decirte algo que no lo quiero dejar pasar, porque probablemente, si no lo digo
ahora, puede que pase el tiempo y esto llegue a ser irreversible por alguna razón u
otra.
Me he comportado como un imbécil en muchas ocasiones, no es que quiera
justificarme, no puedo hacerlo. Tú has sido una mujer maravillosa, con tus fallas, pero
también con tus hermosas virtudes. Ya no quiero pelear por tonterías, sino por el color
de las cortinas que escogeremos, por el diseño del tapete o si tendremos otra mascota
además de Oeste. No quiero dejar de verte por las mañanas, no quiero que a mi
teléfono le falten tus mensajes de buenos días, no quiero irme a dormir sin ser tu voz lo
último que escuche. Eres lo más grande que tengo y me dolería siempre, si llegas a
faltar en mi vida.
Has sido quien ha hecho que mejore en muchas cosas, has cambiado ideas en mi.
Siento que es momento de decirte que te mereces una y mil disculpas por las ocasiones
en las que te llegué a faltar, en las que no estuve para ti en las fechas importantes, en
las que necesitabas de mi mano, en dónde no necesitabas más que a mi. Eres una mujer
muy especial, con quien quiero formar un hogar, no importa si en la casa que ya no
existe, no importa si en algún departamento en la Habana, en Quito o en Bogotá, solo
quiero que no me faltes. Ha llegado el momento perfecto para decirte cuanto te amo y
cuanto significas para mi. Por favor, quédate siempre.

Sofía se lanzó al suelo con Martin y ambos se abrazaron en llanto, prometiendo


no separarse nunca ante la atónita mirada de todo el personal de seguridad quienes
habían corrido detrás del joven.

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El camino W. Andrés Rendón

Dos días después, la trágica noticia del fallecimiento de Oeste llegaría hasta la
joven pareja, quien quedó devastada por el suceso, sobre todo Martin, quien había
perdido a su compañera de aventuras, a quien tendría que dejar de ver para siempre.
El departamento de bomberos organizó un funeral al cual asistieron las personas y
familiares de quienes Oeste había rescatado durante su vida, el cual estuvo repleto.

Un año más tarde Martin continuó en el departamento de bomberos, mientras


aperturaba su propia empresa de consultoría de gestión pública, mientras que Sofía
había retornado a ejercer su labor como enfermera en uno de los mejores hospitales de
Madrid, mientras retomaba su carrera de periodismo, la cual había dejado inconclusa.

El día de la graduación de Sofía, el joven Martin hizo una pausa en el brindis de


la celebración y tomó el micrófono para dedicarle una palabras y obsequiarle un viaje
para Buenos Aires, Argentina, en donde recorrieron todos los lugares que pudieron. Se
sentían tan vivos, que después de todo lo que había sucedido, solo necesitaban paz.
En pleno Obelisco de la ciudad, Martin tomó de su bolsillo una caja y volvió a
arrodillarse frente a Sofía, pero esta esta vez sería para algo totalmente diferente.

—Sofía, mi amor, no tengo más dudas sobre esto—dijo Martin mirando a los ojos a su
mujer, al mismo tiempo que abría la caja, revelando un hermoso anillo de matrimonio—
eres la mujer de mi vida y con quien quiero compartir el resto de mis días. ¿Quieres
casarte conmigo?

—¡Sí, claro que sí!—exclamó Sofía abrazando a Martín tan fuerte que lo estaba dejando
sin aire—Claro, que acepto mi amor. Te elijo a ti, solo a ti y lo haría en mil vidas, si
fuera necesario, siempre.

Pero las cosas no siempre salen como uno quiere y el día de su boda, un
terremoto volvió a azotar Madrid, por lo que Sofía fue activada de emergencia y Martin,
a pesar de ya no formar parte del escuadrón de rescate también debido a sus
conocimientos. Al final del día volvieron a rescatar a muchas personas, sin embargo a lo
lejos se escuchó el lamento de un can. Todo indicaba que se trataba de un cachorro
atrapado bajo los escombros a quienes tanto Martin como Sofía se apresuraron a

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rescatar. Se trataba de un perrito de raza beagle, quien aparentemente había perdido a su


familia debajo todo el desastre que había provocado el fatal suceso.

—No podemos dejarlo aquí solo—dijo Martin mientras sujetaba fuerte al cachorro entre
sus brazos.

—Pensaba lo mismo—acotó Sofía, al mismo tiempo que acariciaba al perrito—¿Y qué


nombre le vamos a poner?

—¿Qué te parece Norte?

—¿Norte?—preguntó Sofía mirando a Martin con complicidad—Me gusta.

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FIN

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Dedicatoria

Con el amor más grande que he sentido por alguien, para Canelita… quien logró
asestarme el golpe más duro de mi vida, pero soy demasiado hijueputa que
sobreviví. Feliz navidad.

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El camino W. Andrés Rendón

Esta edición es tuya y solo tuya, por lo que eres la única persona que tiene esta copia.

Escribir esta pequeña novela, consumió mucho de mi, pero siento al final que fue la
forma correcta de cerrar esto. Te prometí que iba a escribirte un libro y siempre cumplo
lo que prometo, así que aquí lo tienes.

Ya nos hemos dicho muchas cosas a lo largo de estos 5 años de conocernos, pero sí hay
cosas que no las incluí en el libro debido a temas más personales.
No dejes que sea un hombre el que te elija, sé tú quien escoja al siguiente, aunque a
estas alturas de la vida, he llegado a pensar que cada uno merece a la persona que
escoge. Alguna vez te enojaste porque te dije que estabas con alguien de tu target y
viceversa, que eras una interesada, ni siquiera sé porque te pusiste fúrica, pero algo de
verdad debe haber para que hayas reaccionado de esa manera, como sea, quiero que
sepas que fueron palabras que se soltaron por el momento, tú decidirás si las tomas o las
desechas.

Valery, yo te reconozco mis errores y demás pero en serio ¿Sabes algo? en verdad
perdiste a alguien que te quería mucho y estaba dispuesto a tener una relación contigo
de las que ya no hay, de un esposo fiel, que quiere a su esposa y a sus hijos, que los crie
con valores. Eso que me escribiste sobre que la vida no es estrellas, luciérnagas y toda la
onda, es cierto, porque ninguna unión es perfecta, pero yo estaba dispuesto a hacer que
fuese lo más cercano posible, dándote lo que probablemente otra persona no te lo dará
¿Qué te hizo falta? ¿Detalles? salíamos mucho juntos y la pasábamos bien. La verdad
no creo haberte tratado mal. Tuvimos ocasiones en las cuales discutimos pero en serio
quería compartir mi vida contigo.

Si tú la pasas mal, yo también he estado en las mismas. ¿Te das cuenta de la cantidad de
fe que tenía en ti? No creía que sea cierto, que esa chica con la que pasé toda la
pandemia, charlando durante horas, que si las sumamos todas, de seguro nos dan
semanas enteras de escuchar nuestras voces, haya sido la que me haya destruido.
¿Recuerdas cuando me dijiste? “Si no fuera por ti, no sé que habría hecho encerrada
durante la pandemia, me hubiese deprimido horrible”

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El camino W. Andrés Rendón

De alguna forma, nunca nos separamos desde el 2018, siempre nos escribimos, siempre
nos buscamos y siempre estuvimos ahí, de alguna forma, aunque lejos, te sentía cerca,
al menos, yo creía que estábamos destinados a estar juntos pero esta vez, después de
tantos años, siento que esa sensación ya no existe, se fue.
Solo recordaste los momentos malos, pero jamás en los que estuve ahí para ti.

No me quiero extender mucho, el libro ya terminó


¿Recuerdas tu último mensaje, el de tu despedida destructiva antes de dejarme?
En el que mencionabas que merecías tratarte mejor y que yo era un manipulador, el
malo de toda la novela y el que no debía buscarte más..
Mira

¿La historia de las fotografías?


Cuando estuve contigo en Avianca tenía una buena estabilidad, pasó lo de la pandemia,
la reducción del sueldo afectó mis finanzas, sumadas a otras deudas personales. Pasar al
desempleo y luego conseguir uno con un mal sueldo, mal ambiente laboral, sin ningún
beneficio como el que tenía no fue nada fácil, muchas veces despertaba desmotivado,
pero aún así iba a trabajar a la Universidad Indoamérica; no sé si alguna vez notaste un
cambio en mi semblante pero nunca me lo preguntaste, aún así me estiraba para darte lo
mejor que pude.

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El camino W. Andrés Rendón

Luego pasé a DHL en dónde la descripción del puesto no era lo suficientemente clara y
al poco tiempo terminé atrapado en un lugar en dónde literalmente cargaba cajas
pesadas todo el día, en un sitio asqueroso en el cual no tenías ni donde sentarte, ni un
baño decente. Mirar los aviones aterrizar y recordar que hace menos de 8 meses yo
estaba ahí viajando, así como dando clases con un terno me mataba, pero no renunciaba
porque no quería limitarme contigo, salir y hacer cosas juntos, que el dinero no me sea
un impedimento, definitivamente tampoco notaste un cambio en mi.

¿Sabes cuál era mi consuelo de toda esa mala temporada? Llegar a casa lleno de grasa,
polvo, sudado, con las manos golpeadas y sucio para descansar escuchando tu voz por
las noches y saber que todo valía la pena; de hecho así fue, ya que aunque haya sido un
trabajo de mierda, di lo mejor de mi porque me motivaba pensándote, por eso me
volvieron a llamar, por eso ahora me toman en cuenta para otras cosas. Porque no sabes
lo duro que fue dar más de 30 entrevistas y ser rechazado diciéndome en la cara que
estaba sobrecalificado, ni siquiera por la falta de ese título de mierda. No sabes lo que es
que el dinero no te esté alcanzando por el bajón de sueldo, que tengas que pagar una
mensualidad de tu universidad que te hacía la vida imposible para no salir, que pagar
una maestría para ampliar mis chances laborales, se me estaba yendo el dinero a chorros
y con eso, el banco se estaba llevando mi sueño de poder llevarte a algún lugar en mi
propio auto.

¿Para qué hacía esto? Para encontrar un mejor empleo y que la Vale se sintiera
orgullosa del hombre con el que estaba, pero sobre todo, no quedarle mal en nada. ¿Qué
estoy sin empleo y no me están saliendo las cosas? Bueno pues a tratar de emprender
para ver que me sale, pero igual, no me podía limitar hasta que me llamara DHL, pues
igual “A la Vale no le iba a faltar nada” a emplear la tarjeta, yo ya veré como me
arreglo. ¿Concierto de Karol G? Mierda, no tengo plata, pero no importa, a llamar a la
radio para hacer el ridículo, pero la Vale no se queda sin ver a su artista del momento.
Regresé a DHL de nuevo y en un mejor puesto, pues a ver, a meterle ganas, a lanzar
proyectos como loco, a proponer porque necesito ascender y ganar más dinero, un mejor
puesto, que quiero llegar a la casa de la Vale, para decirle a su familia. “Buenas tardes,
yo soy el novio de Vale, trabajo en una buena empresa y me acabaron de ascender
porque me he sacado la madre sin dormir, ya tengo mi título, mis maestrías y me he
sacrificado por esto, pero no importa porque sé que es lo que su hija se merece”.

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El camino W. Andrés Rendón

¿Por qué no te lo dije? Porque un hombre no hace eso, porque un verdadero hombre
aguanta palo por su familia y por su mujer, porque no importa lo que pase, porque
siempre va a haber una temporada mala y luego vienen las buenas. Porque sé lo capaz
que soy y que de a poco iba a salir adelante como lo estoy haciendo ahora, porque a un
verdadero hombre se lo conoce por las cosas que supera sin quejarse, no por tirar la
toalla a la primera. Porque eso es lo que hace un verdadero hombre, trabaja para inspirar
a los demás, para crecer y que el resto crezca con él. Todo esto sin quejarse, busca
progresar para compartir lo que ha aprendido. Increíble como mis amigos me decían
“Usted es un hombre enamorado”.

Tú y todos tus compañeritos viven en una burbuja, que una vez que salen les va a costar
un montón adaptarse ¿Por qué crees que siempre tratan de volver al aeropuerto? Porque
la vida afuera no es nada fácil, a mi me tocó vivirla durísimo y ¿qué es lo que hacía
contigo para que estés preparada? Todo lo que leía te lo contaba, todo lo que aprendía te
lo enseñaba, te recomendaba cursos, te prestaba y compraba libros, te apoyaba con tu
maestría, trataba de inculcarte cosas para crecer juntos, como cuando trabajábamos en
Avianca, que te protegía y trataba de enseñarte todo lo que sabía. Siempre me
importaste, estuvieras o no conmigo, porque como existieron personas que me
ayudaron, muchas veces me tocó aprenderlas solo a base de golpes, despidos y demás.
Nunca quise que pasaras por eso y por ello hasta el día de hoy te doy una caja de
herramientas con la cual tengas una base para tu negocio de comida y con los
conocimientos por los que más preguntaron en mis entrevistas, por eso tuve esa
conversación tan dura contigo aquella noche sobre tus aspiraciones, sobre lo que querías
y tenías planeado. Porque nunca quise que pasaras las necesidades ni los obstáculos que
he estado sorteando durante todo este tiempo y que no te hicieran de menos por no saber
algo o que sencillamente te vaya mal en la vida cuando salgas al mundo real.

Pero lo que recibí fue una comparativa de un pastel en un restaurante, un viaje y un


mensaje cruel terminando conmigo, incluida la traición y abandono. Eso recibí, eso
tuve.

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El camino W. Andrés Rendón

¿Sabes? A veces, uno tiene que pensar dos veces lo que escribe antes de expresarlo.
Jamás debes desechar de la peor manera a alguien a quien no sabes si volverás a ver en
tu futuro.

Nunca dudes que detrás de ti, me tuviste cuidándote, aunque sea en Uber, nunca llegaste
con una sola uña rota a tu casa, dándote cosas las cuales en ese momento podía, porque
la vida me estaba tratando hecho pedazos, esforzándome por ti, jugándomela por ti
incluso estos últimos días y me destruiste como nunca nadie lo había hecho.

Hoy por hoy, los tiempos duros pasaron, me estoy estabilizando en varios aspectos,
como ya te lo había mencionado, tanto que ya para mi, no es ningún problema visitarte
y pagar Uber, así como apoyarte con el resto de temas. Hoy mi trabajo y lucha de tantos
años contra lo que me pasó una vez que salí de Avianca y me ha tocado aprender a la
mala, están dando frutos y mi pésima racha está llegando a sus últimos días. Solo sé que
de ahora en adelante, todo es crecer y crecer como lo estaba haciendo antes, que fue
muy duro, pero que todo está mejorando. ¿Qué mi familia no sabe quién eres? Mi mamá
si me pregunta por lo menos dos veces a la semana por ti y tu estado de salud, ella sabe
que estaba mal por ti. ¿Sabes que les dije a mis padres el día en que pasé la noche
contigo en el hospital? Me vieron llevarme el uniforme de DHL en mi maleta y me
preguntaron que a dónde iba. Les dije que iba a ver al hospital a la madre de sus nietos.
A ese punto llegué. Me costó tanto decirles que ya no iba a ser así y aunque me veían
llegar mareado por el alcohol por las noches, me entendieron.

Como te lo he contado y lo has visto con tus propios ojos, siempre existieron más
mujeres, siempre, pero uno tiene que saber con quién se mete y no lo iba a hacer porque
ahí estabas tú y sabía darte tu lugar, a pesar de tener tus mil fallas, a pesar de tener tus
diez mil defectos tanto como yo, no quería si quiera mirar al resto porque ahí estaba
Valery Jara. Que importaba si la otra era aventurera, que importaba si la otra tenía mejor
figura, que importaba si la otra andaba en bus, que importaba si la otra aflojaba rápido.
Tú eras mi mujer y a mi mujer yo la respetaba, a mi mujer yo la defendía, a mi mujer yo
la cuidaba y nunca, a pesar de todos las cosas, se me hubiese ocurrido hacerte lo que me
hiciste, porque a mi mujer, yo la amaba.

Como si una bendita palabra hiciera la diferencia en lo que se hace, de lo que se siente.

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No Vale, si ese accidente no hubiese ocurrido, de todas formas me hubiera llegado a


enterar todo lo que hiciste y hubieras continuado haciendo. Si ahora me afectó el verte
en una cama y no poder hacer mayor cosa por como destruiste mi amor, solo imagínate,
ahora mismo tu estarías de lo más tranquila con alguien más, mientras yo estuviera
mucho peor de cómo me viste ese día. Permitiste que me insultaran y no solo eso, sino
que fuiste más allá con esas personas a pesar de eso. Literalmente se rieron de mi todo
ese tiempo.

Lo lograste, conseguiste lo que nadie había conseguido nadie, quebrarme a tal punto de
verme llorar por ti.

Espero que esa persona con la que hacías de todo, esté trepando paredes, rompiendo
cerraduras, destruyendo puertas, peleándose con tu familia para convencerlos y así
poder verte a pesar de la situación, porque por mensajitos cualquiera lo hace. Es
cuestión de carácter, tener personalidad y ponerse los pantalones para plantarse al frente
tuyo como sea y demostrar verdadero interés. Porque quien de verdad te quiere en su
vida no está solo para besos, abrazos o intimidad, está de verdad, enfrentando todo,
todos los malditos días, porque intensiones cualquiera pero acciones pocos. Hacer de
todo no es para hombres débiles, hacer eso es solo para varones que saben lo que su
mujer representa en su vida.

La vida es tan compleja y tan extraña que salí de vacaciones este viernes y una
compañera estuvo un día conmigo para recibir la agencia. Me contó que había acudido a
la psicóloga, la cual le dijo estupideces sobre abandonar una relación de 10 años y puso
en su contra a su casi esposo por tonterías. Es increíble como la gente opina pensando
que un título o que por ser su amigo/a tiene el derecho de meter sus narices. Cuando
resulta todo mal, es ahí cuando ya no dicen nada, ni se hacen responsables de sus
“consejos” terminan destruyendo vidas y siento que eso en buena parte fue lo que te
pasó a ti. Te tuve en mente cuando mi compañera me lo contó y reviví lo que había
pasado. Solo le dije que no le hiciera caso, que busque su propio camino, que no me
gusta meterme en relaciones ajenas. Ella se notaba tan delicada en su relación que estoy
más que seguro que alguien mal intencionado, simplemente hubiera hecho de las suyas
diciéndole lo que quería escuchar, si es que ya no lo hicieron, de hecho me invitó a

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tomar una cerveza en Sabai después de cerrar la agencia pero la negué y recordé lo fácil
en que un hombre puede aprovecharse de una situación así. Yo no creo en tu Dios, pero
si algo, ese preciso día me puso la misma piedra en el camino que te la puso a ti, pues a
mi no me iba a hacer lo mismo. Cualquier cosa, menos convertirme en un ser repulsivo
que se aproveche de la situación de una mujer confundida y despechada. Primero van
mis valores.

Me decías que por mi culpa no salías con tus amigos y nunca fue así, el tema es que no
se ponían de acuerdo y cancelaban. Nunca te dije que no vayas. Yo salía con los míos
porque nos poníamos de acuerdo.
Te soy sincero, yo no sé que te pasó este tiempo que no nos vimos. Me sorprendió que
ahora te hayas vuelto muy materialista, es decir ya tenías listas de deseos, me pedías que
te compre cosas como la de Victoria Secret y demás, no digo que esté mal pero eso no
lo hacías antes, creo que te mal acostumbraron a regalarte cosas. Si quieres un cajero,
pues yo no lo soy, en algún momento eso se iba a terminar ¿Y luego que ibas a hacer?
pero la peor es que te volviste muy malhablada. Cosas que ni siquiera las decías, te las
escuché ese día que te visité. Me llevé una mala impresión, debe ser por eso que te
enoja lo del target y me dijiste que tus padres nunca aceptarían al tipo con el que
andabas ¿Qué pasó? ¿Qué ya no te gustó? ¿Drogas o malas palabras, degeneración algo
así? ¿Desdén por la vida? ¿Nada de ambiciones u objetivos? ¿Cabeza hueca? ¿No tiene
presencia? Porque debajo de los regalos, no vale la pena en lo absoluto y lo sabes.
Sinceramente creo que te sentiste presionada conmigo y te fuiste por algo más fácil.
Conmigo dejaste de hablar tantas malas palabras, ahora eres más madura de cuando te
conocí, según lo que me contaste tus amigas eran promiscuas y tus amigos borrachos, al
menos los míos con que le salíamos no son, ni de cerca eso. No es por nada pero cuando
te pasó esto, los míos preguntaron y estuvieron físicamente. Mucho tiene que ver la
gente que te rodea. Estudiamos una maestría en paralelo, seguimos cursos, por ejemplo
esos de SAP y algo hacíamos deporte, en serio sentía que ambos estábamos progresando
en la vida pero al final de todo esto, tú ya no eras tú. Ahora se te ocurrió ser infiel,
mentir descaradamente, decir demasiadas malas palabras, expresar cosas hirientes, te
apegaste a las personas más chismosas de la oficina. Cuando estuviste conmigo las
cosas eran diferentes, incluso emprendimos con las donuts y tus fresas con chocolate,
nos apoyamos en ese aspecto. Siento que cambiaste tanto en tan poco tiempo que te

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El camino W. Andrés Rendón

terminé desconociendo. Siempre llegaste bien a tu casa, mira como está el tema ahora.
Lo que mal inicia, mal termina. ¿Qué te pasó en tan poco tiempo?
Yo te soy franco, de haber continuado las cosas conmigo, ibas a tener que poner mucho
de parte como pareja y equipo para vivir juntos. Siempre lo tuviste todo a la mano pero
conmigo si ibas a tener que salir de esa burbuja. Para vivir solo, a diferencia de lo que
crees, si me gusta vivir bien y para eso hay que esforzarse mucho. A diario te ibas a
tener que aguantar que te deje en la cama a las 5:30 am, a veces no ir a algunos lugares
por tener que trabajar, no tenerme a las 9 pm en cama o compartir una serie contigo
porque hubiese preferido estar leyendo o trabajando en mis proyectos pero eso si y tenlo
por seguro, no ibas a pasar necesidades, porque así como exijo, así es mi productividad
ahora y de eso quiero vivir. Plata no iba a faltar, la refrigeradora siempre iba a tener
comida adentro tú sabes que para mi la educación es lo más importante y me iba a
encargar que nuestros hijos tengan lo mejor de lo mejor. Obviamente sí íbamos a irnos
de viaje y pasarla bien porque tampoco soy un robot y sabes lo mucho que me gusta
explorar.
Si eso no era lo que buscabas, pues siéntete tranquila, porque soy una persona exigente
con su vida y me ibas a verme sacar la madre todos los días porque no me gusta pasar
acostado un sábado en pantaloneta con un tabaco y cerveza en la mano, esperando a que
me toque nuevamente ir a trabajar.

Que loco ¿no? El desinteresado, manipulador, que levantaba la quijada, poco detallista,
que no viajaba al valle, terminó siendo la persona que más quería a la chica mentirosa,
nerviosa que tuerce los ojos, que no le agrada ni un poco comer algo que no tenga
cubiertos. Todos tenemos defectos ¿Para qué vivir fijándose en ellos?

Mi camino de aprendizaje ha sido largo y bueno, por ello ahora me está yendo mejor,
porque nunca dejé de invertir en mi, para convertirme en esa persona que busca inspirar,
cuidar, así como liderar. No me gusta vivir bajo la aprobación de los demás, tú lo sabes,
prefiero trazar mi propio camino. Si te gusta bien y si no también, o creces conmigo y
nos alimentábamos mutuamente o tirabas la toalla con alguien menos exigente con su
vida. Hoy por hoy estoy destacando en mi trabajo y estoy enfocado en mis proyectos,
todo gracias a esto. Sinceramente, no estoy para más debilidades, ya permití demasiado,
ya me compliqué mucho por una situación la cual, ni siquiera propicié. Tengo una vida

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El camino W. Andrés Rendón

por delante y si no fue, pues sencillamente no fue. Ya bastante respeto me perdí a


mismo. Tengo que continuar con mi vida. Si tú preferiste bajarte del tren y ser pasado,
pues allá tú. Ese ya no es mi problema, yo sé que estaré bien porque me conozco y si te
preguntas por el libro, pues una historia larga merece algo como esto, algo que no se
compra en una tienda, para esto si se usa la cabeza y se emplean horas y horas de
esfuerzo mental. Si me voy a despedir, lo hago con elegancia y estilo como lo he hecho
siempre, aunque está por demás decirlo, porque creo que eso tú ya lo sabes.
Definitivamente al final, no fuiste quien yo creía y me duele tanto porque sigo pensando
todo el día en ti y en tu condición, es que ni siquiera me importa que hayas sido la peor
persona conmigo, no hago más que preocuparme por si te faltará algo o tal vez te duela
la pierna, no puedo no dejar de preocuparme por ti. Esa necesidad de cuidarte, no se me
va por nada del mundo.

Todo está escrito en el último mensaje que intercambiamos, así es como se dieron la
cosas.

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