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Turner 1988 LiminalidadYCommunitas
Turner 1988 LiminalidadYCommunitas
CAPÍTULO
tes episodios que ensalzan el matrimonio, cuyo sistema de relacio-
nes es típicamente inhibitorio de las expresiones de obscenidad. En LIMINALIDAD Y COMMUNITAS
los ritos de los gemelos nos enfrentamos, de hecho, a la domesti-
cación de aquellos impulsos violentos, sexuales y agresivos, que a
juicio de los ndembu comparten hombres y animales. Las energías
en su estado más puro, liberadas a través de claros simbolismos
de sexualidad y hostilidad entre los sexos, se canalizan hacia sim-
bolos maestros representativos del orden estructural y de los valo-
res y virtudes sobre los que descansa dicho orden. Todas las oposi-
ciones resultan superadas o trascendidas en una unidad recobrada,
una unidad que, además, se ve reforzada por las mismas fuerzas
que la ponen en peligro. Estos ritos demuestran que una de las ca-
racterísticas del ritual es la de ser un medio para poner al servicio
del orden social las fuerzas mismas del desorden inherentes a la
constitución mamífera del hombre; la relación correcta entre la bio-
logía y la estructura se establece por medio de la activación de una
serie ordenada de símbolos con una doble función, la comunica- FORMAY ATRIBUTOS DE LOS RITOS DE T R A N S I C I ~ N
ción y la eficacia.
En este capítulo retomo un tema que he examinado brevemen-
te en otro lugar (Turner, 1980...,págs. 103-123), señalo ciertas va-
riantes suyas y analizo algunas de sus implicaciones adicionales para
el estudio de la cultura y la sociedadbEl tema en cuestión viene
representado en primer lugar por la naturaleza y características de
lo que Arnold van Gennep (1%0) ha denominado la «fase limi-
nal» de los r i f a de p ~ s s a g e . ~ Emismo
l Van Gennep los definió
como «ritos que acompañan todo cambio de lugar, estado, posición
social y edad»?Para indicar el contraste entre «estado» y ((transi-
ción», empleo el término «estado» para referirme a todas sus otras
acepciones; es un concepto más global que status o «cargo», y
designa cualquier tipo de condición estable o recurrente cultural-
mente reconocida.@vanGennep ha demostrado que todos los ritos
de paso o «transición» se caracterizan por tres fases, a saber: se-
paTación, maigen (o limen, que en latín quiere decir <<&ral») y
a g r ' e g a m a primera fase (de separación) comprende la conducta
s i m b 6 l í c ~ p ~ q----u ~-e x ~ Tseparación
Gala del individuo o gru-
po, bien sea de un punto a n t s o r fijo en la estructura social, de
un conjunto de condiciones culturales (un «estado»), o de ambos;
durante el periodo «liminal» intermedio, las caracteristicas del-su-
jeto ritual (el «pasajero») son ambiguas, ya que atraviesa un en-
torno cultural que tiene pocos, o ninguno, de los atributos del es-
t a d o T ~ a a c óo venidero, y en la tercera fase (reagregación' o
-
reincorporación) se consuma el paso.'El sujeto ritual, ya sea indi-
v i m i o colectivo, se h?iIIgaeYüiiio-i?n un estado relativamente
nos de estos atributos -pasividad, humildad, cuasi desnudez- en
un medio simbólico que representaba a la vez un útero y una se-
estable y, en virtud de ello, tiene derechos y obligaciones vis a vis pultura. En las iniciaciones con un largo período de aislamiento,
otros de un tipo claramente definido y «estructural»; de él se espe- como sucede en los ritos de circuncisión de muchas sociedades tri-
ra que se comporte de acuerdo con ciertas normas dictadas por la bales o en los de ingreso en sociedades secretas, es frecuente que
costumbre y ciertos principios éticos vinculantes para quienes ocu- proliferen los símbolos liminales.
pan posiciones sociales en un sistema de tales posiciones.
Communitas
Lim inalidad
Lo que nos interesa de los fenómenos liminales para los fines .
Q L9s atributos de la liminalidabQgela~sl?~~gnpeJiminales (((gen- que aquí perseguimos es la mezcla que en ellos se observa de lo
tes de umbral») son necesariamente ambiguos,'ya que esta condi- humilde y lo sagrado, de la homogeneidad y el compañerismo. En
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cienes que normalmente establecen las situaciones rposiciones en tro y fuera de la estructura social secular, que evidencia, aunque
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1"
,
2. Los nuer
125
jes, en casi todos los territorios propiedad de otros clanes. Son El nombre utilizado para denominar un matrilinaje es abusua,
como Leví que, dividido en Jacob, se dispersd en Israel))(pág. 344). término que, según Rattray (1923) es ((sinónimo de mogya, san-
(Algo de este carácter sacerdotal se adhiere a los linajes dispersos gren (pág. 35), como el proverbio abusua bako mogya bako: «un
de los circuncisores y provocadores de la lluvia entre los gisu de clan, una sangre)). En ocasiones se ha discutido si no debería clasi-
Uganda). Los sacerdotes nuer con piel de leopardo tienen «una re- ficarse el parentesco ashanti como un sistema de «doble descen-
lacidn mística.. . con la tierra en virtud de la cual se atribuye a sus dencia~.Semejante punto de vista proviene del informe de Rat-
maldiciones una fuerza especial, ya que ... no sólo pueden afectar tray (1923, págs. 45-46) sobre una forma de categorización social
los cultivos de un hombre sino a su bienestar en general, dado que conocida por los ashanti como ntoro (literalmente, «semen»), que
todas las actividades humanas tienen lugar sobre la tierra)) (pági- él consideraba como una división exogámica fundada en la trans-
nas 343-344). El principal rol del sacerdote es el relacionado con los misión sólo, por y a través de hombres. Fortes (1962..., pág. 266)
casos de homicidio, en los que da asilo al homicida, negocia un ha puesto de relieve el escaso significado de este elemento patrili-
acuerdo, realiza el sacrificio para que puedan reanudarse las rela- neal respecto del sistema de parentesco, así como en lo referente
ciones sociales normales y rehabilita al homicida. Así pues, este al orden político-legal. Para Fortes ntoro equivale a una especie
hermano universalizado de la madre tiene muchos de los atributos de ((divisionescuasi rituales)), si bien éstas no son en modo alguno
de la comrnunitas con los cuales nos estamos familiarizando: es un exógamas ni constituyen grupos organizados. Ahora bien, desde
extrafio, un mediador, actúa en pro de toda la comunidad, man- el punto de vista del presente trabajo, debe atribuirse una gran im-
tiene una relación mística con la tierra en que habita, representa portancia a las divisiones ntoro. Una de las razones de que no se
la paz por oposición a la lucha y no se halla alineado con ningún haya tenido en cuenta la dimensión de communitas de la sociedad,
segmento político concreto. 1 con sus profundas irnplicaciones en lo que se refiere a la compren-
5l sión de muchos fenómenos y procesos rituales, éticos, estéticos y,
1
por supuesto, políticos y legales es consecuencia de la propensión
l a equiparar lo «social» con lo «socioestructural». Sigamos, pues,
3. Los ashanti
las huellas de ntoro hasta los más oscuros rincones de la cultura
Para evitar que se tenga la impresión de que la estructura apa- ashanti.
rece universalmente asociada al patrilinaje y la masculinidad, y la I
En primer lugar, el vínculo padre-hijo, fundamento de la divi-
cornmunitas a la matrilateralidad y la femineidad, en las sociedades I sión ntoro, es el vínculo estructuralmente inferior. Ahora bien, los
articuladas por el principio de descendencia unilineal, será conve- símbolos con los que se asocia esbozan un cuadro con un extraor-
niente que echemos una breve ojeada a una sociedad matrilineal dinario valor de cornrnunitas. Según Rattray (1923), los ashanti
muy conocida, los ashanti de Ghana. Éstos pertenecen a un grupo creen que es el «ntoro o semen transmitido por el hombre, mezcla-
de sociedades del África occidental con sistemas políticos y reli- \
do con la sangre (un símbolo de matrilinaje) de la mujer, lo que
giosos muy desarrollados pero, a pesar de ello, el parentesco unili- explica los misterios fisiológicos de la concepción.. . ntoro.. . se uti-
I
neal tiene aún una gran importancia estructural. El matrilinaje lo- liza a veces como sinónimo de sunsum, ese elemento espiritual del
calizado determinando la descendencia a partir de una antepasada
1
I
hombre o mujer del que depende.. . esa fuerza, magnetismo perso-
t nal, carácter, personalidad, energía, espíritu, o como quiera lla-
común conocida a lo largo de diez o doce generaciones constituye
la unidad básica para fines políticos, rituales y legales. Fortes (1962) j mársela, de la que dependen la salud, la riqueza, el poderio a esca-
la mundial, el éxito en cualquier empresa arriesgada, en realidad,
ha descrito el carácter segmentario del linaje: «Cada segmento se
define en relación a otros segmentos de orden similar referidos a todo lo que hace que valga la pena vivir la vida» (pág. 46). Una
antepasadas comunes y diferenciadoras)) (pág. 255). La sucesión vez más, volvemos a tropezarnos con las peculiares conexiones en-
a los cargos y la herencia de la propiedad son matrilineales, y cada tre personalidad, valores universales y «espíritu» o «alma» que pa-
uno de los barrios de las secciones de un poblado ashanti está ha- recen ser los estigmas de la communitas.
bitado por un matrilinaje nuclear, alrededor del cual se forma una Rattray (1923) llegó a enumerar nueve divisiones ntoro, aun-
especie de círculo de cognados y afines. que según él puede que hubiera alguna más. Dichas divisiones se
jes, en casi todos los territorios propiedad de otros clanes. Son El nombre utilizado para denominar un matrilinaje es abusua,
como Leví que, dividido en Jacob, se dispersd en Israel))(pág. 344). término que, según Rattray (1923) es ((sinónimo de mogya, san-
(Algo de este carácter sacerdotal se adhiere a los linajes dispersos gren (pág. 35), como el proverbio abusua bako mogya bako: «un
de los circuncisores y provocadores de la lluvia entre los gisu de clan, una sangre)). En ocasiones se ha discutido si no debería clasi-
Uganda). Los sacerdotes nuer con piel de leopardo tienen «una re- ficarse el parentesco ashanti como un sistema de «doble descen-
lacidn mística.. . con la tierra en virtud de la cual se atribuye a sus dencia~.Semejante punto de vista proviene del informe de Rat-
maldiciones una fuerza especial, ya que ... no sólo pueden afectar tray (1923, págs. 45-46) sobre una forma de categorización social
los cultivos de un hombre sino a su bienestar en general, dado que conocida por los ashanti como ntoro (literalmente, «semen»), que
todas las actividades humanas tienen lugar sobre la tierra)) (pági- él consideraba como una división exogámica fundada en la trans-
nas 343-344). El principal rol del sacerdote es el relacionado con los misión sólo, por y a través de hombres. Fortes (1962..., pág. 266)
casos de homicidio, en los que da asilo al homicida, negocia un ha puesto de relieve el escaso significado de este elemento patrili-
acuerdo, realiza el sacrificio para que puedan reanudarse las rela- neal respecto del sistema de parentesco, así como en lo referente
ciones sociales normales y rehabilita al homicida. Así pues, este al orden político-legal. Para Fortes ntoro equivale a una especie
hermano universalizado de la madre tiene muchos de los atributos de ((divisionescuasi rituales)), si bien éstas no son en modo alguno
de la comrnunitas con los cuales nos estamos familiarizando: es un exógamas ni constituyen grupos organizados. Ahora bien, desde
extrafio, un mediador, actúa en pro de toda la comunidad, man- el punto de vista del presente trabajo, debe atribuirse una gran im-
tiene una relación mística con la tierra en que habita, representa portancia a las divisiones ntoro. Una de las razones de que no se
la paz por oposición a la lucha y no se halla alineado con ningún haya tenido en cuenta la dimensión de communitas de la sociedad,
segmento político concreto. 1 con sus profundas irnplicaciones en lo que se refiere a la compren-
5l sión de muchos fenómenos y procesos rituales, éticos, estéticos y,
1
por supuesto, políticos y legales es consecuencia de la propensión
l a equiparar lo «social» con lo «socioestructural». Sigamos, pues,
3. Los ashanti
las huellas de ntoro hasta los más oscuros rincones de la cultura
Para evitar que se tenga la impresión de que la estructura apa- ashanti.
rece universalmente asociada al patrilinaje y la masculinidad, y la I
En primer lugar, el vínculo padre-hijo, fundamento de la divi-
cornmunitas a la matrilateralidad y la femineidad, en las sociedades I sión ntoro, es el vínculo estructuralmente inferior. Ahora bien, los
articuladas por el principio de descendencia unilineal, será conve- símbolos con los que se asocia esbozan un cuadro con un extraor-
niente que echemos una breve ojeada a una sociedad matrilineal dinario valor de cornrnunitas. Según Rattray (1923), los ashanti
muy conocida, los ashanti de Ghana. Éstos pertenecen a un grupo creen que es el «ntoro o semen transmitido por el hombre, mezcla-
de sociedades del África occidental con sistemas políticos y reli- \
do con la sangre (un símbolo de matrilinaje) de la mujer, lo que
giosos muy desarrollados pero, a pesar de ello, el parentesco unili- explica los misterios fisiológicos de la concepción.. . ntoro.. . se uti-
I
neal tiene aún una gran importancia estructural. El matrilinaje lo- liza a veces como sinónimo de sunsum, ese elemento espiritual del
calizado determinando la descendencia a partir de una antepasada
1
I
hombre o mujer del que depende.. . esa fuerza, magnetismo perso-
t nal, carácter, personalidad, energía, espíritu, o como quiera lla-
común conocida a lo largo de diez o doce generaciones constituye
la unidad básica para fines políticos, rituales y legales. Fortes (1962) j mársela, de la que dependen la salud, la riqueza, el poderio a esca-
la mundial, el éxito en cualquier empresa arriesgada, en realidad,
ha descrito el carácter segmentario del linaje: «Cada segmento se
define en relación a otros segmentos de orden similar referidos a todo lo que hace que valga la pena vivir la vida» (pág. 46). Una
antepasadas comunes y diferenciadoras)) (pág. 255). La sucesión vez más, volvemos a tropezarnos con las peculiares conexiones en-
a los cargos y la herencia de la propiedad son matrilineales, y cada tre personalidad, valores universales y «espíritu» o «alma» que pa-
uno de los barrios de las secciones de un poblado ashanti está ha- recen ser los estigmas de la communitas.
bitado por un matrilinaje nuclear, alrededor del cual se forma una Rattray (1923) llegó a enumerar nueve divisiones ntoro, aun-
especie de círculo de cognados y afines. que según él puede que hubiera alguna más. Dichas divisiones se
superponen, naturalmente, a las relaciones de pertenencia a los ma- rios de ellos son de nuevo hijos suyos)) (págs. 145-146). Y aiiade:
trilinajes segrnentarios abusua. Hay un ntoro considerado tradi- «Lo dicho viene a confirmar que entre los ashanti se considera que
cionalmente como «el primer ntoro adjudicado al hombre, el nto- las aguas ... contienen en sí la energía o espíritu del divino Crea-
ro Bosommuru» (pág. 48). Al relacionar el mito con su implanta- dor, y en consecuencia son una gran fuerza otorgadora de vida.
ción se aclara, a juicio de Rattray, lo que entienden los ashanti por "Al igual que una mujer da a luz a un niiio, el agua puede pro-
ntoro en general: crear a un dios", me dijo en cierta ocasión un sacerdote)) (pági-
na 146).
Hace mucho tiempo un hombre y una mujer bajaron del cielo. y una Otros fluidos corporales se asocian simbólicamente con «el ele-
mujer ascendió de la tierra. mento ntoro en el hombre», dice Rattray (1923, pág. 54), como
Del Dios Cielo (Onyame) bajó también una serpientepitón (onino, que
por ejemplo la saliva; y el rey de los ashanti, durante los ritos cele-
hizo del río hoy llamado Bosommuru su morada.
En un principio estos hombres y mujeres no tenían hijos, no sentían brados en nombre del río Bossommuru, expulsa agua por la boca
deseos sexuales y, además, por entonces se desconocía qué era la concep- al tiempo que pronuncia estas palabras: «larga vida a mi persona
ción y el nacimiento. y que esta nación prospere)). El simbolismo blanco en el mito Bo-
Un día la serpiente pitón les preguntó si no tenían descendencia, y al sommuru vuelve a aparecer en muchos contextos rituales en los que
responderle que no, dijo que ella haríaque las mujeres concibiesen. Orde- se rinde culto a los dioses del agua, debiendo señalarse que los sa-
nó a las parejas que se pusieran unas enfrente de otras, seguidamente se cerdotes del Dios Supremo y de otras deidades van normalmente
sumergió en el río y, al salir a la superficie, roció con agua sus vientres vestidos de blanco. En varias obras más (Turner, 1961-1962- 1980)
al tiempo que pronunciaba las palabras kus kus (empleadas en la mayoría he examinado el simbolismo blanco y sus connotaciones de semen,
de las ceremonias que hacen referencia a ntoro y Onyame), y luego les saliva, salud, fuerza y buena suerte en numerosas sociedades de
mandó que se fuesen a casa y se acostasen juntos.
Las mujeres concibieron y dieron a luz a los primeros niños del mun- África y de otros continentes, y el simbolismo blanco ashanti no
do, que tomaron a Bosommuru como su ntoro, transmitiendo cada hom- difiere mucho en su semántica del simbolismo blanco ndembu.
bre este ntoro a sus hijos. Resumamos las conclusiones a que hemos llegado sobre los as-
Si un hombre o mujer con ntoro Bossommuru ve una serpiente pitón hanti hasta aquí. Parece que existe un nexo entre la unión padre-
muerta (jamás matarán una), esparcen polvos de arcilla blanca por enci- hijo, ntoro (entendido como semen, espíritu y división social con
ma suyo y la entierran (págs. 48-49). afiliación muy dispersa), la masculinidad (representada por la ima-
gen del padre, Onyame, sus hijos y la mítica serpiente pitón, sim-
Este mito relaciona simbólicamente a ntoro en su doble faceta bolo masculino), la saliva, el agua, la bendición mediante la ex-
de semen y división social, con el Dios del Cielo (que es también pulsión de agua, los lagos, los ríos, el mar, el simbolismo blanco
dios de la lluvia y el agua), con el agua, con un río y con la fecun- y la condición sacerdotal; además, los jefes, y en especial el rey,
dación de la mujer. Otras divisiones ntoro, como Bosomtwe, que aparecen claramente asociados, en el Adae y en otras ceremonias,
es un gran lago en medio del territorio ashanti, y Bosompra, un con el Dios Cielo y con los ríos, sobre todo el Tano, como sugie-
río que nace en dicho territorio, se asocian a masas de agua. Los ren los mensajes del tambor parlante que se toca en los ritos Adae
principales dioses ashanti son deidades masculinas: los hijos de On- (Rattray, 1923, pág. 101).
yarne, el Dios Supremo varón. Más aun, todos ellos guardan rela- El principio femenino y el abusua están relacionados, como he-
ción con el agua, el símbolo por excelencia de la fertilidad y por mos visto, con la sangre y, a través de ésta, con una extensa varie-
extensión de todas las cosas buenas que los ashanti tienen en co- dad de símbolos rojos. Es un principio prácticamente universal el
mún, cualesquiera que sean sus afiliaciones de subgrupo. Rattray que la sangre y el color rojo tengan a la vez connotaciones favora-
(1923) pone en boca de los ashanti lo siguiente: ~Onyarnedecidió bles y desfavorables. Entre los ashanti el rojo se asocia con la gue-
enviar a sus hijos aquí abajo, a la tierra, para que pudieran benefi- rra (Rattray, 1927, pág. 134), la brujería (págs. 29, 30, 32 y 34),
ciarse de la humanidad a la vez que beneficiarla. Todos estos hijos con los espectros vengativos de las víctimas (pág. 22) y con los fu-
llevaban los nombres de los que ahora son ríos o lagos... y cual- nerales (pág. 150), apreciándose en algunos casos una oposición
quier otro río o masa de agua de cierta importancia. Los tributa- directa entre el simbolismo blanco (varón) y el rojo (hembra). Así,
superponen, naturalmente, a las relaciones de pertenencia a los ma- rios de ellos son de nuevo hijos suyos)) (págs. 145-146). Y aiiade:
trilinajes segrnentarios abusua. Hay un ntoro considerado tradi- «Lo dicho viene a confirmar que entre los ashanti se considera que
cionalmente como «el primer ntoro adjudicado al hombre, el nto- las aguas ... contienen en sí la energía o espíritu del divino Crea-
ro Bosommuru» (pág. 48). Al relacionar el mito con su implanta- dor, y en consecuencia son una gran fuerza otorgadora de vida.
ción se aclara, a juicio de Rattray, lo que entienden los ashanti por "Al igual que una mujer da a luz a un niiio, el agua puede pro-
ntoro en general: crear a un dios", me dijo en cierta ocasión un sacerdote)) (pági-
na 146).
Hace mucho tiempo un hombre y una mujer bajaron del cielo. y una Otros fluidos corporales se asocian simbólicamente con «el ele-
mujer ascendió de la tierra. mento ntoro en el hombre», dice Rattray (1923, pág. 54), como
Del Dios Cielo (Onyame) bajó también una serpientepitón (onino, que
por ejemplo la saliva; y el rey de los ashanti, durante los ritos cele-
hizo del río hoy llamado Bosommuru su morada.
En un principio estos hombres y mujeres no tenían hijos, no sentían brados en nombre del río Bossommuru, expulsa agua por la boca
deseos sexuales y, además, por entonces se desconocía qué era la concep- al tiempo que pronuncia estas palabras: «larga vida a mi persona
ción y el nacimiento. y que esta nación prospere)). El simbolismo blanco en el mito Bo-
Un día la serpiente pitón les preguntó si no tenían descendencia, y al sommuru vuelve a aparecer en muchos contextos rituales en los que
responderle que no, dijo que ella haríaque las mujeres concibiesen. Orde- se rinde culto a los dioses del agua, debiendo señalarse que los sa-
nó a las parejas que se pusieran unas enfrente de otras, seguidamente se cerdotes del Dios Supremo y de otras deidades van normalmente
sumergió en el río y, al salir a la superficie, roció con agua sus vientres vestidos de blanco. En varias obras más (Turner, 1961-1962- 1980)
al tiempo que pronunciaba las palabras kus kus (empleadas en la mayoría he examinado el simbolismo blanco y sus connotaciones de semen,
de las ceremonias que hacen referencia a ntoro y Onyame), y luego les saliva, salud, fuerza y buena suerte en numerosas sociedades de
mandó que se fuesen a casa y se acostasen juntos.
Las mujeres concibieron y dieron a luz a los primeros niños del mun- África y de otros continentes, y el simbolismo blanco ashanti no
do, que tomaron a Bosommuru como su ntoro, transmitiendo cada hom- difiere mucho en su semántica del simbolismo blanco ndembu.
bre este ntoro a sus hijos. Resumamos las conclusiones a que hemos llegado sobre los as-
Si un hombre o mujer con ntoro Bossommuru ve una serpiente pitón hanti hasta aquí. Parece que existe un nexo entre la unión padre-
muerta (jamás matarán una), esparcen polvos de arcilla blanca por enci- hijo, ntoro (entendido como semen, espíritu y división social con
ma suyo y la entierran (págs. 48-49). afiliación muy dispersa), la masculinidad (representada por la ima-
gen del padre, Onyame, sus hijos y la mítica serpiente pitón, sim-
Este mito relaciona simbólicamente a ntoro en su doble faceta bolo masculino), la saliva, el agua, la bendición mediante la ex-
de semen y división social, con el Dios del Cielo (que es también pulsión de agua, los lagos, los ríos, el mar, el simbolismo blanco
dios de la lluvia y el agua), con el agua, con un río y con la fecun- y la condición sacerdotal; además, los jefes, y en especial el rey,
dación de la mujer. Otras divisiones ntoro, como Bosomtwe, que aparecen claramente asociados, en el Adae y en otras ceremonias,
es un gran lago en medio del territorio ashanti, y Bosompra, un con el Dios Cielo y con los ríos, sobre todo el Tano, como sugie-
río que nace en dicho territorio, se asocian a masas de agua. Los ren los mensajes del tambor parlante que se toca en los ritos Adae
principales dioses ashanti son deidades masculinas: los hijos de On- (Rattray, 1923, pág. 101).
yarne, el Dios Supremo varón. Más aun, todos ellos guardan rela- El principio femenino y el abusua están relacionados, como he-
ción con el agua, el símbolo por excelencia de la fertilidad y por mos visto, con la sangre y, a través de ésta, con una extensa varie-
extensión de todas las cosas buenas que los ashanti tienen en co- dad de símbolos rojos. Es un principio prácticamente universal el
mún, cualesquiera que sean sus afiliaciones de subgrupo. Rattray que la sangre y el color rojo tengan a la vez connotaciones favora-
(1923) pone en boca de los ashanti lo siguiente: ~Onyarnedecidió bles y desfavorables. Entre los ashanti el rojo se asocia con la gue-
enviar a sus hijos aquí abajo, a la tierra, para que pudieran benefi- rra (Rattray, 1927, pág. 134), la brujería (págs. 29, 30, 32 y 34),
ciarse de la humanidad a la vez que beneficiarla. Todos estos hijos con los espectros vengativos de las víctimas (pág. 22) y con los fu-
llevaban los nombres de los que ahora son ríos o lagos... y cual- nerales (pág. 150), apreciándose en algunos casos una oposición
quier otro río o masa de agua de cierta importancia. Los tributa- directa entre el simbolismo blanco (varón) y el rojo (hembra). Así,
por ejemplo, para Rattray (1923), Tano o Ta Kora, el dios de los En muchas sociedades patrilineales, en particular en aquellas
rlos, «parece particularmente indiferente o incluso hostil hacia las en las queexisten enemistades hereditarias, es la descendencia a
mujeres. Son criaturas ingratas (bonniaye), afirma. A ninguna mu- través de la línea masculina la que se asocia con un simbolismo
jer se le permite tocar su altar, y no tiene sacerdotisas (akomfo) de sangre ambivalente. Pero, entre los ashanti, donde el principio
propias. Las mujeres en periodo de menstruacción son uno de sus articulador dominante es la matrilinealidad, el vínculo de descen-
tabúes)) (pág. 183). Debe recordarse aquí que el n o Tano desem- dencia masculina es considerado casi por completo favorable y re-
peila un papel importante en los ritos Adae del Asantehene, jefe lacionado con el Dios Cielo y los dioses del gran río, que contro-
supremo de la nación. La brujeria y el simbolismo rojo de los ri- lan la fertilidad, la salud, la fuerza y los valores vitales comunes
tuales funerarios guardan relación con la pertenencia a abusua, ya a todos. Una vez más nos encontramos con el estructuralmente in-
que son los parientes matrilineales quienes se acusan mutuamente ferior erigido en superior moral y ritualmente, y con la debilidad
de brujería, atribuyéndose a esta la mayoría de las muertes ocurri- secular como poder sagrado.
das; aquí se puede observar otro significado siniestro oculto tras
la noción del vinculo de sangre. El simbolismo rojo se asocia igual-
mente con el culto de la tierra, Asase Ya, considerada «una deidad
femenina» (Rattray, 1927) ya que «para ella no es tabú la mens-
truación (kyiri bara); le gusta la sangre humana)) (pág. 342). Ha llegado el momento de examinar en detalIe una hipótesis
Podría multiplicar las citas de los datos extraordinariamente de- que trata de explicar los atributos de fenómenos en apariencia tan
tallados que aporta Rattray (1927) sobre el simbolismo rojo para diversos como los neófitos en la fase liminal del ritual, los autóc-
demostrar la relación que los ashanti establecen entre feminidad, tonos subyugados, las pequeñas naciones, los bufones, los mendi-
muerte, asesinato, brujería, no propiciatorio, contaminación mens- gos santos, los buenos samaritanos, los movimientos milenaristas,
trual y sacrificios de hombres y animales. Por ejemplo, los ashanti los «vagabundos del dharma)), la matrilateraiidad en sistemas pa-
tienen un suman, o «fetiche» rojo que es una «especie de chivo trilineales, la patrilateralidad en los matrilineaies y las órdenes mo-
expiatorio o ente que se echa sobre sí mismo los males y pecados násticas. Resulta difícil imaginar conjunto peor avenido de fenó-
del mundo» (pág. 13). Éste se empapa en un tinte esono rojo (he- menos sociales; ahora bien, todos tienen esta característica común:
. ..
son P e r s n n S I . t i & s de
cho a base de polvo de corteza del árbol adwino, una especie de
Pterocarpus probablemente), que es «un sustituto de la sangre hu- las -estructu_ls &mid&J),&e~ntentran en sus márgenes, 3)
manan que se utiliza en el culto a la tierra, además de simbolizar ocupan.-,&US. Esto n ~ d ~ i i ü e v ~ ~ a l - p i i b l e -
también la sangre menstrual. Este fetiche, llamado kunkuma, tam- ma de la definición de la estructura social. A dictionary of the so-
bién se «mancha con sangre coagulada de ovejas y aves de corral cial sciences (Gould and Kolb, 1964) constituye una fuente auto-
sacrificadas sobre él» y en su interior «se esconde un trozo de fi- rizada de definiciones, y en ella A. W. Eister revisa algunas de las
bra (baha) utilizado por una mujer menstruante)) (pág. 13). Aquí principales formulaciones de esta concepción. Spencer, al igual que
vemos cómo la sangre artificial y la menstruación se relacionan con muchos otros sociólogos modernos, considera la estructura social
violaciones del orden natural y social, lo que se consideran «males como «una ordenación (de la que puede darse más de un tipo) más
y pecados)). Un último ejemplo, quizá el más sugestivo de todos, o menos diferenciada de instituciones (subrayado de Eister) espe-
será suficiente. Una vez al ailo tiene lugar una profanación ritual cializadas y mutuamente dependientes y las organizaciones insti-
del altar ntoro original, el ntoro Bosommuru al que ya hemos alu- tucionales de posiciones y/o de actores que implican, todas desa-
dido, que suele ser con frecuencia el del Asantehene en persona. rrolladas en el curso natural de los acontecimientos, como grupos
En el día en que se celebran los ritos «el rey es untado con tinte de seres humanos, con unas determinadas necesidades y capacida-
esono rojo» (pág. 136), y de esta forma se profana la blancura del des, que interactúan entre sí (segun diversos tipos o modos de inte-
ntoro y del río Bosommum. Más tarde, para purificar el altar, se racción) e intentan adaptarse a su entorno físico» (págs. 668-669).
mezcla en un cuenco agua procedente de varios ríos sagrados con Raymond Firth (1951) propone una concepción más analítica en
arcilla blanca y se rocía el altar con la pasta que se obtiene. los términos siguientes:
por ejemplo, para Rattray (1923), Tano o Ta Kora, el dios de los En muchas sociedades patrilineales, en particular en aquellas
rlos, «parece particularmente indiferente o incluso hostil hacia las en las queexisten enemistades hereditarias, es la descendencia a
mujeres. Son criaturas ingratas (bonniaye), afirma. A ninguna mu- través de la línea masculina la que se asocia con un simbolismo
jer se le permite tocar su altar, y no tiene sacerdotisas (akomfo) de sangre ambivalente. Pero, entre los ashanti, donde el principio
propias. Las mujeres en periodo de menstruacción son uno de sus articulador dominante es la matrilinealidad, el vínculo de descen-
tabúes)) (pág. 183). Debe recordarse aquí que el n o Tano desem- dencia masculina es considerado casi por completo favorable y re-
peila un papel importante en los ritos Adae del Asantehene, jefe lacionado con el Dios Cielo y los dioses del gran río, que contro-
supremo de la nación. La brujeria y el simbolismo rojo de los ri- lan la fertilidad, la salud, la fuerza y los valores vitales comunes
tuales funerarios guardan relación con la pertenencia a abusua, ya a todos. Una vez más nos encontramos con el estructuralmente in-
que son los parientes matrilineales quienes se acusan mutuamente ferior erigido en superior moral y ritualmente, y con la debilidad
de brujería, atribuyéndose a esta la mayoría de las muertes ocurri- secular como poder sagrado.
das; aquí se puede observar otro significado siniestro oculto tras
la noción del vinculo de sangre. El simbolismo rojo se asocia igual-
mente con el culto de la tierra, Asase Ya, considerada «una deidad
femenina» (Rattray, 1927) ya que «para ella no es tabú la mens-
truación (kyiri bara); le gusta la sangre humana)) (pág. 342). Ha llegado el momento de examinar en detalIe una hipótesis
Podría multiplicar las citas de los datos extraordinariamente de- que trata de explicar los atributos de fenómenos en apariencia tan
tallados que aporta Rattray (1927) sobre el simbolismo rojo para diversos como los neófitos en la fase liminal del ritual, los autóc-
demostrar la relación que los ashanti establecen entre feminidad, tonos subyugados, las pequeñas naciones, los bufones, los mendi-
muerte, asesinato, brujería, no propiciatorio, contaminación mens- gos santos, los buenos samaritanos, los movimientos milenaristas,
trual y sacrificios de hombres y animales. Por ejemplo, los ashanti los «vagabundos del dharma)), la matrilateraiidad en sistemas pa-
tienen un suman, o «fetiche» rojo que es una «especie de chivo trilineales, la patrilateralidad en los matrilineaies y las órdenes mo-
expiatorio o ente que se echa sobre sí mismo los males y pecados násticas. Resulta difícil imaginar conjunto peor avenido de fenó-
del mundo» (pág. 13). Éste se empapa en un tinte esono rojo (he- menos sociales; ahora bien, todos tienen esta característica común:
. ..
son P e r s n n S I . t i & s de
cho a base de polvo de corteza del árbol adwino, una especie de
Pterocarpus probablemente), que es «un sustituto de la sangre hu- las -estructu_ls &mid&J),&e~ntentran en sus márgenes, 3)
manan que se utiliza en el culto a la tierra, además de simbolizar ocupan.-,&US. Esto n ~ d ~ i i ü e v ~ ~ a l - p i i b l e -
también la sangre menstrual. Este fetiche, llamado kunkuma, tam- ma de la definición de la estructura social. A dictionary of the so-
bién se «mancha con sangre coagulada de ovejas y aves de corral cial sciences (Gould and Kolb, 1964) constituye una fuente auto-
sacrificadas sobre él» y en su interior «se esconde un trozo de fi- rizada de definiciones, y en ella A. W. Eister revisa algunas de las
bra (baha) utilizado por una mujer menstruante)) (pág. 13). Aquí principales formulaciones de esta concepción. Spencer, al igual que
vemos cómo la sangre artificial y la menstruación se relacionan con muchos otros sociólogos modernos, considera la estructura social
violaciones del orden natural y social, lo que se consideran «males como «una ordenación (de la que puede darse más de un tipo) más
y pecados)). Un último ejemplo, quizá el más sugestivo de todos, o menos diferenciada de instituciones (subrayado de Eister) espe-
será suficiente. Una vez al ailo tiene lugar una profanación ritual cializadas y mutuamente dependientes y las organizaciones insti-
del altar ntoro original, el ntoro Bosommuru al que ya hemos alu- tucionales de posiciones y/o de actores que implican, todas desa-
dido, que suele ser con frecuencia el del Asantehene en persona. rrolladas en el curso natural de los acontecimientos, como grupos
En el día en que se celebran los ritos «el rey es untado con tinte de seres humanos, con unas determinadas necesidades y capacida-
esono rojo» (pág. 136), y de esta forma se profana la blancura del des, que interactúan entre sí (segun diversos tipos o modos de inte-
ntoro y del río Bosommum. Más tarde, para purificar el altar, se racción) e intentan adaptarse a su entorno físico» (págs. 668-669).
mezcla en un cuenco agua procedente de varios ríos sagrados con Raymond Firth (1951) propone una concepción más analítica en
arcilla blanca y se rocía el altar con la pasta que se obtiene. los términos siguientes:
mantener relaciones vitales con otras hombres, ya sean reales o ima- talizada por su experiencia de la communitas. Lo cierto en que nin-
ginarios. En sus obras podemos vislumbrar ese potencial evoluti- guna sociedad puede funcionar adecuadamente sin esta dialéctica.
vo sin utilizar de la humanidad que aún no ha sido exteriorizado La exageración de la estructura puede conducir incluso a manifes-
y fijado en la estructura. taciones patológicas de la communitas al margen o contra «la ley»,
La communitas se introduce por los intersticios de la estructu- mientras que la exageración de la communitas en determinados mo-
.,.:... . -
__
"-
ra en el__, ...--
caso delalimiñZiiacpcir
~ IoJmArgenes, en el de la-mggi- vimientos religiosos o políticos de tipo nivelador puede ir seguida
ndidad; y por debajo suyo, si se trata de la infwoskl& No existe sin tardanza de despotismo, burocracia desmedida u otras modali-
pr-~hagar alguno en qpeso-se la considere sagradao dades de esclerosis de la. estructura. Esto se debe a que, al igual
« ~ ~ ~ ~ y - ~ U a d e h i d o .aqque
u i ztransgrede
á o elimina las ngrmas que los neófitos en las cabañas de circuncisión africanas, los mon-
qiie~xigienlasrelacionesestructuradas e institucionalizadas, ....tiem-
- al jes benedictinos o los miembros de los movimientos milenaristas,
po que va acompañada de experiencias de una fuerza sin prece- quienes viven en comunidad parecen precisar, más tarde o más tem-
dentes. Los procesos de «nivelación» y «despojamiento» sobre los prano, una autoridad con plenos poderes, ya se trate de una serie
que Goffman ha llamado nuestra atención parecen, a menudo, Ile- de mandamientos religiosos, un líder inspirado por la divinidad o
nar de afecto a las personas a ellos sometidas. No cabe duda de un dictador. La communitas no pueden darse en solitario si quie-
que, a través de estos procesos, se liberan energías instintivas, pero ren satisfacerse debidamente las necesidades materiales y organi-
en la actualidad me inclino a pensar que la communitas no es tan' zativas de los seres humanos; la maximización de la communitas
sólo el producto de impulsos biológicamente heredados y libres de provoca una maxirnización de la estructura, lo que a su vez produ-
toda traba cultural, sino que se trata mds bien del producto de fa- ce enfrentamientos revolucionarios que pretenden conseguir una
cultades intrínsecas del hombre, entre las que se incluyen la racio- communitas renovada. La historia de toda gran sociedad constitu-
nalidad, la volición y la memoria, que se desarrollan con la expe- ye una buena muestra, a nivel político, de semejante oscilación, y
riencia de la vida en sociedad, como sucede entre los tallensi, donde en el capítulo siguiente se expondrán dos importantes ejemplos de
sólo los varones adultos sufren las experiencias que les inducen a esto.
recibir altares bakologo. Anteriormente mencione la estrecha conexión existente entre
La idea de que existe un vínculo genérico entre los hombres, estructura y propiedad, ya sea ésta privada o colectiva, heredada
así como el sentimiento relacionado de «confraternidad», no son o administrada; así, la mayoría de los movimientos rnilenaristas
epifenómenos de algún tipo de instinto gregario sino productos de tratan de abolir la propiedad o de que la posesión de todos los bie-
hombres entregados en cuerpo y alma. La liminalidad, la mar- nes sea común. Normalmente ello sólo es posible durante un breve
ginalidad y la inferioridad estructural son condiciones en las que período de tiempo, hasta la fecha fijada para la llegada del mile-
con frecuencia se generan mitos, símbolos, rituales, sistemas filo- nio o los cargos ancestrales. Cuando la profecía no se cumple, vuel-
sbficos y obras de arte. Estas formas culturales proporcionan a los ven la propiedad y la estructura y el movimiento se institucionali-
hombres una serie de patrones o modelos que constituyen, a un za; puede también desintegrarse, en cuyo caso sus seguidores se
determinado nivel, reclasificaciones periódicas de la realidad y de incorporan al orden estructurado circundante. Sospecho que el mis-
la relación del hombre con la sociedad, la naturaleza y la cultura, mo Lewis Henry Morgan deseaba el advenimiento de la communi-
pero son también algo más que meras clasificaciones, ya que inci- tas universal; a modo de ejemplo veamos lo que dice en los últi-
tan a los hombres a la acción a la vez que a la reflexión. Cada una mos y contundentes párrafos de su obra La sociedad primitiva
de estas obras tiene un carácter multívoco, con múltiples significa- (1975): «El destino final de la humanidad no es una mera carrera
dos, y es capaz de afectar a la gente a muchos niveles psicobiológi- hacia la propiedad, si es que el progreso ha de ser la ley del futuro
cos simultáneamente. como lo ha sido del pasado ... Parece que la disolución social será
Aquí se produce un proceso dialéctico, ya que la inmediatez de la terminación de una empresa de la cual la propiedad es el fin y
la communitus da paso a la mediatez de la estructura, mientras que, la meta, porque dicha empresa contiene los elementos de su pro-
en les rites de passage, los hombres son liberados de la estructura pia destrución. La democracia en el gobierno, la fraternidad en la
a la communitas para volver posteriormente a una estructura revi- sociedad, la igualdad de derechos y privilegios y la educación uni-
mantener relaciones vitales con otras hombres, ya sean reales o ima- talizada por su experiencia de la communitas. Lo cierto en que nin-
ginarios. En sus obras podemos vislumbrar ese potencial evoluti- guna sociedad puede funcionar adecuadamente sin esta dialéctica.
vo sin utilizar de la humanidad que aún no ha sido exteriorizado La exageración de la estructura puede conducir incluso a manifes-
y fijado en la estructura. taciones patológicas de la communitas al margen o contra «la ley»,
La communitas se introduce por los intersticios de la estructu- mientras que la exageración de la communitas en determinados mo-
.,.:... . -
__
"-
ra en el__, ...--
caso delalimiñZiiacpcir
~ IoJmArgenes, en el de la-mggi- vimientos religiosos o políticos de tipo nivelador puede ir seguida
ndidad; y por debajo suyo, si se trata de la infwoskl& No existe sin tardanza de despotismo, burocracia desmedida u otras modali-
pr-~hagar alguno en qpeso-se la considere sagradao dades de esclerosis de la. estructura. Esto se debe a que, al igual
« ~ ~ ~ ~ y - ~ U a d e h i d o .aqque
u i ztransgrede
á o elimina las ngrmas que los neófitos en las cabañas de circuncisión africanas, los mon-
qiie~xigienlasrelacionesestructuradas e institucionalizadas, ....tiem-
- al jes benedictinos o los miembros de los movimientos milenaristas,
po que va acompañada de experiencias de una fuerza sin prece- quienes viven en comunidad parecen precisar, más tarde o más tem-
dentes. Los procesos de «nivelación» y «despojamiento» sobre los prano, una autoridad con plenos poderes, ya se trate de una serie
que Goffman ha llamado nuestra atención parecen, a menudo, Ile- de mandamientos religiosos, un líder inspirado por la divinidad o
nar de afecto a las personas a ellos sometidas. No cabe duda de un dictador. La communitas no pueden darse en solitario si quie-
que, a través de estos procesos, se liberan energías instintivas, pero ren satisfacerse debidamente las necesidades materiales y organi-
en la actualidad me inclino a pensar que la communitas no es tan' zativas de los seres humanos; la maximización de la communitas
sólo el producto de impulsos biológicamente heredados y libres de provoca una maxirnización de la estructura, lo que a su vez produ-
toda traba cultural, sino que se trata mds bien del producto de fa- ce enfrentamientos revolucionarios que pretenden conseguir una
cultades intrínsecas del hombre, entre las que se incluyen la racio- communitas renovada. La historia de toda gran sociedad constitu-
nalidad, la volición y la memoria, que se desarrollan con la expe- ye una buena muestra, a nivel político, de semejante oscilación, y
riencia de la vida en sociedad, como sucede entre los tallensi, donde en el capítulo siguiente se expondrán dos importantes ejemplos de
sólo los varones adultos sufren las experiencias que les inducen a esto.
recibir altares bakologo. Anteriormente mencione la estrecha conexión existente entre
La idea de que existe un vínculo genérico entre los hombres, estructura y propiedad, ya sea ésta privada o colectiva, heredada
así como el sentimiento relacionado de «confraternidad», no son o administrada; así, la mayoría de los movimientos rnilenaristas
epifenómenos de algún tipo de instinto gregario sino productos de tratan de abolir la propiedad o de que la posesión de todos los bie-
hombres entregados en cuerpo y alma. La liminalidad, la mar- nes sea común. Normalmente ello sólo es posible durante un breve
ginalidad y la inferioridad estructural son condiciones en las que período de tiempo, hasta la fecha fijada para la llegada del mile-
con frecuencia se generan mitos, símbolos, rituales, sistemas filo- nio o los cargos ancestrales. Cuando la profecía no se cumple, vuel-
sbficos y obras de arte. Estas formas culturales proporcionan a los ven la propiedad y la estructura y el movimiento se institucionali-
hombres una serie de patrones o modelos que constituyen, a un za; puede también desintegrarse, en cuyo caso sus seguidores se
determinado nivel, reclasificaciones periódicas de la realidad y de incorporan al orden estructurado circundante. Sospecho que el mis-
la relación del hombre con la sociedad, la naturaleza y la cultura, mo Lewis Henry Morgan deseaba el advenimiento de la communi-
pero son también algo más que meras clasificaciones, ya que inci- tas universal; a modo de ejemplo veamos lo que dice en los últi-
tan a los hombres a la acción a la vez que a la reflexión. Cada una mos y contundentes párrafos de su obra La sociedad primitiva
de estas obras tiene un carácter multívoco, con múltiples significa- (1975): «El destino final de la humanidad no es una mera carrera
dos, y es capaz de afectar a la gente a muchos niveles psicobiológi- hacia la propiedad, si es que el progreso ha de ser la ley del futuro
cos simultáneamente. como lo ha sido del pasado ... Parece que la disolución social será
Aquí se produce un proceso dialéctico, ya que la inmediatez de la terminación de una empresa de la cual la propiedad es el fin y
la communitus da paso a la mediatez de la estructura, mientras que, la meta, porque dicha empresa contiene los elementos de su pro-
en les rites de passage, los hombres son liberados de la estructura pia destrución. La democracia en el gobierno, la fraternidad en la
a la communitas para volver posteriormente a una estructura revi- sociedad, la igualdad de derechos y privilegios y la educación uni-
versa1 anticipan el próximo plano más elevado de la sociedad, al CAPÍTULO IV
cual la experiencia, el intelecto y el saber tienden firmemente))(pág.
544). COMMUNITAS: MODELO Y PROCESO
¿Cuál es este «plano más elevado))?Es ahí donde aparentemente
Morgan sucumbe al error en que incurrieron pensadores de la ca-
tegoría de Rousseau y Marx: la confusión entre communitas, que
es una dimensión de todas las sociedades, ya sean pasadas o pre-
sentes, y la sociedad arcaica o primitiva. «Será una resurrección»,
prosigue diciendo, «en forma más elevada de la libertad, igualdad
y fraternidad de las antiguas gentes». Pero como confirmarían hoy
la gran mayoría de los antropólogos, las normas y diferencias de
status y prestigio impuestas por la costumbre en las sociedades pre-
literarias apenas dejan lugar para la libertad y la elección indivi-
duales -el individualista a menudo es considerado como un
brujo- ni tampoco para la auténtica igualdad entre, por ejemplo,
hombres y mujeres, viejos y jóvenes, jefes y gentes comunes, al
tiempo que la fraternidad misma sucumbe a menudo a la marcada
distinción de status entre los hermanos mayores y los menores. La MODALIDADES
DE COMMUNITAS
pertenencia a segmentos rivales en sociedades como la tallensi, la
nuer o la tiv no permite siquiera la fraternidad tribal; tal perte- Este capítulo surge casi espontáneamente de un seminario que
nencia compromete al individuo con la estructura y los conflictos impartí en la Universidad de Come11 a un grupo interdisciplinario
inseparables de la diferenciación estructural. Sin embargo, aun en de estudiantes y profesores, sobre distintas cuestiones de lo que po-
las sociedades más simples, la diferencia entre estructura y com- drían denominarse los aspectos metaestructurales de las relaciones
rnunitas existe, y adquiere una expresidn simbólica a través de los sociales. Yo fui educado en la tradici6n socioestructuralista ortodo-
atributos culturales de la liminalidad, la marginalidad y la inferio- xa de la antropología británica, la cual -por exponer un comple-
ridad. En las distintas sociedades, y en períodos diferentes dentro jo razonamiento con cruda sencillez- considera a la «sociedad»
ya de cada sociedad, se impone uno u otro de estos ((antagonistas como un sistema de posiciones sociales, pudiendo tener este sistema
inmortales» (tomando prestado un tCrmino que Freud empleó con una estructura segmentaria, jerárquica, o ambas a la vez. Lo que
un sentido diferente), pero juntos constituyen la ((condición hu- quiero subrayar aquí es que las unidades de la estructura social es-
mana)), en lo que se refiere a las relaciones del hombre con sus con- tán constituidas por las relaciones entre status, roles y funciones.
géneres. (Aquí, por supuesto, no utilizo la palabra «estructura» en el senti-
do en que generalmente la usa Lévi-Strauss). La utilización de mo-
delos socioestructurales ha sido extremadamente útil para clarifi-
car muchas Areas oscuras de la cultura y la sociedad, pero, al igual
que otras ideas importantes, el punto de vista estructural ha aca-
bado convirtiéndose con el tiempo en una traba y un fetiche. La
experiencia del trabajo de campo y una serie de lecturas generales
sobre el arte y las humanidades me convencieron de que lo «so-
cial» no es idéntico a lo «socioestructural», de que existen otras
modalidades de relación social.
Más allá de lo estructural se encuentra no sólo la hobbessiana
«guerra de todos contra todos)) sino también la communitas, for-