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Misterio

en las
A l p u j a r r a s
CHO
ELVIRA SAN
S
JORDI SURÍ
PRESENTACIÓN

La serie Aventura joven narra las aventuras que vive un grupo de


amigos adolescentes: Mónica, Guillermo, Laura, Sergio y Martín. A
través de sus historias, los vas a ir conociendo y, al mismo tiempo,
vas a descubrir muchos aspectos de la España de hoy en día.
A lo largo de la lectura de Misterio en las Alpujarras, hay una
serie de notas que te van a ayudar a comprender mejor el texto
y te van a explicar algunas interesantes cuestiones culturales.
Recuerda que para entender un texto, no es imprescindible conocer
el significado de cada una de las palabras: intenta comprender el
texto en su totalidad y disfruta al máximo de la lectura.
«Después de la lectura», te proponemos una serie de activida-
des. Te van a permitir comprobar si has entendido el texto y te van
a ayudar a incorporar nuevo vocabulario o a reflexionar sobre los
temas de actualidad que preocupan a los jóvenes españoles. Al final
de la novela, hemos añadido las soluciones a esas actividades.

¡Buena lectura!

5
CAPÍTULO 1

—¿Qué hora es? —pregunta Guillermo mirando por la ventanilla


del coche.
—Son las ocho y media.
—Es muy pronto —dice Guillermo enfadado—. ¡Siempre llego el
primero!
—No siempre, Guille —dice su madre—. ¡Ah!, ¿has cogido la
linterna? Si tenéis que salir de noche…
—Sí, mamá —la interrumpe Guillermo.
—¿Y las pilas?
—Sí, mamá.
El padre de Guillermo aparca el coche cerca de la parada del autocar.
—¿Lo veis? —protesta Guillermo— ¡No ha llegado nadie!
—Bueno, Guille, no importa —dice su padre—. Vamos a ver los
horarios del autocar.
Guillermo coge la mochila y baja del coche. Mira a su alrededor.
No hay nadie en la calle. Solo un señor que pasea su perro.
—Mira, Guille —dice su padre—. Vais a llegar a Pitres a las
once y cuarto.
Pero Guillermo no le escucha. Dos chicas se acercan con sus
mochilas. Cuando las chicas lo ven, empiezan a saltar y a gritar.
—¡Guillermo…! ¡Guille!
Las chicas y Guillermo se saludan.
—¡Tú siempre el primero! —dice alegremente una de las chicas.

7
Se llama Laura. Es una chica alta y delgada, y lleva unos panta-
lones estrechos y un jersey. Es el mes de agosto, pero en Granada
refresca por la noche.
Los padres de Guillermo se acercan.
—Bueno, Guillermo, nosotros nos vamos.
—Guille, ¿has mirado si tiene batería tu móvil?
—Sí, mamá. ¡Claro!
Cuando sus padres se van, Guillermo pregunta a las chicas:
—¿Habéis venido solas?
—Sí, hemos cogido el autobús.
En aquel momento un autocar entra en la parada. El conductor
abre las puertas y baja a tomar el aire.1
—¿Este es nuestro autocar? —pregunta Mónica.
—Creo que sí.
—¡Hola! —una voz a sus espaldas les saluda.
—¡Sergio! —exclama Laura.
Sergio y Laura se abrazan.
—¡Hola, Mónica! ¡Hola, Guillermo!
—¡Hola!
Sergio lleva una mochila muy grande a sus espaldas.
—¿Y Martín? —pregunta Mónica.
—Ahora viene. Ha ido a buscar una panadería.
—¡Ah!
Las dos chicas, Guillermo, Sergio y Martín son muy buenos ami-
gos. Hoy van a casa del tío de Martín, que vive en un pueblecito de
las Alpujarras2 que se llama Atalbéitar. Los autocares no llegan
hasta allí. Por eso, primero van a ir en autocar a Pitres y después,
andando hasta Atalbéitar.
El tío de Martín se llama José y es una persona muy original. Le
gusta mucho el campo. Quiere mucho a su sobrino y por eso le ha

1 tomar el aire: salir al aire libre para descansar o despejarse.


2 Alpujarras: comarca del sur de España situada en Andalucía, entre Granada y
Almería.

8
invitado a él y a sus amigos al pueblo. Hace poco Martín y su tío
hablaron3 por teléfono.

«—¿Por qué no vienes unos días con tus amigos?


»—Sí, buena idea. ¿Cuándo?
»—Podéis venir el diez de agosto, que es la noche de San
Lorenzo.
»—¿Y qué pasa esta noche?
»—Es una pequeña sorpresa.
»—¿Una sorpresa?
»—Bueno, es algo bonito. Ya conoces mis aficiones.4
»—¡Vale!, pues vamos a ir…»

En la estación, los chicos hablan y ríen mientras esperan a


Martín. Están contentos de estar juntos. Laura mira a Sergio y
sonríe. Mónica tiene sueño. Mónica es una chica morena y lleva el
pelo recogido en una coleta, no es ni alta ni baja. A veces protesta
por todo. Es muy amiga de Martín. Pero pasa el tiempo y Martín no
aparece. Los chicos empiezan a estar nerviosos.
—¡Siempre igual! —dice Mónica enfadada— Vamos a perder
el autocar…
Guillermo mira a un lado y a otro de la calle. Pero Martín no llega.
Guillermo es un chico pelirrojo. Tiene quince años pero parece
menor5 que sus amigos.
Sergio, el otro chico, es moreno y lleva gafas. Es argentino, pero
vive en España. A él le interesan muchas cosas. Le gusta leer, estu-
diar y la fotografía.
—¿Por qué no le llamas al móvil? —propone Sergio a Mónica.
—¡Vale! —la chica saca su móvil de la mochila y marca un
número.

3 hablaron: forma del pasado (Pretérito Indefinido) del verbo hablar en tercera
persona. Se refiere a acciones pasadas y terminadas.
4 aficiones: inclinación a hacer una cosa por diversión o entretenimiento, hobbies.
5 menor: de menos edad.

9
—No contesta… —dice finalmente.
El conductor sube al autocar.
—¡El autocar va a salir! —exclama Guillermo que está impa-
ciente.
—Pero no nos podemos ir sin Martín… y ya es la hora.
—Voy a hablar con el conductor —dice Sergio.
—¡Vaya! —Guillermo está nervioso— ¿Y qué hacemos si no
llega?
El conductor mira a los chicos.
—¿Subís? —pregunta.
—Un momento, por favor —empieza Sergio—. Es que…
—¡Eh, Laura, Mónica! —alguien se acerca corriendo.
—¡Por fin! —exclama Mónica.
Es Martín. El chico llega corriendo y riendo. Está contento. Lleva
una bolsa pequeña de papel en una mano y un cruasán en la otra y
los enseña a sus amigos.
—He comprado cruasanes —dice.
Los chicos suben al autocar y se sientan. Pronto salen de la ciu-
dad. Martín reparte los cruasanes y Mónica empieza a comer.
—¡Están riquísimos! ¡Además son de chocolate!
Martín saca un mapa de su mochila.
—Aquí es donde nos deja el autocar —explica.
Las chicas miran con curiosidad.
—¿Dónde?, ¿dónde? —pregunta Laura.
—¡Aquí! —Martín señala un punto en el mapa— Pitres.
—¿Y aquí vamos a comer algo? —pregunta Guillermo con la
boca llena de chocolate.
—Sí. Y después de desayunar6 vamos a empezar la excursión.
—¡Mirad! Aquí hay un bosque de castaños —Sergio, que está
mirando el mapa, señala un punto.

6 desayunar: primera comida del día. En España y Latinoamérica es frecuente


hacer un segundo desayuno a media mañana ya que el almuerzo o comida
principal se hace bastante tarde (a partir de las 13h30).

10
—Sí, y también hay pueblos abandonados.
—Y aquí hay un río —dice Guillermo—. Se llama…, a ver…, río
Trevélez.
—¿Y vamos a pasar el río? —pregunta Mónica.
—Sí, hay un puente, creo.
Mientras sus amigos hablan, Laura empieza a mirar por la ven-
tana. Tiene sueño porque ha dormido en casa de Mónica y han
pasado toda la noche hablando. Después, mira a su amiga, que
ahora pregunta:
—¿Cuántas horas hay que andar para llegar a Atalbéitar?
—Muchas —contesta Martín.
—¡¡¿Muchas horas?!! —pregunta Guillermo asustado.
—Todo el día —dice alegremente Laura, volviéndose7 para
mirarlo.
—No os preocupéis, vamos a andar despacio y a hacer paradas
—les tranquiliza Martín.
Laura mira a Martín y después a Sergio. «Son guapos», piensa.
Últimamente a Laura le interesan mucho los chicos. En el instituto
tiene mucho éxito con ellos, y ella lo sabe.
—Yo he traído la cámara de fotos —dice Sergio. Después, mien-
tras sus amigos miran el mapa, se sienta al lado de Laura.
—¿Cansada? —pregunta.
—Sí, un poco. Mónica y yo no hemos dormido mucho. Hemos
hablado toda la noche.
Ahora el autocar circula por la autopista, al lado de campos de
olivos, y Martín continúa con sus explicaciones.
—Y aquí, en este pueblo abandonado hay una casa que llaman
«la casa del ahorcado». Es una ca…
Mónica le interrumpe.
—No tenemos que pasar por ahí, ¿verdad?
—No —Martín sonríe—. Mi tío vive en este pueblecito, Atalbéitar.
Es muy pequeño, pero muy bonito…

7 volverse: darse la vuelta, mirar hacia atrás.

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CAPÍTULO 2

Cuando llegan a Pitres, el autocar para en la plaza. Pitres es un


hermoso pueblecito de las Alpujarras, con una plaza con bares y
una gran iglesia blanca. Sus casas también son blancas.
—¡Tengo hambre…! —dice Sergio cogiendo su mochila.
—¡Y yo también! —dice Guillermo que siempre tiene hambre.
Los chicos entran en un bar.
—Aquí hay una mesa libre —dice Laura.
El bar no es muy grande. Hay algunos excursionistas con sus
mochilas y gente del pueblo tomando tacos de queso y unos vinos.1
Los chicos se sientan y piden unos bocadillos.
—El jamón de aquí es muy bueno —dice Martín. Luego saca el
mapa de su mochila y señala un punto—. Ahora estamos aquí. Y
Atalbéitar está un poco más arriba. Mira… aquí.
—Está cerca —dice Guillermo contento.
—Sí, pero primero vamos a ir aquí.
—¿Dónde?
—Aquí. Hay unos restos arqueológicos árabes2 muy bonitos.
Podemos comer allí y pasar el día en la montaña… Oye, Laura…

1 tacos de queso y unos vinos: la mayoría de los pueblos de las Alpujarras


son productores de vino, por lo que es frecuente tomarlo como aperitivo.
Muchas veces se acompaña con tapas de jamón o queso.
2 restos arqueológicos árabes: Granada tiene un pasado íbero y árabe. Los
árabes y bereberes están en España desde el siglo VIII hasta finales del siglo
xv. La zona donde se establecen se llama Al-Andalus.

13
Pero Laura no contesta. Está mirando a dos hombres que han
entrado en el bar, vestidos con cazadoras negras.
—¿Qué pasa? —pregunta Martín.
Los dos hombres están mirando a un hombre pequeño y moreno
y se ríen de él. Después le dicen algo, con una risa desagradable. El
hombre pequeño no los mira. Paga su cerveza y se va.
—Esos hombres… —dice Laura.
Los hombres compran un paquete de tabaco y se dirigen a la
puerta, caminando de una manera extraña.
—Parecen gorilas —exclama Martín, y ríe.
—Esta noche vamos a «limpiar» las Alpujarras —dice el más alto
con su risa desagradable. Lleva el pelo corto y gafas de sol.
—Sí, sí… «limpiar»… —contesta el otro.
—¿Qué pasa? —pregunta Mónica.
—No sé…
sss
Cuando pasan al lado de los chicos, el hombre más alto mira a
Martín. Este se calla. El hombre le ha visto imitándole.
—¡Ten cuidado, imbécil! —le dice con odio. Y luego sale del bar,
seguido por su compañero. Hay dos motos delante de la puerta del
bar. Los hombres se suben a ellas. ¡Brummm!, ¡Brrruuuummmm!
Poco después, las motos llenan de ruido la tranquila plaza.
—¿Qué pasa? —pregunta Guillermo— ¿Qué te han dicho?
—Nada… —contesta Martín asustado.
—No me gustan estos hombres —dice Laura después de un
silencio. Martín guarda el plano.
—Bueno, tenemos que irnos —sonríe—. Y mañana vamos a ir
con mi tío a un pueblo abandonado.
—¡Vale! ¡Qué bien! —a Sergio le ha gustado la idea.
—¡Sí! ¡Qué divertido! —dice Laura.
Pero Laura no sabe que un pueblo abandonado puede ser tam-
bién muy peligroso…
3 imitar: hacer una cosa semejante a otra, Martín habla de la misma manera
que el hombre para burlarse de él.

14
Poco después, los chicos empiezan la excursión. Al principio van
por un camino hacia las montañas. Los chicos van delante. Laura y
Mónica van detrás, hablando.
—¿Conoces al tío de Martín? —pregunta Laura.
—Martín me ha hablado de él —responde Mónica—. Tiene un
perro que se llama Atlas. Vive en un pueblo muy pequeño. A Martín
le gusta mucho su tío porque es muy original.
—Y la noche de San Lorenzo, ¿qué es?
—No lo sé. Es una sorpresa.
—¡Eh! ¡Mirad! —la voz de Sergio interrumpe su conversación.
—¿Qué pasa?
—Allá.
—¿Allá? ¿Dónde?
—Allá.
—¡Anda! ¿Qué son?
—¿Son cabras?
—Son cabras monteses.4
—¡Anda! —dice Guillermo— ¡Qué guay!5
El camino es muy bonito. Un rato después, Martín, que va delante
con Guillermo, se para y dice:
—Allí está el río.
—¿Dónde? —pregunta Sergio que se acerca con unas plantas
en la mano.
—Allí —señala Martín.
—¿Y por dónde pasamos? —pregunta Guillermo mirando el río.
—Allá hay un puente —señala Martín.
—¡Ah! ¡Vale!
Pero cuando llegan al puente ven que está roto.
—Y ahora, ¿qué hacemos?

4 cabra montés: especie de cabra salvaje. Se encuentra en la Península


Ibérica, especialmente en la región de Granada y los Pirineos.
5 ¡Qué guay!: expresa entusiasmo. Se usa en un lenguaje oral y entre jóvenes
y adolescentes.

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—Nos sacamos los zapatos y pasamos —responde Martín.
—Nos vamos a mojar los pantalones.
—Pues… ¡pantalones fuera! —Sergio deja la mochila en el
suelo y se saca primero los zapatos, luego, los calcetines y después,
los pantalones.
Laura deja su mochila en el suelo y empieza a sacarse las botas.
—¡Ah!, ¡qué fría!, ¡qué fría! ¡Está helada! —grita Sergio desde
el agua, riendo.
Luego sale del agua para coger su mochila y con la ropa en la
mano, empieza a cruzar el río.
—¡Yo no me saco los pantalones! —protesta Mónica.
Guillermo, sentado en el suelo, termina de sacarse los pantalo-
nes.
Martín también se quita la camiseta y empieza a cruzar el río
junto a Laura.
—¡Venga, Mónica, ánimo! —grita Laura desde el agua, movien-
do los brazos— ¡Qué fría! ¡Brrr…!
—¡Qué no!, ¡qué no! —contesta su amiga.
Sergio y Martín han cruzado el río y miran a sus compañeros.
Laura está en la mitad del río. Sergio deja sus cosas en el suelo y
vuelve al agua.
—¡Está rica el agua! —dice riendo.
—Sí. Un poco fría —contesta Laura que anda con cuidado para
no caerse.
Martín vuelve a cruzar el río y se acerca a su amiga.
—¡Ahora tú, Mónica! —dice Martín. Pero ella ni contesta: está
enfadada.
—Venga, venga6 —dice el chico—. ¡Aquí nadie se queda sin
pasar el río! —Martín coge a la chica a caballito.7
—¡No! —grita la chica— ¡Nos vamos a caer! —Mónica se coge
fuerte al cuello del chico.

6 ¡Venga!: expresión informal para animar o dar prisa a alguien para hacer algo.
7 a caballito: montada sobre sus espaldas con las rodillas de Mónica pegadas
a la cadera de Martín y los brazos alrededor del cuello.

16
Todos ríen. Martín empieza a cruzar el río con la chica sobre sus
espaldas que grita.
Guillermo entra en el agua.
—¡Está helada! —exclama.
Laura ríe. Sergio se saca la ropa. Deja las gafas sobre la ropa y,
desnudo, entra de nuevo en el río. Va a la parte honda y empieza a
nadar.
—¡Está muy buena! —exclama— ¿Nadie se anima? Laura, ¿no
te vienes?
Laura se vuelve para contestar pero resbala y cae al agua,
mojándose la ropa y las botas.
—¡Ay! —grita.
Guillermo se para a su lado.
—¿Te has hecho daño? —pregunta.
—No. Estoy bien —contesta la chica. Pone las botas a secar,
se acerca a Sergio y empieza a nadar.— Tengo más ropa en la
mochila.
Después de secarse al sol, todos continúan la excursión y empie-
zan a subir un estrecho camino en la montaña. Mónica y Guillermo
están hablando.
—¿Has visto a Sergio? —le pregunta Mónica a Guillermo.
—Sí, se ha desnudado totalmente, pero es que sus padres son
naturistas8 y ya está acostumbrado.
—Sí, es verdad.
—Pero tú no te has sacado ni los pantalones.
—Es que me da vergüenza…
—A mí también me da vergüenza andar en calzoncillos, pero
total, son como un bañador de natación…
Mónica sonríe. Con Guillermo, piensa, se puede hablar de todo.

8 naturista: persona que defiende la vida al aire libre, en contacto con la natu-
raleza y con la mayor naturalidad en el vestir, el comer, etc.

18
CAPÍTULO 3

El camino ahora es muy estrecho. Las montañas son altas, con


sus valles. A lo lejos se ve un bosque. Guillermo empieza a estar
cansado. Le pesa la mochila. Delante de ellos, Laura y Sergio
hablan. Laura se ha cambiado la ropa mojada. Martín señala un
lugar en lo alto de la montaña, a unos cien metros.
—¡Mirad! —dice— Son los restos arqueológicos árabes.
Los chicos se paran para mirarlos. Laura coge un jersey de su
mochila y se lo pone.
—Hace frío aquí —dice.
—Sí…, yo también tengo frío —dice Guillermo.
Unas nubes han tapado el sol y la temperatura ha cambiado. ¡Es
la alta montaña!
—¡Qué precioso es este lugar! —dice Laura mirando las montañas.
De repente Martín grita:
—¡A ver quién llega primero a los restos!
Martín empieza a correr montaña arriba. Sergio deja su mochi-
la en el suelo y le sigue. Laura ríe y también deja su mochila en el
suelo. Guillermo y Mónica se miran y echan a correr. Sergio y Martín
son los que corren más. Finalmente llegan a los restos al mismo
tiempo.
—¡He ganado yo! —dice Martín.
—No, he ganado yo.
—¿Quién ha llegado primero? —pregunta Laura que llega después.

19
—Yo.
—No. Yo.
—Pero yo he corrido con la mochila.
—Pero tú has salido antes.
Laura ríe. Después llega Mónica y por último, Guillermo.
—¿Qué pasa, Guillermo? —pregunta Laura divertida, mirando la
cara del chico.
—Nada, es que estos zapatos…
Sus amigos ríen.
—Bueno —dice Martín, que está contento—. Pero… ¿qué? ¿os
gusta este lugar?
Desde allí la vista es espectacular.
—Sí, es precioso —Mónica está encantada. Se sienta al lado
de Martín.
—Aquí los árabes vivieron1 muchos siglos ¿no? —a Sergio le
gusta mucho la historia.
Realmente el lugar es bonito, con sus hermosas montañas y sus
valles. Bajan a buscar sus mochilas. Sacan sus bocadillos y empie-
zan a comer.
—¡Qué excursión más divertida! —dice Laura— ¿Vamos a
hacer más cosas?
—Sí, claro. Tenemos tiempo. Mi tío nos espera a la hora de cenar
y… —de repente Martín se calla— ¿Quiénes son esos?
A lo lejos, un grupo de motos cruza el valle por un camino.
—¡Qué guay! —exclama Guillermo.
—Pues a mí no me gustan las motos en el campo —dice
Sergio.
—Son los hombres del bar —dice Laura—. Los hombres de la
cazadora negra.
—¿Qué hacen aquí? —pregunta Sergio.
—No lo sé —responde Laura—. Pero no me gustan nada.
—A mí tampoco.

1 vivieron: pasado (Pretérito Indefinido) del verbo vivir.

20
Los chicos continúan la excursión. Ahora el camino pasa cerca
de un bosque.
—¿Por qué no pasamos por el bosque? —propone Sergio.
—Pero vamos a dar mucha vuelta ¿no? —dice Mónica.
—Tenemos tiempo ¿verdad? —pregunta Sergio.
—Sí, tenemos tiempo —contesta Martín.
—¡Vamos, pues!
Los chicos entran en el bosque. Hay un camino estrecho. Cuando
pasan entre los árboles, algunos pájaros salen volando.
—Son palomas torcaces2 —dice Sergio.
Laura y Mónica están hablando mientras caminan entre los
árboles del bosque.
—¿Cuántos días vais a estar en Granada? —pregunta Laura a
Mónica.
—Vamos a estar tres semanas, como todos los años. ¿Y tú vuel-
ves a Barcelona con Martín y Sergio?
—Sí.
—Y Guille vuelve con sus padres que están pasando las vaca-
ciones cerca de Granada, ¿no?
—Sí, creo que después van a la playa…
Guillermo y Sergio, delante de ellas, también están hablando.
—¿Y tus padres te van a comprar una moto como la del hermano
de Martín? —pregunta Guillermo a Sergio.
—Sí, por mi cumpleaños —responde Sergio.
—¿Y tienes el carné?
—Aún no, pero Martín y yo hemos ido con la moto de su her-
mano.
—¡Qué guay! —dice Mónica.
—Sí, pero voy a tener que trabajar para pagar la gasolina y…
De repente la voz de Laura interrumpe la conversación.
—¿Y Martín? —pregunta la chica— ¿Dónde está?

2 paloma torcaz: especie salvaje de paloma, algo más grande que la doméstica,
que habita los bosques de la región. Es azul y tiene manchas blancas en el cuello.

21
—No lo sé.
Los chicos miran a su alrededor, pero no lo ven.
—¡Qué raro!
—¡Martín! —grita Mónica.
Pero nadie responde.
—¡Eooo! ¡Martíííín! —gritan los chicos. Algunos pájaros salen
volando.
—¡Otra vez! —dice Mónica, enfadada— Esta mañana en la
parada del autocar…
De repente alguien ríe.
—¡Silencio!
—Es Martín…
—Sí, pero ¿dónde está?
—¡Eooo! —grita Martín.
—¡Eooo! —contesta Mónica— ¿Dónde estás?
—¡Mira, allí! —Guillermo señala la copa de un árbol.
—¡Anda! —exclama Laura— Se ha subido a un pino.
—Vamos a subir nosotros también —propone Sergio.
—¡Vale!
Sergio y Laura dejan sus mochilas en el suelo.
—¡Ayúdame, Mónica! —le pide Laura a su amiga.
Laura empieza a subir al pino donde está Martín. El chico baja un
poco para ayudarla. Laura está muy contenta. Mira a sus amigos
abajo, pequeñitos, junto al tronco. Se siente muy bien, en la rama del
árbol. Martín continúa subiendo. Sergio también ha empezado a
subirse a otro árbol.
—¿Tú no subes? —le pregunta Laura a Mónica.
—No —contesta su amiga.
—Yo tampoco —Guillermo mira a Martín que está en las ramas
más altas.
—¡Venga, arriba! —les anima Laura.
—Bueno —contesta Mónica—, pero ayúdame.
Mónica deja su mochila en el suelo y se acerca al pino.
—Yo vigilo las mochilas —dice Guillermo, y se sienta en el suelo.

22
Los otros ríen.
—¡A ver quién sube más alto! —propone Laura después de
ayudar a Mónica a subir.
—¡Vale!
Sergio y Martín empiezan a subir más en sus árboles. Guillermo
mira arriba, asustado. De repente, se oye un ruido seco y Laura da
un grito asustada. Martín se ha apoyado en una rama, y esta se ha
roto y se ha caído al suelo pasando por el lado de las chicas.
—¿Estáis bien? —pregunta Guillermo alarmado.
—No ha sido nada —grita Martín desde lo alto del pino.
Sergio está también muy alto en el árbol. Su árbol es más alto
que el de Martín y es más difícil de subir.
—¡He ganado yo! —grita.
—¡No! —exclama Martín— ¡Yo estoy más alto!
—Pero ¡¿qué dices?! —responde Sergio subiendo un poco
más— ¡Mira! —dice de repente— Allí hay un pueblo.
Martín también sube un poco más.
—Sí, pero no sé si es Atalbéitar…
—¡Uy! —dice Laura mirando su reloj— ¡qué tarde es!
—Sí. Es muy tarde.
Los chicos empiezan a bajar de los árboles.
—¡Qué divertido! —Mónica está contenta.
—Guille ¿por qué no has subido? —le pregunta a su amigo.
—Bueno… no me gusta subir a los árboles.
—¡Eh, muchachos! Tenemos que continuar —dice Martín—. Es
muy tarde ya.
—Y yo tengo hambre —dice Guillermo.
—¿Por dónde seguimos? —pregunta Laura.
—Por aquí —dice Sergio, y señala un camino.
—No, por aquí —corrige Martín.
—No, por aquí volvemos atrás. Y el pueblo está al otro lado
—dice Sergio, que no está de acuerdo con Martín.
—¡Que no…! Yo he hecho este camino antes.
—Sí, pero es la primera vez que pasas por el bosque, ¿no?

23
—replica Sergio defendiendo su opinión.
—Vamos a seguir este camino… —dice Laura, que empieza a
estar cansada.
Los chicos ahora también empiezan a estar cansados. Caminan
en silencio durante un cuarto de hora. Cuando salen del bosque, el
camino se bifurca.3
—¿Y ahora? ¿Por dónde es? ¿Por el camino de la derecha o el
de la izquierda? —pregunta Laura.
—Por aquí… —contesta Martín.
Después de caminar un rato, a lo lejos ven un pueblo.
—¿Es este? —pregunta Sergio.
—No lo sé —contesta Martín preocupado—. Yo creo que no.

3 bifurcarse: dividirse, separarse en dos.

24
CAPÍTULO 4

—Esto no es Atalbéitar —dice Martín cuando llegan al pueblo.


Los chicos dejan las mochilas en el suelo. Guillermo se sienta
en el suelo. Está muy cansado.
—No hay nadie —dice Mónica.
—¿Qué hacemos? —pregunta Guillermo.
—Vamos a investigar —propone Sergio—. Quizás hay gente.
—O algún bar.
Sergio y Laura empiezan a andar por una calle. Las casas son
bonitas pero viejas. Parecen abandonadas. Martín entra en una casa.
La puerta está abierta. Mónica se sienta al lado de Guillermo.
—Voy a llamar a mis padres, si no, se preocuparán —dice el
chico sacando el móvil de la mochila.
Laura y Sergio recorren el pueblo. Es pequeño. Tiene una plaza
grande y algunas calles dan a la plaza. Algunas casas están en
ruinas: algunas no tienen tejado, otras no tienen puertas. Cuando
vuelven, Guillermo está guardando el móvil en la mochila.
—No hay cobertura —dice.
Laura y Sergio se acercan a ellos.
—Es un pueblo abandonado —dicen cuando vuelven.
—¿Qué hacemos, pues? —pregunta Laura.
—Vamos a quedarnos a dormir aquí —contesta Sergio—. No
podemos ir por las montañas de noche.
—¿Sin cenar? —pregunta Guillermo.

25
Los chicos ríen.
—Solo piensas en comer.
—Yo también tengo hambre, la verdad —dice Mónica.
—¡Ehhh! —grita Martín desde la ventana de una de las casas—
Podemos dormir en esta casa.
—¿A ver? —Laura entra en la casa y sube unas escaleras. Los
demás también la siguen.
El primer piso tiene varias habitaciones y un pasillo. Una de las
habitaciones da a la calle. Los chicos empiezan a recorrer la casa.
En algunas habitaciones hay muebles antiguos. Finalmente deciden
dormir en una habitación con una ventana que da a la calle.
—Aquí es perfecto —dice Laura.
—Sí, pero el suelo es muy duro para dormir —dice Sergio—.
¿Qué os parece si hacemos una cama con algunas ramas?
—¡Es una idea genial! —exclama Laura.
—Yo te ayudo —dice Mónica.
—¡Vale!
—¡Y yo! —dice Martín.
—¡Pues vamos todos! —dice Laura.
Los chicos vuelven cargados con ramas de matorrales1 en los
brazos. Cuando terminan de preparar las camas, están cansados.
Guillermo ha dejado su linterna encendida en el suelo.
—¡Qué cansada estoy! —exclama Mónica.
—Yo también.
Los chicos se acuestan en sus camas improvisadas.
—Mañana vamos a mirar el mapa —dice Martín.
—Seguro que estamos muy cerca de Atalbéitar —dice Sergio.
—Sí, no podemos estar muy lejos.
—Bueno ¡a dormir! —dice Laura.
—¡Vale! —Guillermo apaga la linterna.
Ahora es de noche y los chicos, por la ventana, pueden ver la
luna y las estrellas, que brillan en la oscuridad.

1 matorral: planta o arbusto bajo.

26
—¡Buenas noches! —dice Guillermo.
—¡Buenas noches! —responde Sergio dejando sus gafas sobre
su mochila.

No muy lejos de allí, en Atalbéitar, un hombre alto y delgado, de


unos sesenta años, está sentado en su estudio. Mira un libro anti-
guo, con muchos dibujos de estrellas. La habitación no es muy
grande, pero está llena de objetos curiosos. Al lado de la ventana
hay un telescopio. Un perro marrón duerme junto a su dueño. El
hombre cierra el libro y mira la hora en su reloj. Este hombre es
el tío de Martín, José Barroso. Parece preocupado. Finalmente se
levanta.
—¡Vamos, Atlas! —el perro, cuando oye su nombre le mira y se
levanta, moviendo la cola. El hombre sale a la calle y cruza el pueblo
hasta llegar a la entrada. El pueblo está en silencio. No hay nadie en
las calles. No se oye ni un ruido.
El hombre se para. En la entrada del pueblo hay un camino. La
luna lo ilumina un poco. El hombre mira atentamente, pero no ve a
nadie. El hombre se sienta en una piedra mientras su perro corre
por el campo.
Unos diez minutos después, cree ver una sombra. El hombre se
levanta. Poco a poco, la sombra se acerca. Es un hombre mayor,
que camina tranquilamente.
—¿Qué tal, José? —le pregunta el hombre cuando se acerca—
Y su sobrino, ¿ha llegado ya?2
—No, todavía3 no ha llegado. Y estoy preocupado. ¿Usted no los
ha visto?
—No, no he visto a nadie.
—¡Qué extraño!

2 ya: se utiliza para indicar que una acción prevista se ha realizado.


3 todavía: para indicar que una acción prevista no se ha realizado, utilizamos
«todavía» o «aún».

27
Después, el hombre llama a su perro y vuelve a su casa. Está
preocupado.

De repente, Sergio se despierta. Primero no sabe dónde está.


«¡Ah, sí! ¡El pueblo abandonado!», recuerda.
La luz de la luna entra por la ventana. Todo está en silencio. Pero
ahora le parece oír voces. Sergio se sienta y escucha con atención.
Sí, se oyen voces en algún lugar de la casa.
Sergio busca sus gafas y se levanta silenciosamente. Después
sale de la habitación. La luz de la luna ilumina el pasillo. Ahora
puede oír mejor las voces. Unos hombres están discutiendo.
Parecen muy enfadados.
Sergio ve una luz que sale de una habitación a la izquierda. El
chico entra en la habitación. «¡Qué extraño! —piensa— ¡la luz sale
del suelo!»
La habitación no tiene una parte del suelo. Y a través del agujero
se puede ver una habitación de la planta baja. De allí viene la luz.
Sergio se acerca con cuidado al agujero cuando de repente
alguien se mueve delante de él en la oscuridad. Sergio está a punto
de gritar, pero la luz ilumina la cara de una chica que se lleva un
dedo a los labios. ¡Es Laura!
—¡Chiiist…!
—¿Qué pasa? —pregunta Sergio en voz muy baja.
Laura señala abajo. Tres personas muy extrañas están discutien-
do. ¡Uno no tiene cabeza! ¡Pero además habla! La otra persona es
una mujer, ¡pero tiene voz de hombre! El tercero, que viste como un
pirata, saca un cuchillo de su bolsillo y lo abre. Sergio y Laura se
miran asustados.
Con el cuchillo, el pirata hace un dibujo en el suelo.
—Vamos a esperarlos aquí —dice— y entonces…
Laura y Sergio se cogen de la mano. Tienen miedo. «¿Qué hace esta
gente en la casa? ¿Por qué están tan enfadados? ¿Y esos dibujos?»

28
De repente, una luz de linterna que viene de detrás los ilumina.
—¡Alguien ha entrado en la habitación! —grita Laura.
Desde la oscuridad se oye una voz medio dormida.
—¿Qué estáis haciendo aquí?
¡Es Martín!
—¡Chiiist…! —Sergio hace señales con la mano a su amigo,
pero es demasiado tarde. Las voces callan. Ahora la casa está
extrañamente en silencio. Pero poco después las personas extrañas
empiezan a gritar. Señalan con el dedo el piso de arriba, donde
están los chicos.
—¿Qué pasa? —pregunta Martín que no entiende nada.
—¡Vamos! ¡Corre! —grita Laura.
Los chicos bajan deprisa la escalera que da a la calle. Martín va
delante iluminando4 la calle con su linterna. Empiezan a correr por la
calle, sin mirar atrás. De repente se paran. Al fondo de la calle hay
una plaza. La plaza está iluminada y hay gente.
—¡Aquí están! —gritan los hombres detrás de ellos.
Los chicos empiezan a correr de nuevo. Se meten en una calle
que hay a la derecha.
—¡Por aquí! —dice Martín señalando una casa que no tiene
puerta.
Los chicos entran y Martín apaga la luz de la linterna. Los hom-
bres pasan corriendo por delante de la casa y se alejan.
—¡Ufff! —exclama Sergio.
—Pero, ¿qué pasa? —pregunta Martín en voz baja.
—Estos hombres… —empieza Laura.
—Me he despertado y he oído ruido, y cuando… —la interrum-
pe Sergio.
—Sí, yo también me…
—¡Chiiist!
De pronto, se vuelve a oír ruido de pasos por la calle. ¡Vuelven
los hombres!

4 iluminando: gerundio del verbo iluminar. Alumbrar. Arrojar luz sobre algo.

29
—Tienen que estar en una de estas casas —dice uno de ellos.
Los chicos empiezan a andar a oscuras dentro de la casa. Andan
por un pasillo, al fondo se ve un poco de luz. De repente, la luz de
una linterna les ilumina desde la entrada.
—¡Aquí están! —grita una voz.
—¡Vamos! —grita Laura.
Martín enciende su linterna y los chicos corren hacia el final
del pasillo. Por la ventana entra la luz de la luna. Martín apaga la
linterna.
—¡Por la ventana! —dice en voz baja.
Los pasos de los hombres se acercan.
—¡Allá! —grita uno de ellos.
Los chicos salen por la ventana y empiezan a correr por una
calle muy estrecha. De repente, la calle termina y empieza el
campo. Delante de ellos, a la luz de la luna, se ven algunos árboles
y a lo lejos, una montaña. Junto a los árboles hay dos camionetas.

30
CAPÍTULO 5

El tío de Martín está muy preocupado. Finalmente se levanta de


su sillón.
—¡Atlas! —dice llamando a su perro— Vamos a buscarlos.
Seguro que se han perdido.
José coge una linterna y sale de casa seguido de su perro. El
pueblo está en silencio. Unas farolas iluminan la calle en medio de
la oscuridad de la noche. El tío de Martín sale del pueblo. La luz de
la luna ilumina ahora el camino. El hombre anda rápido y seguro.

Los chicos salen rápidamente de la calle. A su izquierda hay


unos matorrales.
—¡Aquí! —dice Laura.
Los chicos se esconden detrás de los matorrales. Los hombres
pasan por su lado sin verlos. Cuando llegan junto a las camionetas,
se paran. Un hombre sale de una de las camionetas.
—¿Habéis visto a… —empieza a preguntar el pirata.
—¿A quién…?
—…a unas personas?
—¿Hombres o mujeres?
—No lo sabemos —contesta el hombre sin cabeza.
—Yo tampoco, chico —dice el hombre vestido de mujer.
—No los hemos podido ver bien. Han salido corriendo y…

31
—¡Ummm! —el hombre de la camioneta reflexiona— No he
visto a nadie… ¿Creéis que son «Águilas de la Muerte»?
—Es posible.
—Esta noche pueden atacar —dice el pirata.
—¿Seguro?
—Faustino lo ha oído en el bar.
—¿Ah, sí?
—Sí, este verano esa banda, los «Águilas de la Muerte», han
acampado otra vez cerca de aquí. Acampan en el bosque y hacen
salidas a los pueblos para «divertirse».
—No les gustamos. No les gustan ni los artistas de la calle, ni los
extranjeros, ni los gitanos…
—Nos estamos preparando para defendernos.
—Sí, pero el «Gran Jefe» dice que tenemos que empezar el
espectáculo de todas maneras.
—Sí, y también que tenemos que vigilar.
—¡No hay que perder la cabeza! —dice el hombre sin cabeza.
—Especialmente tú, cielo —dice la mujer con voz de hombre y
ríe. Los chicos escuchan la conversación con mucha atención.

—Es un travesti —dice Sergio.


—Sí. Yo conozco uno. Vive cerca de mi casa…
—Ahora entiendo… —interrumpe Laura— Los hombres del bar
eran…
—Sí. Seguro que son «Águilas de la Muerte» —a Martín no le
gusta nada la idea de volver a ver a los hombres de las motos.
—¡Vámonos! —dice Sergio en voz baja.
Los chicos entran de nuevo en el pueblo y caminan en silencio.
Los hombres no los han visto. Cuando llegan a la plaza del pueblo,
ven un escenario iluminado y gente por todas partes.
—Son artistas. Artistas de circo, cómicos o gente de teatro
—dice Sergio.

32
—Sí, mi tío me explicó1 un día que hay un grupo de artistas de
circo, o de teatro, no sé, que se reúnen una vez al año, por la noche,
en un pueblo abandonado…
—Vamos a dar la vuelta —dice Laura cuando se acercan a la
plaza—. No quiero pasar por la plaza.
Hay una calle a la derecha. Siguen por esta calle y después giran
por otra calle a la izquierda. La calle da una vuelta y vuelven a salir
a la plaza, pero por otra entrada.
—¿Qué hacemos? —pregunta Sergio.
De pronto se empieza a oír un ruido sordo.
—¿Qué es esto? —pregunta Sergio.
El ruido cada vez es más fuerte.
—¡Son motos!
—¡Vienen por aquí! —grita Laura— ¡Corramos!
Las luces de los faros de las motos aparecen por la calle, a lo
lejos. Ahora el ruido es muy fuerte y las motos están muy cerca.

Mientras tanto, un poco lejos de la plaza, Mónica se mueve, toda-


vía medio dormida, en la habitación de la casa. Se da la vuelta y dice
algunas palabras. Finalmente se despierta. Se sienta en su improvi-
sada cama en silencio. Mira a su alrededor: Laura no está a su lado,
y Sergio y Martín, tampoco. «¡Qué raro! ¿Por qué no están aquí?»
Solo Guillermo duerme todavía en su rincón. Finalmente decide
levantarse. Se pone los zapatos. Coge su linterna y sale de la habi-
tación. Luego cruza el pasillo y baja las escaleras. Cuando llega a la
calle, oye ruido a lo lejos. «¿Qué es este ruido?», se pregunta.

Empieza a andar iluminándose con la linterna. Poco después oye


voces que salen de una calle. Mónica gira a la derecha y entra en
una calle oscura. Hay dos personas hablando en la oscuridad.

1 explicó: pasado (Pretérito Indefinido) del verbo explicar en 3ª persona singular.

33
—¿Laura? —pregunta Mónica acercándose.
—¿Laura? ¿Me has llamado Laura? —oye una voz que sale casi
del suelo.
—¡Ah! perdona. ¿Quién eres?
Mónica ilumina con la linterna en su dirección. Una mujer muy
bajita está hablando con un hombre vestido de payaso. Es una
enana.
—Soy la Reina Isabel —responde la mujer.
—¿La Reina Isabel? ¿y quiénes sois?
—¿Nosotros? —pregunta el payaso mirando a su alrededor.
—Sí. Vosotros.
—Charlie Pencas, un pobre payaso, para servirla. Mi compañera
es la Reina…
—…Isabel, sí, ya lo sé —interrumpe Mónica—. ¿Qué hacéis
aquí?
—Trabajamos en el circo —dice la Reina Isabel.
—Ella sí, trabaja en un circo.
—¿Y usted?
—Yo también —dice el payaso sacando un ramo de flores del
bolsillo de su pantalón y dándoselo a la chica.
—Gracias —dice Mónica—. ¿Cuándo habéis llegado? Cuando
nosotros hemos llegado no…
—Sí, ya sé —interrumpe la Reina Isabel—. Hemos llegado hace
poco.
—¿Sí?
—A la una de la madrugada2 —dice la mujer enana.
—¿Tan tarde? —pregunta interesado el payaso a la mujer
enana.
—Sí… o no —contesta la mujer enana.
—Pero hemos llegado. Eso es lo importante.
—Estamos aquí, eso es lo importante —repite el payaso.
—Somos artistas de circo —dice la mujer enana con una sonrisa.

2 una de la madrugada: 1.00. Si no, sería la una del mediodía, 13.00.

34
—Trabajamos en circos diferentes. Todos los años nos reunimos
aquí.
—Siempre nos reunimos ese día a esa hora, ¿sabes?
«¿Y siempre se repiten tanto?», se pregunta Mónica, «qué raros
son.»
—Hacemos nuestros números de circo —continúa el payaso—
para nuestros amigos, otros artistas de circo.
—Todos hacemos circo.
—Todos los años, la noche del diez de agosto.
—Sí, el diez de agosto.
—¿Sabes por qué la noche del diez de agosto? —pregunta la
mujer enana.
—No, ¿por qué?
—Porque es la noche de San Lorenzo.
—¿La noche de San Lorenzo?
—Sí.
—¡Qué interesante! El tío de Martín también nos ha hablado de
la noche de San Lorenzo.
—¿Y quién es Martín?
—Un amigo mío. Ahora lo estoy buscando.
—¿Dónde? ¿Aquí, en el pueblo?
—Sí, no sé dónde está. ¿Lo habéis visto?
—¿Es artista de circo?
—No, es un chico, como yo.
—¿Cómo tú? ¿Tú eres un chico? —la enana empieza a reír,
divertida.
—No, yo soy una chica. Quiero decir que somos amigos, de la
misma edad y no somos artistas. ¿Lo has visto?
—Pues… no. No lo he visto.
—Yo tampoco. ¿Cómo es?
—Es… ni alto ni bajo, pelo castaño, lleva una camiseta roja.
—¿Una camiseta roja? —pregunta la mujer enana con interés.
—Sí.
—No. No lo he visto. ¿Y tú, Charlie?

35
—Yo tampoco.
—Bueno, voy a buscarlos.
—¿Tu amigo Martín es dos personas? —pregunta Charlie
Pencas, también interesado.
—No, solo es una persona. Es que tampoco sé dónde están
Laura y Sergio.
—¡Ah! Son tres personas, no una.
—Sí, claro —Mónica ya empieza a estar agobiada.3
— Me voy a buscarlos.
—Adiós.
—Adiós.
—¿No quieres saber qué es la noche de San Lorenzo?
—Sí, claro. ¿Qué es?
—Es…
En aquel momento se empieza a oír un fuerte ruido de motos que
se aproxima.
—¿Qué pasa? —pregunta Mónica.
El payaso y la mujer enana se miran, asustados. En aquel
momento, un mago y un domador de leones llegan corriendo por
la calle.
—¡Charlie, Reina Isabel, rápido, ya han llegado!— dice el mago.
—¡Dios mío! —grita el payaso.
—¡Vamos, rápido! —el domador de leones está nervioso.
—Sí, vamos, rápido.
—Adieu, mademoiselle —dice la mujer enana.
Los dos hombres y la mujer enana empiezan a correr. El payaso
le envía un beso a Mónica con la mano y sale corriendo detrás de
sus compañeros.

3 agobiado/a: tener la sensación de que algo es excesivo para soportarlo.

36
CAPÍTULO 6

Cuando Martín, Laura y Sergio entran en la plaza, el ruido de las


motos es muy intenso. Grupos de personas corren de un lado a otro
de la plaza. El escenario, situado en medio de la plaza, está iluminado
pero todavía está vacío. Hay una camioneta al lado del escenario, de
donde sale la luz de los focos.
Los chicos cruzan la plaza cuando algunas motos empiezan a
entrar. Los artistas entonces cierran la entrada de la calle con mue-
bles viejos. Tres motos han entrado en la plaza, pero las otras no
pueden pasar.
Los motoristas que no pueden pasar empiezan a gritar enfadados,
y empujan con sus motos los muebles, haciendo un ruido infernal.
—¡Son los «Águilas de la Muerte»! —grita alguien.
De las casas empieza a salir gente con palos, y artistas vestidos
con extrañas ropas. Las motos que han entrado empiezan a dar
vueltas a la plaza, llenándola1 de ruido.
—¡A ellos! —grita un hombre alto, vestido de saltimbanqui.
Los chicos se han parado para mirar. Un grupo de artistas atacan
dos motos y las motos caen al suelo. Uno de los motoristas se levanta
y empieza a pelear, pero los artistas lo cogen. El otro motorista está
en el suelo. Delante de él está el travesti.

1 llenándola: Gerundio del verbo llenar + pronombre «la». Ocupar el espacio


con una cosa: «el ruido llena la plaza».

38
—¡Arriba! —grita.
Cuando el motorista se levanta, le da un golpe con el bolso en la
cabeza. Un peine y un pintalabios salen volando del bolso.
Ahora el ruido es muy fuerte. Las otras motos luchan por pasar.
El hombre de la tercera moto sale de la plaza, pasando por en medio
de un grupo de artistas. De repente se oye una explosión y la plaza
se ilumina. Una moto arde en medio de la plaza.
—Vámonos —los chicos pasan entre los grupos de artistas y
salen de la plaza por una calle.

El tío de Martín camina deprisa por el campo, iluminando el


camino con su linterna. Atlas corre a su lado. La noche está tranquila.
De repente el perro empieza a gruñir: «¡Grrrrrr….!»
—Sí, Atlas. ¿Qué has visto?
El hombre mira a su alrededor. El perro está atento. Ha visto algo.
—¡Qué perro más inteligente! —exclama el tío de Martín.
El perro corre hacia unos matorrales y un conejo salta delante de
ellos y sale corriendo. Atlas corre detrás.
—¡Atlas! —le llama el hombre, enfadado— ¡Eres un perro tonto!
Ahora no buscamos conejos…
De repente el hombre ve una luz que brilla a lo lejos y después
oye una explosión.
—¡Es el pueblo abandonado! ¡Claro! —exclama de repente—
Esta noche es la noche de los artistas… Y además… ¡Oh, Dios mío!
Vamos allá, rápido.

—¡Esto es increíble! —dice Martín.


—¡Qué pasada!2 Y ¡qué peligroso!

2 ¡Qué pasada!: expresa sorpresa y asombro ante algo impactante. Expresión


coloquial, se usa en un lenguaje oral y joven.

39
—¿Y si entramos en una casa para ver? —empieza a decir
Laura. Pero de repente, alguien la coge por el brazo y ella da un
grito, asustada.
—¡Aaaahhh!
—Laura…
—¡Mónica! ¿qué haces tú aquí?
—¿Qué pasa aquí? —pregunta la chica.
—¡Cuidado! —grita Sergio.
—¡Brrruuuummmmm…!
Una moto va hacia ellos. Los chicos se apartan. La moto pasa por
su lado haciendo mucho ruido. De repente la moto para. El motorista,
con su cazadora negra, gira la cabeza y mira hacia los chicos…
¡y da la vuelta!
—¡Viene hacia nosotros! —grita Laura.
—¡Vamos!, ¡por esta calle! —dice Sergio.
Los chicos empiezan a correr. La moto los sigue, iluminándolos
con su luz.
—¡Aquí! ¡en esta casa! —Martín coge de la mano a Mónica y
entran en la casa. Sergio les sigue. La moto pasa por delante de la
puerta sin parar.
—¡Ufff…!
—Lo mejor es salir a la calle y volver atrás —propone Sergio.
—¡Vale! —dice Mónica.
—Sí. Es lo mejor —dice Martín—. ¿Tú que piensas, Laura?
¿Laura…? Y Laura, ¿dónde está?
—¡Laura…!
—Yo no la he visto entrar.
—Entonces…
—¡Rápido! ¡Tenemos que salvarla!
Los chicos empiezan a correr por la calle.
—¡Allá está la moto!
La moto está parada, ilumina con sus faros una casa. Pero el
hombre de la cazadora negra no está. Los chicos se acercan a la
moto.

40
—¡Laura…! —grita Mónica.
Hay un momento de silencio. Después se oye una risa tonta que
sale de algún lado.
—¡Tenemos que hacer algo! —Mónica empieza a llorar.
—Tengo una idea —dice Sergio.
Sergio les explica su idea.
—¡Vale! —contestan sus amigos.
Mónica y Martín se esconden dentro de una casa. Sergio va
hasta la moto y se sube. Empieza a dar gas:
—¡Brrruuummmm! ¡Bruuuuumm…!
De repente se oye una voz:
—¡Eh! ¡imbécil…! ¿qué haces?
Un «Águila de la Muerte» sale de una de las casas con un bate
de béisbol, gritando muy enfadado. Empieza a correr hacia Sergio.
El chico no se mueve.
—¡Bruuummm…!
—¡Es mi moto, imbécil!
Cuando el hombre está cerca, Sergio arranca. La moto empieza
a correr por la calle y el hombre le sigue sin parar de gritar.
—¡Ahora! —dice Martín.
Martín y Mónica salen de detrás de la casa y corren hacia la
casa de donde ha salido el hombre. De repente alguien grita detrás
de ellos.
—¡Laura!
—Estoy aquí.
Mónica y Laura se abrazan…
—¡Mónica…! ¡Qué miedo he pasado…!
—¿Dónde estabas?
—Me he escondido detrás de estos matorrales. El hombre no
me ha visto…
Martín también la abraza.
—Tenemos que irnos —dice el chico.
—¿Y Sergio?
—Chiiist… —dice Mónica.

41
Se oye el ruido de una moto que se acerca.
—¿Es Sergio?
—Creo que sí…
Pero por el otro lado de la calle también se acercan otras motos.
En poco tiempo la calle empieza a llenarse de ruido. Los faros de las
motos iluminan a los chicos. A un lado y a otro de la calle hay motos.
Los chicos no las pueden ver. Tres hombres bajan de las motos. Uno
es alto, otro es bajo y el tercero es un poco gordo. Llevan palos de
béisbol en las manos.
—¡Vaya, vaya…! —dice una voz desagradable— ¿Has visto
eso? Son los muchachitos del bar. «Parecen gorilas», ¿recuerdas?
—«Parecen gorilas…» —repite el hombre bajito, y ríe— ¡Je, je,
je…!
—Y la niñata3 esa… —dice el hombre alto señalando a Laura—
No te gustamos, ¿verdad?
—¡Venga! —interrumpe el tercer hombre, que también lleva una
cazadora negra— Mi bate de béisbol está impaciente.
—Laura, ¡corre! —dice Martín mientras se lanza contra el hombre
alto. El hombre alto cae al suelo. Los otros dos hombres se lanzan
sobre Martín, que también cae al suelo.
El bajito levanta su bate de béisbol.
—¡A él! —grita.
Pero, de repente, un perro salta sobre el hombrecito que grita.
Desde el suelo, Martín ve a un hombre mayor que se acerca y llama
a su perro. El hombre mira a los tres hombres de la cazadora negra,
los tres «Águilas de la Muerte», y les dice algo que Martín no entiende.
Los hombres le miran y bajan la cabeza. Van hasta sus motos y se
van. Martín también ve a Mónica, que mira asustada a su alrededor,
con la boca abierta. «Y Laura, ¿dónde está?» Después Martín ve una
luz blanca, muy blanca…
Una voz muy lejana le llama: «¡Martín…!, ¡Martín…!»
—¡¿Eh?! —exclama el chico.

3 niñata: de niña, forma despectiva de referirse a una chica.

42
—¡Tranquilo, Martín! Soy yo.
El hombre mayor y Mónica están a su lado.
—Te has desmayado… —le dice el hombre.
En este momento un perro se acerca a Martín y le lame la cara.
—¡Atlas! Tío José…
—¿Estás bien? —le pregunta este.
—¿Y Laura?
—¡Hola! Estoy aquí.
—¿Y Sergio?
—No lo sé. Pero primero os voy a sacar de aquí. Vamos a ir a un
lugar seguro.
Los chicos siguen al tío de Martín. El ruido de las motos y los
gritos de la pelea continúan.
—¡Por aquí! —dice el tío de Martín— Vamos a salir del pueblo.
—¿Qué les ha dicho el tío de Martín a los hombres de la cazadora
negra? —le pregunta Laura a Mónica.
—No lo sé. No lo he…
De repente alguien salta por la ventana de una casa.
—¡Aquí estoy!
—¡Sergio!
Atlas se acerca al chico, moviendo la cola.
—¿Estás bien, muchacho?
—Sí, estoy bien. Señor, ¿usted sabe qué está pasando?
—Luego os lo explico. Primero tenemos que salir de aquí.
El grupo sale del pueblo por una calle solitaria. Fuera del pueblo,
siguen un camino y, después de andar un cuarto de hora, el tío de
Martín se para. A lo lejos se ven las luces del pueblo. Se oye una
explosión. Parece que otra moto está ardiendo. El ruido de las motos
se oye lejano.
—Aquí estamos seguros —dice José—. ¿Y vuestras mochilas?
—Están…
—¡Ahhh! —grita Mónica.
—¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
—¡Guillermo!

44
—¡Anda! ¡Guillermo!
—¿Guillermo? ¿Quién es Guillermo? —pregunta el tío de Martín.
—¡Nos hemos olvidado de Guillermo!
—¡Es verdad!
—Guillermo es amigo nuestro —dice Martín—. Tenemos que ir
a buscarlo.
—Martín, tú y yo vamos a ir a buscarlo. Vosotros nos esperáis
aquí, ¿de acuerdo? Es un lugar seguro.
—¡Vale!

45
CAPÍTULO 7

Cuando José y Martín vuelven al pueblo, los chicos se sientan


junto a un árbol.
—¡Qué noche! —exclama Mónica.
—Mis padres no se lo van a creer… —dice Sergio— Si les
explico que…
—¡Mira! —interrumpe Laura.
—¿Qué pasa ahora? —pregunta Mónica asustada.
Laura señala el cielo.
—He visto una estrella fugaz…
—¿Dónde?
—¡Allí!
—¡Mira!, y allí hay otra.
—Sí, ¡yo también la he visto!

Cuando el tío de Martín regresa con su sobrino y Guillermo, las chi-


cas y Sergio están en silencio. Atlas se acerca a Mónica y la lame.
—¡Guillermo! —exclama Laura.
—¡Guillermo! ¿Estás bien? —le pregunta Mónica.
—¿Qué ha pasado? —pregunta el chico, dejando su mochila en
el suelo.
—Cuando hemos llegado, estaba durmiendo —explica Martín,
divertido.

46
—Estaba muy cansado, ¿sabes?
Todos ríen. Martín y su tío dejan las mochilas en el suelo.
—¡Qué noche, Guillermo, qué noche…!
Los chicos empiezan a explicarle sus aventuras…
—¿Había un pirata en la casa? —interrumpe Guillermo.
—Sí, y un hombre sin cabeza. Pero son artistas de circo.
—…y las motos…
—…y el travesti le dio un golpe con el bolso a un «Águila de la
Muerte»…
—¿Y te has llevado la moto de ese hombre? —Guillermo no se
lo puede creer.
—Sí, ha sido fantástico. ¡De verdad!
—Bueno, chicos tenemos que irnos —interrumpe el tío de
Martín— que ya es muy tarde.
—Señor José, ¿qué les ha dicho usted a los hombres aquellos?
¿Por qué se han ido?
—Les he dicho un código secreto.
—¿Tú sabes códigos secretos de los «Águilas»?
—¿Sabes? —responde José serio— en mi vida he hecho cosas
no muy buenas.
Los chicos le miran sorprendidos.
—Yo también he sido «Águila de la Muerte».
—¡¡¿Tú?!! —Martín no se lo puede creer.
—Sé algunas cosas sobre ellos. Tienen sus ritos, sus secretos…
—¿De verdad ha sido «Águila de la Muerte»? —pregunta Sergio
que no puede ni imaginarlo.
—Pero esto pasó hace mucho tiempo ¿verdad? —añade Martín.
—Sí, Martín. Pasó1 hace mucho, mucho tiempo.
—Anda, vamos. Es tarde y seguro que estáis muy cansados.

Realmente están cansados. Todos caminan en silencio.


—¡Mira, allí! —exclama Guillermo de repente.

1 pasó: Pretérito Indefinido en tercera persona del singular del verbo pasar.

47
—¿Dónde?
—¡Allí!
—¿Qué pasa?
—He visto una estrella fugaz.
El grupo se para.
—Nosotros también hemos visto muchas mientras os esperá-
bamos2 —dice Laura.
—Finalmente habéis descubierto la noche de San Lorenzo
—dice el tío de Martín.
—¿Qué es? —pregunta Guillermo— ¿Un secreto de los «Águilas
de la Muerte»?
Los chicos ríen.
—¡Que no, Guille!
—No, no… —explica el tío de Martín— El diez de agosto es la
noche de San Lorenzo y se pueden ver muchas estrellas fugaces.
Esta era la pequeña sorpresa.
—¡Realmente es espectacular!
Durante un buen rato los chicos admiran el cielo lleno de
estrellas.
—No lo puedo creer. ¡Cuántas estrellas hay en el cielo!

2 esperábamos: Pretérito Imperfecto en tercera persona del plural del verbo


esperar.

48
DESPUÉS DE LA LECTURA

CAPÍTULO 1

1. ¿Quién es quién?

A. Pon los nombres de los personajes que salen en estos


capítulos en dos columnas.
Nombresde chico Nombres de chica

"
B. Para Martín, ¿quiénes son estas personas?
!
Guillermo

#
José Barroso TqO
Mónica
AMIGOA
Sergio
Laura
conductor del autocar DESCONOCIDOA

C. Escoge para cada personaje los adjetivos más adecuados.

descripción física o de carácter


-vNICA
'UILLE
*OSm
,AURA

49
2. ¿Dónde? ¿Cómo?

Completa las respuestas a estas preguntas.

A. ¿A dónde van los chicos?


Van a casa de en un pueblo de
.

B. ¿Cómo van los chicos?


Primero y después .

C. ¿Dónde han pasado la noche Laura y Mónica?


.

D. Marca en este mapa el recorrido que van a hacer los chicos y


enumera los sitios per donde van a pasar andando.
© Edantur, 2005.

50
3. ¿Por qué?

a. ¿Por qué protesta Guillermo cuando llega a la parada del


autocar con sus padres?
b. ¿Por qué llega Martín tarde al autocar?
c. ¿Por qué está cansada Laura?

4. Y ahora tú....

a. ¿Qué personaje te gusta más? ¿Por qué?


b. Cuando te encuentras con tus amigos para salir, ¿cómo los
saludas?
c. ¿Qué comen los chicos para desayunar? ¿Y tú? ¿Qué sueles
comer?

CAPÍTULOS 2-3

5. ¿Cómo son?

Descríbelos brevemente en tu cuaderno.

a. ¿Cómo es Pitres?
b. ¿Cómo es el bar de Pitres?
c. ¿Cómo son los hombres que entran en el bar?

6. ¿Qué significa?

Elige la respuesta adecuada a estas preguntas.

#
A. «Esta noche vamos a “limpiar”» significa que
a. van a sacar a la gente que no les gusta de algún lugar.
b. van a fregar el bar.
c. van a ducharse.

51
B. El hombre alto dice «¡Ten cuidado, imbécil!» a Martín, porque
a. Martín se está riendo de él.
b. Martín está en su paso.
c. el hombre está a punto de caer.

C. Cuando Laura dice «no me gustan estos hombres» se refiere a


a. cómo actúan.
b. cómo visten.
c. que son feos.

D. ¿A qué crees que se refiere Martín cuando dice que los


hombres «parecen gorilas»?
a. Huelen mal.
b. No parecen personas.
c. A su forma de andar.

7. ¿Qué es?

Pon las siguientes palabras en la columna que les corresponda


según sean animales o plantas:

animal planta
cabra
orégano
castño
paloma torcaz
árbol
pino
_ 9
52
8. ¿Quién? ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo?

Escribe con tus propias palabras las respuestas a estas preguntas:

a. ¿Quién cruza primero el río?

b. ¿Por qué no quiere cruzar el río Mónica al principio?

c. ¿Cómo lo solucionan?

d. ¿Qué le pasa a Laura?

e. ¿Por qué corren los chicos por la montaña?

f. ¿A quién ven en la montaña?

g. ¿Qué hacen los chicos en el bosque?

9. Y ahora tú...

a. ¿Cómo te imaginas el lugar? Dibújalo.


b. ¿Te gusta ir de excursión por el bosque? ¿Qué actividades
haces cuando sales de excursión?
c. ¿Puedes pensar otras maneras de pasar el río?

53
10. ¿Estás seguro?

Indica con una cruz qué afirmaciones son inexactas.

c a. Los chicos pasan por el bosque para dar una vuelta.


c b. Mónica va a estar tres semanas en Granada de vacaciones
con los padres de Guille.
c c. Los padres de Sergio le van a regalar una moto por su
cumpleaños, porque ha trabajado mucho.
c d. Normalmente todos los chicos viven en Barcelona, pero
ahora están en Andalucía de vacaciones.
c e. Guillermo no sube a los árboles porque necesita vigilar las
mochilas.
c f. Martín y Sergio no están de acuerdo en qué camino hay
que seguir.

11. Completa las frases siguientes según la información que


has leído en este capítulo y con las palabras siguientes.

al final, ayudan, más, ni … ni, primero, quién, ganado

a. Martín es el en subirse a la copa de un árbol.


b. Mónica y Martín a Laura a subirse al pino.
c. Sergio quiere subir más que Martín, y Martín que
Sergio, pero al final no sabemos ha de
los dos.
d. Al principio, Guille Mónica quieren subirse a un
árbol, pero , Mónica también se anima.

54
CAPÍTULO 4
12. ¿Qué significa?
Contesta las siguientes preguntas.

A. «No hay cobertura» significa que


a. no hay techo.
b. no hay paredes.
c. no hay línea para llamar con el teléfono móvil.

B. «Es un pueblo abandonado» significa que


a. es un pueblo viejo y sucio.
b. es un pueblo que no sale en el mapa.
c. es un pueblo donde no vive nadie.

C. «Una de las habitaciones da a la calle» significa que


a. la habitación parece una calle.
b. la habitación tiene una ventana que se abre a la calle.
c. la habitación no tiene techo.

D. «Los chicos empiezan a recorrer la casa» significa:


a. Los chicos se ponen a correr por dentro de la casa.
b. Los chicos van pasando sucesivamente por distintas
partes de la casa.
c. Los chicos limpian la casa.

13. Y ahora tú...


Los chicos están tan cansados que se acuestan sin cenar. ¿Te ha
pasado alguna vez algo similar? Explícalo en tu cuaderno.

55
14. ¿Cómo es?

A. ¿Cómo es José Barroso?

B. ¿Cómo es el estudio de José Barroso?

C. Describe las personas que los chicos ven en la casa.

15. ¿Dónde?

A. Pon en orden los lugares por donde pasan los niños desde que
se despiertan y salen de su habitación, hasta que llegan al
campo.
ESCALERA VENTANA

CALLE MUY ESTRECHA HABITACIvN CON AGUJERO EN EL SUELO


CALLE
PASILLO CAMPO
CASA SIN PUERTA

B. ¿Dónde está la plaza del pueblo abandonado?

C. ¿De dónde sale y a dónde va José Barroso?

D. ¿Por qué crees que los hombres que discuten persiguen a los
chicos?

16. Y ahora tú...

¿Te han perseguido alguna vez ? ¿Cómo te has sentido? Explícalo


en tu cuaderno.

56
CAPÍTULOS 5-6-7
17. ¿Es verdad?

Di si estas frases son verdaderas o falsas.

De la conversación que Mónica mantiene con los artistas se


puede deducir que:
a. son artistas de circo que se reúnen una vez al año. V F
b. son gente que se reúne para luchar contra un grupo
llamado «Águilas de la Muerte». V F
c. siempre se reúnen el diez de agosto porque es la noche
de San Lorenzo. V F
d. son gente de la zona que se reúnen para ver las estrellas
la noche de San Lorenzo. V F

18. ¿Quién va con quién?

Agrupa los siguientes nombres en grupos según tu criterio (varias


opciones son posibles).

Martín ● travesti ● Mónica ●


hombre sin cabeza ● Águilas de la Muerte ●
Faustino ● Laura ● Sergio
Guillermo ● Gran Jefe ● saltimbanqui ● pirata

19. ¿Qué hacen?

Pon los verbos adecuados, en la persona que corresponda,


en cada frase.

ENTRAR ■ DORMIR ■ ATACAR ■ DESPERTARSE ■ ESPERAR ■ CORRER ■ ARDER ■ ESCAPAR

57
a. Laura, Sergio y Martín de sus perseguidores.
b. Mónica y solo ve a Guillermo durmiendo
en un rincón.
c. Guillermo .
d. Los artistas un ataque de las «Águilas de
la Muerte».
e. Las águilas de la Muerte en el pueblo con sus
motos.
f. Grupos de personas de un lado a otro de la
plaza cuando oyen las motos.
g. Un grupo de artistas dos motos.
h. Una moto en medio de la calle.

20. ¿Qué es?

Estas palabras aparecen en el texto. Completa cada frase con la


palabra adecuada.
DOMADOR DE LEONES ■ MAGO ■ PAYASO ■ SALTIMBANQUI ■ MOTORISTA

a. El coge su látigo y hace pasar al león por un aro.


b. La gente ríe sin parar con las bromas del .
c. El se tira del trapecio con un salto mortal.
d. El toca con su varita mágica la caja y sale una
paloma.
e. El pasa con la moto haciendo mucho ruido.

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21. ¿Por qué?

a. ¿Por qué atacan a los artistas, los «Águilas de la Muerte»?


b. ¿Por qué persiguen a los chicos, los «Águilas de la Muerte»?
c. ¿Por qué persiguen a los chicos los artistas?

22. Y ahora tú...


a. De los personajes de esta historia ¿quién te gustaría ser?
¿Por qué?
-E GUSTARqA SER

b. Los personajes con los que conversa Mónica (el payaso y la


Reina Isabel) hablan de una manera extraña. Imagina que un
compañero de la escuela y tú os acabáis de conocer, inventad
un diálogo del mismo estilo que el que mantiene Mónica con la
Reina Isabel y el payaso. Escríbelo en tu cuaderno.

23. ¿Es verdad?

Di si estas frases son verdaderas o falsas.

a. José Barroso sale con su perro Atlas a buscar conejos. V F


b. Laura se separa un momento de los otros chicos y se
esconde tras unos matorrales. V F
c. El motorista coge y pega a Laura. V F
d. Sergio coge la moto para apartar al motorista de allí. V F
e. Los motoristas llevan bates de béisbol porque tienen
un partido. V F
f. Los «Águilas de la Muerte» se van cuando el tío de
Martín les dice algo. V F
g. La noche de San Lorenzo es el diez de agosto. Este día
se pueden ver muchas estrellas fugaces. V F
h. Guillermo se ha perdido y tienen que ir a buscarlo. V F

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PARA ACABAR…
24. ¿Qué es?

Escribe para qué sirven cada una de estas cosas.

a. linterna
b. mochila
c. cuchillo
d. pilas
e. mapa
f. faro de moto

25. ¿Qué significa…?

Explica con tus propias palabras o con una composición artística


a qué se refieren estas palabras.
montaña ■ valle ■ puente ■ río ■ camino ■ copa (de un árbol)
■ bosque ■ casa ■ pueblo ■ pájaro

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SOLUCIONES
1 A Nombres de chico: Guillermo, Sergio, Martín, José
Nombres de chica: Laura, Mónica
1 B amiga: Laura, Mónica; amigo: Guillermo, Sergio, Martín; tío: José
Barroso; desconocido: conductor del autocar.
1C Mónica: morena, curiosa; Guille: pelirrojo, miedoso; José: original;
Laura: alta, delgada
2 A Van a casa del tío de Martín en un pueblo de las Alpujarras.
2 B Primero en autocar y después a pie.
2C Ellas han pasado la noche en casa de Mónica.
2 D En autocar: Granada – Pitres.
Andando: Pitres – bosque de castaños – pueblos abandonados – río
Trévelez – puente – Atalbéitar
3 a. Porque han llegado muy pronto y no le gusta ser el primero.
b. Porque ha ido a la pastelería a buscar cruasanes.
c. Porque ella y Mónica han estado toda la noche hablando.
5 a. Pitreses un hermoso pueblecito de las Alpujarras de casas blan-
cas, con una plaza con bares y una gran iglesia también blanca.
b. Elbar no es muy grande. Hay algunos excursionistas y gente del
pueblo tomando algo.
c. Loshombres van vestidos con cazadoras negras. Tienen una risa
desagradable y caminan de una manera extraña.
6 A, b; B, a; C, a; D, c.
7 Animal: cabra, paloma torcaz.
Planta: orégano, castaño, árbol, pino.
8 a. Sergio cruza primero el río.
b. Porque no quiere quitarse los pantalones.

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c. Martín la lleva a caballito.
d. Se cae y se moja.
e. Para hacer carreras.
f. A los hombres de las motos que han visto antes en el bar. g. Na-
dan, hacen carreras, comen bocadillos y suben a los árboles.
10 Son inexactas las afirmaciones siguientes:
a. Loschicos pasan por el bosque, pero no para dar una vuelta, sino
porque quieren pasar por él.
b. Mónicava a estar tres semanas en Granada con sus padres, no
con los de Guille.
c. Lospadres de Sergio le van a comprar a una moto por su cum-
pleaños, pero no por haber trabajado mucho.
e. Guillermono sube a los árboles porque no le gusta hacerlo. Dice
que vigila las mochilas como excusa para no subir.
11 a. primero; b. ayudan, c. más, quién, ganado; d. ni Guille ni Mónica,
al final.
12 A, c; B, c; C, b; D, b
14 A Es un hombre alto y delgado de unos 60 años aficionado a la astro-
nomía y ex «Águila de la Muerte».
14 B Una habitación no muy grande, llena de objetos curiosos. Hay
también un telescopio junto a la ventana.
14 C Un hombre sin cabeza, una mujer con voz de hombre y un hombre
vestido de pirata.
15 A pasillo habitación con agujero en el suelo escalera
calle casa sin puerta ventana calle muy estrecha
campo.
15 B Al final de la calle
15 C Sale de su pueblo (Atalbéitar) y va en busca de los chicos.
17 a. V; b. F; c. V; d. F.

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18 Se pueden agrupar de diferentes maneras. La que proponemos:
Los perseguidos Los artistas Los que atacan Los que están
en casa hasta
el final
Martín, Laura, pirata, travesti, hombre Águilas de la Guillermo
Sergio, Mónica sin cabeza, Faustino, muerte
Gran Jefe, saltimbanqui

19 a. escapan; b. se despierta; c. duerme; d. esperan; e. entran;


f. corren; g. ataca; h. arde.
20 a. domador de leones; b. payaso; c. saltimbanqui; d. mago;
e. motorista.
21 A Porque no les gustan los artistas ni los extranjeros.
21 B Porque se hán reído de ellos en el bar.
21 C Porque piensan que son Águilas de la Muerte.
23 a. F; b. V; c. F; d. V; e. F; f. V; g. V; h. F.
24 Posibles respuestas:
a. Sirve para iluminar.
b. Sirve para cargar cosas en la espalda.
c. Sirve para cortar.
d. Sirven para dar energía.
e. Sirve para saber dónde está un lugar.
f. Sirve para viajar de noche.

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