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Marcelo Torcuato de

Alvear
presidente de Argentina

Máximo Marcelo Torcuato de Alvear


Pacheco (Buenos Aires, 4 de octubre de
1868-Don Torcuato, 23 de marzo de 1942)
fue un abogado y político argentino
perteneciente a la Unión Civíca Radical de
tendencia liberal[3] [4]
​ [5]
​ ​que se
desempeñó como embajador en Francia,
diputado y presidente de la Nación
Argentina entre el 12 de octubre de 1922 y
la misma fecha del año 1928. Era hermano
de Carlos Torcuato de Alvear,[6] ​hijo de
Torcuato de Alvear, ambos intendentes de
Buenos Aires, y nieto de Carlos María de
Alvear.

Participó activamente de las revoluciones


radicales acontecidas en los años 1890 y
1893, integrándose en la Unión Cívica que
daría origen a la Unión Cívica Radical,
siendo uno de los miembros de la
aristocracia argentina integrado a las
tareas de un partido popular. Allí trabó
amistad con personalidades como
Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen,
siendo secretario
Marcelo Torcuato
del primero y de Alvear
padrino de armas
del segundo. En las
elecciones para
renovación de
bancas legislativas
celebradas tras la
reforma electoral de Marcelo Torcuato
de Alvear con la
la ley Sáenz Peña en
banda presidencial.
1912, Alvear fue Retrato oficial,
elegido diputado, Museo del
Bicentenario.
cargo que
desempeñó por dos
años. Cuando Presidente de la
Yrigoyen asumió la Nación Argentina
presidencia en 1916 12 de octubre de
1922-12 de octubre
nombró a Alvear
de 1928
embajador en
Vicepres Elpidio
Francia. Yrigoyen idente González
dio su apoyo a Predece Hipólito
Alvear para presidir sor Yrigoyen

el comité de la UCR, Sucesor Hipólito


Yrigoyen
y así sucederlo en la
presidencia de la
Argentina. Alvear 4.to presidente del
fue elegido Comité Nacional
de la Unión Cívica
presidente mientras
Radical
representaba a su
Diciembre de 1931-
país en Francia. Al 23 de marzo de
poco tiempo de 1942

asumir la
presidencia, se Predece Hipólito
sor Yrigoyen
comenzaron a
producir asperezas Sucesor Gabriel
A.
internas dentro del Oddone
radicalismo,
rompiéndose la Embajador de
Argentina en
relación entre Alvear
Francia
e Yrigoyen, sobre
todo cuando el 1917-septiembre
nuevo presidente de 1922
nombró a ministros Presiden Hipólito
te Yrigoyen
que no tenían
Predece Enrique
relación alguna con
sor Larreta
los sectores
Sucesor Federico
yrigoyenistas. Álvarez
Su periodo de de
Toledo
gobierno coincidió
justo con el fin de la
crisis mundial de la Diputado de la
posguerra, lo que le Nación Argentina
por Capital Federal
permitió mejorar la
3 de mayo de 1912-
economía y las
3 de mayo de 1916
finanzas del país sin
mayores Información
contratiempos. Se personal

destacó también en Nacimie 4 de


nto octubre
el desarrollo de la
de 1868
industria del Buenos
automotor y la Aires,
Argentina
exitosa explotación
Fallecim 23 de
petrolera, con lo iento marzo de
cual alcanzó una 1942 (73
años)
prosperidad Don
económica Torcuato,
Argentina
desconocida hasta
Sepult Cementerio
entonces para la
ura de la
Argentina, y que se Recoleta
demostró con el Naciona Argentina
gran aumento lidad

conseguido en el Familia

PIB por habitante, Padre Torcuato


de Alvear
cuyo índice para el y Sáenz
año 1928 había de la
Quintanilla
alcanzado el sexto
Cónyu Regina
puesto entre los
ge Pacini
más altos del (matr. 1907;
mundo. En el ámbito viu. 1942)
laboral y social este Familia Carlos
res Torcuato
período se
de Alvear
caracterizó por un (hermano)
proceso de Educación
concentración Educa Universidad
urbana en el Litoral do en de Buenos
Aires
y Gran Buenos Aires,
Información
además del profesional
establecimiento de Ocupaci Abogado
medio millón de ón

inmigrantes; se Patrimo ARM


registró un aumento nio 600
mil[1] [2]
​ ​
de la clase media,
Partido Unión
subida del salario político Cívica
real, y disminución Unión

de las huelgas y
conflictos similares. Cívica
Radical
Por otra parte hubo
Carrera deportiva
un aumento en la
Deporte Tiro
deuda externa deportivo
mayor a la del Distin Caballero
gobierno radical ciones del collar
de la
anterior. En lo que
Orden de
respecta a política Carlos III
educativa, hubo un Firma

retroceso de la
reforma
universitaria impulsada por Yrigoyen,
resultando severamente atenuada.
Durante su gobierno se sancionaron
algunas leyes tendientes a regular y
combatir los precios abusivos existentes
por parte de la industria frigorífica operada
por capitales extranjeros; sin embargo,
terminaron siendo anuladas por el propio
Alvear al resultar no haber sido eficaces.
En materia de política internacional, se
firmaron varios acuerdos de límites con
los países vecinos de Chile y Bolivia.

Casi al terminar su gestión presidencial, el


partido se dividió en dos facciones, de las
cuales los antipersonalistas estaban más
identificados con el alvearismo que con el
yrigoyenismo. Pese a las presiones de sus
ministros, Alvear no aceptó intervenir en la
provincia de Buenos Aires para que la
facción antipersonalista ganara las
elecciones de 1928, lo que provocó la
renuncia de algunos de sus ministros. Los
«personalistas» criticaban a Alvear porque,
a diferencia con Yrigoyen, no realizó
reformas a fondo, como podría haber sido
la nacionalización del petróleo. Fue
siempre un acérrimo detractor de los
regímenes totalitarios de Italia, Alemania y
la Unión Soviética, pero apoyó al bando
aliado en ambas guerras mundiales.

Al dejar la presidencia se radicó en


Francia. Volvió al país pocos años
después para reunificar su partido e
intentar acceder a la presidencia por
segunda vez en 1931, pero se le fue
prohibida su candidatura por parte del
régimen militar de José Félix Uriburu.
Alvear, junto a otros correligionarios
radicales, fue perseguido, apresado o tuvo
que exiliarse en reiteradas ocasiones por
el régimen represivo de la década infame,
por lo que conoció el presidio en la isla
Martín García. Estuvo al mando del comité
de la UCR a lo largo de toda la década de
1930 hasta su muerte en 1942, intentando
combatir al régimen conservador. Tuvo
cierta participación por el caso del
escándalo de la CHADE, cuando esta
empresa de capitales extranjeros se
comprometió a costear los gastos de la
campaña radical, en promesa de que el
radicalismo aprobase por veinte años su
concesión del servicio eléctrico. Volvió a
ser candidato por la presidencia en 1937,
pero perdió como consecuencia del
llamado "fraude patriótico" orquestado por
una facción integrada por los
conservadores en el poder junto a
radicales antipersonalistas; una línea de
jóvenes radicales que integraban FORJA
se agruparon en oposición a la
conducción alvearista de entonces,
acusándola de transigir con respecto a los
comicios fraudulentos. Poco después de
esa elección Alvear desaparecería
lentamente de la vida pública hasta su
fallecimiento.
Biografía

Familia Alvear

Una toma de Marcelo durante su


niñez.

Máximo Marcelo Torcuato de Alvear,


nacido en Buenos Aires el 4 de octubre de
1868,[7] ​descendía de una acaudalada
familia de origen español y de gran
trayectoria política: su bisabuelo Diego de
Alvear y Ponce de León, español, nacido el
13 de noviembre de 1749,[8] ​participó en
la fijación de límites con el Brasil y llegó a
ser brigadier general de la Real Armada
Española en 1770. En 1804, cuando se
encontraba regresando a España, buques
ingleses atacaron su barco, de resultas de
lo cual fallecieron todos los miembros de
su familia, excepto él y su hijo Carlos
María.[9] ​

Su abuelo Carlos María de Alvear llegó a


ser director supremo de las Provincias
Unidas del Río de la Plata y comandante
del Ejército nacional en la guerra del Brasil.
Casado con una andaluza, tuvo diez
hijos,[10] ​de los cuales el quinto fue el
padre de Marcelo, Torcuato de Alvear,
nacido en Montevideo en 1822, que fue el
primer intendente de la ciudad de Buenos
Aires.[7] [11]
​ [12]
​ ​

En 1854, Torcuato de Alvear había


contraído matrimonio con María Elvira
Dolores Pacheco, hija del general Ángel
Pacheco, con la que tuvo siete hijos, de los
cuales tres fallecieron en plena infancia.
Los hijos supervivientes tuvieron el
nombre de Carmen, Ángel, Carlos y
Marcelo, respectivamente.[7] ​Carlos
Torcuato de Alvear fue, como su padre,
intendente de Buenos Aires.[13] ​
Juventud

Sentados (de izquierda a derecha)


Marcelo T. de Alvear, Leandro N.
Alem, Francisco A. Barroetaveña y
Juan Posse, año 1891.

La juventud de Alvear fue la típica de la de


un joven de la aristocracia. Frecuentaba
los distintos circuitos de la noche porteña,
los cuales iban desde los respetables
teatros del centro de la ciudad de Buenos
Aires a lugares de encuentro de dudosa
reputación.[14] [15]
​ ​

Ingresó en el Colegio Nacional de Buenos


Aires en el año 1879. Sus estudios fueron
muy irregulares: terminó segundo y tercer
año solo en 1881; dos años después, el
cuarto y quinto, concluyendo sus estudios
en 1885; sin embargo, había terminado el
bachillerato en el Colegio Nacional de
Rosario. En febrero de 1886 solicitó al
doctor Manuel Obarrio, decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, que lo matriculase como
estudiante regular para estudiar Derecho.
En ese mismo año fracasó en Introducción
al Derecho, pero aprobó Derecho
Internacional Público. Fue rindiendo las
materias con regularidad, sin aplazos y
con altas calificaciones, sobre todo en los
cursos sobre derecho civil.[16] ​Finalmente
en 1891, apenas un año después del
fallecimiento de su padre, obtuvo su
diploma de abogado.[12] [14]
​ ​

El joven Alvear, junto a sus compañeros de


estudio y amigos —entre los cuales se
encontraban los futuros políticos radicales
José Luis Cantilo, Fernando Saguier y
Tomás Le Breton— integraron un grupo
con cierta fama de alborotadores
públicos. Algunos de esos altercados
terminaron incluso con algunos de los
integrantes de la banda en la cárcel.[14] ​
Alvear se encargó de organizar el
meeting en el Jardín Florida el 1 de
septiembre de 1889. La
concurrida reunión ayudó a
popularizar a Leandro N. Alem, y
fue el lugar en donde se llegó a
idear la Revolución del Parque.

A finales del siglo xix, muchos jóvenes


como Alvear fueron partícipes de
ejercicios bélicos ante un eventual
conflicto armado con Chile por diferentes
interpretaciones del Tratado de 1881 que
establecía los límites territoriales con
Chile, lo que además produjo una carrera
armamentística entre ambos países,
aunque el conflicto nunca sucedería. En su
breve paso por el ejército llegó al grado de
teniente coronel. Además, entre 1896 y
1897 llegó a comandar el 4.º Regimiento
de Infantería dotado de ochocientos
soldados y dividido entre el 1.º y 2.º
batallón bajo las órdenes del teniente
coronel Tiscornia, con el que tomó parte
en las maniobras militares de Curú Malal,
cerca de Pigüé.[17] [18]
​ ​

Carrera política

Cuerpo de abogados graduados


en 1891. Entre ellos están:
Marcelo T. de Alvear (fila sentada
de abajo, cuarto desde la
izquierda), Tomás Le Breton y
Leopoldo Melo.
Alvear tuvo una destacada actuación al
organizar con éxito el meeting en el Jardín
Florida el 1 de septiembre de 1889,
reunión que ayudó a popularizar entre la
juventud porteña a Leandro N. Alem, quien
se encontraba retirado de la vida política
desde los años 1880. En esta reunión
también se ideó la Revolución del
Parque.[19] ​Alvear se encargó de la
organización del evento, el cual tuvo gran
concurrencia. Inmediatamente después de
la reunión en el Jardín Florida Alvear,
comenzó a trabajar como secretario de
Alem, y lo acompañó también tras la
fundación en 1890 de la Unión Cívica. A su
vez fue vocal y luego presidente del Club
del Socorro, miembro de la Comisión
Directiva de la Unión Cívica y secretario de
su Comité Nacional.[20] [21]
​ ​No existen
muchos registros de la actuación de
Alvear en la Revolución del Parque, ya que
este actuó de forma anónima.[22] [23]
​ ​

Miembros de la Revolución del


Parque (izquierda a derecha):
Marcelo T. de Alvear, José Crotto,
Enrique Pérez, Luis Basail, Tomás
Valleé y Mariano de la Riestra.

Este levantamiento cívico militar produjo


la renuncia del presidente Miguel Juárez
Celman, reemplazado por el
vicepresidente Carlos Pellegrini. Fue en
vísperas de esta revolución cuando
Aristóbulo del Valle propuso como jefe de
policía para la ciudad de Buenos Aires a
un pariente de Alem, Hipólito Yrigoyen,
quien había sido comisario. Esto puso a
Yrigoyen en contacto con varias
personalidades del civismo como Alvear,
Le Breton, Apellániz y Senillosa. Alvear e
Yrigoyen se siguieron viendo en el Café de
París y en reuniones de comités.[21] ​
Yrigoyen siempre conservaría un especial
aprecio por Alvear, incluso en los últimos
años de su vida, aun cuando años atrás
ambos dirigentes radicales estuvieron
enfrentados.[24] ​Alvear comenzó a
organizar comités, participó en
revoluciones, recorrió el interior del país
para realizar giras, y planificó reuniones y
acciones de propaganda. Este tipo de vida
política no era excepcional para un joven
con su origen social.[20] [21]
​ ​Los firmantes
de los sucesivos encuentros de 1889 y de
los años inmediatamente posteriores
fueron también miembros de familias más
tradicionales, quienes se empezaban a
lanzar a la acción política. Luego de la
Revolución del Parque decidió asistir al
curso que daba el crítico literario
Ferdinand Brunetière en la Universidad de
París, ya que el joven consideró que su
cultura era escasa.[25] ​
A mediados del año 1891 se produjo la
división de la Unión Cívica, entre los
partidarios de Leandro N. Alem y los de
Bartolomé Mitre; Alvear —cuyo padre
había sido autonomista— eligió quedarse
del lado de Alem, y fue uno de los
firmantes del manifiesto de 2 de julio de
ese año, acta fundacional de la Unión
Cívica Radical. Ese mismo año, Alvear
acompañó al caudillo radical en una gira
por el interior del país para lanzar la
fórmula Bernardo de Irigoyen-Juan M.
Garro.[22] ​Era la primera vez que Alvear
salía de Buenos Aires, y el joven
aristócrata vivió el delirio popular de la
gente en los actos políticos, como
también las amenazas de agresiones
hacia los dirigentes radicales. Fue en Jujuy
donde trabó amistad con Remigio Lupo y
Delfor del Valle. La gira terminó cuando el
2 de abril de 1892 la policía detuvo a todos
los dirigentes radicales presentes. Alvear
fue apresado por primera vez en su vida:
primero fue confinado en la corbeta La
Argentina, después lo trasladaron a la
cañonera Paraná, junto a Juan Posse,
Julio Arraga y Celindo Castro. Una vez que
fueron trasladados al pontón Rossetti,
donde se encontraban apresados todos
los dirigentes radicales, incluyendo a
Alem, los presos fueron deportados a
Montevideo. El 27 de mayo regresó al
país.[26] ​

Marcelo Torcuato de Alvear, circa


1890.

En las elecciones de gobernador de


Buenos Aires que se desarrollaron en
1892, el Comité de la provincia de Buenos
Aires le había encomendado la dirección
del partido en Chacabuco. En seguida,
Alvear comprobó que existía un "arreglo"
entre el comisario y el caudillo
conservador. El dirigente radical se dirigió
a la comisaría, cuenta Félix Luna en
Alvear:[27] ​

— No le haga caso,
comisario...

Pero el joven delegado


[Alvear] se hace
respetar. Se quita su
chalina de vicuña y
golpea con ella el rostro
del insolente.
— ¡Fuera de acá...!
¡Fuera de acá...! —
repite, rojo de ira,
llevándolo hacia la
puerta, mientras la
mano izquierda, en el
bolsillo del saco, se
cierra firmemente sobre
un innegable revólver.
— Calma, doctor...
Tranquilícese, doctor...
—es lo único que atina a
decir el comisario,
mientras Marcelo echa
a ponchazos y
empujones al
entrometido.

Y cuentan las crónicas


locales que esa vez en
Chacabuco, no hubo
fraude...
Félix Luna.[27] ​
Durante la tarde del 30 de julio de 1893 un
emisario le informó al joven Alvear, que se
encontraba en el palco del Teatro Lírico,
que en media hora debía partir para
participar de la revolución radical.[28] ​Se
retiró en horas de la noche y, con la ayuda
de Aurelio Bagú como guía junto a otros
jóvenes, tomaron la comisaría de
Temperley. Tres días después llegó
Hipólito Yrigoyen con 1500 hombres,
luego de sublevar todo el centro de la
provincia de Buenos Aires. Yrigoyen, junto
a cuatro mil hombres, ingresaron a la
ciudad, donde fueron ovacionados por sus
habitantes. El 4 de agosto el jefe de la
rebelión creó varios batallones para
defender su asentamiento en Temperley.
El 7 del citado mes se reunió en Lomas de
Zamora el Comité de la provincia para
elegir al gobernador provisorio,
designando para el cargo a Juan Carlos
Belgrano, quien nombró a Alvear ministro
de Obras Públicas.[29] ​Este gobierno
provisorio duraría solo nueve días. Cuando
el gobierno mandó tropas para intervenir,
Belgrano no opuso resistencia y entregó el
poder al interventor Eduardo Olivera. [30] ​

El 1 de julio de 1896 se suicidó Leandro N.


Alem. Alvear, colaborador cercano de
Alem diría al respecto unas décadas
después:
Leandro Alem fue el
tribuno que con su
temperamento
romántico concibió esta
gran fuerza y se entregó
a ella enteramente. El
destino lo quebró en un
momento de amargura,
tal vez dudando de que
la obra a la que
entregaba su vida
pudiera realizarse:
¡triste destino! Por eso
su memoria tiene
contornos trágicos de
emoción profunda para
todos los radicales.
Alvear, 1937.[31] ​

En un momento de 1897, Lisandro de la


Torre retó a un duelo de esgrima a Hipólito
Yrigoyen. Alvear se vio abocado a la tarea
de —en el lapso de unos pocos días—
enseñarle algunos aspectos básicos de
esgrima a Yrigoyen, puesto que este
desconocía aquella disciplina. El duelo se
produjo el día 6 de septiembre.[32] ​
Yrigoyen salió victorioso y le produjo
varios cortes en la cara a De la Torre.[17] ​
[33] [34]
​ ​
Regina y sus años en Francia

Regina Pacini, fundadora de la


Casa del Teatro, en compañía de
su esposo el presidente Marcelo T.
de Alvear, Mar del Plata, 1925.

En 1898, Alvear conoció a la soprano


portuguesa Regina Pacini, su futura
esposa, cuando ella estaba dando una
temporada en Buenos Aires, en el Teatro
Municipal General San Martín. Sin
embargo, un primer intento de cortejarla
no tuvo éxito. Así, Alvear partió hacia
Europa en el más prolongado viaje de los
numerosos que había realizado, decidido a
ir tras la soprano portuguesa, llegando
incluso a seguirla por toda Europa, pues la
«persecución» duraría ocho años.[35] ​En
aquella época no estaba bien visto que un
aristócrata se casara con una artista.
Ángel de Alvear —hermano de Marcelo— le
pidió a Tomás Le Breton que hiciese
recapacitar a su hermano de casarse con
«una cantante».[36] ​Existió cierta
hostilidad por parte de la alta sociedad
porteña hacia Regina. Sería,
paradójicamente, el general Julio
Argentino Roca quien ayudó a disipar ese
ambiente, nombrando al futuro
matrimonio «invitados de honor» en una
recepción en su hogar.[37] ​

Finalmente se casaron a las siete de la


mañana de un sábado 29 de abril de 1907
en la iglesia lisboeta de Nuestra Señora de
la Encarnación.[37] ​Luego de casarse,
Alvear vivió varios años en París, en donde
siguió manteniendo contacto con Hipólito
Yrigoyen y otros miembros de la Unión
Cívica Radical como Leopoldo Melo,
Vicente Gallo, Fernando Saguier y Tomás
Le Breton.[36] ​

El matrimonio se radicó en la finca


llamada Coeur Volant —un regalo de bodas
que Alvear le había hecho a su esposa
Regina— situada en Louveciennes, al
oeste de París, adonde se mudaron
también varios familiares del terrateniente.
Desde aquel momento, gracias a la
herencia millonaria que poseía Alvear, el
matrimonio vivió sin ocupación conocida.
Regina, nacida en la rúa de Loreto de la
ciudad de Lisboa y de ascendencia italiana
y andaluza, habría de tener en el futuro un
papel cultural destacado durante la
presidencia de su esposo de Argentina.
Alvear había heredado tierras en General
Pacheco y San Isidro: tres estancias,
ganado y una importante suma monetaria.
Hasta llegar a dedicarse a la política, vivió
de estos bienes, los cuales se fueron
vendiendo poco a poco.[36] ​El matrimonio
no tuvo hijos.[37] ​

Diputado y embajador

Alvear dando un discurso en el


Teatro Argentino cuando ejerció
como diputado (1915).

En 1912 se sancionó la ley Sáenz Peña, de


voto universal, secreto y obligatorio —un
reclamo de larga data del radicalismo— y
fue aplicada en los comicios para renovar
diputados, de modo que la UCR decidió
levantar su tradicional abstencionismo. El
radicalismo ganó en la provincia de Santa
Fe y en la ciudad de Buenos Aires. En el
listado de candidatos a diputados se
encontraba en tercer lugar Alvear, que
ganó la banca para el periodo de 1912 a
1916, a pesar de que en ese momento
estaba residiendo en París y no había
participado de la campaña. Al regresar al
país fue nombrado presidente del Jockey
Club.[38] ​

Durante su periodo como diputado


presentó proyectos para la reglamentación
del código civil, debatió sobre la
organización del ejército, apoyó la
iniciativa de hogares de bajo coste
(conocida como ley Cafferatta n.º 9677)
impulsada por Juan Félix Cafferata, y la de
responsabilidades e indemnizaciones por
accidentes de trabajo (ley n.º 9688).[39] ​
También apoyó, junto a los diputados
Carlos Saavedra Lamas, Julio Argentino
Pascual Roca, Lisandro de la Torre y José
Félix Uriburu, una ley para crear un cuerpo
de Gendarmería que protegiera las
fronteras argentinas, aunque el proyecto
finalmente no habría de prosperar.[40] ​
Durante su periodo como legislador tuvo
cruces con la oposición por ingresar tarde
al recinto parlamentario.[41] ​
Las primeras elecciones presidenciales
con la nueva ley de voto secreto se
llevaron a cabo en 1916. La Unión Cívica
Radical ganó por amplio margen bajo la
fórmula Yrigoyen-Martínez. El nuevo
presidente le propuso en privado el cargo
de ministro de Guerra, pero Alvear lo
rechazó. Entonces le ofreció ser
embajador en Francia, cargo que aceptó y
conservó hasta 1922.[19] ​Durante el lustro
que duró la Primera Guerra Mundial, Alvear
cumplió misiones para ayudar a los
aliados en París, donando junto a su
esposa Regina Pacini un hospital de
guerra y un banco de sangre, donde Pacini
se encargaba de atender a los heridos.
Los fondos para ello fueron conseguidos
gracias a los contactos que tenía Alvear.
Por ejemplo, cuando el militar francés
Joseph Joffre le sugirió al embajador
argentino instalar un pabellón argentino en
la ciudad universitaria de París, Alvear
consiguió costear la obra gracias a las
contribuciones de Otto Bemberg.[12] [42]
​ ​
También ayudó en las gestiones para la
venta de cosechas a los aliados durante la
Gran Guerra. Aquí aparecieron las
primeras diferencias entre Alvear e
Yrigoyen: cuando este último sostenía que
Argentina debía mantener una posición
neutral, Alvear se mostraba a favor de que
el país se declare al bando de la Triple
Entente.[43] [44]
​ ​

El presidente electo Marcelo T. de


Alvear con su esposa Regina
Pacini, en el barco que lo trajo de
vuelta a la Argentina, circa
septiembre de 1922.

El 20 de enero de 1920, poco tiempo


después de que se firmara el tratado de
Versailles, Georges Clemenceau —
presidente del Consejo Supremo de la
Sociedad de Naciones— le envió un
telegrama al presidente Hipólito Yrigoyen,
el que invitaba a la Argentina a participar
del Pacto de la Sociedad de las Naciones.
Así, el poder ejecutivo nombró a la
delegación integrada por Honorio
Pueyrredón, Marcelo T. de Alvear, Felipe
Pérez, Roberto Levillier y Daniel
Antokoletz. Las instrucciones básicas que
mandó el presidente argentino eran que en
el futuro no se debería discriminar entre
naciones beligerantes y neutrales para los
Estados que formasen parte de esta
Sociedad, y que Argentina no apoyaría la
guerra de conquista, por lo que repudiaría
cualquier apropiación de territorio,
además de respetarse la libertad de mares
y el principio de la autodeterminación de
los pueblos, entre otros puntos.[45] ​
Cuando Pueyrredón planteó estos puntos
a sus compañeros en París, hubo
discrepancias.[46] ​Al llegar el momento en
donde la comisión argentina debía
plasmar sus planteos, Pérez y Alvear se
negaron a que se propugnase la admisión
a todos los países de la Liga.[47] ​
Pueyrredón intentó defender la posición
de Yrigoyen pero, influenciado por sus
compañeros, pensó que la Sociedad
quizás terminara aceptando a los países
derrotados sin necesidad de insistir. A los
tres días llegó un telegrama de Buenos
Aires escrito por Yrigoyen, en donde se
decía que de seguir con esa postura, la
comisión debía dar por terminada su
misión. Alvear respondió con un telegrama
ratificando su posición, pero esta vez no
obtuvo respuesta. Al otro día, Pérez y
Alvear emitieron otro telegrama en el que
expusieron de nuevo el conjunto de sus
discrepancias, pero tampoco obtuvieron
contestación.[48] ​La delegación partió de
Ginebra el 6 de diciembre del citado año.
Por este episodio Alvear estuvo a punto de
dejar su cargo, pero Yrigoyen le mandó un
telegrama que le hizo cambiar de idea.[49] ​

En uno de los telegramas que envío el


presidente Yrigoyen decía: "Hay que ser
radical en todo y hasta el fin, levantando el
espíritu sobre el medio y el ambiente,
cualquiera que estos sean, teniendo muy
presente siempre que la Argentina... no
debe identificarse sino con proposiciones
perdurables de la esencialidad
determinante del Congreso". Aunque el
mensaje estaba dirigido para Pueyrredón,
tácitamente su destinatario era Alvear.[47] ​

Yrigoyen:
— Se imaginará cómo
me impresionan sus
divergencias, que me
son tanto más sensibles
cuanto una de mis
confortaciones consiste
en la identidad de
nuestras
consagraciones
públicas. Usted conoce,
por la delicadeza
infinita de la amistad
que nos une, todo el
alcance de mis designios
[...]

Asistimos a una
irradiación de
sentimientos patrios
que vibran entusiastas
de un extremo a otro de
la República en
resonancia de júbilo tal
que lamento que usted
no se encuentre aquí
para experimentarla
con nosotros.

Alvear:
— Cualesquiera que
sean las divergencias
que en esta oportunidad
hayan existido y que
consisten más en la
forma que en el fondo
mismo de la cuestión,
puedo dar al presidente
y al amigo la seguridad
de que lo encontrará
siempre con todo
entusiasmo sin ninguna
reserva y exento de
preocupaciones
personales,
completamente decidido
a cooperar con él como
lo he hecho en toda mi
vida política, sin
incertidumbre ni
desfallecimientos, a la
prosperidad y a la
grandeza de nuestra
patria.
Telegramas entre
Yrigoyen y Alvear,
1919.[50] ​

En 1920 comenzaron las gestiones para la


creación del Comité Pro-Juegos Olímpicos
de Amberes precedida por Alvear, y bajo la
vicepresidencia de César Viale, y con la
secretaría de Eugenio Pini. El 12 de enero
del citado año, la comitiva solicitó al
Congreso un subsidio para paliar los
gastos del viaje. El Senado trató el
proyecto pero el mismo no prosperó, y por
ello Argentina no pudo participar de los
Juegos de Amberes.[51] ​

Elecciones presidenciales de 1922

Yrigoyen y Alvear se abrazan en el


puente del barco que trajo a este
último de Francia.
Tras el primer gobierno radical de Hipólito
Yrigoyen, se planteaba el problema de la
sucesión presidencial. Ante las disputas
en el seno del partido, en marzo de 1922 la
Convención Nacional de la UCR, pese al
episodio de la comisión en Ginebra que
ventiló el hecho de las diferencias
ideológicas, Yrigoyen resolvió dar apoyo a
Alvear, en ese momento embajador en
Francia, y miembro de la facción más
conservadora de la UCR, de origen social
patricio y terrateniente, y con pocos
vínculos con la base popular del
partido.[52] ​La Convención Nacional lo
eligió candidato en marzo de 1922 por 139
votos contra 33 (que reunieron diversos
candidatos). La fórmula Alvear-González
triunfó sobre el binomio Piñero-Núñez en
las elecciones del 2 de abril de 1922,[53] ​
imponiéndose en todos los distritos a
excepción de Corrientes, Salta y San
Juan,[15] ​con lo que posibilitó a Alvear
acceder a la presidencia ganando con el
47,5% de los votos, o sea 419.172 votos. El
12 de junio, 235 electores radicales sobre
88 opositores consagraron como
presidente de la nación a Alvear, que aún
residía en Francia.[53] ​

En el viaje de regreso de Francia a


Argentina a bordo del buque francés
Massilia, Alvear visitó varios países
europeos e hizo escalas en Río de Janeiro
(Brasil) y Uruguay, aceptando invitaciones
en su carácter de presidente electo. En
septiembre retornó finalmente a la
Argentina; a su llegada fue recibido por su
predecesor, con quien se abrazó en la
cubierta del barco que lo traía de
regreso.[12] ​

Presidencia

Alvear haciendo una escala en Río


de Janeiro, en su viaje de regreso
a la Argentina.
Véase también: Primeras presidencias radicales

Marcelo Torcuato de Alvear asumió la


presidencia de Argentina el 12 de octubre
de 1922. Durante su mandato alquiló el
palacio Fernández Anchorena, donde
instaló la residencia presidencial.

La presentación de su gabinete provocó


una mala impresión entre muchos
radicales, ya que casi ninguno de los
ministros era partidario del expresidente
Yrigoyen, aunque en la mayoría de los
casos se trató de personalidades de
reconocida capacidad intelectual.[54] [55]
​ ​
Por este motivo comenzó el
distanciamiento entre Alvear e
Yrigoyen.[56] ​Ciertos nombramientos de
ministros resultaron sorpresivos, como fue
el caso del almirante Manuel Domecq
García, ferviente represor de las
manifestaciones en huelga durante el
gobierno de Yrigoyen, como así también el
nombramiento del general Agustín
Justo.[57] [58]
​ ​

La radio argentina trasmitió la ceremonia


del traspaso del mando, y por primera vez
en la historia de la Argentina se escuchó la
voz de un presidente por radio.[59] ​Su
oratoria fue una excepción al paradigma
«amigo-enemigo» presente en los
discursos políticos de 1916 a 1986.[60] ​
El domingo siguiente a la asunción, Alvear
visitó el Jockey Club. Habían pasado seis
años desde que un presidente no asistía
allí, pues Yrigoyen se rehusaba a hacerlo.
El gabinete de Alvear asistió en pleno a
una interpelación en la Cámara de
Diputados, cuando los ministros no
concurrían por lo menos desde 1919. El 1
de mayo de 1923 Alvear leyó el discurso
presidencial.[61] ​A las 20:00 h, Alvear tomó
su auto y manejó hasta el barrio de
Constitución a casa de Yrigoyen, quien lo
invitó a cenar.[62] ​

La expansión económica que experimentó


la Argentina durante el periodo conocido
como república radical sigue siendo hasta
hoy en día el ciclo de mayor crecimiento
económico en la historia argentina, sólo
superado por la gestión posterior del
gobierno de Arturo Illia.[nota 1] [63]
​ ​Alvear
continuó la política de su antecesor de
intervenir federalmente a las provincias
opositoras; durante su mandato dispuso
diez intervenciones federales, sobre un
total de 14 provincias existentes en 1920,
intervino siete por decreto, y tres por ley
entre ellas:[64] ​Tucumán (1923), Mendoza
(1924), San Juan (1925), dos veces a
Santiago del Estero (1924 y 1928), La
Rioja (1924 y 1925), Jujuy (1923),
Catamarca (1928) y Salta (1928).
Política económica

Su periodo de gobierno comenzó justo


cuando terminaba la crisis mundial de la
posguerra, lo cual permitió mejorar la
economía y las finanzas sin mayores
contratiempos.[55] ​La economía argentina
alcanzó durante su gobierno la situación
más próspera que jamás haya tenido en
su historia: el PIB por habitante para 1928
alcanzó el sexto puesto entre los más
altos del mundo,[65] ​y la renta aumentó en
casi 100.000.000 pesos oro. Además,
durante tres años el intercambio comercial
había sido positivo.[66] ​Estas condiciones
se dieron fundamentalmente gracias al
favorable frente externo: la reactivación
posterior a la Primera Guerra Mundial
produjo que los países europeos
compraran las cosechas argentinas. Por
ello, el gobierno de Alvear se centró en las
políticas agroexportadoras, sobre todo en
carnes y cereales. Hubo un gran
crecimiento en las áreas sembradas con
cereales, especialmente en la pampa
húmeda.[67] ​Para 1925, Argentina cubría el
72% de la exportación mundial de lino, el
66% del maíz, el 50% de la carne, el 32% de
la avena y el 20% del trigo y harina.
También aumentaron exponencialmente
aquellos cultivos industriales como el
algodón, que pasó de 2000 hectáreas en
1914, a 122.000 en 1930. Además, creció
el área sembrada de yerba mate, maní,
arroz, vid, caña de azúcar y tabaco.[61] ​Por
otro lado, el gasto público total ascendió
del 8,5% en 1920, al 13% en 1929, con lo
que el déficit de la administración nacional
llegó a superar el 4% del producto
bruto.[68] ​Pese a los favorables
indicadores económicos, su gestión
despertó críticas entre los yrigoyenistas,
quienes pensaban que Alvear no seguía el
legado de Yrigoyen, al no intentar restituir
aquellas tierras fiscales ocupadas al
Estado nacional, o al no nacionalizar el
petróleo.[54] ​El 23 de diciembre de 1925
entró en funcionamiento la gran refinería
fiscal ubicada en La Plata. El coronel
Enrique Mosconi fue seleccionado
Director de la empresa, y durante los ocho
años en que permaneció al frente, llevó la
empresa estatal a un progreso y continuo
desarrollo extraordinario. La deuda pública
externa creció notoriamente en
comparación a la gestión radical anterior;
para 1928 había llegado a los
1.763.000.000 de pesos por imperativo de
los empréstitos estadounidenses
contraídos durante el lustro alvearista.[61] ​

El ministro de Hacienda Rafael Herrera


Vegas presentó un proyecto de ley para
promover la producción industrial local,
mediante la subida de un 25% de todos los
aranceles aduaneros. El proyecto logró ser
aprobado, aunque no estuvo exento de la
oposición de legisladores liberales.[69] ​El
ministro había intentado sin éxito elaborar
una ley para crear un impuesto sobre la
renta de carácter provisorio.[70] ​Tras la
renuncia de Herrera Vegas lo sucedió
Víctor M. Molina, quien también fracasó
en un nuevo intento de poner el impuesto
a la renta. No obstante, llevó adelante una
política librecambista, abiertamente
liberal. Este giro político sería una de las
causas de la división de la Unión Cívica
Radical entre yrigoyenistas y
antipersonalistas.[71] ​En 1927 Molina
decidió reabrir la caja de conversión que
había estado cerrada desde 1914. La caja
se había beneficiado con aportes de oro
en lingotes y monedas que fueron llevando
hasta el 80% la reserva aurífera, que según
la Ley debía respaldar el dinero circulante
en una proporción del 44%. Pero ante la
remota posibilidad de una corrida
bancaria, Molina envió un telegrama a la
Banca Morgan en Estados Unidos para
consultar con que crédito podía contar la
Argentina en caso de necesitar reforzar
sus reservas, la respuesta de la banca fue:
unlimited, el hijo de Molina ha dicho que
cuando el ministro le enseñó la respuesta
al Presidente, ambos se confundieron en
un abrazo y lagrimearon.[72] ​

Planta de producción de Ford en


Argentina.

El ministro de Agricultura Tomás Le Breton


dio un gran impulso a la investigación
científica aplicada a la producción agraria.
Fue especialmente importante la
contratación de especialistas extranjeros
como Thomas Bregger y William
Backhouse para el mejoramiento genético
del trigo y el maíz en Pergamino.
Asimismo fue decisiva su acción para
promover el cultivo del algodón en el
Chaco.[73] ​

Además del crecimiento en el agro,


también se propagó —aunque en menor
medida— el desarrollo industrial,
instalándose en 1922 la primera planta de
producción automotriz Ford de
Latinoamérica, con una inversión de
240.000 dólares para la construcción de la
misma. Tan solo un año después, la
estatal YPF instaló el primer surtidor de
nafta, en la esquina de Bartolomé Mitre y
Rosales, en la ciudad de Buenos Aires. En
1925 salió a la venta el popular Ford T; a
los dos años la producción llegó a las
100.000 unidades.[74] ​En 1923 Hampton y
Watson alquilaron un galpón en la calle
Garay, y al año siguiente comenzaron a
producirse las primeras unidades del
automóvil Doble Phaeton de la General
Motors Argentina. Durante la gestión de
Alvear fue muy notable el crecimiento del
parque automotor, tanto por la fabricación
de los automotores como por su
importación: en 1920 había en Argentina
48.000 automotores, un promedio de 187
habitantes por automotor; para 1930 había
aumentado a 435.822 unidades, a un
promedio de 27,6 habitantes por
automotor. Ejemplo del crecimiento
automotriz fue la producción de Ford: la
empresa logró vender en sus primeros
nueve meses 6663 unidades.[75] ​

A partir del año 1925 se registró un


grandísimo aumento en las inversiones
extranjeras provenientes de los Estados
Unidos, realizadas a través de las
empresas relacionadas con la industria
frigorífica, con las organizaciones de
distribución y producción de energía, y de
bienes de consumo. Esta «invasión»
repentina de capitales estadounidenses
provocó una competencia con los
capitales provenientes del Reino Unido.
Aquella rivalidad se vio reflejada en áreas
tales como los transportes, ya que los
productos automotores exportados de
Estados Unidos competían con los
ferrocarriles ingleses. Pero también se
agudizó la competencia con empresas
frigoríficas vinculadas con estos dos
países. Estos conflictos llevaron al
deterioro de las relaciones con los
ingleses.[67] ​

En el tiempo en que Alvear asumió la


presidencia, existía en el país una crisis en
el sector ganadero, ya que las carnes
congeladas que producía Argentina no
servían para una economía de guerra, de
modo que en años anteriores las
exportaciones de carne congelada habían
mermado. Los criadores que tenían
ganado en exceso tuvieron que vender sus
animales a precios bajos, por lo que se
vieron obligados a pedir en 1921
protección por parte del gobierno
argentino hacia los manejos de los trusts
de la carne.[61] ​Ante ello, el gobierno
sancionó en 1923 las leyes n.º 11.226, n.º
11.227 y n.º 11.228: la primera establecía
un régimen de control del comercio de
carnes; la segunda fijaba los precios
mínimos y máximos para la venta; y la
tercera instauró un régimen de control
para las transacciones comerciales de
ganado vacuno para evitar los vales,
comunes en el interior. Se creó así un
frigorífico estatal, años más tarde
bautizado con el nombre de Lisandro de la
Torre. Se procuró evitar las
especulaciones, y establecer formas de
comercialización y control asegurando
con ello el abastecimiento a precios
razonables.[68] [76]
​ [77]
​ ​
Política social y educativa

Las vacaciones de Alvear (derecha) en Mar del


Plata en 1927 con su ministro de guerra Agustín
Pedro Justo (izquierda). La foto de la revista Caras y
caretas decía: «Alvear contempla el mar. Como un
griego antiguo, gusta de la vida plena al aire libre».

Si bien hubo menos conflictos y apuros en


comparación al gobierno anterior, durante
los seis años de Alvear se declararon 519
huelgas, también ocurrió la masacre de
Napalpí, perpetrada por policías del Chaco
y milicias civiles, donde se produjo la
matanza de 200 indígenas de las etnias
qom y mocoví a manos de la policía
chaqueña y grupos de estancieros,
acaecida el 19 de julio de 1924 en la
Colonia Aborigen Napalpí.[78] ​

El gobierno adoptó varias medidas de


previsión social, como la sanción de la ley
n.º 11.289 en 1923, que creaba varias
cajas de previsión social; aunque significó
un avance hacia la jubilación universal y
obligatoria, la Unión Industrial conseguiría
anularla más tarde en 1926,
argumentando que sería muy costoso
mantenerla. El movimiento obrero también
se quejó de ella, ya que no querían que se
descontara de sus salarios el 5%
correspondiente a los aportes obreros. La
ley n.º 11.317, sancionada en 1924,
reglamentó el trabajo de mujeres y
menores en la Capital Federal y en los
territorios nacionales; Pablo Troncoso
destacó que el artículo 23 de dicha ley
facultaba a las sociedades gremiales a
denunciar y acusar criminalmente
cualquier infracción a sus
disposiciones.[79] [61]
​ ​

La ley que declaraba feriado el Primero de


Mayo, enviada al Congreso por el Poder
Ejecutivo en 1924, no recibió sanción
legislativa en 1926. El texto decía que era
«deber de los poderes públicos propender
a que fuese ese día sereno y auspicioso,
de solidaridad social y paz espiritual», bajo
la forma de Día del Trabajo reconocido por
el Estado. Tal fecha enlazaba la
conmemoración obrera con la fecha de
sanción de la Constitución de 1853. En
1926 una comisión encabezada por el
socialista Mario Bravo logró elaborar y
sancionar la ley n.º 11.388, llamada
Régimen Legal de las Sociedades
Cooperativas, cuyo segundo artículo
expresaba los principios de asociación
libre y voluntaria, fomento de la educación
y eludir privilegios para los fundadores de
las mismas. Casi paralelamente se
promulgó la ley n.º 11.380, llamada de
«fomento cooperativo», la cual autorizaba
al Banco de la Nación Argentina como al
Hipotecario a gestionar créditos a las
entidades cooperativas,[80] [81]
​ ​además de
liberar a estas sociedades de aquellos
impuestos nacionales de papel sellado,
como también del valor de los edificios e
instalaciones, y de patentes.[82] ​Las dos
normas significaron un apoyo para el
desarrollo de las cooperativas agrarias.[83] ​

También se sancionaron leyes


previsionales como la jubilación para los
bancarios (ley n.º 11.232) y maestros
primarios (ley n.º 11.312); la ya
mencionada ley n.º 11.289, que creaba la
Caja de Previsión Social para jubilaciones
a empleados y obreros; la ley n.º 11.275,
de identificación de mercancías de
industria argentina; con la ley n.º 11.278
se reglamentó el pago de sueldos en
moneda nacional, para evitar el uso de
vales de cambio; gracias a la ley n.º
11.287 se estableció el impuesto a la
herencia que produjo una mayor
redistribución, y sirvió para reforzar la
educación popular.[84] ​En el año 1924 se
aumentó la jubilación de los maestros, ya
que la anterior se consideró muy baja. Se
reguló el cierre de los comercios a las
20:00 h.[85] ​Sin embargo, el gobierno
prácticamente atenuó el proceso de la
reforma universitaria, cuando intervino las
Universidades de La Plata y del Litoral,
además de sancionar un estatuto
antirreformista para la Universidad de
Buenos Aires.[54] ​Durante su presidencia, y
con motivo de la finalización de la guerra,
se reactivó el flujo inmigratorio hacia la
Argentina. Desde 1924 a 1929 entraron al
país 2.012.728 personas, de las cuales
quedaron radicadas en el país 638.651.[79] ​
[86] ​
La primera Feria del Libro en
Argentina tuvo lugar en Buenos
Aires, en septiembre del año 1928.
En la foto se encuentra Alvear con
sus ministros Roberto Marcelino
Ortiz y José Tamborini,
recorriendo en el día de la
inauguración.

La crisis en la industria azucarera


tucumana desembocó en una huelga por
parte de los cañeros —amparados por la
Federación Agraria Argentina— a la que se
sumaron los obreros de los ingenios, que
además incluyó el asalto a trenes de
carga, cañaverales e instalaciones
industriales. Al año siguiente, Alvear
intervino a través de un laudo, que
estableció un precio promedio de venta de
la caña al ingenio, e instituyó un
organismo provincial para resolver los
conflictos de allí en adelante; a esto se lo
conoció como el «laudo Alvear». El
resultado fue apreciado como
abiertamente favorable para los cañeros.
Durante sus giras políticas en la década de
1930, tomaría esta política como ejemplo
de justicia social.[87] ​En 1924 fue
sancionada una ley que extendía la
jubilación a amplios sectores de
trabajadores, pero Alvear la vetó, hecho
que provocó grandes huelgas y protestas
obreras. En abril de ese año la Unión
Sindical Argentina (U.S.A.), organizó una
huelga general, pero como no había sido
apoyada por los anarquistas ni por los
socialistas, la huelga se canceló.[88] [54]
​ ​

Con el radicalismo dividido, el sector


yrigoyenista logró triunfar en los distritos
más importantes en las elecciones de
diputados nacionales de 1926, pero el
gobierno logró mantener su iniciativa, y el
Congreso pudo sancionar con éxito varias
leyes. Entre ellas se encontraban: la ley n.º
11.338, que prohibía el trabajo nocturno en
las panaderías; la ley n.º 11.357 de
reconocimiento de los derechos civiles de
las mujeres; la que dejaba sin efecto la
reglamentación sobre jubilaciones
(expresada anteriormente); la que
regulaba la actividad de las sociedades
cooperativas; la que destinaba una
importante suma para renovar el
armamento naval;[61] [89]
​ ​y la que disponía
un nuevo enrolamiento general y el
Registro Electoral.[85] ​Además, en 1924
surgió la reglamentación conocida como
«profilaxis de la lepra», con la cual se
crearon colonias de leprosos en Formosa,
Corrientes y Chaco, con la finalidad de
atender a las personas que padecieran
esta enfermedad, evitando así una
epidemia.[90] ​

El legislador radical Leopoldo Bard llevó a


la Cámara de Diputados un proyecto de
ideas similares a otras que habían sido
presentadas en el pasado por el Partido
Socialista en materia de derechos civiles
para las mujeres. Se trató de una de las
iniciativas más importantes llevadas a
cabo con éxito, después haber intentado
sancionar legislaciones similares durante
décadas pasadas. En el primer artículo se
declaró abolida la imposibilidad de la
mujer casada de poder tener los mismos
derechos civiles que su marido (aunque el
sufragio femenino no llegase para ellas
hasta 1952). Dos semanas después, los
socialistas Juan B. Justo y Mario Bravo
presentaron una iniciativa bajo el título de
«Derechos civiles de la mujer soltera,
divorciada o viuda». Al existir dos normas
parecidas en circulación, el Congreso creó
una Comisión Especial para estudiar
ambas legislaciones y presentar un único
texto. Así, durante la sesión del 14 de
septiembre de 1926, el proyecto resultante
de dicha comisión se convirtió en la ley n.º
11.357 conocida como «Ley de ampliación
de los derechos de la mujer».[91] ​

Política internacional

Alvear junto al presidente chileno


Arturo Alessandri Palma sobre un
carruaje, rodeados de público.
Durante la gestión de Alvear se firmaron
acuerdos fronterizos con Bolivia.[92] ​Se
intentó cancelar la deuda que tenía
Paraguay con Argentina por la Guerra de la
Triple Alianza. También se intentó
implementar un programa de limitación de
tonelaje para los barcos de guerra junto a
Chile.[93] ​

El 30 de octubre de 1922 se firmó entre el


embajador argentino Horacio Carrillo y el
canciller boliviano Severo Fernández
Alonso un acta en donde se acordó revisar
el tratado de 1889 para modificar la
frontera entre ambos países. En 1924
asumió Román Paz su cargo como nuevo
canciller de Bolivia, por lo que se tuvo que
acordar de nuevo la revisión del tratado
entre la autoridad boliviana y Carrillo. Paz
propuso que la ciudad de Los Toldos
permaneciera en el dominio boliviano.
Esta discusión duró todo el año 1924,
hasta que se pudo llegar a un acuerdo con
el nuevo canciller boliviano en el cargo,
Eduardo Díez de Medina, quien no
pretendía mayores cambios en el límite. El
presidente de Bolivia aceptó modificar
alguna línea limítrofe con tal de
compensar a Argentina y sellar el acuerdo.
El tratado Carrillo-Díez de Medina fue
firmado el 9 de julio de 1925 y cedió la
localidad de Yacuiba a Bolivia.[92] ​
El Gobierno decidió a partir de 1922
rechazar la correspondencia postal
telefónica y telegráfica desde y hacia las
islas Malvinas con el fin de añadir presión
concreta al reclamo diplomático sobre el
archipiélago que estaba siendo ocupado
por los ingleses. El gobierno de las islas
intentó paliar la acción argentina mediante
la contratación de vapores
montevideanos, y la protesta británica no
tardó en llegar. Buenos Aires respondió
alegando que la medida no era oficial, sino
que se trataba de iniciativas a título
personal de los funcionarios. En todo
caso, para marzo de 1928 se volvieron a
restablecer plenamente las
comunicaciones con las islas, después de
haberse hecho la aclaración de que la
reanudación del servicio de ninguna
manera implicaba renunciar al derecho
argentino de reclamarlas.[94] ​

Así, y sin que se hiciera ninguna concesión


con la reanudación de esas
comunicaciones, Alvear prosiguió con su
reclamo ante la Unión Postal Universal
sobre las Islas Malvinas, las Orcadas del
Sur y las Georgias del Sur como parte
integral del territorio de la República:

(...) cumple a esta


Cancillería manifestar
que si bien es exacto que
desde 1833 esas islas
han estado bajo
ocupación británica, no
lo es menos que desde
esa fecha y en diversas
oportunidades el
Gobierno Argentino ha
protestado por dicha
ocupación y por el acto
originario que la
determinó.[95] ​

Alvear en 1923 en el histórico


Colegio Nacional de Concepción
del Uruguay.
En 1923 falleció el arzobispo de Buenos
Aires, monseñor Mariano A. Espinosa.
Para su reemplazo, el Senado eligió una
terna, y de ella el presidente escogió a
monseñor Miguel De Andrea para
proponerlo al papa. El Vaticano —
presionado por sectores católicos
argentinos conservadores que
consideraban a De Andrea como muy
liberal y cercano a los sectores obreros—
no lo aceptó, y Alvear insistió con su
postulación. El conflicto se hizo público y
la opinión se dividió entre los que
apoyaban al presidente y De Andrea, y los
que concordaban con la posición del
Vaticano. El nuncio Giovanni Beda
Cardinale anunció el nombramiento de
Juan Agustín Boneo como administrador
de la sede vacante del arzobispado, pero
Alvear se opuso a la designación y la
Corte Suprema de Justicia declaró la
ilegalidad de ese nombramiento. El
ministro de Relaciones Exteriores Ángel
Gallardo, propuso como solución el retiro
de la candidatura de monseñor De Andrea,
la renuncia del nuncio Cardinale y la
designación como sucesor de Espinosa
del obispo José María Bottaro, un
candidato aceptado tanto por Alvear como
por el Vaticano.[96] [97]
​ ​
Durante la V Conferencia Panamericana
reunida en Santiago de Chile en 1923, el
país anfitrión propuso a la Argentina
limitar el armamentismo de ambos países.
La delegación chilena aceptó una primera
propuesta de los Estados Unidos del
Brasil, que consistía en un límite de 80.000
toneladas para los barcos de guerra, pero
Argentina la rechazó y respondió con una
contrapropuesta de 55.000 toneladas
como tope para las naves bélicas. Esta
nueva propuesta tampoco llegó a
prosperar, y por ello las relaciones
diplomáticas con Chile se enfriaron
durante la corta administración del
presidente chileno Emiliano Figueroa.
Además, Chile se rearmó militarmente en
1926, como respuesta a lo propio que
había hecho Argentina en 1924. Hubo otro
intento chileno de desarme por parte del
nuevo presidente, coronel Carlos Ibáñez
del Campo, pero también fue rechazado
por Argentina.[93] ​

El presidente Alvear con el


príncipe Eduardo de Windsor en
Argentina.

Se enviaron al Congreso varios proyectos


para eliminar la deuda pública que
Paraguay tenía con Argentina,
consecuencia de la guerra de la Triple
Alianza. El primero, de 1922, no tuvo
sanción; en 1925 se debatió el proyecto
presentado por el diputado Guillermo
Sullivan, y en 1928 el presentado por
Leopoldo Bard, pero ninguno prosperó.[98] ​

Escudo de Alvear como caballero


de la Orden de Carlos III.

El 6 de agosto de 1924 se realizaron


festejos y agasajos oficiales con motivo
de la visita al país del príncipe heredero
del trono de Italia, Humberto de
Saboya.[88] ​Alvear entregó
condecoraciones al futuro rey y le invitó a
asistir a un desfile de 25.000 niños de
escuelas públicas argentinas en la plaza
del Congreso.[99] ​

Con motivo del Centenario de la batalla de


Ayacucho, en 1924 el gobierno argentino
envió a Perú una delegación integrada por
el ministro de guerra, general Agustín P.
Justo, junto a otras personalidades, entre
las cuales se encontraba el poeta
Leopoldo Lugones.[88] ​

El 24 de marzo de 1925 llegaron a la


Argentina —en el marco de una gira
realizada también por Brasil y Uruguay— el
científico Albert Einstein y su esposa Elsa
para hospedarse en el país durante
exactamente un mes. Fue un hecho
destacable que Einstein viajase durante
aquel periodo a la Argentina, ya que con su
visita certificó el buen estado que el país
atravesaba en ese momento. El científico,
mundialmente conocido por su teoría de la
relatividad, llegó a entrevistarse con el
presidente argentino.[100] [101]
​ ​Había
llegado por una invitación de la
Universidad de Buenos Aires y la Sociedad
Hebraica Argentina, y durante su estadía
brindó doce conferencias, la gran mayoría
para explicar su nueva teoría.[102] ​
Alvear se entrevistó en 1925 con el
presidente de Chile Arturo Alessandri; y el
17 de agosto arribó a Argentina el príncipe
de Gales, Eduardo de Windsor, heredero de
la corona británica.[103] ​A raíz de la visita
de este y del maharajá de Kapurthala,
Alvear organizó una excursión a Huetel (en
el partido de 25 de Mayo, provincia de
Buenos Aires), a la estancia de
Concepción Unzué de Casares (una suerte
de palacio al estilo de la Francia de Luis
XIII) en la pampa argentina, en donde
escucharon cantar a Carlos Gardel.[42] ​Las
visitas del príncipe de Gales, el maharajá
de Kapurthala y el príncipe Humberto de
Saboya produjeron un sobrepaso en los
gastos previstos para los acontecimientos,
cuyo monto total fue alrededor de 500.000
pesos. El ministro Víctor Molina le
comunicó al presidente que se habían
pasado en el monto y propuso pasar el
gasto a rentas generales, pero Alvear
decidió hacerse cargo del pago del medio
millón de pesos, para lo cual contó con el
loteo y venta de parte de sus tierras
heredadas en Don Torcuato.[104] ​

El presidente intentó reincorporar al país a


la Sociedad de las Naciones durante la VI
Conferencia Panamericana acontecida en
La Habana, pero no se llegó a aprobar en
el Congreso el Pacto Constitutivo.[61] ​
Logró mediar ante un posible conflicto
entre Paraguay y Bolivia, gracias a una
reunión de delegados de ambas naciones
llevada a cabo en Buenos Aires el 29 de
septiembre de 1927. El 31 de agosto de
1928, el gobierno anunció que no
reanudaría relaciones diplomáticas con
Rusia, bajo el régimen de la Unión
Soviética.[85] ​

Política petrolera
Véase también: Historia del petróleo en la Argentina
Alvear designó al militar e
ingeniero Enrique Mosconi
director general de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (YPF).

Una de las primeras acciones del gobierno


de Alvear fue nombrar al general Enrique
Mosconi como director general de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Mosconi impulsó con el apoyo
gubernamental el crecimiento de YPF, con
el objetivo de alcanzar el
autoabastecimiento de petróleo, vital para
el desarrollo autónomo del país, y
promovió medidas tendientes a disminuir
la competencia entre YPF y las empresas
extranjeras. Logró la construcción del
Complejo Industrial La Plata, estrenada
para la refinación del petróleo en 1925, lo
que independizó al país de la compra de
naftas. Cinco meses después de su
habilitación comenzó la producción de
nafta para aviones.[105] ​Esta planta
industrial fue la décima destilería más
grande del mundo.[106] ​

El vocal del directorio de YPF, Carlos


Madariaga, solventó con dinero de su
propia fortuna algunas obras para la
petrolera estatal durante la presidencia de
Alvear. Gracias a ello, mientras en 1922 la
producción de naftas era inexistente, en
1928 YPF logró vender 100.000.000 de
litros de ese combustible, además de
25.000.000 de litros de queroseno. La
Standard Oil logró en 1925 obtener
concesiones por parte del
conservadurismo en la provincia de Salta,
pero el gobernador yrigoyenista Julio
Cornejo las anuló en 1928. Gracias a los
citados decretos promulgados en 1924, el
gobierno fue restringiendo las
concesiones de explotación que tenían las
compañías privadas, y simultáneamente
se fueron delimitando extensas áreas con
reservas petrolíferas para ser explotadas
por el ente nacional que dirigía Mosconi.
Varios legisladores, en su mayoría
radicales yrigoyenistas, pensaban que el
petróleo debía nacionalizarse, y por ello se
debía establecer un monopolio estatal
para su explotación. Finalmente la
nacionalización del petróleo fue votada
por yrigoyenistas, antipersonalistas,
socialistas, socialistas independientes e
incluso ciertos sectores conservadores.
En 1929, casi al final de la segunda
presidencia de Yrigoyen, las empresas
privadas que producían petróleo eran la
Compañía Ferrocarrilera y la Anglo-Persian
Oil Company, ambas de capital inglés; la
Standard Oil de capital estadounidense;
Astra, de capital alemán y argentino; y la
Royal Dutch, de capital neerlandés. YPF
producía prácticamente la misma cantidad
de petróleo que todas las empresas juntas
citadas anteriormente.[61] ​

Mosconi logró durante sus ocho años de


gestión casi triplicar la producción de
petróleo, de 348.888 metros cúbicos en
1922, a 872.171 metros cúbicos en
1929.[105] [107]
​ ​La petrolera estatal YPF
inauguró el primer surtidor de queroseno
el 22 de febrero de 1923 en Buenos Aires;
tres meses más tarde se instalaron otros
seis más. El 20 de junio se construyó en
Mitre y la Avenida Rosales el primer
surtidor de nafta para vehículos, fabricado
por el industrial Torcuato Di Tella tras
consultárselo a su amigo, el general
Mosconi.[108] ​YPF llegó a tener cincuenta
mil empleados. Tanto el petróleo como el
autoabastecimiento, se convirtieron en
temas de campaña durante el año
1928,[109] ​cuando comenzó la explotación
del petróleo en la provincia de Salta; en
1933 se descubriría petróleo en
Tranquitas, en la misma provincia.[105] ​
Política armamentística

Alvear con Agustín Pedro Justo


visitando el primer cuerpo de
artillería.

El ministro de guerra Agustín Pedro Justo


aumentó los gastos en equipamientos de
guerra para modernizar las Fuerzas
Armadas; entre otras cosas compró
quinientos cañones Schneider de
155mm.[110] ​

El ministro de marina Manuel Domecq


García fue autor del anteproyecto de
formación de la Marina Mercante
argentina de ultramar y de la remodelación
del puerto de Quequén.[111] ​También por
iniciativa de Domecq se instaló la base de
submarinos en Mar del Plata y se
renovaron las unidades de la flota
argentina.[112] ​Tanto el presidente Alvear
como el almirante Domecq alentaron la
construcción de submarinos en el país,
por lo que se construyó un astillero,
bautizado Astillero Ministro Manuel
Domecq García. Actualmente se encuentra
en la costanera sur de la ciudad de Buenos
Aires.[113] ​

Por medio de la ley secreta n.º 11.266


sancionada en 1923 se ordenaba la
compra de material de artillería antiaérea y
municiones por un valor de 33.000.000 de
pesos, mientras que se establecía
desembolsar 19.000.000 para lo relativo a
equipamiento de infantería, como armas
portátiles y elementos protectores contra
gases; adquirir equipamiento de
radiocomunicaciones y teléfonos para
todas las armas y servicios a un valor de
10.000.000; conseguir vehículos
especiales para alimentación por un valor
de 25.000.000, y a su vez emplear ese
monto para fomentar la industria
aeronáutica; comprar material de aviación
e instalar talleres por un valor de
15.000.000; destinar 25.000.000 para
construir altos hornos, fábricas de pólvora,
municiones, gases, y modernizar material
de guerra existente; y finalmente, invertir
20.000.000 a la organización y sanidad del
ejército.[114] ​Por un decreto firmado por el
presidente en 1923 se cambió el nombre
del Puerto Militar de Bahía Blanca a Puerto
Belgrano, en honor al creador de la
bandera argentina.[115] ​

En 1924 se fundó la Escuela de Mecánica


de la Armada. El predio había sido cedido
por el Concejo Deliberante de la Ciudad de
Buenos Aires al Ministerio de Marina[116] ​y
allí había funcionado años atrás el
Aeropuerto Rivadavia.[117] ​El 12 de
octubre de 1928 se inauguró el complejo
de edificios principal.[118] ​

En octubre del año 1927 se construyó la


Fábrica Militar de Aviones en Córdoba.
Esta fue la primera fábrica de alta
tecnología en Argentina.[76] ​Sin embargo,
estos gastos en equipamiento militar
despertaron muchas críticas por parte de
la oposición.[79] ​
Obras públicas y culturales

Alvear en la inauguración del


Ferrocarril Oeste.

Durante esta gestión se construyeron una


gran cantidad de monumentos y obras
públicas y privadas; a diferencia de su
antecesor, Alvear siempre procuró estar
presente en las ceremonias,
inauguraciones y en toda clase de eventos
sociales. En materia de obras públicas se
inició la construcción del Ministerio de
Hacienda, de Obras Públicas, de Guerra y
Marina y el edificio del Banco Nación en
Plaza de Mayo. Fomentó también la
cultura, con la construcción de teatros,
museos y varias instituciones artísticas.
Según varios historiadores, se inauguraron
más obras públicas durante su gestión
que durante la de cualquiera de sus
antecesores, y se celebraron tantas
ceremonias oficiales con la participación
del Jefe de Estado como nunca antes se
había visto.[119] [120]
​ ​

En 1923 se inauguró el Museo de Luján. En


la ciudad de Buenos Aires el intendente
Carlos Noel tuvo un destacado mandato;
entre sus obras realizadas figuraron la
finalización del paseo de la Costanera Sur,
la construcción de hornos para la
incineración de basura y la compra de la
finca de Lezica para construir el parque
Rivadavia.[121] ​Noel también mandó
asfaltar muchas calles de la ciudad.[122] ​

Alvear con la nadadora Lilian


Harrison.

En 1923 el presidente envió al Congreso


Nacional un proyecto para formar una
delegación nacional que participase de los
Juegos Olímpicos de París 1924 pero la
iniciativa no prosperó. El 31 de diciembre
de ese año se firmó un decreto creando el
Comité Olímpico Argentino y así se
resolvió la concurrencia de Argentina a los
Juegos Olímpicos, contándose para
solventar los gastos con 250.000 pesos
provenientes de una cuantía no cobrada
en la Lotería Nacional, con base en la ley
11.067. De esta forma, se produjo en 1924
la primera participación oficial en unos
Juegos Olímpicos por parte de
Argentina.[123]

Alvear resolvió, ante la diferencia que


había entre la hora que proporcionaban a
la población y la que usaban las distintas
oficinas públicas e iglesias, establecer por
decreto, en 1923, la hora oficial, que debía
ser dictaminada por el Observatorio
Naval.[124] ​

En 1925 se inauguró la bajada de la calle


Maipú y el Paseo de Julio, además de un
monumento en conmemoración a Leandro
N. Alem. En este acto fue una de las pocas
ocasiones en que aparecieron juntos
Alvear e Hipólito Yrigoyen que, de hecho,
se habían separado en distintas líneas del
radicalismo.[103] ​

Regina Pacini y Alvear en una


exposición de pintura y escultura.
Desde el gobierno se incentivaron
por primera vez en la historia
argentina este tipo de actividades
artísticas.
Alvear fue desde su juventud un admirador
de la cultura y de las artes, y durante su
gestión de gobierno se crearon varias
instituciones para la propagación de las
mismas. En 1925 se creó el Conservatorio
Nacional de Música y Declamación,[125] ​
[126] ​y por medio de un decreto se fundó el
Departamento de Artes Musicales y
Sonoras en 1924. Se crearon además los
cuerpos estables del coro, orquesta y
ballet para el Teatro Colón.[112] ​

Por iniciativa de su esposa, Regina Pacini,


y motivada por los recuerdos de los
tiempos difíciles que tuvieron que pasar
sus padres, se le ocurrió fundar una
institución que los protegiera. Debatió
sobre la idea con Enrique García Velloso y
Angelina Pagano entre otros, y llamó a
empresarios teatrales y artistas. El 30 de
diciembre de 1927, el Concejo Deliberante
cedió la concesión de un solar por
cincuenta años ubicado en Santa Fe al
1200, mientras que el Teatro Colón dio
funciones especiales para recaudar
fondos; en la velada celebrada en el Colón
cantaron Beniamino Gigli y Claudia
Muzzio. Así se dio nacimiento a la Casa
del Teatro.[42] ​De forma similar por
iniciativa de Pacini, Alvear autorizó por
decreto la creación de la Radio Municipal
710 KHz, dedicada a trasmisión
oficialmente la temporada de óperas y
conciertos desde el Teatro Colón, para que
la gente que no podía asistir al teatro
pudiese escuchar música clásica. La
primera transmisión fue el 23 de mayo y
se irradió la ópera Rigoletto de Giuseppe
Verdi.[127] [nota
​ 2] ​

El 2 de agosto de 1924 el presidente creó


una comisión constituida por Floro Ugarte,
Carlos López Buchardo y José André para
componer una versión oficial del Himno
Nacional. Gracias al hallazgo de una
partitura en el Museo Histórico Nacional
atribuida a Blas Parera, a la cual la
comisión introdujo arreglos, se pudo
estrenar al público en el Teatro Colón el 25
de mayo de 1927. Sin embargo, el "nuevo
himno" atrajo severas críticas, ante lo cual,
por medio de un decreto de septiembre de
1928, Alvear creó una nueva comisión,
aconsejándole hacer una versión más fiel
a la de Juan Pedro Esnaola.[128] [129]
​ ​

Alvear fue uno de los socios fundadores


de la Sociedad Argentina de Artistas
Plásticos (SAAP), una institución sin fines
de lucro fundada en 1925, la cual ha sido
testigo de varias corrientes artísticas en
todas las disciplinas de las artes
visuales.[130] ​
Alvear y Regina Pacini en la Casa
del Teatro.

En el mes de julio de 1924, el Club Atlético


Boca Juniors debutó en su nuevo estadio,
enfrentado al Club Nacional de Football
uruguayo. El puntapié inicial de honor fue
dado por el presidente Alvear.[88] [131]
​ ​

El 7 de noviembre de 1924, gracias a la


gestión del ingeniero Felipe Bonoli para
adquirir 5000 hectáreas de tierra en
nombre de la Compañía Italo Argentina de
Colonización, se fundó una nueva ciudad;
un año más tarde, el presidente firmó el
decreto de aprobación de los estatutos de
la colonia, avalando y compartiendo este
proyecto. En honor a su esposa, Regina
Pacini, la colonia pasó a denominarse Villa
Regina. Ese mismo año llegaron los
primeros colonos de Italia.[132] ​

Alvear inauguró el Monumento de los


españoles el 13 de marzo de 1927.[133] ​
Contó con la presencia del conde de
Amalfi, quien en nombre del rey Alfonso
XIII hizo la simbólica entrega del mismo al
Presidente.[134] ​

El 5 de septiembre de 1927 se fundó


Aeroposta Argentina S. A. —filial de la
Compagnie Genérale Aéropostale de
Francia— para transportar
correspondencia desde y hacia la
Patagonia y países vecinos.[135] [136]
​ ​
Desde marzo de 1928 prestó también
servicios hacia Europa.[137] ​

En 1928, poco antes de asumir Yrigoyen


por segunda vez la presidencia, Alvear
inauguró el Palacio de Correos y recibió el
primer avión construido por la Fábrica
Nacional de Aeroplanos, un Avro Gosport.
El 6 de septiembre de ese mismo año
comenzaron las obras de construcción del
subterráneo Lacroze, que une Lacroze,
Plaza de Mayo con Chacarita (actual línea
B de subte).[138] ​
En septiembre de 1928 se llevó a cabo por
primera vez una Feria del Libro de Buenos
Aires, antecedente remoto de la posterior
Feria Internacional del Libro de Buenos
Aires, inaugurada por el presidente,
acompañado por sus ministros Roberto
Marcelino Ortiz y José Tamborini.[139] ​
La división del radicalismo

Hipólito Yrigoyen con Marcelo


Torcuato de Alvear. A mediados
de los años 1920 el radicalismo se
dividió en yrigoyenistas y
antipersonalistas.

La división del partido radical se fue


volviendo inevitable en 1923: nueve
senadores radicales se declararon
«antipersonalistas», es decir, contrarios al
personalismo de Yrigoyen, y brindaron su
apoyo al presidente Alvear. También hubo
roces entre este y su vicepresidente
Elpidio González, ya que este último era
yrigoyenista; de hecho, la división empezó
cuando los senadores comenzaron a
hostilizar al vicepresidente González.[57] ​
El yrigoyenismo tomaba a los
antipersonalistas como conservadores,
mientras los antipersonalistas
consideraban que Yrigoyen violaba las
reglas del juego político.[140] ​Estas
disputas siguieron y, lo que fue peor, se
trasladaron al Congreso, en donde los
diputados fieles a Yrigoyen llegaron a
obstaculizar varias de las iniciativas
surgidas del Poder Ejecutivo, ya fuese a
través de discusiones o bien retirándose
del recinto para evitar dar cuórum. En este
contexto, en enero de 1925 el presidente
Alvear clausuró por decreto las sesiones
extraordinarias, en vista de que la
actividad legislativa era casi nula.[141] ​

Los «antipersonalistas» presionaron a


Alvear para que interviniera en la provincia
de Buenos Aires gobernada por José Luis
Cantilo, pensando que así tendrían mayor
probabilidad de ganar las elecciones
presidenciales. Pero Alvear se negó:[103] ​

¡A mí no me vengan a
joder! ¡Arréglense solos
y ganen si son más!
El ministro del Interior, Vicente Gallo,
renunció debido a ello, y el 5 de agosto de
1925 el presidente tomó juramento a José
P. Tamborini, quien se adhirió al legalismo
de Alvear.[103] ​

La Unión Cívica Radical se dividió en dos


partidos políticos al acercarse las
elecciones presidenciales de 1928: por un
lado, los seguidores de Yrigoyen, llamados
«personalistas», impulsaron al propio
caudillo como candidato a presidente de
la nación junto a Francisco Beiró;[nota 3] ​
por otro lado, la UCRA presentó la fórmula
Leopoldo Melo-Vicente Gallo, mientras
que los conservadores liderados por Julio
A. Roca (h) decidieron abstenerse y apoyar
a los antipersonalistas. La victoria de
Yrigoyen en las elecciones de 1928 fue
aplastante: con el 62% de los votos fue
elegido nuevamente presidente.[61] ​
Cuando Alvear le fue a transferir el mando
el 12 de octubre, sus partidarios le
empezaron a amenazar al grito de
«¡traidor!»,[142] ​ante lo cual Alvear se
abalanzó sobre ellos dispuesto a iniciar
una pelea;[143] ​pero unas personas lo
retuvieron para evitar una batalla
campal.[62] ​Alvear intentó acortar
distancias con Yrigoyen, y lo visitó en
diciembre de 1928, luego de varios años
sin ver al caudillo.[142] ​
Gabinete

Alvear procuró durante su gestión dar


cierta autonomía a los ministros de su
Gobierno, quienes ejercieron en sus
cargos de secretarios de Estado. Por ello,
los ministros lograron alcanzar
importantes iniciativas económicas y
diplomáticas.[144] ​
Ministerios del Gobierno de
Marcelo Torcuato de Alvear
Cartera Titular Período
12 de octubre de
José Nicolás
1922-26 de
Matienzo
noviembre de 1923
Vicente
12 de diciembre de
Ministerio del Carmelo
1923-27 de julio de
Interior Gallo
1925
José
5 de agosto de
Pascual
1925-12 de octubre
Tamborini
de 1928
Ministerio de
12 de octubre de
Relaciones Ángel
1922-12 de octubre
Exteriores y Gallardo
de 1928
Culto
12 de octubre de
Rafael
1922-8 de octubre
Herrera
Ministerio de de 1923
Vegas
Hacienda 9 de octubre de
Víctor M.
1923-12 de octubre
Molina
de 1928
12 de octubre de
Ministerio de Celestino 1922-19 de octubre
Justicia Marcó de 1923
e Instrucción Antonio 22 de octubre de
Pública Sagarna 1923-12 de octubre
de 1928
12 de octubre de
1922-1 de
Tomás Le
septiembre de
Ministerio de Breton
1925
Agricultura Emilio
1 de septiembre de
Mihura
1925-12 de octubre
de 1928
12 de octubre de
Eufrasio
1922-13 de enero
Loza
Ministerio de de 1925
Roberto
Obras Públicas 13 de enero de
Marcelino
1925-12 de octubre
Ortiz
de 1928
12 de octubre de
Ministerio de Agustín
1922-12 de octubre
Guerra Pedro Justo
de 1928
Manuel 12 de octubre de
Ministerio de
Domecq 1922-12 de octubre
Marina
García de 1928

Actividades posteriores a la
presidencia

Alvear de vuelta en Argentina en


1930, intenta atravesar multitud
para llegar al automóvil que lo
espera.

Una vez finalizado su gobierno, Alvear se


radicó en 1930 en París, ciudad que le
apasionaba personalmente. Instalado en
Europa, sus allegados le mandaron cartas
desde Argentina explicándole la caótica
situación en que se encontraba la política
del país, como la deteriorada figura de
Hipólito Yrigoyen. Así fue como se enteró
del golpe de Estado de José Félix Uriburu.
Este hecho no le había sorprendido, ya que
la crisis económica de 1929 y la falta de
reacción por parte de un Yrigoyen anciano
y enfermo habían deteriorado rápidamente
su poder.[145] ​Dos días después del golpe
de Estado, Alvear declaró ante los
periodistas en su mansión Coeur Volant de
París:

Tenía que ser así.


Yrigoyen, con una
ignorancia absoluta de
toda práctica de
gobierno democrático,
parece que se hubiera
complacido en
menoscabar las
instituciones. Gobernar,
no es payar (...) Mi
impresión, que
transmito al pueblo
argentino, es de que el
ejército, que ha jurado
defender la
Constitución, debe
merecer nuestra
confianza y que no será
una guardia pretoriana
ni que esté dispuesto a
tolerar la obra nefasta
de ningún dictador.
Alvear en La Razón,
1930.[146] [147]
​ ​

Cabe destacar que durante el lapso de


1928 hasta que aconteció el golpe en
1930, Alvear se informó de la situación
política argentina solo por medio de las
numerosas cartas que le mandaban sus
amigos —en la mayoría de los casos de
los antipersonalistas más contrarios a
Yrigoyen— que en gran parte le
describieron una situación mucho más
caótica de lo que realmente era.[146] ​
En marzo de 1931 el gobierno militar
convocó a elecciones de gobernador en la
provincia de Buenos Aires, que debían
concretarse el 5 de abril. El radicalismo se
encontraba desorganizado y dividido; a
mediados de marzo se logró constituir la
Convención Provincial. Fernando Saguier,
Roberto Marcelino Ortiz, Vicente Gallo,
Carlos Noel y José P. Tamborini
telefonearon a París para avisar a Alvear
que propiciarían su nombre en la
Convención Provincial.[148] ​Pero los
delegados terminaron eligiendo a Honorio
Pueyrredón. El escrutinio de las elecciones
empezó recién el 8 de abril, y dio la victoria
al radicalismo, resultando vencedores
Pueyrredón y José María Guido.[149] ​

Durante el liderazgo de Alvear,[150] ​la UCR


mantuvo una postura internacional de
cuestionamiento a los regímenes
totalitarios de la Italia fascista, la
Alemania nazi y la Unión Soviética,[151] ​y
participó activamente en apoyo a la
República durante la Guerra Civil
española.[152] ​

El 11 de abril de 1931 Alvear se embarcó


rumbo a Buenos Aires, adonde llegó el día
25, recibido en el puerto por unas 6000
personas, entre las cuales estaban el
general Justo y un edecán representando
al presidente de facto José Félix
Uriburu.[153] [154]
​ ​Alvear se entrevistó con
Uriburu, quien le dijo al dirigente radical
que podría volver a acceder a la
presidencia, siempre y cuando le
garantizase que en su lista no hubiese
yrigoyenistas; pero Alvear rechazó esa
propuesta y comenzó las gestiones para
unificar el radicalismo en torno a su figura.
El 4 de mayo el interventor federal en la
provincia de Buenos Aires, Carlos Meyer
Pellegrini, fue sustituido por Mariano
Vedia (hijo) con el cargo de delegado y el
12 de mayo fue a su vez reemplazado por
Manuel Ramón Alvarado como interventor
federal. En el ínterin, el 8 de mayo, Uriburu
suspendió el llamado al colegio electoral
provincial[155] ​y convocó a elecciones para
el Congreso Nacional para el 8 de
noviembre.[156] ​

El 16 de mayo de 1931 apareció el


Manifiesto del City, en el que se convocaba
al radicalismo de todo el país a la
reorganización «dignamente fortificada en
la adversidad». El 28 del mismo mes se
organizó la Junta del City, precedida por
Alvear, e integrada por Adolfo Güemes,
Enrique Mosca, Julio Borda y Obdulio Siri,
para sustituir al Comité Nacional,
prácticamente disuelto tras el golpe de
Estado.[157] ​Mientras Hipólito Yrigoyen
seguía preso, los radicales reabrieron los
comités. El 5 de junio el gobierno levantó
la vigencia de la ley marcial.[158] ​

Presidio, exilio y viajes a Europa

Alvear redactando el manifiesto


antes del exilio del 1931.

El 20 de julio de 1931 estalló una


revolución en la provincia de Corrientes,
dirigida por el teniente coronel Gregorio
Pomar. Aunque fue rápidamente
reprimida, dio a Uriburu la excusa que
estaba buscando: el gobierno denunció la
existencia de un plan terrorista y ordenó el
allanamiento de los locales radicales, lo
que obligó a varios dirigentes políticos
como Pueyrredón, Guido, Ratto, Noel,
Tamborini y Torello —salvo Güemes, que
logró esconderse— a exiliarse del país.
Entre los «autoexiliados» estuvo el propio
Alvear:[159] ​a las 10 de la noche del 28 de
julio de 1931 se embarcó al exilio, un día
después de haber elaborado un manifiesto
que la dictadura le prohibió poder publicar,
y que tuvo que difundir por tanto de
manera clandestina.[159] ​En una parte
decía:

Contemplo desde lejos,


en el barco que me aleja,
la ciudad natal en donde
se levantan las estatuas
de mis antepasados. Me
consideraba con
derecho al respeto de
todas las clases sociales,
porque supe
gobernarlas con
legalidad, orden y
prudencia. Me apartan
de su seno manos
crispadas.
Alvear en 1931.[160] ​

Alvear se instaló en el Palacio


Copacabana de Río de Janeiro, en donde
se enteró del decreto del 25 de julio del
gobierno militar que había suspendido las
elecciones de gobernadores planeadas
para las provincias de Córdoba y Santa
Fe[161] ​y dispuesto que en las próximas
elecciones no se aceptarían candidatos
que hubiesen apoyado al expresidente
Yrigoyen. Ante la ausencia de Alvear y el
escondite del vicepresidente Güemes,
Vicente Gallo asumió la conducción del
radicalismo;[162] ​cuando, al poco tiempo,
reapareció Güemes, Gallo se negó a
permitirle asumir la presidencia del
partido. Tras este episodio renunció la
casi totalidad de la Mesa Directiva de la
junta, por lo que el cuerpo decidió conferir
funciones ejecutivas a Güemes, Gallo,
Saguier, Juan O'Farrel, Mosca, Aramburu,
Borda y Noel.[163] ​

Hasta los últimos años de su vida,


Alvear se dedicó a trabajar para su
partido. En la imagen, haciendo
campaña en la provincia de
Tucumán.

El 25 de septiembre se reunió la
Convención Nacional de la UCR presidida
por Benjamín Zorrilla, la cual —tras
reconstituir el Comité Nacional y aprobar
una plataforma electoral— eligió como
candidato a presidente a Alvear, mientras
que para la vicepresidencia fue elegido
Güemes, tras la renuncia del otro
candidato con posibilidades, Fernando
Saguier. En una comunicación telefónica a
Río de Janeiro, Alvear anunció su renuncia
a la candidatura[164] ​porque posiblemente
su candidatura podría ser anulada, ya que
no había pasado un periodo presidencial
luego de su propia presidencia y, además,
creía que debía producirse una renovación
en las figuras políticas. Sin embargo, por
medio de Torello, los dirigentes insistieron
en que se presentase en la fórmula,
puesto que lo suponían el único hombre
que podría forjar la unión del partido. A
altas horas de la noche, llegó una
comunicación telefónica en la que Alvear
aceptaba la candidatura.[165] ​

El 8 de octubre Alvear viajó a Montevideo;


cuatro días después se reunió la
Convención Nacional, y se leyó la renuncia
de Alvear y Güemes.[166] ​Dos días
después se reunió nuevamente la
Convención Nacional y rechazó la
renuncia de los candidatos, además de
declarar «carente de valor legal» la
anulación de las elecciones del 8 de abril
de 1931; y por último se facultó a la Mesa
Directiva del Comité para no concurrir a
las elecciones próximas a celebrarse el 8
de noviembre de 1931, en el caso de que
siguieran las medidas de hostilidad hacia
el radicalismo.[167] ​

El 16 de octubre, el gobierno ordenó el


procesamiento de todos los firmantes del
manifiesto, de modo que el día 27 de
octubre el Comité Nacional declaró la
abstención absoluta de la Unión Cívica
Radical en los próximos comicios del 8 de
noviembre. Estos se celebraron el 8 de
noviembre de 1931; en Buenos Aires, casi
todos los fiscales opositores fueron
expulsados, mientras que a algunas
personas se las hizo votar a punta de
pistola. También hubo actos de violencia
en la provincia de La Rioja y San Juan. En
estas condiciones triunfó el binomio de la
Concordancia, formado por el general
Agustín P. Justo y el conservador Julio
Roca (hijo), que asumió el mando el 20 de
febrero de 1932.[168] ​

Desde su presidio en la isla Martín García,


Yrigoyen pidió a los radicales
«personalistas» que se mantuvieran
unidos bajo el manto de Alvear;
paradójicamente los yrigoyenistas llegaron
a ser más fieles a Alvear que sus antiguos
colaboradores «antipersonalistas», de los
cuales algunos ocuparon cargos en el
gobierno de Agustín Pedro Justo, como
fue el caso de Leopoldo Melo.[168] ​A
comienzos de febrero de 1932, Güemes
debió hacerse cargo de la UCR, ya que
Alvear se había tenido que marchar desde
Montevideo a Francia con el fin de
terminar algunos asuntos financieros
pendientes, para no verse obligado a hacer
más viajes de cara al futuro; fue en esta
ocasión que decidió vender su residencia
Coeur Volant, que no se llevó a cabo hasta
1934.[169] ​
Alvear abraza al senador Alfredo
Palacios, cuando este lo ayudó a
salir de la cárcel en 1933.

Alvear retornó al país el 21 de julio de


1932 a bordo del Cap Arcona. Fue recibido
por una gran congregación de personas, a
los que le dijo en su discurso de llegada:
«Significo lo que os falta y que quién sabe
hasta cuándo os faltará».[170] ​Durante su
estadía en Montevideo había sido visitado
por Francisco Ratto, enviado por Yrigoyen
para acortar las diferencias entre ambos
mandatarios.[171] ​Dos días después Alvear
se hizo cargo del Comité Nacional.[172] ​El
27 de diciembre de 1932 arribó el vapor
General Artigas a la ciudad de Santa Fe,
llevando a bordo a la mayoría de los
dirigentes del partido, entre ellos Alvear,
Güemes y Ricardo Rojas —todos los
cuales habían estado cuatro meses en
prisión— a una reunión cumbre de la
dirigencia radical. Durante el viaje habían
acordado votar por la abstención electoral,
y esa misma actitud adoptaron los
dirigentes de Córdoba, Santa Fe y
Mendoza. Ese mismo día, Alvear habló en
un acto con gran concurrencia en el Teatro
Municipal de Santa Fe: «La UCR solo
anhela y pide que se normalice la vida
cívica argentina. Reclama tan solo las
garantías y el respeto a que tiene derecho
un gran partido mayoritario».[173] ​

El 29 de diciembre[174] ​el gobierno decretó


el estado de sitio a consecuencia de la
fallida revolución de 1932 comenzada días
antes comandada por Atilio Cattáneo, de
la que el gobierno responsabilizó al
radicalismo[175] ​y cientos de radicales
fueron detenidos en Buenos Aires, Santa
Fe, Rosario y en otras ciudades del interior.
El hotel Ritz de Santa Fe, en que se
alojaban los principales dirigentes
radicales, fue rodeado por fuerzas
armadas, y estos arrestados y conducidos
en camiones del ejército hasta el buque
mercante General Artigas;[176] ​entre los 98
apresados se encontraban Alvear, Honorio
Pueyrredón, Güemes, Tamborini y el
general Luis Dellepiane.[177] ​Tras una
travesía de dos días escoltado por el aviso
Golondrina el buque llegó a la isla Martín
García[178] ​donde fueron desembarcados
y alojados en barracas en las que
compartían las instalaciones. Más
adelante, con el ingreso de más presos
políticos, los mismos llegaron ciento
ocho.[179] ​Aunque esta no era la primera
vez que Alvear fuera apresado, sí estuvo
sometido a condiciones inhumanas y
aislamiento, y muy lejos de los
refinamientos a los que él estaba
acostumbrado. Su esposa Regina viajó
cerca de cincuenta veces en bote
atravesando el Río de la Plata ante las
inclemencias del tiempo para poder
abastecer a su esposo de comida y mudas
de ropa. Los presos en Martín García se
encontraban encerrados en unas pocas
cuadras bloqueadas con alambre de púas,
y eran celosamente vigilados bajo los
focos y las ametralladoras de los
guardias.[180] [181]
​ ​
Primera visita de Regina a
Alvear, cuando este estuvo
preso en la Isla Martín García,
1933.

El 5 de enero de 1933, el jefe de la isla les


hizo saber a los detenidos que serían
confinados a otro sitio, a menos que
solicitasen ser trasladados a Europa en un
barco de la Armada.[182] ​Alvear eligió
partir al viejo continente una vez más,[183] ​
mientras que los demás, entre los que
estaban Güemes, Pueyrredón, Cantilo y
Ricardo Rojas fueron trasladados a la
ciudad de Ushuaia, donde quedaron
confinados.[184] [185]
​ ​Alvear fue llevado en
el Pampa y, por orden del Ministerio de
Marina, el viaje debía llegar hasta Lisboa
sin escalas. Pero antes de llegar, el buque
se quedó sin petróleo, y el comandante del
navío no contaba con dinero para pagar el
combustible.[186] ​El proveedor aceptó
documentos del comandante avalados por
Alvear, y el Pampa pudo reanudar su
viaje.[187] ​El barco llegó a Lisboa el 8 de
febrero de 1933. Alvear desembarcó en
Francia junto a otros cinco acompañantes
para visitar su mansión de Coeur Volant y
residir allí por el tiempo de un mes.[188] ​En
octubre se embarcó de nuevo para
regresar en el Avila Star y desembarcar en
Buenos Aires el 19 de octubre. Fue
recibido por una gran multitud de
personas que lo acompañaron hasta su
casa en la calle Juncal.[189] ​

Vuelta a las urnas y escándalo de la


CHADE

Una calle es asfixiada por afiches


de campaña política. En ellos se
pueden observar los de la fórmula
Alvear-Mosca, y también se
pueden observar afiches del
candidato que ganó bajo el fraude
electoral, Roberto Marcelino Ortiz.
El despacho del Comité del 2 de enero de
1935 decidió levantar la abstención
electoral. La iniciativa se aprobó con 98
votos contra 49,[190] ​y el radicalismo
empezó así a concurrir a elecciones para
elegir gobernadores y diputados
nacionales, algunas fraudulentas y otras
no.[191] ​En algunas contiendas electorales
el radicalismo salió victorioso, como fue
en el caso de la provincia de Entre Ríos en
las elecciones de 1935, para la cual Alvear
hizo por primera vez campaña, recorriendo
gran cantidad de pueblos y dando varios
discursos al día.[192] [193]
​ ​Pero él mismo
estaba empezando a ser criticado como
cómplice del régimen electoral justista.
Por ese motivo, durante 1935 comenzaron
a agruparse los dirigentes yrigoyenistas e
intransigentes criticando la dirigencia
alvearista. Pero para 1936 el alvearismo
conducía el partido casi sin resistencias
internas, puesto que el duro carácter de
Alvear —tildado de dictatorial por algunos
dirigentes— produjo el abandono de los
críticos internos.[192] ​

El radicalismo logró vencer en las


elecciones provinciales de noviembre de
1935, y en los comicios de marzo del año
siguiente, en que se renovaron ochenta y
dos bancas de diputados, Alvear salió a
hacer campaña a las provincias del litoral
y norte argentino. En las de Santa Fe,
Mendoza, Salta y Buenos Aires (esta
última en menor medida) las elecciones
fueron víctimas de nuevo de los mismos
vicios, aunque en las restantes las
elecciones se desarrollaron con relativa
normalidad; así, el radicalismo logró ganar
en las provincias de Santa Fe, Buenos
Aires, Córdoba y Entre Ríos.[194] ​Pocos
meses después, Santa Fe fue intervenida
por el gobierno de Justo.[195] ​Estas
victorias alertaron al conservadurismo,
sobre todo teniendo en cuenta que se
aproximaban las elecciones de fines de
1937, para la renovación presidencial.[196] ​
En febrero de ese año se realizaron
elecciones para gobernadores: se
designaron adeptos al régimen a
presidentes de mesa, algunos dirigentes
fueron apresados y las urnas fueron
adulteradas en el correo.[197] ​

Marcelo Torcuato de Alvear


realizando una campaña para
promoverse hacia la presidencia
en 1938.

El 1 de mayo de 1936 la Unión Cívica


Radical convocó a un acto multitudinario,
en el que por primera vez se reunieron
todos los partidos de la oposición y el
movimiento obrero. Ese mismo año la
presión sindical obtuvo la sanción de la ley
11.729 de contrato de trabajo para el
sector servicios. Las divisiones en el seno
del radicalismo se acentuaron
nuevamente por el escándalo de la
Compañía Hispano-Americana de
Electricidad (CHADE), que había
sobornado a políticos conservadores y
radicales para poder obtener una
concesión pública. Si bien Alvear no había
aceptado los sobornos, aconsejó a los
concejales radicales para que votasen a
favor de la concesión, lo que le despertó
críticas de sus adversarios.[198] ​

El 12 de febrero de 1937 Alvear se


entrevistó con el presidente Justo con la
idea de que este le garantizase un acto
electoral limpio de fraudes; era la primera
vez que se veían desde 1931. Al día
siguiente, el ministro del Interior llamó a
Alvear y le dijo que se cumplirían algunos
puntos de la entrevista, hecho que no
sucedió, ya que las elecciones de Santa Fe
estuvieron signadas por los mismos
vicios.[199] ​

Durante los últimos años de su vida,


realizó giras partidarias por todo el país.
En los actos políticos era acompañado por
jóvenes radicales que más tarde fueron
políticos destacados del partido, como
Ricardo Balbín y Crisólogo Larralde. Pero
su conducción, como también la corriente
unionista, fue cuestionada por una nueva
generación de jóvenes radicales
agrupados en la FORJA, integrada entre
otros por el futuro presidente Arturo
Frondizi, que se nuclearon en oposición a
la conducción alvearista, acusada de ser
partícipe del régimen al presentarse a la
convocatoria de elecciones.[200] [201]
​ ​

El 28 de mayo de 1937 se procedió a la


votación del binomio presidencial en el
teatro Coliseo. Entre los candidatos a la
vicepresidencia estaban Mosca,
Pueyrredón, Güemes y Laurencena. Alvear
ganó por unanimidad la candidatura a la
presidencia, mientras que Mosca ganó la
candidatura a la vicepresidencia por 145
votos frente a los 24, 8 y 4 que obtuvieron
Laurencena, Pueyrredón y Güemes,
respectivamente.[202] ​

Para mediados de la década de 1930, si


bien la fortuna de Alvear había mermado
de forma considerable, era aún suficiente
para que él y su esposa pudieran
mantener una vida tranquila. Sin embargo,
la misma no bastaba para afrontar
también los costes de una campaña,
como alquilar locales, mandar a imprimir
volantes y pegar afiches.[203] [204]
​ ​
Alvear con Amadeo Sabattini en
Córdoba, 1936.

El 8 de octubre de 1936 la CHADE-CADE


presentó una propuesta al Concejo
Deliberante para extender su obtención de
concesión pública a otros veinticinco años
más (hasta 1957), con opción a otros
veinticinco, y dejar sin efecto las cláusulas
que no había cumplido. Pocos días
después, la CIAE (Italo) presentó una
propuesta similar, evidentemente
acordada con la CHADE. El tratamiento
fue escandaloso; el 6 de noviembre el
bloque de la UCR presentó los dos
proyectos, y la Comisión de Servicios
Públicos trató personalmente con Vehils y
Nürberg, altos ejecutivos de la
CHADE.[205] ​En protesta, los socialistas se
retiraron de la comisión. El soborno a los
concejales radicales había sido tan
evidente que se les solía denominar como
«los chadistas».[206] ​En una carta de José
L. Cantilo a Marcelo T. de Alvear, aquel
dijo:

Saguier vino a verme


para decirme que el
asunto de electricidad
en el Concejo era un
escándalo al cual había
que ponerle término;
que era voz corriente
que todos los concejales
habían sido
comprados.[206] ​

Los sectores más progresistas de la Unión


Cívica Radical intentaron abortar el
negociado ordenando a los concejales
radicales retirar el proyecto. Entre ellos se
hicieron notar los que acababan de formar
la Fuerza de Orientación Radical de la
Joven Argentina. También se destacó un
joven de 28 años aún desconocido, Arturo
Frondizi. Alvear, que debía enfrentar el
financiamiento de su candidatura a
presidente del año siguiente, intervino
personalmente para neutralizar al
partido.[207] ​El historiador Félix Luna
cuenta que en uno de los acalorados
debates sobre la CHADE-CADE de
aquellos días, Alvear estalló frente a
Frondizi:[208] ​

¿Quién me va a dar el
dinero que necesitaré
para gobernar? ¿Usted
me lo va a dar,
acaso?[208] ​

Finalmente, el 29 de diciembre de 1936 se


aprobaron las ordenanzas 8028 y 8029
estableciendo las prórrogas de las
concesiones para la CHADE-CADE y la
Italo. En 1941 el Comité Nacional de la
UCR intentó crear una comisión que
investigara los delitos cometidos por
miembros del radicalismo en el negociado
de la CHADE-CADE, pero Alvear bloqueó la
iniciativa con el argumento de que «se
está exagerando los vicios del sistema
democrático». Poco después, cuando la
Cámara de Diputados de la Nación creó
una comisión con el mismo objeto,
«presionó a su presidente, Emilio
Ravignani, para que la conducta de los
concejales implicados no quedara
descubierta».[209] ​
El 5 de septiembre de 1937 se celebraron
las elecciones presidenciales, en las que
triunfó el candidato de la Concordancia
Roberto M. Ortiz, un radical
antipersonalista que había sido ministro
de Obras Públicas durante la presidencia
de Alvear; este logró reunir casi el 42% de
los votos, aunque solo logró 127 electores
contra 245 de Ortiz. El radicalismo realizó
varias denuncias de fraude electoral en la
mayoría de las provincias, pero Ortiz fue
proclamado presidente.[210] ​
Últimos años y muerte

Una imagen en sus últimos años


de vida.

Para finales de los años 30 la salud de


Alvear se había deteriorado, producto de
una gripe de la cual le costó recuperarse y
de la situación política que vivía el país en
esos años. Durante una reunión del
Comité Nacional se leyó la sorpresiva
renuncia de Alvear, efectuada para dejarle
el camino libre a Tamborini. Una
delegación fue a su casa en Don Torcuato
para informarle que el comité había
rechazado su renuncia. Alvear no los pudo
recibir por su estado delicado de salud,
pero con su secretario como intermediario
les agradeció la visita con la conclusión de
«Yo estoy muy enfermo, con un pie en la
tumba».[211] ​

El 23 de marzo de 1942, fulminado por una


crisis cardíaca, falleció Marcelo Torcuato
de Alvear al lado de su esposa Regina
Pacini en su casa de Don Torcuato. Una
importante cantidad de gente se trasladó
hasta la localidad para dar el último adiós
al viejo mandatario, pese a que había
llovido durante gran parte del día. Al día
siguiente fue trasladado a la Casa Rosada
y velado por las autoridades «oficiales»,
precisamente por quienes le habían
cerrado el acceso a la presidencia por
medio del fraude electoral. Varios
dirigentes que habían ganado gracias al
fraude, como Roberto Marcelino Ortiz,
Agustín Pedro Justo y Rodolfo Moreno,
brindaron palabras elogiosas a Alvear.[212] ​
Durante su funeral se produjeron
incidentes cuando una multitud de
personas sustrajeron por la fuerza el
féretro de la liturgia funeraria oficial
celebrada en la Casa Rosada; el cajón fue
llevado por la gente cantando consignas
contra el gobierno hasta el Cementerio de
la Recoleta.[213] ​

Sus restos se encuentran en el mausoleo


familiar del Cementerio de la Recoleta,
junto a los de su abuelo Carlos María de
Alvear y su padre Torcuato de Alvear, al
lado de la tumba de Juan Facundo
Quiroga.[214] ​El mausoleo fue diseñado
por el arquitecto Alejandro Christophersen
en 1905.[35] ​

Homenajes

Medallas y condecoraciones de
Alvear, expuestas en el Museo del
Bicentenario.
Monumento ecuestre a Carlos
María de Alvear (en el fondo) y
estatua de Marcelo Torcuato de
Alvear.

Busto de Alvear en la Casa


Rosada.

Uno de los primeros homenajes a Marcelo


Torcuato de Alvear fue la inauguración del
Teatro Presidente Alvear, el 23 de marzo
de 1942, un mes después del fallecimiento
del expresidente.[215] ​

Una de las zonas de los hogares hechos


por la Comisión Nacional de Casas
Baratas lleva el nombre de Barrio Marcelo
T. de Alvear.[216] ​

Existe una estatua dedicada a su figura


situada en la Plaza Intendente Alvear. El
22 de julio de 2010 se había sancionado
una ley que establecía: "Aceptase la
donación de un monumento en homenaje
al expresidente Marcelo Torcuato de
Alvear efectuado por el Instituto 'Marcelo
T. de Alvear' [...] para ser emplazado en la
plaza ubicada en la Avenida Alvear y las
calles Presidente Roberto M. Ortiz y
Presidente Eduardo Víctor Haedo".[217] ​
[218] ​

El padre y geógrafo Alberto María de


Agostini le puso el nombre de sierra Alvear
a una sierra de la cordillera de los Andes,
que incluye los picos más altos de la parte
argentina de la Isla de Tierra del
Fuego.[219] ​

Existió un bar en la Avenida Santa Fe al


772, frente a la plaza General San Martín,
en Retiro (Ciudad de Buenos Aires),
llamado Torcuato & Regina en homenaje al
matrimonio entre el presidente argentino y
la soprano portuguesa.[220] [221]
​ ​

El 23 de marzo de 2017 al cumplirse 75


años del fallecimiento de Alvear, la UCR le
rindió homenaje al expresidente en el
Museo del Bicentenario, donde además se
inauguró un espacio con objetos de él
para recordar su figura.[222] ​

Nos gusta revisar esa


historia que demuestra
que se puede tener una
economía abierta al
mundo, pujante, pero a
la vez preocuparse por
los que menos tienen, y
alcanzar niveles muy
altos de distribución del
ingreso, como los tuvo
la presidencia de Alvear
(...) Eso se puede hacer
dentro de las
instituciones
democráticas, y por eso
vale la pena esta
revisión.
José Manuel Corral.[222] ​

Los dibujantes solían caricaturizar la


figura corpulenta de Alvear en varias de
las situaciones, como la de su intento de
acomodarse correctamente en una
butaca, ya que el mandatario se veía
obligado a girar para ello su sillón y poder
cruzar así sus largas piernas; o saliendo
apresuradamente del Congreso para ir a la
playa de Mar del Plata o viceversa, en
referencia a su costumbre de pasar las
vacaciones en esa ciudad.[223] ​Su
paciencia ante la agotadora división que
sacudía al radicalismo también fue un
punto en común de varios humoristas de
la época.[224] ​Los caricaturistas lo
bautizaron como el pelado, en «oposición»
al peludo que era Hipólito Yrigoyen.[225] ​

—Tengo que pedirle de


antemano que me
disculpe las irreverentes
caricaturas que pienso
hacer de "su excelencia".

—Desde ahora queda


autorizado a hacer lo
que quiera —me
responde [Alvear]—,
pues tengo sobre la
caricatura un concepto
muy a la europea.
Ramón Columba,
fundador de Editorial
Columba.[226] ​
Alvear y los deportes

Marcelo T. de Alvear (cuarto),


Jorge Newbery (el quinto desde la
izquierda), Eugenio Pini, director
de la sala de esgrima del Jockey
Club (octavo), y Julián Martínez
(noveno).

Practicó la mayoría de los deportes que


existía en esa época, y llegó a coronarse
como mejor tirador de revólver a 50
metros. También realizó tiro al blanco con
máuser y pistola.[227] ​Participó del
Campeonato Mundial de Tiro de 1903 en
Buenos Aires, ganando la medalla de
bronce. Fue cofundador del Tiro Federal
Argentino, además de haber integrado sus
primeras comisiones directivas.[228] ​
Frecuentó la Sociedad Deportiva como
también los Bosques de Palermo, en
donde montaba a caballo y hacía nado, y
fundó con ayuda de otros miembros el
salón de esgrima del Jockey Club, además
de practicar boxeo en la casa del doctor
César Viale.[227] ​

El 16 de noviembre de 1901, Alvear fue


protagonista en la primera carrera de
automóviles disputada en Argentina.
Primero habían corrido siete coches,
ganando la carrera Juan Cassoulet, con un
Rochester a vapor, a una velocidad de 73
km/h. En la segunda carrera, compitieron
únicamente Alvear contra el barón Aarón
de Anchorena en una contienda de tres mil
metros, aunque las fuentes difieren sobre
quién triunfó: algunos sostuvieron que
Alvear,[229] ​mientras otros afirmaron que
fue Anchorena.[230] ​

Fue fundador y presidente del Comité Pro-


Juegos Olímpicos de Amberes,[51] ​y
durante su gestión de gobierno dictó el
decreto 74/1927, el cual reconocía a la
Confederación Argentina de Deportes
como Comité Olímpico Argentino.[231] ​
Participaciones en Mundiales de Tiro
(pistola 50 metros)

Mundial Sede Resultado Puntos

Campeonato Medalla
Mundial de de 451
Argentina
Tiro de 1903 bronce[232] ​

Véase también
Unión Cívica Radical
Historia de la Unión Cívica Radical:
1916-1930
Historia de la Unión Cívica Radical:
1930-1943
Audio y vídeo
Alvear en Alvear El
Londres. con president
Regina e Alvear
en Mar pronunci
del Plata. a un
discurso
ante el
pueblo
de la
provincia
de
Mendoza,
1926.

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Archivo de los Tribunales de la Capital
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Notas
1. Algunos historiadores denominan al
periodo como Primeras presidencias
radicales, Primeros gobiernos
radicales o República radical, al
periodo que comprende las
presidencias de Hipólito Yrigoyen y
Marcelo T. de Alvear (1916-1930).

2. Antaño, las instalaciones de Radio


Municipal estaban ubicadas en el
predio del Teatro Colón. En 1970, LS1
Radio Municipal se trasladó al Centro
Cultural San Martín, Sarmiento 1551,
donde ocupó del octavo al undécimo
piso, lugar que sigue ocupando
todavía hoy [año 2002]. Hasta
diciembre de 1997, emitía su onda en
la frecuencia 710 kHz y desde el 1 de
enero de 1998 cambió a la frecuencia
1110 kHz.

3. Al fallecer el compañero de fórmula


Francisco Beiró, tuvieron que volver a
juntarse los colegios electorales para
elegir a Enrique Martínez.

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Enlaces externos
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(1927) (http://www.acciontv.com.ar/soc
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Datos: Q363586
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ory:Marcelo_T._de_Alvear) / Q363586
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ch=%22Q363586%22)
Citas célebres: Marcelo T. de Alvear
Textos: Autor:Marcelo Torcuato de
Alvear

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