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2. MARCO TEORICO......................................................................................................4
2.4. Salvajismo.............................................................................................................4
2.5. LA BARBARIE.......................................................................................................6
3.1. Definición............................................................................................................10
CONCLUSION...............................................................................................................14
BIBLIOGRAFIA..............................................................................................................15
1. INTRODUCCION
El paso a la siguiente etapa suele ser que los integrantes de la familia estaban bajo
el dominio del varón ya sea así de forma natural o por la adopción, quien descendía
de una estirpe, siendo su principal obligación proteger a sus miembros.
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2. MARCO TEORICO
2.1. Definición de familia
Se puede argumentar que la familia es la unidad social fundamental, que asume todas
las obligaciones necesarias para que una sociedad se defina y crezca. Debido a su
importancia, es necesaria una legislación adecuada para salvaguardar, fortalecer y
garantizar su permanencia e integridad.
Lewis Henry Morgan fue el primero que con conocimiento de causa trató de introducir
un orden preciso en la prehistoria de la humanidad, y su clasificación las cuales daré a
conocer, las tres épocas principales : salvajismo, barbarie y civilización, primeramente
sólo se ocupa de subdividir cada una de estas dos épocas en los estadios inferior,
medio y superior, según los avances derivados en la elaboración de los medios de
coexistencia, porque indica la destreza en la elaboración que rescata un papel
concluyente en la categoría de supremacía y de superioridad del hombre sobre la
naturaleza, para luego dar paso a la tercera, que es la civilización.
2.3. Etapa Prehistórica
Lewis Henry Morgan y Friedreich Engels, con asiento en el principio de la familia, y la
evolución de la etapa prehistórica se reflexiona en la siguiente información de la
evolución de la familia.
2.4. Salvajismo
2.4.1. Fase I. Llamada promiscuidad inicial.
Se determina por promiscuidad dominante, no hay regulación entre padres e hijos, el
parentesco se señala por la vía materna, por lo que la conexión se reconoce por la vía
materna.
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Estadio inferior. Los hombres subsistían aún en los bosques tropicales o
subtropicales y existían, por lo menos parcialmente, en los árboles, ésta es la
única definición de que consiguieran perpetuar coexistiendo entre grandes
animales salvajes. Los frutos, las nueces y las raíces servían de alimento, el
importante progreso de esta época es la alineación del lenguaje articulado.
Ninguno de los pueblos conocidos en el período histórico se encontraba ya en
tal estado prehistórico. Y aunque este periodo duró, probablemente, muchos
milenios, no podemos demostrar su existencia basándonos en testimonios
directos, pero si admitimos que el hombre procede del reino animal, debemos
aceptar, necesariamente, ese estado transitorio.
Estadio superior. Comienza con la invención del arco y la flecha, gracias a los
cuales llega la caza a ser un alimento regular, y el cazar, una de las labores
normales. El arco, la cuerda y la flecha se constituyen ya en una herramienta
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muy impreciso, cuya utopía presume larga experiencia almacenada y
facultades mentales desarrolladas, así como la comprensión simultánea de
otros muchos inventos de esa época. Hallamos ya algunas sospechas de
residencia fija en aldeas, cierta habilidad en la elaboración de medios de
subsistencia como ser vasijas y trebejos de madera, el tejido a mano con fibras
de albura, cestos trenzados con albura o con juncos, instrumentos de piedra
pulimentada que sería el neolítico. En generalidades de los casos, el fuego y el
hacha de piedra han producido ya la piragua desarrollada de un solo tronco de
árbol y en ciertos lugares las vigas y las tablas necesarias para construir
viviendas. Todos estos adelantos los encontramos, por ejemplo, entre los indios
del noroeste de América, que conocen el arco y la flecha, pero no la alfarería.
El arco y la flecha fueron para el estadio salvaje lo que la espada de hierro para
la barbarie y el arma de fuego para la civilización.
2.5. LA BARBARIE
2.5.1. Fase IV: Familia patriarcal.
Familia sindiásmica. comienza la era neolítica, todavía dentro de la edad de piedra.
Inicia la autoridad absoluta del jefe de familia, se desarrolla la agricultura, el padre es
el propietario del patrimonio familiar, es el representante religioso en el culto
doméstico, es el antecedente de la familia moderna
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Abordamos por el Oeste, porque aquí este estadio no fue superado en ninguna
parte hasta la conquista de América por los europeos. Entre los indios del
circuito inferior de la barbarie, coexistían ya en la época de su descubrimiento
cierto cultivo como el maíz, calabaza, del melón y otras plantas de huerta que
les suministraban una parte muy fundamental de su alimentación, vivían en
casas de madera, en aldeas protegidas por empalizadas. Las tribus del
Noroeste, primariamente las del valle del Columbia, hallábase aún en el estadio
superior del estado salvaje que no conocían la alfarería ni el más simple cultivo
de las plantas. Por el contrario, los indios de los llamados pueblos
centroamericanos y los peruanos de la época de la conquista, hallábanse en el
estadio medio de la barbarie, vivían en casas de adobes y de piedra en forma
de fortalezas, cultivaban en huertos de riego artificial el maíz y otras plantas
comestibles, diferentes según el lugar y el clima, que eran su primordial fuente
de alimentación. Además, sabían labrar los metales, excepto el hierro, por eso
no podían aún prescindir de sus armas a instrumentos de piedra. La conquista
española cortó en redondo todo posterior desenvolvimiento independiente. En
el Este, el estado medio de la barbarie comenzó con la domesticación de
animales para el abastecimiento de leche y carne, mientras que, al parecer, el
cultivo de las plantas permaneció desconocido hasta el avance del periodo. La
domesticación de animales, la cría de ganado y la formación de grandes
rebaños parecen ser la causa de que los arios y los semitas se apartasen del
resto de la masa de los bárbaros. Los nombres con que los arios de Europa y
Asia eligen a los animales son aún frecuentes, pero los de las plantas
cultivadas son casi siempre desiguales. La formación de rebaños llevó, en los
lugares adecuados, a la vida pastoril, los semitas, en las praderas del Éufrates
y del Tigris, los arios, en las de la India, del Oxus y el Jaxartes del Don y el
Dniéper. Fue por lo visto en estas tierras ricas en pastizales donde primero se
consiguió domesticar animales. Por ello a las generaciones posteriores les
parece que los pueblos pastores descienden de comarcas que, en realidad,
lejos de ser la cuna del género humano, eran casi inhabitables para sus
salvajes abuelos y hasta para los hombres del estadio inferior de la barbarie. Y,
a su contrapuesta, en cuanto esos bárbaros del estadio medio se habituaron a
la vida pastoril, nunca se les hubiera podido ocurrir la idea de abandonar
voluntariamente las praderas situadas en los valles de los ríos para volver a los
territorios selváticos donde habitaran sus antepasados. Y ni aun cuando fueron
empujados hacia el Norte y el Oeste les fue posible a los semitas y a los arios
para retirarse a las regiones forestales del Oeste de Asia y de Europa antes de
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que el cultivo de los cereales les accediera en este suelo menos favorable
alimentar sus ganados, sobre todo en invierno. Es más que probable que el
cultivo de los cereales naciese aquí, en primer término, de la penuria de
proporcionar forrajes a las bestias, y que hasta más tarde no cobrase
importancia para la alimentación del hombre. Quizá la evolución superior de los
arios y los semitas se deba a la exuberancia de carne y de leche en su
alimentación y, particularmente, a la benéfica influencia de estos alimentos en
el desarrollo de los niños. En efecto, los indios de los pueblos se ven reducidos
a una alimentación casi únicamente vegetal, tienen el cerebro mucho más
pequeño que los indios del estadio inferior de la barbarie, que comen más
carne y pescado. En todo asunto, en este estadio desaparece poco a poco la
antropofagia, que ya no sobrevive sino como rito religioso o como un sortilegio,
lo cual viene a ser casi lo mismo.
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alfarero, la preparación del aceite y del vino, el labrado de los metales elevado a la
categoría de arte, la carreta y el carro de guerra, la construcción de barcos con
tablones y vigas, los comienzos de la arquitectura como arte, las ciudades
amuralladas con torres y almenas, las epopeyas homéricas y toda la mitología. Si
comparamos con esto las descripciones hechas por César, y hasta por Tácito, de
los germanos, que se hallaban en el umbral del estadio de cultura del que los
griegos de Homero se disponían a pasar a un grado más alto, veremos cuán
espléndido fue el desarrollo de la producción en el estadio superior de la barbarie.
2.6. La Familia en la Edad Media
La organización familiar de la Alta Edad Media recuerda a la que se exteriorizaba tanto
en la sociedad romana como germánica al estar compuesta por el núcleo matrimonial
el cual era esposos e hijos y un grupo de parientes lejanos, viudas, jóvenes huérfanos,
sobrinos y esclavos.
Dentro de ese ámbito, todos estos integrantes estaban bajo el dominio del
varón (ya sea de forma natural o por la adopción), quien descendía de una estirpe,
siendo su principal obligación proteger a sus miembros, como es de suponer, esta
protección se pagaba con una estrecha dependencia, pero también había una
serie de ventajas como la venganza familiar o el recurso a poder utilizar a la
parentela para pagar una multa ya que la solidaridad económica era obligatoria. En el
caso de que una persona desease romper con su parentela debía acudir a los
tribunales donde debía realizar un rito y jurar su renuncia a la protección,
sucesión y beneficio relacionados con su familia.
La persona de más edad, que era el abuelo, era un personaje, muy transcendental en
aquella época, pues solía ser quien asignaba las normas al resto de la población, en la
casa y al que se solía consultar cualquier tipo de inconveniente o cuestión. Otros
personajes que simpatizaban con la familia en la casa eran los criados, sobre todo en
el caso de las familias aristocráticas.
La estructura familiar de la Alta Edad Media recuerda a la que se manifestaba tanto en
la sociedad romana como germánica al estar integrada por el núcleo matrimonial
(esposos e hijos) y un grupo de parientes lejanos, viudas, jóvenes huérfanos, sobrinos
y esclavos.
Asimismo, la familia vivía bajo el mismo techo e incluso compartía la misma cama. El
padre era el vigilante de la pureza de sus hijas como máximo protector de su
descendencia. Las mujeres tenían capacidad sucesoria a excepción de la llamada
tierra salía, los bienes raíces que pertenecían a la colectividad familiar. Al contraer
matrimonio, la joven pasaba a manos del marido, quien asumía el papel de protector.
El enlace matrimonial se representaba en la ceremonia de los esponsales, momento
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en el que los padres recibían una determinada suma como compra simbólica del poder
paterno sobre la novia. La ceremonia era pública y la donación se hacía obligatoria.
2.7. La Familia en la Edad Moderna
Muchos de los lazos afectuosos, prohibiciones y necesidades de las anteriores edades
que acabamos de ver en lo que todavía se vinculan en los comportamientos de las
familias de la antigüedad, tuvieron un importante progreso en el transcurso de la Edad
Moderna, en donde lo Moralista y doctrinarios ayudaron a legitimar la inferioridad del
estado matrimonial frente al celibato, el matrimonio, la procreación y la vida familiar
fueron respetados como un mal menor que hubo de reglamentarse desde instancias
canónicas y civiles.
La familia en la Edad Moderna en el argumento social, lo más importante es la
residencia que se compone la unidad básica de producción. Sus miembros de la
familia trabajan juntos y se prestan apoyo, la unidad familiar si transformó llegando a
hacer contrato civil debiendo de haber presente un representante del Estado para que
dicha Unión sea válida.
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caso que en el futuro hubiera una petición de divorcio por parte de alguno de los
contrayentes. En efecto señala que el matrimonio romano, es uno solo, el de “affectio
maritales”, el de la unión libre, monogámica, única y duradera, disoluble sólo al
desaparecer precisamente lo que constituye el vínculo, affectio maritales.
El matrimonio romano monogámico y entre personas de sexo opuesto. Cuando habla
de consorcio de toda la vida, debe concebir como un deseo de vida en común, no
limitado en el tiempo. Sin embargo, el divorcio por decisión de ambos cónyuges o el
repudio, decisión unilateral del marido, y luego también de la mujer, fueron en Roma
instituciones de muchísima frecuencia.
Podemos ultimar que, en la proporción del matrimonio romano, debían congregar
elementos, el cual es determinado por la cohabitación, como una sociedad de toda la
vida y otro espiritual. La cohabitación comenzaba cuando la mujer ingresaba al
domicilio del marido, aun cuando éste estuviera ausente. La affectio maritalis se
manifestaba mediante el trato recíproco que se daban ante terceros, los esposos,
tratándose con respeto, entre ellos y con respecto a los parientes del otro cónyuge, por
vestir la mujer ropas apropiadas a la condición social del esposo, etc. Se trataba de un
matrimonio estado, que no necesitaba un acto consagratorio de tal situación, sino que
los dos elementos mencionados subsistieran a través del tiempo, ya que si uno de
ellos cesara, el matrimonio ya no existiría.
Características.
Las principales características del matrimonio romano son:
La regulación de su celebración, la disolución y la protección del mismo están
reguladas en el ámbito de la ética y no en el ámbito jurídico.
Es un matrimonio monogámico.
Se basa en el affectio maritalis, que es una voluntad de los contrayentes de
vivir como marido y mujer.
Capacidad y Consentimiento.
En cuanto a la capacidad era necesario tener para poder casarse, entre las mujeres a
partir de los 12 años, y los varones mayores de 14 prestando su aprobación a los
contrayentes y sus paters. En caso de la mujer bastaba con su pater, pero en el caso
del varón debían aceptar la unión, no sólo el pater en ejercicio, sino los futuros paters
que ocuparían esa posición en caso de morir el pater actual. Esto era así ya que la
mujer ocuparía un lugar dentro de la familia que afectará en el futuro a todo lo el
núcleo familiar, incluso una vez desaparecido el pater actual. Había obligación de
expresarse, el silencio, en este caso, equivalía a la aceptación.
En cuanto al consentimiento es la libre voluntad que demuestran un hombre y una
mujer de ser marido y mujer, y que basta para perfeccionar el matrimonio, así no
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requería más solemnidades, sólo requería que este consentimiento sea manifestado
en forma continua, pues si desaparece el affectio maritalis se disuelve el matrimonio.
3.2.2. El Matrimonio cristiano “sacramentum magnum est”
Las raíces del moderno matrimonial provienen directamente del derecho canónico. La
iglesia fundó su doctrina en el precepto del Antiguo Testamento, y vendrán a ser los
dos una sola carne y en la estricta interpretación que hicieron Jesús y el apóstol Pablo.
Jesús también se pronunció respecto a este tema, al referirse a las relaciones
sexuales extramatrimoniales, lo que fue reformulado por el apóstol Pablo utilizando
apelativos tales como concubinato, fornicación, adulterio, el apóstol Pablo, el más
ilustrado de los escogidos afirmaba sobre el matrimonio como un gran misterio de
este, que traducido al latín significa sacramentum magnum est.
El matrimonio como sacramento se cristianizaba en una institución divina por encima
de los consortes. Al ofrecerse éstos al sagrado vínculo del matrimonio se unían
indisolublemente, tanto en lo material como en lo mundano. Era, en definitiva, una
institución creada por Dios para el cumplimiento de una misión especial y para la
obtención de exclusivas gracias.
Una de las definiciones que mayor reconocimiento ha obtenido fue la hecha en la
Encíclica casti connubi de Pío XI, encíclica matrimonial del año 1931, basada en los
pensamientos de San Agustín, que indicaba la procreación, fidelidad y sacramento que
son los dones en virtud de los cuales el matrimonio era bueno por sí mismo.
La iglesia reforzó la convicción compartida por la mayoría de los pueblos, en tanto que
el matrimonio persigue de una parte asegurar la descendencia y de otra ponerle bridas
al benéfico pero peligroso trato carnal. Demostrando así, al igual que el pueblo de
Israel, que se puede salvaguardar durante siglos la coexistencia de una nación con la
ayuda de un derecho sexual severo, a pesar de que su organización política sea
defectuosa.
La iglesia consideró siempre la institución matrimonial como de una exclusiva
competencia. En la alta edad media el matrimonio quedó sometido a la jurisdicción de
los tribunales eclesiásticos. Situación en que el “corpus iuris canonici” regulaba la
institución en cuestión, hasta en los más mínimos detalles.
Según la doctrina canónica, ni la voluntad de terceros, ni siquiera la de los padres o
familiares alcanzaba a fundamentar con eficacia el matrimonio. Es así como la
exigencia del acuerdo de voluntades de los contrayentes fue el primer paso en el
secular camino de la subjetivación del matrimonio. Según el derecho eclesiástico,
nadie podía ser forzado al matrimonio. La aprobación era solo condición para realizar
el sacramento, que a su vez era independiente de las voluntades de los contrayentes.
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La voluntad, por tanto, tenía fuerza legal con respecto de la motivación, nunca con
respecto a la existencia del matrimonio.
Las principales características del matrimonio cristiano son:
Dentro de las propiedades del matrimonio cristiano podemos observar las siguientes
características.
La unidad y la indisolubilidad son las dos propiedades del matrimonio. Dios las creó
para asegurar el efecto conyugal, la paz del hogar y la buena educación de los hijos.
La unidad consiste en la unión de un solo varón con una sola mujer, Jesús prohibió
expresamente la poligamia.
3.2.3. El matrimonio en la edad moderna
La teoría del matrimonio contrato como tal, aparece hasta el siglo xvii como un medio
de justificar y la mediación del Estado, implicando que su esencia está constituida por
la libertad de los contrayentes. La voluntad de éstos se traducía en la coexistencia del
contrato mismo y por ello sometido al poder secular. Estos conceptos influyeron en la
legislación revolucionaria napoleónica de Francia, y determinaron la atribución de las
causas matrimoniales a tribunales puramente seculares. El matrimonio civil disoluble
se introdujo definitivamente con la legislación revolucionaria francesa y con el código
de Napoleón, que fueron el arquetipo de las legislaciones de los Estados modernos.
Con el matrimonio las personas se hacen independientes de su cedula familiar, para
crear una nueva vida o núcleo familiar. Esta nueva cedula se crea en el momento en
que el hombre y la mujer unen sus vidas a través del matrimonio. El lado reformista
habla de relaciones matrimoniales más flexibles, de las que existían hasta ese
momento y es considerado una institución jurídica de importancia relevante en las
sociedades actuales, que posibilita el desarrollo de las familias, con plenos derechos y
obligaciones, mediante un acto jurídico, se respetan las formas actuales de relaciones
afectivas entre las personas y se establece para todos los casos una normativa que
promueve la igualdad.
De esta manera, los efectos del matrimonio son los mismos para todos, respetando la
integridad, la configuración objetiva de la institución matrimonial. Sus efectos son
únicos en todos los aspectos con independencia de los contrayentes.
El Derecho moderno considera al matrimonio como un hecho jurídico. Así se diferencia
al matrimonio del concubinato, por existir en el primero entre las personas un
documento legal emitido por un funcionario público.
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CONCLUSION
Podemos concluir que el origen de la familia y del matrimonio surge independiente del
orden jurídico, siendo un establecimiento que no nace a través de normas
establecidas, si no que parte de su existencia que es natural y sus fines fundamentan
la protección a su permanencia. La realidad actual nos exige reconocer que cuando
hablamos de familia no nos referimos solo a un sistema nuclear, si no más bien, a un
conjunto de maneras de concebir a la familia, de ver de como ha ido evolucionado, se
considera a la familia como la más antigua de las instituciones humanas y constituye
un elemento clave para la comprensión y funcionamiento de la sociedad, es por ello
que se habla de que la familia es la base de toda sociedad. A través de ella, la
comunidad no sólo se provee de sus miembros, sino que se encarga de prepararlos
para que cumplan satisfactoriamente el papel social que les corresponde. De ahí su
importancia y la necesidad de que exista una normatividad adecuada, que la proteja,
fortalezca y garantice su permanencia e integridad.
Mientras tanto el matrimonio es una institución que, como todo, ha ido evolucionando,
como lo demuestra la situación actual de la mujer, de los hijos, de la familia en general,
así como los límites de la Patria Potestad y la dependencia, se considera al
matrimonio como un hecho jurídico. Así se diferencia al matrimonio del concubinato,
por existir en el primero entre las personas un documento legal emitido por un
funcionario público.
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