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M1 - C4 - Contra-Visualidad, Jóvenes y Escuela
M1 - C4 - Contra-Visualidad, Jóvenes y Escuela
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1. Contra-visualidad, jóvenes y escuela
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Hace 15 años, Inés Dussel, en una compilación de escritos
dedicados a los estudios visuales y su relación en la escuela se
preguntaba por “la educación de la mirada” (Dussel y Gutiérrez,
2006). A lo largo de este módulo, hemos desarrollado algunas ideas
y problemas centrales en la línea de trabajo de algún modo
inaugurada en Argentina con esa publicación. Sin embargo, aquel
contexto, aunque cercano en el tiempo, no coincide exactamente
con el que habitamos hoy. Uno de los cambios más sensibles lo
constituye, sin dudas, el crecimiento exponencial en la producción y
circulación de imágenes que impactan en la vida cotidiana de niñas,
niños, jóvenes y adultos, y en las prácticas que devienen de la
incorporación de las pantallas y las redes sociales como
mediadores de las relaciones, la comunicación, el acceso al
conocimiento, el entretenimiento, entre otras dimensiones. Las
transformaciones en todos estos aspectos nos llevan a volver sobre
la pregunta inicial, y revisitar el concepto de “educar la mirada”
desde dos perspectivas diferentes: el lugar que la escuela le asigna
hoy a las imágenes y, por otro, lo que sucede con las imágenes por
fuera de la escuela. En otras palabras, lo que las nuevas
generaciones de chicos y chicas están contando, documentando,
retratando del mundo hoy. Y también, en cierto sentido, sus
consumos culturales en el marco de la cultura visual.
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jóvenes? ¿De qué “afuera” hablamos? ¿Qué dicen y qué nos cuentan sus
imágenes?
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Una manera de comprender más íntegramente las manifestaciones
y producciones de las chicas y los chicos que hoy transitan nuestras
aulas es recorrer el lugar que se les ha otorgado a las y los jóvenes
en diferentes épocas, las imágenes con las que han sido
representadas y representados y aquellas con las que han narrado
su tiempo, y su vínculo –históricamente asociado– con la idea de
“contracultura”.
Desde mediados del siglo XX, a partir de la década del 60, la cultura
de lo joven o culturas juveniles asoman en un mundo escrito y
representado por adultos para contar y expresar aquello
invisibilizado por el discurso hegemónico, para manifestarse en
contra y ‒sobre la base de esa negación‒ revitalizar el campo
cultural y artístico con expresiones que pueden analizarse como lo
contracultural de una época. A menudo, cuando se piensa en el
concepto de contracultura se lo vincula inmediatamente con las y
los jóvenes, pero ¿por qué?, ¿dónde y cómo nace esa idea?
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mandatos familiares, la sexualidad, pero también la política y el
sistema económico y financiero.
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Revuélquese y Viva, Marta Minujín (1964). Premio Nacional 1964.
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transformar el hecho en un medio de transformación política y de
adhesión a las luchas populares del momento. (Renzi, 1968)
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el medio ambiente, la sexualidad, se vieron movilizados por los
alcances de las manifestaciones culturales y artísticas. Sin embargo,
no se trata de un movimiento único, sino de una diversidad de
movimientos y expresiones que van desde el movimiento hippie,
pasando por la cultura beat, el cine militante, la performance, la
intervención artística en el ámbito de lo público, lo individual como
cenit de la expresividad, lo colectivo y colaborativo como
compromiso e ideología. Nos parece importante señalar que estas
expresiones surgen como respuesta a un intento por homogeneizar
el discurso político, económico y cultural, de la que la escuela o el
sistema educativo no fueron la excepción. Y que, si bien todas ellas
se manifiestan, por lo general, en contra de las instituciones y lo
instituido, muchas nacen al calor de las escuelas e institutos de
educación, en los patios, los pasillos, los baños, y en todos esos
espacios que los jóvenes fueron haciendo propios, al resguardo de
la mirada adulta. La juventud de la época se autodefine rebelde en
un mundo donde las estructuras sociales, políticas y culturales son
enormes y relativamente seguras. La cultura joven ve en esa mole
las grietas que le permitirán colar sus miradas y soñar con un
mundo más amplio y diverso.
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Rockefeller había sido enviado por Richard Nixon para “restablecer”
las relaciones con América latina. Apenas un mes antes se habían
producido en Argentina dos de los movimientos de protesta más
importantes en contra de la dictadura de Juan Carlos Onganía: el
Rosariazo y el Cordobazo.
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Las credenciales de Mr. Rockefeller. Malvenido Rockefeller, Ricardo Carpani
(1969).
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Las y los invitamos a ver el capítulo “El debilitador social” de Los
simuladores (desde 14.40 a 17.10).
Respecto del encuentro del adolescente con Mario Santos (líder de Los
simuladores), es posible observar, en un impecable montaje, el
enfrentamiento generacional. El encuentro entre Santos y “su cliente” se
da en el mítico y tradicional Café Tortoni; el vestuario de ambos
personajes es bien explícito de su inscripción en paradigmas diferentes
y el diálogo que ambos entablan es un ida y vuelta que podría sintetizar
el concepto que aquí nos disponemos a desarrollar: la pregunta acerca
de qué es ser rebelde en un contexto donde el capitalismo y la
exigencias del mercado se ha deslizado a todos los ámbitos de la vida,
inclusive a los imperativos de la moda, el consumo y el arte.
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cánones estéticos imperantes y los modos de ver establecidos.
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Muchas de las imágenes sobre las y los adolescentes que circulan,
sobre todo en los medios masivos de comunicación, dan cuenta de
este intento por cristalizar situaciones, representaciones y
características de este sector. Estas imágenes (dos de programas de
televisión para chicos y chicas y, la tercera, una publicidad) son una
muestra de esa idea “romantizada” del adolescente promedio que
intentan transmitir: los colores estridentes, las posiciones de los
personajes, la vestimenta, los cuerpos hegemónicos, nos muestran
una imagen que apunta a esquematizar y destacar aquellos
aspectos que puedan interesar y traccionar al mercado
adolescente.
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elemento fundamental para que los medios masivos, las redes, las
marcas y/o la publicidad, la rodeen, la licuen, la transformen y la
devuelvan como producto renovado y listo para ser consumido.
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En el caso de las tribus, las nociones del sentido común prevalecen
por sobre la especificación conceptual, aludiendo a un proceso
expresivo y por lo tanto con una importante visibilidad, presentado
en estudios y noticias desde una perspectiva pintoresquista y
exotizante, exhibido con una relativa frecuencia dado que su
articulación con la esfera del consumo lo vuelve tema de interés
para los medios masivos. (p. 4)
Las y los invitamos a ver estas dos publicidades “Nuevos Besos Icónicos”
de Mercado Libre y “Orgullo” de Sprite.
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En estas publicidades aparece reflejado uno de los grandes
movimientos que pueden considerarse contraculturales en tanto se
propone visibilizar luchas históricas que llevan adelante colectivos y
agrupaciones, que han sido invisibilizados por años. El colectivo
LGBT+ está constituido, en su mayoría, por adolescentes y jóvenes.
En los últimos años, esta lucha, que creció a la par del movimiento
de mujeres que motorizaron la Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto Legal Seguro y Gratuito, comenzó a difundirse en los medios
masivos de comunicación, a partir de la enorme movida generada
en las redes sociales y de las multitudinarias manifestaciones
organizadas en todo el país.
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Por fuera de la publicidad, pero en el ámbito de los medios de
comunicación masiva nos encontramos con una constante: la
imagen que más circula de los adolescentes y de las infancias está
íntimamente ligada con situaciones violentas.
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protesta o en el apoyo a diferentes movimientos políticos. (Souto
Krustín, 2007, p. 173).
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Si como dice Mirzoeff, “lo opuesto al derecho a mirar no es la
censura, sino la visualidad, esa autoridad que nos ordena seguir
adelante y se reserva la posibilidad exclusiva de ver” (2016, p. 32),
será preciso preguntarse quiénes detentan hoy ese poder (si es que
podemos identificarlo) y quiénes ‒qué grupos, sectores, individuos,
colectivos‒ pujan por recuperar su derecho a mirar hoy y a ser
mirados.
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Si retomamos la caracterización en torno al régimen escópico
contemporáneo y pensamos en su vínculo con las nuevas
generaciones, encontraremos que los medios digitales y
específicamente las redes sociales son el medio y el espacio
propicio para difundir su mirada del mundo y ser mirados por otras
y otros. Técnicas y lenguajes como el remix, el trap, el collage, los
memes, el cómic se vuelven más accesibles y tienen mayor difusión
al desarrollarse con medios digitales. Con algunas variantes, los
chicos, chicas y adolescentes producen y miran haciendo uso de
algunas herramientas, elementos del lenguaje y de ciertos formatos
de la cultura visual. Les proponemos detenernos en seis de las
operaciones más visibles que pueden extraerse al analizar la
producción de imágenes en las redes sociales.
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Si bien la producción de memes ha alcanzado un lugar en el podio
de las producciones visuales contemporáneas debido a las
posibilidades que proporcionan los medios digitales, la técnica no
es nueva.
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@untitled.save. Instagram (2019).
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Actividad
Formas de remix
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Para ampliar la mirada
Bajo el título “El núcleo duro de Pokemon Go”, Federico Álvarez Gandolfi
nos invita a debatir sobre las implicancias de la aplicación desde una
perspectiva social, cultural que interpela también lo generacional.
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en todo caso ¿qué conocemos cuando vemos este tipo de
imágenes?
Por otra parte, es interesante agregar que entre las propiedades del
humor está la capacidad de simbolizar la protesta o el desencanto,
de ironizar o satirizar las más variadas situaciones de la agenda de
los medios, y también la posibilidad de hacer circular las ideas con
mayor facilidad y fluidez, característica insoslayable del modo de ver
contemporáneo.
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5.4. Operación 4: Uso de software estandarizado
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lugar del “perfil” de usuario es central no solo para presentarse,
sino también para revalidar la pertenencia a un grupo. En ese
sentido la foto de perfil no puede ser cualquier imagen, tiene que
ser una donde se perciban y potencien algunas características de
las representaciones que dominan el mercado. Desde la creación de
avatares en diferentes softwares hasta las selfies con filtros, la
necesidad de presentarse como parte de una comunidad impone
formas, técnicas y recursos para crear la mejor versión de cada uno
a través de esa imagen para el perfil. Los jóvenes usuarios de redes
sociales comprendieron rápidamente que cada sitio o comunidad
requiere una imagen de sí mismos diferente, acorde con sus lógicas
y su lenguaje.
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variantes posibles ni mucho menos proponerlas como de uso
exclusivo de las y los jóvenes. De la misma forma en que cada
régimen de visibilidad detenta en su interior pequeñas grietas por
donde se filtran nuevas miradas, los modos de mirar y representar
de niñas, niños y adolescentes no siempre reproducen o se
inscriben de manera literal y total a los discursos hegemónicos. Si
bien sus prácticas dentro de lo visual (al menos las más visibles en
las redes) se valen de herramientas y recursos propios del régimen
de visibilidad contemporáneo, tienden puentes hacia otras
disciplinas, creando intertextualidades, recreándose en
colaboración con otros, y plantean, en ocasiones, búsquedas
estéticas que todavía están lejos de poder ser atrapadas por algún
intento de clasificarlas. En este sentido aparecen ejemplos muy
valiosos de producciones que, recuperando mucho de estas
características que mencionamos, son realizadas bajo la idea de la
colaboración y participación echando luz sobre estos caminos poco
transitados por muchos adultos y que sin embargo podrían
constituirse en un interesante punto para repensar las formas, a
veces unívocas, en las que pensamos en las prácticas pedagógicas
con imágenes.
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proyección económico-política que antagoniza con la cultura
capitalista. (Peirone, 2016)
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su mayoría de situaciones de la agenda mediática, así como
personajes emblemáticos e icónicos de nuestro país.
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Detenerse a mirar, en este contexto, requiere de espacios que la
escuela está en condiciones de brindarnos. No se trata entonces de
tomar, de forma aleatoria, la manera de hacer o los recursos
visuales que estas producciones nos aportan, sino de avanzar hacia
espacios de debate que nos permitan reconocer que la escuela
puede participar en la exploración y creación de nuevas miradas
que contribuyan a la cultura de cada territorio y que es
imprescindible que podamos pensarla también como una de las
garantes del “derecho a mirar”.
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En todo caso valdría la pena preguntarse qué de todo esto puede o
no tomar la escuela, enseñar la escuela, y qué rol deberá asumir. Al
respecto, el educador y exministro de educación Juan Carlos
Tedesco (2015), plantea una interesante idea acerca de la escuela
como “espacio contracultural que no reproduzca exactamente lo
que pasa en el interior de la familia o afuera en la calle”. Y que, “los
valores de adhesión a la justicia, a la solidaridad y respeto al
diferente no circulan con fluidez en la cultura dominante”. Tomando
esto como punto de partida y en relación con el recorrido que
hemos planteado en esta clase, podemos afirmar de forma
preliminar que aquello que las y los docentes pueden pensar,
planificar y llevar adelante en sus prácticas pedagógicas con
imágenes debería incluir una propuesta superadora, que valore los
aportes de los estudiantes como sujetos activos en el campo
cultural, al tiempo que les ofreciera un momento de detención (que
solo la escuela puede otorgar en tanto lugar de encuentro) para
enriquecer esas representaciones desde una perspectiva no
hegemónica.
¿Se trata de “tomar” de la cultura visual popular todo lo que las y los
estudiantes consumen o producen y las prácticas que allí se
desarrollan? ¿Se trata de asumir una posición crítica frente a esto?
O, en todo caso, ¿qué significa “asumir una posición crítica”? ¿Desde
dónde? ¿Para “desocultar” qué?
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Una imagen forma parte de un dispositivo de visibilidad: un juego de
relaciones entre lo visible, lo decible y lo pensable. Ese juego de
relaciones dibuja por sí mismo una cierta distribución de las
capacidades. Hacer una imagen es siempre al mismo tiempo decidir
sobre la capacidad de los que la mirarán. Hay quien se decide por la
incapacidad del espectador, bien sea reproduciendo los estereotipos
existentes, bien sea reproduciendo las formas estereotipadas de la
crítica a los estereotipos. Y hay quien se decide por la capacidad, por
suponer a los espectadores la capacidad de percibir la complejidad
del dispositivo que proponen y dejarles libres para construir por sí
mismos el modo de visión y de inteligibilidad que supone el mutismo
de la imagen. La emancipación pasa por una mirada del espectador
que no sea la programada. (Rancière, 2010)
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Volviendo a la pregunta sobre el rol de la escuela y de los docentes
frente al nuevo contexto cambiante, permeable, fluido, y al campo
de lo cultural como un espacio donde los jóvenes ‒históricamente‒
han desarrollado su manera de transitar y ver el mundo, nos
interesa centrarnos en las reflexiones de dos educadores
argentinos. Por un lado, Inés Dussel ‒en una entrevista que dio
durante 2020‒ vuelve sobre aquel primer planteo de “educar la
mirada” para preguntarse acerca de qué y cómo enseñar a mirar en
un mundo hipervisible. Para poder avanzar sobre esta idea, es que
nos disponemos también a analizar lo social, lo político y lo cultural
de la mano de algunos ejes que plantea Juan Carlos Tedesco (2000)
en “Escuela y cultura: una relación conflictiva”.
(…)
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escuela pública, obligatoria, gratuita, no responde a esta lógica y de
allí la desconfianza o la falta de interés en su desarrollo. (Tedesco,
2000, pp. 5-6)
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Dussel propone detenerse y revisitar algunos ejes sobre los que
venimos trabajando: el humor, la belleza, la inmediatez, la
viralización, el fenómeno selfie (la autorreferencia) y la
hipervisibilidad para pensarlos como dimensiones necesarias de ser
abordadas y debatidas en la escuela.
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Dussel (2020) se pregunta también acerca de las nuevas
problemáticas que están apareciendo entre las y los jóvenes como
consecuencia de la necesidad de aprobación continua que generan
las redes, la excesiva mirada sobre uno mismo, la ansiedad e
inseguridad y cómo esto está afectando sus formas de relacionarse
y amar. Es en este sentido en el que la escuela debe comenzar a
intervenir, no como “portadora de la moral y la verdad” sino como
espacio posible para ampliar los repertorios de lo que se consume y
proponer prácticas más reflexivas y participativas. Cuando
hablamos de “ampliar el repertorio” nos referimos también a
trabajar apelando a formas y formatos que no sean los más
visitados por las chicas y los chicos y que puedan potenciar esas
prácticas. Mirar, pensar y hacer en torno al cine es una de las
propuestas que abordan muchos talleres de educación no formal,
pero que cada vez se constituye en una de las actividades con
imágenes más interesantes también en la educación formal.
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Ramiro García es realizador audiovisual, docente y uno de los
coordinadores, desde 2002, de la Asociación Civil Cine en Movimiento.
Integrada por profesionales de diferentes disciplinas como teatro,
comunicación social, trabajo social, psicología, psicología social,
sociología y educación, realizan talleres de cine y educación popular en
la provincia de Buenos Aires y en el interior del país. Llevan realizados
alrededor de 350 cortometrajes de ficción, documental y animación,
producidos íntegramente por chicos y chicas de diferentes barrios, junto
a organizaciones sociales, sindicatos, escuelas, comedores.
CEM en Facebook
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7. Caso: “Proyecto Squatters”
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La contrapublicidad tiene siempre un componente crítico, es decir,
requiere de un análisis previo de los mensajes, pero también tiene
una fuerte apuesta creativa.
8. Cierre
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mirada de las chicas y los chicos y que puedan tener un fuerte
anclaje en lo pedagógico. Winocur y Morales (2018) nos acerca una
propuesta que podría ayudarnos en este camino. Recontextualizar
sin descontextualizar afirman. Se trata, de alguna manera, de
recontextualizar en la escuela, estas habilidades que las chicas y los
chicos despliegan en sus propios espacios y comunidades,
reconociendo su valor cultural pero no necesariamente
“imitándolas” o replicando los formatos. Y aquí la escuela aparece
otra vez como el espacio simbólico capaz de tender puentes entre la
cultura y el aprendizaje significativo. Capaz de ampliar los
repertorios de lo que se ve y se consume, pero asumiendo también
las prácticas visuales que los jóvenes están transitando por fuera de
sus muros. Proponiendo marcos de referencia desde donde mirar y
alternando con otras perspectivas que atiendan las diversidades en
un mundo que se nos presenta en continuo movimiento.
Bibliográficas
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Disponible en: https://www.cultura.gob.ar/ines-dussel-8752/
45
https://www.clarin.com/arte/malvenido-rockefeller-ricardo-carpan
i-claudio-rabendo_0_rkY4dnCowQg.html
Audios
Videos
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https://www.youtube.com/playlist?list=PLuhrgQ4-x5OgmIEF36Feo
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Orgullo: https://youtu.be/Iv2P0qdOKNY
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