muy pobre. Tenía unos zapatos rotos que le había comprado su papá hace muchos años. Rafael vivía con su madre y tenía 10 años. Su padre murió cuando Rafael tenía 9 años. Su madre se llamaba María, desde el día que murió el padre de Rafael, María le tocó trabajar muy duro para el sustento diario, su mamá lavaba y planchaba ropa para la gente importante, gente que tenía dinero, mientras Rafael doblaba la ropa y la metía en las canastas. Su mamá, cuando lo veía muy cansado lo miraba detenidamente y lo veía muy rendido, ella le decía: hijo mío ve y te recuestas y descansas un poco. Rafael le decía: pero mamá, es mucha ropa la que te falta. ¿Quién te ayudará? Y mañana la tienes que entregar a primera hora, y María le contesta: no importa mi amor, yo me quedaré otro ratito más hasta que termine. Tú duerme, por que recuerda que tienes que ir al colegio a oír las explicaciones por fuera del salón.
Bueno mamá está bien te quiero, buenas noches.
A Rafael le dejaban las tareas y las explicaciones por fuera del salón, ya que no podían hacérselas dentro del salón por ser un niño pobre. La hacían dentro del salón a niños de familias importantes’’. Rafael era muy inteligente y entendía las explicaciones que daba el profesor dentro del salón.
Así fue como Rafael fue creciendo oyendo las
clases fuera del salón y un buen día fue el más inteligente de todos los niños que estudiaban dentro del salón.
Cuando Rafael tenía 16 años
terminó sus estudios secundarios, su mamá estaba tan feliz de que su hijo había salido adelante, él consiguió trabajo y trabajaba en una farmacia. Cuando le dieron su primer pago, fue a un almacén y lo primero que compró fueron dos pares de zapatos uno para él y otro para su madre. Mira mamá lo que he comprado, con el primer sueldo que he ganado, ya no tendré que usar estos zapatos viejos y rotos que me ha dejado mi padre, y compre otros para ti, la mamá le dice: gracias hijo mío haz sido un hijo obediente y muy trabajador, de ahora en adelante seremos muy felices tú y yo. Si mamá, ya no tendrás que trabajar tan duro como antes, ahora yo te ayudaré, gracias por haberme dado tanto amor y cariño cuando lo necesité, y su mamá le dio un abrazo y un beso y le dijo: gracias hijo mío. FIN AUTOR (@): KAREN TATIANA MEZA.