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En la penumbra de mi ser, yace la depresión más sombría,

Asco de quien soy, en un rincón de melancolía.

Drogas y alcohol, cómplices de mi desdicha,

En un mundo sin propósito, la esperanza se desdibuja.

Irrelevante, mi existencia flota en la sinrazón,

En el silencio abrumador, resuena la desolación.

En el abismo de mis pensamientos enredados,

Sin rumbo, mi alma se ve atrapada.

Pero en la oscuridad, un destello emerge,

Un punto de inflexión donde mi ser converge.

Despierto en la miseria, decidido a renacer,

De las sombras emergiendo, comienzo a comprender.

La plenitud anhelada, una creación propia,

Despojando máscaras, enfrentando la derrota.

De la autodestrucción a la metamorfosis,

El poeta se redescubre, iniciando su propia voz.

En las ruinas internas, brota una fortaleza,

Desnudando el alma, desafiando la tristeza.

De la autocompasión al poder de la verdad,

El poeta emerge, en su propia claridad.

La pluma es su espada, la tinta su relato,

Reescribiendo destinos, eligiendo ser su acto.

Del abismo al renacer, un viaje sin medida,

El poeta se reinventa, forja su propia vida.

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