Está en la página 1de 1

Durante el Reino de la Sangre, si bien el High Lord de Terra, Goge Vandire, tenía su propia fuerza

armada, los Frateris Templar, existieron rumores durante el milenio 36 de una fuerza altamente
clasificada que suponía convertirse en la espada ejecutora del Ministorum. Tal como los Caballeros
Grises fueron creados para ser los protectores de la humanidad ante la herejía, este nuevo
Capítulo suponía ser el azote que castigaría a los herejes y a los traidores. Una fuerza de élite por
sobre la Frateris Templar y los Inquisidores mismos.

Formados cerca de los mismos Caballeros Grises, quienes se originan en la luna de Titán, en
Saturno, los Hijos de Titán reciben su nombre en metáfora del gigante Júpiter, residiendo en la
luna Ganímedes, un satélite semejante y vecino. Recibiendo un entrenamiento y adoctrinamiento
riguroso, este Capítulo exclusivo del Ministorum sería el puente perdido entre las Hermanas de
Batalla y los Marines Espaciales, recibiendo una Semilla Genética de misteriosa procedencia,
convirtiéndolos en máquinas al servicio del Eclesiarca, sin mayor voluntad que cumplir con el Culto
Imperial y los decretos surgidos tras la Herejía de Horus.

No obstante, cuando Goge Vandire envío sus tropas a Dimmamar para acabar con la oposición que
significaba la Confederación de la Luz, la Tormenta de la Furia del Emperador acabó con gran parte
de las fuerzas prototipo, causando un impacto notable no sólo en las fuerzas de avanzada, sino
que también en el respaldo de Vandire. Después de la ejecución del tirano y la disolución de la
Frateris Templar, los decretos posteriores trataron de marcar a los Hijos de Titán como un Capítulo
Hereje, creado fuera de las normas tanto del Ministorum como del Codex Astartes. Sin embargo,
su posición como un lazo íntimo entre Culto Imperial y las fuerzas de avanzada del Imperium lo
convertían en un respaldo importante tanto para proteger a la humanidad como para acabar con
la Herejía.

Tras una serie de acuerdos altamente clasificados de mediados del milenio 37, el Capítulo de los
Hijos de Titán se vería reformado y reformulado, permitiéndole tener la variedad con la que fue
creado, pero al mismo tiempo recuperando la personalidad individual y la comprensión de los
valores y virtudes que deberían representar y defender.

Actualmente, el Capítulo sirve como un refuerzo especial de los Caballeros Grises, desligándose de
la Eclesiarquía, donde hombres y mujeres de cualidades remarcables llevan consigo una variante
distante de la Semilla Genética con la que crean los nuevos Cazadores de Demonios, pero aún
llevan consigo los colores ancestrales de una era ya olvidada del Ministorum, además del símbolo
del gigante que protege la luna en la que nacen. Lamentablemente, el púrpura eclesiástico sigue
siendo mal visto al considerarse una malversación de la cultura y existencia de los Marines
Espaciales, tal como una corrupción de la fe, según dicen gran parte de las Sororitas, al permitir
que hermanos y hermanas de batalla combatan tan juntos como se dice que intiman para el
perfeccionamiento de sus genes, en vez de honrar debidamente al Dios Emperador y cumplir con
las reformas de Sebastian Thor (“la Eclesiarquía no puede tener hombres armados”).

También podría gustarte