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Resumen de Tom Saywer

Tom, travieso y enamorado


Los días de Tom transcurrían entre travesuras, agotando la paciencia de
su tía Polly. Ella le demandaba su ayuda con los quehaceres de la casa,
pero el joven siempre conseguía la forma de evadir sus compromisos.

Una mañana —como castigo por faltar a clases—, Polly le ordenó pintar la
cerca. El hábil chico, sin nada de ganas de hacer su deber, simuló ante los
otros niños que realizar dicha actividad era divertido, y tanto dio que logró
que hicieran el trabajo por él. Tras salirse con la suya al persuadir a otros
para que culminaran la labor que le correspondía, Tom recibió el permiso
de su tía y pudo salir a jugar.

Luego, de regreso a casa tras disfrutar en sus andanzas, el chico vio a una
chica hermosa de quien se enamoró inmediatamente, y, como por arte de
magia, dio por olvidada su última conquista amorosa: Amy Lawrence.
Desesperado por la atención de la joven, comenzó a hacer decenas de
maromas arriesgadas, sin embargo, aquello no le sirvió de nada y se fue
triste por no conseguir ni una mirada.

Días después, y como era costumbre los domingos, la familia asistió a


misa. Allí, el intrépido Tom consiguió intercambiar varios vales con otros
jóvenes y recaudó la cantidad necesaria para ganarse una Biblia. En medio
de la emoción, el chico fue sorprendido gratamente al observar a su nuevo
amor: Becky. Ella era hija del juez Thatcher, quien fue el invitado especial
ese día en la iglesia.

Mientras transcurría la misa, Tom estaba totalmente aburrido y por eso


comenzó a jugar con un escarabajo en el piso. De pronto, el insecto le
prensó la nariz a un perro y este aulló por el dolor. Todo el bullicio causó
conmoción en los feligreses, lo que ocasionó la interrupción del discurso y
finalmente estropeó el servicio dominical.

Al día siguiente, camino a clases, Tom se topó con su amigo Huckleberry


Finn y llegó retrasado al salón. Consciente de que el castigo era sentarse
con las niñas, aceptó con placer, pues pudo ubicarse al lado de Becky
Thatcher. De esta manera aprovechó la oportunidad para declararle su
amor y así pactaron la unión con un beso.

Él le propuso comprometerse para siempre, pero le confesó que antes


estuvo prendado de Amy Lawrence. La recién novia se enojó y, llena de
celos, se negó a eternizar su amor con él. Tom, triste y molesto por el
rechazo de su enamorada, decidió irse el resto del día a su refugio de
siempre ubicado en el bosque detrás de la casa de la viuda Douglas.

Robo, cadáveres y cementerio


Al caer la noche, Huck buscó a Tom y se fueron al cementerio, esperaban
ver demonios y hacer algunos rituales con gatos muertos. Se escondieron
cerca de la tumba del recién difunto Hoss Williams, y, de repente, vieron
llegar a tres hombres: el Dr. Robinson, Muff Potter y el indio Joe.

Potter y Joe robaron unos cadáveres, mientras que el tercer intruso los
observaba. Inesperadamente, los hombres comenzaron a discutir y a
exigirle a Robinson más dinero, y este último se defendió golpeando a
Potter en la cabeza. El indio aprovechó y terminó con la vida de Robinson
con un cuchillo, luego manipuló la escena culpando a Muff, quien aún
estaba aturdido.

Los jóvenes presenciaron en silencio el crimen y, atemorizados, huyeron


velozmente para salvar sus vidas. Tras el fatídico incidente decidieron
hacer un juramento indestructible: no contar a nadie lo que acababan de
presenciar. Validaron el compromiso en una tabla de madera, pincharon
sus dedos y firmaron con sangre.

Fuga a la Isla de Jackson y Funeral


El cadáver del doctor Robinson fue descubierto y las noticias del
homicidio sacudieron al pueblo entero. Y, como era de esperarse, Muff
Potter fue arrestado. A raíz de eso, Tom empezó a tener pesadillas, y, unido
a la falta de interés de Becky, se agudizó su tristeza.

La situación hizo que Tom pensara en muchas cosas, una de ellas era el
sufrimiento que le daba a Polly debido a su irreverente manera de actuar.
Entonces, tomó la decisión de huir de su hogar. Fue así como salió a la
medianoche junto a sus amigos Huck y Joe Harper, rumbo a la Isla de
Jackson en una balsa. Lamentablemente, aquello derivó en andar repleto
de fechorías.

En el pueblo, tras notar la ausencia de los jóvenes, comenzaron a


buscarlos por todos lados. Al darse cuenta del alboroto que generaron,
nació en ellos un sentimiento de satisfacción y se creyeron falsos héroes.
Una noche, Tom volvió a escondidas a la casa, y sintió remordimiento al ver
el desasosiego de su familia.

Ya sin esperanzas, los familiares y demás habitantes del pueblo se


reunieron en la iglesia para ofrecerles un funeral. Justo ese día, Joe, Huck
y Tom regresaron al pueblo y se ocultaron en el pasadizo del templo para
observar su propio velatorio. En el medio de las honras, ellos dejaron su
escondite, y todos los asistentes, al verlos con vida, se alegraron.

Héroes y justicia
De regreso a la escuela, Tom se convirtió en la novedad del momento.
Lleno de gloria les contó a todos sobre su gran aventura —dándole, por
supuesto, un alto nivel de exageración—. También decidió ignorar a Becky
y no rogarle más por su amor, aunque la jovencita pronto logró llamar su
atención.

La chica Thatcher se dejó llevar por la curiosidad y la rebeldía, revolvió las


cosas del maestro y rasgó una de las hojas de un muy valioso libro.
Cuando el docente reclamó a la clase lo sucedido, Tom asumió la
responsabilidad y recibió el castigo por ella. Gracias a este sacrificio,
Becky se conmovió y dio por terminadas todas sus disputas.

Vacaciones y reflexión
Llegó el verano y Becky salió de la ciudad. Por su parte, Tom, triste por la
ausencia de su amada, debió tomar dos semanas de reposo porque
contrajo sarampión. Luego de ese periodo, cuando el jovencito volvió a
salir notó que todos en el pueblo se habían vuelto más religiosos. La
situación lo conmovió y, tras reflexionar, decidió dejar atrás los vicios y
malos hábitos.
Por otro lado, el juicio de Potter estaba por comenzar, lo que ocasionó que
el cargo de consciencia de Tom fuera cada día más pesado: un inocente
iba a ser acusado. Fue por ello que el chico decidió romper el juramento y
confesó todo lo que sabía al abogado defensor. Sawyer testificó en la
corte, lo que fue suficiente para que liberaran a Muff, pero no impidió que
el indio Joe se escapara.

El tesoro perdido
Al volver a la normalidad, Tom y Huck continuaron en la búsqueda de
tesoros enterrados. Un día se tropezaron con el indio Joe y decidieron
seguirlo, y fue así como descubrieron que tenía un botín guardado. Los
días siguientes ambos soñaban con obtener aquel tesoro, pues nunca
habían visto tanto dinero.

De pronto, aquello pasó a segundo plano para Tom, debido a que Becky
había vuelto al pueblo. La alegría del chico era desbordante. Ese fin de
semana —por insistencia de la jovencita—, la familia organizó una pequeña
reunión campestre para los niños en la Cueva de McDougal. Tras compartir
un rato, los chicos decidieron explorar los alrededores, para lo cual
armaron grupos.

Mientras exploraban, Tom y Becky se extraviaron y quedaron atrapados en


la cueva. Esa misma noche, Huck persiguió al indio Joe y frustró el plan del
delincuente: quería hacerle daño a la viuda Douglas. El valiente muchacho
llegó con ayuda y salvó la vida de la desamparada mujer. Luego de aquello,
Huck cayó enfermo, y la viuda le agradeció cuidándolo.

Tras días encerrados, Tom y Becker trataron de buscar una salida, y


estando en ello descubrieron que el indio Joe también estaba adentro de
la cueva. Inmediatamente se alejaron y ocultaron de él, y pronto fueron
rescatados por las autoridades, quienes sellaron la puerta del lugar. Sin
embargo, cuando Tom pudo explicar que el indio estaba dentro, fue
demasiado tarde, ya que este había muerto de hambre.

Después del funeral del forajido, los chicos iniciaron el rescate del tesoro
escondido y tuvieron éxito: ahora eran ricos. Tom recibió el reconocimiento
de la familia Thatcher, quienes le propusieron ayudarlo a ingresar a la
Academia Militar. Por otro lado, la viuda Douglas adoptó a Huck, sin
embargo, él no se adaptó a los cambios y reglas de la sociedad, y decidió
escapar.

Tom, preocupado por su amigo de aventuras, lo convenció para regresar


prometiéndole que, aunque sean ricos, formarían una exitosa banda de
ladrones.

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