llevó a estudiar física y química y a realizar importantes descubrimientos en el campo de la radiactividad. Junto a mi esposo Pierre Curie, descubrimos los elementos químicos radio y polonio, revolucionando la ciencia moderna.
En 1903, me convertí en la primera mujer en recibir
un Premio Nobel, en física, por mis investigaciones sobre la radiactividad. Y en 1911, fui galardonada nuevamente con el Premio Nobel de Química, convirtiéndome en la primera persona en ganar dos Premios Nobel en diferentes disciplinas.
Mi trabajo ha sido fundamental para avanzar en el
campo de la medicina, con la creación de la terapia de radiación para el tratamiento del cáncer. A pesar de los prejuicios por ser mujer, me dediqué por completo a la ciencia y logré abrir camino para otras mujeres en la investigación científica.
Lamentablemente, mi exposición constante a la
radiación me causó problemas de salud y fallecí en 1934. A pesar de ello, mi legado perdura y mi trabajo sigue siendo inspiración para generaciones de científicos.