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Nombre: Marco Tulio Benjumea Jiménez

Materia: memoria y paz

Semestre: tercer semestre

Profesor: Carlos M. Fisgativa

Fecha: 19 de marzo 2024

Desarrollo:

La situación que se tratara en el texto es el no reconocer a el otro, sea victima o victimario


que no es reconocido y tratado decentemente, sino que se le niega su identidad sin
reconocerlo como un ser; ese es el problema tratado en el texto. El tercero hace una petición
de justicia frente a esa deshumanización, dando entrada a que este otro y yo, perdamos la
identidad por no reconocernos como participante de la sociedad.

Se empieza a desarrollar el primer subtitulo tratado en el texto, que tiene como nombre “Las
máscaras de la violencia”, en este se trata desde el punto de vista de la necesidad de ese
tercero de ser reconocido con base a la visión de Arendt y Levinas. la autora va a tomarlos a
ellos mismos de ejemplo, para tratar ese problema de la negación de la identidad, ese
problema de la no comprensión y aceptación del otro tiene como base la violencia; esta
violencia de base ínsita a más violencia creando así un círculo vicioso. porque lo que fue
Arendt y Levinas al ser judíos vivieron la violencia y padecieron esa pérdida de identidad,
porque sufrieron el holocausto nazi en carne propia.

Empiezan hablándonos en el capítulo “las máscaras de la violencia en Colombia” de la


situación de desconocer a el enemigo y no reconocer su identidad y no perdonarlo, se da una
comparación mostrando que los victimarios no reconocen a el otro y lo comparan con la
opinión del ejército de la segunda guerra mundial, funciona como los nazis(alemanes) que no
reconocían a los judíos o rusos, y los rusos no reconocían a los nazis (alemanes); esta
denigración de la identidad puede ser una reacción reciproca de los dos lados. Esa misma
denigración y no reconocimiento del yo del otro, pasa también entre la guerrilla, paramilitares
y fuerza del estado; en este texto estudiado por medio de una tabla de diferenciación con base
a testimonios que recogieron autores tales como: Fernando Araujo, Héctor Abad Faciolince y
Germán Castro Caicedo. Estos exponen las opiniones de personas que sufrieron de estos tres
agentes antes citados; estas personas víctimas de estos tres bandos no tenían una legitimidad,
para aprovecharse de las personas, testigos y victimas que se recogen en esta tabla, plasmada
por la autora.

La barbarie no se explica por los medios violentos, sino por la instrumentalización del ser
humano por parte de sus semejantes, se introduce una pregunta ¿cuál es nuestra
responsabilidad al respecto? Y ¿que lleva a actuar al hombre de un modo tan inhumano?,
Levinas responde para protegernos de lo inhumano se debe cambiar las categorías pasar de
pensarse de una forma individualizadora, a una pensando en el otro, en ese tercero. Mas
adelante se hablará de este tercero que no se debe hacer invisible, y eso se logra dándole
justicia como tal al victimario como a la víctima; para poder que haya justicia social no se les
debe dar a ninguno el rechazo incluso siendo este el malo. El tercero del que antes se habló
viene a jugar un papel importante aún más, porque este clama por una justicia que se le ha
negado, es un proceso fuerte el enfrentarse cara a cara con este, simplemente por el hecho de
ser alguien que merece justicia; donde no hubiese justicia donde quedaría esa responsabilidad
social, se perderá nuestra identidad la de este y las normas éticas.

Ese tercero al que vemos, como tanto el que no vemos es el que pone en evidencia, como
vivimos y construimos nuestra sociedad. Es difícil reconocer en ocasión al malvado, pero
según para Arendt se debe hacer ese esfuerzo, por un cara a cara con este victimario; el
también tiene un rostro y una identidad que se pierde, pero está. La falta social que
cometamos alcanza una infinidad de terceros, así no los tengamos en cuenta, para evitar esto
se debe ser muy meticuloso o cuidadoso, a la hora de actuar en el mundo para no ser
victimario; dar un buen ejemplo y hacer un cambio para no llegar a ser víctima, de estas
acciones malas, afectando las identidades sea de los participantes del cara a cara (yo-tu) o de
cualquier tercero. Con esto continuaremos introduciendo el otro tema tratado es la “infinitud
de la acción” en este se aclara más la fuerza alcanzada por las acciones cometidas desde una
forma individual, estas crecen a medida que se hace más evidentes los daños colaterales. Que
quedan en la memoria colectiva de la sociedad y trayendo mayores implicaciones si estas
acciones son violentas:

En otras palabras: la violencia es un ejercicio instrumental cuyo efecto, como en todo acto,
supera la acción misma, pero por la misma razón los resquicios de una acción violenta hacen
daño no solo a quien es víctima en primera medida sino a muchos otros que ni el victimario
tuvo en consideración. (Mejía Quintana, 2017/2017, p. 61)
En esta cita se nos evidencia el alcance de la acción que va creciendo o va afectando sin
escatimar a quien. Quedando impregnada en la memoria. Esta memoria configuradora de una
vida coherente es donde nos reconocemos, ya que es en parte en la memoria es donde
configuramos nuestra identidad.

“La memoria” es algo inherente a la persona, esta nos permite relacionarnos con los demás,
crear historia y memoria colectiva. La memoria construye nuestra identidad y la de los
terceros, Haciendo que nuestra memoria colectiva construya o deconstruya la sociedad, y no
solo la sociedad, sino que también nuestra personalidad e identidad. Entonces se debe tener
en cuenta lo que la memoria tenga archivado, procurando no esté la violencia como principal
exponente en la memoria, si está la violencia o las acciones violentas se debe aprender de
estas, para un nuevo presente sin dejar de reconocer al victimario o la victima ni
excluyéndolo sino comprendiéndolo, para darle un mejor tratamiento a el futuro. No se debe
olvidar la memoria, porque por causa de esos problemas que quedaron en esa memoria
colectiva, hoy se pueden tratar los problemas que nos atañen.

La autora mostrara la identidad de ese agresor, esta lo evidencia en un apartado llamado “la
identidad del agresor” para reconocer a el otro o al agresor se debe conocer su identidad
primero, hay que entender esa identidad del otro, está también es fundamento de la nuestra;
podemos conocer y entender esas características del excluido en su momento que clama por
justicia. Este clama por justicia al ver su desnaturalización de la personalidad, aun que tienen
su identidad encubierta, o desconocida por sus acciones violentas, están revestidas por el
papel que esté toma de guerrillero, paramilitar o delincuente. Por esta causa son incapaces de
reconocerse ellos o las personas de aceptarlos, a los victimarios como personas sociales; estos
victimarios al ser incapaz de reconocer a el otro, ejerciendo la violencia hacen un uso
desmedido de su libertad desconociéndose tanto ellos, como a nosotros las víctimas. Se
desfigura ese trato del cara a cara (yo-tu), poniendo en una situación a la victima de optar
también por la violencia. Esta violencia por su parte es muda, no interpela al otro lo vuelve
un objeto perdiendo su esencia humana. La presencia del otro siempre será un clamado de
justicia, al cometer un acto violento no reconocemos a el otro, y por lo tanto nos
desconocemos a nosotros.

La autora aclara en la conclusión que varias preguntas dieron inicio a este texto ¿que está a la
base toda violencia?, ¿que hace que nos neguemos a nosotros mismos violentando otras
personas?, ¿a qué se debe tanta indiferencia?
Varias preguntas dieron inicio a este texto: ¿que está a la base toda violencia?, ¿que hace que
nos neguemos a nosotros mismos violentando otras personas?, ¿a qué se debe tanta
indiferencia? Teniendo en cuenta lo dicho hasta aquí, la respuesta está en que toda violencia
se sustenta a su vez en una violencia de base que se ejerce en contra del otro, de su identidad;
y corresponde a la ausencia del reconocimiento del otro, a la decisión de negar los rostros que
se nos presentan y a poner primero los intereses individuales. (Mejía Quintana,

2017/2017, p. 68)

En la cita anterior se exponen como tal, esas preguntas que dieron inicio a este apartado del
libro violencia reconocimiento del otro e identidad. Mostrando la tesis que se quería defender
y poniéndola en mis palabras esta es “la violencia suscita más violencia y esta tiene como
base obviamente la violencia, pero un factor propiciador es la individualidad de cada
persona frente a él de al lado”. Toda esta larga argumentación de la autora se basaba simple
y llanamente, en no dejar de reconocer en el otro sea el victimario, la victima o el tercero; ese
humano que esta adentro, esperando un respeto de su semejante y una justicia para su persona
sin que se le pierda su identidad. Según una cita de la autora debemos conservar la ética, pero
para conservar nuestra ética no debemos desprendernos de lo moral. Independiente mente de
quien tengamos enfrente sea nuestro padre, amigos, vecinos o cualquiera se debe ver su rostro
como una persona igual en términos de igualdad y sociedad, para poder construir una
comunidad.

Posición crítica:

El texto estaba muy bien desarrollado era clara la idea, se trata una realidad de la vida, esa
pérdida de la identidad en los participantes de la sociedad, al no reconocer al de al lado como
un ser humano. Esto ha pasado desde hace mucho tiempo, por la individualización en el
sentido de creer que lo que nos pasa a cada uno; de nosotros es lo más importante y la
situación del otro importa poco o nada, no nos podemos creer que cada uno de nosotros
somos el centro del mundo, sin pensar en el otro y entender que lleva a que delincuentes,
guerrilla, paramilitares etc., actúen de esa forma y no dejarlos justificarse, creyendo de que
estos no hacen parte de la sociedad. Siendo su conducta como una piedra que se va a cargar
para siempre, impidiendo su reintegración identitaria y humana. Hay que estar pegados a la
realidad y ser conscientes de que en un momento es el otro el equivocado, pero después
puedo ser yo.
Bibliografía:

Mejía Quintana, J. (2017). Violencia, reconocimiento e identidad. universidad el rosario. (Obra

original publicada en 2017)

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