RESUMEN
para la búsqueda y estar cons-
El evangelismo se torna algo
prácticamente imposible cuando
ignoramos el liderazgo del Espíri-
tu Santo. Es necesario despertar
EXAMEN
1. ¿Qué participación tuvo el Espíritu Santo en el
proceso evangelístico por medio de Pedro y Pablo?
2. ¿El Espíritu Santo es una persona?
3. ¿El Espíritu Santo es Dios?
cientes de que si tenemos la un-
ción, las puertas del infierno no
prevalecerán contra la iglesia de EL PERFECTO ADMINISTRADOR
nuestro Señor y Salvador Jesu- LECCIÓN 3 DE LA GUÍA “EL SEÑOR JESUCRISTO”
cristo. 20 DE ENERO DEL 2024.
TEXTO ÁUREO
“Mas el Consolador, el Espíritu
Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará
todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho.”
S. Juan 14:26.
Lectura Bíblica en Clase
Hechos 16:6-10.
6. Y atravesando Frigia y la
provincia de Galacia, les fue
prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia;
7. y cuando llegaron a Misia,
intentaron ir a Bitinia, pero el
Espíritu no se lo permitió.
8. Y pasando junto a Misia,
descendieron a Troas.
9. Y se le mostró a Pablo una
visión de noche: un varón
macedonio estaba en pie, ro-
VERDAD PRACTICA
gándole y diciendo: Pasa a Ma-
cedonia y ayúdanos.
10. Cuando vio la visión, en se-
guida procuramos partir para
Macedonia, dando por cierto que
Dios nos llamaba para que les
anunciásemos el evangelio.
Introducción
El administrador por excelencia
del evangelismo es el Espíritu
Santo. El Espíritu de Dios estu-
vo en el comando de la predica-
ción durante todo el período de
la iglesia primitiva. Su presen-
cia da al evangelismo la autori-
dad necesaria, mas allá de mu-
nicionar la iglesia para la batalla
espiritual que a menudo es reñi-
da. Vamos estudiar el obrar y la
personalidad del Espíritu Santo
y buscaremos aplicar a nuestra
pequeña iglesia lo aprendido.
LECTURA BÍBLICA DIARIA
Lunes - Mt. 3:11 Jueves - Hch. 1:8
Martes - Mr. 13:11 Viernes - Hch.
Miércoles - Jn. 4:31
14:26 Sábado - Hch. 5:32
I. EL ESPÍRITU SANTO
Y LAS PRIMERAS
EVANGELIZACIONES.
1. Dirigiendo a Pablo. Pode-
mos considerar el suceso de
Hechos 16:6-10, un clásico
ejemplo de cómo actuaba el
Espíritu Santo en el ministerio
del apóstol Pablo y en la iglesia
en general. Expresiones como
“prohibido por el Espíritu San-
to” y “el Espíritu no se lo per-
mitió”, demuestran el grado de
gobierno que ejercía el Espíritu
y la apertura dada por los sier-
vos de Dios que a su vez per-
mitían que así lo fuera. Obser-
ve que acompañada del orden
del Espíritu, estaba la aferrada
obediencia de los apóstoles a
fin de que todo saliera bien en
el evangelismo. El Espíritu
Santo fue indispensable para el
discernimiento espiritual en el
ministerio de Pablo (Hch.
13:9), y el medio por el cual su
mensaje llegaba con poder al
oído de los que le escuchaban
(1 Co. 2:13; 1 Tes. 1:5).
2. Dirigiendo a Pedro. El
apóstol Pedro ejerció un impor-
tante papel en el liderazgo de la
iglesia primitiva durante los
primeros días de la misma, a
pesar de que la Biblia nos in-
forma que el Apóstol Santiago
muy probablemente era el líder
del apostolado (Hch. 15:13;
21:17,18). Pedro no podría lle-
var a cabo el sin la interven-
ción del Espíritu Santo. El po-
der de Dios lo estuvo capaci-
tando desde el principio (Hch.
4:8), y para ganar la casa de
Cornelio en la ciudad de Ce-
sarea no lo hizo sin una pode-
rosa unción ( Hch. 11:15).
3. Capacitando para el evan-
gelismo. Lea Hch. 4:31. Nunca
Dios envía su Espíritu para
atender al capricho de una igle-
sia, mas lo hace con un objeti-
vo: ¡La predicación de su pala-
bra! Observe el orden de los
sucesos: ORACIÓN, PODER,
ACCIÓN. Cuando una iglesia
entiende el orden de las cosas
espirituales es fortalecida por
el Señor y crece (Hch. 9:31). Si
queremos la unción del Espíri-
tu Santo, su poder y su lideraz-
go, debemos no solamente bus-
carlo, mas presentarnos para
ser instrumentos en sus manos
a fin de que el reino de Cristo
crezca. Debemos orar por po-
der y disponernos para servir.
4. Administrando de hecho.
En la iglesia primitiva las im-
portantes decisiones del evan-
gelismo estaban directamente a
cargo del Espíritu, desde la
elección de los misioneros
(Hch. 13:2) hasta la toma de
importantes decisiones en rela-
ción a los nuevos convertidos
(Hch. 15:28). El poder de Dios
es indispensable.
II. CONOCIENDO AL
ADMINISTRADOR.
1. Un persona. El Espíritu
Santo tiene características que
cualquiera lo clasificaría como
una persona. Solamente Sata-
nás por medio de sus herejías
puede intentar hacernos pensar
de otra manera. El Espíritu
Santo habla como una persona
(Hch. 13:2), administra como
una persona (Hch. 16:6), siente
como una persona (Ef. 4:30),
ayuda como una persona (Ro.
8:26) y se relaciona como una
persona (Hch. 15:29). Tal co-
mo Cristo, el Espíritu Santo es
capaz de enseñar (Jn. 14:26),
de corregir (Hch. 5:3; 5), de
alertar (Ap. 2:29) y de testimo-
niar (1 Jn. 5:7). No por casuali-
dad, Jesús lo llama de OTRO
consolador (Jn. 14:16), dando a
entender que sería tal como Él
mismo. Negar la personalidad
del Espíritu Santo es negar una
verdad fundamental de Dios,
adulterando el santo evangelio
y extraviando a muchos del
camino de la Salvación.
2. Dios verdadero. Como sole-
mos siempre repetir, creemos
en la existencia de apenas un
único Dios verdadero. No so-
mos ni politeístas ni idólatras.
Nuestro Dios tampoco se mani-
fiesta en diferentes épocas de
la historia de maneras diferen-
tes, mas él es el mismo siempre
y no cambia. Creemos que hay
tres personas en Dios o de
Dios: PADRE, HIJO y ESPÍ-
RITU SANTO. El Espíritu
Santo por lo tanto es Dios ver-
dadero, con el mismo poder,
con la misma sabiduría, cono-
cimiento, y con la misma parti-
cipación en las decisiones divi-
nas. Cuando Dios dijo:
“Hagamos al hombre a nues-
tra imagen, conforme a nues-
tra semejanza;” (Gn. 1:26),
estaba hablando consigo mis-
mo; el Padre, el Hijo y el Santo
Espíritu estaban allí. El Espíri-
tu Santo es Omnisciente al
punto de ir a las profundidades
de Dios de manera que sabe
todas las cosas (1 Co. 2:10). El
Espíritu Santo es llamado
abiertamente de Dios en Hch.
5:3,4.
3. Buscando al Espíritu San-
to. Cuando buscamos a Dios
estamos buscando su Espíritu
(1 Co. 3:16). El propósito de
Dios es que su Espíritu esté en
cada unos de los fieles siempre
y cuando lo busquemos. Son
necesarios por lo menos tres
pasos: 1. Santidad, agradando
a Dios en todo. 2. La oración.
Sin la cual no habrá salvación,
bautismo o dones. 3. El terce-
ro paso es estar dispuesto listo
para ser usado por el Señor en
su santa obra, eso es, disponer
a Dios nuestra vida para ser
usada por Él ganando almas.