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Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir demencia cabe destacar:
Fases de la demencia
Síntomas
La mayoría de los síntomas empeoran con el tiempo, mientras que otros podrían
desaparecer o manifestarse únicamente en las últimas etapas de la demencia. A
medida que la enfermedad avanza, aumenta la necesidad de ayuda con los
cuidados personales. Las personas con demencia pueden no ser capaces de
reconocer a familiares o amigos, desarrollar dificultades para desplazarse, perder el
control sobre la vejiga y los intestinos, tener problemas para comer y beber y
experimentar cambios de comportamiento, como exhibir una conducta agresiva, que
provocan inquietud tanto en la persona con demencia como en las que lo rodean.
Tratamientos
Por el momento no hay ningún tratamiento que ralentice o detenga su avance, pero
es mucho lo que se puede hacer para apoyar tanto a las personas que viven con la
enfermedad como a quienes las ayudan en su día a día.
Las personas con demencia pueden mantener su calidad de vida y mejorar su
bienestar
Algunos de los medicamentos que se usan para aliviar sus síntomas son:
Si hay riesgo de que las personas que viven con demencia se lesionen o lesionen a
otros, el haloperidol y la risperidona, por ejemplo, pueden ayudar, pero nunca
deben ser la primera opción.
Cuidado personal
Planifique las cosas con antelación. Con el paso del tiempo, puede ser más difícil
tomar decisiones importantes que le afecten personal o económicamente. Por ese
motivo, conviene:
Es importante admitir que cuidar y apoyar a una persona que vive con demencia
puede suponer un desafío que tendrá consecuencias para la salud y el bienestar de
los cuidadores. Las personas que prestan apoyo a una persona que vive con
demencia deben ponerse en contacto con familiares, amigos y profesionales para
obtener ayuda, descansar periódicamente y cuidarse, experimentar con técnicas de
gestión del estrés, como ejercicios basados en la atención plena, y buscar ayuda y
orientación profesional si es necesario.
Causas comunes de la demencia
La demencia es causada por daños a las células del cerebro. Este daño interfiere
con la capacidad de las células cerebrales de comunicarse entre ellas. Cuando las
células del cerebro no pueden comunicarse normalmente, el pensamiento, el
comportamiento y los sentimientos se ven afectados.
Distintos tipos de demencia se asocian con tipos específicos de células del cerebro
en ciertas regiones del cerebro. Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer, los
niveles elevados de ciertas proteínas dentro y fuera de las células cerebrales
dificultan que las células cerebrales se mantengan sanas y se comuniquen entre sí.
La región del cerebro llamada hipocampo es el centro del aprendizaje y la memoria
en el cerebro, y las células del cerebro en esta región con frecuencia son las
primeras en sufrir daños.
Las demencias secundarias son aquellas producidas por una enfermedad conocida,
de tipo vascular, inflamatoria (esclerosis múltiple…), infecciosa (VIH), hidrocefalia,
tumoral, traumática o endocrino-metabólica (hipotiroidismo, déficit de vitamina
B12…).
La más frecuente de las demencias secundarias es la enfermedad cerebro
vascular. Es una causa muy frecuente de demencia, la segunda después de la
enfermedad de Alzheimer.
La demencia es una enfermedad difícil tanto para las personas que la padecen
como para su familia. El impacto de la demencia en las personas cuidadoras, la
familia y la sociedad, puede afectar a todos los ámbitos de la vida, tanto al nivel
físico como al aspecto psicológico, al social y al económico.
Cada persona enferma de demencia tiene una evolución propia con unas
características particulares. El deterioro cerebral progresivo va haciendo que
pierda poco a poco sus habilidades personales y sociales y de esta manera se
va haciendo más dependiente de la persona que le presta los cuidados. Por
tanto, requiere una gran dedicación, lo que supone que la cuidadora o el
cuidador tengan menor libertad personal y, en ocasiones, implica dejar su trabajo
y que necesite más recursos económicos o prescindir de su vida personal.
Tristeza
Fatiga emocional
Irritabilidad
Abandono del cuidado personal
Sentimientos de culpa
Rechazo hacia la persona dependiente con distanciamiento emocional
Actitud negativa hacia el cuidado, el propio trabajo y hacia sí misma
Aislamiento y soledad, pérdida del tiempo de ocio individual y compartido.
Objetivo del AT
Cuando el sufrimiento psíquico no puede ser elaborado, por exceso o falta recursos
psíquicos por parte del afectado y/o de su cónyuge, hijos o familiares cercanos, es
importante advertirlo e intervenir desde diferentes entrevistas con los hijos, con el
cónyuge, con familiares, con los profesionales tratantes, con asistentes
gerontológicos, con directivos de geriátricos, con curadores, etc., para prevenir
mayor padecimiento y la aceleración del deterioro en la persona afectada, para
poder redefinir objetivos del AT e intervenir en el sentido de los mismos, para darle
lugar a las demandas del sujeto afectado y alojar las angustias de los cónyuges y
familiares que comienzan a movilizarse por las intervenciones.
La realidad de las personas con demencia, así como de sus familias, es un proceso
muy duro y delicado, sobre todo para la persona designada a cuidar, que es la que
aguanta el mayor peso, ya que, aunque tenga el apoyo y la ayuda del resto de
miembros, ella es la que dedica la mayor parte de su vida a la atención de su
familiar, lo cual puede derivar en una sobrecarga y estrés continuado.
Con este trabajo he podido observar que, en la mayor parte de los casos, tal y como
la teoría afirma, son las mujeres las que, por un motivo u otro, se hacen cargo del
cuidado y del sostén familiar, lo que nos conduce a pensar que se debe, a parte de
los motivos personales o individuales, a que todavía nos encontramos en una
sociedad tradicional en la que a la mujer, por el simple hecho de ser mujer, se le
atribuye el rol de cuidadora, por “ser” la más capacitada para ejercer dicha tarea.
El impacto que el cuidado informal de una persona con demencia supone para toda
la familia es muy elevado, ya que se producen una serie de cambios en todos los
ámbitos de la vida de las personas: los más pequeños se ven en una situación que
puede llegar a ser muy dura, ya que no comprenden qué es lo que está sucediendo
y se les ofrece poca información sobre eso. Las cuidadoras se ven ante una
situación de estrés y cansancio (físico y psicológico) continuo que afecta en gran
medida a sus relaciones sociales fuera del hogar, y por supuesto para el propio
enfermo cuya situación se va deteriorando a medida que avanza la enfermedad. Por
estos motivos, es muy importante que las familias cuidadoras cuenten con una red
de apoyo, tanto social como institucional.
Por estas y demás razones destaco la importancia de la figura del AT como agente
de apoyo a familias con personas que necesitan cuidados y, especialmente, con
personas que padezcan la enfermedad de demencia o alguna otra patología que así
lo necesite.
Bibliografía
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(https://www.geriatricarea.com/2020/02/19/acompanamiento-terapeutico-en-el-
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(https://alzheimercatalunya.org/es/5-consejos-para-comunicarse-con-personas-con-
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(https://www.centrorie.com.ar/que-es-un-acompanante-terapeutico)