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INDICE

El Pueblito 7

La Licitación 11

El Tranque 15

El Contratista 19

El Banco 23

Las Acusaciones 29

La Construcción 35

Las Filtraciones 41

La Mecánica de Suelos 47

Las Enseñanzas 55

El Bolsico hoy 61

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Autor
Celerino Quezada Landeros
Ingeniero Agrónomo
Universidad de Concepción

Permitida su reproducción total o parcial


citando la fuente y el autor.

Diseño y diagramación: Ricardo González Toro.

Impresión: TRAMA IMPRESORES S.A.

Cantidad de ejemplares: 200.

Chillán, Chile, septiembre de 2019.

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EL AUTOR

Celerino Matías Quezada Landeros,


Ingeniero Agrónomo de la Universidad
de Concepción, maneja habilidades
en escritura, poesía, artesanía, poemas,
payas, locución, panelista de radio, con
interés en expresar en un lenguaje
simple historias campesinas que ha
conocido desarrollando su trabajo en
diferentes partes de Chile. Su objetivo
es que se conozcan experiencias
y problemas en la relación entre
profesionales y campesinos para
mejorar la interacción entre dos
mundos que permita llevar con mayor
facilidad la tecnología al campo.

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Proveniente de una familia de educadores de Cauquenes, con
una motivación especial por la pedagogía y la aplicación de
habilidades blandas en la transmisión de mensajes.

Utiliza el sentido del humor como un arma para expresar


crítica social en forma amigable y hacer más llevadera la vida
y no tomar todo tan en serio, cuidando de no ofender a nadie.

Su especialidad agronómica en riego, suelos y drenaje la ha


desarrollado con todo tipo de agricultores, adquiriendo gran
experiencia y experimentando vivencias, que lo ha llevado
a calificar a los campesinos como “ingenieros de campo”.
Su profesión lo ha llevado a viajar por todo Chile con sus
estudiantes y desde su natal Cauquenes ha recorrido muchos
países como España, Israel, Inglaterra, Escocia, Francia,Argentina,
Perú, Ecuador, Costa Rica, Cuba, Colombia.

No solo de Agronomía vive un profesional también es importante


la historia, el arte y la cultura, que son muy importantes para
comprender el mundo rural.

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PROLOGO

Este cuento relata los pormenores de la construcción de una


obra de riego para campesinos de la zona central de Chile, con
subsidios del Estado, que todos quieren aprovechar con buenas
intenciones para eliminar la pobreza rural.

Sin embargo, se presentan una serie de dificultades de todo tipo,


que nadie puede prever con anticipación, y que no están en ningún
libro y si se supieran se evitarían muchos problemas y pérdidas
de dineros.

Este cuento relata estos problemas en una forma amena y en un


lenguaje simple, para que moros y cristianos tomen las providencias
del caso en la construcción de obras de riego de todo tipo para
la pequeña agricultura.

Es una vivencia personal, que da a conocer la difícil relación entre


dos culturas, la rural y la urbana, entre campesinos e ingenieros
que deben servir de enseñanza a los profesionales que trabajan en
el desarrollo agrícola y rural.

Es la historia de una obra de riego campesina, que puede ser


muy útil para comprender la importancia de hacer las cosas bien.
Porque la experiencia es una sumatoria de errores que hay que
socializar, para que no se vuelvan a cometer.

El Autor

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EL PUEBLITO

El Bolsico era un nombre raro, nunca me lo imaginé como un


pueblo, tal vez un pequeño villorrio. Ubicado hacia el oriente de
Molina, para llegar es más fácil irse por Camarico y tomar el
camino a Cumpeo, atravesando una zona netamente campesina.
Es un pueblo rural típico, con una tranquilidad que envidiaría un
capitalino; solo una calle principal de tierra con restaurantes como
el “Yasna” y el “Far West”, donde resaltaba “el barón” para dejar
amarrado los caballos. Sus habitantes eran en su mayoría pequeños
agricultores y campesinos, muchos de los cuales trabajaban en
huertos frutícolas y labores agrícolas de los fundos grandes. Por

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supuesto que no faltaba la típica iglesia cristiana, de la cual son
fervientes creyentes los habitantes del mundo rural.

La primera vez que lo visité iba en una misión técnica, tenía que
contactar al dirigente de la comunidad porque venía un ingeniero
de Santiago que quería conocer el tranque y conversar con los
campesinos. La típica visita apurada de un burócrata capitalino,
que quiere ir a terreno y hacer una serie de preguntas, para luego
dejar una larga lista de recomendaciones que satisfagan su ego
centralista. Mi duda era que José el representanta del proyecto no
vivía en el sector pues las oficiaba de dirigente de una organización
campesina, así que después de preguntar a los lugareños llegué
hasta la casa de Lalo Lío que trabajaba en el tranque. ¿Qué raro?
La gente de campo cuando ve a un extraño, tiene miedo de
responder. ¿Andará cobrando alguna cuenta atrasada?, ¿Será de
Impuestos Internos, por el IVA?. Y los más pesimistas. ¡Debe ser
un policía!

Todas las respuestas eran evasivas ¡No lo conozco!, ¡Yo Jefe no


soy de acá, ando de paseo! ¡ Parece que vive al lado de la escuela!
Pero llegué. Buenas tardes señora, estará Don Lalo Lío!, Quiero
conversar con él por el tranque. Soy ingeniero del Instituto de
Riego Campesino (PRC)). Parece que las mujeres tienen un sexto
sentido y adivinan mejor las verdaderas intenciones.

- Mire caballero, mi marido anda en una diligencia en Talca,


pero llega en la micro de las seis. - ¡Si quiere lo espera! -

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Ya más en confianza le dije:

- Le voy a dejar un recado: - ¡Dígale que mañana como a


las tres de la tarde nos espere para ir a visitar el tranque!

¡Qué extraño¡. Nadie tenía información del tranque, no era el


comentario obligado, quizás porque los interesados trabajaban
fuera del pueblo. ¿Sería la idea de algún visionario?. ¿ Algún vivaracho
que quería aprovechar un subsidio del Estado?. El Bolsico se me
quedó grabado, pueblo típico, con un paisaje hermoso, cerros
forestales y aire muy puro, casi a los pies de la Cordillera de los
Andes. Nadie imaginaba los problemas que traería y todas las
enseñanzas que dejaría a legos y doctos en la materia. ¿Cuántos
dolores de cabeza causaría?

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LA LICITACION

Corría el mes de Febrero y todos estaban atentos a la aprobación


del Proyecto, había tenido un trámite tortuoso, rechazado dos
veces por el Comité de Riego, hasta análisis antisísmicos había
solicitado, pero ya se rumoreaba que salía. El más apurado era el
dirigente, quería dar una buena nueva a los campesinos, era una
obra largamente esperada y que daría gran auge al sector. Una
de las primeras aprobadas en la zona por una ley especial para
ampliar sus beneficios a la pequeña agricultura familiar campesina
bajo la tuición del IRC.

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Me interesé por el proyecto. Empecé a hojear el mamotreto,
parecía normal, pero me llamaba la atención el plano, parece que
las curvas de nivel habían sido trazadas al “ojímetro”. No había
muchas especificaciones técnicas. Pero ya era tarde, la cosa estaba
lanzada y había que solicitar su construcción.

A pesar de todo el esfuerzo, no se presentaron muchos interesados.


Algunas empresas renunciaron porque el presupuesto era muy
bajo, fue la primera dificultad de una serie que más adelante se
vendrían encima, cual cauce desbocado dejando heridas y rencillas
por doquier. Solo se presentó La Sociedad, que fue la única que
estuvo dispuesta a correr el riesgo y que se encuadraba en el
exiguo presupuesto.

Don Manuel el Jefe del IRC olía mal la cosa.

- ¡Mire José, la plata es poca y nadie se interesa por el tranque,


yo le recomiendo que lo volvamos a postular! -

José se botó a choro. ¡Cómo se le ocurre Don Manuel!

- ¡Por ningún motivo, yo y mi comunidad hace tres años que


andamos a la siga del tranque, como lo vamos a desperdiciar!.
¡Chis, con qué cara me voy a presentar a mis compañeros! -

Manuel lo miró fijamente y pensó para sí mismo.

- ¡Con esa cara de mañoso, quién se va a atrever a decirte


algo! -

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Y así la obra se adjudicó a La Sociedad, ésta empresa había
construido tranques y algo de experiencia tenía, por lo que la
oposición fue más baja que en un plebiscito. Nadie auguraba en
su bola de cristal el problema en que nos estábamos metiendo,
pero luego aparecerían muchos expertos dando sugerencias,
lamentablemente después de la batalla y con muchos lesionados.
¿Se había usado el método de ensayo y error?

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EL TRANQUE

Estaba en un valle estrecho, en una morrena de la montaña, la hoya


hidrográfica no era buena, pero a los campesinos les rondaba
la idea de hacer una represa. En el campo, basta que haya una
quebrada para que se piense “altiro” en una cortina o muro de
tierra para acumular agua. No importan pendiente, forma de la
hoya, tipo de suelos, riesgos aguas abajo. Ni qué hablar de costos,
ya que es una de las obras más caras, es una puesta en riego y hay
que partir de cero con los campesinos.

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Llegamos con Lalo Lío y el ingeniero santiaguino, ingresando por
un atajo cerca del camino público, caminábamos y conversábamos
lo habitual e intrascendente.

- ¿ Cómo ha estado el tiempo?. ¿A qué se dedican por aquí?.


¿Tiene asistencia técnica?. ¿De donde partió la idea del tranque? -

El hombre se esforzaba en hacernos sentir gratos, pero no conocía


mucho los pormenores. Después de mucho caminar dimos con la
garganta y el sector donde se emplazaría el muro, era estrecha
pero con hoya poco abierta, sus recursos provenían de un esterito
que ya lo usaban para regar sus huertos. Se llamaba estero Los
Robles y como paradoja a su utilización se oponía la mismísima
Jefatura de Aguas, uno de los organismos que aprobó el Proyecto.
El tranque almacenaría 300.000 m3, con un muro de tierra de 20
metros de altura, para regar 30 hectáreas.

El ingeniero afirmó, ¿Oiga Don Lalo Lio? Este proyecto es solo


una poza de agua, no tiene considerado el canal ni las obras de
distribución. ¿Lo quieren para regar o para pescar? Además, de
dónde van a sacar el material de empréstito, porque la tierra de
acá no es buena.

¡Nosotros vamos a hacer el canal!, ¿Y lo vamos a trazar con un


nivel de manguera¡, Dijo Lalo Lío para salir del paso. Pero en verdad
la obra ya tenía dos problemas importantes. El legal, pues no se
había solicitado la inscripción de los derechos de agua y no se
habían considerado las obras de distribución. ¿Cómo lo aprobó el
Comité de Riego?, ¿Conversaron con sus futuros usuarios?, ¿Irían

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a terreno o solo se estudió en oficina?, ¿ Por qué no se revisaron
los costos? Preguntas que flotaban en el aire.

Poco a poco nos íbamos introduciendo en los vericuetos


del Proyecto. Era “vox populi” que estaba sub-dimensionado.
Recordaba un axioma: “toda obra de riego debe proyectarse
poniéndose en el lugar del que la construirá”. Claro, muchas veces
el proyectista no consideraba accesos, fletes, inestabilidad climática,
los San Lunes con caña mala de los obreros, los sandwiches entre
días festivos, que van atrasando las obras y poniendo nerviosos a
los contratistas.

Volvimos preocupados, pocos conocían los detalles del tranque,


parece que fue una idea que partió de arriba y que los beneficiados
desconocían. En todo caso, era un bonito desafío, una zona de
campesinos pobres que por primera vez incursionaban en el
riego. Claro ellos ven estas obras en forma muy pasiva, parten
muy entusiasmados, luego se desmotivan y esperan sentados que
todo resulte. Por lo general, su participación es escasa cuando se
hacen los estudios y tampoco los ingenieros hacen esfuerzos por
consultarlos. Los campesinos, dejan que otros les hagan sus cosas,
conocen información histórica de importancia pero la callan, hacen
ver los problemas cuando ya no hay remedio. Así se vanaglorian
que su práctica y experiencia vale más que los estudios de los
ingenieros, que solo aprenden por los libros. Algo que es común
en el trabajo con la gente del campo, la pugna subterránea entre
tradición y ciencia.

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Las diferentes ideas de un proyecto de riego entre ingeniero,
contratista y campesino.

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EL CONTRATISTA

La Sociedad estaba a cargo de Lucho un ingeniero que se había


formado en el sur donde construyó muchos tranques en zonas
de rulo. Era tranquilo, muy buena persona, mano abierta con
sus amigos. Se hizo empresario el año 1978 cuando empezaban
los albores de la llamada economía social de mercado de los
“Chicago Boys”. En esa época los servicios del agro estaban
sobredimensionados en funcionarios y por esta razón daban
beneficios especiales a aquellos que se retiraban y formaban
pequeñas empresas para fomentar la actividad privada. Creó con
otros colegas una empresa de maquinaria para movimiento de

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tierras, nivelaciones, destronques, construcción de tranques y
todo lo que fuera adecuación de suelos agrícolas para riego. Era
una persona con suerte, se había sacado dos veces premios en
juegos de azar que sorteaban millones de pesos, pero siempre
decía.

- ¡Es mala suerte sacarse la Polla o la Lotería! - Así como llega,


se va el dinero. -

Demasiado confiado, más de un problema había tenido, pero eso


no le incomodaba, parece que cuando no tenía dificultades estaba
nervioso. El hombre como todo empresario era arriesgado, por
eso cuando le adjudicaron El Bolsico estaba contento, seguramente
este Proyecto lo iba a sacar de muchos apuros. Lucho buscó con
prisa al dirigente y le dijo:

- ¡Mire José, el IRC me adjudicó la obra y tenemos que ir a


firmar contrato a Molina, yo fui el más barato, pero de todos
modos tienen que ponerse con cinco guatones, además del
Bono del Estado! -

Y le recalcó.

- ¡ Yo soy empresario y estoy para ganar plata, así que acepto


de todo tipo de animales, vacas , caballos y cerdos! -

- ¡Oiga Don Lucho no se suba por el chorro, si los campesinos


tenemos con que responderle, deje los animales tranquilos que
nosotros pediremos un crédito al Banco! -

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… Como es lógico José estaba enfadado…

Y así se iniciaron las obras del tranque. Nada hacía presagiar todas
las rabias que daría su construcción, pero Lucho las inició con
mucho ímpetu, haciendo la instalación de faenas y construyendo
un camino de acceso hasta llegar al eje del muro.

Un día llegó a la oficina y nos dijo:

- ¡Los invito a visitar la obra, ya está trabajando la gente, estoy


haciendo el diente… de fundación… y viendo el material de
empréstito, pero los viejos me colaboran poco y quieren que les
pague hasta las ganas! -

Partimos hacia el tranque y lo recorrimos, todo era normal, se


hacían excavaciones, había personal y alguna maquinaria, y luego
pasamos a tomar onces en una casucha de tapa de pinos y piso de
tierra. Allí funcionaba la instalación de faenas, servía de cocinería
para los obreros y el encargado era Lalo Lío que también las
oficiaba de nochero.

- ¡Buenas tardes Sra. María, sírvale once a estos caballeros! -

- ¡Cómo no Don Lucho, tengo pan calentito con una tacita


de té! -

Hacía mucho calor y estábamos más empolvados que un berlin,


así que nos sentamos exhaustos y empezamos a degustar la once.
Grande fue nuestra sorpresa, el pan amasado no tenía sal, era un
sabroso pan dulce.

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Ya partíamos, cuando llegó el Jefe de Obras recién contratado por
La Sociedad, venía asustado, como que se resistía a dejar la ciudad.
Esto parecía augurar que su trabajo en un sitio tan desolado y con
un invierno por delante no duraría mucho tiempo.

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EL BANCO

El proyecto le había llegado al Lucho como anillo al dedo, así que


rápidamente hizo los contratos para cobrar el anticipo. Pero antes
de eso ya había pedido un crédito ofreciendo como garantía al
Banco los futuros ingresos de la obra. Se presentó en las oficinas
del IRC y un poco nerviosos expresó:

- ¡Oye Manuel, necesito un certificado para presentarlo al


Banco, ahí no me creen que estoy construyendo El Bolsico y yo
necesito con urgencia la plata! -

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Luego de entregarlo, nos dimos cuenta que habíamos puesto el
costo total y no el Bono del Estado que era la plata que le pagaba
el IRC. Por supuesto las consabidas llamadas telefónicas al Banco
para confirmar las cantidades y explicar las incoherencias de las
cifras.

El Lucho estaba acostumbrado a hacer negocios con los Bancos


al borde del reglamento y claro, ya nos había involucrado en el
manejo financiero de la obra. Había hecho un contrato donde el
IRC se comprometía a pagarle sus anticipos al Banco en fechas
bien perentorias. Cuando llegó el primer canje de los documentos,
nadie sabía cómo hacerlo, porque el Banco pasaba la Boleta de
Garantía siempre y cuando el IRC pasara el cheque, sin mayor
preocupación del involucrado.. Parecía un canje de espías entre
las dos Alemanias en la época de la Guerra Fría. Seguramente
el Lucho estaría a esa misma hora haciendo otros negocios o
contratando maquinarias baratas para sus trabajos.

Pero un día llegó desesperado a las oficinas junto a su Gerente y


ya al borde del colapso suplicó:

- ¡Oye Manuel, el Banco me tiene acogotado, me da plazo


hasta hoy para entregar el cheque del segundo pago, si no me
corta el oxígeno y perderé dos millones en intereses! -

Manuel, no lo tomó en serio y le contestó:

- ¡Qué te preocupái, si tú estás acostumbrado a estas maromas,


no me vengas con esas cosas a mí, tú debes ordenarte, gastar

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menos y hacer los trabajos con más gente para avanzar rápido
y que no te pille el invierno! -

Lucho se reía en forma nerviosa, además no escuchaba bien y


usaba un pequeño audífono, cuando se le hacía ver sus faltas, le
bajaba el volumen y contestaba. Ah…. Si se trataba de dinero, en
cambio, entendía perfectamente.

Después que recibió el primer pago desapareció por un largo


tiempo de circulación. Pasaban semanas que nada se sabía de su
paradero, de repente llamaba desde Molina:

- ¡Estoy haciendo un contrato! -

Luego de Santiago:

- ¡ Voy para Ollagüe a buscar maquinarias! -

Su secretaria contestaba:

- ¡Pasó para Pemuco a comprar una tubería! -

Parecía un cometa y cual Manuel Rodríguez se lo veía en muchas


partes, pero lo triste era que la obra estaba parada. Y por todo
esto Manuel sufría en forma silenciosa:

- ¡En que estuvimos que le dimos la obra a éste tal por cuál ! -

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Cuando lo lograba cazar en su oficina, por teléfono le rogaba:

- ¡Oye Lucho, házlo por nosotros, contrata unos camiones,


algunas máquinas, y pónelas en el tranque como que están
trabajando, porque si te pilla el Comité de Riego nos va a llegar
al “pigüelo”! -

Y muy indignado lo retaba :

- ¡Si no lo haces, te vamos a hacer efectiva la garantía! -

Lucho a todo esto se reía y contestaba:

- ¡Pero si los viejos no pagan su aporte, que querís que haga, yo


no trabajo por bolitas de dulce! -

Mientras tanto el tiempo avanzaba, se aproximaba el invierno,


y la obra caminaba como tortuga. Ya comentaban en El Bolsico
que los trabajadores estaban botados y tampoco se les pagaba
oportunamente.

Hasta que llegó el día en que el Banco le pegó la apretada de clavijas,


o pagaba el crédito o le cortaban la cuenta. Llegó desesperado a
las oficinas del IRC:

- ¡Necesito que me paguen la segunda cuota antes de la una


de la tarde, si no me ejecutan! -

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Por el teléfono escuchaba que su Gerente con voz trémula gritaba:

- ¡El Banco, el Banco, no nos espera más! -

Así era, la obra había sido utilizada para arreglar el flujo de caja
de La Sociedad y al Banco solo le interesaba que le pagaran. Otro
tropiezo más, pero la obra ahí estaba, semi-abandonada, con unos
cuantos obreros y sin ninguna orientación técnica. ¡Cuánta falta
hacia un buen Jefe de Obras!.

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LAS ACUSACIONES

En nuestros campos hay refranes que se usan en forma frecuente


“tanto va el cántaro al agua , que al fin se rompe” o “ cuando el
río suena, piedras lleva”. Por culpa del tranque comenzaron una
serie de rumores y después acusaciones que fueron engrosando
la carpeta técnica, que cualquier Abogado habría cambiado las
páginas por fojas.

Primero fue lo del aporte propio, los campesinos debían pagar


una parte de la obra, cerca de un 15% y al principio estaban
incrédulos. Siempre han sido engañados y tienen temor a pedir
crédito. Era mucha plata, pero la Sociedad inventó una solución
interesante, dividió el tranque en 62 acciones a $ 250.000 cada

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una, en circunstancias que el agua alcanzaba para regar solo 30
hectáreas. El encargado de venderlas era Carlitos, y así la mayoría
se fue comprometiendo con la obra, incluso dos agricultores de
los grandes, Sergio Oyarzún y Joel Nuñez , que llegaría hasta los
Tribunales de Justicia. Pero allí perdió, porque se encontró con
la horma de su zapato, uno más vivo que le terminó ganando el
pleito.

Los campesinos decían:

- ¡Claro, si Lalo Lío es empleado de La Sociedad y seguramente


va mojado en la venta de las acciones! -

Luego apareció un Sr. Del Río, como no, si se trataba de un tranque,


reclamando que le inundaban 2 hectáreas de bosques que él había
comprado a una tercera persona, y exigía que le pagaran los daños.
¿Pero cómo el ingeniero no se dio cuenta de este error?. Si en
todos los tranques calculada el área de inundación, hay que hacer
la compra, cesión o servidumbres del terreno ocupado.

Manuel acostumbrado a solucionar problemas exclamaba airado:

- ¡Pueda ser que este sea el último! -

Y rabiaba para sí mismo.

- ¿Dónde estará el Lucho, seguramente muy enfiestado y


pasándolo bien? -

Pero ya era fin de semana y eso aquietaba sus iras.Ya llegaría el día

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Lunes y a primera hora tomaría el teléfono y le pondría las peras
a cuatro a La Sociedad.

- ¡Aló está Lucho, quiero hablar en forma urgente con él por


El Bolsico! -

Y la secretaria, como una grabación telefónica contestaba:

- ¡Don Lucho se fue a Santiago y no sé cuándo vuelve! -

Pero la verdad era otra, él estaba en su oficina pero cuando


escuchaba del Bolsico, bajaba el tono de su audífono y se evadía
del problema.

Los problemas más increíbles se seguían presentando y no podían


faltar los laborales. Cuando al fin Manuel ubicó a Lucho, partieron
a ver la obra, estaba igual, sacaba tierra lo más cerca del muro, sin
preocuparse de compactar o eliminar piedras y raíces.

Lalo Lío era fiel a su patrón, más negro y flaco de como lo había
conocido, llevaba al callo las camionadas de tierra que entraban al
muro, no sabía que de lo alto del cerro lo espiaba Joel Nuñez, el
opositor más tenaz al tranque.

Cuando se acercó a los obreros, estos lo increparon duramente:

- ¡Oiga iñor, hasta cuando nos va a tener sin sueldo, y más


encima nos llevó a la cocinera, no tenemos quien nos prepare
la comida .Ya está bueno que se deje de “leseras”! -

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Lucho se desquitó con Lalo Lío:

- ¡Pero hombre si tu morías en la rueda, nunca me dijiste


nada! -

Por primera vez Lalo Lío se había enojado:

- ¡Pero Don Lucho si yo se lo advertí, el problema es que usted


se hace el sordo y además es porfiado! -

Y seguían alegando, Lucho estaba en un callejón sin salida, pero


él como si lloviera, acostumbrado a manejar problemas, parecía
sentirse tranquilo y sin una pizca de nerviosismo. Envidiable su
sangre fría que además condimentaba con buenos chistes e historias.

Hasta que un día llegó el Comité de Riego a revisar la obra y


ahí la cosa se puso color de hormiga. ¡Qué no le encontraron¡.
Le exigieron profundizar el diente de fundación hasta el material
impermeable, análisis de compactación del muro, pantallas corta-
filtraciones en la tubería.Además,debía presentar las modificaciones
del vertedero y hacer análisis del material de empréstito.

De eso se aprovechó Joel Nuñez y cual ingeniero hidráulico de la


Universidad de La Vida arremetió contra el tranque:

- ¡Si este gallo le echaba pura mugre al muro!. ¡El tubo de


salida es muy chico, se va a tapar con los troncos!. ¡ Yo quiero
que alguien me asegure que este tranque no se va a mandar
abajo! -

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Estaba como un quique, ya olfateaba que las 20 acciones que había
comprado, eran solo eso Acciones y no Hectáreas de riego. Joel
Nuñez era un tipo muy especial, agricultor muy ladino, llegaba
muy caballero a la oficina y decía:

- ¡Oiga Don Manuel, yo quiero que esto se haga bien y por eso
me preocupo del tranque, yo he sido el que más ha colaborado
con colosos y gente, pero no sé cómo voy a regar, porque no
hay canal ! -

- ¡No se preocupe amigo nosotros el IRC les va a mandar un


topógrafo para el canal ! ... Le contestó Don Manuel. -

Y Joel Nuñez insistía en su alegato. Yo le documenté a La Sociedad


mi aporte propio con tres cheques por cerca de tres guatones.
Todos dábamos por hecho que pronto vendrían las querellas y
una de las primeras fue la del dueño de la parcela de donde habían
sacado la tierra para el muro. Llegaron con las máquinas y sacaron
material sin pedirle permiso, dejando un hoyo como de un cuarto
de hectárea. Era un pleito de poca monta, pero esto era un mal
augurio, ya vendrían otros más complicados.

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LA CONSTRUCCION

Los reclamos sobre el tranque iban “in crescendo” porque La


Sociedad había contratado a varios campesinos, los cuales se
daban cuenta que no trabajaba bien, echándole para adelante y
haciendo caso omiso de la inspección técnica.Además, Don Lucho
iba tarde mal y nunca a la obra, pero se defendía diciendo

- ¡ Yo estoy construyendo de acuerdo al proyecto, así que no me


vengan con cosas raras, porque si no me van a hacer quebrar! -

Cuando iban los inspectores del Comité de Riego le dejaban


verdaderas letanías, con más recomendaciones que las de un

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sacerdote después de la confesión. Donde más problemas se
produjeron fue con el famoso diente de fundación. Este debe ser
de arcilla, profundo hasta el material impermeable para cortar
las líneas de filtración. Para La Sociedad eso era chino, ya que
tenía que gastar más plata y con qué ropa, si apenas tenía para
financiarse. Su defensa era:

- ¡Si el proyecto dice que solo hay que hacerlo hasta 3 metros! -

Pero, para abajo seguían saliendo piedras y material permeable.


Otra cosa donde hubo peleas continuas fue por el tipo de material
y la compactación del muro. El Comité de Riego decía:

- ¡Debe poner capas de 30 centímetros, regar, compactar y


hacer análisis de densidad! -

Pero Don Lucho era porfiado y ponía capas de hasta un metro


según sus propios trabajadores. Llegada la noche desde los cerros
se descolgaba Joel Nuñez y revisaba todo lo que se había hecho,
conversaba con sus amigos, veía que las máquinas eran viejas y así
tenía material para sus denuncias.

Uno de los aspectos más tenebrosos fue también el diente de


fundación bajo el estero que pasaba cerca del acantilado, debía
hacerlo, pero nadie pudo comprobarlo ya que antes que apareciera
cualquier inspector, tapó el sector con material. A los campesinos,
sin pelos en la lengua y un poco asustados se les caía el “casete”
con el primero que llegaba.

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- ¡Si aquí le echó todo lo que sobraba, troncos, piedras y le
pasaba un tractor viejo! -

Parecía una pelea de sordos, cada cual tiraba para su lado. Manuel
cansado con tanto despelote le representaba esas cosas, pero
Lucho lo tomaba por otro lado.

- ¡Mira Manuel, este es un problema profesional, a éstos les


molesta que un Ingeniero Agrónomo construya obras de riego,
ya vas a ver incrédulo como va a quedar el tranque, el asadito
que nos vamos a comer en la inauguración! -

Mientras tanto, el mercado de las acciones de agua seguía creciendo


y el negocio iba para arriba, ya se habían comprometido los dos
grandes del sector, por lo cual los chicos estaban más confiados.
Pero, Joel Nuñez ya empezaba a mover los palillos, era un líder
en El Bolsico, con mucho ascendiente sobre la gente, ya que les
daba trabajo en su fundo. Empezó a parar la oreja cuando vio que
las cosas no se hacían como decían los inspectores. Lo primero
que hizo fue enviar reclamos escritos a todas partes, incluso con
fotocopias del libro de obras. ¿Cómo se las consiguió?. Nadie sabe,
todo un misterio.

- ¡Yo quiero que Don Manuel me explique y me dé seguridad


que la obra está bien hecha!.. Era una de sus quejas favoritas. -

- ¡Aquí nos están engañando porque el muro no se compacta,


Don Lucho no está nunca y además quién va a construir el
canal ! -

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Bueno, dijo Don Manuel un poco choreado… ¡Puchas, ya le dije
que le íbamos a mandar un topógrafo, si no quieren lo hacen con
un nivel de manguera!

En todas estas peleas no podía faltar la manoseada visita de


inspección en terreno. En una de esas, se encontraron Don Manuel
y Joel Nuñez , y ahora sí que ardió Troya.

Don Manuel indignado lo enfrentó :

- ¡Usted no tiene nada que hacer aquí, no es profesional y anda


hablando por detrás! -

Tuvieron que calmarlo, poco más y los dos ruedan por el talud del
muro, que por suerte era de 3 :1. En todos estos dimes y diretes
había un gran ausente, los campesinos y su organización, seguro
que le temían a Joel Nuñez. Y no dejaban de tener razón, total si
era como el dueño del pueblo, el opositor más tenaz al tranque.
Cuando ya las cosas técnicas no daban para más y pronto vendría
el vencimiento de los famosos cheques, apareció lo que sería la
amenaza de una querella. Temprano llamó un Abogado, que por
paradoja, poco tiempo atrás se había retirado del IRC.

- ¡Aló, Aló , necesito que hoy le devuelvan los cheques a mi


cliente, si no los denunciaré al Intendente! -

La respuesta fue seca. Un momento, vamos por parte, nosotros


como IRC no tenemos nada que ver con estos documentos, es
algo particular entre su cliente y La Sociedad:

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- ¡Si quiere haga una demanda judicial y ahí se verán las
caras! -

Era lógico, fue una conversación nerviosa y terminó tan


bruscamente como había comenzado. Y todo por culpa de Don
Lucho. ¿Quién le había sugerido que dividiera el tranque en 62
acciones?, ¿Quién le había recomendado que metiera al Sr. Joel
Nuñez en el tranque? Nadie. Corrió con colores propios para
financiar la obra y ya se veían los resultados.

Por fin se presentó la querella contra La Sociedad y el problema


llegó a los Tribunales de Justicia. Comenzaron las citaciones a los
involucrados, todos estaban nerviosos, el solo hecho de estar
sentado en el banquillo de los acusados causaba temor.

Era invierno y Manuel ya se imaginaba leyendo El Mercurio en una


pieza de 2 x 2 , pero se contentaba diciendo:

- ¡Ojalá el Lucho , a quien yo tanto he ayudado, se digne de


llevarme alguna entretención! -

Por suerte, la querella era entre particulares y después de las


consabidas declaraciones no pasó nada y Joel Nuñez perdió el
juicio. Total era bastante grandecito y nadie le había puesto
la pistola al pecho para que diera los cheques. Más encima, los
cheques los había firmado su esposa. Pobre señora, no tenía nada
que ver con el tranque y seguramente estaría escondida para
evitarse problemas.

39
En el IRC se comentaba que el día que se terminara el Bolsico,
habría que hacer una misa de acción de gracias, porque eran
tantos los problemas que solo un milagro evitaría males mayores.
Ahora se veía lo importante que era tener un Abogado, como
guardaespalda, para no caer a la cárcel. Y todo por culpa de Don
Lucho que tomó la construcción del tranque a la chacota y ahora
empezaba a lavarse las manos como un Pilatos cualquiera. ¿Por
qué el Comité de Riego no paró la obra?.

Después de todos estos sinsabores a la Sociedad le vino un ataque


de “trabajitis” y empezó a terminar su joyita:

- ¡Voy en la cota 15 decía ufano Lucho¡. ¡Pronto pediré la


recepción! -

Claro, el tranque a simple vista se estaba terminando y el muro


se levantaba amenazante contra el acantilado. Parecía tranquilo
y silencioso. ¿Qué cosas escondería en su interior?, ¿Cuántos
secretos podría contar?. Pronto empezaría a llorar.

40
LAS FILTRACIONES

No sé cómo se terminó el tranque pero como haya sido, se pidió


su recepción al Comité de Riego. Algunos no daban su brazo a
torcer:

- ¡Tendrán que pasar sobre mi cadáver para recibir este


proyecto¡. ¡Lo que se puede hacer es una recepción provisional! -

Todos apostaban que se mandaría abajo en el invierno y querían


ver si pasaba la prueba de fuego. Gestiones a todo nivel, reuniones,
recopilación de antecedentes, arreglo de carpetas, visitas de

41
comisiones. Hasta una declaración jurada tuvieron que firmar los
ingenieros autores. El propio Joel Nuñez se ufanaba:

- ¡ Yo por ningún motivo recibo este tranque! -

Nadie quería bailar con la fea. Al final, se firmó la recepción, pero


en ella los inspectores se cubrían las espaldas haciendo mención
a la declaración jurada, y a que no se había podido comprobar
su funcionamiento hidráulico. Por qué lo recepcionaron, si tenía
tantas fallas. ¿Presiones?, ¿Intrigas?, ¿Amistad?. Vaya a saber uno. Por
suerte, era el mes de Marzo y sus consecuencias se podrían ver más
adelante en invierno, y especialmente cuando se empezara a regar.

Hubo un tiempo de calma, muy necesario para aquietar los ánimos


y sentarse a reflexionar sobre este tipo de obras. En el IRC se
decía, por ningún motivo se aprobarán estudios de tranques, son
muy caros, de alto riesgo y los campesinos no tienen recursos
para colaborar con su financiamiento. Además, hay que capacitar
a los usuarios en su manejo y faltan empresas solventes para
construirlas. Después de esto los tranques habían caído en
desgracia.

El invierno fue crudo, mucha lluvia pero bien espaciada, y por lo que
cuentan, el tranque se llenó hasta arriba y funcionó el vertedero
de seguridad. Luego, comenzaron los rumores y comentarios
sobre los daños que estaba sufriendo la obra:

- ¡Se está erosionando el talud¡. ¡El pedraplén ha descendido


y el muro se ha asentado¡. ¡Hay un hoyo en el muro cerca

42
del acantilado!.. ¡El vertedero tiene socavaciones en el fondo y
derrumbes! -

Por milagro, dejó de llover.

Los inspectores se sobaban las manos, si todo lo que habían


augurado se estaba cumpliendo, pero no era una situación para
alegrarse. Empezaron nuevamente las visitas a terreno para
comprobar los daños. Don Manuel se apresuró a hacer un Manual
de Manejo del Tranque, donde lo más importante era el empastado
del talud y que lo llenara hasta los 2/3 de su capacidad, que nadie
conocía en forma exacta. Hasta a la Policía se lo entregaron para
prevenir cualquier catástrofe.

Sergio Oyarzún, un agricultor del sector, se apresuró a arreglar


los derrumbes en el muro y con maquinaria propia tapó el hoyo,
dicen que le puso paja y ripio para salvar la situación. Él vivía
en Santiago y tenía otra forma de ver la situación, estaba muy
ilusionado con el riego y sus beneficios.

Era el mes de Septiembre y se comentaba que el tranque tenía


muchas filtraciones y que se estaban inundando poblaciones
aguas abajo. El rumor había llegado a la Municipalidad y algunos
concejales cumpliendo su función fiscalizadora fueron a la zona a
ver el problema del tranque en terreno. ¿Quién los acompañaba?...
No podía ser otro, el mismísimo Joel Nuñez. Ahora empezaría
a cobrarse la revancha. ¿Dónde estaban los campesinos con su
dirigente?. Era una incógnita, brillaban por su ausencia.

43
Y las evidencias eran muchas, así que el IRC tomó cartas en el
asunto y fue a ver el problema. El camino hacia la obra estaba
intransitable, muchas vertientes bajaban del cerro, el vertedero
se avizoraba imponente como vigilando a los extraños que lo
visitaban. Cerca del muro había una gran laguna desde donde salían
como dos regueros de agua, era el mismo hoyo desde donde sacó
material La Sociedad. El talud estaba muy erosionado por la lluvia,
y el muro denotaba una profunda herida, de la cual el Sr. Oyarzún
se había compadecido. La tubería de salida presentaba filtraciones,
y la pequeña obra parecía minúscula y desvalida ante el muro.

El campesino que nos acompañaba era secretario del Comité de


Regantes , y en su lenguaje muy particular y con la mirada perdida
en la hoya del tranque, nos decía:

- ¡Si el tranque se vacía como en una semana, se llora todito


por el lado del cerro!. ¡Y yo que me había hecho la ilusión de
regar mi chacrita! -

Y continuaba.

- ¡Yo trabajé en el tranque y ví las leseras que hacía Don Lucho.


Ahora que él las venga a arreglar y no se corra! -

Claro, La Sociedad para ahorrar plata sacaba tierra del cerro lleno
de piedras y tampoco la compactaba.

44
Y seguía lamentándose:

- ¡Si hizo un hoyo como de 3 metros aquí adentro! -

Al final se veía resignado y solo mascullaba su principal


preocupación.

- ¡Ahora como pagaremos el crédito que pedimos en el Banco! -

Volvimos muy preocupados, con ganas de no regresar nunca más


al sector, el tranque estaba malo, parecía muy herido después del
invierno y se filtraba por todas partes. Habría que olvidarse de
la obra durante este año. Pero el Lucho no se daba cuenta de la
situación. Como medio choqueado decía:

- ¡Si este es problema de los viejos que no lo supieron manejar,


como se les ocurre llenarlo, y además no protegieron el talud! -

Él no comprendía el grave problema de ingeniería que tenía la


obra, porque tenía más experiencia en construir tranques de
acumulación nocturna con muros de tierra de no más de 5
metros de altura. Y en forma reiterativa le echaba la culpa de
todo a los pobres viejos:

- ¡Primero que paguen lo que me deben , y después que exijan! -

45
Para La Sociedad todo se reducía a dinero, no le interesaba
la utilidad que debía prestar la obra y cuando se le exigía que
negociara los aportes e informara a los campesinos, se corría
olímpicamente sacándose el pillo:

- ¡Yo no estoy para hacer reuniones, eso les corresponde a


ustedes, los del IRC, si los viejos no me pagan los demando y
punto! -

Ya era tarde para decir ¡Malaya, en qué hora estuvimos para


construir este tranque¡... ¡Lucho nos había metido en un tremendo
forro¡. El Bolsico era una palabra que provocaba urticaria, en el
IRC estaba prohibido hablar del tranque porque era síntoma de
mala suerte. Habría que estudiar la delicada situación, para salir
libre de “polvo y paja” como decía Don Manuel.

El tranque se había convertido en un territorio minado, solo


podían entrar a él, los que conocían en detalle sus pormenores y
a pesar de todo, pronto estallaría con características de escándalo.

46
,
LA MECANICA DE LOS SUELOS

Para saber qué hacer con el tranque y salir bien parado del
entuerto, el IRC contrató a una empresa de Santiago, Geofun
Ingeniería en Geotecnia y Fundaciones Esta realizó prospecciones
en el muro y una serie de análisis de mecánica de suelos.

47
Talud aguas arriba con la protección de bolones que rodaron en gran cantidad
hasta el pie del talud (Geofun, 1994).

Talud aguas debajo de la presa y contacto con estribo sur por donde se produjo
la mayor filtración desde el embalse (Geofun,1994).

48
Croquis de ubicación de pozos de exploración. Presa el Bolsico. Comuna de Río
Claro. Región del Maule (Geofun, 1994).

El informe fue emitido el 18 de abril de 1994 con el título “Riesgo


de colapso y solución preventiva presa el Bolsico. Comuna de Río
Claro, Región del Maule”.

Informe de Geofun (1994).

49
El informe de Mecánica de Suelos de abril de 1994 y firmado por
los ingenieros Donaldo Astorga MacCload y Horacio Musante
Hinrichisen llegó a las siguientes coclusiones:

El muto de la presa tiene un bajo grado de compactación y


heterogéneo. Debido a su propio peso y al aumento del peso
debido a las lluvias, se produjo un asentamiento del muro que
dio origen a grietas.

Coronamiento con hundimiento del muro en el contacto muro-estribo


sur (Geofun, 1994).

En las cercanías del estribo sur las grietas fueron mayores


debido a que la altura del relleno es mayor, a que el material
fue menos compactado que el resto y a la geometría abrupta
del contacto.

50
La mayor filtración desde el embalse se produjo a través del
muro de la presa cerca del estribo sur.

El embalse pierde también agua en cantidad importante a


través del antiguo lecho del estero que no fue impermeabilizado
con un dentellón y a través de la ladera norte del valle.

El embalse se llena completamente con las crecidas aun


cuando se mantenga abierta la válvula de entrega.

Unión de presa con estribo sur donde se observa los bolones que colocaron los
regantes para tratar de impedir las filtraciones (Geofun, 1994).

51
Grietas en el estribo sur del muro con bolones para impedir filtraciones
(Geofun,1994).

El informe agrega, que existe un alto riesgo que durante el llenado


del embalse ocurran nuevamente filtraciones a través del muro,
las que podría provocar su erosión y un vaciado rápido del agua y
recomiendan lo siguiente:

Abrir un canalón que atraviese la presa en el sector adyacente


al estribo sur. Este canalón se excavará hasta el lecho del
estero.

El ancho basal del canalón será de 5 m y la inclinación del talud


de excavación hacia el costado de la presa será de V:H=1:1.
Hacia el costado del estribo se retirará todo el material hasta

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alcanzar el corte del suelo natural. Según lo anterior, a nivel de
coronamiento de la presa, la excavación tendrá un ancho de
21 metros aproximadamente.

El material que se extraiga del canalón se utilizará para


rellenar la excavación que se realizó aguas abajo de la presa
(pared norte del valle) y que actualmente se encuentra con
algo de agua. Los bolones de protección del talud aguas arriba
en el sector del canalón deberán ser retirados previamente y
acopiados en un lugar adecuado aguas abajo de la presa.

Realizar un encauzamiento del estero aguas arriba de la presa


para guiar sus aguas hacia el canalón.

53
54
,
LAS ENSENANZAS

El Bolsico por obra y arte de magia se había convertido en un


verdadero santuario de la ingeniería hidráulica, comenzando un
desfile interminable de los más variados expertos. En el IRC
se comentaba a manera de broma que aquel ingeniero que no
hubiera estado involucrado en su diseño y construcción, es muy
poco lo que podría saber de tranques. El efecto pedagógico y
demostrativo había servido más que cualquier cantidad de años
de estudio. Nos imaginábamos a delegaciones universitarias
de Ingeniería Civil, Agronomía, Construcción Civil visitando la
obra, haciendo informes y análisis técnicos despiadados. ¿Cómo
aprenderían los estudiantes de los errores ajenos?

55
Hasta ese instante los problemas se habían mantenido en reserva,
haciéndose consultas a diferentes expertos y conociendo
opiniones diversas para buscar una solución. Pero Manuel insistía:

- ¡Si, es lógico que los embalses se filtren en el primer


año, pero después de 2 a 3 años se colmatan y luego
trabajan bien! -

Otro decía:

- ¡Está bien que tenga filtraciones pero no tan grandes e igual


debe prestar servicios en un 60 a 70% de su capacidad! -

Pero la mayoría coincidía que estaba mal construido. Si, en verdad


era un tranque rasca, lo que se apreciaba en forma lastimosa
sobre todo cuando se observaba la obra de entrega. Parece que
cuando se construyó, a La Sociedad le quedaban los últimos sacos
de cemento, aún tenía los moldajes medios podridos, y lo que era
peor, la válvula de entrega estaba sumergida. ¿Cómo dolerían los
riñones para abrirla y cerrarla?

Se buscaba una solución técnica con urgencia, cuando el asunto


reventó con características de escándalo y en pleno periodo de
elecciones. Un diario de la zona publicó titulares impactantes:

- ¡Engaño a los campesinos! -

- ¡Tranque provoca miedo! -

- ¡Hay que indemnizar a los afectados! -

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El que llevaba la iniciativa en esta asonada era un parlamentario
de la zona, que ahora tenía la ocasión de lucirse. Aparecería en
diarios, radios y televisión, haciendo la denuncia. Desparramó
para todos lados, la tiraba con ventilador, tenía que conseguir su
reelección, y esta era una buena ocasión. Hicimos una reunión
con su presencia y la de mucha gente del pueblo en la Escuela y
después de alegar y echarse la culpa unos con otros, nos dijo:

- ¡Ojalá el IRC solucione este problema, no aleguemos más


porque ahora tengo que hacer! -

Y a todo esto que hacía Don Lucho. No se daba cuenta de la


gravedad de la situación y solo atinaba a decir:

- ¡Si este es un problema político y hay que defenderse con otro


diputado¡… ¡ Para mi esta es la venganza de Joel Nuñez! -

Intentó hacer una declaración jurada , era tan inconsistente que ni


él mismo se atrevió a firmarla. Hizo lo más inadecuado, adoptó la
posición del avestruz.

A todo esto el IRC se declaró en estado de emergencia y hubo que


reunirse con toda clase de funcionarios y expertos, para hacer un
diagnóstico de la situación y responder. Sin embargo, los grandes
ausentes eran La Sociedad, José el dirigente y los campesinos
que ahora apoyaban al diputado. Otros pedían explicaciones,
soluciones rápidas, indemnizaciones, y reuniones inquisitorias o
de “mea culpa”.

57
Después de la visita de una Comisión de Expertos se llegaron a
conclusiones lapidarias. Se habían cometido todo tipo de errores.
Problemas en la estabilidad del muro, pedraplén defectuoso, sin
empotramiento a los cerros, material de empréstito de mala
calidad, asentamiento del muro, filtraciones, diente de fundación
poco profundo y sin núcleo de arcilla, falta de enrocado para
oleaje, socavaciones y derrumbes en el vertedero, etc., etc…. Casi
nada .Habría que hacerlo casi todo de nuevo.

Ahora se veían a simple vista los resultados de un construcción


defectuosa, lo barato cuesta caro, ya que el tranque no cumplía la
función para la cual se construyó. Nadie se podía eximir de culpa...
¡Todos eran responsables!.. Los campesinos y su organización
que presentaron la idea, pasando por el proyectista, el IRC que
lo incorporó a su carpeta de proyectos de riego, el Comité de
Riego que lo reviso y aprobó, y los inspectores que no lo pararon
a tiempo. Algunas cosas se empezaban a saber. Que fue la idea
de un tal Chundo Mota y que Lalo Lío fue uno de sus principales
impulsores. Que antes allí existieron unas termas. ¿Por eso tantas
vertientes?. Había que mirar el futuro y buscar soluciones por
caras que fueran. Pero ya nadie quería seguir con el proyecto y el
informe final de los expertos recomendó echar abajo el muro. Se
construyó un canalón de salida en el muro y el estero Los Robles
volvió a escurrir en forma natural…

Con El Bolsico habían fenecido las ilusiones de regar terrenos


de precordillera con tranques estacionales. Se había aprendido
una gran lección, que serviría para poner el cedazo más fino y no
aprobar de buenas a primera, cualquier idea que presentaran los
campesinos y sus organizaciones.

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Seguramente en los restaurantes el “Yasna” o en el “Far West”
seguirán las discusiones. Lalo Lío habrá recibido sus garabatos y
estará por ahí escondido. Pero, ahora el tranque será un comentario
obligado en el pueblo y quizás por cuánto tiempo más…

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60
EL BOLSICO HOY

En mis clases de riego y cuando tocaba el tema de acumulación de


agua, siempre recordaba la experiencia fallida del tranque El Bolsico,
y pensaba visitarlo con los estudiantes para estudiar en terreno los
factores de viabilidad de una obra de este tipo. Al final, no aguanté
más y volví a El Bolsico el 2 de agosto de 2019, después de 26 años
de su construcción para saber qué había sucedido con el tiempo,
conversar con algunos campesinos y comprobar en terreno si los
habitantes recordaban el episodio del tranque.Y emprendí el viaje
que tantas había hecho en mis tiempos de Inspector de Riego
del IRC. Entre Camarico y El Bolsico pasando por Cumpeo, San
Gerardo, Los Robles, Los Maquis, me impresionaron los cambios

61
que experimentó la zona con caminos pavimentados, huertos
frutales, construcciones de casas.

- ¡Puchas que me costó llegar!, La mala señalética de los


caminos me jugó malas pasadas. Pero preguntando se llega
a… El Bolsico. -

El camino ahora en su mayor parte está pavimentado, muchas casas,


autos, trabajadores agrícolas en motos y el pueblo cordillerano
que también forma parte de la Ruta de Condorito.

- ¡Que bueno para el agroturismo rura! -

Una nueva oportunidad que tienen los campesinos y sus familias


para mejorar su calidad de vida en una zona precordillerana tan
hermosa.

Pueblo El Bolsico, Comuna de Rio Claro, Provincia de Talca.

62
Por fin llegué, entré a El Bolsico y respiré tranquilo. Me encontré
con un campesino en su caballo, no podía perder la oportunidad,
lo saludé e inicie una conversación. Le pregunté su nombre, pero
me miró con cara de desconfianza. Yo conozco bien la idiosincracia
de los campesinos, me presenté y le explique cuál era mi objetivo.
Cambió su rostro y me contó todo lo que sabía del tranque.

- ¡Yo no participé en la nómina de socios, pero en el pueblo del


tranque se han olvidado, porque quedó mal hecho! -

Le pregunté por habitantes del pueblo que conocieron también


del tranque y me dio los nombres de otros lugareños con los
cuales podía obtener mayor información.

Nos despedimos, ahora amigablemente, y siguió su camino en su


caballo. Uno de los pocos campesinos en su medio de movilización
tradicional, el resto en autos y motos. Era Jorge Correa, se notaba
una buena persona.

El autor conversando con Jorge Correa.

63
Luego fui a la Escuela a conversar con la Sra Celinda , Presidenta
de la Junta de Vecinos, que me recibió con su uniforme de
manipuladora de alimentos del colegio. Yo la había contactado
por celular . Nos saludamos y conversamos, ella no tenía mayor
información pero en su opinión, nadie en el pueblo se acordaba
del tranque, y tampoco había escuchado nada de esa historia...

- ¡Imaginé que todo ya estaba olvidado! -

Pero al llegar a la casa de Hernán Jiménez, que formó parte del


listado de socios, entablamos rápidamente una conversación muy
amena.

El autor conversando con Hernán Jiménez.

- ¡Yo fui tractorista de La Sociedad, y hacia todo mal, en vez de


rellenar con 20 cm le ponía más de 1 metro, y el tractor era
viejo y el rodillo no apretaba la tierra del muro! -

64
- ¡Nos engañaron y perdimos toda la plata! -

- ¡Incluso mi familia donó el terreno para la construcción del


embalse¡... Ahora la zona está toda parcelada y del tranque
solo quedan restos y ya casi no existe... -

Le pregunté por José el representante legal, por Lalo Lio, por


Chundo Mota.. Si los conocí, pero ya fallecieron.. Y Don Sergio
Oyarzún. El también falleció, lo mató un rayo en una tormenta
eléctrica hace años en la medialuna del Club de Rodeo.Y luego me
dio todos los datos para llegar al tranque.

Lo único que me llamó la atención, es que me dijo:

- ¡Fuimos a la Alcaldía para ver si podemos hacer otra vez el


tranque¡.Era el único que conocía bien la historia y aún mantiene
la esperanza. Luego agregó en forma muy coloquial... -

- ¡Vinieron unos gallos a ver, y nos pidieron “altiro” 3 millones! -

Pensé otra vez lo peor, y le di mi opinión técnica.

- ¡Esta zona por los suelos permeables y con mucho ripio y


bolón en profundidad, no es para un embalse estacional! -

Después de conducir unos cuantos kilómetros más, llegué al


lugar que conocí en los años 1993 - 1994 donde se construyó
el tranque, caminado demoré como 15 minutos. Me encontré
con el área de inundación, sin nada de vegetación, unos sectores

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El autor en la zona del tranque.

con mucho bolón grande que seguramente formaron parte del


pedraplén de los muros, una reja oxidada y a lo lejos los restos del
muro cubierto por matorral y vegetación nativa.

- ¡Era difícil distinguir los vestigios del muro! -

Tantos años habían pasado. No se veía ningún alma. Reinaba


el silencio, soplaba un aire puro de cordillera, y el ruido del
escurrimiento natural de las aguas del estero Los Robles. Solo
pude divisar un coipo que se escondía de este desconocido
visitante...

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Restos del tranque El Bolsico.

Zona del muro del tranque El Bolsico.

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Estero Los Robles, El Bolsico, comuna de Rio Claro, Región del Maule.

Cumplida la visita que ansiaba hace muchos años, volví al pueblo


de El Bolsico, con su camino pavimentado, muchas casas de buena
construcción, su Escuela, la sede del Club Deportivo Tricolor, el
estanque del agua potable, iglesias, supermercados, autos, motos.
Muy diferente al pueblo que había conocido hace mucho tiempo
atrás.

Todavía está el Restaurante Far West, con sus barones para


amarrar los caballos, el Yasna ya no existe, pero muy cerca está el
Camping y Cabañas “El Rincón de Buenas Peras”. Ambos forman
parte de la Ruta de Condorito que parte en Camarico, pasando
por Cumpeo y termina en el pueblo de El Bolsico.

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La fallida construcción del tranque ya está olvidada en la mayor
parte de los habitantes y no es tema de conversación en el Far
West… Varios de los personajes importantes de la obra ya han
fallecido. Quizás al relacionar El Bolsico con la Ruta de Condorito,
le pregunta que surge es... ¿Exijo una explicación?... Sin embargo,
el progreso y el desarrollo rural llegó al hermoso pueblo
cordillerano de El Bolsico sin necesidad del tranque, pero de la
mano de los huertos frutales de empresas agrícolas y del esfuerzo
y organización de sus habitantes.

Restaurante Far West, Ruta Condorito, El Bolsico.


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Camping y Cabañas El Rincón de Buenas Peras, Ruta Condorito, El Bolsico.

Frutales con riego por goteo, El Bolsico, Comuna Rio Claro.


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