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Teorías de la responsabilidad social
corporativa: mapeando el territorio
RESUMEN. El campo de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)
presenta no sólo un panorama de teorías sino también una
proliferación de enfoques que son controvertidos, complejos y poco claros.
Este artículo intenta aclarar la situación, "mapeando el territorio"
clasificando las principales teorías de la RSE y enfoques relacionados en cuatro
grupos: (1) teorías instrumentales, en las que la corporación es vista sólo
como un instrumento para la creación de riqueza, y sus actividades sociales
son sólo un medio para lograr resultados económicos; (2) teorías políticas, que
se ocupan del poder de las corporaciones en la sociedad y del uso responsable
de este poder en la arena política; (3) teorías integradoras, en las que la
corporación se centra en la satisfacción de las demandas sociales; y (4) teorías
éticas, basadas en las responsabilidades éticas de las corporaciones hacia la
sociedad. En la práctica, cada teoría de la RSE presenta cuatro
dimensiones relacionadas con
Elisabet Garriga es estudiante de Doctorado en Gestión en IESE Business
Escuela, Universidad de Navarra, España. Es licenciada en Filosofía y
otra en Economía por la Universidad de Barcelona, España. Ja
enseñado Ética Empresarial en la Universidad Pompeu Fabra de
Barcelona para la Educación Internacional de Estudiantes (IES), un
consorcio compuesto por más de 120 colegios y universidades líderes de
Estados Unidos. Su investigación actual se centra en el concepto y la
implementación de la Responsabilidad Social Empresarial. También
tiene interés en el aprendizaje organizacional, el emprendimiento y la
innovación.
Domènec Melé es profesor y director del Departamento de Ética
Empresarial de IESE Business School, Universidad de Navara,
España, y preside el "Simposio Internacional sobre Ética, Empresa y
Sociedad" que organiza cada dos años el IESE.
Tiene un Doctorado en Ingeniería Industrial por la Universidad
Politécnica de Cataluña, España (1974) y otro en Teología por la
Universidad de Navarra (1983).
Trabaja en el campo de la ética empresarial desde 1986 y ha sido
miembro de EBEN desde sus inicios. Es autor de tres libros sobre ética
económica y empresarial (en español) y ha editado ocho libros (
en español), que incluyen diferentes temas sobre ética empresarial.
Además, ha escrito 20 casos de estudio (IESE Publishing) y 60
artículos y capítulos en este campo.
Revista de Ética Empresarial 53: 51-71, 2004.
O 2004 Editores académicos de Kluwer. Impreso en los Países Bajos.
Elisabet Garriga y
Domènec Melé
ganancias, desempeño político, demandas sociales y valores éticos. Los
hallazgos sugieren la necesidad de desarrollar una nueva teoría.
sobre la relación entre empresa y sociedad, que debería integrar
estas cuatro dimensiones.
PALLABRAS CLAVE: responsabilidad social corporativa, capacidad de
respuesta corporativa, ciudadanía corporativa, gestión de partes
interesadas, desempeño social corporativo, gestión de problemas,
desarrollo sostenible, bien común.
Introducción
Desde la segunda mitad del siglo XX se viene fortaleciendo un
largo debate sobre la responsabilidad social empresarial (RSE). En
1953, Bowen (1953) escribió el libro fundamental
Responsabilidades sociales del empresario.
Desde entonces ha habido un cambio en la terminología de la
responsabilidad social de las empresas a la RSE. Además, este campo
ha crecido significativamente y hoy contiene una gran proliferación
de teorías, enfoques y terminologías. Sociedad y empresas, gestión
de cuestiones sociales, políticas públicas y
empresas, gestión de partes interesadas, responsabilidad
corporativa son sólo algunos de los términos utilizados para
describir los fenómenos relacionados con la responsabilidad
corporativa en la sociedad. Recientemente, se ha propuesto un interés
renovado por las responsabilidades sociales corporativas y nuevos
conceptos alternativos, incluida la ciudadanía corporativa y
la sostenibilidad corporativa. Algunos académicos han comparado estos
nuevos conceptos con la noción clásica de RSE (ver van Marrewijk, 2003
para la sostenibilidad corporativa; y Matten et al.,
2003 y Wood y Lodgson, 2002 para la ciudadanía corporativa).
Además, algunas teorías combinan diferentes enfoques y
utilizan la misma terminología con diferentes significados. Este
problema es antiguo. Hace 30 años Votaw escribió: "la
responsabilidad social corporativa significa algo, pero no
siempre es lo mismo".
52 Elisabet Garriga y Domènec Melé
lo mismo para todos. Para algunos transmite la idea de responsabilidad
legal o obligación; para otros, significa un comportamiento socialmente
responsable en el sentido ético; para otros más, el significado
transmitido es el de "responsable de un
modo causal"; muchos simplemente lo equiparan con una contribución
caritativa; algunos interpretan que significa conciencia social; muchos de
quienes lo abrazan con más fervor lo ven como
un mero sinónimo de legitimidad en el contexto de pertenencia o de ser
propio o válido; unos pocos ven una especie de deber fiduciario que
impone estándares de conducta más altos a los empresarios que a los
ciudadanos en general (Votaw, 1972, p. 25).
Hoy en día el panorama no es mucho mejor. Carroll, uno de los
académicos más prestigiosos en esta disciplina, caracterizó la
situación como "un campo ecléctico con límites imprecisos,
membresías múltiples y diferentes perspectivas y entrenamiento;
multidisciplinario, más amplio que enfocado; amplitud; aporta
una gama más amplia de literatura e interdisciplinaria (Carroll,
1994, p. 14) En realidad, como añadió Carroll (1994, p. 6), el mapa
del campo general es bastante pobre.
Sin embargo, se han hecho algunos intentos para abordar
esta deficiencia. Frederick (1987, 1998) esbozó una clasificación
basada en una transición conceptual del
concepto ético-filosófico de RSE (lo que él llama RSE1), al
concepto gerencial orientado a la acción de capacidad de
respuesta social (RSE2). Luego incluyó un elemento
normativo basado en la ética y los valores (RSC3) y
finalmente introdujo el cosmos como referencia normativa
básica para las políticas sociales en la gestión y demostró el
Papel de la ciencia y la religión en estas cuestiones (RSC4). De
manera más sistemática, Heald (1988) y Carroll (1999) han
ofrecido una secuencia histórica de los principales desarrollos
en cómo se han entendido las responsabilidades de las
empresas en la sociedad.
Se han sugerido otras clasificaciones basadas en cuestiones
relacionadas con la RSC, como Issues Management (Wartick y
Rude, 1986; Wood, 1991a) o el concepto de Ciudadanía.
Corporativa (Altman, 1998). Un enfoque alternativo es presentado
por Brummer (1991) quien propone una clasificación en cuatro
grupos de teorías basadas en seis criterios (motivo, relación con
las ganancias, grupo afectado por las decisiones, tipo de acto, tipo
de efecto, interés expresado o ideal). . . Estas clasificaciones, a
pesar de su valiosa contribución, tienen un alcance bastante
limitado y, lo que es más, la naturaleza de la relación entre las
empresas y la sociedad rara vez se sitúa en el centro de su
discusión. Esta podría ser una visión
cuestionada ya que la RSE parece ser una consecuencia de cómo
se entiende esta relación (Jones, 1983; McMahon, 1986; Preston,
1975; Wood, 1991b).
Para contribuir a una clarificación del campo de los
negocios y la sociedad, nuestro objetivo aquí es mapear el territorio
en el que se sitúan las teorías de RSE más relevantes y los enfoques
relacionados. Lo haremos considerar cada teoría desde la
perspectiva de cómo se enfocan los fenómenos de interacción entre
empresa y sociedad.
Como punto de partida para una clasificación adecuada,
asumimos como hipótesis que las teorías más relevantes de la RSE
y sus enfoques relacionados se centran en uno de los siguientes
aspectos de la realidad social: la economía, la política, la
integración social y la ética. La inspiración de esta hipótesis se basa
en cuatro aspectos que, según Parsons (1961), pueden observarse
en cualquier sistema social: adaptación al entorno (relacionado con
los recursos y la economía), consecución de objetivos (relacionados
con la política), integración y mantenimiento de patrones o latencia
(relacionados con la cultura y los valores). Esta hipótesis nos
permite clasificar estas teorías en cuatro grupos:
1. Un primer grupo en el que se asume que la corporación es un
instrumento de creación de riqueza y que ésta es su única
responsabilidad social. Sólo se considera el
Aspecto económico de las interacciones entre empresa y
sociedad. Por tanto, cualquier supuesta actividad social
es aceptada si, y sólo si, es compatible con la creación de
riqueza. Este grupo de teorías podrían denominarse teorías
instrumentales porque entienden la RSE como un mero
medio para alcanzar el fin de obtener beneficios.
2. Un segundo grupo en el que se enfatiza el poder social de
la corporación, específicamente en su relación con la
sociedad y su responsabilidad en el ámbito político
asociado a este poder. Esto lleva a la corporación a
aceptar deberes y derechos sociales o participar en
cierta cooperación social. A este grupo lo llamaremos
teorías políticas.
3. Un tercer grupo incluye teorías que consideran que las
empresas deben integrar las demandas sociales. Suelen
argumentar que los negocios dependen de la sociedad
para su continuidad y crecimiento e incluso para la
existencia del negocio mismo.
Podemos denominar a este grupo teorías integrativas.
 Responsabilidad Social Corporativa
3. Un cuarto grupo de teorías entiende que la relación entre
empresa y sociedad está impregnada de valores éticos. Esto
conduce a una visión de la RSE desde una perspectiva
ética y, en consecuencia, las empresas deberían aceptar las
responsabilidades sociales como una obligación ética por
encima de cualquier otra consideración. Podemos
denominar a este grupo teorías éticas.
A lo largo de este artículo presentaremos las teorías más
relevantes sobre RSC y materias afines, intentando demostrar que
todas ellas se centran en alguno de los aspectos antes
mencionados. No explicaremos detalladamente cada teoría, sólo lo
necesario para verificar nuestra hipótesis y, si es necesario, alguna
información complementaria para aclarar de qué trata cada una. Al
mismo tiempo, intentaremos situar estas teorías y enfoques dentro
de un mapa general que describe el panorama actual sobre el papel
de las empresas en la sociedad.
Teorias instrumentales
En este grupo de teorías la RSE se ve sólo como una herramienta
estratégica para alcanzar objetivos económicos y, en última
instancia, la creación de riqueza. Representante de este enfoque
es la conocida opinión de Friedman de que "la única
responsabilidad de las empresas hacia la sociedad es la
maximización de los beneficios para los accionistas dentro del
marco legal y las costumbres éticas del país" (1970).
Las teorías instrumentales tienen una larga tradición y hasta
ahora han gozado de una amplia aceptación en los negocios. Como ha
señalado recientemente Windsor (2001), "un leitmotiv de creación de
riqueza domina progresivamente la concepción
gerencial de responsabilidad” (Windsor, 2001, p. 226).
La preocupación por las ganancias no excluye tener en cuenta
los intereses de todos los que tienen participación en la empresa (
partes interesadas). Se ha argumentado que en determinadas
condiciones la satisfacción de estos intereses puede contribuir a
maximizar el valor para los accionistas (Mitchell et al., 1997;
Odgen y Watson, 1999).
Un nivel adecuado de inversión en filantropía y actividades
sociales también es aceptable en aras de las ganancias (
McWilliams y Siegel, 2001). Volveremos sobre estos puntos
más adelante.
En la práctica, se han llevado a cabo una serie de estudios
para determinar la compensación entre la RSE y
53
desempeño financiero corporativo. De estos, un número
creciente muestra una posición positiva entre la
responsabilidad social y el desempeño financiero de las
corporaciones en la mayoría de los casos (Frooman, 1997;
Griffin y Mahón, 1997; Key y Popkin, 1998; Romano y otros,
1999; Waddock y Graves, 1997) Sin embargo, estos
hallazgos deben leerse con cautela ya que dicha
evaluación es difícil de medir (Griffin, 2000; Rowley y
Berman, 2000).
Se pueden identificar tres grandes grupos de teorías.
instrumentales, en función del objetivo económico propuesto. En el
primer grupo el objetivo es la maximización del valor para los
accionistas, medido por el precio de las acciones. frecuencia,
Esto conduce a una orientación hacia las ganancias a corto plazo. El
segundo grupo de teorías se centra en el objetivo estratégico de lograr
ventajas competitivas que producirán beneficios a largo plazo. En ambos
casos, la RSE es sólo una cuestión de interés propio ilustrado (Keim,
1978), ya que las RSE son un mero instrumento para obtener ganancias.
El tercero está relacionado con el marketing relacionado con una causa y
está muy cerca del segundo. Examinamos brevemente la filosofía y
algunas variantes de estos grupos.
Maximizar el valor para los accionistas
Un enfoque bien conocido es el que toma la contribución directa
a maximizar el valor para los accionistas como criterio supremo
para evaluar la actividad social corporativa específica. Cualquier
inversión en reclamos sociales que produzca un aumento del
valor para los accionistas debe realizarse sin engaños ni
fraudes. En cambio, si las demandas sociales sólo imponen un
coste a la empresa deberían ser rechazadas. Friedman (1970) es
claro y da un ejemplo sobre la inversión en la comunidad local:
"A largo plazo, a una corporación que sea un empleador
importante en una comunidad pequeña le interesará dedicar
recursos a proporcionar servicios a esa comunidad oa mejorar".
que sea más fácil atraer empleados, puede reducir la masa
salarial o disminuir las pérdidas por robo y sabotaje o tener
otros efectos deseables valiosos". Por lo tanto, los objetivos
socioeconómicos están completamente separados de los
objetivos económicos.
Actualmente, este enfoque suele tomar la maximización del
valor para el accionista como referencia suprema para la toma de
decisiones corporativas. La teoria de la agencia
54 Elisabet Garriga y Domènec Melé
(Jensen y Meckling, 1976; Ross, 1973) es la forma más popular de
articular esta referencia. Sin embargo, hoy en día se acepta con
bastante facilidad que la maximización del valor para los accionistas
no es incompatible con la satisfacción de ciertos intereses de las
personas con intereses en la empresa (stakeholders). En este
sentido, Jensen (2000) ha propuesto lo que él llama “maximización
ilustrada del valor”. Este concepto especifica la maximización o
búsqueda de valor a largo plazo como objetivo de la empresa. Al
mismo tiempo, este objetivo se emplea como criterio para realizar
las concesiones necesarias entre sus partes interesadas.
Estrategias para lograr ventajas competitivas
Un segundo grupo de teorías se centra en cómo asignar
recursos para lograr objetivos sociales a largo plazo y crear
una ventaja competitiva (Husted y Allen, 2000). En este grupo
se pueden incluir tres enfoques: (a) inversiones sociales en un
contexto competitivo, (b) visión de la empresa y sus
capacidades dinámicas basadas en los recursos naturales y (c)
estrategias para la base de la pirámide económica.
a) Inversiones sociales en un contexto competitivo. portero y
Kramer (2002) han aplicado recientemente el conocido modelo de
Porter sobre ventaja competitiva (Porter, 1980) para considerar la
inversión en áreas de lo que ellos llaman contexto competitivo. Los
autores sostienen que invertir en actividades filantrópicas puede ser la
única manera de mejorar el contexto de ventaja competitiva de una
empresa y, por lo general, crear un mayor valor social que el que pueden
crear los donantes individuales o el gobierno. La razón presentada
-contraria a la posición de Freidmanes que la firma tiene el conocimiento y
los recursos para comprender mejor cómo resolver algunos problemas
relacionados con su misión. Como señalaron Burke y Lodgson (1996),
cuando las actividades filantrópicas se acercan más a la misión de la
empresa, crean mayor riqueza que otros tipos de donaciones. Esto es lo
que sucede, por ejemplo, cuando una empresa de telecomunicaciones
enseña administración de redes informáticas a estudiantes de la
comunidad local.
Porter y Kramer concluyen que "las inversiones filantrópicas
realizadas por los miembros del cluster, ya sea individual o
colectivamente, pueden tener un efecto poderoso en la
competitividad del cluster y el desempeño de todas las empresas
que lo componen” (2002, pp. 60-61).
b) Visión de las capacidades firmes y dinámicas basadas en los recursos
naturales. La visión de la empresa basada en los recursos (Barney,
1991; Wernerfelt, 1984) sostiene que la capacidad de una empresa
para desempeñarse mejor que sus competidores depende de la
interacción única de los recursos humanos, organizacionales y físicos a
lo largo del tiempo.
Tradicionalmente, los recursos que tienen más probabilidades de
generar una ventaja competitiva son aquellos que cumplen cuatro
criterios: deben ser valiosos, raros e inimitables, y la organización.
debe estar organizado para implementar estos recursos de manera
efectiva.
El enfoque de las "capacidades dinámicas" presenta el
aspecto dinámico de los recursos; se centra en los impulsores
detrás de la creación, evolución y recombinación de los
recursos en nuevas fuentes de ventaja competitiva (Teece et al.,
1997). Las capacidades dinámicas son rutinas organizacionales
y estratégicas mediante las cuales los gerentes adquieren
recursos, los modifican, los integran y los recombinan para
generar nuevas estrategias de creación de valor. Con base en
esta perspectiva, algunos autores han identificado recursos y
capacidades sociales y éticos que pueden ser una fuente de
ventaja competitiva, como el proceso de toma de decisiones
morales (Petrick y Quinn, 2001), el proceso de percepción,
deliberación y capacidad de respuesta o capacidad de
adaptación (Litz, 1996) y el
desarrollo de relaciones adecuadas con los principales
partes interesadas: empleados, clientes, proveedores y
comunidades (Harrison y St. John, 1996; Hillman y Keim,
2001).
Hart (1995) presentó un modelo más completo de la
"visión de la empresa basada en los recursos". Incluye
aspectos de capacidades dinámicas y de vinculación con el
entorno externo. Hart sostiene que los impulsores más
importantes para el desarrollo de nuevos recursos y
capacidades serán las limitaciones y desafíos planteados
por el entorno biofísico natural. Hart ha desarrollado su
marco conceptual con tres capacidades estratégicas
principales interconectadas: prevención de la
contaminación, gestión de productos y desarrollo sostenible.
Considere los recursos críticos la mejora continua,
la integración de las partes interesadas y la visión
compartida.
) Estrategias para la base de la pirámide económica.
Tradicionalmente, la mayoría de las estrategias comerciales se centran en
dirigir productos a personas de clase media y alta, pero la mayor parte de la
población mundial es pobre o de clase baja.
 Responsabilidad Social Corporativa
clase media. En la base de la pirámide económica puede haber
unos 4.000 millones de personas. Pensándolo bien, ciertas
estrategias pueden servir a los pobres y al mismo tiempo generar
ganancias. Prahalad (2002), al analizar la experiencia de la India, ha
sugerido algunos cambios de mentalidad para convertir a los
pobres en consumidores activos. El primero de ellos es ver a los
pobres como una oportunidad para innovar y no como un
problema.
Un medio específico para atender la base de la
pirámide económica es la innovación disruptiva.
Las innovaciones disruptivas (Christensen y Overdorf, 2000;
Christensen et al., 2001) son productos o servicios que no tienen
las mismas capacidades y condiciones que los utilizados por los
clientes en los mercados principales; como resultado, sólo pueden
introducirse para aplicaciones nuevas o menos
exigentes entre clientes no tradicionales, con una producción de
bajo costo y adaptada a las necesidades de la población. Por
ejemplo una empresa de telecomunicaciones que inventa
un pequeño sistema de telefonía celular con menores costos
pero también con menos servicio adaptado a la base de la
pirámide económica.
Las innovaciones disruptivas pueden mejorar las
condiciones sociales y económicas en la base de la
Pyramid" y al mismo tiempo crean una ventaja competitiva para
las empresas de telecomunicaciones, electrónica de consumo y
producción de energía y muchas otras industrias,
especialmente en los países en desarrollo (Hart y
Christensen, 2002; Prahalad y Hammond, 2002).
Mercadeo relacionado a la causa
El marketing relacionado con una causa se ha definido como "el
proceso de formulación e implementación de actividades de
marketing que se caracterizan por una oferta de la empresa de
contribuir con una cantidad específica a una causa designada cuando los
clientes participan en intercambios que generan ingresos
que satisfacen objetivos organizacionales e individuales".
" (Varadarajan y Menon, 1988, p. 60).
Su objetivo entonces es mejorar los ingresos y las ventas de la
empresa o la relación con el cliente mediante la construcción de la marca
mediante la adquisición y asociación con la dimensión ética o la
dimensión de responsabilidad social (Murray y Montanari, 1986;
Varadarajan y Menon, 1988). De cierto modo, busca la diferenciación del
producto mediante la creación de atributos socialmente responsables
que afectan la reputación de la empresa ( Smith y Higgins,
55
2000). Como han señalado McWilliams y Siegel (2001, p. 120): * apoyo al
marketing relacionado con una causa Crea la reputación de que una
empresa es confiable y honesta.
Los consumidores suelen suponer que los productos de una
empresa confiable y honesta serán de alta calidad". Por ejemplo,
algunos compradores pueden percibir que un ingrediente libre de
pesticidas o no probado en animales es preferible a otros atributos de
los competidores. productos.
Otras actividades, que normalmente explotan el marketing relacionado con
una causa, son los conciertos de música clásica, las exposiciones de arte, los
torneos de golf o las campañas de alfabetización.
Todo esto es una forma de interés propio ilustrado y una situación
en la que todos ganan, ya que tanto la empresa como la causa
benéfica reciben beneficios: "el gerente de marca utiliza la
preocupación del consumidor por la responsabilidad empresarial
como un medio para asegurar una ventaja competitiva. Al mismo
tiempo una causa benéfica recibe beneficios financieros
sustanciales» (Smith y Higgins, 2000, p. 309).
teorías políticas
Un grupo de teorías y enfoques de la RSE se centran en las
interacciones y conexiones entre las empresas y la sociedad y
en el poder y la posición de las empresas y su responsabilidad
inherente. Incluyen tanto consideraciones políticas como análisis
políticos en el debate sobre la RSE. Aunque existe una variedad de
enfoques, se pueden distinguir dos teorías principales: el
constitucionalismo corporativo y la ciudadanía corporativa.
constitucionalismo corporativo
Davis (1960) fue uno de los primeros en explorar el papel del poder
que tienen las empresas en la sociedad y el impacto social de este
poder". Al hacerlo, introduce el poder empresarial como
un nuevo elemento en el debate sobre la RSE. Sostuvo que Las
empresas son una institución social y deben usar el poder de
manera responsable. Además, Davis señaló que las causas que
generan el poder social de la empresa no son sólo internas de la
empresa sino también externas. Su locus es inestable y cambia
constantemente, de lo económico a lo económico. al foro social y
de allí al foro político y viceversa.
Davis atacó el supuesto de la teoría económica clásica de
la competencia perfecta que excluye la participación de la
empresa en la sociedad además de
56 Elisabet Garriga y Domènec Melé
la creación de riqueza. La empresa tiene poder para influir en el
equilibrio del mercado y, por tanto, el precio no es un
óptimo de Pareto que refleja el libre albedrío de los
participantes con perfecto conocimiento del mercado.
Davis formuló dos principios que expresan cómo debe
gestionarse el poder social: "la ecuación del poder social" y "la
ley de hierro de la responsabilidad". El principio de la ecuación
del poder social establece que "las
responsabilidades sociales de los empresarios surgen de la
cantidad de poder social que tienen” (Davis, 1967, p. 48). La ley
de hierro de la responsabilidad se refiere a las consecuencias
negativas de la falta de uso del poder. En sus propias palabras:
“Quien no usa su poder social
responsablemente lo perderá. A largo plazo, aquellos que no
utilizan el poder de una manera que la sociedad considera
responsable tenderán a perderlo porque eventualmente otros
grupos intervendrán para asumir esas responsabilidades" ( 1960, p.
63). Si usa su poder social, perderá su posición en la sociedad
porque otros grupos la ocuparán, especialmente
cuando la sociedad exige responsabilidad a las empresas
(Davis, 1960).
Según Davis, la ecuación entre poder social y responsabilidad
debe entenderse a través del papel funcional de las empresas y los
directivos. A este respecto, Davis rechaza la idea de la
responsabilidad total de las empresas del mismo modo que rechaza
la ideología radical del libre mercado de no responsabilidad de las
empresas. Los límites del poder funcional provienen de las
presiones de diferentes grupos de electores. Esto "restringe el
poder organizacional de la misma manera que lo hace una
constitución gubernamental". Los
grupos electorales no destruyen el poder. Más bien definidas las
condiciones para su uso responsable. Canalizan el poder
organizacional de manera solidaria y para proteger otros
intereses contra un poder organizacional irrazonable (Davis,
1967, p. 68). En consecuencia, su teoría se llama
Constitucionalismo Corporativo".
Teoría del contrato social integrador
Donaldson (1982) demostró la relación empresa y sociedad
desde la tradición del contrato social, principalmente desde el
pensamiento filosófico de Locke. Supuso que existe una
especie de contrato social implícito entre las empresas y la
sociedad. Este
El contrato social implica algunas obligaciones indirectas de las
empresas hacia la sociedad. Este enfoque superaría algunas
limitaciones de las teorías deontológicas y teleológicas aplicadas a
los negocios.
Posteriormente, Donaldson y Dunfee (1994, 1999) ampliaron
este enfoque y propusieron una "Teoría del Contrato".
Social Integrativo" (ISCT) para tener en cuenta el contexto
sociocultural y también integrar aspectos empíricos y
normativas de la gestión. Las responsabilidades sociales provienen
del consentimiento. Estos académicos asumieron dos niveles de
consentimiento. En primer lugar, un contrato macrosocial teórico
que atrae a todos los contratistas racionales y, en segundo lugar,
un contrato microsocial real entre miembros de numerosas
comunidades localizadas. Según estos autores, esta teoría ofrece
un proceso en el que los contratos entre industrias, departamentos
y sistemas económicos pueden ser legítimos. En este proceso, los
participantes acordarán las reglas básicas que definirán los
fundamentos de la economía que serán aceptables para ellos.
El contrato macrosocial establece reglas para cualquier
contrato social. Estas reglas se denominan "hipernormas";
Deberán tener prioridad sobre otros contratos. Estas
hipernormas son tan fundamentales y básicas que son
discernibles en una convergencia de pensamiento
religioso, político y filosófico (Donaldson y Dunfee, 2000, p.
441). Los contratos microsociales dicen acuerdos explícitos o
implícitos que son vinculantes dentro de una comunidad
identificada, cualquiera que ésta sea: industria, empresas o
sistemas económicos. Estos contratos
microsociales, que generan "normas auténticas", se basan en las
actitudes y comportamientos de los miembros de la
comunidad generadora de normas y, para ser legítimos,
tienen que estar de acuerdo con los hipernomes.
ciudadania corporativa
Aunque la idea de la empresa como ciudadano no es nueva (Davis,
1973), recientemente ha aparecido un interés renovado en este
concepto entre los profesionales debido a ciertos factores que han
tenido un impacto en la relación entre la empresa y la sociedad.
Entre estos factores, destacan especialmente la crisis del Estado de
Bienestar y el fenómeno de la globalización.
Estos, junto con el proceso de desregulación y
 Responsabilidad Social Corporativa
La disminución de los costos con las mejoras tecnológicas tiene
significado que algunas grandes empresas multinacionales tengan
mayor poder económico y social que algunos gobiernos. El marco
de ciudadanía corporativa busca dar cuenta de esta nueva
realidad, como intentaremos explicar aquí.
En los años 80, el término “ciudadanía corporativa” se introdujo en
las relaciones entre empresas y sociedad principalmente a través de
profesionales (Altman y Vidaver-Cohen, 2000). Desde finales de los años
1990 y principios del siglo XXI, este término se ha vuelto cada vez más
popular en el ámbito empresarial. y se ha llevado a cabo un trabajo
académico cada vez mayor (Andriof y Mclntosh, 2001;
Matten y Crane, en prensa).
Si bien la reflexión académica sobre el concepto de
“ciudadanía corporativa”, y sobre uno similar denominado
“ciudadano de negocios”, es bastante reciente (Matten et al.,
2003; Wood y Logsdon, 2002; entre otros), esta noción siempre
ha connotado un sentido de pertenencia a una comunidad.
Quizás por esta razón ha sido tan popular entre gerentes y
empresarios, porque cada vez está más claro que las empresas
deben tener en cuenta la comunidad donde operan.
El término "ciudadanía corporativa" no puede tener el mismo
significado para todos. Matten et al. (2003) han distinguido tres
visiones de la *ciudadanía corporativa': (1) una visión limitada, (2)
una visión equivalente a la RSE y (3) una visión ampliada de la
ciudadanía corporativa, que sostienen ellas mismas. En la visión
limitada, la "ciudadanía corporativa" se utiliza en un sentido
bastante cercano a la filantropía corporativa, la inversión social o ciertas
responsabilidades asumidas hacia la comunidad local. El equivalente a la
visión de la RSE es bastante común. Carroll (1999) cree que la
"ciudadanía corporativa" parece una nueva conceptualización del papel
de las empresas en la sociedad y, dependiendo de cómo se define, esta
noción se superpone en gran medida con otras teorías sobre la
responsabilidad de las empresas en la sociedad. y, finalmente, en la
visión ampliada de la ciudadanía corporativa (Matten et al., 2003). ,
Matten y Crane, en prensa), las corporaciones entran en la arena de la
ciudadanía en el momento en que el gobierno falla en la protección de la
ciudadanía. Esta surge la visión del hecho de que algunas corporaciones
han ido reemplazando gradualmente a la institución más poderosa en el
concepto tradicional de ciudadanía. ciudadanía, es decir, gobierno.
El término "ciudadanía", tomado de la ciencia política, está en
el centro de la noción de "ciudadanía corporativa". Para Wood y
Logsdon, el ciudadano de negocios
57
"La ciudadanía no puede considerarse equivalente a la ciudadanía
individual; por el contrario, se deriva de la ciudadanía individual y es
secundaria a ella" (2002, p. 86). Se acepta o no este punto de vista,
las teorías y enfoques sobre la "ciudadanía corporativa" se centran en
los derechos, responsabilidades y derechos. y posibles asociaciones de
empresas en la sociedad.
Algunas teorías sobre ciudadanía corporativa se basan en la
teoría del contrato social (Dion, 2001) desarrollada por
Donaldson y Dunfee (1994, 1999), aunque también son posibles
otros enfoques (Wood y Logsdon, 2002).
A pesar de algunas diferencias notables en las teorías de la
ciudadanía corporativa, la mayoría de los autores generalmente
convergen en algunos puntos, como un fuerte sentido de
responsabilidad empresarial hacia la comunidad local,
asociaciones, que son las formas específicas de formalizar la
voluntad de mejorar la comunidad local, 5 y por consideración al
medio ambiente.
La preocupación por la comunidad local se ha extendido
progresivamente a una preocupación global en gran parte debido a las
intensas protestas contra la globalización, principalmente desde
finales de los años 90. Este sentido de ciudadanía corporativa global
llevó a la declaración conjunta "Global Corporate Citizenship the
Leadership Challenge for CEOs and Boards", firmada por 34 de las
corporaciones multinacionales más grandes del mundo durante el
Foro Económico Mundial en Nueva York en enero de 2002. Subse -
En consecuencia, algunos académicos han sido considerados como una
cuestión clave hacer negocios con responsabilidad local y, al mismo
tiempo, ser un actor global que pone énfasis en las responsabilidades
empresariales en un contexto global (Tichy et al., 1997; Wood y
Lodgson). , 2002).
Teorias integrativas
Este grupo de teorías analiza cómo las empresas integran las demandas.
sociales, argumentando que las empresas dependen de la sociedad para
su existencia, continuidad y crecimiento.
Generalmente se considera que las demandas sociales son la
forma en que la sociedad interactúa con las empresas y le
otorga cierta legitimidad y prestigio. En consecuencia, la
gestión corporativa debe tener en cuenta las demandas
sociales e integrarlas de tal manera que el negocio opere de
acuerdo con los valores sociales.
Así, el contenido de la responsabilidad empresarial se limita al
espacio y tiempo de cada situación en función de
58 Elisabet Garriga y Domènec Melé
los valores de la sociedad en ese momento, y viene a través
de los roles funcionales de la empresa (Preston y Post, 1975). En
otras palabras, no existe una acción específica que la
administración sea responsable de realizar a lo largo del
tiempo y en cada industria. Básicamente, las teorías de este
grupo se centran en la detección, escaneo y respuesta a las
demandas sociales que logran legitimidad social, mayor
aceptación social y prestigio.
Gestión de problemas
La capacidad de respuesta social, o capacidad de respuesta ante los
problemas sociales y los procesos para gestionarlos dentro de la
organización (Sethi, 1975), fue un enfoque que surgió en los años
70. En este enfoque es crucial considerar la brecha entre lo que los
públicos relevantes de la organización esperan que sea su
desempeño y el desempeño real de la organización. Estas brechas
suelen ubicarse en la zona que Ackerman (1973, p. 92) llama la
"zona de discreción" (ni regulada ni sancionada ilegalmente) donde
la empresa recibe
ni algunas señales poco claras del entorno. La empresa debe
percibir la brecha y elegir una respuesta para cerrarla (Ackerman
y Bauer, 1976).
Ackerman (1973), entre otros académicos, analizó los factores
relevantes respecto de las estructuras internas de las organizaciones y
los mecanismos de integración para gestionar los problemas sociales
dentro de la organización. La forma en que un objetivo social se difunde
e integra en toda la organización lo denomina "proceso de
institucionalización". Según Jones (1980, p.
65), "en la mayoría de los casos, el comportamiento corporativo no
debería juzgarse por las decisiones efectivamente adoptadas, sino por el
proceso mediante el cual se alcanzan". En consecuencia, enfatizó la idea
de proceso, más que de principios, como el enfoque apropiado para las
cuestiones de RSE.
Jones establece una analogía con el proceso político al evaluar que el
proceso apropiado de RSE debe ser un proceso justo en el que todos los
intereses hayan tenido la oportunidad de ser escuchados. Así, Jones ha
cambiado el criterio hacia los insumos en el proceso de toma de
decisiones en lugar de los resultados, y se ha centrado más en el
proceso de implementación de
actividades de RSE que en el proceso de conceptualización.
El concepto de capacidad de respuesta social pronto se
amplió con el concepto de "Gestión de problemas".
Este último incluye al primero pero enfatiza el
proceso para dar una respuesta corporativa a los problemas
sociales. Wartick y Rude (1986, p. 124) han definido la gestión de
problemas como "los procesos mediante los cuales la corporación
puede identificar, evaluar y responder a aquellos problemas sociales
y políticos que pueden afectar
significativamente a ella". Añaden que la gestión de problemas
intenta minimizar las "sorpresas" que acompañan al cambio
social y político al servir como un sistema de alerta temprana.
para posibles amenazas y oportunidades ambientales. Además,
impulsa respuestas más sistemáticas y efectivas a problemas.
particulares al servir como un sistema de coordinación y La
investigación sobre gestión de temas ha sido influenciada por el
campo de la estrategia, ya que ha sido visto como un grupo
especial de temas estratégicos (Greening y Gray, 1994), o como
parte de estudios internacionales (Brewer, 1992). dirigido al estudio
de temas relacionados con los problemas (identificación,
evaluación y categorización), formalización de las etapas de los
problemas sociales y respuesta de la gestión de los problemas.
Otros factores que se han considerado incluyen las respuestas
corporativas a la exposición de los medios, los grupos de interés
presiones y crisis empresariales, así como el tamaño de la
organización, el compromiso de la alta dirección y otros factores
organizacionales.
El principio de responsabilidad pública.
Algunos autores han intentado darle un contenido y sustancia
adecuada para ayudar y orientar la responsabilidad de la
empresa limitando el alcance de la responsabilidad corporativa.
Preston y Post (1975, 1981) criticaron el enfoque de capacidad de
respuesta y el enfoque puramente de proceso (Jones, 1980) como
insuficientes. En cambio, propusieron "el principio de
responsabilidad pública". Eligen el término "público" en lugar de
"social" para enfatizar la importancia del proceso público, en lugar
de puntos de vista de moralidad personal o grupos de intereses.
estrechos que definen el alcance de las responsabilidades.
Según Preston y Post, una directriz adecuada para un
comportamiento directivo legítimo se encuentra en el marco
de una política pública relevante. Agregaron que "la política
pública incluye no sólo el texto literal de la ley y la regulación,
sino también el patrón amplio de dirección social reflejado en
la opinión pública, las cuestiones emergentes, los requisitos
legales formales y las prácticas de aplicación o aplicación".
 Responsabilidad Social Corporativa
(Preston y Post, 1981, pág. 57). Ésta es la esencia del
principio de responsabilidad pública.
Preston y Post analizaron el alcance de la responsabilidad
gerencial en términos de la participación "primaria y" secundaria
"de la empresa en su entorno social. La participación primaria
incluye la tarea económica esencial de la empresa, como
localizar y establecer sus instalaciones, la adquisición de
proveedores, la contratación de empleados, la realización de sus
funciones de producción y la comercialización de productos.
También incluye requisitos legales. Las implicaciones secundarias
son consecuencia de las primarias. Son, por ejemplo,
oportunidades de carrera y de ingresos para algunos individuos,
que provienen de la actividad principal de selección y promoción de
empleados.
Al mismo tiempo, estos autores están a favor de la intervención
empresarial en el proceso de políticas públicas, especialmente con
respecto a áreas en las que la política pública específica aún no está
claramente establecida o está en transición: “Es legítimo -y puede ser
esencial - que Las empresas afectadas participante
abiertamente en la formulación de políticas" (Preston y Post, 1981, p.
61).
En la práctica, descubra el contenido del principio de
responsabilidad pública es una tarea compleja y difícil y
requiere una atención administrativa sustancial.
Como reconocieron Preston y Post, “el contenido de las políticas
públicos no es necesariamente obvio o fácil de descubrir, ni es
invariable en el tiempo” (1981, p. 57).
Según este punto de vista, si las empresas cumplieron con los
estándares de desempeño establecidos por la ley y el proceso de
políticas públicas existentes, entonces se las consideraría aceptablemente
receptivas en términos de expectativas sociales.
El desarrollo de este enfoque fue paralelo al estudio del
alcance de la relación entre empresas y gobierno (Vogel, 1986). Estos
estudios se centraron en las regulaciones gubernamentales ( su
formulación e implementación), así como en las estrategias corporativas
para influir en estas regulaciones, incluidas las contribuciones a
campañas, el lobby, la formación de coaliciones,
las organizaciones de base, los asuntos públicos corporativos y
el papel del público interés y otras actividades de promoción.
grupos.
Gestion de los interesados
En lugar de centrarse en la capacidad de respuesta genérica, en cuestiones
específicas o en el principio de responsabilidad pública, el enfoque
denominado "gestión de partes interesadas" se orienta hacia "partes
afectadas o personas que se preocupan por ellas".
59
impacto o se ven afectados por las políticas y prácticas corporativas.
Aunque la práctica de la gestión de partes interesadas está
establecido desde hace mucho tiempo, su desarrollo académico comenzó
sólo a finales de los años 70 (ver, por ejemplo, Sturdivant, 1979). En un
artículo fundamental, Emshoff y Freeman (1978) presentaron dos
principios básicos que sustentan la gestión de las partes interesadas. La
primera es que el objetivo central es lograr la máxima cooperación
general entre todo el sistema de grupos de
partes interesadas y los objetivos de la corporación.
El segundo afirma que las estrategias más eficientes para gestionar las
relaciones con las partes interesadas implican esfuerzos que aborden
simultáneamente cuestiones que afectan a múltiples partes interesadas.
La gestión de las partes interesadas intenta integrar a los grupos.
con intereses en la empresa en la toma de decisiones gerenciales. sí
ha realizado una gran cantidad de investigación empírica, guiada por
un sentido de pragmatismo. Incluye temas como cómo determinar las
mejores prácticas en las relaciones corporativas con las partes.
irregulares (Bendheim et al., 1998), la importancia de las partes
afectados para los gerentes (Agle y Mitchell, 1999; Mitchell et al.,
1997), el impacto de la gestión de las partes interesadas en las
finanzas. desempeño (Berman et al., 1999), la influencia de las
relaciones estructurales de la red de partes interesadas (Rowley, 1997)
y cómo los gerentes pueden equilibrar exitosamente las demandas
competitivas de varios grupos de partes interesadas (Ogden y Watson,
1999).
En los últimos tiempos, las corporaciones han sido presionadas por
organizaciones no gubernamentales (ONG), activistas, comunidades,
gobiernos, medios de comunicación y otras fuerzas institucionales.
Estos grupos exigen lo que consideran prácticas corporativas.
responsables. Ahora algunas corporaciones están buscando
respuestas corporativas a las demandas sociales estableciendo un
diálogo con un amplio espectro de partes interesadas.
El dialogo con las partes interesadas ayuda a abordar la
cuestión de la capacidad de respuesta a las señales generalmente
poco claras que se reciben del medio ambiente. Además, este
El diálogo no sólo mejora la sensibilidad de una empresa hacia su
entorno sino que también aumenta la comprensión del entorno de
los dilemas que enfrenta la organización” (Kaptein y Van Tulder, 2003
p. 208).
desempeño social corporativo
Un conjunto de teorías intenta integrar algunas de las teorías
anteriores. El desempeño social corporativo.
 Responsabilidad Social Corporativa
Man y Evan (1990) introdujeron los principios rawlsianos.
Bowie (1998) propuso una combinación de fundamentos
kantianos y rawlsianos. Freeman (1994) propuso la
doctrina de los contratos justos y Phillips (1997, 2003)
sugirió introducir el principio de equidad basándose en
seis de las características del principio de juego limpio de
Rawls: beneficio mutuo, justicia, cooperación, sacrificio,
posibilidad de parasitismo y aceptación voluntaria de los
beneficios de los esquemas cooperativos. Últimamente,
Freeman y Philips (2002) han presentado seis principios
para guiar la teoría de las partes interesadas
combinando conceptos libertarios y el principio de
equidad. Algunos académicos (Burton y Dunn, 1996;
Wicks et al., 1994) propusieron en su lugar utilizar un
enfoque de "ética feminista". Donaldson y Dunfee (1999)
sostienen su "Teoría del Contrato Social Integrativo".
Argandoña (1998) sugirió la noción de bien común y
Wijnberg (2000) un enfoque aristotélico. Desde una
perspectiva práctica, cuyo núcleo normativo es la gestión
de riesgos, el Clarkson Center for Business Ethics (1999)
ha publicado un conjunto dePrincipios de gestión de
partes interesadas.
La teoría normativa de las partes interesadas ha sufrido
distorsiones críticas y malas interpretaciones amistosas, que
Freeman y sus colaboradores están tratando de aclarar
(Phillips et al., 2003). En la práctica, esta teoría se ha aplicado
a una variedad de campos empresariales, incluida la gestión
de las partes interesadas para la relación entre la empresa y
la sociedad, en varios libros de texto. Algunos de ellos se han
vuelto a publicar varias veces (Carroll y Buchholtz, 2002; Post
et al., 2002; Weiss, 2003; entre otros).
En resumen, el enfoque de las partes interesadas basado en
teorías éticas presenta una perspectiva diferente de la RSE, en la
que la ética es central.
Derechos universales
Los derechos humanos se han tomado como base para la RSE,
especialmente en el mercado global (Cassel, 2001). En los
últimos años se han propuesto algunos enfoques de
responsabilidad empresarial basados en los derechos
humanos. Uno de ellos es el Pacto Mundial de las Naciones
Unidas, que incluye nueve principios en las áreas de derechos
humanos, trabajo y medio ambiente. Fue presentado por
primera vez por el Secretario General de las Naciones Unidas,
Kofi Annan, en un discurso ante el Foro Económico Mundial en
1999. En 2000, se lanzó la fase operativa del Pacto Mundial en
61
Sede de la ONU en Nueva York. Desde entonces, muchas
empresas lo han adoptado. Otro, presentado anteriormente
y actualizado en 1999, son los Principios Globales de
Sullivan, que tienen como objetivo apoyar la justicia
económica, social y política por parte de las empresas donde
hacen negocios. La certificación SA8000 (www.cepaa.org)
para la acreditación de responsabilidad social también se
basa en los derechos humanos y laborales. A pesar de
utilizar enfoques diferentes, todos se basan en la
Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por
la asamblea general de las Naciones Unidas en 1948 y en
otras declaraciones internacionales de derechos humanos,
derechos laborales y protección ambiental.
Aunque para muchas personas los derechos
universales son una cuestión de mero consenso,
tienen una base teórica y algunas teorías de filosofía
moral les dan apoyo (Donnelly, 1985). Cabe
mencionar la tradición del Derecho Natural (Simon,
1992), que defiende la existencia de derechos
humanos naturales (Maritain, 1971).
Desarrollo sostenible
Otro concepto basado en valores que se ha vuelto
popular es el de "desarrollo sostenible". Aunque este
enfoque se desarrolló a nivel macro y no a nivel
corporativo, exige una contribución corporativa
relevante. El término entró en uso generalizado en 1987,
cuando la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y
Desarrollo (Naciones Unidas) publicó un informe
conocido como ''Informe Brutland''. Este informe
afirmaba que el "desarrollo sostenible" busca satisfacer
las necesidades del presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer
sus propias necesidades" (Comisión Mundial sobre
Medio Ambiente y Desarrollo, 1987, p. 8). Aunque
originalmente este informe sólo incluía el factor
ambiental, el concepto de "desarrollo sostenible" se ha
ampliado desde entonces para incluir la consideración de
la dimensión social como inseparable del desarrollo. En
palabras del Consejo Empresarial Mundial para el
Desarrollo Sostenible (2000, p. 2), el desarrollo sostenible
"requiere la integración de consideraciones sociales,
ambientales y económicas para hacer juicios
equilibrados a largo plazo".
Se han propuesto numerosas definiciones de
desarrollo sostenible (ver una revisión en Gladwin
y Kennelly 1995, p. 877). A pesar de lo cual, un
62 Elisabet Garriga y Domènec Melé
El análisis de contenido de las principales definiciones
sugiere que el desarrollo sostenible es "un proceso
para lograr el desarrollo humano de manera
inclusiva, conectada, equiparable, prudente y
segura" (Gladwin y Kennelly 1995, p. 876).
El problema surge cuando la corporación tiene que
desarrollar los procesos e implementar estrategias para
enfrentar el desafío corporativo del desarrollo sustentable
corporativo. Como Wheeler et al. (2003, p. 17) han afirmado
que la sostenibilidad es "un ideal hacia el cual la sociedad y
las empresas pueden esforzarse continuamente; la forma en
que nos esforzamos es creando valor, creando resultados
que sean consistentes con el ideal de sostenibilidad a lo
largo de las dimensiones social, ambiental y económica". ''.6
Sin embargo, se han propuesto algunas sugerencias
para lograr la sostenibilidad ecológica corporativa
(Shrivastava, 1995; Stead y Stead, 2000; entre otros). Una
propuesta pragmática es ampliar la tradicional
contabilidad de "resultados finales", que muestra la
rentabilidad neta general, a un "triple resultado final"
que incluiría aspectos económicos, sociales y
ambientales de la corporación. Van Marrewijk y Werre
(2003) sostienen que la sostenibilidad corporativa es un
proceso hecho a medida y cada organización debe elegir
su propia ambición y enfoque específicos con respecto a
la sostenibilidad corporativa. Esto debe cumplir con los
objetivos e intenciones de la organización y estar
alineado con la estrategia de la organización, como una
respuesta adecuada a las circunstancias en las que opera
la organización.
El enfoque del bien común
Este tercer grupo de enfoques, menos consolidado
que el enfoque de stakeholders pero con potencial,
sostiene el bien común de la sociedad como valor
referencial de la RSE (Mahon y McGowan, 1991;
Velásquez, 1992). El bien común es un concepto
clásico arraigado en la tradición aristotélica (Smith,
1999), en la escolástica medieval (Kempshall, 1999),
desarrollado filosóficamente (Maritain, 1966) y
asumido en el pensamiento social católico (Carey,
2001) como referencia clave para los negocios. ética
(Alford y Naughton, 2002; Melé, 2002; Papa Juan
Pablo II, 1991, #43). Este enfoque sostiene que las
empresas, como cualquier otro grupo social o
individuo de la sociedad, tienen que contribuir al bien
común, porque son parte de la sociedad. En
En este sentido, se ha sostenido que las empresas son
una institución mediadora (Fort, 1996, 1999). Las
empresas no deben ser perjudiciales ni un parásito de la
sociedad, sino simplemente contribuir positivamente al
bienestar de la sociedad.
Las empresas contribuyen al bien común de
diferentes maneras, como creando riqueza,
proporcionando bienes y servicios de manera
eficiente y justa, respetando al mismo tiempo la
dignidad y los derechos inalienables y fundamentales
del individuo. Además, contribuye al bienestar social y
a una forma armónica de convivir en condiciones
justas, pacíficas y amigables, tanto en el presente
como en el futuro (Melé, 2002).
Hasta cierto punto, este enfoque tiene mucho en
común tanto con el enfoque de partes interesadas
(Argandoña, 1998) como con el desarrollo sostenible,
pero la base filosófica es diferente. Si bien existen
varias formas de entender la noción de bien común
(Sulmasy, 2001), nos parece especialmente
convincente la interpretación basada en el
conocimiento de la naturaleza humana y su
realización. Permite sortear el relativismo cultural,
que con frecuencia está incluido en algunas
definiciones de desarrollo sostenible.
La noción de bien común también está muy
cercana al concepto japonés de Kyosei (Goodpaster,
1999; Kaku, 1997; Yamaji, 1997), entendido como
“vivir y trabajar juntos por el bien común”, que, junto
con el principio de la dignidad humana, es uno de los
principios fundacionales de los populares "Principios
para las empresas de la Mesa Redonda de
Caux" (www.cauxroundtable.org).
Discusión
La descripción anterior, resumida en la Tabla I, lleva a la
conclusión de que la hipótesis considerada en la
introducción sobre los cuatro enfoques básicos empleados
por las teorías de la RSE y enfoques relacionados es
adecuada. En consecuencia, la mayoría de las teorías
actuales relacionadas con la RSE podrían clasificarse en
términos generales como teorías instrumentales, políticas,
integradoras y éticas.
Donati (1991), un sociólogo contemporáneo, ha revisado
muchos aspectos del trabajo de Parsons. Sugiere que la
adaptación, el logro de objetivos, la integración y la latencia
presentados por Parsons (1961) como rígidos
 TABLA I
Teorías de la responsabilidad social corporativa y enfoques relacionados.
Tipos de teoría Enfoques
Teorías instrumentales Maximización del valor para los accionistas
(centrándose en lograr objetivos económicos
a través de actividades sociales)
Estrategias para obtener ventajas
competitivas.
Mercadeo relacionado a la causa
Teorías políticas Constitucionalismo corporativo
(centrándose en un uso
responsable del poder
empresarial en el ámbito político)
Teoría del contrato social integrador
Ciudadanía corporativa (o empresarial)
Teorías integrativas Gestión de problemas
(centrándose en la integración de
demandas sociales)
Responsabilidad pública
Gestión de los interesados
Desempeño social corporativo
Breve descripción
Maximización del valor a largo plazo
• Inversiones sociales en un contexto
competitivo
• Estrategias basadas en la visión de los
recursos naturales de la empresa y las
capacidades dinámicas de la empresa.
• Estrategias para la base de la
pirámide económica
Actividades altruistas socialmente
reconocidas utilizadas como
instrumento de marketing.
Las responsabilidades sociales de las
empresas surgen de la cantidad de
poder social que tienen.
Supone que existe un contrato
social entre empresa y sociedad. Se
entiende a la empresa como un
ciudadano con cierta implicación en
la comunidad.
Procesos corporativos de respuesta a
aquellas cuestiones sociales y políticas
que puedan impactar significativamente
en ella.
Se toma como referencia para el
desempeño social la ley y el proceso de
política pública existente
Equilibra los intereses de las partes
interesadas de la empresa.
Búsquedas de legitimidad social y
procesos para dar respuestas adecuadas
a las problemáticas sociales.
Algunas referencias clave
Friedman (1970), Jensen (2000)
Porter y Kramer (2002)
Ciervo (1995), Lizt (1996)
Prahalad y Hammond (2002), Hart
y Christensen (2002), Prahalad
(2003)
Varadarajan y Menon (1988),
Murray y Montanari (1986)
Davis (1960, 1967)
Donaldson y Dunfee (1994,
Responsabilidad Social Corporativa
1999)
Wood y Lodgson (2002), Andriof y
McIntosh (2001) Matten y Crane
(en prensa)
Sethi (1975), Ackerman (1973),
Jones (1980), Vogel, (1986),
Wartick y Mahon (1994)
Preston y publicación (1975, 1981)
Mitchell y cols. (1997), Agle y
Mitchell (1999), Rowley (1997)
Carroll (1979), Wartick y Cochran
(1985), Wood (1991b) Swanson
63
(1995)
 64 Elisabet Garriga y Domènec Melé

funciones, deben entenderse como cuatro

dimensiones interconectadas presentes en todo
Preston (1995), Freeman y Phillips

Pacto Mundial de las Naciones Unidas (1999)

Ambiente y Desarrollo (Informe

Comisión Mundial sobre Medio

Alford y Naughton (2002), Melé

fenómeno social. Esto sugiere que el concepto de
Los Principios Globales de Sullivan (1999),
Freeman (1988), Donaldson y
Freeman (1984, 1994), Evan y

relación entre empresa y sociedad debe incluir estos

Algunas referencias clave

Brutland) (1987), Gladwin y

(2002), Phillips et al. (2003)

cuatro aspectos o dimensiones y debe existir alguna

conexión entre ellos. Esto debe reflejarse en toda
teoría. En algunos autores, como Friedman, es

(2002) Kaku (1997)

relativamente fácil descubrir estas dimensiones y

Kennelly (1995)
conexiones, en otras teorías no es tan fácil.
De hecho, aunque la principal preocupación en la visión
de Friedman (Friedman, 1970; Friedman y Friedman, 1962)
es la creación de riqueza, como hemos señalado
anteriormente, esta preocupación tiene sus raíces en ciertos
valores culturales relacionados con el libre mercado, la
Marcos basados en los derechos humanos,
los derechos laborales y el respeto al medio
utilitarismo, teorías de la justicia, etc.)
las partes interesadas de la empresa.

Orientado al bien común de la

Considera deberes fiduciarios hacia

propiedad privada y el hecho de que la creación de riqueza

Su aplicación requiere referencia a

es buena para la sociedad. Esto nos muestra que ciertos

generaciones presentes y futuras
Orientados a lograr el desarrollo
alguna teoría moral (kantiana,
Breve descripción

valores están presentes, aunque frecuentemente sean

humano considerando a las

cuestionados. Al mismo tiempo, acepta las reglas del libre

mercado, las leyes y costumbres éticas de cada lugar.
Friedman y, sobre todo, Jensen (2000) también aceptan la
integración de algunas demandas sociales en la empresa si
sociedad.

ésta es rentable a largo plazo. En cuanto a la política, detrás

TABLA I (Continuación)

ambiente

de la visión de Friedman hay una concepción funcional de lo

social con claras consecuencias políticas. La sociedad se
entiende como un mecanismo con grupos monofuncionales,
cada uno con un propósito concreto. Así, la finalidad
exclusiva de las organizaciones empresariales es la creación
de riqueza. Se sostiene que las empresas que operan en un
Teoría normativa de las partes interesadas

mercado libre son la mejor manera de asignar recursos

Enfoques

escasos porque la sociedad puede alcanzar una situación

Desarrollo sostenible

óptima en el sentido de Pareto (Pareto Optimum). Esto

significa que la satisfacción de todas las personas
El bien común
Derechos universales

involucradas en la situación es la mayor posible o, al menos,

la situación satisface a la mayoría de ellos sin perjudicar a
otros. Sin embargo, en presencia de externalidades, cuando
los tomadores de decisiones no toman en cuenta los efectos
secundarios de sus acciones que cargan o benefician a otros,
el mercado es ineficiente y el equilibrio no es un óptimo de
Pareto. Cuando aparecen externalidades, debería actuar
otro sistema de la sociedad, el sistema político. El sistema
político debe enfrentar estas externalidades a través de
(centrándose en lo correcto para

impuestos, regulaciones y un paquete mínimo de derechos.

lograr una buena sociedad

Así, las empresas contribuyen al bienestar de la sociedad a

través del mecanismo del mercado y en cumplimiento de la
Teorías éticas

ley. Por supuesto, fuera del negocio, el gerente puede gastar

Tipos de teoría

cualquier cantidad de dinero personal en actividades

sociales según sus preferencias personales. Sin embargo, los
objetivos sociales
 Responsabilidad Social Corporativa
y las demandas entran bajo consideración
empresarial sólo a través de la ley aplicada por el
sistema político.
Una teoría contrastante, en la que las cuatro
dimensiones mencionadas y sus conexiones no son tan
fáciles de descubrir, es el "principio de responsabilidad
pública" de Preston y Post (1975). Sin embargo, estas
dimensiones están implícitas. De hecho, esta teoría
presupone una determinada concepción de la sociedad y
de los valores. La dimensión política es clara, ya que se
asume la política pública como criterio básico. En cuanto
a la creación de riqueza, sin duda la aplicación de esta
teoría tendría consecuencias para la generación de
beneficios. En realidad, estos académicos reconocen que
lo que ellos llaman relaciones secundarias (relacionadas
con implicaciones secundarias) "son esenciales para una
gestión eficaz a largo plazo" (Preston y Post, 1981, p. 57).
No es nuestro objetivo revisar todas las teorías
descritas, pero lo dicho sobre las cuatro dimensiones en
los enfoques de Friedman y Preston y Post
probablemente podría extenderse a otras teorías. Si
nuestra intuición es correcta, un concepto adecuado de
la relación empresa y sociedad debería incluir estos
cuatro aspectos o dimensiones, y algún modo de
integración de los mismos. Aunque la mayoría de las
teorías estudiadas no lo hacen explícito, se puede
apreciar una tendencia a superar este déficit.
De hecho, en los últimos años se han propuesto algunas
teorías en las que se han considerado dos o incluso más de
estas dimensiones y su interconexión. Éste es el caso, por
ejemplo, del modelo de Desempeño Social Corporativo de
Wood (1991b). Este modelo se centra básicamente en
integrar las demandas sociales, sin embargo, también
considera la legitimidad institucional, aceptando que ''la
sociedad otorga legitimidad y poder a las empresas'' (Davis,
1973, p. 314). De esta manera, Wood introduce dimensiones
tanto políticas como integradoras, mientras que las
dimensiones económicas y éticas están implícitas. Respecto
a esto último, los principios declarados de responsabilidad
corporativa asumidos se basan en el control social más que
en una responsabilidad prescriptiva proveniente de la ética.
Ésta es precisamente la crítica que Swanson (1995) hizo al
modelo de Wood. Como alternativa, Swanson (1995, 1999)
propuso un modelo derivado en el que intentaba incluir
explícitamente la dimensión ética, a través de una teoría de
valores. Siguiendo a Frederick (1992), aceptó que las
organizaciones empresariales tienen responsabilidades
relacionadas con la economía y la ecologización.
sesenta y cinco
Además, la toma de decisiones ejecutivas debería renunciar
a la búsqueda de poder en favor de dirigir a la empresa a
economizar y ecologizar.
Más recientemente, Wood y Lodgson (2002), al
abordar el modelo corporativo o ciudadano de negocios,
han introducido la dimensión ética en su modelo. Se
centran en la dimensión política pero también
incorporan los derechos universales en su visión del
comportamiento empresarial.
Las teorías sobre la RSE, que tienen como objetivo
principal los beneficios a largo plazo, normalmente
utilizan una metodología empírica y son descriptivas,
aunque explícitamente también presentan una
prescripción condicional. Su afirmación genérica podría
tomar la forma: "si quieres maximizar los beneficios
debes asumir la RSE en la forma propuesta por esta
teoría". Por el contrario, las teorías éticas son
prescriptivas y utilizan una metodología normativa.
Integrar los aspectos empíricos y normativos de la RSE, o
económicos y éticos, es un gran desafío. Algunos autores
(Brandy, 1990; Etzioni, 1988; Quinn y Jones, 1995; y
Swanson, 1999; Treviño y Weaver, 1994 entre otros) han
considerado este problema, pero está lejos de estar
resuelto. Esta falta de integración ha sido denunciada
como la causa de la falta de un paradigma para el ámbito
empresarial y social (Swanson, 1999).
Finalmente, la situación actual presenta muchas teorías
éticas en competencia. Esto muy a menudo produce
confusión y escepticismo. El problema es especialmente
grave en el caso de las teorías éticas, e incluso dentro de
cada grupo de teorías. Considerando, por ejemplo, la teoría
normativa de las partes interesadas. Como hemos explicado
anteriormente, esto se puede desarrollar utilizando una
gran cantidad de teorías éticas diferentes. Aunque cada una
de estas teorías establece principios universales, en la
práctica el efecto global es el de un relativismo descarado:
"Si eres utilitarista, harás esto; si eres kantiano, harás
aquello". (Solomon, 1992) , pág.318).
Conclusión
Podemos concluir que la mayoría de las teorías actuales de
la RSE se centran en cuatro aspectos principales: (1) alcanzar
objetivos que produzcan ganancias a largo plazo, (2) utilizar
el poder empresarial de manera responsable, (3) integrar las
demandas sociales y (4) contribuir a una buena sociedad
haciendo lo que es éticamente correcto. Esto nos permite
clasificar las teorías más relevantes sobre RSE y afines.
66 Elisabet Garriga y Domènec Melé
conceptos en cuatro grupos, que hemos denominado
teorías instrumentales, políticas, integradoras y de valores.
La mayoría de las teorías consideradas no hacen explícitas
las implicaciones de cada enfoque específico para los
aspectos considerados en otros grupos de teorías.
Investigaciones futuras podrían analizar estas
cuatro dimensiones y su conexión en las teorías más
relevantes y considerar sus contribuciones y
limitaciones. Lo que parece más desafiante, sin
embargo, es desarrollar una nueva teoría que supere
estas limitaciones. Esto requeriría un conocimiento
preciso de la realidad y una base ética sólida.
Notas
1Parsons considera la existencia de cuatro problemas
interconectados en cualquier sistema de acción: (1) el
problema de movilizar recursos del medio ambiente y luego
distribuirlos por todo el sistema, lo que requiere adaptación
al medio ambiente; (2) el problema de establecer prioridades
entre las metas del sistema y movilizar recursos del sistema
para el logro de las metas; (3) el problema de coordinar y
mantener relaciones viables entre las unidades del sistema y
(4) el problema de asegurar que los actores del sistema
social muestren los valores apropiados. Esto implica
motivación y otras características (mantenimiento de
patrones) y lidiar con las tensiones internas y la tensión de
los actores en el sistema social (manejo de tensiones). Eso
significa preservar la estructura básica del sistema y
adaptarse a las condiciones cambiantes dentro del marco
que proporciona la estructura básica. Según Parsons, estos
problemas necesitan cuatro requisitos o imperativos para el
mantenimiento de un sistema social: adaptación (A), logro
de objetivos (G), integración (I) y mantenimiento de patrones
o latencia (L).
2Algunos años antes, T. Leavitt, profesor de la Escuela de
Negocios de Harvard, expresó este enfoque de una
manera aún más radical: “El bienestar corporativo tiene
sentido si tiene sentido económico, y no pocas veces lo
tiene. Pero si algo no tiene sentido económico, el
sentimiento o el idealismo no deberían dejarlo
entrar” (Leavitt, 1958, p. 42).
3Según Porter y Kramer (2002), un contexto competitivo consta
de cuatro elementos interrelacionados del entorno empresarial
local que dan forma a la productividad potencial. El primer
elemento es la condición del factor, que involucra la educación
de los empleados, los recursos naturales, las instituciones
tecnológicas de alta calidad y la infraestructura física. El segundo
elemento está relacionado con la demanda.
condiciones; es decir, cómo la empresa puede influir en la
calidad y el tamaño del mercado local, por ejemplo,
desarrollando clientes educados y exigentes. El tercero, el
contexto de la estrategia y la rivalidad, implica cómo la
empresa puede invertir en incentivos y normas que
gobiernen la competencia, como por ejemplo todos los
esfuerzos para reducir la corrupción, prevenir la formación
de cárteles y abrir mercados. La última es la inversión de la
empresa en industrias relacionadas y de apoyo, por ejemplo,
fortaleciendo la relación con proveedores de servicios,
componentes y maquinaria.
4Según Davis, "los mercados dejan a las empresas
teóricamente sin ningún poder social y, por tanto, sin
responsabilidad social (ecuación cero equilibrada). Esta
ecuación cero de no poder ni responsabilidad es un modelo
teórico adecuado para la competencia pura, pero es sólo
teoría y es inconsistente con las realidades de poder de las
organizaciones modernas. Poseen una gran iniciativa,
activos económicos y poder; sus acciones sí tienen efectos
sociales'' (Davis, 1967, p. 49).
5De hecho, se han construido diferentes modelos para
explicar cómo y por qué se construyen las alianzas y
cómo determinarlas, medirlas y evaluarlas (Andrioff,
2001; Zadek, 2001).
6Ese no es el único problema. Según Gladwin y
Kennelly (1995, p. 876), el concepto de desarrollo
sostenible es "confuso, esquivo, discutible y/o
ideológicamente controvertido" y tiene múltiples
objetivos e ingredientes, complejas
interdependencias y un considerable espesor moral.
Pero, a pesar de todo, el concepto se está volviendo
cada vez más popular y ha introducido un elemento
importante en el debate sobre la RSE.
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Departamento de Ética Empresarial,
escuela de negocios IESE,
Universidad de Navarra,
AV. Pearson, 21 años,
08034Barcelona,
España
Correo electrónico: mele@iese.edu , egarriga@iese.edu