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Jesús fue hombre y vivió con sus 5 sentidos. Él se deleitó de la visión naturaleza, del tacto del agua
entre sus dedos, del sonido de la risa de su madre, paseó y olió las calles de Jerusalén, y cómo no,
participó y degustó banquetes y comidas sencillas.
Nuestro desarrollo se compone también de todas las sensaciones que percibimos por los cinco
sentidos. Vivir consiste en poder sentir las cosas sencillas.
La neuroeducación nos interpela a emplear en el aula los avances de la neurociencia, que muestra
cómo determinados estímulos desde edades tempranas, favorecen un adecuado desarrollo
neuronal, pues en todo ser vivo aprender forma parte esencial del descubrimiento sensorial del
mundo que nos rodea.
Para poder acercarlo a las personas con afectaciones graves o muy graves, tales como
pluridefiencias, nos servimos de todos los sentidos del alumno, utilizando la estimulación basal, y
ofreciéndole estímulos sensoriales de una manera estructurada, globalizada y natural.
Aunando la naturaleza humana de Jesús con lo que conocemos sobre estimulación, ¿podemos dar
Religión a alumnado con un nivel de competencia curricular inferior a los dos años?
La respuesta es sí. Facilitando el contenido del currículo de Religión Católica de una manera global
y estructurada, y empleando, cómo no, nuestros cinco sentidos.
El primer paso es reflexionar sobre mis propias vivencias, lo que percibo por mis cinco sentidos en
una celebración bautismal:
Comencemos por el sentido del oído: el sonido del agua caer, canciones propias de esta
celebración como “agua lávame” o la fórmula empleada por el sacerdote.
Con el sentido de la vista, percibo la celebración, pero de manera más concreta, la luz del Cirio
Pascual o la vestidura blanca.
Con el tacto, puedo sentir el agua, la cera de la vela, la piedra de la pila bautismal, el calor del Cirio
Pascual.
Con el olfato: el olor del incienso o el santo crisma y el óleo de los catecúmenos.
En el sentido del gusto, podemos contrastar cómo el agua nos refresca y nos calma la sed.
Con este conglomerado de sensaciones podemos plantear actividades que persigan el objetivo de
Identificar elementos del sacramento del bautismo empleando diversos sentidos.
Colocamos incienso en el aula donde se valla a realizar la actividad, también situaremos lámparas
de luz negra, así mismo, reproduciremos cantos típicos del bautismo o el sonido del agua caer.
Comenzamos la actividad en oscuridad, mostrando la luz de una vela y realizando contrastes entre
la luz y la oscuridad, al mismo tiempo, ayudamos a los alumnos a sentir el tacto de la cera de la
vela.
Posteriormente, nos pondremos la vestidura blanca, la cual se verá resaltada con las lámparas de
luz negra. Una vez se haya vivenciado esa sensación, tocaremos y oleremos los óleos (o lo más
parecidos posibles) empleados en el bautismo.
Por último, facilitaremos al alumnado barreños de agua donde se puedan mojar, e incluso les
echaremos agua por la cabeza.
Para finalizar la sesión, beberemos agua para refrescarnos y tener la sensación, de esta,
recorriendo nuestra garganta.
Os invito a todos y todas a reflexionar sobre esta metodología basal y compartirla en los
comentarios.