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La existencia humana oscila perennemente en dos planos

diferentes, el de la realidad (que se manifiesta a través de


su participación directa en acontecimientos físicamente
tangibles) y el de la subjetividad (que resulta de la forma
en que cada individuo vive su mundo interno). Es decir,
entre la percepción y la imaginación.

La capacidad de crear escenarios mentales es una


característica de nuestra especie, y que le permite
trascender las limitaciones impuestas por la naturaleza
para descubrir estrategias de las que beneficiarse, pese a
que en ocasiones ello haya supuesto perjuicios para el
planeta.

En este artículo ahondaremos al detalle en qué es el


fenómeno de la imaginación y en sus funciones. Asimismo,
profundizaremos en aquellas áreas cotidianas en las que
ostenta un papel clave, con el objetivo de ejemplificar su
alcance en nuestras vidas.

 Artículo relacionado: "Los 8 procesos psicológicos


superiores"

Imaginación: ¿qué es y para qué


sirve?
La imaginación es la habilidad de crear, a nivel cognitivo,
imágenes (o escenas) que no están presentes en el campo
perceptivo de quien las articula, pudiendo estar
condimentadas por la inclusión de elementos evocados en
cualquier modalidad sensorial. De tal manera es posible
reproducir situaciones del pasado que no solo implican
contenidos visuales, sino también las sensaciones que las
acompañaron (positivas y negativas). También permite
explorar las ideas o conceptos intangibles, e incluso
combinarlos para generar productos novedosos que nunca
existieron o con los que no se experimentó de una manera
directa.

Si bien hay entre las dos una frontera clara, no podemos


negar que existen ciertos puntos de contacto: lo que
imaginamos tiende a provenir de sucesos vividos en el
pasado, mientras que un sinfín de realidades se
concibieron primero en una mente inquieta.

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