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El libro que cuenta la triste resistencia indígena durante la Conquista del desierto

Historia

"Una guerra infame" recupera uno de los períodos más turbulentos de la historia argentina: la colonización, el
asesinato al indio y la forja del estado nación sobre una guerra desigual.

Fuente: Archivo General de la Nación

Una comunidad chaqueña a fines del siglo XIX. Fuente: Archivo General de la Nación

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Juan Brodersen

"¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo
remediar"

Domingo Faustino Sarmiento

La conquista del desierto, ese complejo proceso histórico que atravesó la Argentina en el siglo XIX, sigue generando
controversias. Desde el mismo nombre, hablar de desierto hace pensar en un territorio vacío que fue ocupado por el
ejército de Juan Manuel de Rosas desde 1833 en adelante. Sin embargo, una gran cantidad de estudios
historiográficos demuestran hoy que quienes forjaron el Estado nacional, con Julio Argentino Roca como su máximo
exponente, no sentaron las bases argentinas sobre tierras vírgenes, sino sobre sangre indígena.

"Una guerra infame" recupera los sucesos ocurridos en aquella primitiva argentina que poco sabía de instituciones.
Traducida a "una guerra entre dos contendientes muy desiguales", la conquista del desierto es analizada por el
periodista Andrés Bonatti y el historiador Javier Valdez en una obra que intenta sopesar el debe y el haber de las
batallas colonizadoras.

Con un marcado hincapié en el consenso de la época, los autores no dejan de lado las motivaciones y los juegos
políticos en torno al reparto de 500.000 kilómetros cuadrados, los miles de muertos y refugiados que las distintas
campañas ocasionaron. Y tampoco la resistencia, siempre presente en las ocupaciones criollas. Aquí, los autores
cuentan algunos resultados de su investigación, una conmovedora historia que se torna central para entender los
cimientos de nuestra Argentina.

- ¿A qué se refieren con "la verdadera" historia de La Conquista del Desierto?

Andres Bonatti: Nuestro propósito ha sido realizar una investigación que aborde en forma integral la problemática
en torno a la Conquista del Desierto, no solamente a partir de una descripción minuciosa de las campañas militares,
de las políticas de despojo y sometimiento de las comunidades originarias, y del inescrupuloso reparto de las tierras
entre los militares y los empresarios, sino también para indagar en las diferentes posturas políticas e ideológicas
imperantes antes y durante la Conquista, con el objetivo de ofrecer una interpretación más clara de los hechos, sus
causas y sus consecuencias. Nuestra intención ha sido acercar la historia de la Conquista del Desierto al lector
común, no especializado, con un texto que reúne los hechos más importantes, algunos de ellos inéditos o poco
desarrollados, desde una mirada crítica no exenta de rigor científico.

Expedición al Río Negro, con Julio Argentino Roca a la cabeza, en 1879. Fuente: Fuente: Antonio Pozzo (1829-1910),
Ministerio de Guerra

- En la introducción hablan de las dos lecturas tradicionales de la Campaña como algo "malo" por el genocidio
indígena, o "bueno" por la gesta del Estado Nacional a partir del roquismo. ¿Cómo se resumen estas posturas
historiográficas?

- Javier Valdez: Una de las posturas tiene que ver con la línea historiográfica liberal tradicional, que tomó la campaña
como la gran gesta patriótica del avance de la "civilización" en contra de la "barbarie", negando la preexistencia de
sociedades indígenas, pero sobre todo desconociéndolas. ¿Qué historia se puede escribir sobre la base del
desconocimiento? La otra postura fue la que trató de visibilizar a los pueblos originarios, pero centró sus esfuerzos
en denuncias casi panfletarias contra los actos genocidas y personajes como Julio A. Roca. Si bien nosotros
respetamos esta última posición, creemos también que en la actualidad hay excelentes trabajos provenientes de
diferentes disciplinas e investigadores que nos están arrojando más claridad sobre todo el proceso, por lo cual
tenemos el deber de ampliar nuestra mirada y no caer en posturas historiográficas simplistas y carentes de rigor.

- 1879 no es el punto de partida para entender la Conquista, explican. ¿Dónde arranca esta historia y por qué?

- JV: El espacio temporal que consideramos para nuestra investigación es mucho más amplio que el que proponen
las visiones tradicionales. Lo enmarcamos desde las primeras expediciones a las "Salinas Grandes" comandadas por
Pedro Andrés García en 1810 y 1811, y terminamos en 1917 con la instalación del último fuerte en el Gran Chaco.
Claro que durante todo ese siglo de constante expansión sobre los territorios de los pueblos indígenas libres de
Pampa, Patagonia y Chaco, tenemos diferentes etapas con avances y retrocesos; no es un proceso uniforme y lineal.
Desde la perspectiva ideológica, la empresa que lleva al Estado argentino hasta los ríos Negro y Limay en 1880,
también está sustentada muchas décadas antes de que Roca la ponga en marcha, por hombres vinculados a la
Generación del ´37. Las ideas de personajes como Sarmiento o Alberdi fueron fundamentales a la hora de llevar
adelante el avance sobre territorios y sociedades.

- ¿Cuáles fueron las grandes etapas de la Campaña?

- JV: Las etapas de guerra y conquista sobre los pueblos originarios coinciden con el corrimiento de la frontera
interna y la expansión territorial del Estado. En este sentido, podemos diferenciar tres grandes momentos: el
primero es la campaña organizada por Juan Manuel de Rosas en 1833; el segundo momento es la empresa
comandada por el ministro Adolfo Alsina en 1876; y la tercera es la que emprendió Julio A. Roca a partir de 1879,
que incluye muchas campañas militares durante la toda la década del ochenta a la Patagonia y al "Gran Chaco".

- ¿A qué le llaman "el largo calvario de una dinastía"?

- AB: Es en referencia a la dinastía Catriel, a la que le dedicamos uno de los capítulos del libro. El recorrido del linaje
Catriel es uno de los más trágicos de la historiografía de los pueblos originarios de nuestro territorio.

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- ¿En qué sentido?

- Fueron durante muchos años aliados incondicionales de los gobiernos de Buenos Aires, integraron los ejércitos
porteños y se enfrentaron a sus propios hermanos mapuche en varias batallas, como por ejemplo la de San Carlos,
en 1873, que derrotó al cacique Calcufurá. A cambio de esa ayuda, el Gobierno central les respetaba sus tierras. Pero
la situación cambió cuando el Estado argentino decidió ir por todo, incluso por los territorios de los Catriel, sus
históricos aliados, en la zona de Azul. A partir de ese momento se rebelaron, intentaron resistirse, pero fueron
aplastados rápidamente y sus líderes enviados a la isla Martín García, uno de los centros de detención ilegal que
tenía el Estado argentino por aquellos años.

- El libro le dedica un capítulo a los mecanismos de explotación perpetrados hacia las poblaciones indígenas. ¿Qué
cuentan sobre esto?

- AB: Los indígenas sometidos durante la Conquista eran considerados "mano de obra barata" para las diferentes
industrias de la época. Sus destinos fueron diversos. Los hombres en general eran enviados a trabajar en los ingenios
de las provincias del norte, también a los obrajes madereros, algodonales o yerbatales. En todos los casos, las
condiciones a las que se los sometían eran durísimas: muchas horas horas de trabajo, pagas paupérrimas y
maltratos. El nivel de mortalidad entre ellos era altísimo, por la mala alimentación y las enfermedades. Los que
tenían mejor suerte terminaban como soldados en algunos de los ejércitos de frontera. Y a las mujeres se las
destinaba a las casas de las familias más poderosas como empleadas domésticas, a partir de la gestión de
organismos como la Sociedad de Beneficencia, que actuaba como agente colocador de las mujeres indígenas en las
mansiones patricias de la época.

El libro repasa las condiciones esclavas en las que trabajaban los pobladores originarios (Archivo General de la
Nación)
- ¿Qué tipo de resistencia opusieron las poblaciones indígenas? ¿Cómo fue en La Pampa?

- JV: La lucha y la resistencia de los pueblos originarios que veían el avance avasallador del Estado tuvieron diferentes
matices. Muy pocas fueron las parcialidades que tomaron actitudes pasivas. Más allá de pactos y alianzas con los
gobiernos, de una manera heroica tenemos la resistencia ranquelina de Mariano Rosas y Paine Guor; pero también,
no menos osada, la de Pincén, de Catriel y la de la dinastía de los Cura en la región pampeana. Más al sur, la épica
lucha de Sayhueque secundado por Inacayal y Foyel; y las menos conocidas en la región chaqueña que involucra a
jefes como Cambá o Leoncito. Cuando la conquista se hizo inexorable, las valientes lanzas mapuches y mapuche-
tehuelche comenzaron un repliegue, que muchas veces los llevó hacia el vecino país de Chile o a refugiarse y
relocalizarse en regiones de difícil acceso para el Estado Nacional.

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- ¿Cuál fue el "botín" de la Conquista del Desierto?

- AB: La tierra. La Conquista del Desierto significó para el Estado argentino la apropiación de más de 500.000
kilómetros cuadrados de territorios, una extensión que equivale a la suma de las superficies actuales de las
provincias de Buenos Aires y Río Negro. Hablamos de botín porque los principales beneficiados fueron un grupo
reducido de argentinos, pertenecientes a la élite política y económica criolla, conformada por las familias más
ilustres, que recibieron la propiedad de grandes extensiones de los territorios conquistados, a precios muchas veces
irrisorios y con la ayuda de leyes diseñadas a medida. La principal consecuencia de este proceso fue la conformación
de los latifundios, grandes tierras aptas para agricultura y ganadería, que quedaron en manos de un grupo selecto de
empresarios aliados al poder político, o que incluso formaban parte de él.

- ¿Qué diagnóstico hacen luego de escribir el libro en torno a la Campaña del Desierto?

- AB: Creemos que la Conquista del Desierto fue un proceso de genocidio y etnocidio contra las comunidades
originarias, que contó con un consenso casi absoluto entre los estamentos de poder de la época: militares, políticos,
Iglesia, Sociedad Rural, científicos, medios de comunicación, y otros. Casi no hubo voces disidentes. Esto provocó la
invisibilidad de los pueblos indígenas durante mucho tiempo.

- JV: la política del Estado argentino poco hizo por los pueblos originarios. Los logros en política indígena son
fundamentalmente por la acción y la lucha de los mismos pueblos indígenas. Y los vestigios de la Campaña dura
hasta nuestros días: pobreza, marginación, invisibilidad.
La Campaña al Desierto de Roca 1879
La Campaña del Desierto 
La Conquista del Desierto o Campaña del Desierto fue una campaña militar llevada a cabo por el gobierno
argentino contra las naciones mapuche y ranquel, con el objetivo de obtener el dominio territorial de la Pampa y
la Patagonia oriental, hasta entonces bajo dominio indígena. 
Antecedentes 
La Pampa y la Patagonia constituyó una amplia región de los pueblos originarios, que nunca pudo ser
conquistada por los europeos, y que desde el siglo XVII se fue unificando bajo la cultura mapuche. Recién a
fines del siglo XIX, Argentina y Chile, lograron ocupar la región mediante la guerra contra los indígenas. 
A la llegada de los europeos, el sur del continente americano, la Pampa y la Patagonia, estaba poblado por los
pampas, los tehuelches (patagones) en la Patagonia oriental y los mapuches en la Patagonia occidental; Tierra
del Fuego estaba habitado por una rama de los tehuelches, los selknams (onas), los yámana y los kawéskar. 
Con el desembarco de los conquistadores realistas en las riberas del Río de la Plata y la fundación de la ciudad
deBuenos Aires durante el siglo XVI, se produjeron las primeras confrontaciones entre los españoles y el pueblo
originario que habitaba la región pampeana, los pampas (het ó querandíes), llamados luego ranqueles, una vez
integrados a la cultura mapuche en el siglo XVIII. 
A partir del siglo XVII una pequeña cantidad de bovinos abandonados por los españoles en las pampas, se
multiplicaron naturalmente hasta conformar enormes manadas de bovinos salvajes. Tanto los pampas y
mapuches, ocupantes de esos territorios, como los españoles y gauchos libres, se dedicaron a la caza de esos
animales, lo que llevó a enfrentamientos entre unos y otros. Los españoles construyeron entonces una línea de
fortines cercana a Buenos Aires y Córdoba, para ocupar zonas exclusivas de caza, llamadas vaquerías. Los
pampas consideraron que los europeos habían usurpado invadiendo sus territorios, y durante siglos atacaron
sus posiciones mediante un sistema de ataques en masa, denominados malones, utilizando diestramente el
caballo, largas lanzas y boleadoras. 
Simultáneamente desde la Capitanía de Chile se procedía a un ataque sistemático sobre los mapuches,
conocidos también como araucanos, que se conoció como la Guerra de Arauco. 
Entre los siglos XVII y XVIII los mapuches impusieron su cultura a la mayor parte de los pueblos indígenas que
habitaban la pampa y la Patagonia. 
Desde fines del siglo XVIII, los españoles comenzaron lentamente a avanzar sobre territorio ranquel. El río
Salado (Buenos Aires), que divide al centro la pampa occidental, se convirtió entonces en el límite entre ambas
civilizaciones. Algunos indígenas solían trabajar en las estancias españolas, mestizándose con europeos,
negros y otros indígenas. El origen social de los gauchos está relacionado con este proceso de mestizaje. 
Tras la independencia en 1816 Argentina mostró una abierta intención de ocupar las tierras de los ranqueles y
mapuches. 
Las ofensivas coordinadas por Martín Rodríguez en 1823 y Juan Manuel de Rosas en 1833, desde la provincia
deBuenos Aires, y de otros ejércitos argentinos desde la región del Cuyo, tuvieron como objetivo conquistar
nuevos territorios en poder de ranqueles y mapuches, causando grandes bajas a estos últimos. 
Para la segunda mitad del siglo XIX, tanto Argentina como Chile se dispusieron a conquistar completamente los
territorios habitados por los mapuches. 
En 1872 el jefe ranquel Cufulcurá, con un ejército originario de 6.000 combatientes, atacó las ciudades de
General Alvear, Veinticinco de Mayo (Buenos Aires) y Nueve de Julio (Buenos Aires), resultando muertos 300
criollos y 200.000 cabezas de ganado. El hecho ha sido referido como un antecedente inmediato de las
campañas emprendidas por el general Julio A. Roca conocidas como la Conquista del Desierto. 
La campaña de Alsina 
En 1875, Adolfo Alsina, ministro de Guerra bajo el presidente Nicolás Avellaneda, se presentó al gobierno con
un plan que más tarde describió como apuntar a poblar el desierto y no a destruir. Entonces se firmó un tratado
de paz con el cacique Juan José Catriel, sólo para ser roto corto tiempo después cuando atacó junto al cacique
Namuncurá, Tres Arroyos, Tandil, Azul (Buenos Aires) y otros pueblos y granjas en un ataque incluso más
sangriento que el de 1872. 
Alsina respondió al atacar a los originarios, forzándolos a retroceder y a dejar los fortines en su camino hacia el
sur para proteger los territorios conquistados; y, para evitar el transporte del ganado robado construyó la
llamada Zanja de Alsina, que sirvió como límite para los territorios sin conquistar. 
Los originarios continuaron sus ataques al recolectar vacas de las chacras en la provincia de Buenos Aires y el
sur de la provincia de Mendoza, pero la hallaron difícil para escapar con los animales que hacían su marcha
lenta y tuvieron que enfrentar a las unidades de patrullaje que los seguirían. 
Muchos originarios que no sólo sufrieron de hambre sino que también la venganza del hombre blanco,
decidieron unirse a las granjas-estancias para trabajar para ellos a cambio de comida y refugio, pero los otros
se resistieron. 
Después de que Alsina muriera en 1877, Julio Argentino Roca fue nombrado nuevo Ministro de Guerra y
prosiguió su trabajo. 
La campaña de Roca 
Roca, en contraste con Alsina, creía que la única solución contra la amenaza de los pueblos de origen era
extinguirlos, subyugarlos o expulsarlos. 
A finales de 1878, empezó la primera ola para "limpiar" la zona entre la trinchera de Alsina y el Río Negro a
través de ataques sistemáticos y continuos a los establecimientos de los indígenas. 
Con 6.000 soldados y rifles nuevos, en 1879 comenzó la segunda ola alcanzando Choele Choel en dos meses,
la cual fue entregada pacíficamente por los originarios locales. Desde otros puntos, las compañías del sur
hicieron su camino hacia el río Negro y el Neuquén; el tributario norteño del río Negro. Juntos, ambos ríos
marcaban la frontera natural desde los Andes hasta el Atlántico. 
Muchos establecimientos fueron construidos en la cuenca de estos dos ríos, así como también en el río
Colorado. Por mar, algunos establecimientos fueron erigidos en la cuenca sur del río Santa Cruz,
principalmente por colonos galeses. 
La campaña final 
Roca siguió a Nicolás Avellaneda como presidente. Creyó que era imperativo conquistar el territorio al sur del
río Negro lo más pronto posible y ordenó la campaña de 1881 bajo el mando del coronel Conrado Villegas. 
Dentro de un año, Villegas conquistó el territorio de la actual provincia de Neuquén (alcanzó el río Limay). La
campaña continuó presionando a la resistencia de los pueblos originarios más al sur, para luchar la última
batalla, el 18 de octubre de 1884. El último grupo rebelde de más de 3.000 miembros bajo el mando de los
caciques Inacayal y Foyel, se rindieron dos meses después en la actual provincia de Chubut. 
INFORME OFICIAL DE LA COMISION CIENTIFICA 
agregada al Estado Mayor General de la 
EXPEDICION AL RIO NEGRO (PATAGONIA) 
realizada en los meses de Abril, Mayo y Junio de 1879, 
BAJO LAS ORDENES DEL GENERAL JULIO A.ROCA  (Buenos Aires, 1881) 
El año 1879 tendrá en los anales de la República Argentina una importancia mucho más considerable que la
que le han atribuído los contemporáneos. Ha visto realizarse un acontecimiento cuyas consecuencias sobre la
historia nacional obligan más la gratitud de las generaciones venideras que la de la presente, y cuyo alcance,
desconocido hoy, por transitorias cuestiones de personas y de partido, necesita, para revelarse en toda su
magnitud, la imparcial perspectiva del porvenir. Ese acontecimiento es la supresión de los indios ladrones que
ocupaban el Sur de nuestro territorio y asolaban sus distritos fronterizos: es la campaña llevada a cabo con
acierto y energía, que ha dado por resultado la ocupación de la línea del Río Negro y del Neuquén. 
FUENTE: 
Ficha bibliografica realizada por mi. Autores a continuación. 
Botana "El orden Conservador" 
Ozslak "La Formación del Estado Argentino"

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