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"¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando
llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en sus manos el poder!"
Aunque las palabras de este versículo podrían incluir la prá ctica del sexo ilícito, se
refieren principalmente a otro tipo de males. Se refieren a personas que cuando se
acuestan por la noche, no se disponen a descansar, sino que yacen en sus lechos,
dedicá ndose a concebir ideas y a planear acciones malvadas, y hasta es posible que,
al mismo tiempo, ya estén implicadas en tales acciones.
Este tipo de conducta, que suele convertirse en un há bito, puede dar origen a
conflictos en el seno de la familia en general, y entre có nyuges en particular, ya que
aísla a los miembros de una pareja, interrumpiendo una comunicació n abierta
entre ellos y, como consecuencia, un motivo de separació n, ya que la expresió n del
amor conyugal queda malograda y, en ú ltima instancia, comienza a desaparecer.
Por supuesto, esta situació n afecta a los hijos quienes, aunque no lo parezca,
perciben elementos destructivos para la convivencia familiar.
"Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su
carne de sobre los huesos; que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les
desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como
para el caldero, y como carnes en olla."
En los días del profeta Miqueas los falsos profetas de Israel estaban profetizando
paz, cuando en realidad en el norte, Asiria estaba prepará ndose para atacarlos. En
la actualidad, se realizan muchos esfuerzos en diferentes partes del mundo para
reunir a personas relevantes alrededor de una mesa, para que dialogando arreglen
sus diferencias sin llegar a declararse la guerra. Y a pesar de todos estos esfuerzos,
y por lo menos durante los ú ltimos seis mil añ os de historia registrada, la
humanidad ha practicado intensamente lo que se llama "el arte de la guerra"; en la
actualidad todavía hay muchos lugares en este planeta en donde el ser humano
lucha contra sus semejantes. Una nació n, contra otra nació n. Una tribu, contra otra
tribu. Una familia, contra otra familia. Una persona, contra otra persona.
En otras palabras, Dios cumplirá lo que ha prometido. Los pecados de Israel los
llevó fuera de su tierra, temporalmente, pero Dios no canceló , a causa de sus
pecados, Su promesa, ni el pacto que É l había hecho con este pueblo. Del mismo
modo, un hijo de Dios, un creyente, no pierde su salvació n, cuando peca. Lo que sí
ocurre con el creyente que ha cometido pecado es, que Dios lo lleva a un lugar
aparte, y le administra un buen castigo, si no confiesa y enmienda sus asuntos.
Pero si esta persona regresa a Dios, entonces, Dios tiene misericordia, y le
perdonará . Recordará , estimado oyente, que el hijo pró digo no recibió un castigo
cuando regresó arrepentido a la casa de su padre. El castigo ya lo había recibido
cuando estaba en la lejanía, arruinado, solo y viviendo como un miserable. Usted
puede estar seguro de una cosa, amigo oyente: un hijo de Dios que ha pecado,
nunca podrá salirse con la suya, tapando y escondiendo su pecado, sin recibir el
castigo de Dios. Eso lo vemos una y otra vez en la Biblia.