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La prueba de la Resurrección (,η 20, 6-7)

Por más que pretendiera San Agustín y cuantos le si^iieron que


el texto joaneo en cuestión no demuestra la fe del Discípulo Amado
en la' Resurrección, sino en .el roto del cuerpo de Jesús, anunciado
por la Magdalena‫ ؟‬bien exa-minado y, dada la solemnidad y laconismo
de la fórmula, ،،vio y creyó”, no deja lugar a duda de su valor como
argumento d'e la Resurrección. Tanto es asi que al dicho texto lo po-
driamos llamar la gran prueba de la Resurrección, aunque desnatura-
lizada por la mayoría de los traductores‫״‬
Es indudable también que el testigo ocular relaciona íntimamente
su fe en la Resurrección, como el efecto a su causa, al estado y posl
ción de los lienzos en.el sepulcro vacio. Abora bien, esta conexión in«
tima no aparece en la traducciones habituales que se dan del texte‫؛‬
por tanto', se impone intentar una nueva traducción que nos descubra
esta iUtima relación.
Para mejor proceder estudiaremos:
1٠٥ Comparación de las tradiciones sinóptica y joanea sobre la
sepultura y resurrección, para descubrir a los testigos oculares.
2. Análisis de los términos principales de los textos, para averi-
٥

guar su verdadero significado.


3. ٥ Costumbre de los judíos sobre el sepelio-.
4.
٥ Presencia de los lienzos en el sepulcro.
5.® La posición de,los lienzos:
A) Traducciones del texto joaneo.
B) Posición de ‫־‬los lienzos.
C) Posición del sudario.
D) Conclusión.
170 ESTUDIOS BÍBLICOS. —M. Ba!a٠gué, Sch. P.

I. — COMPARACION DE LAS TRADICIONES

Ante todo suponemos, con bastante fundamento en el texto mismo


de San Juan, que éste no fue testigo ocular del sepelio de Jesucristo,
y si lo fue del sepulcro vacio, tal como quedó después d'e la resurrec-
ciOn, según los testimonios escritos.
Vamos a citar ambos textes para que se vea la diferencia:
“Vino también Nicodemo, el que fue antes a Jesús de noche, tra-
yendo una mezcla de mirra y áloe como cien libras. Tomaron, pues,
el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con aromas, como es
ooStumbre sepultar entre los judibs. Había en el sitio donde fue
crucificado un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que
tedavia nadie había sido colocado. AHÍ, pue-s, a causa de la pascua
de los Judíos, porque, estaba cerca ‫׳‬el sepulcro, colocaron a Jesús”
(Jn 19, 39-42).
“Salió, pues, Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Go-
rrian los dos juntos. Pero el otro discípulo corrió más que Pio
y llego primero al sepulcro. Y habiéndose incliné ve los lienzos
.yacientes, pero no entró. Llega, pues, también Simón Pedro siguién-
dole y entró en el sepulcro‫ ؛‬y contempla los lienzos yacientes, pero
el sudario, .que habí'a estado sobre su cabeza, no con los d'emás lienzos
yaciendo, sino aparte enrollado‫ ־‬en un lugar. Entonces entró también
el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y
creyó‫( ״‬Jn 20, 3-8).
Nótese cómo en el primer caso no hay una sola palabra, un solo
detalle, un solo verbo de sentido, que delate al testigo ocular‫ ؛‬en
cambio aparecen' en el segundo. Compárese si no con la tradición
sinóptica, de‫ ؛‬Marcos y Lucas principalmente, donde abundan los ‫־‬de-
falles y verbos de sentido en el sepelio, que acreditan una tradición
de testigos oculares.' Sólo trascribimos la última parte:
“Y José de Arimatea, noble senador... mámente entro en casa
de Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús. Pero Pilatos se extraño de
٠

que ya hubiese muerto, y habiendo llamé <ü centurión le pregunto


si ‫ י‬había muerto. Inforßdo por el centurión concedió el cadáver
a. José. Y habiendo comprado una ‫׳‬sábana, bajándolo, lo envolvió en
la sabana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, e hizo rokr
una piedra sobre la puerta del sepulcro” (Me 15, 43-46).
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 67-‫)י‬ 171

Mc 15, 47-16, 1 Le 23, 55-56


“Maria la Magdalena y Maria “Las mujeres, que le habían
la de José contemplaban donde es acompañado- desde Galilea, con-
puesto. templaran el sepulcro y como fue
Pasado el sábado, Maria Mag- colocado su cuerpo, y habiendo
‘dalena y Maria 1.a de Santiago y regresado prepararon aromas y
Salomé compraron aromas para ir mirra‫״‬.
a ungirlo‫״‬.
Esta doble tradición de unos testigos ocular^ demuestra a las
claras que la sepultura de Jesucristo- fue provisional y precipitada,
'‫־‬no con todos los requisitos habituales, tal como dice San Juan era
-costumbre de los jud'ios. Cuando él escribía estas palabras, todavía
‫ ־‬r-esonaban en sus oídos las Ultimas, que pronunció Jesús en la cruz,
todo se ha cimpl. Con esto quería hacer notar que, asi como Jesús
‫־‬había cumplido exactamente lo mandado por el Padre en pro de los
‫־‬hombres, también los suyos cump-lieron con El hasta los Ultimos re-
quisitos de la sepultura, al menos en la intención; pues las muje-
res querían acabar de hacer todo lo que no se había podido el viernes
al atardecer.
Por tanto, la afirmación de San Juan queda en pie, parte de he-
cho y parte en la intención de cumplir lo que no se pudo llevar a cabo,
'‫־‬por la falta de tiempo y por la inminencia del descanso sabático. De
lo contrario, las mujeres, que observaron el sepelio, nada tenían que
hacer, la, mañanita d'el Domi.ngo, con los aromas en el sepulcro; pues
'hubiera sido más bien una violación de sepulcro y un destrozo de los
despojos del Señor.
Esto es necesario tenerlo en cuenta para no pretender demasiado
identificar los lienzos, de que habla San Juan, antes y después de la
'‫־‬resurrección. Pues P'odria darse que no todos los lienzos, que prepa-
raron el viernes, se hubieran empleado en la s'epultura, tal como acos-
"tumbraban los judíos.
Y también para apreciar mejor las operaciones, que hici-eron con
el cadáver d-e Jesús, para‫ ־‬amortajarlo, atendiendo a los testimonios
.oculares, mejor que a las costumbres de los judíos, atestiguadas por
-el Evangelista..
Reflejando los tres sinópticos una tradición ocular y coincidiendo
en la, expresión de envolver en 0 con una sabana, son más dignos de
fe en este detalle, que el cuarto Evangelista..
172 ESTUDIOS BÍBLICOS. —M. Balare, Sch. P.

Este habla tan sólo de áloe y mirra, sustancias y mezclas secas ‫ة‬

Me 16, 1 habla de armrm para ungir. Luego en la sepultura del vier-


nes no se emplearon ungüentos para empapar las vendas y vendar el
cuerpo ً pues si esto lo hubieran hecho, las mujeres no podían ni pen-
‫ا‬

sar en repetir la operación, por el destrozo que hubiera supuesto tanto


en los lienzos como en el mismo cuerpo, a él fuertemente apegados (1).
Las 100 libras de áloe y mirra, teniendo en cuenta los valores de
ésta, máximo soo grs. y mínimo 300 gr., nos dará siempre más de
32 kgs. de aromas en polvo. Cantidad exorbitante .que ha hecho sos-
pechar en un error' de copista; pues según la receta de Aecio, con.
una libra de áloe y otra de mirra, había suficiente para ungir con-
venientemente un cadáver (Savio, ö. c. pág. 44).
De todo modos, a falta d e pruebas, podemos concluir que con tal.
٠

cantidad había para expolvorear el cadáver y toda la cámara sepul-


eral, por el suelo y las paredes, convirtiéndolo en un santuario per-
fumado, de tal manera que evitara todo mal olor y la putrefacción
hasta la mafiana del Domingo, en la que las mujeres iban a ‫׳‬ungir el-
cuerpo, según la costumbre de los judíos.

IL —Análisis de los términos

En nuestro análisis previo'de los términos, no vamos a discutin


las posibles soluciona de cada uno, cosa ya bastante tratada; nos
conte-ntaremos con dar el significado más aeeptado, para luego dar
una mejor traducción del conjunto.
Los términos que vamos a analizar se encuentran en los versículos
siguientes:
Me 15, 46: ένείλησεν ττ\ σινδόνι καί εθηκεν.
Le 23, 53: ένετύλιξεν αύτό σινδόνι καί εθηκεν.
Mt 27, 59‫ ؛‬ένετύλιξεν αυτό σινδόνι καθαρα και εθηκεν.
Jn 19, 40: εδησαν αύτό (έν) όθονίοις.
Dor tanto, las palabras de la mortaja son, según los sinópticos,
σινδών y los verbos ένειλέω y έντυλίσσω. Según San Juan όθόνια:
y δέω, y según Le 24, 12, siguiendo la tradición joanea, después de(
la resurrección, τά όθόνια.

(1) P. Savio, Ricerche storiche sulla Santa Sindone (SEI, Torino, 1957)‫׳‬
pág. 43; Lagrange, Evangile selon Si. Jean (Paris, 1927) pág. 503.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 173:

σινδών el significado de esta palabra queda aclarado por el Unico,


lugar en que,la vuelve a emplear el Nuevo Testamento. Se trata del-,
episodio de Getsemanl, en el que un Joven seguía a Jesús preso, e-
iba desnudo y cubierto con una sábana Ίίεριβεβλημένος σινδόνα:
επί γυμνου y dejando la sábana, σινδόνα, huyó desnudo γυμνός,
(Mc 4, 51-52).
Sink, se^n esto, es una sábana o pieza de tela grande con la.
que uno puede envolverse completamente para dormir y cubrirse la.
desnud'ez basta el punto de poder salir a la calle sin más. Con seme‫־‬-
Jante pieza se pudo muy bien envolver el cadáver de Jesús.
Όθόνια, la Yg y todas las versiones del texto griego a las lenguas-,
vernáculas hasta el 1879 ‫־‬tradujeron dicho término por lintm, lintecl·
mina y su equivalente en las respectivas lenguas: Unere Tuchen,,
Leinen (Lutero), linen clothes (inglés). Unges (francés), lenzicoli (ita-
liano), lienzos (Encinas y Cipriano de Yalera). A partir de‫ ־‬las ver--
siones protestantes de Reuss y Segond, en aquella fecha, se introdujo-
el nuevo significad'o de bandas, fajas, vendas, que, actualmente pre-
domina en las versiones modernas.
Los dos papiros de Paris, 53 y de Giessen 68, en ‫־‬los que s-e apoya,
el nuevo significado, prueban todo lo- contrario. El primero es una.
nota de objetos comprados, entre ellos un όθόνιον con el calificativo
έγκοιμητήρον esto es, de dormir*, 0, de cama, que es el objeto de‫־‬
las sábanas, no de las bandas, vendas 0 fajas
El otro papiro, Giessen 68 habla de que una madre compró tres--
cientas dracmas de όθόνια en plural y de ocasión, para la sepultura,
de su hijo. No indica para nada el papiro se trate de momificación,
cosa rara ya en el siglo II de nuestra era; y más raro seria comprar'
tal cantidad para tal objeto. Poi* tanto nada se puede concluir de
se^iro en pro del significado de venda-s 0 contra el d-e sábanas 0
telas grandes (2).
Aunque la forma de όθόνιον sea de diminutivo, no lo es su valor,,
sino, como en muchos otros nombres de la koiné esp-ecialmente, el su-,
fijo -lov para formar nombres concretos a partir de términos,
genéricos O abstract-os, o de nombres de co-sas manufacturadas a partir‫'־‬
de nombres de la materia: de βίβλος> βιβλίον, lihrito; ίμάτιον,
vestidk) exterior, en contraposición del interior, tiene también la for-...
ma de diminutivo, pero no lo es de ninguna manera. Asi de όθόνη
Uno, tela, tejido, trama, tela fina para vestido de mujer, vela, túni-
(2) Vaccari, Miscellanea Bíblica 5. Ubá (Montserrat, 1953) págs. 376-86;
Lavergne, Estratto dai Quaderni “Sindon” 5 y 6 (1961) 37 nota 20.
174 ESTUDIOS BÍBLICOS.— M. BalagU, Sch. P.

ca ‫ةا‬١ ١‫؟ ا‬،c kmc οθό^νον, te3è, ،paño de III; pauuelo, |α3α; vela,
tela de vela, vestido dfi lino; tunk ligera (4). San Lcás llama Οθόνη
a la gran sáham, llena de toda suerte de animales, que San Podra vio
'descender del cielo (He 10, 11; 11, 5).
Esto viene, confirmado por el papiro egipcio (5). Se trata del equi-
.paje y guardarropa de un funcionario romano, Teofanes, de Egipto.
Su titulo es αναγραφή σκε٧۵ν "lista de ropas”, contiene una enu-
meración de vestidos exteriores, y un subtitulo όθονίων Ομοίως "igual-
.mente (se entiende, lista) de lienzos”, y enumera a continuación otras
-prendas de vestir, entre ellas, un φακιόρον sinónimo de σουδάριον
:y cuatro σινδόνια y diversas φασκίαι “fasciae”, fajas.
En conclusión, por esto y por la identificación que hace Le 22,
53 y 24, 12 de σινδών y Οθόνία podemos afirmar rectamente que
Οθόνία es un término genérico que comprende Οθόνιον, Οθόνη, σιν-
δών y σουδάρον (6).
Tanto más hay que hacer esta identificación de σινδών y Οθόνια
cuanto que la tradición sinóptica, como dijimos, representa un testigo
ocular tanto en el sepelio como en la resurrección, mientras San Juan
sólo es seguro lo fue después de la resurrección. Además éste no habla
,de las κειρίαις fajas, vendas, con que fue amortajado Lázaro (11,
44). Todo prueba que el sepelio de Jesús fue precipitado y provisional;
.,y por tanto, fue envuelto en una sábana, como dicen claramente los
).sinópticos.
Si se emplearon las Οθόνια, en el sentido de κειρίαι, para amor-
-‫־‬tajar a Jesús, hubiera sido, con mayor razón que en el caso de Lá-
zaro, para juntarle los pies y sobre todo las manos extendidas por
‫־‬la rigidez cadavérica, verificada ya al descend-erle de la cruz, y tras-'
ladarle al sepulcro y pasarlo por la estrec'ha abertura sepulcral. Pero
como los sinópticos hablan d'e la sábana, con que envolvieron el ca-
dáver, identificada por Le con τά Οθόνια por influjo de la tradición
joanea; de no ser equivalentes ambos términos, habría que admitir
.que aquella sábana fue rasgada y convertida en vendas para envolver
el cuerpo de Jesús. Lo cual no es probable, pues hubiera sido más fácil
comprar las vendas hechas, mucho más a causa de la escasez de tiem-
po. Además un hombre tan rico, José de Arimatea, que hacia las

(3) II 15, 107; 18, 595; oa. 7, 107; Luc. 67, 5, 4; 44, 46; Pl Ant 12, 53.
(4) Hipócrates, Ar Ach 1176; Dem 1145; Pol 5, 89, 2; Luc. 5-2, 34; LXX y
NT. Cf. los buenos Diccionarios.
(5) Catalogo de los papiros griegos y latinos de la John Rylands Library
de Manchester vol. IV η.ο 627, publicado en 1952.
(6) Cfr. Vaccari, o. c. pág. 38183‫־‬.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 175

cesas a 10 grande, como era comprar tanta cantidad de. aromas y ce-
der su propio sepulcro, no se explica llegara a la tacañería de rasgar
una sábana nueva para convertirla en fajas (7).
San Juan CrisOstomo ha seguido la tradición sinóptica al decir que
José de Arimatea envolvió el cuerpo en una sábana limpia σινδόνι
καθαρα είλήσας (MG 63, 913). Lo mismo hace San Isidoro de Pe-
‫־‬lusio (MG 78, 264-65). San Sofronio, sucesor de San Modesto en el
-patriarcado de Jerusalén, .llama a la sábana είλιτόν que después, tan-
to en la liturgia griega como latina, pasó a significar los corporales
de la Misa (8). j. Habert, ٥Αρχιερατικόν, 104, escribe ٤٤G10^ae
veteres Οθόνη ,linteamen. Sufficit vero nobis, quod Joannes Οθόνίον
dixit, illud aliis Evangelistis sindonem, dictum esse’’ (9).
Σουδάριον se deriva de Sîér y significa, ante, todo, el lienzo
para secarse el sudor, nuestro pafiuelo, propiamente dicho, que tam-
bién servia para otros usos como ahora.
El siervo indolente de la parábola evangélica guardo la moneda de
su amo e‫׳‬n el sudario (Le 19, 20). En un papiro egipcio de magia del
.‫־‬siglo III de nuestra era se dice: ٤٤envolver las hojas, en un sudario
nuevo” έντυλίσσειν τά φύλλα έν σουδαρίω κενω (10).
Los verbos έντυλίσσω, ένειλέω, δέω.
Έντυλίσσω, en los diccionarios se encuentra con los significados:
envolver, envolver en, enrollar, irollar, embalar, mmr dentro, en-
cerrar, arropar, envolverse, ponerse el abrigo, revestirse de, guarnecer.
Ένειλέω, meter dentro, introducir, envolver, revolver, emollar,
arrollar, implicar. El significado de ambos verbos es, por tanto, pare-
cido,-aunque el de é.ste Ultimo es más violento, como propio de, Marcos‫؟‬
.y por esto lo han corregido Mt y Le por el έντυλίσσω.
tsk» ligo, alligo, litigo, mwio', vn ،éculc&, coulcio, impedio (ΖοτΙ) ١
atar, encadenar, encerrar, aprisionar, impedir, obligar, atarse. Skvio
(0. c. pág. 33-39) estudia la lección εδησαν έν Οθονίοις y dice: Saba-
tier... Mss plerique ferunt έν Οθονίο٤ς. Wetstenius cita 60 códices
que tienen dicha lección, además de las ediciones Complutense, Plan-
tiniana, Ginevrina, Bengheliana; y los escritores eclesiásticos, San Gre-
gorio Niseno y Teofilacto. Los críticos, Griesbach cita 26 códices y
Matthaei otros 21 "numquam antea examinati” que traen la misma
lección.. Scholz dice que la tienen 37 códices, que cita, et alii plu-

(7) er. Vaccari, o. c. pág. 380.


(8) MG87, 4000; 106,1301; 98,400.
(9) Cfr. Savio, o. c. pág. 24.
(10) f>ap. mag. de Londres, 121, 826 (II AD).
176 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Balagué, Sch. P.

rimi. Admiten además esta lección las ediciones de Lucas Brugense*


Bengel, Goldhagen, Griesbach, Mattaei, Gratz, Scholz, Rettig, Markfi,
Scrivener, Beermanu-Gregory Ύ la ^^collation” de Hoskier. Los dic-
clonarlos de Zorell, Grimm, Brenschen, Eustradiadesj las versiones
de Leusden y Schaaf, de White, Busey-Gwilliam y Wilkins.
Bor todo esto puede muy bien concluir Savio al final de su docu-
mentada investigación, hay que excluir el significado de "atar" y al
contrario, hay que admitir el de envolver.
Tiene razón, pues, el B. Vacar! {ü, c. pág. 383) al afirmar quo
la mayor parte de los manuscritos,‫ ־‬aunque no los mejores, traen εδη*
aocv έν Οθονίοις lo envolvieron en lienzos.
Comparando este lugar con el parecido de Me 6, 17, en que se dice
del Bautista que Herodes εδησεν αυτόν έν φυλακή “lo encadenó en
la cárcel”, e. e. lo metió atado con cadenas en prisión‫ ؟‬se comprende
mejor el significado de ambas ‫׳‬expresiones, en las cuales los términos,
finales de la acción son έν δθονίοις y έν φυλακή y asi como en el
caso Ultimo se traduce muy bien: “A Juan le metió (atado‫ )׳‬en pri-
sión”; también en el primero se puede traducir: “le metieron (atado)
en lienzos”. Bor el paralelismo de Juan con los sinópticos, podemos muy
bien omitir el “atado”‫ ؟‬y por la equivalencia de όθόνια y.aÉov de‫־‬
Le 24, 12 y 23, 53, podemos traducir definitivamente: “lo envolvieron
en una sábana”.

III. —Costumbre de enterrar de los judíos

Lo anterior se confirma por la costumbre de amortajar los cadáve-


res entre los judíos, que'no era atarlos y fajarlos, menos momificarlos,-'
sino vestirlos, como vamos a ver.
Ante todo hay ‫׳‬que notar que tanto en los Evangelios como en k
tradición eclesiástica, la nomenclatura referente a los lienzos sepul-
erales del Sefior es: σινδών, όθόνια, όθόναι, σουδάριον, σπάργανα,
εΐματα, ίμάτια, sink, Kniemim, sudmium, ktea, linteamen, lin-
teum, linteolum, vestes;)ero no aparecen κειρίαι y φασκίαι, vestes,,
fasciae.
Sin entrar en detalles sobre la sepultura entre los judíos, se puede-
aserrar que no momificaban SUS cadáveres, como los egipcios. Ni
en el Antiguo ni el Nuevo Testamento‫ ׳‬se encuentra otra costumbre que‫׳‬
‫־‬la de vestirlos. Los casos en contra que se citan, por razones excep-
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 177

bienales, confirman la regla. Asi los cuerpos de Jacob y de José se


momificaron en Egipto, on parte por costumbre de allí, y en parte
para' poderlos trasladar a las tumbas de sus antepasados en HebrOn
(Gen 50, 2-3). ٠
Nunca se babla de vendas, de sacar las visceras, del uso del Natrón
o carbonato de sodio.
“Los alfileres y los ornamentos que se encuentran en 'las excava-
eiones de las tumbas indican que los muertos eran enterrados ves-
‫؛‬dos, y Samuel sube del Sheol envuelto en su manto (1 Sm 28, 14).
Los guerreros eran enterrados con sus armas, su espada bajo la ca-
toeza y su escudo bajo su cuerpo, según Ez 32, 2711) ‫)״‬.
“Sino que apenas se tenia plena certeza de la muerte, los parien-
tes del difunto lo besaban y le cerraban la boca y los ojos para d'arle
la aetitud de uno que duerme. Luego lo envolvían desnudo en una
larga sábana y lo tendían en el suelo, pronunciando las famosas pala-
firas: “Tú eres polvo y en polvo te convertirás’’ (Gen 3, 19). Después
à este, rito preliminar se procedía a 'la purificación del cadáver, la-
vándolo con agua tibia, rasurándolo, perfumándolo y ungiéndolo con
concias diversas (bálsamo, mirra, nardo, áloe, aromas diversos) aptos
para retardar la putrefacción y alejar los malos olores. Se procedía,
en fin, a la vestición definitiva, la cual consistía en el bábito común.
Dicha vestición, haciéndose siempre más lujosa, hab'ía llegado a
:ser, un poco antes de Cristo, una tal carga para los herederos, que
Gamaliel, el viejo, queriendo reaccionar decididamente,' ordenó que
se vistiese su propio cadáver con vestidos sencillos. Esta reforma, que
vuelve a la antigua sencillez, tuvo un gran éxito y se perpetuó en
‫־‬todos los siglos” (12).
Los casos evangélicos de muertos resucitados confirman esto mis-
mo: El hijo de la viuda de Nairn, que llevaban a enterrar, a la voz
'del Maestro, “Joven, levántate”, afiade el Evangelista, que el Joven
se sentó y comenzó a hablar y se lo entregó Jesús a su mad're ٩Lc 7,
11-17). Se ve, pues, que sin ayuda de nadie el Joven se sentó primero,
luego se levantó, y asi Jesús lo entregó a su madre. Todo lo cual su-
pone que no estaba atado, sino simp'lemente vestido, lo suficiente para
poder alternar, sin más, con la comitiva.

(11) De Vaux, Les Institutions de VAncient Testament (Paris 1958) I pág. 94.
(12) Robeltella en I Vangelli nella Critica Moderna (Torino, SEI, 1960)
pág. 169; Barbet, La Passione de N. s. ‫ل‬. secondo il medico (Torino, 1951)
pág. 190-191; De Vaux, O. c. pág. 94.
178 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Balagué, Sch. P.

En el case de la difunta niha de Jairo, los tres Evangelistas eon-


euerdan en que Jesús le dio la mam, luego no estaba tampoco atada,
y la nifia se levanto, lo cual no hubiera podido hacer, de haber estado^
fajada 0 vendada, y se puso a .^.libremente sin trabas (Me 5,.
4142‫ ־‬y 1. p).
En los Hechos (9, 37-41) tenemos el caso de Tabita con más de-
talles todavía. Esta muere, es Ιανέ y por tanto amortajada, y dis-
-puesta para la sepultura. Se presenta Pedro y le dice: Tabita, leván-
tate. Y ella akio los ojos, luego ni tenia el sudario envolviéndole toda-
la cabeza, y viendo a Pedro se sentó; y âèle la mano la kvanto,.
y la entregó viva a aquellas viudas que lloraban. Tampoco en este
caso, como en los dos anteriores, hubo necesidad de desatarla, como
en el caso de Lázaro, por estar simplemente vestida con sus vestidos,
ord.inarios.
Por tanto, en el caso de Lázaro se encuentran excepcionalmente k
vendas κειριοα (Jn 11, 44), que ataron sus manos y pies, impidién-
dole andar y moverse. Tal vez asi se hizo con él por la distancia del-
sepu-lcro para llevarle más cómodamente a él, bien fajado.
En cuanto al sudario 0 pañuelo cubriendo la cabeza, tal como dice*
San Juan, en los casos de Lázaro y de Jesús (11, 44 y 20, 7), escribe-
Levesque: ،،No parece por otra parte que en las cotumbres hebreas,
hasta la destrucción de Jerusalén y aún después, el uso del sudario,,
simple velo para cu.brir el rostro, haya constituido un uso. Parece se
conten'taba con doblar la sábana sobre la cara. Para probar esto adu-
ce el ejemplo- de los drusos, los cuales envolvían el cadáver con una.
sábana, y, con el rostro cubierto, lo llevaban al sepulcro, donde do-
biaban la parte anterior de dicha sábana sobre la cabeza hasta los.
pies, atándolo después a los pies, a los brazos y al cuello" (13).
Dionisio de Alejandría escribe que los primeros cristianos, apenas.-
veian que uno de sus hermanos- p-asaba a la otra vida, le cerraban los.
ojos y la b-0ca, lo lavaban y .esparcían por encima-de su cuerpo aromas,
después lo adornaban y d٠e la mejor forma le daban sepultura (14).
Tertuliano confirma esto al decir que los primitivos cristianos acos-
tumbraban a e-nterrar los cuerpos de. sus difuntos, y especialmente--
los de los mártires, con aromas y perfumes {Api. 43). San Gregorio
Niceno todavía detalla más, hablando de estos funerales: “Syndones
mundae, panni serici, unguentorum et aromatum largitas et abundan-

(13) Le Suaire de Turin e، VEvangile, en N. R. A. 36 (1939) 231. Cf. Ro.


BERTELLA, o. c. pág. 170.
(14) Eusebio, h. e. VII, 12-17.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 179

tia (MG XIV, 706). Rufino de Aquileia y Prudencio dicen que los.
cadáveres eran envueltos en lienzos y fajados suavemente con alguna^
vendas para que los ungüentos se esparcieran bien por el cuerpo y
para que el aire no penetrase en él (Eusebio, o. c..VII, 2). Por todo
esto se ve que los cristianos, en sus funerales, seguían, en parte, los.,
rites de los hebrros.

IV.— La presencia de los LIENOS EN EL SEPULCRO

Leyendo atentamente la narración de San Juan sobre la primera,


impresión que le produjo el sepulcro vacio, no hay la menor duda,
de que atribuye su fe, en la resurrección de JC, a la posición de los.
lienzos, que es lo que vamos a estudiar detenidamente.
Los Padres y escritores latinos en general no dieron tal importan-
cia a la posición de los lienzos, sea por ignorar el griego, sea por la
mala traducción de las antiguas latinas.
San Agustín es el primero que formalmente escribe que los dis-
cipulos Pedro y Juan no creyeron en la resurrección, por la presencia
de los lienzos en el sepulcro, sino en que habían robado el cuerpo del
Sefior, tal como les había dic-ho la Magdalena: “Cucurrerunt, ut vi-
derent utrum verum diceret mulier, sublatum esse corpus de monu-
mente. Venerunt, attenderunt, non invenerunt corpus, et crediderunto
Sed quid crediderunt? Quod credere non debuerunt. Quando ergo
audistis, et crediderunt, forte putastis eos credidisse quod credere de-
buerunt, hoc est, resurrexisse Dominum a mortuis. Non hoc credide-
runt, sed quod nuntiaverat mulier. Denique ut sciatis hoc eos credi-
disse, subiecit mox Evangelista, e t ait: nondm enim novemnt S'crip-
٠

turas, quia oportekt eu! a mortuis resurgere” (ML 38, 114748‫)־‬.


Siguieron esta opinion San Gregorio Magno (ML 76, 1176-77),
San Beda el Venerable (ML 92, 918), Alcuino (ML 100, 989), Sma-
ragdo (ML 102, 276), Rábano Mauro (ML 110, 173). San León Mag-
no, por e(l-contrario, cita a los lienzos entre las pruebas de la resu-
rrección (ML 57, 388). Igualmente y más claro todavía el Seno in
vigilia Paschae, atribuido a San Máximo, concede a los lienzos valor
probative de la resurrección (ML 57, 85354‫ ; )־‬lo mismo hace el ser-
món Be die tertio Paschm, atribuido falsamente a San Fulgencio (ML
19, 339 ; 65, 901 igualmente Beda, en la homilía II in vigilia Paschae
)‫و‬

(ML 94,139).
:180 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Balagué, Sch. P.

En cambio, los escritores orientales, salvo raras excepciones, ad-


mitieron que los lienzos eran prueba de la resurrección. Asi lo acribe
:Eusebio de Cesarea, el primero de ellos: ،،Me parece que los lienzos
permaneciendo dentro dan prueba tanto 'de que no fue llevado el euer-
po por hombres, lo que supuso Maria; pues no hubieran dejado los
lienzos los que hubieran quitado el cuerpo; ni el que lo hubiera ro-
‫־‬bado hubiera aguardado a desatar los lienzos y llevárselo; como mues-
-‫־‬tras de hab-er resucitado el cuerpo de entre los muertos”. Pero añade
que Pedro y Juan no creyeron en la resurrección de Jesus, sino a
cuanto les había dicho Maria Magdalena de que habían robado el
cuerpo del Sehor (MG 22, 989).
San Cirilo de Jerusalén cuenta los lienzos entre los muchos tes-
‫־‬timonios de la resurrección (15). San j. Crisóstomo admite lo mismo
.y rechaza la creencia del cuerpo robado (MG 59, 465). Piensan igual-
,mente San Cirilo de Alejandría, Tito de Bosra, Amonio Alejandrino,
'‫־‬Severo de Antio-quia, San Anastasio Antioqueno, Juan arzobispo de
'TesalOnica y San Germán.
Concluyendo con Savio {o. c. pág. 150), de quien hemos recogido
este resumen, los doctores de la Iglesia Oriental es‫־‬tán de acuerdo en
‫׳‬conceder a los lienzos valor demostrativo de la resurrección de Cristo.
En cambio los escritores latinos 0 se desentienden de los lienzos 0 no
‫־‬les atribuyen ningún valor, salvo alguno que se lo da.
En cuanto a la fe d-e Pedro y Juan, los escritores orientales, ex-
cepto Eusebio de Cesarea, afirman clarame-nte que creyeron en la re-
,-.-surrección de Jesucristo; en cambio los latinos, excepto el sermón
atribuido a San Máximo, dicen que Pedro y Juan creyeron a la Mag-
‘dalena sobre el robo del cuerpo del Sefior.
Acerca de esto Ultimo, que es la opinión de‫ ׳‬San Agustín, el Evan-
gelista habla en singular, él vio y creyó, no a la Magdalena si no en la
‫־‬resurrección de Jesús, por haber constatado los hechos, no por la
Escritura, que todavía desconocían; pues de haberla convido y creí-
.do por ella, no hubiera tenido necesidad de ir a comprobar lo que
les había anunciad'o la‫ ׳‬Magdalena.
El Evangelista ha hablado de esta forma, primero para as-egurar
a sus discípulos que la fe en la resurrección se ha propagado por el
‫־‬testimon-io de tes-tigos oculares que creyer.n porque comprobaron los
hechos, no por haber creído en escritos anteriores. Y en segundo lugar
‫־‬para realzar la bienaventuranza de cuantos habían de creer sin ver.

(15) Cathechesis, XIV, 133 ed. c. w. j. Swans.


LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 181

con que concluía su Evanglio: Biemventwràs los qm no vieron y


creyeron (Jn 20, 29).
Y ésta es la impresión que se saca de todas las narraciones ovan-
gélicas de la resurrección. Los d'iscipulos no esperaban la resurrec-
ciOn, y todos creyeron porque vieron (16).

V. —La posición de los lienzos

Entre los autores orientales, que atribuyeron a los lienzos valor


probativo de la resurrección, sólo Amonio Alejandrino argumentó a
base de su posición, no tan sólo de su presencia, como hacen los de-
más. He aquí su texto: "El discípulo, que había llegado primero al
sepulcro, entró tardo en aquella cavidad tallada en la piedra, y vio
el sudario y los lienzos de Cristo, y creyó que el difunto Sefior había
volado, aéreo, de los confines de la tierra a los espacios del cielo”
(Cf. Savio, o. c. pág. 136).
De entre, los autores modernos, que se han fijado en la posición d'e
los lienzos y en su valor probativo, nos par^e que ha sido el p. La-
ORANGE el primero, pues traduce asi el texto joan^‫“ ؛‬Et il (Pedro)
aperçoit les bandejettes gisantes”. Y afiade en las notas: “Et voit
,plus à loisir (θεωρεί) d> une part les bandelettes demeurées comme
elles étaient, vidés du corps, mais non point enroulées”, como el su-
dario (0. c. pág. Ó08). Pues és‫׳‬te es ante todo el significado primordial
del verbo κείμαι y de su participio κείμενα yacer, yàndo, y pa-
rece raro que lo hayan olvi'dado tan fácilmente los traductores, como
veremos.
Ha seguido el ejemplo de Lagrange y afin ha acentuado el valor
del texto ٦V1LL1AM en su Vida de Jesús, (Breisgau, 1933) pág. 496 y
en la edición italiana (Torino, 1937) pág. 479, de la cual traducimos
lo siguiente:
Pedro y Juan entran en la cámara sepulcral. Cual dos hombres
que se vuelven siempre más circunspectos, cuanto más importan-cia
tiene la cosa para ellos ً ellos examinaron todo cuidadosamente. Los
‫ا‬

lienzos yacían como cuando estaban envolviendo al cuerpo, sólo que


ahora ya no escondían nada entre sus pliegos ً y el pafiuelo, que había
‫ا‬

estado arrollado varias veces en torno a la cabeza, mostraba, caído a


parte, los mismos pliegos subsiguientes -esto quiere decir Juan con
(16) ctr. Lagrange, o. c. pág. 508.
182 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Balagué, Sch. P.

las palabras joris y entetyligménon. Daba la impresión,que el cadáver


de Jesús se hubiese improvisadamente volatilizado- por esto el rena-
cimiento del cuerpo se había efectuado en una condición independiento
de las leyes físicas.
No se dicen una sola palabra‫ ؟‬los dos discípulos se miraron y se‫־‬
comprendieron.
También en su alma se verifica una especie de Resurrección‫ ؟‬se
despierta la fe, que se había adormecido, sin que ellos se hubieran dado
cuenta.
w. Wcclean sigue también el ejemplo, pero afiade una nueva
idea, que es la que vamos a desarrollar en las páginas siguientes, 10$
lienzos sepul-crales estaban en la misma posición de antes, pero va-
ciad'os y caídos por su propio peso, al faltarles el sostén del cada-
ver (17).

i— Las traduccimes.

Comenzamos por decir que las versiones corrientos del texto de


San Juan, que discutimos, no dan un sentido adecuado y satisfactorio‫؟‬
y que se imponía un estudio a fondo del significado de sus términos,
para ver de dar con el sentido propio y convincente, que le quiso dan
el hagiógrafo, y en el que se vea la intima relación de la posición,
de los lienzos con su fe. Esto es lo que vamos a intentar.
El texto griego de Jn 20, 67‫ ־‬es: ،،Y entró Pedro en el sepulcro ‫ז‬
θεωρεί τά όθόνια κείμενα, καί τό αουδάριον, ό ٩ν επί της κε-
φαλης αύτοΰ ού μετά των δθονίων κείμενον άλλά χωρίς έντε-
τυλίμένον εις ενα τόπον.
Las versiones de este texto las podríamos clasificar en literales y‫־‬
arbitrarias, las que se apartan del sentido literal, y todas ellas no con-
vencen en el sentido que le dan.
La primera y más conocida de las traducciones lit-erales es la Vul-
gata‫" ؛‬Et vidit linteamina posita et sudarium, quod fuerat super ca-
put eius, non cum linteaminibus positum, sed separatim involutum in
unum locum”.
Nuestras más famosas traducciones de la Yg. son-la del P. Scio
y la de Torres Amat. El primero ha conservado la literalidad y ha(
traducido: ،،Y vio los lienzos puestos, y el sudario, que había tenido¿

(17) Cf. CBQ 1 (1939) 253-255.


LA PRUEBA DE LA RESURRTCCIÓN (Jn. 20, 6-7) 183

sobre la cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en nn lugar


aparte".
Torres Amat ha traducido‫ ׳‬más libremente, pero empeorando el
sentido, y con la paráfrasis acostumbrada: “Y vio los lienzos, en el
suelo, y el sudario o μηΜίϋ, que habían puesto sobre la cabeza de
Jesús, no junto con los demás lienzos, sino separado y doblado en
otro lugar”.
La de Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera, pro-
testante, es también de las literales: ،،Y vio los lienzos echados, y el
sudario, que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos,
sino envuelto en un lugar aparte”. Lo Unico arbitrario de esta versión
es que el mismo participio κείμενος lo ha traducido por eché y
puesto.
Rover, Sagraá Bibik RAC 1957: ،،Y contempla los lienzos por
el suelo, y además el sudario, que había estado sobre su cabeza, no
por el suelo con los lienzos, sino plegado ‫׳‬en un lugar aparte”. No
puede ser má desafortunado el "por el suelo”.
Strrubinger, Sagrada Biblia, 1958: ،،Y vio las fajas puestas, ahí,
y el sudario, que .había estado sobre su ‫׳‬c-abeza, puesto no‫ ׳‬con las fajas,
sino en lugar aparte”. Ha omitido el "un”, que le estorbaba, y cambia-
do indebidamente los lienzos por fajas.
Centro Riblico Hispano-americano, Madrid 1958: ،،Y vio los lien-
zos tirés (î), y el sudario, que estuvo sobre su cabeza, no tiré (‫)ן‬
con los lienzos, sino envuelto en un lugar aparte”. Lo de “tirados” es
incalifi'Cable y en absoluto contrario al sentido.
NAcar-Colunga, Sagrá Biblia, RAC 1959: “Y vio las fajas allí
colocadas, y el sudario‫׳‬, que había estado sobre su cabeza, no piiesto
con las fajas, sino envuelto aparte”. Ha omitido el “1”, que le es-
torbaba, y cambiado lienzos por fajas.
Felipe de Fuenterrabía, Los Santos Evangelios. Estella 1959:
،،Y v io los lienzos en el suelo, y el sudario‫׳‬, que había estado sobre su
٠

cabeza, no en el suelo con los lienzos, sino envuelto en un lugar


٠

aparte”.
AfebU, El Nuevo Testamento. Madrid 1961: “Y vio las fajas en
el suelo, y el sudario, que cubría su cabeza ً éste no estaba donde
‫ا‬

las fajas, sino enrollado en lugar aparte”. Mala traducción.


Leal, La Sagrá Escritura. RAC, I 1961: “Y vio los lienzos en
el suelo. Y e-1 sud'ario que había estado sobre su cabeza no estaba con
los lienzos, sino aparte, plegado en otro sitio”. Ha sustituido un por
٠

otro, emp^rando el sentido.


184 ESTUDIOS BÍBLICOS. —M. Balagué, Sch. P.

Foment de Pietat. Barcelona 1930: ،،I veié les mortalles posades a


terra i el sudari que havia estat sobre el seu cap, posat no amb les
mortalles, sino enrotllat en hoc a part’. Ha omitido el "un”, que le
estorbaba.
Montserrat, Non Testament, 1961: “I veié les faixes deixades
allá, i el sudari que era sobre el seu cap, n 0 pas deixat amb les
٠

faixes, sino enrotllat a part, en un altre hoc”. Ha añadido allá, altre,


ha cambiado mortaja por faixes, y ha traducido el κείμενα por dei-
xades; es, por tanto, bastante deficiente.
Vamos a citar tan sólo algunas extranjeras para que se vea que
siguen el mismo sistema que las nuestras.
Pirot-Clamer, La Sänte Bible. Paris 1946: "Et il.vit les bande-
lettes posées là, et le suaire, que était sur sa tête, non pas posé avec
les bandelettes, mais rouroulé à part dans un endroit”.
La b. J. Paris 1956 : “Et i-1 voit les baêlettes à terra, ainsi que le
suaire qui recouvrait sa tête‫ ؟‬ce dernier n’était pas avec les bande-
lettes, mais roulé dans un endroit à part”.
La de A. Crampon: “Simon Pierre, qui le suivait, arriva à son
tour, et entra dans le sepulcre, et vit les linges posés à terre, et le
suaire, qui couvrait la tête d'e Jésus, non pas avec les linges, mais
roulé en un lieu à part”.
La de P. Vannutelli, Sinossi dein Evmgeli. Borna 1938: “Simon
pietro... entrO nel sepolcro, e vede le fasce giacenti e il sudario, ch’era
sul capo di lui, non giacere con le fasce, ma da parte appahottolato
in un luogo”.
La -New Catholic Edm 0‫ أ‬the Hol^ Bible. ΙλΝ York 1‫\י‬
"And he went into the tomb, and saw-the linen cloths lying there,
.and the handkerchief which had been about his head, not lying with
the linen c-10ths, but fold'ed in a place by itself”.
٠

The Catholic Bible. Douay-Bheims Version: And saw the linen


٤٤

cloths lying, and the napkin that had been about his head, not lying
with the linen cloths, but apart, wrapped up into one. place”.
Die Bibel de la sociedad bíblica americana, New York 1894: “Und
,ging hinein in das Grab, und siebet die Leinen gelegt. Und das Sch-
weisstuch, das Jesu um das Haupt gebunden war, nicht bei die Lei-
nen gelegt, sondern beiseits, eingewikkelt, an einem besondern Ort”.
Y la católica versión Das Neu Testament, Stuttgarter Keppler-
bibel von Pr Dr. p. Better, 1955: Er ging in das Grab hinein und
٤٤

sieht die Linnen tUcher daliegen, das Schweisstuch aber, das auf sei-
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 185

nem Hapte gelegen hatte, lag nicht bei den Tiichera, sondern zusam-
mengewickelt an einem Orte für sich".
Advertencias a los puntos flacos de estas y otras versiones pare‫־‬
cidas:
1 Por lo que dijimos hay que censurar a las que han cambiado

los tradicionales llenas por bandas, fajas, faixes, bandelettes y equi-


valentes.
2.0 En cuanto al participio ‫؛וי‬, coloeés (κείμενα) refleja
poco el sentido d'el original, pero mucho menos lo hacen, sino todo
lo contrario, las traducciones :-ew el suelo, eáé, tirà (Î), por el
sudo (Î), pues dan idea de desorden, y más si se tiene en cuenta el
tradicional banquillo de la cámara sepulcral, donde se depositaba el
cadáver. Semejante posición de los lienzos, de ser. la auténtica, hu-
hiera sido prueba más bien de robo que de resurrección, como pre-
cipitadamente vio y creyó la Magdalena.
‫ة‬.‫ه‬ La ρ-osición del sud'ario es el caballo de batalla. A primera vis-
ta el texto griego dice: "arrollado en un lugar aparte". Unas versio-
nes omiten el "un" porque les estorba‫ ؛‬otras lo sustituyen por "otro”
y. es peor. Tratándose del testigo ocular que se fija en todos los por-
menore detenidamente, que van despertando su fe, y de lo reducido
d'e la cámara sepulcral, en la que apenas si cabía más que el cadáver,
no se concibe que dicho testigo ponga el sudario en un lugar inde-
terminado, dentro de un espacio tan reducido‫ ؛‬y muc'ho menos que
lo coloque aparte e n otro lugar, que ya no puede ser más que fuera
٠

del sepulcro, que es el Unico lugar del que se habla y donde estaban
todos los lienzos.
4. ٥El sudario estaba arrolMo 0 envulto, no plegado, confun-
diendo el sudario, pañuelo, con la sábana.
5. ٥ Un versículo que ofrezca tantas dificultades y variedad de ver-
sione-s, sin que se aclare perfectamente el sentido, forzosamente hace
sospechar que está mal traducid'o y que es otro el pensamiento del
autor sagrado.

B). —Posición de los lienzos.

El verbo κείμαι significa primariamente yacer, estar tendido, sen-


t.ado, extendido, horizontal‫ ؛‬dormir‫ ؛‬encontrarse física y moralmente‫؛‬
estar depositado. Se dice de heridos, muertos, abandonados, de ciuda-
des asoladas, de murallas y estatuas desplomadas‫ ؛‬de una cosa llana
186 ESTUDIOS bíbuos.-M. Balagué, Sch. 'P.

por oposición a una elevada, erecta (18) del mar en calma por opo-
‫ل‬

sición al hinchado (Aelian. N. A. 15, 5). Hipócrates habla de posarse


o depositarse la orina (Epid 1, 26 B; 979 F) Î de la disminución de
nna inflamación, φάρυξ ού φλεγμαινοντα, κειμένη δέ ‘‫؛‬faringe no
inflamada 80 desh/iëà” {Epid 2, 2, 24).
‫ئ‬

Con todos estos sentidos ya tenemos bastante para suponer con fun-
damento el verdadero significado de κείμενα en nuestro lugar, apli-
cado a los lienzos que constituyeron la mortaja del cuerpo de nuestro
Sefior, fueran los que fueran. Estaban abultados cuando enterraban el
cuerpo del Sefior y quedaron caídos, allanados, cuando se volatilizó 0
desapareció, con la resurrección. Tanto más hay que ,admitir este sig-
nificado, cuanto que los cuatro Evangelistas emplean el verbo τίθημι
para el acto de colocar el cadáver en el sep-ulcro, si-endo el verbo
propio de enterrar θάπτω», y San Juan usa el participio τεθειμένος
(19, 41) para decir que ninguno había sido enterrado todavía en
aquel sepulcro. Por lo mismo parece lógico que hubiera empleado τε-
θειμένα si hubiera querido indicar simplemente que los lienzos es-
taban donde los habían puesto 0 dejado Cristo resucitado, en el sue‫־‬
lo, banquillo, por el suelo.

Q). —Posición del sudiio.

Si de los lienzos ha dicho el Evangelista que se encontraban κεί-


μενα allamás, deshinchaès, dice -lo contrario del sudario ού κεί-
μενον, ‫ י‬allmado, 1'uego, abultado. Que éste sea también el signifi-
cado dei participio lo iremos viendo a medida que vayamos estudiando
las demás palabras del versículo. Por tanto-, San Juan, con la nega-
tiva, no sefiala oposición local entre los lienzos y el sudario, sino de
estado: los unos- estaban allanados, el otro no, por la sencilla razón de
que el sudario estaba έντετυλγμένον arrollé, por el oficio que.
había desempefiado de cerrar la boca de Jesús muerto, como hacemos
todavía con lo's difuntos, tomando un pafiuelo grande, arrollarlo en
dia-gonal y atárselo a la cabeza pasándoselo por d-ebajo la barba.
Además, si el Evangelista hubiera querido expresar la idea co-
rriento de las versiones, de que el sudario no estaba con los lienzos,
sin más, hubiera empleado otro giro y no hubiera repetido el parti-

(18) Apolodoro Poliorc. 163, 3; Od. 13, 281‫ ؛‬II 2, 721‫ ؛‬1, 46‫ ؛‬A. Ch. 964‫؛‬
PI R. 425 a‫ ؛‬A. Eu 590‫ ؛‬Ar. Nu 126‫ ؛‬Esquilo, Coef 963‫ ؛‬Lyc 252‫ ؛‬Eurípides,
It 620. Cfr. los buenos Diccionarios para el significado de μετά.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 187

cipio κείμενον. Hubiera dicho simplemente καί τό σουδάριον... ού


٩ν μετά τ۵ν όθονίων άλλά χωρίς «ύτ۵ν έντετολίγμένον que es
como suelen traducir las versiones más libres: ،،El sud'ario... no estaba
con los lienzos sino arrollado aparte".
A este sentido de estado, no local, del participio κείμενον, alk-
-, no se opone el μετά τ. Οθονίων “con los lienzos", porque, aun-
que el significado de μετά con genitivo es de compañía, fácilmente
se pasa al de juntamente, igual) al mismo tiempo, simultáneamente,
dnrante, equivaliendo a αμα: μετά Πλάτωνος, μ. Αρίστοτέλο ς,١ ٧

igual que Platon, igual que Aristóteles; μετά άνακωχ ς durante la


٩

tregua; μετά τοΰ γυμνάζεσθαι ηλείψαντο, se ungieron al desm-


ärse -(Tue 1, 6). En los dos Ultimos ejemplos μετά equivale a simul-
táneamente.
Tanto más hay que admitir este significado cuanto que el Evange-‫־‬
lio d-e San Juan 0 fue escrito en arameo, 0 fue escrito por uno que lo
hablaba y pensaba en dicha lengua. Ahora bien, los LXX traducen
generalmente por μετά el ,il, hebreo, que tiene el significado de
juntamente, al mismo tiempo, igármnte, además del de compafiia y
de comunión. El mismo Evangelista emplea el μετά en este sentido
en 11, 16: "Vayamos y muramos con El‫״‬, tanto significa juntamente
cm El, que igualmente) como El. En la cruz crucificaron con El dos
ladrones (19, 18), equivale a igualmente como El crucificaron a dos
ladrones.
En los demás Evangelistas encontramos parecido uso: "Toda Je-
rusalén se alborotó con el‫( ״‬Mt 2, 3), equivale a igudmente, como el.
"El que moja conmigo la mano” (Mt 26, 23; Me 14, 20). "Sefior, con-
tigo estoy preparado para la cárcel y para la muerte" (Le 22, 33).
Quiere decir, como tú estoy preparado. He 15, 35: “Pablo y Bernabé
continuaban en Antioquia ensefiando y evangelizando μετά καί έτέ-
ρων πολλών... la construcción mis-ma μετά καί refleja bien el sig-
nificado, juntamente cm, igudmente que otros muchos”. He 11, 9:
“Abraham... habitando en tiendas con Isaac y Jacob‫״‬. Con toda evi-
dencia quiere decir, igualmente que Isaac y Jacob, pues Abraham
'había muerto cuando nació Jacob.
Aunque en hebreo y griego haya otras partículas más corrientes
para indicar mejor la simultaneidad e igualdad, como k, hebr. y ώς,
καθώς, éstas más bien significan intima y perfecta identidad, que
semejanza y simultaneidad (19).

(19) Cfr. Lavergne, o. c. pág. 24-25.


188 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. BalagU, Sch. P.

Por todo lo dicho, no es violentar el texto el traducir : el sudario


٠

no se allanó juntamente 0 igual que los lienzos ; tanto más que el


sentido del conjunto, como veremos al final, es plenamente satisfacto-
rio, más que en las versiones corrientes del mismo.
La palabra χωρίς rigiendo genitivo se encuentra varias veces en
la Biblia y en San Juan (1, 3; 15, 5) ً pero en sentido adverbial, sin el
‫ا‬

genitivo no se encuentra más que aquí.


Por lo mismo, bay que acudir a los autores extrabíblicos para apre-
ciar este significado adverbial. Pues bien, en ellos bailamos ejemplos
de su valor moral 0 trasladado, no local, significando diferentemente,
de naturaleza 0 cualidad diversa: χωρίς γυνουκός θεός έποίησεν
νόον, “diversamente Bios hizo b mturaleza de la mujern (Sim. A. 7)‫ًا‬
χωρίς τό τ’ είναι καί τό μή νομίξεται, muy diversamente se aprecia
el ser y el no ser (Eu. Ak. 528; S0F. Oc 808) ; χωρίς φμην είναι τό
συνεΐναι... κα! τό δημηγορείν, “creia que era àferente el conver-
sar y el discursear públicamente‫( ״‬Pl Prot 336). Incluso este mismo
valor modal tiene la preposición con genitivo: χωρ'ις σοφία έστ'ιν άν-
δρείας “la .sabiduría es diferente del valor‫( ״‬Pl. Lâ 195) ; χωρίς
τ ν άλλων Sv είρήκει, “\al frente de las otras cosas que había
۵

dicho‫( ״‬Dem 345).


El p. Lavergne (0. c. pág. 26) ha encontrado dos ejemplos de igual
forma que el del caso que estudiamos: “La fama de los notables no
está ahogada por la masa, sil al contrario ha sido puesta de relieve‫״‬,
δτι γε ούκ... άλλα χωρίς έξετέθη.
“Cuando se divide un lagarto, no solamente ninguna de las partes
no muere sil al contrario, άλλα χωρίς, cada mitad por su parte
crece y vive‫( ״‬Elieno, Anil. 2, 23).
Por tanto, este significado trasladado de χωρίς, diversamente, y
reforzado con άλλά, al contrario', cae muy bien a nuestro texto, en
el que ύ κείμενον no sefiala la oposición de un lugar a otro, sino
٥

de una acción y estado a otro : ‫־‬los lienzos yacían aplastados, pero


diversamente el sud'ario no estaba aplastado, sino que...'
, Ya vimos los significados de έντυλίσσω, sustituido en los lugares
paralelos de Mt y Le por el sinónimo ένειλέω más usado, para expresar
el envolvimiento del cuerpo de Jesús en la sábana. También hablamos
del papel que desempefió el sudario, que fue mantener cerrada la boca;
y una vez desaparecido el cadáver, permaneció en el mismo sitio, en-
vuelto y arrollado dentro de la sábana, que cubría todo el cadáver.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 67‫)־‬ ‫ו‬

pero que no se allanó, como el resto de los lienzos, porque estaba arro-
liado y mantuvo cierta consistencia que lo impidió.
La parte más hebraica de este versículo 7 es la expresión εις ενα
τόπον y, sólo atendiendo a su substrato semita, se le puede adivinar
su verdadero sentido, satisfactorio y en consonancia con todo el resto
del versículo, tal como lo vamos traduciendo.
Si el Evangelista hubiera querido expresar lo que. vulgarmente‫׳‬
dicen las traducciones "en i lugar”, lo cual mal se aviene a un acu-
sativo, que indica dirceción y movimiento, hacia un lugar, hubiera co-
metido un error gramatical sin necesidad, empleando el numera.! είς,
por el indefinido τις (20).
Además, no deja de ser raro que San Juan no emplee esta cons-
trucción εις ενα τόπον ninguna otra vez ً en cambio tiene otras pa-
‫ا‬

recidas, que expresan el sentido que le atribuyen los traductores: εις


τόπον, a un lugar, indeterminado, como nuestro caso 0 ً determinado,
‫ا‬

έν τφ τόπω; είς τόν τόπον (21) 5 0 hubiera podido emplear la for-


ma exacta e indeterminada que se exigía, como en Le 11, 1, έν τόπ^
τινι en un lugar.
Si quería expresar lo que otras versiones le atribuyen, "en otra
lugar”, hubiera dicho, como en los Hecho-S (12, 17) είς ετερον τόπον-
0 como en Hebreos (5, 6) έν έτέρω s. e. τόπω.

Pero en el p-rimer caso, "en un lugar”, chocaría la expresión in-


determinada con la precisión con que escribe lo que ve el testigo ocular,
y con lo reducido de la cámara sepulcral, que no daba lugar para
zonas indeterminadas. En el segundo caso, ya dijimos también el
mayor contrasentido que supondría el situar el sudario fuera del se-
pulcro, el Unico lugar del que habla el Evangelista y de lo que vio
dentro, no fuera.
Por esto, otros traductores han omitido el un, y vierten simplemen-
te "plegado aparte”, en cuyo caso el hagiógrafo hubiera escrito tan
sólo χωρίς έντετυλιγμένον.
Todos estos equilibrios hay que hacer con el texto para poder com-
paginar una oposición local entre los lienzos y el sudario, que pro-
bablemente el Evangelista no quiere significar, se^n el sentido que
hemos dado al κείμενον. De aquí que los traductores han d e colocan ٠

los lienzos en el sioelo y el sudario en otro lugar, que no puede sen

(20) Aunque Meyer niega se encuentre en el N. T. un solo caso de tal,


uso del numeral por el indefinido, los hay algunos‫ ؛‬recuérdese tal vez el más
famoso,
(2Γ٥ “accessit una‫؛‬, ancilla”
Jn5! 11.136 προσήλθεν
il, 3020 ‫ ؛‬19‫ ؛‬4٩‫؛‬Τ40μία
25. παιδίσκη (Mt 26, 69‫ ؛‬Mc 14, 66).
190 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Ba!a,gué, Sch. P.

.más que fuera del sepulcro. Todo esto se evita admitiendo la oposi-
ción de está, que hemos demostrado.
No es de extrafiar que los traductores modernos hagan estos cam-
hios y omisiones, cuando los hicieron ya los antigos, aunque el texto
sagrado no presente variante alguna en la inmensa masa de manus-
critos griegos, lo cual es cosa rarísima, dada la dificultad del versículo
y lo frecuentes que son las variantes, como puede apreciarse en cual-
quier aparato critico. En esto mismo capitulo 20, las tienen todos los
versículos menos los 7, 14, 26, y 27, se^n el texto de Merk:
Han omitido el μετά τ ν οθονιων, el ού ante el κείμενον,. 0 el
۵

٩ 0‫׳‬ν επί τ ς κεφαλής las versiones Syr sin, Pers, Syr r, Armen,
٩

Jer, Lat a. Tac, LyV.


-Tantas variaciones, para un texto tan corto, revelan que es un
pasaje difícil de entender, que contrasta con la claridad d'el testigo
ocular en el re-sto del versículo. Lo cual obliga, a llevar la investiga-
ción por otros derroteros. Si suponemos, como hemos dicho, que el
autor es semita que escribe en arameo, 0 en griego pe.ro p-ensando en
dicha lengua, podremos más fácilmente averiguar su pensamiento.
Ahora bien, el mo, εις, es la traducción literal del hebreo ’áad,
que aunque es el numeral UTW y puede emplearse por ‫׳‬el indeterminado
uno, a falta de éste en hebreo (22), también puede usarse para sig-
nificar .la idea de uniciM, prioridad c identidad; de aquí que puede
traducirse muy bien por mismo, αύτός (23).
San Pablo, otro semita que también pensaba mucho en hebreo
cuando escribía, hablando de la diversidad de carismas y de su Unico
origen, el Espíritu Santo, Juega continuamente con el numeral uno,
εϊς, y el pronombre αύτός, mismo: m Espíritu y mismo Espíritu
(1 Cor 12, 4-11), y termina todo este pasaje: “Todo lo hace el uno
y el mismo Espíritu τό εν καί τό αύτό πνεύμα. Y en la carta a los
Eilipenses 2, 2 identifica claramente αύτό con εν: Idem sapktis...
idipsum sentientes, τό αύτό φρονητε... τό εν φρονοΰντες.
En Génesis 1, 9 tenemos la misma ,expresión de San Juan, û ha-
blar de que Hios reunió tod'as las aguas en m lugar, εις τόπον gva
7el maqdm ,eM, cuyo sentido equivale a el mismo ligar, dada la
concepción que tenían entonces del Unico gran mar, el Mediterráneo,
por oposición al mar de la Sal, el Mue.rto.
Igualmente la tenemos en el Eclesiastés 3, 20 “Todas las cosas
‫ن‬

van al mismo lugar", εις τόπον ενα. A continuación explica cuál es


(22) Cfr. JotioN, Grammaire de VHebreu biblique (Romae, 1923) pág. 428.
(23) Cfr. JoitON, o. c. n.o 142 b; 147 a, varios ejemplos.
LA PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN (Jn. 20, 6-7) 191

este lugar: "Todos han salido del polvo y todos van al polvo". En
el versículo anterior ha dicho que “todos, hombres y animales, tie-
nen un mimo espíritu”, πνεύμα gv.
Y en el capitulo.6, 6 dice también‫ ؛‬،،Y aunque dos veces mil años
viviese sin gustar el bien, ¿no irían todos estos años por el mismo
camino‫ ؟‬εις τόπον gva.
En todos esos casos y otros muchos del A. T. sobre todo, se su-
perponen fácilmente los significados de uno, mismo y único.
Por tanto, según este significado semita de uno, podemos muy bien
traducir y dar sentid'o a nuestra frase y localizar el sudario. Este
.estaba, pues, “en el mismo lugar”, en su lugar, donde había estado
antes de la desaparición del cadáver, esto es, como acaba de decir el
Evangelista, la cabeza, y a-hora, después de la resurrección, e‫־‬n el
sitio vacio que ha dejado ésta.

VI. — Conclusión

Resumiendo cuanto hemos dicho, ^demos traducir todo el versicu-


Ιο: “Y contemp-la los lienzos (yaciendo) aplastados, y el sudario, que
había estado en su cabeza, no aplastado igual que los lienzos (junta-
mente con los lienzos), sino al contrario envuelto (0 arrollado dentro)
en su lugar’’.
San Juan, pues, pudo contemplar detenidamente cómo la mortaja
había quedado allanada 0 deshinchada, sin el cadáver, manteniendo
todavía algo las formas del cuerpo, y el lugar de la cabeza todavía
.aparecía algo más abultado por el sudario arrollado y ovalado que
había quedado, como todos los lienzos, e n su lugar y que levantaba
٠

algo la sábana, por la consistencia mayor que ofrecía por estar arro-
liado.
De aquí la lógica consecuencia del testigo ocular: Vio y creyó,
aunque todavía desconocían que estaba escrito, que había de resu-
citar de entre .los muertos, lo cual era más seguro y hubiera sido más
meritorio, creer sin ver.
Esta conclusión lógica solamente se deduce de la traducción que
hemos dado del texto. Sah Juan vio que 108‫ ־‬lienzos ocupaban el mis-
mo sitio de antes, cuando estaba Jesús amortajado, y allí continuaban
intactos y en la misma posición, pero sin el cuerpo Î luego la úni'ca
explicación posible era que se había volatilizado el cuerpo. Es decir.
192 ESTUDIOS BÍBLICOS.-M. Balagué, Sch. P.

en virtud del don d'e sutileza 0 espiritualidad de los cuerpos gloriosos,


había podido el cuerpo de Jesús escapar de la mortaja, dejándola in--
tacta; como después aparecerá y desaparecerá del lugar cerrado del
cenáculo sin abrir las puertas, donde estaban sus discípulos ence-
rrados por el miedo a los judíos.
Esta hilación intima, entre la visión de los lienzos y la fe del
Apóstol en la resurrección, no se ded'uce tan claramente en las otras,
traducciones ordinarias del texto. Pues de estar simplemente los lien-
zos en el suelo, y p-eor, por el suelo 0 tirados y el sudario aparte, lo
lógico era pensar 0 en que se había escapado Jesús, no 'muerto, 0 en
que lo habían robado. Todo menos creer que había resucitado, ya que‫־‬
todavía no conocían la Escritura, que lo había profetizado, y ellos,,
los disípalos, ni esperaban ni menos pensaban en la resurrección.
Esta fue la conclusión de las mujeres y de la Magdalena en un prin-
cipio, espantadas y precipitadas al ver el sepulcro abierto y vaeío ١

y los lienzos sin el cuerpo: "Han robado el Sefior del sepulcro y no


sabemos dónde lo han puesto" (Jn 20, 2. 13. 14).
En cambio Pedro y Juan entran en el sepulcro, ven, examinan ‫ז‬
contemplan detenidamente todo cómo está, y el Ultimo al menos n
la Unica consecuencia posible, ha resucitado.
M. Balague. Sch. p.
Salamanca

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