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INTRODUCCIÓN
ARQUITECTURA
Este monasterio fue fundado en el año 1052 por el rey navarro García IV el de
Nájera, adosado a la cueva donde, según cuenta la tradición, encontró, mientras
cazaba una paloma con un azor, un conjunto de objetos: una imagen de la Virgen
María con el Niño, una campana y un jarrón con azucenas (símbolo de la
Anunciación). Pocos años después, Nájera pasa a formar parte de León y Castilla.
En 1079, el rey Alfonso VI se lo entrega a los Benedictinos de Cluny. En 1487 el
Papa lo entregó a Rodrigo de Borja, el futuro Papa Alejandro VI. Ello significó que
desde esta fecha hasta 1513 Santa María fuera una abadía independiente.
El interior está compuesto por tres altas naves separadas por pilares fasciculados
con multitud de columnillas. Las bóvedas son de crucería sencilla excepto en la
cabecera donde se tornan estrelladas y en el transepto lleva bóveda de crucería.
Sobre los dos brazos del crucero y parte de la nave principal corre un triforio
practicable con vanos muy apuntados que de lejos parecen triangulares. El
claristorio lo constituye una serie de pequeños ventanales agudos y geminados
que dejan entrar escasa luz al interior del edificio. El aspecto exterior de este
templo es un tanto desconcertante dada su altura y los cilindros que abundan en
sus esquinas lo que le confiere un aspecto de fortificación. Al oeste de la iglesia
hay una puerta de entrada del siglo XVII a la que se llega bajando una escalera
para neutralizar el desnivel.
El coro
La cueva
Otro de los espacios del máximo interés del Monasterio de Santa María la Real es
la cueva donde el monarca encontró la imagen de la Virgen. Pasar del ámbito del
edificio gótico a este lugar oscuro y húmedo produce una sensación
sobrecogedora. Aquí encontraremos una bella imagen gótica de la Virgen.
Cuenta con sus cuatro pandas cubiertas con bóvedas tardogóticas de crucería
compleja. Lo más bello son los arcos apuntados de finales del gótico que cobijan
delicadas columnillas y tracerías platerescas. Todas ellas son distintas y en el
entramado vegetal y geométrico que las preside vemos también animales y
ángeles.
Adosadas a los pilares del claustro existe una colección de estatuas renacentistas
bajo doseletes. La mayoría están descabezadas y mutiladas. Hay que fijarse
también en las mensulillas que las soportan pues encontramos en ellas escenas
protagonizadas por animales fantásticos.
Características:
La iglesia del siglo, XVII, es obra de los canteros Pedro Ezquerra de Rozas y José
de la Puente Liermo. Tiene planta de cruz latina, con una nave de cuatro tramos,
crucero y cabecera rectangular. Esta presenta columnas toscanas adosadas,
rematadas por arcos de medio punto, que configuran bóvedas de cañón con
lunetos. El crucero, en cambio, se cubre con cúpula sobre pechinas que aparecen
decoradas por pinturas del siglo XVII.
Retablo mayor:
En la cabecera se ubica el magnífico retablo mayor, compuesto de banco, un solo
cuerpo articulado en tres calles por columnas salomónicas con vides, y un ático
redondeo. Es coetáneo y muy similar al de Santa María la Real de Nájera. Ambos
son obra del maestro montañés Mateo de Rubalcaba. Es destacable la imagen
titular de Santa Elena y las historias de las calles laterales del retablo, que
representan a San Antonio, Anunciación, Bautismo de Cristo y la Asunción. El
ático muestra un Calvario con tres figuras.
Retablos barrocos:
La iglesia contiene toda una serie de objetos de gran belleza, entre ellos varios
retablos barrocos. Destacan los dos retablos rococó de la segunda mitad del siglo
XVIII, situados en ambos brazos del crucero. El de la izquierda alberga una gran
imagen clasicista de la Concepción de mediados de XVII, y el de la derecha, una
imagen de Santa Clara.
Sacristía:
La sacristía muestra un retablo clasicista de la primera mitad del siglo XVII, con
imágenes de San Felipe y de Santa Elena.
Coro:
El coro alberga una sillería en banco corrido y diversas piezas artísticas, como un
relicario en templete clasicista de mediados del XVII y varios lienzos barrocos
Clausura:
A los pies de la iglesia, una reja de hierro de dos cuerpos, fechada en 1660,
separa ésta de la clausura. Dentro de la clausura conventual existe un precioso
patio castellano del siglo XVII y se guardan diversos objetos de gran valor artístico,
como un armario-relicario americano, datado en 1751, repujado en plata dorada,
con motivos indígenas; otro armario-relicario con imagen flamenca de Santa Clara
del siglo XV, diversas pinturas en tabla del XVII, varias esculturas y pergaminos.
También son espectaculares algunas muestras de valiosa orfebrería.