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En la inmensidad del universo,

donde la luz de las estrellas permanece,


surge un amor infinito,
el amor de Cristo, que todo lo engrandece.

En su mirada se encuentra la ternura,


en su corazón la compasión más pura,
con su palabra sana las heridas,
y nos llena de alegría pura.

En cada paso que dio sobre la tierra,


demostró su amor sin medida,
abrazando a los pobres y pecadores,
dándonos fe en un mundo perdido.

Sus manos divinas,


sus palabras con paz y consuelo,
y en su abrazo de salvación,
encontramos redención.

Es un poema de amor eterno,


escrito con sufrimiento interno,
nos dejó un ejemplo de amor y unidad,
que no borra el tiempo y la humanidad.

Por siempre recordaremos su sacrificio,


por siempre cantaremos su amor,
por siempre viviremos en su luz,
porque su amor es eterno.

En cada verso de este poema,


se habla de su amor,
y en cada palabra,
expreso mi gratitud por su corazón.

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