Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En esta entrega, que seguramente será la última de este año, verán que
se abordan varios temas que usarán acorde a los intereses y necesidades
de sus grupos.
Tomé como base la propuesta del libro Creciendo que tiene actividades
muy interesantes y sumé algunos recursos para trabajar en esta
virtualidad.
Objetivos:
https://www.youtube.com/watch?v=mw8ufDfOosU
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado
y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí
pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy divertida: toda
de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vean. Andaba feliz y comenzó a cortar las
flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le
pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, de donde venía, a dónde
iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta
para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores.
De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el
bosque era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque
sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
1
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una
simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una
lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo
de la cama.
Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa
de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas.
He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla
mejor.
Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y
diciéndole que eran así de grande para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo puede
comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación
gritando y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y
me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente la
puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que
corría peligro así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita
jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un
lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme. No sé qué le pasaría a esa niña antipática
y vestida en forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora
ustedes ya lo saben.
2
Momento para pensar y compartir
¿Alguna vez les pasó algo parecido? ¿Podés contar alguna situación
en las que vos tuviste una versión de lo sucedido y la
otra persona, una distinta?
https://www.youtube.com/watch?v=QKPPWq_NiLI
3
Puntos de vista
4
¿Quién tiene razón?
Malentendidos
- Observemos la imagen
¿Qué recibió?
5
A veces se originan confusiones porque hubo un problema en la
comunicación. Tal vez no supimos comunicar lo que queríamos, o no
supimos escuchar lo que la otra persona nos estaba diciendo.
Los invitamos para que junto con la familia busquen algunos para
compartir después con los compañeros durante la clase.
6
Para seguir reflexionando…
El Valor de la Honestidad
Pato y Dami se llevaban muy bien. Eran compañeros en el colegio desde que estaban en el
Jardín de Infantes. La seño les permitía sentarse juntos con la condición de que no se
distrajeran de sus tareas por conversar. Y ellos, como querían seguir juntos, respetaban esa
condición.
Pero Dami a veces hacía bromas que a Pato no le gustaban, lo hacían sentir mal. Por
ejemplo, cuando estaban formados a la hora de salir, Dami le propuso a Pato esconderle la
mochila a Nicolás. Pato no quiso por dos motivos. Por un lado, no consideraba gracioso
hacer ese tipo de bromas, porque al que no encuentra su mochila no le resulta divertido. El
otro motivo era que Nico era un chico que se enojaba con facilidad, y cuando se enojaba a
veces empujaba o golpeaba a sus compañeros. Por eso Pato le contestó a Dami: “No, yo no
se la escondo.”
Dami no se quedó con las ganas y escondió la mochila. Nico, cuando se dio cuenta de que
faltaba la mochila, preguntó a todos quién se la había llevado. Dami, como no quería que
Nico se enojara con él, acusó a Pato.
Fue él – dijo señalándolo – yo vi que la escondió allá.
Pato se defendió “¡yo no fui, fuiste vos!”.
Nico, enojado y sin saber quién había sido, no esperó a que Pato y Dami terminaran de
discutir, furioso les pegó a los dos. La seño que había visto a la distancia la discusión ya se
estaba acercando, llegó justo para separar a Nico para que no siga pegando.
7
Los tres fueron acompañados por la seño a Dirección. Los tres se llevaron una nota en el
cuaderno. Nico cuando se tranquilizó reconoció que estuvo mal al haberlos golpeado y al día
siguiente les pidió disculpas.
Dami nunca reconoció que su broma pesada y su mentira habían originado el conflicto. Pato
llevó una nota injustamente, ya que la seño no podía saber quién decía la verdad y quién
mentía. Por un tiempo Pato y Dami siguieron siendo amigos, pero cada tanto Dami volvía a
hacer algo parecido. Pato se fue alejando de él, cansado de que lo acusen de cosas que no
hizo. Tristemente, la amistad se fue perdiendo. Dami se empezó a dar cuenta de que Pato
ya no quería estar con él en los recreos. No sabía qué hacer para que Pato vuelva a ser su
amigo.
Reflexionamos…
Después de conocer la historia de Pato y Dami, qué les parece, ¿cuál fue
el conflicto?
¿Se podría resolver de otra manera?
¿Cómo actuarían ustedes?
8
Otra sugerencia para abordar el tema de la honestidad
Honestidad
https://www.youtube.com/watch?v=L2QWKlxE4yE
NENAS Y NENES
Objetivos:
9
Algunas partes del cuerpo son diferentes, se llaman órganos
sexuales.
• Los órganos sexuales de los niños están mayormente en la parte
externa del cuerpo y se pueden observar a simple vista. Los varones
tienen un órgano al que se llama pene y dos testículos.
A veces a estas partes se les llama con otros nombres, que pueden
resultarnos graciosos, pero éstos son sus nombres verdaderos. No
debe darnos vergüenza ni risa, porque son una parte más del
cuerpo, como lo son el codo, la rodilla o la cabeza.
10
Esas partes de tu cuerpo sólo las podés tocar vos, o las personas que te
cuidan cuando lo hacen por razones de higiene o salud. Si alguien quiere
tocarlas o te pide que las muestres por otro motivo, no lo hagas y
contáselo a un adulto que te pueda ayudar.
Es fundamental que:
Recursos sugeridos:
11
¡Aprende a cuidar tu cuerpo y sé tu propio superhéroe!
https://www.youtube.com/watch?v=xth8t0y_AFQ
12
NACÍ DE UN REPOLLO
Objetivos:
Cuando era chiquito, durante un tiempo me creí una especie de verdura de carne y huesos, un raro
vegetal rosado que —a diferencia de los demás vegetales— podía hablar, saltar, reír y jugar.
Miraba con cariño a las radichetas, a los espárragos y a los rabanitos, tan bien ubicados en sus
respectivos cajones de los puestos del supermercado y un estremecimiento me recorría cada vez
que debía morder el pétalo de una lechuga o la tajada de un tomate... ¡Era como comerme a un
pariente!
La causante de tan extraña fantasía fue mi abuela. Mejor dicho, una respuesta de mi abuela a la
pregunta que una tarde le formulé:
—¿Cómo nací?
Recuerdo que abuelita carraspeó, me miró de reojo y continuó pegando un botón durante media
hora, como quien no quiere la cosa. ¡Aquel botón parecía tener doscientos agujeritos en vez de
cuatro! No me desanimé. Yo sabía que ese era su modo de distraerme, de hacerme olvidar el tema
de mi interés cuando no deseaba contestarme. Por eso, esperé pacientemente que acomodara
hilos, dedal y aguja en el costurero y volví a la carga:
—Abuela... ¿Cómo nací?
Mi paciencia dio su fruto; ella comprendió que nada me apartaría en esta oportunidad de mi
objetivo y no tuvo más remedio que responderme:
—Pues... creo que ya te lo conté, querido. Saliste de un repollo...
—¡Si no tenemos huerta! —grité, algo angustiado, a la par que miraba las tímidas azaleas alineadas
en el balcón de casa.
—En.… en aquella época... tus padres cultivaban repollos en esas mismas macetas. Y de uno de
esos... el más grandote... el más lozano... ¡ZÁCATE!... apareciste. Sus hojas se abrieron de repente y
entre ellas, colorado y arrugadito, estaba mi primer nieto... —y la abuela me acarició la cabeza antes
de alejarse, costurero en mano, hacia la cocina.
13
Evidentemente, toda su información se había agotado allí mismo. Pero mi intriga no. Y ahora estaba
más confundido que antes: ¡yo era hijo de un repollo! ¿Tendría tierra en mis venas en vez de sangre?
¿Por qué decía la gente, entonces, que yo era igualito a mi papá, que mi pelo era negro como el de
mi mamá? ¡Ellos se habían limitado a cosecharme de una maceta! Ah... pero si en mis ojos estaba
la marca vegetal, el innegable parecido con el repollo: ¡eran tan verdes como sus hojas! Así fue como
—durante un año— me torturé pensando que — en cualquier momento— ZIP ZIP ZIP... algún brote
surgiría a través de mis orejas y me cubriría de hojitas y mi cuerpo se afinaría hasta convertirse en
un tallo y —por fin— mis dedos de los pies echarían raíces... ¡y listo!... un repollo hecho y derecho
tomaría mi lugar.
Fue mi tía Ona la encargada de convencerme de que yo no había nacido de un Repollo. (…) Claro
que lo que mi tía me contó no logró tranquilizarme demasiado: de ser hijo de un
repollo me supe —de pronto—traído a este mundo... ¡por una cigüeña!
— ¿Estás segura, tía? —le pregunté, entre nervioso y sorprendido.
— Sí, mi ángel, una blanca cigüeña te trajo desde París. Voló sobre el océano con un atadito sujeto
a su pico... Allí dentro, acurrucado, estabas. Mi primer sobrino...
— ¿Desde París dijiste? Entonces... ¿no soy argentino?
La tía Ona se rió divertida. De inmediato agregó estas palabras que por más que me esforcé tratando
de entender, no pude: — Argentino, por supuesto, porque fue aquí, en la República Argentina, donde
tus padres te recogieron del pico de la cigüeña... Pero fuiste completamente hechito en París...
Renuncié a averiguar algo más. Esta revelación de la tía me había dejado mudo. Me fui al patio,
repitiéndome por lo bajo:
— Mamá igual a cigüeña... Cigüeña igual a ave... Por lo tanto... ¡yo era un ave! ¿Me estaría por
crecer un largo pico? Durante uno o dos meses después de tamaña revelación, toda mi
preocupación se centró en tratar de conocer a mi verdadera mamá, esa blanca cigüeña que me
había transportado desde el otro lado del océano, aferrado a su pico.
Así fue como, todos los domingos, pataleaba después de almorzar para que me llevaran al Jardín
14
Zoológico. Solamente lo conseguí tres veces: la primera, de la mano de la abuelita. La segunda,
balanceándome entre las manos de la abuelita y de la tía Ona. Una tercera, a babuchas de mi papá.
Ninguno de los tres entendía mi necesidad de visitar el pabellón de las aves zancudas.
— Pero nene, con tantos animales como hay en el zoológico, ¿por qué se te antoja visitar únicamente
a estas aves?
“¿Dónde está mi cigüeña? ¿Dónde está mi cigüeña? ¿Cuál es? ¿Cuál?”, pensaba yo, mientras trataba
de recibir una señal de alguna de aquellas que paseaban distraídas a cinco metros de las rejas. “La
que me haya traído me va a reconocer... No es posible que me haya olvidado...” Cuando la tía Ona
descubrió el motivo de mis “ganas de zoológico” intentó arreglar la situación: —Ay, nene, no vas a
volver a ver a tu cigüeña... Regresó a París a buscar a otros chicos... ¿Cómo pueden nacer los demás
bebitos si ella no se ocupa de llevarlos en su pico hasta donde se los piden? Viaja continuamente
por todo el mundo. Estas que ves aquí no son cigüeñas con esa especialidad...
Existen apenas unas pocas. Eso era más de lo que yo podía soportar: ¡mi cigüeña era la mamá de
cientos, de miles de chicos como yo, desparramados por todas partes! ¡Entonces tenía muchísimos
hermanitos!
Mi mamá-mujer me oyó llorar esa noche —en medio de una pesadilla de cigüeñas y bebés— y
corrió junto a mi cama.
— ¿Dónde está mi cigüeña? ¿Dónde está mi cigüeña? —gritaba yo, desesperado—¡Quiero conocer
a mi mamá-cigüeña! ¡Qué cálido el abrazo de mi mami-mujer! Qué tibia la leche con miel que me
hizo beber mientras me hablaba... Y por fin supe... ¡que yo soy hijo del amor de mis padres!
— Tu papá y yo nos queremos mucho, Andi, por eso deseamos tenerte —me explicó mi mamá—Ya
desde que éramos novios soñábamos con tu presencia y hasta hacíamos listas con los nombres que
preferíamos. Si es nena, se va a llamar Bárbara, Camila o Mariana... decía papi. Si es varón le
pondremos Andrés, Guillermo o Juan Pablo... agregaba yo.
“Al año de casarnos, decidimos que ya estábamos preparados para ser papás. ¡Teníamos tantas
ganas de tener a nuestro hijo! Te formaste adentro de mi cuerpo, a partir de dos células, una de
papá y otra mía.
Nuestro cuerpo está formado por células, son pequeños pedacitos, que juntos forman nuestro
cuerpo. Esos dos pedacitos, más chiquitos que un punto, se unieron y ahí empezó a formarse tu
cuerpito. También, al principio, eras más pequeño que un punto.
Se necesitaron nueve meses para que llegaras a ser un precioso bebé”.
“Cuando ya estabas completamente formado, quisiste salir al mundo. Entonces, empezaste a
empujar para avisarme. ¡Me puse tan contenta! ¡Por fin iba a tenerte entre mis brazos! Un médico
ayudó a sacarte de mi cuerpo y tu cabecita llena de pelusa morena fue lo primero que vi. “¿Te das
cuenta qué hermoso, Andi? ¡Estás hecho por mamá y papá!”
15
Más adelante, a medida que fui creciendo, mamá me explicó con más precisión cada una de las
etapas que son indispensables para tener un bebé. Y papá me leyó algunos libros y me mostró
ilustraciones muy claras. Pero nunca voy a olvidar las palabras de aquella noche: me dijeron
exactamente lo que yo necesitaba saber en ese momento. ¡Y qué alivio sentí! ¡Pero cuánto sufrí
hasta que me dijeron la verdad!
16
LAS REDES SOCIALES Y YO
17
- ¿Por qué les parece que es necesario que cuenten todo lo que hacen
en las redes sociales a la familia?
https://www.pantallasamigas.net/
Por ejemplo:
https://www.youtube.com/watch?v=ZNjSRIQ0Rgc
Episodio 2: "Ni con cel, ni sin él". Pilar y su celular, historias para contar
https://www.youtube.com/watch?v=d3nDUXLavcI
18
Segundo episodio de “Pilar y su Celular, historias para contar”. Pilar ha
encontrado en su celular un juego que le apasiona y entretiene a todas
horas, y no consigue prestar atención a lo que ocurre fuera de su
pantalla. Estar continuamente distraída le causará algún que otro
problema en un día de escuela.
19