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El petróleo en la geopolítica del siglo XXI

Abdiel Hernández Mendoza*

Somos tan hijos de nuestros padres


como de nuestros tiempos.
PROVERBIO ÁRABE

El petróleo no sólo es fuente de energía, también lo es de conflicto. Como recurso


estratégico, está cargado de un valor que va más allá de su riqueza mineral,
las relaciones internacionales no se comprenden sin su presencia como uno de
los ejes ordenadores de la geopolítica del siglo XX. A partir de su estudio, se
comprende la dinámica de guerras, intervenciones, golpes de Estado, alianzas
estratégicas y, de manera segura, escenarios de confrontación en el siglo XXI.
El presente artículo toma como eje de discusión el tema del petróleo en la
geopolítica contemporánea ¿seguirá siendo un recurso estratégico a pesar de que
su precio tiende a la baja?, ¿esta tendencia del precio del petróleo se mantendrá
en los siguientes años, debido a la llamada revolución energética, basada en la
explotación de gas y petróleo de lutita?, ¿cuáles son las herramientas que permiten
explicar el tema petrolero sin caer en la tentación de los análisis propagandísticos?,
¿existen acuerdos políticos que eviten que el petróleo se vea utilizado como
un arma de guerra, y en qué contexto geopolítico se leen?, ¿cómo se utiliza la

* Profesor en relaciones internacionales del SUAyED de la FES Aragón y de la FES Acatlán,


UNAM.

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RECURSOS NATURALES Y SU IMPACTO EN LA GEOPOLÍTICA

tecnología energética para determinar el devenir del petróleo en el siglo XXI?,


¿qué significa el petróleo más allá de su concepción geológica y económica en
un mundo envuelto en una crisis mundial de amplias dimensiones?
Como se observa, el debate contemporáneo en torno al petróleo es vasto, aun
si se parte de una simple definición que lo señale como recurso energético que
cuenta con una gran cadena de valor. Sin embargo, la coyuntura internacional
de inicios del siglo XXI no permite quedarse con esa explicación. Este recurso
posee en sí, un valor simbólico asociado con la violencia; y sus respectivas
denominaciones se llevan a cabo para apropiarse de los espacios ricos en él, a la
vez que sirve para patrocinar el belicismo. Es el energético más utilizado en las
guerras. Su búsqueda se realiza en ambientes insospechados y las consecuencias
de este acto son nefastas para el medio ambiente. El estudio de este recurso
requiere de un análisis complejo.
Como aporte a este debate, el artículo está dividido en cuatro partes, que
plantean una serie de argumentos basados en el análisis geopolítico. La primera,
Petróleo, geografía y poder, argumenta cómo el espacio se transforma debido a la
actividad petrolera, la cual tiene una carga de poder inherente al energético. En
El moderno complejo petrolero se plantea la relación, en torno al hidrocarburo,
de la ciencia, la tecnología, la industria, el sector militar y bancario-financiero.
Geopolítica del petróleo en el siglo XX, es el apartado en el que se describe, grosso
modo, la tensión de fuerzas existente en el mundo posterior a la Segunda Guerra
Mundial, hasta los atentados terroristas en 2001; mientras que Siglo XXI, en
la encrucijada petrolera, trata el panorama petrolero que se vislumbra para el
siglo XXI, en el que, a pesar de que se proponen alternativas al petróleo, éste no
dejará de ser un recurso crítico y estratégico en las relaciones internacionales.

Petróleo, geografía y poder

En términos geográficos, los recursos no están repartidos por igual en el mundo,


los escasos y estratégicos, convierten en vulnerables los territorios que los poseen.
Se disputan, según las necesidades industriales de la época y de los intereses de
las potencias. El camino preferido para ello, desde el expansionismo europeo, es
el despojo; los minerales trazan una ruta histórica del devenir de las potencias
en el mundo, marcados por la colonización.

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EL PETRÓLEO EN LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

Se crean nuevos caminos para hacerse de los productos y territorios destinados


a la explotación, así como de la mano de obra. Esto se acompaña del desarrollo
tecnológico para la carga, el transporte y almacenamiento del recurso; la geografía
sufre un (re)orden en todos los sentidos, incluyendo el teórico. Se crea una
forma de pensar la vida y actuarla, a partir del elemento tecnológico asociado
a lo geográfico.
La geografía se transforma junto con la actividad humana, lo que antes era
habitable, ahora no lo es y viceversa; los basureros se transforman en centros
comerciales y unidades habitacionales sobre una bomba de tiempo; el aumento
de la producción requiere de más fuentes de energía, sin importar su origen o
sus consecuencias; se crean nuevos relieves artificiales, en contra de la foresta y
vida silvestre, se le gana terreno a la selva; aumenta el nivel del mar y su acidez;
observan nuevos planetas; se explotan más recursos, etcétera. Son tiempos de
la geografía.
Se descubren propiedades del subsuelo, y con ello los territorios, antes
olvidados, adquieren un nuevo significado. La exploración de nuevos campos
de petróleo en el mundo trae como consecuencia un reordenamiento de la vida,
acompañado de asentamientos humanos, servicios públicos, de seguridad,
actividades de recreación, violencia, etcétera; se crean nuevos espacios y formas
de organización social, basadas en la explotación de los recursos.
No se entiende la geografía sin las relaciones de poder. En términos históricos,
la naturaleza impone límites a la acción humana, los cuales se rompen por la
invención de tecnología, nuevas formas de estar en el mundo y de pensarlo. Por
ello se le da peso a la creación de tecnología, no sólo facilita la vida del ser humano,
sino que en posesión de distinto tipo de intereses, sirve como instrumento de
control y de dominación.
El arribo de empresas petroleras a poblaciones, selvas, mares, es ejemplo de
ello. Es parte fundamental de la misión civilizadora occidental, con ellas llega
el progreso, y toda una forma de organización social llena de instituciones, que
enseñan cómo habitar el mundo de manera ordenada. Pero no arriban solas,
también las acompaña el aparato de disciplinamiento²VREUHWRGRPHQWDO²TXH
ayuda a conservar dicho orden.
En este escenario se circunscribe el petróleo, su uso intensivo desde la
fabricación de la máquina de combustión interna y en las embarcaciones militares
de la real armada británica, lo convierten en un instrumento de poder; así como

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RECURSOS NATURALES Y SU IMPACTO EN LA GEOPOLÍTICA

toda la tecnología que gira en torno a éste, herramientas de dominación. Se


conquistan territorios en nombre de la libertad y de los verdaderos valores, pero
lo que acompaña a esta cruzada es la consolidación de una forma de dividir los
espacios del mundo en centros y periferias.
El centro como tal, transforma a su gusto los espacios. Son distintas las
estrategias, pero el fin, de apropiación-dominación, no varía. Crea rutas de
navegación, y a pesar de que hay países que no tienen gota de petróleo, son
importantes porque permiten almacenar o servir como espacios de tránsito de
sus transportes. Venden su tecnología con la premisa de que si se usa, tal y como
se recomienda, pronto se alcanzará un desarrollo y poderío similar; priva al
país periférico de toda posibilidad para generar tecnología propia; incluso para
explotar los recursos que se encuentran dentro de su territorio. Se cumple con
la premisa de no importa tener en propiedad el recurso, hay que saber qué hacer
con él, donde éste se encuentre y apropiarlo, reordenando con ello el mundo.
La actual división espacial del trabajo no se comprende sin el petróleo, su
distribución en términos de la geografía del poder traza un mapa histórico, desde
la Revolución Industrial europea, hasta la fecha. La edad de la máquina y de
la información se basan en este energético, no solo para funcionar; el resultado
de la producción también tiene que ver con este recurso, se vende de manera
procesada. Consecuencia de ello es la civilización material petrolizada. La cual
necesita de un complejo sistema petrolero en constante modernización.
Dicha modernización es tal que reorganiza incluso el trabajo, cuando el
petróleo se comienza a utilizar de forma masiva en la iluminación, permite ampliar
la jornada de trabajo a horarios nocturnos, e incluso llegar a profundidades
más abismales en las minas para extraer recursos, conforme pasa el tiempo se
complejiza más el terreno de lo petrolero.

El moderno complejo petrolero

La complejidad del sistema petrolero se vuelve evidente tras la Segunda Guerra


Mundial, “el pensar estratégico y táctico de la guerra, de la lógica política, y del
quehacer tecnocientífico se vincularon estrechamente” (Hables, en González,
2004:283-284). El uso del complejo militar-industrial-científico-tecnológico-
financiero (Ugarteche, 2012) permite pensar, a los dueños de las petroleras y

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EL PETRÓLEO EN LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

a los gobiernos sede, en instrumentos que permitan articular la dominación de


todo el espectro petrolero.
No hay guerra sin petróleo, lo cual resulta paradójico en aquellas destinadas
a hacerse del recurso. Para garantizar conceptos como el de Seguridad energética,
las empresas o Estados, según sea el caso, necesitan contar con un ejército que
custodie todos los espacios dedicados a esta actividad. No hay gasoducto sin
presencia y control militar. Incluso se crean doctrinas que aún siguen vigentes,
como la llamada Carter (1980), la cual señalaba que “cualquier intento de
cualquier fuerza externa para obtener el control de la región del Golfo Pérsico
será considerada como un ataque contra los intereses vitales de los Estados
Unidos y será respondido por todos los medios necesarios, incluyendo la fuerza
militar” (Vargas, 2005).
Al mismo tiempo, se tiene que asegurar la amplia cadena de valor del petróleo,
pues no sólo es fuente de energía, es materia prima a la vez, y su condición de no
renovable (Kutcherov, 2005:1-28) permite que se le considere como un recurso
escaso, crítico. En torno a ello se crean conceptos como pico de producción, que
auguran un mundo sin petróleo en el futuro y replantean el papel de las reservas
y consumo de éste, lo cual influye en el precio, pero que conforme pasa el tiempo,
no lo determina.
El consumo sigue alto a pesar de la diversificación energética, y ello debido a las
QHFHVLGDGHVLQGXVWULDOHV²LQFOX\HQGRODDOLPHQWDULD²HOWUDQVSRUWHSRUHMHPSOR
o la generación de energía primaria. El mundo está inundado de productos
derivados de petróleo; este energético civiliza al ser humano con los plásticos,
fertilizantes, combustibles, pinturas, medicinas, productos de belleza, y muchos
más, presentes en la vida cotidiana de los seres petroleovívoros.
'H HVWD PDQHUD ODV LQQRYDFLRQHV HQ HO FDPSR GH OD FLHQFLD ²WRGDV ODV
iUHDVTXtPLFDELROyJLFDSROtWLFDVRFLROyJLFDHWFpWHUD²HVWDUtDQHQIRFDGDVD
la obtención del recurso. Así, por ejemplo, se comienza a utilizar la tecnología
satelital para identificar los lugares de localización; la nanotecnología para refinar
o estimular los pozos de producción, nuevas formas de explotación y transporte.
Y las más contaminantes, en fechas recientes, las de producción.
La tecnología que se crea en torno al petróleo, está enfocada para asegurar su
uso en el futuro, y por lo tanto la vida de las compañías petroleras. La fractura
hidráulica es ejemplo de ello; los dueños del complejo científico-tecnológico-
militar-industrial-financiero, rompen los límites naturales para hacerse del

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RECURSOS NATURALES Y SU IMPACTO EN LA GEOPOLÍTICA

producto, sin importar las consecuencias que ello tenga, sostienen que la misma
técnica servirá para resarcir el daño que esta actividad causa, vía la contaminación
del subsuelo y el uso masivo de agua dulce en el intento de extraer petróleo.
Los deslizamientos geológicos se unen a la larga lista de implicaciones que lleva
consigo la producción petrolera por esta vía.
Todo este complejo no funciona sin el financiamiento de los grandes bancos
internacionales, pues entre sus inversores se encuentran grandes compañías
químicas, constructoras, de transporte, de telecomunicaciones, mineras,
farmacéuticas, que se ven beneficiadas con los resultados de toda la actividad
petrolera. El complejo bancario controlado por Occidente, concentra parte de sus
inversiones en el sector petrolero, y en él tienen que transitar sus transacciones,
por ello fue importante para la banca trasnacional, incorporar a Libia, tras la
ejecución de Muamar el Gadafi, al Bank of International Settlements.
El complejo petrolero refuerza la idea de no pensar una alternativa a un
mundo sin petróleo; pero lo perverso es que esconde la posibilidad de una
transición energética, que busca ser controlada por quienes ahora dominan el
sector energético mundial. Es importante dejar esta idea clara, no se pretende
depender siempre del petróleo, lo que se desea es controlar el ciclo energético de la
humanidad. Para comprender esta idea es importante recurrir a la consolidación
del modelo petrolero, a través de las confrontaciones sucedidas en el siglo XX,
en aras de, parafraseando a Mackinder, “quien domine el complejo energético,
domina el desarrollo tecnológico, y quien domine el desarrollo tecnológico,
domina al mundo” (Mackinder, 1942:106).

Geopolítica del petróleo en el siglo XX

Desde la Segunda Guerra Mundial, hasta la mal llamada Revolución energética del
gas y petróleo de lutita, se comprende una era del petróleo basada en la explotación
industrial-militar del recurso, modificación de los ciclos naturales de la vida,
intervención antropogénica en la emisión de cluorofluorocarbonos a la atmósfera,
guerras, un impresionante despliegue tecnológico, entre otras características.
En lo que atañe a esta discusión, el desarrollo tecnológico mostró la posibilidad
de incrementar la producción de hidrocarburos, más allá de permitir transitar al
uso de otra fuente de energía. Se consolidó el modelo energético basado en el

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EL PETRÓLEO EN LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

petróleo, a partir de guerras, intervenciones económico-políticas e imposición


de la técnica basada en el hidrocarburo.
La competencia en el siglo XX por el control de los yacimientos petroleros
estuvo marcada por la distención Este-Oeste; tanto la URSS como Estados
Unidos mantenían una competencia que se reflejó en el acceso a los recursos;
la creación de la OPEP se lee en este contexto, convenía a los soviéticos que los
países productores controlaran el precio del petróleo, mientras que en el otro
lado, la tesis de Hubbert sobre la declinación de los campos petroleros, impulsó
la creación de la AIE (García, 2007) como una respuesta geopolítica.
Los dos bloques buscaron imponer su modelo energético, con el petróleo
como centro de disputa, pero nunca se propuso una seria transición energética
a otra fuente. Al contrario, se siguieron desarrollando técnicas de prospección,
perforación, transporte, hasta llegar al punto conveniente de impulsar el fracking
y el desarrollo de los yacimientos no convencionales de hidrocarburos, como el
carbón limpio y los hidratos de metano. Es decir, se propone mantener la matriz
energética supeditada a los hidrocarburos, a la vez que se patrocinan estudios
para demeritar y ocultar información sobre las consecuencias ambientales
(Figueroa, 2015).
Tras la caída de la Unión Soviética, el posicionamiento estadounidense no
conoció límites, sobre todo, después de la primera Guerra del Golfo, cuando
se planteó la reconfiguración del mundo en términos de la unipolaridad, bajo
la pax estadounidense. Los pozos de Asia Central (segunda cuenca petrolífera
del mundo), América Latina, África y Medio Oriente quedaron controlados,
el principal destino de compra fueron los países del centro.
En el siglo XX se comprendió que el precio del petróleo no se fija según
la oferta y la demanda; sino que existen otros factores que lo determinan. El
geopolítico y geoeconómico son fundamentales en ello; y una intervención o
conflicto armado en los países petroleros tiene repercusión inmediata, así como
las inversiones a futuro en complejos megaproyectos. Otro ejemplo para este
cálculo es la información y el uso que se le da; por ejemplo, el saber que existe
un nuevo yacimiento gigante o que los ritmos de producción de un país sufrirán
un ajuste, impacta de manera determinante. Es necesario indicar que todos estos
elementos deben estar articulados para fijar el precio, el cual es inestable, por lo
que se recomienda leerlo en una periodicidad más amplia.

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RECURSOS NATURALES Y SU IMPACTO EN LA GEOPOLÍTICA

En 1999 se comprendió el camino petrolero que recorre Estados Unidos,


cuando señala, por medio del Consejo de Seguridad Nacional, que “seguirá
teniendo un interés vital en asegurar el acceso a los suministros de petróleo del
exterior [...] debemos mantenernos conscientes de la necesidad de estabilidad
y seguridad regionales en áreas clave de producción, a fin de garantizar nuestro
acceso a esos recursos tanto como su libre circulación” (NSC, en Klare, s/f).
Siguiendo esta línea, la transición al siglo XXI auguraba la continuidad del
proyecto estadounidense; sin embargo, el ascenso económico de China y la llegada
de Vladimir Putin al poder en Rusia, cambiaron el derrotero de la geopolítica.
Sobre todo vista desde el control de los hidrocarburos.

Siglo XXI, la encrucijada petrolera

Hay un cambio de época en la geopolítica del siglo XXI, nuevos actores aparecen
y abren la posibilidad de pensar en otros escenarios; el punto de partida para
esta explicación es la energía. Se proponen dos años para indicar esta transición,
2001 y 2010.
En 2001 los ataques terroristas en Nueva York, centro económico del mundo,
permiten a Estados Unidos posicionarse en dos puntos estratégicos de Asia,
HQ0HGLR2ULHQWH²,UDN²\HQODIURQWHUDFRQ&KLQD²$IJDQLVWiQ²TXHHQVX
momento, el primero poseía la segunda mayor reserva de petróleo en el mundo
(BP, 2002), mientras que el segundo era el primer productor mundial de goma
de opio (Priego, 2010). Michel T. Klare (s/f) advertía el giro de la estrategia
estadounidense, respecto al papel que Asia Central desempeñaría a partir de
ese momento.
Este posicionamiento le permitió, al país norteamericano, liderar la cruzada
FRQWUDHOWHUURULVPRDODTXHVHDxDGH5XVLD²ORTXHOHVLUYLySDUDUHVXUJLU
como potencia mundial. Momentos en los que el petróleo comenzaría a elevar
su precio a máximos históricos, e incluso personajes como Hugo Chávez Frías
se atrevieron a señalar el fin de la era del petróleo barato (Blixen, 2005).
Los altos precios del petróleo permitían facilidad de movimiento geopolítico
a los países con grandes reservas del hidrocarburo; Vladimir Putin señaló en
su momento que el control energético era más eficiente que el tener armas de

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EL PETRÓLEO EN LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

destrucción masiva; el momento en que se le cerró la llave del gas a Georgia


confirmó dicha sentencia. De ahí deviene la necesidad de los países consumidores
de bajar el precio del petróleo, como estrategia para quitarse el dominio creciente
de Rusia y de los países que no comulgan con las políticas estadounidenses.
En 2010, las reservas petroleras venezolanas pasan a ser las mayores del
mundo. No sólo es la conversión del ranking petrolero, sino del papel que la
nación sudamericana deberá desempeñar en un mundo en disputa, toda decisión
petrolera es una decisión geopolítica. Y la reconversión de reservas marca un nuevo
derrotero. Venezuela juega con la carta petrolera, permitiendo el acceso al recurso,
bajo otras formas de cooperación, a sus vecinos, vía Petrocaribe, lo que le dio
presencia en la región y aumentó su capacidad de negociación en esos momentos.
Hechos que fueron mal vistos por los principales consumidores de energía.
El proceso para bajar el precio del petróleo consistió en la intervención, no
sólo militar, sino política y también en el estrangulamiento financiero a países
como Irán y Venezuela. En el caso de Medio Oriente, la invasión a Irak y a
Libia significó la posibilidad de acceder al petróleo de la región y también al de
África, asegurando en términos militares el Mediterráneo y con ello el Canal
de Suez. El siguiente paso a la intervención, vía la doctrina R2P (Response to
Protect) (Evans y Sahnoun, 2001), era Siria, lo que permitiría el tránsito de gas
natural desde Yemen hasta Europa, hecho que, de concretarse, restaría influencia
a Rusia en el mar Mediterráneo.
Sin embargo, la intervención en Siria no fructificó, pero deja territorios sin
control y en condición de conflicto permanente. Este clima de tensión provocado
no sólo permite la venta de armas, sino la posibilidad de, en el futuro, balcanizar
Siria; ello a partir de una estrategia financiada y asesorada de guerra de guerrillas.
Y su resultado: la creación de un nuevo Estado que una al Mediterráneo con
los países amigos de Occidente en el Medio Oriente.
A pesar de que los precios del petróleo se mantengan altos o bajos, siguen
financiando la guerra y son el combustible de los mismos conflictos bélicos. Y
su costo es alto, y se cuenta en vidas humanas.
La otra estrategia de intervención se observa en dos países, alejados entre sí,
pero que comparten algunas características, la más visible quizá es ser fronteras
de los antagonistas. Es decir, Ucrania y México.

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RECURSOS NATURALES Y SU IMPACTO EN LA GEOPOLÍTICA

Ucrania tiene una posición estratégica, es el puente entre Rusia y Europa,


transita el petróleo1 que asegura las necesidades energéticas de la Unión Europea.
Pero también tiene las terceras reservas de petróleo de Lutita (Marocchi y
Taras, 2013); y después de descartar a Francia y a Polonia para implementar la
estrategia petrolera estadounidense, que consistió en llevar la tecnología de la
fractura hidráulica para obtener el energético en campos ricos en lutita, Ucrania
se convirtió en la opción del fracking en Europa.
En el caso de México, tras señalar la incapacidad de la petrolera mexicana,
Pemex, para extraer las grandes reservas de hidrocarburos en aguas ultrapro-
fundas, se aceleró el proceso de obsoletización de la compañía. A grado tal que
en la época de Peña Nieto se aprobó la reforma energética que permite a las
compañías extranjeras explotar los recursos energéticos del país. Hecho que
permite un control aún más eficiente de las reservas petroleras mexicanas, por
parte de las empresas que exploten el energético.
Por su parte, el uso de la tecnología del fracking se extendió rápido en Estados
Unidos, lo que llevó a la Agencia Internacional de Energía a asegurar que este
país pronto pasaría de ser consumidor a exportador de petróleo. No fue así, pues
la vida de los pozos de lutita es efímera. Sin embargo, permitió que la estrategia
de disminuir el precio del petróleo funcionará.
El mundo se vio inundado de petróleo, Arabia Saudita no disminuyó sus
ritmos de producción, lo mismo sucedió con Rusia, al tiempo que a Irán se le
levantó un embargo que le impedía vender su petróleo a los países aliados de
Estados Unidos. Un precio de petróleo barato implica la oportunidad para
hacerse de acciones petroleras a bajo costo, de hacerse de reservas estratégicas
que permitan, en el futuro, más que seguir controlando el mercado petrolero
mundial, el mercado de la energía como tal.

Reflexión final

El siglo XXI sigue una tendencia por el control de los energéticos, sólo que
ahora los factores cambian, el mundo está inundado de petróleo, los países

1
“El 30 de diciembre de 2015 el volumen de gas disponible en los almacenes de Ucrania
era de 14.147 millones de metros cúbicos” (Sputnik, 2016).

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EL PETRÓLEO EN LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

consumidores se hacen de reservas estratégicas, existe el terrorismo como factor


de inestabilidad, las empresas quebradas son compradas a bajos costos, hay
despidos masivos, no hay presión de las compañías trasnacionales petroleras
para detener la caída del precio del petróleo, etcétera.
La estrategia consiste en lo siguiente: Estados Unidos planifica su consumo
a largo plazo, lo que le permite hacer uso de su reserva estratégica de petróleo
cuando la necesite; y con ello controlar los precios del petróleo, hacerse de más
recursos y quebrar a países que no están acostumbrados a la planeación estratégica
de sus recursos. Pero que no resulta del todo fructífera con quienes sí planifican.
Ejemplo de ello sucede en Eurasia, si Rusia ha sobrevivido a esta estrategia es
porque conoce a Estados Unidos, y sabe que en cualquier momento los precios
de los hidrocarburos cambian.
Lo que está en juego dentro de la geopolítica del petróleo en el siglo XXI
es el control de todo el complejo, que incluye la localización, distribución,
transformación, almacenamiento, refinación, y sus mercados intermedio y
final. A partir de este juego, se crean territorialidades que son escenario de los
conflictos internacionales.
La guerra por el petróleo y la transición energética se lleva a cabo en todas
las partes del mundo, la diversificación de fuentes de energía no responde a las
necesidades del planeta para asegurar la reproductibilidad de las condiciones de
vida del ser humano y de las demás especies que habitan la Tierra, lo único que
garantiza es la sobrevivencia de las ganancias de las compañías trasnacionales.
El concepto de crisis energética se debe impensar según las condiciones de
posibilidad de vida del ser humano. No consiste en la necesidad asegurar el
consumo de más y más energía, sino en dejar de consumirla.

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