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Versión libre de un cuento popular

Ilustraciones de Leicia Gotlibowski


Versión libre de un cuento popular
Ilustraciones de Leicia Gotlibowski
abía una vez
tres osos
pardos: un oso
grande, una osa
mediana y un
oso pequeño. Vivían en una
casa amarilla, con techo
rojo, en medio del bosque.

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Un día, los osos cocinaron Como la sopa estaba muy caliente,
una gran olla de sopa el oso grande dijo a la osa y al osito:
deliciosa para el almuerzo. ¡Salgamos a dar
un paseo mientras
la sopa se enfría!

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Cerca del bosque vivía una niña Miró a su alrededor y vio, entre los árboles
llamada Ricitos de Oro. La pequeña era del bosque, el techo rojo de una casa.
muy traviesa. Esa mañana estaba jugando Corrió hacia allí y golpeó la puerta:
en el bosque y se entretuvo persiguiendo
a una ardilla que corría por allí. ¡PUM, PUM,
De pronto sintió un olor delicioso PUM!
a sopa y dijo:
¡Oh, tengo hamb
re!
¿De dónde vendrá
ese
olor riquísimo
a sopa?

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La pequeña se acercó y miró a través de
la ventana. Luego, espió por el ojo de la
cerradura. La casa parecía estar vacía pero
vio tres tazones de sopa sobre la mesa.

Entonces, Ricitos de Oro abrió la


puerta y entró a la casa porque era
una niña pequeña y traviesa.

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Por último, Ricitos de Oro probó una
cucharada de la sopa de la tacita
del oso pequeño y exclamó:
¡ESTA SOPA ESTÁ PERFECTA!
Primero, probó la sopa del
tazón del oso grande y dijo:
¡AY! ¡ESTA SOPA ESTÁ
MUY CALIENTE!

Entonces, Ricitos de
Oro probó la sopa de
la osa mediana.
¡PUAJ! ¡ESTA SOPA ESTÁ
DEMASIADO FRÍA!

Y le gustó tanto que se la tomó toda.

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Con el estómago lleno, Ricitos de Luego se sentó en la silla de la osa mediana
Oro buscó un lugar donde sentarse pero le pareció que su almohadón era
para descansar un rato. Junto a demasiado duro y se puso de pie.
la chimenea vio tres sillas.

La niña se sentó en la silla del oso Finalmente, Ricitos de Oro se


grande pero no se sintió cómoda sentó en la silla del osito y dijo:
porque los pies no le llegaban al suelo. ¡ESTA SILLA ES PERFECTA!

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Entonces Ricitos de Oro subió por
la escalera de la casita y llegó a una
habitación donde había tres camas.

Pero cuando se acomodó para


descansar, la sillita se rompió
porque era demasiado pequeña.

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del Finalmente, se ac
Primero, probó la cama ostó
stó. en la camita del
oso grande pero no le gu oso
Y DURA!
¡ESTA CAMA ES MU
pequeño y pensó
:
¡ESTA CAMA
ES PERFECTA
!

Luego, se recostó
en la
cama de la osa m
ediana:
¡ESTA CAMA ES
INCÓMODA!

Ricitos alegremente se durmió


y soñó con tres gatitos que se
acercaban para jugar con ella.

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Mientras dormía, los tres
ediana vio
osos volvieron a casa. Tenían Entonces la osa m
del tazón
hambre después de su paseo la cuchara dentro
finita:
y querían tomar la sopa. y chilló con su voz
PROBADO
¡ALGUIEN HA
SOPA!
TAMBIÉN MI

El oso grande levantó su tazón


y con su voz gruesa rugió:
¡ALGUIEN HA
PROBADO MI SOPA!

El oso pequeño
miró su tacita y llo
ró:
¡ALGUIEN HA
PROBADO M
¡Y SE LA I SOPA!
HA COMID
O TODA!

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El oso grande fue entonces hasta su na miró
La osa media
silla. Vio que el almohadón no estaba ue el
su silla, vio q
en su lugar y rugió con su voz gruesa: mpoco
almohadón ta
lugar y
¡ALGUIEN SE HA estaba en su
voz suave:
SENTADO EN MI SILLA! chilló con su
SE HA
¡ALGUIEN
TAMBIÉN
SENTADO
!
EN MI SILLA

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El oso pequeño miró ieron las
su sillita y lloró: Los tres osos sub
rande
escaleras. El oso g
ha y con
¡ALGUIEN
vio su cama deshec
SE HA SENTADO gruñó:
su voz de trueno
EN MI SILLA!
¡ALGUIEN SE
HA ACOSTADO
EN MI CAMA!

HA HECHO
¡Y LA
PEDAZOS!
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iana miró El oso pequeñ
La osa med o se acercó
ordenada y a su cama y llo
su cama des ró:
nita chilló:
con su voz fi ¡ALGUIEN ES

S E HA DURMIENDO
¡ALGUIEN
TAMBIÉN EN MI CAM
AC O STADO
! A!
EN MI CAMA

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Ricitos de Oro oyó el gruñido del oso Cuando oyó llorar al oso
grande pero pensó que era un pequeño abrió uno de
trueno. Oyó luego el chillido de la osa sus ojos y vio a los tres
mediana y creyó que caía granizo. osos a su alrededor.

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Entonces la niña saltó de la cama, Los tres osos fueron hacia la puerta detrás
bajó las escaleras, de ella, vieron que Ricitos de Oro corría
abrió la puerta por el bosque hacia su propia casa
y escapó. y no la persiguieron.

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Ricitos de Oro corrió y corrió
y nunca más regresó
a la casa de los
tres osos.

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