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Perfil psicológico de los estafadores, los reyes del engaño

En proceso de revisión

El engaño está ligado a nuestra naturaleza. Con mayor o menor intención, todos mentimos.
Ahora bien, en el extremo encontramos a aquellas personas que hacen del engaño su principal
fuente de ingresos. Así, hoy queremos hablar del perfil del estafador.

El engaño ha existido siempre, y los estafadores también. Por lo general, muchas personas
destacan por su gran altruismo. Desgraciadamente, estas son las víctimas favoritas de los
estafadores, que no dudan en aprovecharse de la buena voluntad y de la confianza de otros.
Los estudios realizados sobre la confianza dan a entender que la mayoría de nosotros estamos de
alguna manera programados para confiar en los demás.

Por norma, no ponemos en duda el relato de los demás, salvo que seamos especialmente
incrédulos, la persona cuente con determinados precedentes o el contenido de la propia narración
sea una justificación de una conducta que, de alguna manera, no deja en buen lugar al otro, como
llegar tarde. Esta declinación neuronal hacia la confianza hace que podamos ser engañados con
facilidad.

Introducción a las estafas

El delito de estafa se encuentra tipificado en el artículo 248 del Código Penal. En él se establece que
comete una estafa la persona que, con ánimo de lucro, utilice el engaño para producir error en
otro, induciéndole a realizar u acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.

También el que, con ánimo de lucro, y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio
semejante, consiga la transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de
tercero.

Así como quienes fabriquen, introduzcan, posean o faciliten programas de ordenador


específicamente destinados a la comisión de las estafas.

Perfil psicológico de un estafador

El perfil psicológico de un estafador se relaciona con características asociadas a la ambición, la


avaricia y la gran capacidad para la manipulación y el engaño, de ahí que se aprovechen de la
ingenuidad de muchas personas.

A ello se añade que son personas carismáticas, observadoras, que estudian a sus víctimas y con
gran capacidad para la palabra.
Suelen ser personas educadas, con buena presencia, que hablan con mucha seguridad y que se
ganan pronto la confianza de su víctima. El secreto de todo buen estafador no es lograr que la
víctima confíe en él, sino que la víctima sienta que el estafador confía en ella, lo cual es totalmente
diferente.

En muchas ocasiones, pueden llegar a utilizar una falsa fragilidad y vulnerabilidad, provocando
sentimientos relacionados con el altruismo.

Esto les lleva a buscar víctimas más vulnerables. Los perfiles favoritos son las personas mayores,
los turistas, personas desempleadas y personas que tienen necesidades económicas. En la mayoría
de las ocasiones son desconocidos, y es habitual que, una vez cometida la estafa, desaparezcan de
la zona o municipio.

No tienen escrúpulos, por lo que engañar y estafar a personas que incluso dan más de lo que
tienen, no les importa en absoluto.

La falta de empatía, asociada a un egoísmo natural, es una característica altamente asociada a los
estafadores, al igual que la falta de remordimientos, antes, durante y después de cometer el engaño
y la estafa.

Recomendaciones ante los estafadores

La mejor prevención siempre es una buena información. Por ello, se aconseja no hablar sobre
inversiones con personas que no sean de confianza, no facilitar el número secreto de la tarjeta,
desconfiar de todo técnico que aparece sin previo aviso y requiera dinero con urgencia (en este
caso, se recomienda comprobar que pertenece a la empresa), etc.

Finalmente, cuando se es víctima de una estafa, es fundamental formular una denuncia. De esta
forma, se podrá recuperar lo perdido, si no se recupera la cantidad completa, tal vez una parte; pero,
sobre todo, se ayudará a que otras personas no caigan en las entretejidas telarañas de los
estafadores.

Algunos de los mayores engaños de la historia

Dos de los estafadores más famosos de la historia saltaron al cine: el de Frank Abagnale (en 1960),
quien suplantó su identidad hasta en ocho ocasiones y canjeó cheques falsos por un total de 2,5
millones de dólares. La película Atrápame si puedes (Catch me if you can) cuenta esta historia,
dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Leonardo Di Caprio.

El otro caso es el de Nick Leeson (en 1995), un operador de bolsa británico que provocó la quiebra
de la banca Barings, después de dejar un agujero de 1.400 millones de dólares, cuya película fue
protagonizada por Ewan McGregor y se titula El gran farol (Rogue Trader).
Por otra parte, un caso igual de famoso y más reciente es la estafa protagonizada por Bernard L.
Madoff (en 2008), el gran estafador de Wall Street, quien a través del método de la estafa piramidal
se embolsó fraudulentamente una cantidad superior a 50.000 millones de dólares. Por ello fue
condenado en el año 2009 a 150 años de prisión, aunque terminaría falleciendo en abril de 2021.

En un mundo tan moderno, los considerados timos tradicionales conviven con los nuevos. Estar
alerta es sin duda una prioridad para evitar estafas y engaños, especialmente en épocas de
crisis como la actual.

Perfil psicológico de los estafadores: 11 características


En todo, algunos de los rasgos del perfil psicológico de los estafadores podrían ser los siguientes:

1. Son inteligentes: pues, observan muy bien a las personas y se relacionan con el patrón en el
cual se comportan para luego usarlo a su favor.
2. Cosifican a los demás: es decir, los ven como cosas y así los tratan.
3. Se ganan la confianza de las personas: por su aspecto físico, o por mostrarse simpáticos o
encantadores y agradables en todo momento.
4. Muestran seguridad en sí mismos: y actúan con mucha naturalidad.
5. Son egocéntricos.
6. Mienten sobre su identidad, sus estudios, su lugar de residencia, entre otros.
7. Son elocuentes.
8. Tienen distorsiones cognitivas que les ayudan a sostener su forma de ver la realidad.
9. Son hábiles para distraer y desviar la atención de la víctima.
10. Pueden llegar a interpretar el papel de “víctimas”, para manipular a los otros.
11. Suelen hacerse pasar por personas con autoridad, o ser importantes.

Muchas de estas personas estafadoras en realidad cuentan con pocos logros en su vida, pues se
dedican a la estafa y no a su crecimiento personal. Tienen una capacidad de palabra increíble y se
valen de ello para convencer a sus víctimas. Además, tienen buena presencia, lo cual les ayuda a
que las demás personas se les acerquen y no teman.

¿Cómo los defraudadores justifican sus actos?


De acuerdo con un estudio profundo sobre la complejidad psicológica que hay detrás de la
justificación del fraude y el intrincado proceso por el cual los individuos convierten lo inaceptable en
aceptable, la racionalización, esa capacidad humana de justificar acciones y decisiones, se convierte
en un poderoso facilitador del fraude. Pero, ¿cómo se entrelaza la psicología, la cultura y las
circunstancias individuales en este proceso? Profundicemos en ello:

1. La racionalización: más que excusas simples

Las justificaciones detrás del fraude son complejas y multifacéticas. No es suficiente decir "es solo
esta vez" o "me lo merezco". Estos pensamientos emergen de un caldo de cultivo de experiencias,
percepciones y presiones. Por ejemplo, alguien que ha presenciado a colegas llevando a cabo
fraudes sin consecuencias puede pensar "si ellos pueden, ¿por qué yo no?".
2. El contexto cultural y social
Las justificaciones no ocurren en el vacío. En algunas culturas o entornos laborales, ciertas prácticas
"al límite" pueden ser vistas como normales o incluso necesarias. Las organizaciones que toleran
pequeñas transgresiones pueden, sin querer, estar pavimentando el camino para fraudes mayores.

3. El viaje psicológico del defraudador

Tomemos, por ejemplo, el caso ficticio de "Juan", un gerente financiero. Después de años de
servicio leal, enfrenta problemas económicos personales. Ve debilidades en los sistemas de control
de la empresa y piensa:

 Negación: "solo tomaré un poco, y lo devolveré pronto".


 Minimización: "en comparación con lo que la empresa gana, esto es insignificante".
 Comparación: "he oído que Pedro hace cosas similares y nunca ha tenido problemas".
 Compensación: "he trabajado horas extra sin compensación. En realidad, me lo deben".

4. Más allá de la prevención: entendiendo la raíz

Para contrarrestar la racionalización es fundamental:

 Capacitación cultural: más que un código de ética, las empresas deben inculcar una cultura
de integridad y transparencia.
 Canales abiertos: ofrecer espacios seguros donde los empleados puedan discutir dilemas
éticos, miedos y presiones.
 Responsabilidad y consecuencias: mostrar que las acciones tienen consecuencias, tanto
positivas como negativas, puede disuadir la racionalización.

La racionalización del fraude es un fenómeno psicológico profundo, influenciado por múltiples


factores y circunstancias. Comprender este proceso es esencial no solo para identificar posibles
fraudes, sino también para construir organizaciones resilientes y éticas. La solución no es solo un
conjunto de reglas, sino un cambio cultural que enfatice la integridad desde todos los niveles.

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