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ASTURIAS DESPUÉS DE ASTURIAS.

UNAS CONCLUSIONES INTRODUCTORIAS

M.ª Ángeles Utrero Agudo, investigadora contratada Ramón y Cajal,


Instituto de Historia, CCHS-CSIC, Madrid

Resumen: Teniendo en cuenta los resultados ofrecidos por los análisis de los materiales arquitectónicos,
escultóricos, epigráficos y lígneos expuestos en este monográfico, se plantean en este texto una serie de
reflexiones finales, cuya intención no es otra que subrayar aquellos aspectos que pueden contribuir a seguir
avanzando en el conocimiento y comprensión de la arquitectura asturiana, de sus caracteres y de sus límites
temporales y geográficos tradicionales.

Abstract: Keeping in mind the outcomes offered by the analyses of the architectural, sculptural, epigraphic
and ligneous materials shown within this monograph, this paper proposes some final thoughts, with the aim
of highlighting those aspects that might help to advance towards a deeper knowledge and comprehension
of the Asturian architecture, of their characters and their traditional temporal and geographical limits.
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Palabras claves: arquitectura altomedieval, siglos viii-x, proyecto, tecnología, materiales constructivos y
escultóricos, mecenazgo.
Key words: Early Medieval architecture, 8th-10th centuries, project, technology, building and sculptural
materials, patronage.

Bajo el título de Asturias después de Asturias se 1. PUNTO DE PARTIDA


ocultan dos propuestas de reflexión a partir de los
principales resultados obtenidos en los análisis indi- El peso de la información, no exenta de dudas,
viduales que componen este monográfico. La primera depositada en las crónicas asturianas ha permitido
se detiene en cómo intentar entender ahora la cultura que las monografías sobre el arte prerrománico as-
arquitectónica y escultórica atribuida al periodo com- turiano sean posiblemente las únicas del occidente
prendido entre finales del siglo viii e inicios del x en europeo organizadas en sucesivas etapas de reinados
Asturias. La segunda invita a avanzar hacia nuevas que ocupan ese periodo comprendido entre finales
reflexiones sobre la arquitectura asturiana en particular del siglo viii e inicios del x. En este momento, las
y la altomedieval peninsular en general, siguiendo los manifestaciones artísticas, de acuerdo con los trabajos
caminos abiertos por esas conclusiones. clásicos, parecen abandonar Asturias y reaparecer en
Ambas se incardinan ineludiblemente y pretenden el territorio de León bajo el calificativo de «mozárabe»
ayudar a redibujar el paisaje arquitectónico tradicional y de la mano de Gómez-Moreno (1919). Los vacíos
de este periodo. Ahí es nada. del siglo ix en la Meseta norte y del siglo x en Astu-
rias han funcionado complementariamente, consoli-
dándose las fronteras temporales y geográficas entre

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estos grupos arquitectónicos, pero también los límites se comienza a traslucir la complejidad del contexto
estilísticos y funcionales que ayudan a diferenciarlos. político y social que se esconde detrás de esta arqui-
Iglesias palatinas promovidas por la aristocracia laica tectura, más variada esta por tanto en tipo, función
(monarquía) en el territorio asturiano del siglo ix e y cronología.
iglesias monásticas patrocinadas por la aristocracia Este proceso de revisión exige sin embargo un
clerical (abades) en el territorio castellano-leonés del difícil pero necesario ejercicio de relectura en cla-
siglo x, con bóvedas de cañón y arcos peraltados las ve productiva de las evidencias analizadas en los
primeras, con bóvedas gallonadas y arcos de herra- proyectos que han dado lugar a este monográfico,3
dura las segundas. Solo algunos motivos decorativos protagonistas del catálogo tradicional del arte prerro-
(merlones escalonados de las pinturas de Tuñón o de mánico asturiano (apenas una quincena de las casi
las limas de los tejados de Valdediós) y algunas piezas 100 recogidas por Fernández Conde 2007). Esta ta-
(placa de cancel de San Tirso de Candamo, capiteles rea debe llevarse a cabo sin olvidar los límites de
y celosías del pórtico de San Salvador de Valdediós o nuestra disciplina, la arqueología, la cual no puede
de San Andrés de Bedriñana, por citar algunos) han determinar el carácter laico o clerical, aristocrático o
traspasado esos límites, explicándose bien como el regio del mecenazgo arquitectónico. Sí puede, por el
efecto de las influencias llegadas de la Meseta norte, contrario, ayudarnos a visibilizar la tecnología puesta
bien como el resultado de la presencia de artesanos en marcha, mediante el reconocimiento de los ins-
de procedencia mozárabe/andalusí indistintamente en trumentos, de los materiales, de las técnicas y de los
territorio asturiano. artesanos partícipes en las obras, y así aproximarnos
En lo que al prerrománico asturiano se refiere, a los recursos humanos y materiales empleados en la
la documentación de nuevos edificios en diferentes producción arquitectónica y escultórica. Todo ello nos
labores de excavación y restauración (San Vicente de permite acercarnos a los mecenas o grupo de ellos, a
Serrapio, 884; San Juan de Riomera, siglos ix-x; o sus posibilidades y recursos económicos, humanos y
San Andrés de Bedriñana, finales del siglo ix; todas en materiales, y en consecuencia al contexto económi-
Arias 2007) de sencillas formas y cronologías precisas co y social del que forman parte y que es capaz de
inciertas, y la puesta al día de los estudios de las fuen- generar suficientes excedentes como para permitirse
tes epigráficas y documentales (Diego 1993, García crear estas expresiones artísticas.
Álvarez et alii 2001 y Fernández Conde 2007, quien
recopila casi un centenar de iglesias datables entre los
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siglos viii y x) revela sin embargo la importancia de 2. PROYECTO, COMPLEJIDAD Y MODULACIÓN


otros estamentos sociales (laicos y clericales) como
patrocinadores de iglesias en el territorio asturiano, 1 A diferencia de la arquitectura basilical atribuida
así como la dimensión de la actividad constructiva genéricamente a los siglos vi y vii según el plantea-
desarrollada no solo en el siglo ix, sino también a lo miento «mozarabista» (Caballero y Utrero 2013), la
largo del siglo x.2 Estos estudios comienzan a reflejar arquitectura de los siglos ix y x se caracteriza por la
así las varias funciones de esta arquitectura en la compartimentación de sus espacios que se cubren con
configuración del territorio y los muy diversos tipos distintas soluciones. La complejidad de estas cons-
de construcciones que debieron alzarse en la región trucciones requiere nuevas reglas, tal como demues-
de la Asturias altomedieval (Quirós y Fernández Mier tran los estudios metrológicos de Arias (2008, para la
2012). En consecuencia, frente a esa visión tradicional arquitectura asturiana; y 2012, para la mozárabe), los
de carácter homogeneizador y, por lo tanto, restrictivo,
deudora en parte de la conservación «selectiva» de 3
Proyectos recogidos en la presentación. Iglesias analizadas
iglesias de notable entidad monumental y artística y arqueológicamente (2004-2014): Santianes de Pravia (Pravia),
de las corrientes historiográficas e ideológicas que San Miguel de Lillo (Oviedo), Santa María del Naranco (Ovie-
han rodeado su estudio desde mediados del siglo xix, do), San Salvador de Valdediós (Villaviciosa), Santa Cristina
de Lena (Pola de Lena), San Tirso (Oviedo), San Salvador de
Priesca (Villaviciosa), San Julián de los Prados (Oviedo) y San
Adriano de Tuñón (Santo Adriano). Quedan por lo tanto en se-
1
Inscripciones del presbítero Gagio en San Vicente de gundo plano las construcciones de la Cámara Santa (Oviedo),
Serrapio (894) y del presbítero Juan en San Juan el Real de Santiago de Gobiendes (Colunga), San Pedro de Nora (Las
Llamas (940), ambas en Diego (1993). Regueras), Santa María de Bendones (Oviedo) y la Fonca-
2
Inscripciones de San Martín de Salas (951), Santa Eulalia lada (Oviedo), así como las no conservadas de San Salvador
del Valle (951), San Martín de Argüelles (951, restauración), (Oviedo) y Santa María del Rey Casto (Oviedo). Cuando nos
Santa Eulalia de Baones (993) y la citada de Llamas (940), referimos a ellas, lo hacemos a través de otros trabajos (Arias
todas ellas en Diego (1993). 2008, García de Castro 1995 y 2007).

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cuales establecen una clara relación entre las luces de evitar el derrame del mortero y facilitar su fraguado,
los espacios, el tamaño de los soportes (muros, pilares las cimbras eran necesariamente suplementadas con
y columnas) y el empleo de cubiertas ligeras (de ma- tablones, cuyas huellas se observan claramente en la
dera) o pesadas (abovedadas). La concepción modular cámara inferior de El Naranco. Dado que el mortero
del espacio (según Arias 2008, tomando como base no tiene suficiente resistencia a tracción para convertir
el pilar) permite en último término crear plantas y los mampuestos o ladrillos en una capa sólida, la
diseños diferentes, adaptables al tipo de encargo, a las estabilidad de la cubierta depende por un lado de la
habilidades de los artesanos, y a la disponibilidad de forma geométrica, lo que justifica el peralte de las
materiales (nuevos y reutilizados) y de los elementos roscas (norma que tal vez no cumplió la bóveda del
singulares que conforman los soportes (columnas y aula de Lena I y por ello se arruinó; Caballero en
pilares). Solo así se puede explicar que la arquitectu- este volumen), y por otro de que el material pétreo se
ra asturiana analizada combine los mismos recursos colocase de tal manera que aguantase a compresión,
estructurales (contrafuertes, arquerías ciegas, sillares es decir, lo más ordenadamente posible y tendente
esquineros...), pero que resulte en plantas (basilicales a la horizontalidad. Materiales como la madera y el
o de única nave) y volúmenes diferentes (aboveda- hierro son sin embargo resistentes a la tracción, lo
dos y no, o combinados). Las variaciones debidas al que puede explicar su presencia en las construcciones
gusto y a las necesidades del patrón, a las funciones documentadas, todas ellas completamente o con par-
litúrgicas o representativas del edificio o a la destreza tes abovedadas, aunque se debe valorar las distintas
de los artesanos no modifican sin embargo el estilo ni disposiciones que estos ocupan.
la tecnología en el cual el constructor se ha formado. La construcción de este tipo de bóvedas explica
Esta complejidad obedece en algunos casos a la también la presencia de los numerosos mechinales que
intención de abovedar los edificios, actividad que de manera ordenada horadan los muros de las iglesias
requiere una cuidada disposición y relación de los asturianas. Siempre pasantes (visibles al interior y al
soportes (muros y pilares), elementos de refuerzo exterior), cuidadosamente realizados (con umbral y
(contrafuertes, arquerías ciegas) y de los espacios. dintel) y marcando bancos de obra regulares en altura,
En este sentido, el empleo de recursos adicionales los huecos de los mechinales se extienden por toda
que habían pasado hasta hora algo desapercibidos en la superficie de los muros, evidenciando el empleo
el estudio de la arquitectura altomedieval hispánica, de andamios que no solo sirven a la construcción
tales como el uso de refuerzos de madera (Tuñón, de los paramentos, sino también a la sujeción de las
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Caballero et alii 2010: 113-117; Priesca, Moreno en cimbras de las cubiertas. Material y geometría indi-
este volumen) y de hierro (Valdediós, Utrero en este cados de las bóvedas, así como la destacada altura de
volumen) se suma a otros ejemplos ya conocidos en los edificios, determinan que las cubiertas requieran
el mismo ámbito asturiano y peninsular (Foncalada, necesariamente el empleo de cimbras completas para
grapas para unir sillares, Ríos 1999: 265; cuadro de su construcción, sujetadas estas por las impostas y por
síntesis en Caballero et alii 2010: 117), pero pone los andamios. Estos forman un emparrillado continuo
en evidencia sobre todo el conocimiento por parte de que ocupa el interior y exterior del edificio, pudiendo
los constructores de unos riesgos estructurales que la cimbra ser movida y reutilizada según el trabajo
se intentaron minimizar mediante la introducción de avanza, dado que las bóvedas son regulares en forma
estos elementos. Significativo es que, a la espera de y tamaño, con la ayuda del andamio que actúa a la
que puedan examinarse otras cámaras supraabsidiales vez de plataforma de trabajo. Andamios y cimbras
(como la de Santullano) u otros muros ocultos bajo debían además permanecer un tiempo instalados una
pinturas originales y enfoscados posteriores, todas las vez acabada la obra, para permitir así el correcto
construcciones que recurren a este tipo de elementos fraguado y asiento de los distintos elementos.
de refuerzo se atribuyen al periodo de Alfonso III o, De hecho, con la excepción de los atrevidos (por su
dicho de otro modo, a finales del siglo ix. tamaño) arcos fajones y de los correspondientes vanos
Estos elementos de refuerzo tal vez puedan expli- de El Naranco y Lena I y el del ingreso occidental de
carse por la tipología de las bóvedas asturianas: de Valdediós IA (con algunas dovelas a medio tallar), los
mampostería (caliza tobácea) o ladrillo con mortero arcos son casi siempre de ladrillo, pues su diseño y
y siempre de medio cañón, pero nunca alzadas en construcción demanda menor trabajo y habilidad que
sillería. La composición material de estas bóvedas los arcos de sillería. Los arcos de ladrillo requieren
determina la necesidad de contar con andamios y albañiles y, de nuevo, cimbras. En el caso de los
cimbras durante y después del proceso de la obra. Para vanos de entrada y de las ventanas, los tímpanos de

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mampostería que acompañan a sus arcos de ladrillo Únicamente Santa María del Naranco, Santa Cris-
permiten que la obra siga su curso, al generar una tina de Lena I, San Salvador de Priesca, San Salvador
superficie continua que no impide la continuación de de Valdediós IB y Santiago de Gobiendes, esta última
la fábrica del muro. No así los arcos de embocadura según García de Castro (2007: 114), son las únicas
(ábsides) y de las arquerías, los cuales se servirían de construcciones que prescinden de materiales reutili-
ese entramado de andamios y cimbras mencionado. zados en sus fábricas. En El Naranco (Sastre en este
Las bóvedas añaden dignidad y monumentalidad a volumen) se detectan solamente y de manera muy
la construcción, como también lo hacen las cubiertas esporádica algunos mampuestos con estrías labradas,
pictóricas, las cuales sellan los mechinales al interior. del mismo tipo que las que decoran los contrafuertes,
Solo una vez que el edificio se pinta, siguiendo tam- reutilizados en los muros como mero material cons-
bién un esquema modulador (Arias 2008, Caballero tructivo. Insertos en la obra original, deben por ello
et alii 2010: 103-104, unidad de medida grabada en entenderse como descartes de la obra, recolocados
las pinturas de Tuñón), se desmontan los andamios, en la misma durante el proceso constructivo. San
cuyos huecos quedan «inutilizados», lo que de nuevo Miguel de Lillo también debe incluirse en esta ca-
redunda en la proximidad del aula (IA) y del pórtico tegoría, en tanto y cuanto su material reutilizado no
(IB) de Valdediós, aunque en este caso tampoco se procede de construcciones previas, sino que pertenece
puede descartar la instalación de dos estructuras de igualmente a su misma obra y cuenta con capiteles,
andamiaje en dos momentos sucesivos, aunque inme- basas y semicolumnas nuevas (Caballero et alii 2008
diatos. Los encalados exteriores, salvando las esquinas y Caballero 2012, Etapas 1A y 1B).
y contrafuertes, taparían los huecos al exterior en un En los restantes edificios, se reutilizan capiteles,
proceso paralelo de desmonte de los andamios. bien de manera exclusiva (Santullano, Tuñón, ambas
carentes por tanto de un taller de capiteles), bien de
forma combinada con otros capiteles nuevos (Valde-
3. ARTESANOS, MATERIALES Y HERRAMIENTAS diós IA, San Tirso). Se reemplean en unos y otros los
fustes y las basas (cuando son de geometría curva).
Precisamente la variedad de materiales y de ele- Como ya hemos indicado en otro trabajo (Utrero y
mentos nuevos y reutilizados empleados en una misma Sastre 2012), la ausencia de canteras de mármol en
obra implica necesariamente un nivel de planificación explotación, la imposibilidad de obtener este material
que contemple la correcta combinación y reelabo- por otros medios que no sea el expolio y la posible
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ración de todos ellos. Si hay un carácter común a falta de habilidad e instrumental necesarios para su
todos los ejemplos asturianos estudiados es el empleo elaboración, fuerza la reutilización sistemática de estas
de material constructivo exclusivamente nuevo. Los piezas. Las columnas nuevas, nunca de mármol, bien
análisis arqueológicos y varios estudios geológicos se componen de una sucesión de sillares (tallados en
(síntesis en Gutiérrez et alii 2012) confirman la puesta obra a modo de tambores, El Naranco y Lena I), bien
en marcha de canteras locales, en las cuales se ob- son piezas escultóricas (como los fustes cordados de
tiene tanto el material constructivo (mamposterías las columnas de los miradores este y oeste de El Na-
y sillerías empleadas en puntos estructurales) como ranco, o los estriados de la tribuna de Lillo 1B), bien
parte del escultórico (frisos, medallones). Materiales son irregulares en su formato (como las del ábside
como las calizas de Piedramuelle presentan una es- central de Priesca, con secciones ovoides las laterales
tratificación natural, tendente a bancos, que facilita y facetadas las del testero). Los soportes de los alta-
además la talla de los sillares, a la vez que condi- res o de las ventanas geminadas nuevas muestran las
ciona su altura. Hecho que explica la elaboración de mismas soluciones. Las columnas ocupan además un
los sillares esquineros con similares alturas en los lugar secundario en términos constructivos, es decir,
diferentes ejemplos (dimensiones relacionadas con la no soportan las arquerías de las aulas, sino los arcos
modulación por Arias 2008) y la selección de otros de embocadura de los ábsides (en Tuñón no sostienen
materiales no sometidos a esa estratificación para efec- nada más que una placa) y las capillas laterales o
tuar elementos de mayor tamaño (jambas y dinteles las arquerías ciegas de algunos ábsides. A excepción
monolíticos en arenisca, por ejemplo). Por lo tanto, de la iglesia de San Miguel de Lillo, las pilastras
la selección de material es intencionada, empleándose monolíticas de nueva ejecución o los pilares de obra
unos en los tramos murarios y otros en los elementos constituyen siempre los soportes de las arquerías.
estructurales, pero está también condicionada por el En contra de la lectura simbólica otorgada a los
tipo de afloramientos geológicos explotados. elementos reutilizados, concretamente a los capiteles

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(Domingo 2012: 288-289 y 295), no se concluye un El estudio de la procedencia de los materiales y


patrón o intencionalidad en el uso de los materia- de su talla nos conduce a las herramientas, pudiendo
les reutilizados mediante su proximidad a la zona distinguir entre aquellas empleadas para trazar la pieza
sagrada, su colocación en la zona más visible o de y aquellas empleadas para su corte y labra. Respecto
modo simétrico. Se sitúan indistintamente capiteles a las primeras, el uso de la regla explica la forma
de expolio tanto en espacios menores (ábsides latera- trapezoidal de los sillares esquineros, de contrafuertes
les de Valdediós, no en el central) como principales y de jambas. La introducción de la escuadra parece
(ábside mayor de Tuñón o de Santullano), en zonas constatarse a comienzos del siglo x en la erección del
visibles y no tan visibles (ventanas de las cámaras pórtico de Valdediós (IB) y en la Foncalada (Oviedo),
supraabsidiales). Tampoco se puede establecer una ambos atribuibles a la época de Alfonso III.5 Fuera
relación entre el empleo de materiales reutilizados y de Asturias, el pórtico de San Miguel de Escalada
la promoción real de las iglesias, tal como defienden (León ca. 912; Utrero 2012: 134) o la segunda etapa
Quirós y Fernández Mier (2012: 39, afirmación que de San Román de Tobillas (Álava ca. 939; Sánchez
también extienden a las pinturas), pues esta práctica Zufiaurre 2007: 211-212 y 298-299), todos erigidos
no es exclusiva de la monarquía ni tenemos absoluta con sillería ortogonal, avalan este cambio y su mo-
seguridad sobre su participación en gran parte de los mento. Gracias a la escuadra, se obtienen sillares con
edificios revisados. ángulos rectos y alturas regulares, se homogeneizan
Como parece confirmarse en otras construccio- las hiladas horizontales y se dinamiza la obra. Tanto
nes, la variedad formal, material y cronológica de los los sillares trazados con regla, como los trazados con
elementos reutilizados en un mismo edificio, donde escuadra, son producto de la actividad de un cantero.
la bibliografía tradicional indica la procedencia del Pero la introducción de esta nueva herramienta
territorio gallego para algunos capiteles (Valdediós IA, también afecta a los capiteles, pues estos son labra-
San Tirso, Tuñón) y del territorio leonés para otros dos en sillares previamente trazados con regla o con
(Santullano), parece evidenciar el funcionamiento de escuadra. De nuevo Valdediós es ejemplo de este
un mercado de materiales (mármoles principalmente) cambio de herramienta y de artesano. Mientras los
que lleva a desestimar la presencia necesariamente cuatro capiteles nuevos de la iglesia (Valdediós IA),
de un yacimiento expoliado en las inmediaciones y situados en las embocaduras del ábside central y de
que justifica la llegada y empleo de elementos de la entrada occidental, tienen una forma igualmente
características heterogéneas.4 Expoliados y acopiados trapezoidal, los que decoran el pórtico (Valdediós IB),
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por profesionales, estos materiales serían ofrecidos son cúbicos (lechos inferior y superior paralelos).6
y vendidos a las obras para su empleo. Mientras que La forma de los capiteles de Valdediós IA es la que
algunas piezas tienen valor por su material (mármol), podemos observar en los de la cabecera de Priesca,
otras lo tienen por su forma acabada (capiteles, basas con formas trapezoidales destacadas; en las aulas de
y fustes), no documentándose elementos que desem- Lillo, Naranco y Lena; y en la ventana oriental de San
peñan otra función que aquella para la que fueron des- Tirso (pareja central), pero también en los reutilizados
tinados originalmente (capiteles como mampuestos, y discutidos de la cabecera de Santullano (ábside
por ejemplo). Los canteros serían los responsables central). Esta circunstancia condiciona el desarrollo
de elaborar sillares, de labrar capiteles y de retallar de la decoración, la cual debe adaptar sus motivos
los antiguos (así como los fustes y las basas) para a un campo de trabajo irregular. Este cambio en la
adaptarlos a su nuevo emplazamiento, maximizando forma de los capiteles (de trapezoidales a cúbicos)
los recursos y minimizando los esfuerzos. Este hecho debe tenerse en cuenta como otro argumento a ba-
se constata en otras construcciones (Utrero y Sastre rajar, junto a la decoración o el tipo de labra, en la
2012), ayudando así a descartar la relación entre la discusión sobre la cronología de estas piezas tanto en
actividad de reutilizar y la carencia de habilidades por el territorio asturiano como en el peninsular.
parte de los artífices (como plantea por el contrario También debemos preguntarnos hasta qué punto la
Araguas 2009: 226, para la arquitectura considerada ausencia de escuadra y de otras herramientas afectó a
tradicionalmente visigoda y datada en el siglo vii,
ahora en revisión, Caballero y Utrero 2013). 5
En contra de la opinión de García de Castro (2008: 30),
quien la atribuye a la época de Alfonso II. En mi opinión,
aceptar esa fecha supone aceptar una excepcionalidad: una
obra de sillería en la primera mitad del ix.
4
En contra de Araguas (2009: 226), que considera que no se 6
Como también sucede en los capiteles del citado pórtico
reutiliza material romano en las iglesias asturianas. de San Miguel de Escalada (Utrero 2012).

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la elaboración de fustes nuevos, cuyas irregularidades algunas piezas decoradas (Pravia, Villa en este volu-
formales arriba anotadas evidencian una falta de pe- men) también se muestra como potencial instrumento
ricia y de instrumental (como muestran los ejemplos tipológico a explorar dadas sus relaciones con otras
de producción de fustes cilíndricos en época clásica, producciones escultóricas datadas de nuevo a finales
Asgari 1992 y Pensabene 1992). Por último, señalar del siglo ix e inicios del siglo x (Escalada y Peñalba,
que las pinturas (como se observa en Santullano) y ambas en León).
las piezas decoradas (como revela el estudio de Villa
en este volumen, centrado en esculturas asturianas
atribuidas a finales del siglo ix e inicios del x) evi- 4. MECENAS, EPIGRAFÍA Y CRONOLOGÍAS
dencian el uso del compás para su trazado y diseño.
Aunque la aparición de la sillería de escuadra A García de Castro (1995: 453) le llama la aten-
puede atribuirse a la llegada de canteros mozárabes/ ción la ausencia de una lápida fundacional en la igle-
andalusíes a inicios del siglo x, responsables no solo sia de Santullano. Pero esta circunstancia se da sin
de las fábricas de los muros, sino también de las piezas embargo en gran parte de los monumentos conser-
decoradas (caso de la celosía occidental de Valdediós vados, una vez descartada como original el epígrafe
IB), debemos preguntarnos por qué solo dos obras y de Valdediós (introducido en la Etapa II), y con la
de reducido tamaño (el pórtico de Valdediós IB y la excepción de la inscripción perdida de Priesca (con-
Foncalada) son de sillería. ¿Por qué no se construye sagración 921, ver Moreno en este volumen) y la
Priesca (ca. 921) en sillería, por ejemplo? ¿Significa discutida de Pravia (Caballero et alii 2010: 12-13 y
esto que la talla de sillería ortogonal era una tarea 59-60, pudiendo el texto de la inscripción referirse a
costosa y por lo tanto escasamente demandada? Pa- la misma pieza epigráfica; crítica de Rico 2014). Entre
rece que no es hasta entrado el siglo x y ya en otros las que carecen de inscripción, destaca el grupo de
territorios bajo el círculo asturiano (Escalada II y III, Santullano, Valdediós y Foncalada, presididas todas
Utrero 2012; San Miguel de Celanova, Orense, ca. ellas por una cruz del mismo tipo (en la fachada
942, San Martiño de Pazó, Orense, siglo x; el mau- occidental de Valdediós, pintada en el muro oriental
soleo de Santiago de Compostela, finales del siglo ix de la nave transversal de Santullano, sobre el arco de
-Alfonso III o ya finales del x, Hauschild 1992: 96; Foncalada). De acuerdo con los análisis efectuados
San Román de Moroso, Cantabria, siglo x),7 que y con la propuesta de una cronología de Alfonso III
no se alzan iglesias completamente en sillería, pero para todas ellas, nos preguntamos si no es la Cruz
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tampoco es la norma, como demuestran otros tantos la verdadera inscripción, reconocible por su forma
ejemplos del denominado grupo mozárabe (Santa Ma- e identificable por el espectador de la época.8 Lo
ría de Lebeña, San Cebrián de Mazote, Santa María mismo puede decirse de las cruces que presiden las
de Wamba Santiago de Peñalba..., todos en Gómez- fachadas menores del Naranco, en este caso de dife-
Moreno 1919). En todos ellos se aprecia un manejo de rente formato. Somos conscientes de que esto significa
la sillería, pero no se emplea para la construcción de otorgarle un valor cronológico/tipológico a las cruces
los principales lienzos, sino que se limita su uso a la y a sus formas, labor que no nos sentimos capaces de
realización de algunos elementos (arquerías y soportes desarrollar, pero que creemos que puede contribuir a
interiores y bóvedas principalmente). No será hasta aclarar este punto. Desde luego, la arquitectura como
avanzado siglo xi (San Pedro de Teverga en Asturias, producto propagandístico necesita dejar constancia
San Isidoro en León), que la sillería se hace común de quién es su promotor, quien no solo está presente
como técnica muraria, hipótesis por investigar. en y durante el acto de la construcción, sino también
Respecto a las herramientas de labra, las huellas en ciertos motivos (decorativos y epigráficos) de la
identificadas permiten hablar de la combinación de obra, los cuales permanecen una vez esta se ha ter-
pequeños picos o punteros para desbastar piezas in- minado. De ahí la necesidad de la epigrafía y si no
dividuales y de la azuela o hacha para su acabado en de un elemento que supla esa función, lo que nos
obra. El ángulo de inclinación y el trazado pasante devuelve a la posible función como tal de las cruces.
(común a dos sillares) de las huellas confirma el aca- La ausencia de epigrafía y de cruces en otras iglesias
bado en obra de las piezas, como, por otro lado, es (Lena I, Nora, Bendones...) tampoco debe aceptarse
habitual en este periodo. La aparición del trépano en como definitiva y concluir a partir de ella la ausen-

7
Cronologías y argumentos de estas iglesias en Utrero 8
Cruz que aparece claramente relacionada con Alfonso III
(2006, catálogo). en las placas de San Martín de Salas.

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Anejos de AEspA LXXIV ASTURIAS DESPUÉS DE ASTURIAS.... 227

cia de un mecenazgo monárquico, pues ignoramos entenderse las actividades restauradoras y/o recons-
la suerte corrida por estas construcciones en fechas truidoras de Fortunato de Selgas o Luis Menéndez
posteriores (como plantea la diferente interpretación Pidal), la arqueología nos advierte de ello.
de la epigrafía de las placas de cancel de Lena II, ver A falta de realizar los análisis arqueológicos de
Caballero y Gimeno y del Hoyo en este volumen). otras construcciones y conjuntos escultóricos astu-
Las cronologías de la arquitectura asturiana se rianos, de completar los exámenes epigráficos de
mueven grosso modo dentro del siglo ix, limitándose otras piezas (tales como las citadas a pie de nota en
los debates a atribuir el conjunto en cuestión bien a Santullano) y de volver a leer las crónicas asturianas
la primera mitad, bien a la segunda de esa centuria. con la nueva información en mente, entre otras tareas,
En términos arqueológicos, sobre todo los referentes estas conclusiones no pueden más que tener por ello
al análisis del altomedievo, el paso de un periodo un carácter introductorio, esperando que en un futuro
a otro es aun indetectable, aunque algunos detalles inmediato se puedan mejorar. Eso ya forma parte de
precisos permiten comenzar a diferenciar y delimitar Asturias después de Asturias.
talleres y, por lo tanto, momentos. Esta labor se debe
realizar enlazando poco a poco producciones tanto en
términos escultóricos (Villa en este volumen, Caballe- FICHA TÉCNICA Y AGRADECIMIENTOS
ro 2012, restauración de Lillo II y obra de Tuñón I,
por la relación de sus canceles) como arquitectónicos Este trabajo debe gran parte de su contenido a
(basas de Valdediós, Santullano y Priesca, tipologías las labores desarrolladas dentro de los proyectos de
de armaduras de Santullano, Tuñón y Priesca, según investigación «Análisis arqueológico de la arquitec-
Rodríguez Trobajo en Caballero et alii 2010 y en tura altomedieval en Asturias (II)» Ref. HAR2011-
este volumen, aquí con importantes connotaciones 27579 (2012-2014), y «Arqueología de las iglesias
cronológicas sin embargo), tomando como marco las hispánicas del siglo x: la circulación de los modelos
estratigrafías aquí expuestas. arquitectónicos y decorativos» Ref. HAR2012-35222
Algunas de las cronologías aquí propuestas contra- (2013-2015), ambos financiados por el MINECO y di-
dicen la información o, más bien, la lectura e interpre- rigidos respectivamente por Luis Caballero (IH-CSIC)
tación tradicional de las crónicas asturianas, cuestio- y por la autora. Fue redactado durante una estancia
nando consecuentemente la historiografía tradicional de investigación en la Universidad de Durham (Reino
(como se observa en casi todas las introducciones Unido), financiada por el Programa de estancias de
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de los trabajos de este volumen). Las propuestas de movilidad en el extranjero «José Castillejo» 2014
atribuir a la época de Alfonso III las construcciones para jóvenes doctores del Ministerio de Educación,
de San Tirso (Murillo en este volumen), Santullano Cultura y Deportes.
(Utrero en este volumen), Pravia (Caballero et alii
2010) y Bendones (Villa en este volumen) se suman
a las revisiones efectuadas recientemente en otras BIBLIOGRAFÍA
construcciones altomedievales, aquellas consideradas
tradicionalmente visigodas y mozárabes (Caballero y Araguas Ph. 2009: «Entre remploi et copie. Le maté-
Utrero 2013), redibujando todas ellas en conjunto un riel de construction comme marqueur de romanité
periodo, el de la segunda mitad del siglo ix e inicios dans l’architecture du haut Moyen Âge hispani-
del siglo x, y un reinado, el de Alfonso III (866-910), que?», P. Toubert y P. Moret (eds.), Remploi, ci-
como marcos temporales y políticos para entender la tation, plagiat. Conduites et pratiques médiévales
actividad constructiva que acompaña al proceso de (Xe-XIIe siècle), Madrid, 211-229.
consolidación territorial del reino asturiano. Arias Páramo, L. 2007: Enciclopedia del Prerro-
Los análisis aquí presentados nos devuelven tam- mánico en Asturias. Asturias, vol. I, Aguilar de
bién a la documentación escrita y nos recuerdan que Campoo.
esta es un producto cultural, no solo un testimonio, Arias Páramo, L. 2008: Geometría y proporción en
con una función e intencionalidad precisa dentro de la Arquitectura Prerrománica Asturiana, Anejos
la sociedad (Moreland 2006: 143), las cuales impiden de AEspA XLIX, Madrid.
dotar de un valor cronológico absoluto a los hechos Arias Páramo L. 2012: «Geometría, metrología y
que en ellas se relatan. Pero la arquitectura también proporción en la arquitectura altomedieval de la
es un producto cultural con su propia función e inten- meseta del Duero», L. Caballero, P. Mateos y C.
cionalidad. Si es falsificada o interpolada (así pueden García de Castro (eds.), Asturias entre Visigodos

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