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Capítulo 4.

Estructura del proceso penal

a) El juicio como etapa y como hipótesis

La centralidad del juicio

§ 93. La idea de que nadie puede ser penado sin juicio previo (CN, 18) le
otorga una particular relevancia al juicio propiamente dicho, como etapa fun-
damental del proceso penal. Es justamente en el juicio oral donde se marcan
con mayor nitidez los rasgos de contradicción y bilateralidad propios del
sistema, mediante el despliegue de la actividad acusatoria, el ejercicio pleno
del derecho de defensa y la imparcialidad del tribunal.
La doctrina suele aludir al juicio oral como la etapa esencial del proceso, de-
notando así que las otras etapas son meramente preparatorias (investigación,
etapa intermedia) o eventuales (impugnación, ejecución). El juicio se nos pre-
senta como la etapa procesal que no puede ser suprimida sin quitar validez constitu-
cional al proceso mismo.
La comparación con las otras etapas parece reafirmar esta idea:
La investigación penal preparatoria puede verse notoriamente reducida, tal
como sucede en el procedimiento por flagrancia (CPP, 379 bis a 379 quin-
quie), o prácticamente suprimida, como en el procedimiento por delito de
acción privada (355).
Parte de la doctrina admite que por acuerdo de partes pueda prescindir-
se de la audiencia preliminar (CPP, 296), reduciéndose de este modo el
contenido del procedimiento intermedio.
La llamada etapa de impugnación sólo se abre mediante la interposición de
un recurso por parte de un sujeto legitimado (CPP, 380).
La etapa de ejecución sólo se abre una vez firme la sentencia que ordenara
cumplir efectivamente pena privativa de libertad (CPP, 421).

El juicio ante los mecanismos negociales

§ 94. Es indudable que esta concepción del juicio oral como etapa esencial
del proceso parece haberse relativizado con la introducción de mecanismos
negociales en el proceso penal. En particular, la posibilidad de basar una sen-
tencia condenatoria en el acuerdo de partes mediante el procedimiento abre-
viado ha sido criticada, justamente, porque suprime la instancia garantizadora
del juicio oral. Este mecanismo, junto con las restantes alternativas que el
nuevo sistema permite, dan más bien la idea contraria: que la celebración de un
juicio oral es una ocasión poco frecuente en la práctica del sistema penal.
Frente a esta posible objeción, es necesario aclarar que los sistemas refor-
mados otorgan una enorme importancia a la instancia del juicio oral, pero
partiendo de una base diferente: de la concepción del proceso penal, no como
una concatenación de etapas -según reza la idea tradicional- sino como un
escenario abierto a las distintas formas resolutivas que los litigantes tienen a
disposición.

Función alternativa del juicio

Dicho de otra manera, en nuestro sistema el juicio no es simplemente una


etapa en el devenir del proceso, sino que funciona como una variable de nego-
ciación, como hipótesis de lo que podría ocurrir si no se resuelve una salida
negociada. Aunque finalmente no se concrete, la instancia de juicio oral estará
siempre como una posibilidad, como un horizonte con el cual debe cotejarse
cualquier salida inmediata que dependa del acuerdo de partes. Sin que ello
quite, además, que el imputado puede legítimamente rehusar cualquier tipo de
salida alternativa que implique para él alguna consecuencia jurídica disvaliosa,
y ejercer su derecho a defenderse en juicio oral y público.
Esta función alternativa del juicio oral está sujeta a múltiples factores que in-
fluyen sobre la consideración que las partes tienen sobre su posición estratégi-
ca y sobre la de su adversario. Por ejemplo, la defensa valorará la diferencia
entre la pena acordada y la pena que posiblemente pueda aplicarse en juicio, y
en qué medida ese margen resulta beneficioso o aceptable dadas las circuns-
tancias. La fiscalía, ante ese mismo factor, tendrá en cuenta las probabilidades
de éxito, y en qué medida aceptar una pena de menor cuantía resulta aceptable

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para, al menos, evitar que el caso quede impune. Además, las partes proba-
blemente estarán sometidas a la necesidad de gestionar eficientemente su
propia carga de trabajo, evitando en lo posible la saturación de su agenda con
un nuevo juicio oral. Hay también otros factores, como el grado de avance de
la investigación, la contundencia de la prueba recolectada, el interés que mani-
fieste la víctima o la presión de otros actores (medios de comunicación, orga-
nismos directivos de la fiscalía).
La negociación en materia penal no es algo fácil ni simple: es una actividad
de toma de decisión que pone en consideración múltiples factores, de acuerdo
a la información disponible. Ahora bien, la primera información que debe estar
disponible es: ¿qué podría pasar si este caso llega a juicio oral? Poder evaluar
correctamente los posibles escenarios de litigación resulta esencial, incluso
para poder evitar la litigación misma.

b) Etapas del proceso: síntesis

Presentación esquemática

§ 95. A pesar de haberse erosionado la idea del proceso como mera conca-
tenación de actos, pedagógicamente resulta útil exponer las etapas procesales
en su tránsito secuencial. Ello a condición de tener presente, en todo momento,
que esta es la estructura que se pone en juego para el supuesto de que fracasen
todos los intentos de aplicar mecanismos resolutivos consensuales.

Investigación
Procedimiento
Penal Juicio Oral Etapa recursiva Ejecución
Intermedio
Preparatoria

Investigación penal preparatoria

§ 96. La investigación penal preparatoria (IPP) está a cargo de la fiscalía, bajo


el control de las demás partes y del juez.

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En esta etapa, se buscará identificar a los autores o partícipes del hecho
considerado delictivo y recolectar la prueba que habrá de producirse durante
el juicio oral. También es posible que, a la luz de la evidencia recolectada, las
partes arriben a alguna forma alternativa de resolución.
Agotada la investigación sin haberse llegado a ninguna resolución alterna-
tiva, la fiscalía podrá formular acusación, lo que dará paso a la siguiente etapa.

Procedimiento intermedio

§ 97. El código regula un procedimiento intermedio, una especie de bisagra


entre la etapa investigativa y el plenario. El núcleo de esta etapa es la audiencia
preliminar.
En esta audiencia, el juez puede asumir un rol más proactivo e instar a los
litigantes a que consideren alguna forma de resolución alternativa. Esto abona
una primera finalidad de la etapa intermedia, que es evitar los juicios orales
innecesarios.
Si no se llega a una solución consensuada que evite el juicio oral, la audien-
cia preliminar será el ámbito propicio para eliminar la prueba innecesaria,
declarar nulidades, resolver cuestiones previas y, en general, preparar el juicio
oral. Esto dará como resultado un juicio más breve y ordenado, lo cual también
contribuye a una mejor utilización de los recursos del sistema judicial.

Juicio oral

§ 98. El juicio oral es la etapa central del proceso penal, cuyo núcleo es el
debate oral, público y contradictorio entre las partes, ante un tribunal absolu-
tamente neutral.
El rol del tribunal durante el juicio se encuentra limitado a dirigir el debate,
resolver las incidencias que se planteen y dictar la sentencia. En esta etapa los
magistrados deben sujetarse estrictamente a estas funciones, evitando cual-
quier extralimitación que pueda verse como una pérdida de objetividad.
A su vez, la etapa de juicio oral tiene tres momentos bien diferenciados:
preparación, debate y producción de la sentencia. Durante el debate tendrán lugar,
secuencialmente, los alegatos de apertura, la producción de la prueba y los alegatos
de clausura.

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Debate:
Alegatos de apertura Producción de la
Preparación
Producción de la prueba sentencia
Alegatos de clausura

Etapa recursiva

§ 99. Suele denominarse etapa recursiva a la impugnación de la sentencia.


Esto no es incorrecto desde un punto de vista secuencial, ya que lógicamente
viene primero la sentencia, luego la posibilidad de su impugnación y finalmen-
te la ejecución. En este sentido, se trataría de una etapa eventual del proceso
penal, ya que tiene lugar únicamente ante la interposición de un recurso por
parte de un sujeto legitimado para hacerlo.
No obstante, la legislación permite recurrir resoluciones judiciales distintas
de la sentencia, y de hecho el nuevo sistema permite impugnar no sólo los
actos del tribunal sino también algunos actos de la fiscalía, lo que seguramente
obligará a revisar la teoría de los recursos en el proceso.

Etapa ejecutiva

§ 100. Finalmente, la etapa de ejecución se abre al adquirir firmeza la senten-


cia condenatoria a pena privativa de libertad de cumplimiento efectivo (regu-
lada en nuestro país por ley 24.660), aunque también dan lugar a ejecución las
resoluciones que imponen medidas de seguridad, prisión preventiva, penas o
medidas no privativas de libertad o sanciones pecuniarias.

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