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Direccién General de Cultura y Educacién de la Provincia de Buenos Aires ‘Aladino y la limpara maravillosa/ adaptado por Maria Elena Cuter; ISBN 978-987-676-164 4. Cuentos Clasicos. |. Cuter, Maria Elena, adapt. Il, Gotlibow: itulo, CDP 808.899283 Este material ha sido Direccién General de Buenos Aires. Ejemplar de distribucién gratuita. Prohibida su venta. Impresién: Arcangel Maggio - Divisién Libros ‘GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE ‘cas cn BUENOS AIRES PROVINCIA DE BUENOS AIRES GOBERNADOR Axel Kicillof VICEGOBERNADORA Verénica Magario DIRECTOR GENERAL DE CULTURA Y EDUCACION, Alberto Sileoni JEFE DE GABINETE Pablo Urquiza SUBSECRETARIA DE EDUCACION Claudia Bracchi DIRECTORA PROVINCIAL DE EDUCACION PRIMARIA Mirta Torres DIRECTORA PROVINCIAL DE COMUNICACION Carla Tous ALADINO Y LA LAMPARA MARAVILLOSA Parte 1 Gn. extrasco encoentro ) wm jardin. encantado ecuerdo que en tiempos muy lejanos, en una ciudad de la C de nombre Musta hombre tenia un hijo llamado Aladino, un nifio mal educado y peleador, a quien el padre quiso ensefiarle su ofi Sin embargo, Aladino preferia jugar con los muchachos de su barrio y no pudo acostumbrarse a trabajar en la sastreria, En cuanto su padre dejaba de vigilarlo, corria a reunirse con otros bribones como él. Cuando el sastre murié, la madre de Aladino debié pasar sus dias y sus noches hilando lana y algodén para alimentarse y alimentar a su hijo. Pero Aladino, libre de su padre, se pasaba todo el dia fuera de casa y regresaba sdlo a las horas de comer. Asi fue como llegé a la edad de quince afios. Era verdaderamente hermoso, con magnificos ojos negros, una tez de jazmin y aspecto seductor. Un dia estaba Aladino en la plaza con otros vagabundos, cuando pasé por alli un extranjero que se detuvo y lo observé largo rato. El extranjero era un mago con tanto poder de su hechiceria que podia hacer chocar unas con otras las montafias més altas. «jHe aqui -pensaba el extranjero— al joven que busco desde hace largo tiempo!». El mago se aproximé al joven y le dijo: —iNo eres Aladino, el hijo dei sastre Mustafa? Y él contesto: pero mi padre hace mucho que ha muerto. Al oir estas palabras, el extranjero lo abrazé llorando y el muchacho le pregunté: —{Por qué llora, sefior? —iAh, hijo mio!, —exclamé el hombre—. Soy tu tio y acabas de | revelarme la muerte de mi pobre hermano. En cuanto te vi descubri el parecido en tu rostro. El extranjero miré al joven a los ojos y le dijo: —iEs mi deber tratarte como a ! Mafiana volveré a buscarte y visitaremos a maestros de distintos ios para que elijas o te abriré una tienda en el mercado para que trabajes como un hombre honrado. ke 2 EL sanow Ala mafiana siguiente, Aladino y el mago a quien crefa su tio se encontraron en ese mismo lugar y echaron a andar juntos hasta atravesar las murallas de la ciudad, de donde nunca antes habia salido Aladino. Anduvieron por el campo y llegaron a un valle al pie de una montafia. Para llegar alli el mago habia salido de su pais y habia viajado hasta la China! Se senté entonces sobre una roca y le ordené a Aladino: —iRecoge ramas secas y trozos de lefia y traelos! Aladino obedecié. —Ya es bastante —dijo el mago—. jPonte detrés de m Entonces prendié fuego, sacé del bolsillo una cajita, la abrié y tomé incienso que arrojé en medio de la hoguera. Se levant6 un humo oscuro y el mago murmuré palabras en una lengua incomprensible para Aladino. Temblé en ese instante la tierra y se abrié en el suelo una ancha abertura. En el fondo de aquel agujero aparecié un trozo de marmol con una argolla de bronce en el medio. Aladino lanzé un grito y emprendié la fuga. Pero el mago extendié su brazo y lo atrapé. Lo miré fijamente y le explicé con furia: —iDebes saber que debajo de ese marmol que ves en el fondo del agujero se halla un tesoro que no puede abrirse mas que en tu presencia! jSélo tu seras el duefio de un tesoro que repartiremos en dos partes iguales, una para ti y otra para mi! tus manos la lo tend Price jetengas! Car oa e, una lampara de cobre encendida. Tom Petersen acerca eas /olveras por el mismo camino! Al regreso podras recoger del jardin tantas frutas como quieras. Una vez que te Reece oheon imc mucus ole etc} Ener icktnr eka ee hear ton) Aladino en el pulgar, diciéndole: —£ste anillo, hijo mio, te pondra a salvo de todos los Aladino sin olvidar las recomendaciones del mago a quien todavia creia su tio, cruz6 el jardin sin detenerse, vio la lampara encendida y la tomé. Vertié en el suelo el aceite y la oculté en su pecho. Volvié luego sobre sus pasos y llego de nuevo al jardin. Los arboles del maravilloso jardin estaban cargados de frutas de formas, tamajios y colores extraordinarios. Las habia blancas casi transparentes como el cristal. ¥ rojas como los granos de la granada. Y verdes, azules y amarillas. El pobre Aladino no sabia que las frutas blancas eran diamantes, las frutas rojas eran rubies, las verdes eran esmeraldas, que las azules eran turquesas y las amarillas eran topacios. Entonces, se acercé Aladino a los magnificos rboles y recogié frutas de todos los colores, llendndose el cinturén, los bolsillos y guardandolas entre sus ropas. Agobiado por el peso, se cifié cuidadosamente el traje y avanzé lentamente. En la puerta vio al mago que, sin paciencia para esperar, le dijo: —Aladino, dénde esta la lampara? Aladino contesté —zCémo quieres que te la dé tan pronto si esté entre las frutas de vidrio con que me he llenado la ropa por todas partes? jEspera a que salga de esta cuevé Pero el mago supuso que Aladino queria guardarse la lmpara y lanz6 un grito de rabia. Al momento el marmol se cerré y Aladino quedé atrapado en la cueva. El mago, furioso, se alejé por el camino. Seguramente volveremos a encontrarlo. ) eu genio del anillo ly el genio “de la lampara Desesperado, el muchacho empezé a restregarse las manos. De ese modo, froté sin querer el anillo que llevaba en el pulgar y surg de pronto ante él un inmenso genio con ojos rojos que parecian echar fuego, Se incliné ante Aladino y con una voz de trueno, le jAQUI TIENES A TU ESCLAVO! OY EL SERVIDOR DEL ANILLO EN LA TIERRA, EN EL AIRE Y EN EL AGUA! QUE QUIERES? contesté: . —iOh genio, sacame de esta cueva! Apenas pronuncié estas palabras, se vio fuera de la cueva. Aladino se apresuré a regresar. Llegé extenuado a la casa donde lo esperaba su madre y le dio de beber y de comer. Vacié el céntaro de agua en la garganta y comié de prisa. Mientras comia, le cont6 a su madre lo que le habia sucedido. Cuando acabo su relato, puso sobre la mesa las maravillosas frutas transparentes y coloreadas que habia recogido en el jardin, También sacé de entre sus ropas la vieja lampara por la que tanto se habia enfurecido el mago. La madre apreté contra su pecho a Aladino, lo besé llorando y dijo: —iAgradezcamos a Ald que te ha ayudado a regresar sano y salvo! Aladino no tardé en dormirse. Al despertarse, el muchacho pidié el desayuno pero su madre le dijo: —iTen paciencia! Iré a vender un poco de algodén y compraré pan. —Deja el algodén y ve a vender esa lampara vieja que traje de la cueva. fot H EL. La madre tomé la lémpara y se puso a impiarla. Pero apenas habia empezado a frotarla cuando surgid otro genio, mas feo que el de la cueva, que dijo con voz ensordecedora: iAQUI TIENES A TU ESCLAVO! iSOY EL SERVIDOR DE LA LAMPARA f EN EL AIRE POR DONDE VUELO Y EN LA TIERRA POR DONDE ME ARRASTRO! éQUE QUIERES? La madre de Aladino se quedé inmévil por el terror. Pero Aladino, que estaba ya un poco acostumbrado, tomé la lampara de las manos de su madre y dijo al genio: Tengo hambre y deseo alimentos exquisitos! El genio desaparecié para volver al instante con una bandeja llena de manjares. Aladino y su madre se pusieron a comer con gran apetito. Desde entonces, no abusaron del tesoro. Continuaron llevando una vida modesta, distribuyendo entre los pobres lo que necesitaban. Entre tanto, Aladino trataba | de instruirse dialogando con los mercaderes y con otras personas que frecuentaban el mercado. Parte xX S La bella hija del sultin Un dia, el joven escuché a dos pregoneros del sultén que anunciaban a todo el pueblo: —jOh vosotros, mercaderes y habitantes! jPor orden del sultan, cerrad vuestras tiendas porque va a pasar por aqui la perla Unica, la maravillosa, Badrul Budur, hija del sultan! Aladino se escondié detras de una puerta para mirar a la hija del sultan por las rendijas. Sus ojos descubrieron entonces a una joven de quince afios, con una cintura como la rama més tierna de los arboles. Los ojos de Badrul Budur eran negros como la noche, sus mejillas semejantes a pétalos de rosa y una boca de labios encarnados. —iOh madre! —dijo al llegar a su casa—, he visto a la princesa Badrul Budur, hija del sultan y deseo pedirla en matrimonio! Ti seras quien vaya a hacer Ella exclamé: —jDénde estan los regalos que deberé ofrecer.al sultan como homenaje? El joven contest6: —iOh madrel, las frutas de colores que traje del jardin subterraneo son piedras preciosas. ;Trae una fuente de porcelan: ‘Aladino colocé las piedras en la fuente, combinando los colores y las formas. Su madre exclamo: — iQue bello es esto! Cuando el sultdn vio a la madre de Aladino, le dijo: —iOh mujer! 2Qué traes en ese pafiuelo que sostienes por las cuatro puntas? La madre de Aladino desaté el pafiuelo en silencio. Al momento se iluminé el lugar con el resplandor de las piedras y el sultén qued6 deslumbrado. La madre le trasmitié la peticién de su hijo. El rey dijo: —EI joven Aladino me envia un hermoso presente, merece que escuche su pedido. Dile que se hard el matrimonio cuando me haya enviado la dote: cuarenta fuentes de oro macizo llenas hasta los bordes de las mismas piedras en forma de frutas. Cuando escuché de su madre la peticién del sultn, Aladino sonrié. Se apresur6 a encerrarse en su cuarto, toms la lampara y la frot6. 7 Aladino expresé su pedido y en un momento regresé el genio seguido por esclavas que traian sobre sus cabezas las fuentes de oro macizo. El sultan recibié al cortejo en la escalera de su palacio. Hasta alli ascendié Aladino, con un hermoso traje. El sultan le pregunté: —Aladino, {cuando deseas que se celebre la boda? Y contesté Aladino: —jOh, sultan! Estoy ansioso por celebrar la boda pero deseo antes hacer construir un palacio digno de Badrul Budur. iAQUi TIENES A TU ESCLAVO! iSOY EL SERVIDOR DE LA LAMPARA J EN EL AIRE POR DONDE VUELO Y EN LA TIERRA POR DONDE ME ARRASTRO! dQUE QUIERES? Dicho esto, a su casa, Tomé la lampara magica y la froté como de costumbre. OO OSE, a iAQUI TIENES A TU ESCLAVO! ~ iSOY EL SERVIDOR DE LA LAMPARA y EN EL AIRE POR DONDE VUELO Y EN LA TIERRA POR DONDE ME ARRASTRO! > QUE QUIERES? x aol Seas “SU ™ ae £ \h, genio de la lsmparal jConstruye un palacio digno de mi esposa! Hazle un jardin hermoso, con estanques y bellas plazoletas. Al despuntar el dia se alzaba, frente al palacio del sultan, un palacio con un jardin hermoso, con estanques y plazoletas espaciosas. Parte X 6 EL regreso del mago : Se celebré entonces la boda. La madre de con ternura. La princesa camino haci palacio donde la esperaba Aladino. Salié él a su encuentro sonriendo y ella quedé encantada de verlo tan juvenil y hermoso. Un dia, aquel hechicero que habia engafiado a Aladino quiso saber qué habia sido del joven. Prepard su mesa de arena adivinatoria, alisé la arena y murmuré ciertas formulas: —jOh, arena del tiempo! ;Qué ha sido de la lampara magica?

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