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Sentencia C-328/19

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Competencia de la
Corte Constitucional
PROPIEDAD HORIZONTAL-Evolución y características de las
regulaciones legislativas
LEY DE PROPIEDAD HORIZONTAL-Finalidad en materia de
bienes privados y comunes/PROPIEDAD HORIZONTAL-Régimen
normativo especial
PROPIEDAD HORIZONTAL-Obligaciones a cargo de los propietarios
de bienes privados
PROPIEDAD HORIZONTAL-Escritura pública de constitución debe
contener el reglamento
REGIMEN DE PROPIEDAD HORIZONTAL-Publicación de listas
de copropietarios que incumplen obligaciones pecuniarias
DERECHO A LA INTIMIDAD Y HABEAS DATA-
Relación/DERECHO A LA INTIMIDAD-Características
generales/HABEAS DATA-Función primordial
DERECHO AL HABEAS DATA-Alcance/CLASES DE
INFORMACION-Pública, semiprivada, privada y reservada
La Corte también considera relevante recordar que, con el propósito de
delimitar el alcance de las garantías del derecho fundamental al habeas data
y darle solución a la tensión que existe entre este y el derecho fundamental a
la información (C.P., art. 20), el ordenamiento jurídico ha clasificado los
datos personales en cuatro categorías, a saber: privada, reservada,
semiprivada y pública.
DERECHO AL HABEAS DATA EN TRATAMIENTO DE DATOS
PERSONALES-Principios y garantías constitucionales
TRATAMIENTO DE DATOS PERSONALES-Principio de finalidad
DERECHO DE HABEAS DATA EN TRATAMIENTO DE DATOS
PERSONALES-Requisito de consentimiento libre, previo, expreso e
informado del titular del dato
TRATAMIENTO DE DATOS PERSONALES-Se considera ilícita la
obtención y divulgación de datos personales sin previa autorización del
titular
INFORMACION SEMIPRIVADA-Características/INFORMACION
SEMIPRIVADA-Definición
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REGIMEN DE PROPIEDAD HORIZONTAL-Publicación de


sanciones por incumplimiento de obligaciones no pecuniarias

La obtención del fin constitucionalmente legítimo consistente en “garantizar


la seguridad y la convivencia pacífica en los inmuebles sometidos a ella, así
como la función social de la propiedad” es suficiente para que, con ocasión
de la compaginación de los principios de libertad y de finalidad, se permita
una circulación restringida de los datos personales semiprivados de quienes
incumplan con las obligaciones pecuniarias a que refiere el artículo 30 de la
Ley 675 de 2001.

Referencia: Expediente D-12928

Demanda de inconstitucionalidad contra el


inciso 2º del artículo 30 y el numeral 1º
del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 “Por
medio de la cual se expide el régimen de
propiedad horizontal”.

Demandantes: Ana María Sánchez


Quintero, Ana Lucía Rodríguez Mora,
Angie Daniela Yepes García y Natalia
Rodríguez Álvarez.

Magistrada ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER

Bogotá D. C., veinticuatro (24) de julio de dos mil diecinueve (2019).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones


constitucionales y en cumplimiento de los requisitos y trámites establecidos
en el Decreto 2067 de 1991, profiere la presente

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

Las ciudadanas Ana María Sánchez Quintero, Ana Lucía Rodríguez Mora,
Angie Daniela Yepes García y Natalia Rodríguez Álvarez, en ejercicio de la
acción pública de inconstitucionalidad, demandaron el inciso 2º del artículo
30 y el numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001, “Por medio de la
cual se expide el régimen de propiedad horizontal”, por considerar que dichas
normas son contrarias al artículo 15 de la Constitución Política en sus
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dimensiones del derecho a la intimidad y del derecho al habeas data, así como
al principio de proporcionalidad. Luego de los trámites de rigor, la demanda
fue fijada en la Secretaría General de la Corte para permitir la participación
ciudadana. Posteriormente, el señor Procurador General de la Nación emitió
el concepto de su competencia.

II. NORMAS DEMANDADAS

A continuación, se transcribe el texto de las normas que contienen los apartes


legales demandados, resaltando en negrilla y subraya lo concretamente
impugnado:

“LEY 675 de 2001


(agosto 3)
Por medio de la cual se expide el régimen de propiedad horizontal.

(…)
ARTÍCULO 30. INCUMPLIMIENTO EN EL PAGO DE
EXPENSAS. El retardo en el cumplimiento del pago de expensas
causará intereses de mora, equivalentes a una y media veces el
interés bancario corriente, certificado por la Superintendencia
Bancaria, sin perjuicio de que la asamblea general, con quórum que
señale el reglamento de propiedad horizontal, establezca un interés
inferior.

Mientras subsista este incumplimiento, tal situación podrá


publicarse en el edificio o conjunto. El acta de la asamblea
incluirá los propietarios que se encuentren en mora.

PARÁGRAFO. La publicación referida en el presente artículo solo


podrá hacerse en lugares donde no exista tránsito constante de
visitantes, garantizando su debido conocimiento por parte de los
copropietarios.

(…)

ARTÍCULO 59. CLASES DE SANCIONES POR


INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIONES NO PECUNIARIAS.
El incumplimiento de las obligaciones no pecuniarias que tengan su
consagración en la ley o en el reglamento de propiedad horizontal,
por parte de los propietarios, tenedores o terceros por los que estos
deban responder en los términos de la ley, dará lugar, previo
requerimiento escrito, con indicación del plazo para que se ajuste a
las normas que rigen la propiedad horizontal, si a ello hubiere lugar,
a la imposición de las siguientes sanciones:
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1. Publicación en lugares de amplia circulación de la edificación


o conjunto de la lista de los infractores con indicación expresa
del hecho o acto que origina la sanción.

2. Imposición de multas sucesivas, mientras persista el


incumplimiento, que no podrán ser superiores, cada una, a dos (2)
veces el valor de las expensas necesarias mensuales, a cargo del
infractor, a la fecha de su imposición que, en todo caso, sumadas no
podrán exceder de diez (10) veces las expensas necesarias
mensuales a cargo del infractor.

3. Restricción al uso y goce de bienes de uso común no esenciales,


como salones comunales y zonas de recreación y deporte.

PARÁGRAFO. En ningún caso se podrá restringir el uso de bienes


comunes esenciales o de aquellos destinados a su uso exclusivo.”

III. LA DEMANDA

Las demandantes consideran que las disposiciones demandadas deben


declararse inexequibles por contrariar el artículo 15 de la Constitución
Política, así como por la vulneración al principio de proporcionalidad. A
continuación se presentan los argumentos expuestos por las accionantes:

1. El cargo por violación al derecho a la intimidad

1.1. Las accionantes estiman que la información a la que se refiere el artículo


30 de la Ley 675 de 2001 es de tipo semiprivado, de propiedad del deudor
moroso “y que requiere para su acceso de un grado mínimo de limitación”.
Aducen entonces que mediante Sentencia C-1011 de 2008, la Corte estableció
que “en la tipología de información semiprivada se incluyen con frecuencia
datos relativos al comportamiento financiero de las personas, en los que
siempre debe intervenir una autoridad, de manera que se pueda divulgar, y
siempre que sea para los fines propios de sus funciones”. Añaden que la
información semiprivada es aquella que no es completamente pública cuyo
conocimiento no está totalmente restringido a terceros pero que, sin embargo,
“para ser obtenida requiere de una orden de autoridad competente que
requiera su divulgación para fines legítimamente justificados”.

La demanda prosigue indicando que la publicación de la información a que se


refiere el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001 se erige “como una
sanción al incumplimiento de las obligaciones pecuniarias, sin la mediación
de una autoridad judicial o administrativa ni el cumplimiento de los
principios de las limitaciones al derecho a la intimidad”, impidiendo que la
persona “contenga en su esfera privada su situación financiera”.

Las demandantes además afirman que, aunque la disposición impugnada


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cumple con los principios de finalidad, veracidad e integralidad, no se puede


decir lo mismo respecto de los de libertad y necesidad. Indican que no se
cumple el principio de libertad que preside el ejercicio del derecho de habeas
data pues este “se puede poner en duda al no haber certeza de que en la
eventual sanción que imponga una administración de propiedad horizontal, la
divulgación de la información haya sido consentida previa y libremente por el
infractor”. Frente del principio de necesidad señalan que “si bien el pretender
el pago de obligaciones dinerarias de un copropietario es constitucional para
recuperar el pago de obligaciones dinerarias”, la medida adoptada no es
necesaria pues la simple publicación de los deudores no lleva a alcanzar dicho
fin.

Como conclusión al primer cargo respecto del inciso 2º del artículo 30, las
accionantes señalan que “si bien el aparte demandado tiene como objetivo
desincentivar la cultura del no pago en las obligaciones comunales, poniendo
como castigo que la mora del copropietario será publicada en sitios
estratégicos, la medida choca con el respeto a la intimidad del infractor
porque incumple con los principios de libertad y necesidad que hacen parte
de dicho derecho”.

1.2. Respecto del numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001, para
las accionantes este contraría el derecho fundamental a la intimidad por “el
hecho de publicar el motivo que originó la sanción” pues las causas de una
falta a la ley o al reglamento de la propiedad horizontal pueden ser diversas,
pudiendo ir desde la violación de normas relativas remodelaciones hasta
información privada como lo sería el ruido excesivo por una discusión
familiar o situaciones en las que, por ejemplo, se pueda revelar “la
orientación sexual del infractor, sin su consentimiento”.

Resaltan las accionantes que si bien la sanción que prevé el numeral 1º del
artículo 59 de la Ley 675 de 2001 tiene una finalidad constitucional y cumple
con los principios de integralidad y veracidad, no cumple con el principio de
libertad dado “los datos que divulga pueden no ser de naturaleza pública y su
titular puede no haber autorizado libremente” su difusión. Además, se señala
en la demanda que el inciso 1º del artículo 59 de la ley ibidem conllevaría el
incumplimiento del requisito de necesidad en tanto no hay una “relación de
conexidad con el fin legítimo, pues no resulta claro cómo la publicación de las
razones de este incumplimiento garantizan (sic) la realización de las
obligaciones no pecuniarias”.

2. El cargo por violación al derecho al habeas data

El segundo cargo está encaminado a demostrar que los artículos demandados


violan el derecho “fundamental y autónomo al habeas data porque la
publicación del incumplimiento de obligaciones pecuniarias y no pecuniarias
en lugares tanto de amplia como de poca circulación en la propiedad
horizontal, es hecha sin el previo consentimiento del titular de dichos datos”.
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2.1. En lo que toca con el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001, la
demanda reitera que la información a que éste remite es de tipo semiprivado
“pues se trata de información financiera y no encaja en ninguna de las
excepciones a la autorización previa del artículo 10” de la Ley Estatutaria
1581 de 2012. Por tanto, las accionantes consideran que mientras que la mora
en que se incurra en el pago de obligaciones pecuniarias relacionadas con la
propiedad horizontal no es una información pública de libre divulgación, la
norma demandada prevé su publicación en lugares de poco tránsito de
visitantes sin perjuicio de que se asegure que los copropietarios se enteren de
la situación.

Recuerdan finalmente que desde la Sentencia SU-082 de 1995 la Corte


Constitucional “estableció la necesidad de una autorización previa para la
publicación de este tipo de información”.

2.2. Respecto del numeral 1º del artículo 59 de la mencionada ley, las


demandantes afirman que este vulnera el derecho al habeas data ya que
autoriza a que se publique el hecho puntual y expreso que originó el
incumplimiento de la obligación no pecuniaria, “sin consideración alguna de
qué tipo de datos se reflejan allí, en lugares de alta circulación” y sin contar
con la autorización de su titular para que sea publicada. En suma, según la
demanda, lo que viola el derecho al habeas data es que por ley se permita
publicar datos semiprivados, privados y sensibles sin la previa autorización de
su titular, con el agravante consistente en que la norma prevé que la
publicación debe hacerse en lugares de amplia circulación. Sobre este último
particular las demandantes indican que “personas que ni siquiera hacen parte
del conjunto o edificio también [conozcan la información prevista por el
numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001]”.

3. En cuanto a cargo por violación al principio de proporcionalidad

Como tercer cargo, la demanda alega la desproporcionalidad los apartes


demandados de los artículos 30 y 59 de la Ley 675 de 2001 dado que “la
administración puede recurrir a otras medidas en ambos supuestos, que no
resulten en una violación a los derechos de intimidad y habeas data como
derechos independientes”

3.1. Las demandantes realizan un estudio del test de proporcionalidad “en su


versión estricta para comprobar la desproporcionalidad de cada medida
demandada”:

3.1.1. El incumplimiento de obligaciones pecuniarias. Artículo 30 de la Ley


675 de 2001

Para las demandantes el aparte demandado del artículo 30 ibidem es una


medida legítima pues su fin es constitucionalmente válido “en el sentido en
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que la publicación de los deudores busca constreñir el pago de la deuda con


la administración por la cual está en lista”; importante, por cuanto el pago de
las obligaciones pecuniarias correspondientes “es crucial para el óptimo
disfrute de la copropiedad y los bienes comunes”; imperiosa, ya que la debida
administración de las expensas en la propiedad horizontal “es lo que permite
que esta satisfaga el interés público imperativo de la copropiedad de acuerdo
a su función social, la cual conlleva obligaciones a cargo del copropietario”;
y adecuada, en cuanto a que su implementación podría lograr que el deudor
pague su deuda con la copropiedad.

Sin embargo, para las demandantes la referida norma no es conducentemente


efectiva pues no se puede concluir que por el simple hecho de publicar el
listado el deudor va a pagar las obligaciones a su cargo. Incluso, afirman, si el
deudor moroso paga lo que debe, la publicación “no repara las afectaciones
patrimoniales que la deuda causa a la copropiedad”. De esta manera, se
concluye que con “la medida per se no garantiza entonces el cumplimiento
del copropietario y por ende no conduce a su objetivo, el cual es constreñir el
pago de la deuda”. Más aún, las demandantes señalan que la norma tampoco
sería necesaria pues existirían medios alternativos que no lesionarían derechos
fundamentales.

Finalmente, la demanda sostiene que la medida que contempla el inciso 2º del


artículo 30 de la Ley 675 de 2001 afecta derechos como la privacidad y el
habeas data pues, como ya se vio, expone al público información financiera
del deudor. Se aduce así que las restricciones a los derechos que implica la
aplicación de la norma llevan a meros beneficios eventuales y que
salvaguardan el interés de la comunidad en tanto pretenden proteger la
propiedad, pero olvidando que los derechos afectados son de carácter
personalísimo y pertenecientes al ámbito más intrínseco del ser humano. Así
las cosas, la demanda sostiene que los beneficios eventuales de la medida
pesarían menos que los derechos que afecta negativamente.

3.1.2. El incumplimiento de obligaciones no pecuniarias. Numeral 1º del


artículo 59 de la Ley 675 de 2001

Para las accionantes el numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 tiene
una finalidad legítima, en tanto con este se busca sancionar a quien viola el
reglamento de la copropiedad o la ley. Así mismo, en la demanda se sostiene
que las sanciones consagradas en la norma acusada, “responden a la
necesidad de castigar a quienes no actúen de conformidad con los
reglamentos, asegurando una convivencia pacífica entre los vecinos o
miembros de la copropiedad y la satisfacción del principio de legalidad”.
También señalan que su finalidad es importante pues promueve intereses
públicos como la “existencia de una justicia retributiva para buscar
sanciones frente a una conducta prohibida” o la “necesidad de establecer una
responsabilidad que tenga en cuenta el dolo y la causalidad”. Señalan
también que la finalidad de la norma es igualmente imperiosa pues sanciona el
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incumplimiento de obligaciones y busca proteger intereses públicos protegidos


constitucionalmente como la justicia, la solidaridad, el orden público y la sana
convivencia; y también adecuada y efectivamente conducente pues, por una
parte, es un medio adecuado “para el fin que busca, el cual es castigar a
quien cometió la infracción” y, por otra parte, “[constituye] una sanción por
medio de la publicación de los infractores y las faltas cometidas”.

No obstante, en la demanda se indica que la misma norma consagra otros


medios menos “onerosos” para con los derechos a la intimidad y el habeas
data, como lo son la imposición de multas y la restricción de uso y goce de
bienes comunes no esenciales. Las demandantes consideran innecesario
“poner al escarnio público una lista con el nombre de los infractores” y el
hecho por el cual se sanciona, “pues toca con aspectos íntimos de quienes
incurrieron en una prohibición”.

Finalmente, las accionantes indican que los beneficios obtenidos con lo


dispuesto en la norma señalada “no representan en realidad un favor o
utilidad para la administración ni para la copropiedad que justifique el
detrimento de los derechos a la intimidad y al hábeas data de los
trasgresores”; todo ello, además de que, al afectar la relación de infractor con
los otros copropietarios, la norma tendría consecuencias menores favorables y
mayores desfavorables a los que pretende.

IV. INTERVENCIONES

1. Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio

En su condición de apoderado del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio,


el ciudadano Andrés Fabián Fuentes Torres, intervino para solicitar la
constitucionalidad de las normas acusadas. Fundamentó su solicitud en los
siguientes términos:

1.1. Lo señalado por las accionantes “no deja de ser más que una apreciación
subjetiva, en la medida en que las mencionadas normas, no presentan vicios
de forma ni de fondo en su formación, puesto que no se evidencian
irregularidades durante el trámite o proceso de formación y menos la
trasgresión a requisitos previamente establecidos, que afecten de alguna
manera la eficacia y validez del mismo, el cual es propio del trámite
legislativo”.

1.2. Los hechos en que se fundan las actoras para demandar la


inconstitucionalidad “no obedecen al principio de razonabilidad, o lógica de
lo razonable”. El interviniente indicó que de acuerdo con la Corte
Constitucional, la razonabilidad hace relación a que un juicio está conforme la
prudencia, la justicia y la equidad que implica coherencia externa con los
hechos, así cuando dos hipótesis jurídicas son racionales hay que acudir a lo
razonable para ponderar una de ellas. Por tanto, “dentro de un contexto
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procesal, las normas demandadas, bajo ninguna circunstancia de orden


fáctico y legal se contraponen a las normas constitucionales invocadas por la
actora (sic)”.

1.3. Manifestó el Ministerio que “no existe ningún argumento que demuestre
la inconstitucionalidad de las normas por su oposición a la Carta
Fundamental”, sino que lo presentado son argumentaciones subjetivas
impertinentes pues aunque la acción de inconstitucionalidad la puede
interponer cualquier ciudadano con la finalidad de proteger la Constitución,
“la simple denuncia de una contradicción sin argumentos objetivos y
verificables o como resultado de interpretaciones confusas del ordenamiento
jurídico vigente sin relevancia constitucional, (…) no constituye una
formulación concreta del concepto de la violación constitucional de lo cual se
deriva una ineptitud sustantiva en la demanda”.

1.4. Concluyó que no se cumplen “los requisitos de claridad, certeza,


especificidad, pertinencia y suficiencia exigidos por la jurisprudencia de la
Corte Constitucional, pues si bien hay un despliegue de la demanda, en ella
no se expresan las razones por las cuales considera que las disposiciones
acusadas son contrarias a la Carta Política”; es decir, aunque se desarrolla
un enunciado normativo, no se concretan los cargos.

1.5. Finalmente, trajo a colación la Sentencia C-738 de 2002 en la que se


analizó el tema de la publicación de listas de copropietarios incumplidos
concluyéndose que no violan el derecho al buen nombre y a la intimidad.

2. Universidad Libre, Seccional Pereira

Luisa Fernanda Hurtado Castrillón allegó a la Corte Constitucional escrito


elaborado por profesores de la Universidad Libre de Pereira en el que
manifiestan estar de acuerdo con los cargos presentados en la demanda. Al
respecto manifiestan lo siguiente:

2.1. La Corte Constitucional puede hacer un cotejo normativo entre los


derechos al buen nombre, a la intimidad y a la protección de los datos frente al
derecho que tienen las personas a que se les pague de forma oportuna.

2.2. Consideran que las normas demandadas deben analizarse conjuntamente


con los artículos 12, 13 y 15 de la Constitución Política.

Indican que en el artículo 15 superior es claro y directo el pronunciamiento en


cuanto a la protección de los derechos al buen nombre y la intimidad, pero
frente al cobro de las obligaciones no es tan directo y se podría entender que
es el Derecho Civil el que regula las relaciones comerciales y privadas, pero
en el marco constitucional del artículo 29 sobre el debido proceso.

Señalan que esta confrontación aún no ha sido objeto de debate constitucional


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púes “por ningún lado encontramos un análisis de confrontación constitución


(sic) y el cuerpo normativo que regula el Habeas Data como la propiedad
horizontal en Colombia y que es claro, puesto que las normas que se
advierten infringidas son de rango constitucional y los derechos patrimoniales
son de rango legal y bien es sabido que en estos casos debe aplicarse por
antonomasia el artículo 4º de la Constitución Política”.

2.3. Para los intervinientes es claro que “los derechos patrimoniales no pueden
desbordar la órbita de los derechos fundamentales”. Por tanto, no se pueden
imponer cargas exorbitantes a los obligados pues “la propiedad privada y la
libre empresa están supeditadas a una función social que implica
obligaciones” constitucionales que pueden relacionarse con la sociedad y la
convivencia social.

2.4. Sostienen que la tesis de que no se vulneran los derechos a la intimidad ni


al buen nombre porque se trata de un deudor moroso “quien además ha dado
su consentimiento para que lo reporten y lo publiciten como tal”, no puede
prosperar “frente al cargo de la desproporcionalidad de la medida”
respaldada por la jurisprudencia constitucional que ha indicado que una
medida adecuada “resulta idónea (…) para contribuir a la consecución de la
finalidad que con ella se persigue” cuando “su interpretación presta una
contribución positiva en orden a alcanzar el fin propuesto, es decir, la
protección de los derechos fundamentales”, y no será idónea “si no reporta
ningún beneficio a la consecución del propósito o cuando, incluso, resulta
contraproducente de cara al mismo. (Sentencia C-720 de2 007)”.

También consideran que el medio no puede ser remplazado por otro


alternativo o menos lesivo. Del caso en estudio es “fácil comprender que el
cobro de una obligación debe ajustarse a un proceso legalmente definido y
que un listado o reporte de deudores, ni es eficaz para la protección de un
derecho fundamental, ni va a lograr desplazar la labor de un juez civil, pues
aquí los fines punitivos de la norma no resultan idóneos”.

Sostienen que el listado de morosos “es una afrenta que raya con una pena
cruel, inhumana y degradante convirtiendo la medida en una doble sanción”
impidiendo que aquellos que pueden estar inmersos en una quiebra transitoria
no puedan resurgir por la sanción moral que se les impuso.

2.5. En relación con la igualdad, indican que debe tenerse en cuenta que el
moroso no es un delincuente pues la mora no deriva de un delito sino de un
contrato. Si “la Corte Constitucional ha impedido los listados de abusadores
de menores y de ciertos tipos de delincuentes en variada jurisprudencia,
menos puede permitir que se enlisten morosos en una propiedad horizontal o
en una copropiedad, porque sería igualarlos a delincuentes de la más baja
calaña social”.

Consideran que si el Estado tiene herramientas suficientes que garanticen que


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el acreedor pague al deudor con sus bienes como prenda general es “excesiva
y desproporcionada la norma que permite la publicación en el edificio o
conjunto el acta de los propietarios que encuentran en mora o han incumplido
con obligaciones no pecuniarias, si observa la gama de sanciones que trae la
normativa colombiana”.

2.6. Finalizan sugiriendo que al tener la demanda una suficiente carga


argumentativa “la consecuencia de ello es que el pronunciamiento de la Corte
Constitucional debe acercarse a la rotunda negativa de la utilización de la
publicación de los listados de deudores morosos”.

3. Universidad del Rosario

Francisco José Ternera Barrios, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la


Universidad del Rosario, emite concepto sobre la demanda en cuestión y
solicitó la declaratoria de INEXEQUIBILIDAD de las normas demandadas.

Manifestó el interviniente que “se ha estimado que el ejercicio de


publicitación de la situación de mora del obligado, no constituye por sí misma
una información de alcance ni personal, ni familiar. Se trata puramente de un
insumo financiero que está directamente conectado con la salud presupuestal
del todo sometido a propiedad horizontal”; manifestación tras la cual
paradójicamente manifiesta que las normas demandadas parcialmente deben
ser declaradas EXEQUIBLES.

4. Fundación ProBono

David Cujar Bermúdez, abogado de Pro Bono, intervino en el asunto para


apoyar las pretensiones de la demanda. Expuso los siguientes argumentos:

4.1. Respecto de la publicación de las listas considera que no solo afecta a la


persona que aparece en ellas “sino también a sus familias, entendiendo que en
una propiedad horizontal no conviven únicamente personas individuales sino
que habitan en un conjunto de personas que no tienen por qué verse expuestas
a estas situaciones, ya que se exaltan obligaciones que ni siquiera se
encuentran en su cabeza”. En ese sentido, señala que la publicación que
menciona una sola persona del núcleo familiar, afecta de manera indirecta los
derechos de las otras “si no se tienen alternativas para su efectiva protección,
además de intervenir en su proyecto de vida al informar cualquier tipo de
noticia en su contra”.

Señala que incluso instrumentos internacionales protegen el derecho a la vida


privada indicando que el Estado puede restringir dicha garantía siempre que
las injerencias no sean abusivas o arbitrarias. Estas, por lo tanto, deben estar
previstas en la ley, perseguir un fin legítimo, y cumplir con los requisitos de
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idoneidad, necesidad y proporcionalidad 1.

4.2. Recuerda que tanto las entidades encargadas de publicar datos financieros,
como la propia Corte Constitucional, han aclarado que con las publicaciones
se debe respetar el derecho a la intimidad atendiendo criterios de dignidad
humana y debido proceso, por eso debe ser información clara, con un
procedimiento expreso que “evite precisamente cualquier tipo de información
alejada de la realidad y la falta de control por la administración y demás
órganos que conforman el conjunto residencial”.

Manifiesta que frente de la dignidad humana las juntas administradoras no


pueden contrariar este derecho “el cual es una condición para el ejercicio de
la libertad y la seguridad, no están facultadas para impedir la satisfacción
mínima de las condiciones de existencia vital para los habitantes”.

Indica que la dignidad humana está vinculada al derecho a la intimidad cuando


se mezclan valores personales como individuales, situación que debe estar
sujeta a la protección constitucional pues cualquier intromisión arbitraria
estaría afectando el derecho a la dignidad humana integralmente.

4.3. En lo que tiene que ver con el debido proceso, señala que este se hace
exigible para las entidades estatales y particulares para “garantizar que toda
relación jurídica cumpla a cabalidad con un procedimiento estandarizado que
proteja a las personas de actos arbitrarios e injustificados que atenten contra
otros derechos fundamentales”.

Teniendo en cuenta lo anterior, y que las administradoras de las propiedades


horizontales deben respetar la intimidad, el debido proceso y la dignidad
humana, proponen a la Corte Constitucional que considere cuáles son los
estándares a cumplir por las administradoras cuando apliquen la sanción de la
norma demandada. Propone el interviniente declarar la constitucionalidad
condicionada del artículo 30 “en el entendido que la publicación de las listas
frente a los deudores morosos cumpla con las siguientes reglas
constitucionales:

a) Determinar si la información contenida en las listas involucran aspectos


que comprometen a todos los residentes de la unidad residencial;
b) Que no se describan aspectos estrictamente personales o familiares;
c) si la información tiene relevancia económica para todos los miembros del
conjunto;
d) si la publicación se circunscribe a todos los habitantes del edificio y no a
todo el público en general”2.

1
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Atala Riffo y niñas vs. Chile. Sentencia de 24 de febrero
de 2012.
2
“Sentencia T-630 del 28 de noviembre de mil novecientos noventa y siete (1997), M.P. Alejandro Martínez
Caballero”.
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Se manifiesta que dichas características deben ser analizadas y reconocidas


por una autoridad distinta de la administración ya que pueden estar inmersos
diversos intereses de carácter subjetivo.

En este aspecto, concluye que es legítimo que los copropietarios tengan la


facultad de adelantar mecanismos que propendan por el pago de las cuotas de
administración en mora, “pero debe haber una serie de límites siempre y
cuando no se trasgredan derechos fundamentales”. Así, la publicación
automática de listas de deudores “resulta violatoria del derecho a la
intimidad, en el sentido que se exponen datos semiprivados sin que exista un
respeto al debido proceso que permita al deudor verificar que no se
publicarán aspectos de su vida privada y familiar”.

4.4. Sobre el incumplimiento de obligaciones pecuniarias de que trata el


artículo 59 de la Ley 675 de 2001, recalcan que la protección del derecho a la
intimidad no se ciñe únicamente a la esfera individual sino también a la
familiar, por tanto, la publicación del nombre de una persona y la causa del
incumplimiento “afectan no solo a esa persona, sino que se amplía al grupo
familiar”, terceros que no deben asumir cargas frente a la comunidad. De tal
manera, indica que la sanción impuesta sería desproporcionada e indebida
“cuando es abierta a mencionar una familia, número de apartamento o a uno
de sus representantes que habita dentro de la propiedad”.

Continúa indicando que teniendo en cuenta cómo la Corte ha entendido el


derecho a la intimidad, el cual incluye el ámbito individual y familiar, la
sanción estipulada en el artículo señalado “puede ser aplicada por el
incumplimiento de obligaciones que estén estrechamente relacionadas con la
esfera privada de la vida familiar, por lo que dicha situación quedaría
expuesta al público violando así el derecho fundamental a la intimidad”. Esto,
sin dejar de lado que la información publicitada puede ser falsa o inexacta lo
cual, además, atentaría contra el patrimonio moral del individuo.

4.5. Aduce que el derecho a la intimidad tiene diferentes grados: el personal,


familiar, social y gremial. Los tres primeros indican que cualquier
intervención a esa órbita, afecta directamente el derecho en mención. Tras la
publicación de las listas, las personas se ven expuestas a “falsedades,
inexactitudes, incoherencias, inconsistencias, entre otras situaciones
adversas”. Señala que con ello se afecta el secreto de la vida privada como
derecho fundamental.

4.6. Así las cosas, indica que “el papel del ]E]stado es fundamental para
impedir cualquier injerencia arbitraria y la divulgación de información sin la
debida autorización por su titular. Su protección deberá incluir el uso de sus
datos, su imagen, su nombre, los acontecimientos personales, sus secretos
profesionales, de correspondencia, de acceso a sus documentos, entre otros”.

Con base en lo anterior, solicita la declaratoria de INEXEQUIBILIDAD del


14

artículo 59 de la Ley 675 de 2001.

4.7. En cuanto al derecho al habeas data, la jurisprudencia constitucional ha


indicado que para que exista una vulneración de esta garantía, la información
en el archivo debe “haber sido recogida de manera ilegal, sin el
consentimiento del titular del dato (i), ser errónea (ii) o recaer sobre aspectos
íntimos de la vida de su titular no susceptibles de ser conocidos públicamente
(iii)”.

El interviniente arguye que como se trata de datos personales, el órgano que


imponga sanciones debe sujetarse a las reglas jurisprudenciales que indican
que se realizó un esfuerzo por contrastar fuentes, se actuó sin ánimo expreso
de presentar como ciertos hechos falsos, y que se obró sin intención maliciosa
de perjudicar el derecho de honor, intimidad y buen nombre de otros. Además,
deberá verificar que el contenido de la información sea veraz, proporcional y
razonable garantizando cargas mínimas para verificar la existencia de un
procedimiento adecuado y suficiente que evita la vulneración de derechos
fundamentales.

Advierte a la Corte que la norma demandada no contiene un derecho de


rectificación, lo que hace que sea necesario el uso de la acción de tutela para
proteger derechos. La verificación es totalmente aplicable al caso “debido a
que existen unas listas que divulgan información, las cuales son publicadas
por un conjunto residencial para mostrarle a los residentes que cierta persona
es un deudor”. Con base en lo anterior, el interviniente sugiere unas reglas que
permiten que la publicación no sea arbitraria:

“(i) Que la información contenida sea suministrada sea cierta y sustentada en


la realidad;
(ii) Que sea objetiva y pertinente, es decir que sea correlativa a la sanción por
el incumplimiento de una obligación de dinero.
(iii) Que sea oportuna, en el entendido en que se publiquen los hechos
recientes y no hechos que han ocurrido tiempo atrás cuando la obligación ya
ha dejado de existir.
(iv) Que la persona tenga la oportunidad para solicitar la aclaración, la
modificación o corrección de uno de esos datos ante el órgano competente del
conjunto residencial.
(v) En caso de que el conjunto a través de sus representantes no respete el
derecho al habeas data, el derecho a la intimidad u otro derecho relacionado,
la persona pueda acudir e interponer una queja ante la autoridad administrativa
competente (Alcaldía local o distrital).
(vi) Que el afectado pueda ejercer la acción de tutela para invocar la
protección de sus derechos fundamentales 3”.

Teniendo en cuenta lo anteriormente descrito, solicita se declare la

3
“Sentencia T-030 de 2013, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub”.
15

EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA del artículo 30 acusado.

4.8. Respecto del incumplimiento de obligaciones no pecuniarias previsto en


el artículo 59 de la Ley 675 de 2001 precisó el interviniente que “este tipo de
sanción colisiona con el derecho al habeas data debido a que si no se respeta
el derecho a ser consultado frente a la publicación de sus propios datos
personales, se empiezan a derivar arbitrariedades infundadas por parte del
conjunto residencial”.

Indica que se está ante una violación de este derecho cuando no hay un
consentimiento para usar los datos personales. Por tanto, la publicación de las
listas no es una garantía de la imagen de la persona. También que se viola el
derecho cuando el nombre e identidad de una persona “es objeto de libre e
injustificada disposición y manipulación de terceros”. Y que hay un deber
constitucional que implica garantizar el manejo adecuado de la propia imagen
sin someterla a valoraciones que afecten derechos fundamentales.

Continúa señalando que a pesar de que los organismos de administración


pueden decidir cuáles medidas adoptarán para garantizar la seguridad,
existencia y conservación de las zonas comunes, “no faculta al conjunto
residencial para que se ejercite de forma contraria a su finalidad o sin un
propósito legítimo que lo autorice”.

Frente al derecho al habeas data, se señala que es necesario indefectiblemente,


que la voluntad de aceptación de la persona del uso de sus datos personales
“prime por encima de una sanción”, pues el uso de esos datos implica
“cargas proporcionales a las entidades (sean públicas o privadas) de
protección de los datos que se suministren” con el fin de que sean
administradas debidamente sin afectar garantías fundamentales. De tal
manera, solicitó que se declare la INEXEQUIBILIDAD del artículo 59 de la
Ley 675 de 2001.

5. Iván Rodrigo Sánchez Pineda y Paola Katherine Tatiana Garzón


Montes

Como ciudadanos en ejercicio, Iván Rodrigo Sánchez Pineda y Paola


Katherine Tatiana Garzón Montes intervinieron en el proceso para solicitar a
la Corte la declaratoria de INEXEQUIBILIDAD de las normas demandadas.
Basan su escrito en lo siguiente:

5.1. Frente al derecho a la intimidad consagrado en el artículo 15 de la


Constitución Política señalaron que las normas demandadas, al establecer la
posibilidad de publicar listas de incumplidos en pago de expensas y los
motivos de sanciones no pecuniarias, son normas que vulneran dicha garantía.

Los preceptos demandados “no solo tienen la potencialidad de exponer al


escarnio público la situación económica de los residentes o copropietarios de
16

una edificación, sino que además pueden generar con mayor grado de acierto
una invasión en la órbita en la vida privada de los mismos”.

Trajeron a colación el artículo 3º de la Ley 675 de 2001 respecto de


reglamento de propiedad, el cual puede entenderse como un “contrato
colectivo o de adhesión”. El artículo 60 menciona el procedimiento y la
autoridad interina competente para sancionar, el cual es la asamblea general o
el consejo de administración de estar así estipulado. De lo anterior concluyen
que el sancionado tiene todo el derecho de conocer la información que será
publicada “bajo el agotamiento del respectivo procedimiento administrativo
que culmine en la sanción correspondiente”.

Específicamente, frente al artículo 30 acusado consideran que, de acuerdo con


lo señalado por la jurisprudencia constitucional, la información relacionada
con la situación financiera debe ser considerada como semiprivada, por lo
tanto, para efectos de su divulgación es necesario que “se adelante el debido
proceso, el cual debe estar íntegramente determinado en el reglamento de
propiedad horizontal y dentro del cual deben ser tenidas en consideración las
normas en materia de Habeas Data y de intimidad vigentes”.

No obstante, señalan que el referido aparte legal puede resultar violatorio del
derecho a la intimidad ya que, aunque la ley y el contrato colectivo prevea la
sanción, esta invade la órbita personal, familiar e interpersonal de los
copropietarios “máxime cuando la exposición de tal información está
protegida por el derecho de habeas data”.

Ahora, frente del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 que prevé la sanción no
pecuniaria, indican que este es “una clara violación al derecho a la intimidad
respecto al hecho de publicar el fundamento que dio origen a la sanción
impuesta” pues debe entenderse que la propiedad privada supone el ejercicio
de la vida íntima de las personas sin la exposición de conductas al interior de
esta a la comunidad.

Indican que esta sanción “resulta totalmente violatoria al derecho a la


intimidad” pues no indica las conductas que pueden ser publicadas, es decir,
los reglamentos o manuales de convivencia pueden incluir cualquier clase de
conducta, incluso las que se refieran a la vida íntima de las personas sin los
límites que suponen normas de rango superior. Señalan que el apartado
demandado es excesivo frente a la finalidad que busca pues la misma ley
contiene otra clase de sanciones que no suponen el escarnio público.

Sostienen que la norma permite interponer una sanción “partiendo de la


veracidad de una conducta, lo cual genera una afectación al buen nombre de
copropietario sancionado (sic), sin lugar a la respectiva contradicción”.

Concluyen esta primera exposición señalando que la normativa aunque


pretende sancionar conductas que violan el reglamento de propiedad
17

horizontal, “esta debe encuadrarse dentro de los límites del derecho a la


intimidad, por lo que su imposición, presupone el agotamiento de un
procedimiento y solo en caso de que el copropietario no subsane su
incumplimiento o incurra reiterativamente en dicha conducta, habrá lugar a
la publicación de la sanción” siempre y cuando se cuente con su
consentimiento previo de divulgación de su información, “tal y como lo
dispone el derecho al hábeas data”.

Adicionalmente, consideraron que es posible declarar la exequibilidad


condicionada “bajo el supuesto de que en el proceso sancionatorio que se
inicie contra un propietario, se especifiquen las conductas objeto de
publicación en lo que corresponde al artículo 59, y por su parte, garantice
que al momento de imponer la correspondiente sanción pecuniaria y no
pecuniaria, se cumpla el debido proceso” y solo si no se subsana el
incumplimiento o hay reiteración de la conducta habrá lugar a la publicación
de la sanción.

5.2. Señalaron que la aplicación de las sanciones pecuniarias y no pecuniarias


previstas en la Ley 675 de 2001 “implica la revelación de datos e información
que a la postre no se ha obtenido la autorización por parte de su titular y que,
por contera, puede implicar una violación a dicho derecho”.

Manifestaron que el artículo 30 demandado, que consagra sanciones


pecuniarias debido al incumplimiento de la obligación de responder por
compromisos con la copropiedad y que autoriza a publicar estos datos, “obvia
señalar que la autorización que se requiere es calificada y especial en tanto el
titular de la información (copropietario) debe consentir de manera previa,
expreso (sic) e informada, sobre la publicación de sus datos en la copropiedad
sobre la mora en el cumplimiento de sus obligaciones”. Por lo tanto,
señalaron que el mismo resulta inconstitucional al omitir el derecho del titular
de otorgar consentimiento sobre la información recogida en bases de datos de
la copropiedad y que será divulgada. La autorización de divulgación debe ser
previa, expresa e informada.

Comentaron que “la norma demandada por ser anterior al régimen de


protección de datos vigente está en claro desapego a lo señalado y contenido
en la ley 1581 de 2012 y en evidente violación a los principios de libertad,
trasparencia, acceso y circulación restringida, seguridad y confidencialidad
previstos en la mentada ley de datos”.

En el caso del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 sostuvieron que tal norma
“está condenada a padecer el mismo camino que el referido artículo 30”
dado que “obvia el derecho del titular de la información de conocer y otorgar
de manera previa su consentimiento sobre la información que se recoge en
bases de datos de la copropiedad y que será objeto de divulgación”.

De igual manera indicaron que aquella norma “por ser anterior al régimen de
18

protección de datos vigente está en claro desapego a lo señalado y contenido


en la ley 1581 de 2012, y en evidente violación a los principios de libertad,
trasparencia, acceso y circulación restringida, seguridad y confidencialidad
previstos en la mentada ley de datos”.

Se anotó finalmente que puede declararse la exequibilidad condicionada de las


normas en comento “bajo el supuesto de que en el proceso sancionatorio que
se inicie contra un propietario, se garantice que al momento de imponer la
correspondiente sanción se cumpla con la garantía fundamental del Habeas
Data y otorgue su consentimiento sobre las sanciones que serán impuestas; o
incluso se tenga por otorgado el consentimiento en aquellos procesos
sancionatorios dado su consentimiento de pertenecer a la copropiedad”.

V. CONCEPTO DEL MINISTERIO PÚBLICO

El Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, solicitó a la


Corte declarar la exequibilidad de los apartes legales demandados.

En apoyo de su solicitud el Ministerio Público resalta la relevancia que para la


solución del problema tiene la Sentencia C-738 de 2002; providencia esta que
declaró la exequibilidad de la sanción de que trata el numeral 1º del artículo
59 de la Ley 675 de 2001 en cuanto negó que con esta se violara el derecho a
la intimidad. En tal sentido, el Procurador sostiene que “la sanción prevista en
las normas censuradas, por incumplimiento de las obligaciones pecuniarias y
no pecuniarias, recae sobre actos de los residentes que a pesar de contener
información privada se exterioriza públicamente por su impacto en la
comunidad, y por tratarse de una regulación especial (…) tiene como
finalidad constitucional la e garantizar la seguridad y convivencia pacífica en
los inmuebles sometidos a ella, así como materializar la función social de la
propiedad”

Prosigue la vista fiscal sosteniendo que el derecho al habeas data no se ve


violentado toda vez que, como el “propietario acepta que la copropiedad
administre algunos datos de carácter personal, con el propósito de preservar
la seguridad, la convivencia y el correcto uso de los bienes comunes; razón
por la cual no se requiere una autorización posterior del titular para efectos
de publicar sus datos en caso de incumplimiento de obligaciones pecuniarias
o no pecuniarias”; situación que considera como compatible con los
principios de finalidad y libertad que orientan la administración de datos
personales. Además, manifiesta que la publicación de las sanciones en lugares
donde no exista tránsito constante de visitantes es razonable en tanto las
dificultades que el incumplimiento de obligaciones genere a la propiedad
horizontal es materia de incumbencia para los residentes y el infractor.

El Ministerio Público finaliza su intervención indicando que las normas


demandadas no deben ser objeto de un test estricto de proporcionalidad “pues
(…) se trata de medidas que buscan el cumplimiento de normas de
19

convivencia que tienen relación con el interés común, motivo por el cual no se
analiza una medida que contenga una afectación grave a un derecho
fundamental, ni de un privilegio (…) fundado en una de las categorías
prohibidas por la Constitución”.

Indica, finalmente, que la publicación de la información relativa al


incumplimiento de las obligaciones pecuniarias y no pecuniarias de que tratan
las normas acusadas es un medio idóneo que “acude a la persuasión como un
medio menos gravoso para el cobro de la obligación vencida” pues el
adelantamiento de un proceso judicial en contra del deudor sería mayormente
gravoso tanto para este, como para la copropiedad.

VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

La Corte Constitucional es competente, de conformidad con lo dispuesto en el


numeral 5º del artículo 241 de la Constitución, para pronunciarse sobre la
demanda de inconstitucionalidad presentada.

2. Problemas jurídicos

Mediante Auto del 07 de noviembre de 2018 la magistrada ponente admitió


los tres cargos presentados contra el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de
2001. Posteriormente, mediante Auto del 21 de enero de 2019 y sin perjuicio
de la admisión atrás referida, dicha magistrada admitió los cargos presentados
contra el numeral 1º del artículo 59 de la ley en cita, pero únicamente respecto
de aquellos en que se denunció la violación de los derechos al habeas data y al
principio de proporcionalidad. Así las cosas, la Corte considera que debe dar
respuesta a los siguientes problemas jurídicos:

2.1. ¿Puede el Legislador facultar a las propiedades horizontales para publicar


la infracción por incumplimiento de las obligaciones pecuniarias inherentes al
pago de expensas comunes (Ley 675 de 2001, artículo 30, inciso 2º) sin
infringir los derechos a la intimidad, al habeas data y al principio de
proporcionalidad?

2.2. ¿Puede el Legislador facultar a las propiedades horizontales para publicar


la infracción por incumplimiento de las obligaciones no pecuniarias (Ley 675
de 2001, artículo 59, numeral 1º) sin infringir el derecho al habeas data y al
principio de proporcionalidad?

3. Plan del caso

Para resolver la acción pública de la referencia, la Corte (i) comenzará por


referirse a los antecedentes y al propósito de la Ley 675 de 2001, por la cual
se expidió el régimen de propiedad horizontal. Posteriormente, (ii) se pasará a
20

estudiar los tres cargos presentados contra los dos apartes legales
impugnados. En desarrollo de este punto, la Corte comenzará por analizar el
cargo por violación al derecho a la intimidad, seguirá con la acusación por
violación al habeas data y terminará con el cargo fundado en la violación al
principio de proporcionalidad. (iii) Finalmente se sintetizará la respuesta de
la Corte frente de cada uno de los problemas jurídicos atrás mencionados.

VII. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN

1. ANTECEDENTES Y PROPÓSITO DE LA LEY 675 DE 2001

1.1. La destrucción inmobiliaria que generaron los hechos acaecidos el


nueve de abril de 1948, la violencia partidista de esa época y la consecuente y
coetánea migración masiva del campo a las ciudades “contribuyeron a
generar una gran presión por la tierra urbana, y buscar la manera de que con
la menor utilización de la misma, se beneficiara el mayor número de
personas”4. Tal situación fomentó la construcción de unidades privadas por
pisos y departamentos de una misma edificación, “aprovechando la reducción
de costos de construcción que se deriva de esta clase de soluciones de
vivienda, en comparación con las individuales y aisladas”5. Este contexto dio
lugar a que dentro del Estado de Sitio entonces decretado6 se expidiera el
Decreto 1286 de 1948 “sobre el régimen de la propiedad de pisos y
departamentos de un mismo edificio”, poco después convertido en la Ley 182
de 1948 que varios años después fue complementada por las leyes 16 de 19857
y 428 de 1998. En ejercicio de la amplia libertad con que el Legislador cuenta
para regular la propiedad horizontal8, esta última legislación fue
posteriormente derogada por la actualmente vigente Ley 675 de 2001, “(p)or
medio de la cual se expide el régimen de propiedad horizontal”, cuyos
artículos 30 y 59 ocupan ahora a la Corte.

1.2. El actual régimen de propiedad horizontal regula la clase de propiedad


que se impone en el mundo moderno. Al hacerlo, dicho régimen busca la
realización de un fin constitucional legítimo a través de la regulación de las
distintas relaciones sociales y económicas que exige la cohabitación de las
áreas privadas y las áreas comunes en una misma propiedad horizontal9.
Como dijera la Corte ya en vigencia de la Ley 675 de 2001, se está “en
presencia de un régimen normativo especial cuyo objeto es regular una forma
de dominio en la que concurren derechos de propiedad exclusiva sobre bienes
privados y derechos de copropiedad sobre el terreno y los demás bienes

4
Ver, entre otras, la Sentencia C-318 de 2002, MP Alfredo Beltrán Sierra.
5
Ibid.
6
Decreto 1239 de 10 de abril de 1948
7
Para un análisis de las diferencias entre la Ley 182 de 1948 y la Ley 16 de 1985 puede consultarse la nota al
pie 4 de la Sentencia C-376 de 2004, MP Álvaro Tafur Galvis.
8
Ver: Sentencia C-782 de 2004, MP Rodrigo Uprimny Yepes.
9
Al estudiar la referida Ley 428 de 1998, la Corte señaló que de su análisis “queda claro que coexisten dos
derechos, a saber: el primero, que radica en la propiedad o dominio que se tiene sobre un área privada
determinada; y, el segundo, una propiedad en común sobre las áreas comunes, de la cual son cotitulares
quienes a su turno lo sean de áreas privadas” (Sentencia C-726 de 2000, MP Alfredo Beltrán Sierra)
21

comunes, con miras a la obtención de un fin constitucional, a saber,


“garantizar la seguridad y la convivencia pacífica en los inmuebles
sometidos a ella, así como la función social de la propiedad” (Énfasis fuera
de texto) 10.11

1.3. En lo que interesa a esta sentencia, en aras de lograr el antedicho fin


constitucional, el actual régimen de propiedad horizontal prevé varios tipos de
obligaciones; entre ellas: (i) la particular obligación pecuniaria de
contribuir al cubrimiento de las expensas comunes 12 necesarias o,
inclusive, diferentes de las necesarias cuando sea el caso13; y (ii) las
obligaciones no pecuniarias (de hacer o de no hacer) que tengan su
consagración en la ley o en el respectivo reglamento de propiedad horizontal.

1.4. En efecto, si bien la Ley 675 de 2001 establece el marco general de la


propiedad horizontal en Colombia, cada una de dichas propiedades debe
expedir su propio reglamento particular. Sobre este punto, al momento de
analizar la constitucionalidad del inciso 4º del artículo 29 de la Ley 675 de
2001, la Corte explicó que “(l)a escritura pública de constitución de la
propiedad horizontal debe contener el Reglamento de Propiedad Horizontal,
en el cual se consignan las disposiciones sobre su organización y
funcionamiento, cuyo contenido mínimo contempla el Art. 5º de la ley, y que
señalan los derechos y obligaciones de los propietarios y moradores del
edificio o conjunto, no sólo de los iniciales sino también de los sucesivos en
virtud de enajenaciones del dominio sobre las unidades privadas o de nuevos
contratos de tenencia.”14 Dicho reglamento, como estatuto privado con la
facultad de autorizar, entre otras, las publicaciones de información a que
aluden las normas que ahora estudia la Corte, debe adecuarse al régimen de
propiedad horizontal contenido en la Ley 675 de 2001 o al que, salvo decisión
10
Sentencia C-153 de 2004, MP Álvaro Tafur Galvis. En el mismo también puede consultarse las sentencias
C-318/02, MP Alfredo Beltrán Sierra; C-408/03, MP Jaime Araujo Rentería; C-488/02 y C-376 de 2004, MP
Álvaro Tafur Galvis.
11
La Ley 675 de 2001 que establece actualmente el régimen de la propiedad horizontal define en su artículo
1º el objeto de la norma así:
“La presente Ley regula la forma especial de dominio, denominada, propiedad horizontal, en la que
concurren derechos de propiedad exclusiva sobre bienes privados y derechos de copropiedad sobre el
terreno y los demás bienes comunes, con el fin de garantizar la seguridad y la convivencia pacífica en los
inmuebles sometidos a ella, así como la función social de la propiedad”.
12
Además de las obligaciones pecuniarias relativas al pago de las expensas comunes, la Ley 675 de 2001
prevé las obligaciones pecuniarias que surgen de las multas (ver artículo 59, num. 2).
13
Ley 675 de 2001, Art. 3.—Definiciones. Para los efectos de la presente ley se establecen las siguientes
definiciones:
(…)
Expensas comunes necesarias. Erogaciones necesarias causadas por la administración y la prestación de los
servicios comunes esenciales requeridos para la existencia, seguridad y conservación de los bienes comunes
del edificio o conjunto. Para estos efectos se entenderán esenciales los servicios necesarios, por el
mantenimiento, reparación, reposición, reconstrucción y vigilancia de los bienes comunes, así como los
servicios públicos esenciales relacionados con éstos.
En los edificios o conjuntos de uso comercial, los costos de mercadeo tendrán el carácter de expensa común
necesaria, sin perjuicio de las excepciones y restricciones que el reglamento de propiedad horizontal
respectivo establezca.
Las expensas comunes diferentes de las necesarias, tendrán carácter obligatorio cuando sean aprobadas por
la mayoría calificada exigida para el efecto en la presente ley.
(…)”
14
Sentencia C-408 de 2003, MP Jaime Araújo Rentería.
22

contraria de su asamblea, haya estado vigente al momento de la constitución


de la respectiva propiedad horizontal 15; todo ello dentro de los límites que
contempla la Constitución Política16.

2. ANÁLISIS DE LOS CARGOS

2.1. Cargo por violación al derecho a la intimidad por parte del artículo
30 (inc. 2º) de la Ley 675 de 2001

2.1.1. En la demanda se denuncia que tanto el inciso 2º del artículo 30 de la


Ley 675 de 2001 como el subsiguiente numeral 1º del artículo 59 ibid. resultan
violatorios del derecho a la intimidad. En tal sentido, las actoras adujeron que:
(i) la publicación a que hace referencia el inciso 2º del artículo 30 de la ley en
mención impide que las personas “contenga(n) en su esfera privada su
situación financiera”; y (ii) la divulgación que estipula el numeral 1º del
artículo 59 de ese mismo estatuto pone en peligro información privada de las
personas pues la infracción de obligaciones no pecuniarias podría abarcar
desde la violación de normas relativas a remodelaciones, la información
privada como lo sería el ruido excesivo por una discusión familiar, hasta
situaciones en las que se pudiera revelar “la orientación sexual del infractor,
sin su consentimiento”.

2.1.2. Como se estableció desde la fase preliminar del presente proceso, la


Corte rechazó el cargo elevado por la violación al derecho a la intimidad
respecto el numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001. Tal rechazó fue
fundado en la existencia de la cosa juzgada constitucional formal que
incorporó la Sentencia C-738 de 200217 cuando, entre otros, esta Corporación
resolvió declarar la exequibilidad del acápite legal atrás referido por la
violación del derecho fundamental a la intimidad. En tal oportunidad la Corte
indicó que “(e)n la presente oportunidad la norma que se acusa de ser
15
Mediante Sentencia C-488 de 2002 (MP Álvaro Tafur Galvis), tras sostener que “(l)os edificios y conjuntos
que el 4° de agosto de 2001 habían sido constituidos como propiedad horizontal mediante el registro de la
escritura pública, contentiva del reglamento de copropiedad y de los documentos a que hacen referencia los
artículos 4° y 6° del Decreto 1365 de 1986, seguirán rigiéndose por la misma normatividad, salvo que sus
copropietarios, en sujeción a sus reglamentos de copropiedad, convengan en regirse por las disposiciones de
la Ley 675 de 2001 y, para el efecto, haciendo uso de su poder de determinación modifiquen sus estatutos. Y
respecto de las previsiones de la ley de orden público, que con prescindencia de la voluntad de los
copropietarios y de los consorcios rigen como lo dispone la ley. Porque el Estado no puede prescindir de la
justicia interna y propia con que cuentan los propietarios y las asambleas de los edificios o conjuntos, como
depositarias de la voluntad común, para valorar la conveniencia o inconveniencia de alterar las condiciones
jurídico patrimoniales existentes, de frente a las situaciones económicas y sociales que efectivamente
comparten. Salvo en defensa de intereses de orden público social y económico, de mayor jerarquía
constitucional que la estabilidad que demandan las situaciones jurídicas patrimoniales, que deberán valorarse
y ponderarse, previa confrontación de las diferentes disposiciones de la Ley, asunto que no le correspondía a
esta Corporación abordar”, la Corte resolvió declarar la exequibilidad condicionada del artículo 86 de la Ley
675 de 2001 (Régimen de transición), “[declarando] EXEQUIBLE la expresión “y tendrán un término de un
(1) año para modificar, en lo pertinente, sus reglamentos internos, prorrogables por seis (6) meses más, según
lo determine el Gobierno Nacional” contenida en el inciso primero del artículo 86 de la Ley 675 de 2001, en
el entendido que estas modificaciones deben hacerse conforme a las disposiciones de los reglamentos de
propiedad horizontal existentes en el momento de la vigencia de esta ley.”
16
Sobre este particular se pueden consultar las sentencias T-470 de 1999, MP José Gregorio Hernández
Galindo; y T-034 de 2013, MP Luis Guillermo Guerrero Pérez.
17
MP Marco Gerardo Monroy Cabra.
23

inconstitucional prescribe la publicación (…) de las sanciones por el


incumplimiento de obligaciones no pecuniarias que provengan de la ley o del
reglamento de copropiedad. Sobre la base de que para la imposición de
sanciones debe siempre observarse el debido proceso interno, y concederse a
los infractores el derecho a ser oídos sin consideración a su condición de
propietarios, tenedores, arrendatarios o poseedores, como fuera precisado por
esta Corporación mediante sentencia C-318 de 2002, la disposición acusada
no desconoce el derecho a la intimidad ni al buen nombre, por las mismas
razones por las que la publicación de listas de deudores morosos de
obligaciones pecuniarias en las copropiedades tampoco tienen ese alcance.
En efecto, el incumplimiento de las normas de convivencia prescritas por la
ley o el reglamento no es asunto que permanezca en el fuero interno o en el
ámbito familiar de quien así procede, sino que interesa a toda la comunidad
afectada por él. Es decir, de suyo tiene un alcance de afectación del interés
común; por ello, la publicación de la sanción subsiguiente a la falta no
vulnera la intimidad del sancionado, puesto que la falta misma no es un
comportamiento íntimo que deba ser protegido de la divulgación a terceros”.
En otras palabras, el cargo por violación del derecho a la intimidad que se
presentó contra el numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 fue
rechazado con fundamento en que dicho derecho, al igual a como sucede
frente de “la publicación de listas de deudores morosos de obligaciones
pecuniarias en las copropiedades”, no se ve vulnerado toda vez que la
violación de las normas de convivencia de una propiedad horizontal es un
asunto que le interesa a la comunidad respectivamente afectada y, por ende,
escapa al fuero interno del infractor y de su grupo familiar.

2.1.3. Con lo anterior en mente, en lo que toca con el cargo que se presentó
contra el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001 por violación al
derecho de la intimidad, aun cuando no existe sentencia de constitucionalidad
que pueda surtir efectos de cosa juzgada constitucional sobre el referido aparte
legal, de la misma Sentencia C-738 de 2002 se desprende el precedente que la
Corte debe seguir para resolver tal cargo. Ciertamente, por una parte, al igual a
la controversia que desató la Sentencia C-738 de 2002 respecto del numeral 1º
del artículo 59 del actual régimen de propiedad horizontal, lo que se censura
del inciso 2º del artículo 30 ibid. es la publicación de una información relativa
al incumplimiento de obligaciones que surgen del tipo de propiedad que regula
la Ley 675 de 2001: en el artículo 59, por el incumplimiento de las
obligaciones no pecuniarias legal o consensualmente establecidas en el
reglamento de propiedad horizontal; y en el artículo 30, por el incumplimiento
de las obligaciones pecuniarias dirigidas al pago de las expensas que requiere
la propiedad horizontal. Por otra parte, la ratio decidendi utilizada para
declarar la exequibilidad de la publicación de que trata el numeral 1º del
artículo 59 de la Ley 675 de 2001 expresamente señaló que aquella podía
también predicarse respecto de la publicación que prevé el inciso 2º del
artículo 30 de ese mismo estatuto. Eso es lo que se manifestó en el aparte
jurisprudencial que se enfatizó en negrilla y subraya en el numeral 2.2. supra,
así como en otros apartes jurisprudenciales según los cuales: (i) “la
24

publicación de la lista de deudores morosos en las carteleras del conjunto


residencial en obedecimiento de directrices trazadas por la asamblea de
copropietarios, no constituye por sí misma, vulneración del derecho
constitucional fundamental a la intimidad ni al buen nombre. (...) Las
circunstancias descritas en este caso no comportan una situación que pueda
interesar tan solo al propietario, sino que involucran aspectos que
comprometen a los demás miembros del conjunto residencial, y que, de algún
modo, se relacionan con las previsiones del reglamento de la copropiedad. No
se trata de informaciones estrictamente personales, familiares no destinadas
al conocimiento público”[3618]19; y (ii) “(e)n relación con la publicación de
lista de morosos, en las zonas comunes de la copropiedad, (…) tal publicación
no constituye, por sí misma, violación a los derechos al buen nombre y a la
intimidad, por cuanto lo único que se da a conocer es un hecho cierto, la
mora en el pago de cuotas de administración y este es un asunto que interesa
a los demás habitantes de la copropiedad.”20

Lo anterior debe bastar para no acceder al cargo por violación al derecho de la


intimidad respecto del inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001.

2.2. Cargos por violación al derecho al habeas data por parte de los
artículos 30 (inc. 2º) y 59 (num. 1º) de la Ley 675 de 2001

A pesar de que tanto el derecho a la intimidad como el derecho al habeas data


surgen del texto del artículo 15 superior, el estado actual de la jurisprudencia
ha convenido en que se trata de dos derechos autónomos, en alguna medida
relacionados 21. Mientras que el derecho a la intimidad se ha entendido como
“la facultad de exigirle a los demás el respeto pleno por un ámbito exclusivo
que incumbe solamente al individuo, que es resguardo de sus posesiones
privadas, de sus propios gustos y de aquellas conductas o actitudes
personalísimas que no está dispuesto a exhibir, y en el que no caben
legítimamente las intromisiones”22, el derecho al habeas data remite a lo que,
en algunas oportunidades, la jurisprudencia ha denominado como el derecho a
la autodeterminación informativa o informática; esto es, el “derecho
fundamental autónomo que tiene la función primordial de equilibrar el poder
entre el sujeto concernido por el dato y aquél que tiene la capacidad de
recolectarlo, almacenarlo, usarlo y transmitirlo”.[2323]24

18
[36] Sentencia T-360 de 1998.
19
Sentencia C-738 de 2002, MP Marco Gerardo Monroy Cabra.
20
Sentencia SU-509 de 2001, MP Marco Gerardo Monroy Cabra.
21
Inicialmente ver las sentencias T-094, T-097 y T-119 de 1995 (MP José Gregorio Hernández Galindo), en
donde la Corte, a pesar de reconocer al habeas data como "derecho autónomo", sigue tratándolo como
garantía, en la medida en que lo considera un instrumento para la protección de otros derechos como la
intimidad, la honra y el buen nombre.”. Posteriormente, en Sentencia T-307 de 1999 (MP Eduardo Cifuentes
Muñoz), la Corte indicó que el habeas data es “[u]n derecho fundamental autónomo que tiene la función
primordial de equilibrar el poder entre el sujeto concernido por el dato y aquél que tiene la capacidad de
recolectarlo, almacenarlo, usarlo y transmitirlo” (Ver numerales 3.2. y 3.2.1., junto con sus notas al pie, de
la Sentencia C-058 de 2015, MP Luis Guillermo Guerrero Pérez).
22
Sentencia T-628 de 2017, MP Gloria Stella Ortiz Delgado.
23
[23] Cfr. Sentencia T- 307 de 1999 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).
24
Sentencia T-508 de 2015, MP Luis Guillermo Guerrero Pérez.
25

En la demanda se impugnan dos apartes legales que remiten a la publicación


de sendas listas en las cuales se relaciona a los infractores de obligaciones
encaminadas a asegurar los propósitos de convivencia de la propiedad
horizontal. No obstante, por considerar que las distintas características de tales
obligaciones pueden llevar a un análisis de constitucionalidad diferenciado, el
cargo por violación al habeas data por parte de cada uno de dichos apartes
legales se realizará por separado.

2.2.1. El cargo contra el aparte demandado del inciso 2º del artículo 30 de la


Ley 675 de 2001

2.1.1.1. Tras indicar que la información relativa a la mora en el pago de


las expensas que requiere la propiedad horizontal es una información
financiera y semiprivada que “no encaja en ninguna de las excepciones a la
autorización previa del artículo 10” de la Ley Estatutaria 1581 de 2012, las
demandantes denuncian que dicha información no es de carácter público ni de
libre divulgación. Las demandantes sostienen que, si bien dicha información
contiene “datos que no son de naturaleza íntima, que pueden interesar no solo
a su titular sino a otras personas, en este caso, a los copropietarios, es
información cuyo tratamiento y publicación, necesita autorización previa de
su titular”. Finalmente, las accionantes reclaman que el inciso 2º del artículo
30 de la Ley 675 de 2001 no asegura “que los visitantes -totalmente externos
de la copropiedad-nunca lleguen a tener acceso a la información (…) dando
cabida a que personas no autorizadas por el titular conozcan información que
si bien no es privada ni sensible, no ha contado con autorización previa para
su publicación”

2.1.1.2. Visto lo anterior, la Corte comienza por recordar que “el dato
económico, comercial o financiero, en cuanto verdaderamente aluda a
materias de esa naturaleza, no hace parte del derecho a la intimidad, siendo
evidente que tal derecho se quebranta cuando, so pretexto de recolectar o
difundir datos económicos o financieros, en realidad se recogen o transmiten
informaciones sobre la vida privada del individuo o su familia”25; así como
que “(l)a finalidad legítima del procesamiento de los datos personales de
contenido comercial y crediticio está concentrada en el cálculo adecuado del
riesgo financiero atribuible al sujeto concernido, esto con el fin de
suministrar información a los agentes económicos para la toma de decisiones
relativas a la celebración de contratos comerciales y de crédito con clientes
potenciales.”26

2.1.1.3. La Corte también considera relevante recordar que, con el


propósito de delimitar el alcance de las garantías del derecho fundamental al
habeas data y darle solución a la tensión que existe entre este y el derecho
fundamental a la información (C.P., art. 20), el ordenamiento jurídico ha
25
Sentencia T-094 de 1995, MP José Gregorio Hernández Galindo.
26
Sentencia C-1011 de 2008, MP Jaime Córdoba Triviño.
26

clasificado los datos personales en cuatro categorías, a saber: privada,


reservada, semiprivada y pública. En Sentencia T-238 de 201827, la Corte
describió cada una de estas categorías de la siguiente manera:

“32.2. La información privada es aquella que por versar sobre


información personal y por encontrarse en un ámbito privado, sólo
puede ser obtenida y ofrecida por orden de autoridad judicial en el
cumplimiento de sus funciones. Es el caso de los libros de los
comerciantes, los documentos privados, las historias clínicas y la
información extraída a partir de la inspección del domicilio.

32.3. La información reservada versa sobre información personal


y guarda estrecha relación con los derechos fundamentales del
titular a la dignidad, a la intimidad y a la libertad, motivo por el cual
se encuentra reservada a su órbita exclusiva y “(…) no puede
siquiera ser obtenida ni ofrecida por autoridad judicial en el
cumplimiento de sus funciones. Cabría mencionar aquí la
información genética, y los llamados "datos sensibles" o
relacionados con la ideología, la inclinación sexual, los hábitos de
la persona, etc.”[8028]

32.4. La información pública es aquella que, según los mandatos


de la ley o de la Constitución, puede ser obtenida y ofrecida sin
reserva alguna y sin importar si se trata de información general,
privada o personal. Se trata por ejemplo de los documentos
públicos, las providencias judiciales debidamente ejecutoriadas, los
datos sobre el estado civil de las personas o sobre la conformación
de la familia. Este tipo de información se puede solicitar por
cualquier persona de manera directa y no existe el deber de
satisfacer algún requisito para obtenerla.

32.5. La información semiprivada. Esta Corporación se ha


pronunciado sobre los datos que pueden constituir información
semiprivada. En efecto, desde la sentencia T-729 de
2002[8129] reiterada por la sentencia C-337 de 2007[8230], la Corte
señaló que ésta se refiere “a los datos que versan sobre información
personal o impersonal que no está comprendida en la regla general
anterior, porque para su acceso y conocimiento presenta un grado
mínimo de limitación, de tal forma que sólo puede ser obtenida y
ofrecida por orden de autoridad administrativa o judicial en el
cumplimiento de sus funciones o en el marco de los principios de la
administración de datos personales” (negrilla fuera del texto
original).”

27
MP Gloria Stella Ortiz Delgado.
28
[80] Sentencia T-729 de 2002, M.P. Eduardo Montealegre Lynett.
29
[81] M.P. Eduardo Montealegre Lynett.
30
[82] M.P. Jaime Córdoba Triviño.
27

2.1.1.4. Por otra parte, entre los principios de raigambre constitucional


que rigen la administración de datos personales (C.P., art. 15)31 se encuentran
los principios de libertad y de finalidad32. Sobre el principio de libertad, la
Corte ha explicado que:

“(…) tanto para la autodeterminación de la información, como para


el principio de libertad, el consentimiento es el punto de
identidad y relevancia que determinará la vulneración o no del
derecho fundamental al habeas data. (…) en materia de
autorización, el consentimiento otorgado al encargado del
tratamiento[2133] o responsable del tratamiento[2234] debe
ser previo[2335], expreso[2436] e informado[2537] y, por el
contrario, la publicidad indiscriminada de la información sobre
datos personales sin el cumplimiento de los requisitos antes
descritos configura una finalidad ilegal y/o inconstitucional que
facilita la vulneración de derechos fundamentales. En este orden de
ideas, cabe destacar que el consentimiento del titular de la

31
“(i) principio de libertad, de acuerdo con el cual los datos personales sólo pueden ser registrados y
divulgados con el consentimiento libre, previo y expreso del titular; (ii) principio de necesidad por el cual los
datos personales que se registran deben ser los estrictamente necesarios para el cumplimiento de las
finalidades que ostente la base de datos respectiva; (iii) principio de veracidad, que indica que los datos
personales deben a obedecer a circunstancias reales, no habiendo lugar a la administración de datos falsos o
erróneos; (iv) principio de integridad que prohíbe que la divulgación o registro de la información, a partir
del suministro de datos personales, sea incompleta, parcial o fraccionada; (v) principio de finalidad, por el
que el acopio, procesamiento y divulgación de datos personales debe obedecer a una finalidad
constitucionalmente legítima definida de manera clara y previa; (vi) principio de utilidad, que prescribe la
necesidad de que el acopio, procesamiento y divulgación de datos cumpla una función determinada, como
expresión del ejercicio legítimo del derecho a la administración de los mismos; (vii) principio de
incorporación, por el cual deben incluirse los datos de los que deriven condiciones ventajosas para el titular
cuando éste reúne los requisitos jurídicos para el efecto, y (viii) principio de caducidad que prohíbe la
conservación indefinida de datos después de que han desaparecido las causas que justificaban su
administración.” Sentencia T-160 de 2005. También pueden consultarse, entre otras las sentencias T-718 de
2005, T-1067 de 2007, T-144 de 2013 y C-1011 de 2008. (Tomado de la Sentencia T-207A de 2018, MP
Antonio José Lizarazo Ocampo).
32
Ley 1581 de 2012 (ley estatutaria de habeas data), ART. 4º—Principios para el tratamiento de datos
personales. En el desarrollo, interpretación y aplicación de la presente ley, se aplicarán, de manera armónica e
integral, los siguientes principios:
(…)
c) Principio de libertad: El tratamiento solo puede ejercerse con el consentimiento, previo, expreso e
informado del titular. Los datos personales no podrán ser obtenidos o divulgados sin previa
autorización, o en ausencia de mandato legal o judicial que releve el consentimiento;
(…)”
33
[21] Artículo 3°. definiciones literal d) ley 1581 de 2012: “Encargado del Tratamiento: Persona natural o
jurídica, pública o privada, que por sí misma o en asocio con otros, realice el Tratamiento de datos personales
por cuenta del Responsable del Tratamiento.
34
[22] Artículo 3°. definiciones literal e) ley 1581 de 2012: “Responsable del Tratamiento: Persona natural o
jurídica, pública o privada, que por sí misma o en asocio con otros, decida sobre la base de datos y/o el
Tratamiento de los datos.”
35
[23]C-748 de 2011. Al respecto, determinó que la autorización debe ser suministrada, en una etapa anterior
a la incorporación del dato.
36
[24] En la misma sentencia, se concluyó que la autorización debe ser inequívoca, razón por la cual, al
contrario de lo sostenido por algunos intervinientes, no es posible aceptarse la existencia, dentro del
ordenamiento jurídico colombiano, de un consentimiento tácito.
37
[25] En relación con el carácter informado, la sentencia C-748 de 201, la Corte estableció que el titular no
sólo debe aceptar el Tratamiento del dato, sino también tiene que estar plenamente consciente de los efectos
de su autorización.
28

información sobre el registro de sus datos se encuentra ligado a la


necesidad de que aquel cuente con oportunidades reales para ejercer
sus facultades de rectificación y actualización durante las diversas
etapas de dicho proceso, que resultan vitales para salvaguardar los
derechos a la intimidad y al buen nombre. En conclusión, compete a
los jueces, en cada caso, analizar el contenido de la
autodeterminación y el principio de libertad así como el
cumplimiento de los requisitos dispuestos en la ley y la
jurisprudencia, a fin de no incurrir en alguna violación de derechos
fundamentales. Dichos requisitos se pueden sintetizar
en: (i) obtener el consentimiento del titular de la
información, (ii) tal consentimiento deber ser calificado, es decir,
expreso, informado y previo, (iii) el tratamiento de la información
se debe realizar para las finalidades informadas y aceptadas por el
titular del dato, (iv) el responsable del tratamiento le corresponde
obtener y conservar la autorización del titular.” (Énfasis fuera de
texto).38

Y sobre del principio de finalidad, la jurisprudencia ha explicado que este vela


porque “el acopio, procesamiento y divulgación de datos personales
[obedezcan] a una finalidad constitucionalmente legítima definida de manera
clara y previa (…) [4139]”40

En suma, se trata de dos principios en natural tensión constitucional en tanto


uno defiende los postulados del artículo 15 superior y el otro los del artículo
20 de la Constitución41. 42

2.1.1.5. Aunque el principio de libertad se predica del tratamiento de


todos los datos personales (incluso de aquellos públicos, pues “el
consentimiento del titular de la información sobre el registro de sus datos
[también] se encuentra ligado a la necesidad de que aquel cuente con
oportunidades reales para ejercer sus facultades de rectificación y
actualización durante las diversas etapas de dicho proceso, que resultan
vitales para salvaguardar los derechos a la intimidad y al buen nombre”43)
éste resulta particularmente relevante en aquellos ámbitos en donde para su
tratamiento es indispensable contar con el consentimiento de su titular. Tales
eventos son la regla general. Ciertamente, mientras que el artículo 9º de la Ley
1581 de 2012 (ley estatutaria del habeas data) prevé que, salvo las
38
Sentencia T-058 de 2013, MP Alexei Julio Estrada.
39
[41] Sentencia T-160 de 2005. También pueden consultarse, entre otras las sentencias T-718 de 2005, T-
1067 de 2007, T-144 de 2013 y C-1011 de 2008.
40
Sentencia T-207A de 2018, MP Antonio José Lizarazo Ocampo.
41
Const. Pol. ART. 20.- “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y
opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de
comunicación.
Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de
equidad. No habrá censura.”
42
Para una relación de casos en donde se verifica la referida tensión constitucional puede consultarse el
numeral 8 de la Sentencia T-277 de 2015, MP María Victoria Calle Correa.
43
Sentencia T-058 de 2013, MP Alexei Julio Estrada.
29

excepciones legalmente previstas, el tratamiento de datos requiere de “la


autorización previa e informada del titular, la cual deberá ser obtenida por
cualquier medio que pueda ser objeto de consulta posterior”, el subsiguiente
artículo 10 ibid. establece cinco particulares casos en donde la autorización de
su titular no es necesaria44.

2.1.1.6. El requisito de autorización necesaria para el tratamiento de datos


que defiende el principio de libertad es suficientemente rígido como para
despejar cualquier duda sobre su rigor. Según jurisprudencia de la Sala Plena
de esta Corporación que recoge varios pronunciamientos de varias de sus salas
de revisión, salvo que medie mandato legal o judicial que releve la necesidad
de obtener el consentimiento por parte de su titular, la autorización necesaria
para que datos personales sean susceptibles de tratamiento debe ser previa,
expresa y suficiente; de manera tal que la autorización: (i) “debe ser
suministrada, en una etapa anterior a la incorporación del dato”; (ii) “debe
ser inequívoca”, de carácter “explícito y concreto a la finalidad específica de
la base de datos”; y (iii) debe provenir de quien esté “plenamente consciente
de los efectos” de aquella. (Subraya fuera de texto)45. En suma “(i) los datos
personales sólo pueden ser registrados y divulgados con el consentimiento
libre, previo, expreso e informado del titular. Es decir, no está permitido el
consentimiento tácito del Titular del dato y sólo podrá prescindirse de él por
expreso mandato legal o por orden de autoridad judicial, (ii) el
consentimiento que brinde la persona debe ser definido como una indicación
específica e informada, libremente emitida, de su acuerdo con el
procesamiento de sus datos personales. Por ello, el silencio del Titular nunca
podría inferirse como autorización del uso de su información y (iii) el
principio de libertad no sólo implica el consentimiento previo a la recolección
del dato, sino que dentro de éste se entiende incluida la posibilidad de retirar
el consentimiento y de limitar el plazo de su validez.” (El énfasis en negrilla
es del texto original)46.

2.1.1.7. Corolario de lo anterior es que “la obtención y divulgación de


datos personales, sin la previa autorización del titular o en ausencia de un
claro y preciso mandato legal, se consideran ilícitas”47.

2.1.1.8. A pesar de la claridad de lo atrás señalado, la jurisprudencia ha

44
Ley 1581 de 2012, ART. 10.—Casos en que no es necesaria la autorización. “La autorización del titular
no será necesaria cuando se trate de:
a) Información requerida por una entidad pública o administrativa en ejercicio de sus funciones legales o por
orden judicial;
b) Datos de naturaleza pública;
c) Casos de urgencia médica o sanitaria;
d) Tratamiento de información autorizado por la ley para fines históricos, estadísticos o científicos;
e) Datos relacionados con el registro civil de las personas.
Quien acceda a los datos personales sin que medie autorización previa deberá en todo caso cumplir con las
disposiciones contenidas en la presente ley.”
45
Cfr. Sentencia C-748 de 2011, MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
46
Ibid.
47
Sentencia C-640 de 2010, MP Mauricio González Cuervo. Ver también las sentencias T-787 de 2004, MP
Rodrigo Escobar Gil; y T-050 de 2016, MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo.
30

admitido que, en tratándose de información semiprivada, la rigidez del


principio de libertad puede ceder ante la necesidad de cumplir con un fin
constitucional superior. Es decir, dadas ciertas circunstancias, la dureza del
principio de libertad que debe orientar el tratamiento de datos personales se
flexibiliza al compaginarse con el principio de finalidad que, como se vio,
precisa que “el acopio, procesamiento y divulgación de datos personales debe
obedecer a una finalidad constitucionalmente legítima definida de manera
clara y previa” y siempre cuidando que, con arreglo al principio de
necesidad48, la circulación del dato esté estrictamente dirigida y restringida al
cumplimiento del fin constitucional superior49 con arreglo al principio de
necesidad50.

2.1.1.9. En efecto, según la jurisprudencia, “(l)a información semi-


privada, será aquella que por versar sobre información personal o impersonal
y no estar comprendida por la regla general anterior, presenta para su acceso
y conocimiento un grado mínimo de limitación, de tal forma que la misma
sólo puede ser obtenida y ofrecida por orden de autoridad administrativa en
el cumplimiento de sus funciones o en el marco de los principios de la
administración de datos personales”51; como, para éste último caso, sin lugar
a dudas es el principio de finalidad.

2.1.1.10. La atrás mencionada regla jurisprudencial fue, por ejemplo,


utilizada en Sentencia C-692 de 200352. En dicho caso la Corte estudió la
exequibilidad de una norma que obligaba a registrar ante las alcaldías la
posesión de perros de razas potencialmente peligrosas. Para resolver la
controversia, tras considerar que la información sujeta a registro era de
carácter semiprivado, la Corte declaró su exequibilidad tras considerar que la
misma era necesaria para garantizar la seguridad pública. En tal sentido la
Corte sostuvo que “(l)a tenencia de perros peligrosos deriva en riesgo social y
el legislador está autorizado para obligar al particular a ceder dicha
información en beneficio de la seguridad pública, sin que por ese hecho se
deduzca una intromisión ilegítima en su círculo íntimo. (…) En los términos

48
“(…) el principio de necesidad, establece que los datos personales registrados deben ser los estrictamente
necesarios para el cumplimiento de las finalidades perseguidas con la base de datos. En ese sentido, se
encuentra prohibido el registro y divulgación de datos que no guarden estrecha relación con el objetivo de la
base de datos a la que pertenecen o pretenden hacerlo.” (Sentencia T-058 de 2015, MP Luis Guillermo
Guerrero Pérez)
49
De acuerdo con Sentencia T-020 de 2014 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez) “es claro que el principio de
finalidad supone la existencia de un objetivo constitucional legítimo que, a su vez, delimita qué puede hacerse
con el dato. Por su parte, el principio de necesidad se refiere a que el tratamiento de dicho dato cumpla con el
fin que abarca su manejo. Por último, el principio de circulación restringida, conduce a que el flujo de la
información deba tener relación directa con la finalidad, al tiempo que restringe el acceso masivo a la
información, con excepción de los datos de naturaleza pública.”
50
“(…) el principio de necesidad, establece que los datos personales registrados deben ser los estrictamente
necesarios para el cumplimiento de las finalidades perseguidas con la base de datos. En ese sentido, se
encuentra prohibido el registro y divulgación de datos que no guarden estrecha relación con el objetivo de la
base de datos a la que pertenecen o pretenden hacerlo.” (Sentencia T-058 de 2015, MP Luis Guillermo
Guerrero Pérez)
51
Ver sentencias T-729 de 2002, MP Eduardo Montealegre Lynett; C-692 de 2003, MP Marco Gerardo
Monroy Cabra; C-336 de 2007, MP Jaime Córdoba Triviño; C-640 de 2010, MP Mauricio González Cuervo;
T-058 de 2015, MP Luis Guillermo Guerrero Pérez; y T-487 de 2017, MP Alberto Rojas Ríos;
52
MP Marco Gerardo Monroy Cabra.
31

de la tipología adoptada por la Corte, la ley no le exige al dueño del perro


divulgar información privada o reservada. El sacrificio del derecho a la
intimidad se ve justificado, en este caso, por la necesidad de satisfacer un
interés de orden superior”.

En otras palabras, en este caso el principio de libertad cedió al principio de


finalidad toda vez que la norma respectivamente impugnada estaba dirigida a
la protección de la seguridad pública como fin constitucional de mayor
envergadura y de interés general53.

2.1.1.11. Aunque el presente caso se enmarca en la Ley 1581 de 2012 pues


la Ley 1266 de 2008 refiere al habeas data en tratándose especialmente del
acceso al dato bancario54, lo expuesto resulta consistente con la definición que
de dato semiprivado hace el artículo 3, literal g) de esta última ley, según la
cual “(e)s semiprivado el dato que no tiene naturaleza íntima, reservada, ni
pública y cuyo conocimiento o divulgación puede interesar no sólo a su
titular sino a cierto sector o grupo de personas o a la sociedad en general,
como el dato financiero y crediticio de actividad comercial o de servicios a
que se refiere el Título IV de la presente ley”.

2.1.1.12. Aterrizando lo atrás dicho al aparte demandado del inciso 2º del


artículo 30 de la Ley 675 de 2001, la Corte coincide con las demandantes en
que la información relativa al incumplimiento en el pago de las expensas
comunes de que trata el Capítulo VII del Título I de la Ley 675 de 2001, es
una información semiprivada. Justamente, correspondiendo el pago de las
expensas comunes a una obligación económica, resulta aplicable la
jurisprudencia según la cual “la información semi-privada, [es] aquella que
por versar sobre información personal o impersonal y no estar comprendida
por la regla general [de la información pública], presenta para su acceso y
conocimiento un grado mínimo de limitación, (…). Es el caso de los datos
relativos a las relaciones con las entidades de la seguridad social o de los
datos relativos al comportamiento financiero de las personas.” (Énfasis
fuera de texto)55. Tal clasificación, además de ser consecuente con lo que se
prevé respecto de las obligaciones crediticias, comerciales y financieras que

53
Mediante Sentencia T-022 de 1993 (MP Ciro Angarita Barón), la Corte comentó que “la prevalencia de un
verdadero interés general construido con todos los elementos que ofrece la Constitución de 1991 a través de
sus valores, principios y normas, permite afirmar a esta Corte que tampoco es arbitraria o abusiva la
circulación del dato personal económico cuando ella satisfaga una exigencia de dicho interés.”
54
En Sentencia T-238 de 2018 se reiteró que “(e)n cumplimiento del deber de regular el derecho
fundamental al hábeas data a cargo del Congreso, se expidió la Ley Estatutaria 1266 de 2008 “[p]or la cual
se dictan las disposiciones generales del hábeas data y se regula el manejo de la información contenida en
bases de datos personales, en especial la financiera, crediticia, comercial, de servicios y la proveniente de
terceros países y se dictan otras disposiciones.”. Esta normativa constituye una regulación parcial del
derecho al hábeas data porque se circunscribe al dato financiero. En la sentencia C-1011 de 200854 la Corte
efectuó el análisis de constitucionalidad previo del proyecto de ley y determinó que esta norma tiene carácter
sectorial, pues solo está dirigido a la regulación de la administración de datos personales de contenido
comercial, financiero y crediticio.” (Solo la subraya fuera de texto)
55
Sentencia T-487 de 2017, MP Alberto Rojas Ríos. En el mismo sentido se pueden consultar las sentencias
T-729 de 2002, MP Eduardo Montealegre Lynett; y C-640 de 2010, MP Mauricio González Cuervo.
32

regula la Ley 1266 de 200856, resulta coherente con lo que previó la Corte en
Sentencia C-738 de 2002 (ver 2.1.2. -2.1.3. supra) pues mal podría
clasificarse como información reservada o privada una información cuya
divulgación no vulnera per se el derecho a la intimidad57.

2.1.1.13. Así las cosas, si por una parte mediante la Ley 675 de 2001 el
Legislador busca la “obtención de un fin constitucional, a saber, “garantizar
la seguridad y la convivencia pacífica en los inmuebles sometidos a ella, así
como la función social de la propiedad” (ver supra 1.2); y por otra parte, la
información relativa al incumplimiento de las obligaciones pecuniarias a que
alude el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 tiene el carácter de
semiprivada, la divulgación de esta información no solo no resulta violatoria
del derecho fundamental al habeas data, sino que, por el contrario, se erige
como el típico caso en que el derecho al habeas data financiero del deudor
debe ceder ante la necesidad de defender el interés de los demás habitantes de
la propiedad horizontal; todo ello con arreglo a lo que el respectivo inciso
legal demandado prevé en aparte que no fue impugnado, en donde se lee que,
de todos modos,“(e)l acta de la asamblea incluirá los propietarios que se
encuentren en mora”.

2.1.1.14. Resulta además fundamental indicar que, si como se recordó en


el numeral 2.1.1.2. supra, la finalidad legítima del tratamiento de los datos
financieros remite al “cálculo adecuado del riesgo financiero atribuible al
sujeto concernido, esto con el fin de suministrar información a los agentes
económicos para la toma de decisiones relativas a la celebración de
contratos comerciales y de crédito con clientes potenciales.”58, el dato
semiprivado a que alude el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001 no
requiere de la autorización que de ordinario se requeriría para la inclusión de
dichos datos en bases de riesgo financiero. Esto, habida cuenta de que la
publicación de los datos del caso al seno de una propiedad horizontal no tiene
como propósito ningún cálculo de riesgo financiero sino, por el contrario,
busca disuadir el incumplimiento de las obligaciones pecuniarias a través de
la imposición de una sanción y asegurar el cumplimiento de una obligación
necesaria para alcanzar los fines constitucionales de la propiedad horizontal.

56
“En lo que respecta a los datos de contenido crediticio, comercial y financiero (…) su carácter de
información semiprivada justifica su circulación y entrega a terceros, a condición que se permita al titular del
dato personal el ejercicio de las facultades de conocimiento, actualización y rectificación del mismo y, de
manera más general, se cumplan con los principios de administración de datos personales.” (Sentencia C-
1011 de 2008, MP Jaime Córdoba Triviño)
57
En Sentencia T-360 de 1995 (MP Hernando Herrera Vergara) la Corte estudió el caso de un sujeto que, por
su atraso en el pago de algunas cuotas de administración, vio su nombre publicado en una cartelera de
deudores morosos de la copropiedad a la cual pertenecía. En su defensa, el referido actor adujo que su
incumplimiento derivaba de la difícil situación económica por la cual pasaba y que la publicación de su
nombre daba lugar a que la gente pusiera en duda su honradez y honestidad, lo que conllevaba la vulneración
de sus derechos al buen nombre e intimidad. Al resolver el caso, tras señalar que "la publicación de la lista
de deudores morosos en las carteleras del conjunto residencial en obedecimiento de directrices trazadas por
la asamblea de copropietarios, no constituye por sí misma, vulneración del derecho constitucional
fundamental a la intimidad ni al buen nombre [pues] lo único que se da a conocer [en dicha publicación] es
un hecho cierto, cual es la mora en el pago de las cuotas de administración”, la Corte resolvió confirmar la
sentencia del juez constitucional de conocimiento, en la cual se negó el amparo de tutela deprecado.
58
Sentencia C-1011 de 2008, MP Jaime Córdoba Triviño.
33

2.1.1.15. No sobra precisar, por supuesto, que la prevalencia de los


principios de finalidad y necesidad sobre el principio de libertad en el caso
concreto, no se opone en modo alguno a que el deudor de las obligaciones
pecuniarias a que hace referencia el artículo 30 de la Ley 675 ejerza sus
derechos de contradicción, rectificación y/o actualización durante las diversas
etapas del proceso que debe necesariamente agotarse con anterioridad a la
imposición de cualquier sanción y que resultan esenciales para salvaguardar
sus derechos a la intimidad y al buen nombre.

La Corte considera que lo anteriormente expuesto es suficiente para que se


declare la exequibilidad del aparte legal demandado del inciso 2º del artículo
30 de la Ley 675 de 2001.

2.1.2. El cargo contra el numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001

2.1.2.1. Frente del numeral 1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 las
demandantes afirman que el derecho al habeas data se ve vulnerado pues, tras
considerar que “existe un abanico casi infinito de posibilidades por las cuales
se puedan incumplir las normas que regulan la propiedad horizontal”, la
norma autoriza la publicación del hecho puntual y expreso que originó el
incumplimiento de la obligación no pecuniaria, “sin consideración alguna de
qué tipo de datos se reflejan allí” y sin contar para ello con la autorización de
su titular. Señalan, además, que “los hechos o comportamientos que causan el
incumplimiento de las obligaciones no pecuniarias [no pertenecen] a uno de
los cinco casos del artículo 10 de la Ley 1581 que excepcionan la necesidad
de una autorización previa”. Finalizan indicando que el que la publicación del
caso se haga en lugares de amplia circulación permite que esta sea conocida
por personas ajenas a la propiedad horizontal.

2.1.2.2. Sobre el anterior cargo la Corte de entrada advierte que, a


diferencia de los datos relacionados con el incumplimiento de la obligación
pecuniaria atinente a las expensas que requiere la propiedad horizontal, la
información que toca con el incumplimiento de las obligaciones no
pecuniarias no es de aquellas de que pueda predicarse el derecho al habeas
data.

2.1.2.3. En lo fundamental, la Corte no ve cómo la información relativa al


incumplimiento de las obligaciones no pecuniarias dirigidas a la consecución
del fin constitucional de armónica convivencia en la propiedad horizontal,
pueda ser objeto de recolección por parte de cualquier banco, base de datos o
archivo de la generalidad de las propiedades horizontales. En efecto, si por un
lado se considera que por lo menos algunas, sino la mayoría, de las
obligaciones no pecuniarias cuyo incumplimiento sanciona la norma
impugnada, se materializan en obligaciones de “no hacer” (en general, no
afectar la tranquilidad, la seguridad, el buen nombre, la reputación y/o la
higiene de la propiedad horizontal); y por otro lado se observa que el
34

incumplimiento de dichas obligaciones no estaría necesariamente circunscrito


a unos determinados tiempos, modos y/o lugares, la información sobre el
incumplimiento obligacional del caso -antes que ser materia de recolección
alguna (para lo cual se requeriría del monitoreo propio de un régimen policial)
-sería objeto de difusión unilateral por parte del respectivo infractor; cuestión
que riñe con el quehacer de los andamiajes u organizaciones cuyo objeto sí es
la recolección, almacenamiento, clasificación, distribución, uso, circulación,
supresión y, en general, tratamiento de datos dirigidos a un fin específico y
que, sin lugar a dudas, sí son susceptibles de tocar con el derecho al habeas
data.

No obstante, si fuera el caso de que algunas particulares propiedades


horizontales efectivamente posean medios de recolección de datos atinentes a
quienes las habitan, laboran o visitan, la divulgación de las infracciones a las
obligaciones no pecuniarias en tales propiedades no reñiría con derecho
fundamental alguno salvo que se trate de información sensible y/o
personalísima de tales sujetos que toque con su dignidad y derecho a la
intimidad; caso este último en donde cabría el remedio del control concreto de
constitucionalidad.

2.1.2.4. Por otra parte, contrario a lo que sugieren las demandantes, no


puede afirmarse que exista un número casi infinito de posibilidades por las
cuales se pueda incumplir con el reglamento de propiedad horizontal.
Ciertamente, además de que el parágrafo del artículo 60 de la Ley 675 prevé
que “(e)n el reglamento de propiedad horizontal se indicarán las conductas
objeto de la aplicación de sanciones, con especificación de las que procedan
para cada evento (…)”, las obligaciones no pecuniarias a cumplir tendrían
necesariamente que estar asociadas a la consecución del fin
constitucionalmente legítimo de “garantizar la seguridad y la convivencia
pacífica en los inmuebles sometidos a ella”59; esto es, en palabras de la Corte
al analizar el alcance del referido artículo 59, de impedir que, mediante
comportamientos censurables, se obstruya la consecución de “los objetivos del
régimen de propiedad horizontal (seguridad y armónica convivencia)” 60.
Sobre este último asunto, mediante Sentencia T-035 de 199761 la Corte
expresó que “el contenido del reglamento de copropiedad no podrá ir más
allá de la regulación de los derechos que exige el mantenimiento de la
comunidad, de aquello que resulte necesario para su existencia, seguridad y
conservación, y con las limitaciones mencionadas; así las cosas, no podrán
ser oponibles, por virtud del mismo, cláusulas relativas a derechos que no
trascienden el ámbito de lo privado y que por tanto forman parte del núcleo
esencial de derechos como la intimidad o la autonomía privada, sobre los
cuales se admiten excepciones cuando entran en conflicto con los derechos de
los demás o el orden jurídico. A contrario sensu, los derechos que trascienden
ese espacio íntimo pueden ser objeto de regulación más amplia, siempre bajo

59
Ver Ley 675 de 2001, artículo 1º.
60
Sentencia T-062 de 2018, MP Luis Guillermo Guerrero Pérez.
61
MP Hernando Herrera Vergara.
35

los parámetros que imponen los principios y valores del ordenamiento


constitucional.”

2.1.2.5. Debe decirse, finalmente, que la argumentación de las


demandantes en torno al contenido de la información que el numeral 1º del
artículo 59 de la Ley 675 permite publicar (la “indicación expresa del hecho o
acto que origina la sanción”) no está llamada a prosperar. De hecho, la
información de que trata la norma impugnada en ningún momento exige o
sugiere que se divulguen situaciones que pertenezcan al fuero íntimo o
exclusivamente privado de cualquier persona, ajenas al interés legitimo de
terceras personas, inclusive de aquellas con derechos que emanen de su
relación con la propiedad horizontal del caso. No sin razón la jurisprudencia
ha explicado que “a pesar del amplio margen de apreciación que tiene la
Asamblea General de copropietarios, al momento de aprobar los reglamentos
internos de la unidad residencial para la adopción de faltas y sanciones; (…),
esta función debe guardar relación directa con los objetivos del régimen de
propiedad horizontal (seguridad y armónica convivencia) (…)”; razón esta
por la cual la “indicación expresa del hecho o acto que origina la sanción”
que prevé la norma ahora analizada se limita a la descripción general de los
hechos o actos mediante los cuales se habría afectado la seguridad y/o
armónica convivencia de la propiedad horizontal, excluyendo cualquier
manifestación relacionada con asuntos o controversias que únicamente
incumban a los titulares de la información respectiva. Se reitera, entonces, que
cualquier información sensible y/o personalísima de las personas que se llegue
a obtener no puede, en ningún caso, ser objeto de publicación o difusión, so
pena de que contra tal conducta sea censurada a través del control concreto de
constitucionalidad (acción de tutela).

Lo atrás expuesto permite descartar que la publicación de que trata el numeral


1º del artículo 59 de la Ley 675 de 2001 tenga la capacidad de vulnerar el
derecho al habeas data.

2.3. Cargos por violación al principio de proporcionalidad por parte de


los artículos 30 (inc. 2º) y 59 (num. 1º) de la Ley 675 de 2001

2.3.1. De lo expuesto a lo largo de esta providencia, para la Corte es claro que


ninguno de los apartes legales demandados comporta la afectación de un
derecho fundamental. Ya la Corte ha explicado que los derechos a la intimidad
y al habeas data sólo se afectarían por el ejercicio abusivo de las facultades de
publicación que otorgan las normas acusadas; abuso que, valga señalar, se
erige como una franca violación al postulado que contempla el numeral 1º del
artículo 95 superior que exige el respeto de los derechos ajenos y reclama que
no se abuse de los propios. Así, si bien prima facie pudiera pensarse que
dichas publicaciones afectarían el derecho a la intimidad, lo manifestado en el
numeral 2.1. supra explica que los incumplimientos de las obligaciones que
surgen del reglamento de propiedad horizontal “tiene(n) un alcance de
afectación del interés común; por ello, la publicación de la sanción
36

subsiguiente a la falta no vulnera la intimidad del sancionado, puesto que la


falta misma no es un comportamiento íntimo que deba ser protegido de la
divulgación a terceros.” Y si bien en principio se podría considerar que tales
publicaciones vulnerarían el derecho al habeas data de sus sujetos pasivos, la
Corte también explicó en el numeral 2.2. supra que la conjugación armoniosa
de los principios de libertad y de finalidad que rigen el tratamiento de datos
permite que las respectivas informaciones semiprivadas sean circuladas en un
ámbito restringido a efectos de garantizar un fin constitucionalmente legítimo
y superior.

2.3.2. En el anterior orden, contrario a lo que manifiestan las accionantes,


sobre las normas demandadas no procede juicio de proporcionalidad alguno.
Ciertamente, al margen de que el efecto de las publicaciones de que tratan el
inciso 2º del artículo 30 y el numeral 1 del artículo 59 de la Ley 675 de 2001
tengan un loable efecto disuasivo frente de la realización de conductas que
atentan contra el fin constitucional legítimo e imperioso de “garantizar la
seguridad y la convivencia pacífica en los inmuebles sometidos a ella, así
como la función social de la propiedad” -disuasión esta por la cual también
propenden las sanciones de privación de la libertad62-, lo cierto es que, según
se explicó en el numeral inmediatamente anterior, las referidas publicaciones
no atentan contra derecho fundamental alguno. Y ello debe bastar para negar
la aplicación del juicio de proporcionalidad suplicado por las accionante pues,
como ha explicado esta Corte, “(e)l juicio de proporcionalidad al que se
refiere el actor, es pertinente efectuarlo cuando la norma acusada en efecto
restringe derechos o principios fundamentales, pues su objetivo es establecer
si la finalidad perseguida con la respectiva norma justifica tal restricción, y si
su contenido, en cuanto limita el ejercicio de aquellos, es proporcional a la
restricción impuesta."63; o cuando en otra oportunidad explicó que la Corte
debe recurrir al juicio de proporcionalidad cuando se trata de “determinar si
un trato diferente o una restricción de un derecho se ajustan a la Carta”64;
situación que, como se ha explicado, no ocurre en el presente asunto.

Por las anteriores razones, la Corte negará las pretensiones de inexequibilidad


fundadas en la violación del principio de proporcionalidad.

3. SÍNTESIS DE LA DECISIÓN

Por las razones explicadas a lo largo de esta providencia la Corte concluye


que la respuesta a los dos problemas jurídicos planteados al inicio de esta65 es,

62
“(L)a definición legislativa de las penas en un Estado de derecho no está orientada por fines retributivos
rígidos sino por objetivos de prevención general, esto es, debe tener efectos disuasivos, ya que la ley penal
pretende "que los asociados se abstengan de realizar el comportamiento delictivo so pena de incurrir en la
imposición de sanciones". (Sentencia C-144 de 1997, MP Alejandro Martínez Caballer. En este sentido
también se pueden consultar las sentencias T-267 de 2015, MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub; y C-647 de
2001, MP Alfredo Beltrán Sierra)
63
Sentencia C-741 de 1999, MP Fabio Morón Díaz. Esta sentencia fue reiterada en Sentencia C-142 de 2001,
MP Eduardo Montealegre Lynett.
64
C-309 de 1997, MP Alejandro Martínez Caballero.
65
En el numeral 2 de la Sección VI de esta providencia, se enunciaron los siguientes problemas jurídicos:
37

en ambos casos, positiva. Es decir, la Corte considera que el Legislador sí


puede facultar a las propiedades horizontales para publicar tanto la infracción
por incumplimiento de las obligaciones pecuniarias inherentes al pago de las
expensas comunes, como las infracciones por incumplimiento de las
obligaciones no pecuniarias (Ley 675 de 2001, inciso 2º del artículo 30 y
numeral 1º del artículo 59, respectivamente), sin que por ello se infrinjan los
derechos a la intimidad, el habeas data y el principio de proporcionalidad.

La anterior conclusión que se apoya en las siguientes razones:

3.1. El cargo elevado contra el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de


2001 por la supuesta violación del derecho a la intimidad no está llamado a
prosperar. Como se desprende de la ratio decidendi de la Sentencia C-738 de
2002 que declaró la exequibilidad del numeral 1º del artículo 59 de la misma
ley dentro de una acción de inconstitucionalidad que lo acusaba por violación
a ese mismo derecho, el incumplimiento en el pago de las expensas comunes
necesarias para el sostenimiento de la propiedad horizontal es un asunto que
trasciende el derecho a la intimidad de los infractores pues se ubica en un
lugar que también interesa a quienes habitan en dicha propiedad.

3.2. La obtención del fin constitucionalmente legítimo consistente en


“garantizar la seguridad y la convivencia pacífica en los inmuebles sometidos
a ella, así como la función social de la propiedad” es suficiente para que, con
ocasión de la compaginación de los principios de libertad y de finalidad, se
permita una circulación restringida de los datos personales semiprivados de
quienes incumplan con las obligaciones pecuniarias a que refiere el artículo
30 de la Ley 675 de 2001.

3.3. En relación con el incumplimiento las obligaciones no pecuniarias de


que trata el artículo 59 ibid. la Corte no encontró que su publicación pueda
tocar con el derecho al habeas data. Tal conclusión en lo fundamental se
explica por cuanto la información relativa a tal incumplimiento, más que ser
objeto de recolección por una organización dedicada al tratamiento de datos,
sería unilateralmente difundida por el infractor del caso; todo esto sin
perjuicio de que, como se explicó, en ningún caso cabe la difusión o
publicación de información sensible o personalísima, caso en el cual procede
el control concreto de constitucionalidad (acción de tutela).

3.4. Finalmente, por considerar que de lo resumido en los numerales 3.1. y


3.2. supra se desprende que las normas demandadas no alcanzan a afectar los
derechos constitucionales a la intimidad y/o al habeas data, la Corte negará
los cargos presentados por una presunta violación al principio de

“2.1. ¿Puede el Legislador facultar a las propiedades horizontales para publicar la infracción por
incumplimiento de las obligaciones pecuniarias inherentes al pago de expensas comunes (Ley 675 de 2001,
artículo 30, inciso 2º) sin infringir los derechos a la intimidad, al habeas data y al principio de
proporcionalidad?”; y 2.2. “¿Puede el Legislador facultar a las propiedades horizontales para publicar la
infracción por incumplimiento de las obligaciones no pecuniarias (Ley 675 de 2001, artículo 59, numeral 1º)
sin infringir el derecho al habeas data y al principio de proporcionalidad?”
38

proporcionalidad debido a que, por lo recién expuesto, no procede aplicar


juicio de proporcionalidad alguno sobre tales normas.

En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional, administrando justicia en


nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO: Declarar EXEQUIBLE la expresión “Mientras subsista este


incumplimiento, tal situación podrá publicarse en el edificio o conjunto” que
prevé el inciso 2º del artículo 30 de la Ley 675 de 2001, “Por medio de la
cual se expide el régimen de propiedad horizontal”, por los cargos analizados
en la presente sentencia.

SEGUNDO: Declarar EXEQUIBLE el numeral 1º del artículo 59 de la Ley


675 de 2001, “Por medio de la cual se expide el régimen de propiedad
horizontal”, por los cargos analizados en la presente sentencia.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional, cúmplase y archívese el expediente.

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO


Presidenta

CARLOS BERNAL PULIDO


Magistrado

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada

LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado
39

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Magistrada

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado
Con salvamento de voto

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado
Con salvamento de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

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