Está en la página 1de 1

Mi nombre es Nora Rodríguez, y quiero contarte mi historia, la historia de como un día cualquiera lo

perdí todo, y no me refiero a dinero o mi casa, perdí algo mucho más importante, me perdí a mi, perdí
a esa niña que estaba todo el día riendo, que era feliz con cualquier mínimo detalle o momento.

Lo que pensaba que sería un día normal de verano, como cualquier otro, resultó ser el peor día de mi
vida, el día en el que me convertí en la persona que soy ahora, una persona fría, triste, y sin sueños.

Una lluviosa y fría mañana de Julio me desperté con la terrible noticia de que mi abuelo había fallecido,
ese día no solo perdí a la que considero la persona más importante de mi vida, sino que también me
perdí a mi misma. Fue un dolor tan grande, que no supe gestionarlo y caí en una depresión tan grande
que hasta llegue a pensar en intentar quitarme la vida, ¿para qué vivir si no tengo a la persona que
me hacía sentir viva?, ese pensamiento corría por mi mente a todas horas, nunca me había sentido
así. Ese día me di cuenta de que el dicho de “no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes”, es
totalmente cierto. Me arrepiento todos los días de todas las veces que podría haberle dicho “Te
quiero” a mi abuelo, y no lo hice, sé de sobra que él lo sabía y siempre lo sabrá, pero son muy pocas
las veces que se lo dije, ya que nunca me ha gustado mostrar mis sentimientos y sigue sin hacerlo, es
mi lado más vulnerable, y me da miedo que me hagan daño, además, de poco sirven las palabras si no
existen los hechos, entonces, ¿para qué voy a decirle que le quiero, si puedo demostrarle que lo hago?

Hoy hace dos años de aquel día, del día que caí en un pozo del que nadie me ha podido sacar. Me he
dado cuenta de que no tengo que esperar a que nadie me lance la cuerda para subir, sino que tengo
que ser yo misma la que escale y suba, no va a venir un hada mágica a solucionarme la vida, ni todos
mis problemas. Me ha costado muchas lágrimas, muchas noches sin dormir y mucho dinero en
psicólogos, pero hoy, puedo decir que lo he conseguido, he sido capaz de escalar los muros de ese
pozo y volver a la realidad, recuperar mi vida.

Tengo 18 años, y voy a volver a empezar a vivir, y no por lo que los demás digan, si he decidido empezar
de nuevo, es por mí y por mi abuelo, que no le gustaría absolutamente nada ver como he acabado.
Así que sí, voy a vivir mi vida, empezando por irme de casa, lejos de mi ciudad, lejos de Madrid, lejos
de todo. Voy a rehacer mi vida como si hubiera vuelto a nacer, voy a irme a una ciudad nueva, a
Barcelona. Mis padres no están de acuerdo, pero yo estoy segura de que mi vida en Madrid ha
terminado, y quiero comenzar una nueva etapa.

El recuerdo de ese día lluvioso y frío en pleno Julio estará conmigo siempre, pero me he concienciado
de que tengo que dejarlo de lado y centrarme en esta nueva etapa de mi nueva vida.

También podría gustarte