Reflexión de juego de mesa ( Loteria y pirinola)

Jenga gigante entre amigas: Tuvimos una reunión el viernes por la tarde para tomar cafecito,
chismear un rato y por supuesto hacer la tarea de psicoterapia infantil, la cual consistía en
jugar. Al principio tardamos en armar el juego (ya que eran piezas grandes y a todas nos gusta
ordenarlo por gama de colores), el primer juego estuvo muy pasivo y pasamos un momento
grato, a medida que fuimos jugando implementamos castigos para aquella persona que
perdiera para que tuviera más satisfacción el no derribar la torre, la primer chica que perdió
se molesto un poco porque no quería hacer ese castigo, pero al final lo asumió y todas nos
reímos un montón, después me tocó perder a mi por lo que lo tome con risa y vergüenza (ya
que a mi me toco un castigo peor) pero al final lo cumpli y asi consecutivamente, por un
tiempo prolongado. En conclusión pude reflexionar que mis amigas saben diferenciar un
juego de nuestra relación personal, lo cual fue muy satisfactorio para mi porque pudimos
pasar un momento agradable, reírnos de nosotras mismas y conocernos un poquito más,
además que a nivel personal me llevo la experiencia de tomar la pérdida como un aprendizaje
y un momento para reirme de mi misma.

Pirinola familiar: El fin de semana nos fuimos todos a mexicali (ya que mi hermana vive
allá), como es costumbre de cada reunión, no pudieron faltar los juegos de mesa sobre todo
lotería y la famosa pirinola; donde para jugar todos tuvimos que sacar nuestro bonche de
monedas. Mientras avanzaba el juego y la pirinola giraba todos nos ponemos nerviosos (sobre
todos mis sobrinos de 10 y 12 años, ya que ellos usan sus propios ahorros para jugar, todos
reíamos sin parar ya que a mi mama y a mi se nos dificulta girarla de forma correcta, nos
íbamos poco a poco quedando sin dinero, hubo un momento donde mi sobrino se molesto
porque iba perdiendo (el tiene asperger) por lo que todos optamos por repetirle que era un
juego y no pasaba nada si perdíamos, En conclusión general todos pudimos pasar un
momento amable y grato, riéndonos de todos y echándonos carrilla por quienes la miraban
mal o se quedaba sin dinero mas rapido.