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de copyright y tratados internacionales.
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Esta historia y todas las Novelas Cortas pertenecientes a
la “Colección Brasas En La Chimenea” se la dedico a mi gran
amiga Awen. Sin tu apoyo, comprensión y ánimos nada de
esto sería posible. Mil gracias por tu amistad y por estar
allí para mí, cuando más lo necesito.
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Sinopsis
¿Quién dijo que los cuentos de hadas no se hacen
realidad? Está bien, lo acepto. No creo que mi caso sea
totalmente un cuento de hadas.
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CAPÍTULO ÚNICO
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Para colmo, muchos dicen que mi voz es melodiosa y sedosa.
Que mi piel blanca y cremosa, contrasta hermosamente con mi pelo
y ojos de un negro tan profundo como obsidianas1. Y que mis labios
son generosos, deseables y de un suave color cereza. En resumen, y
aunque odie admitirlo, me parezco más a esas desvalidas princesas
de los cuentos que a los bravos príncipes que admiraba.
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La obsidiana, llamada a veces vidrio volcánico, es una roca ígnea volcánica perteneciente al grupo de los silicatos. Su color es
negro, aunque puede variar según la composición de las impurezas del verde muy oscuro al claro, al rojizo y estar veteada en blanco,
negro y rojo. El hierro y el magnesio la colorean de verde oscuro a marrón oscuro. Tiene la cualidad de cambiar su color según la
manera de cortarse. Si se corta paralelamente su color es negro, pero cortada perpendicularmente su color es gris.
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provocación enfurece y ataca para matar. Los únicos que parecen
inmunes a mí explosivo carácter, son los miembros de mi familia.
Por cierto, por poco olvidaba mencionar que, soy el hijo menor
de tres enormes e intimidantes hermanos. Muchas veces he sentido
envidia de ellos, claro que no tienen la culpa de haberse parecido a
papá y yo a mamá. Lo que hace realmente difícil enrojarme mucho
con ellos, por esa pequeñez. Pues la única culpable, es la maldita
genética que me hizo esta mala jugada.
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a nadie le intimida esta profesión. Pero es lo que me apasiona, y eso
es lo que importa ¿cierto?
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Incluso llegué a enterarme por los chismes que corrían como
pólvora, típico de una ciudad pequeña donde hay más posibilidad
de que la mayoría de la gente se conozca, de que ellos aseguraban
que habían sido asaltados por un enorme y malintencionado
extraño cuando se encontraban inocentemente reunidos sin
molestar a nadie. ¿Increíble verdad? Sospecho que mi familia sabía
la verdad, pero nunca me dijeron nada, así que yo tampoco hablé
sobre el asunto.
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Créanme estoy a punto de explotar. Si a eso le sumamos que
no he podido encontrar al hombre con el cual perder mi virginidad,
de una vez por todas, creo que entenderán y comprenderán que
todos los días me la pase de un humor de perros. Y eso a su vez,
hace que nadie pueda soportarme en el trabajo o fuera de él.
Siempre había sido una persona que prefería mil veces el frío
al calor. Aun así se ajustó su chamarra de piel negra. Es más, toda
su vestimenta era negra, desde las botas de hebillas con cadenas,
los muy ajustados pantalones y la camisa sin mangas. Hasta su
tanga era negro.
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Otra variación del refrán es: a caballo regalado no le mires el dentado. Y hace referencia a que las cosas
que se nos regalan no les debemos buscar defectos o peros, sólo las tenemos que agradecer y aceptarlas tal
cual.
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Mientras sus amigos salían del auto, Alan aún tenía el dilema
de si dejar la chamarra o entrar con ella. Finalmente se la quitó y la
lanzó por la puerta que todavía estaba abierta. Y sin más, comenzó
a caminar hacia la fila de gente formada para entrar al club. Ni
siquiera se molestó en esperar a sus amigos.
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mentir diciendo que Rafa, Gabo y él tenían que terminar un
proyecto muy importante, por lo que se quedarían en casa de
Gabo.
Alan sólo puso los ojos en blanco y cruzó sus brazos sobre su
pecho. Gabo era todo un pacifista, pero no hay que equivocarse,
porque si alguien le azuzaba lo suficiente se convertía en un
verdadero cabrón. Mientras que Rafa era el clásico grano en el culo,
molesto a más no poder, siempre apareciendo en el momento
menos deseado e inoportuno. Aun así les quería y apreciaba a su
modo, y ellos lo sabían aunque nunca se los demostrara
directamente.
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Después de lo que le pareció una eternidad, finalmente
llegaron al frente de la fila. Entonces, Alan se fijó en el gorila que
custodiaba la entrada. Se mordió el interior de las mejillas para
evitar maldecir, tragándose su coraje y envidia. No era justo que
hubiera hombres tan masculinos como ése. El hombre frente a él,
era enorme.
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En lugar de hacer lo que quería, se esforzó por darle una
encantadora sonrisa. De esas que sus amigos le decían que derretía
a todo el mundo y con la que podía conseguir lo que quisiera.
Sonrisa que estuvo a punto de perder, cuando el gran oso frente a
él sólo frunció más su ceño. Mirándole como si fuera un perro
sarnoso que no quería que se le acercara.
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un “no” por respuesta, Alan finalmente abandonó la pista y se
dirigió a la barra, esquivando magistralmente las libidinosas garras
que querían manosearle.
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alejándose. No le gustaba que invadieran, sin ser invitados, su
espacio personal.
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En sus ojos se podía ver la promesa de muerte. Apretó tanto
su mandíbula que sentía sus dientes crujir. Estaba en el proceso de
voltear, para primero quebrarle la mandíbula y luego los brazos
como había prometido, cuando el asqueroso cuerpo detrás de él
fue retirado abruptamente.
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―Sí, pero no es su verdadero nombre claro está. Sólo le
decimos así por su gran estatura ―contestó una vez que pudo
controlar su risa, y se limpiaba las lágrimas producto de la misma.
Claro que Alan no tenía que girarse para saber quién estaba
tras él. Las ganas de golpear su cabeza contra la barra se renovaron
pero ni muerto admitiría que estaba avergonzado. Así que,
respirando hondo y luchando porque sus mejillas no se pusieran
rojas, se volteó.
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lecciones de su madre sobre modales y etiqueta vinieron a él. Por lo
que, sin poder evitarlo tuvo que seguirlas o sentía que su madre era
capaz de aparecer y jalarle las orejas como cuando era un niño.
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sitio. Decidió espera un poco mientras el aire nocturno le hacía
efecto. Caminó un poco, alejándose del ruido que aún se escuchaba
proveniente del club pero no demasiado, no quería perderse pues
no conocía esa zona de la ciudad.
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las latas de comida mientras el gorila recogía las demás. Así como la
basura de alrededor en una bolsa con el logo de la tienda cercana
que había visto antes en la esquina. Limpiando de ese modo la
entrada de lo que debería ser, sin duda alguna, el precario hogar de
los felinos.
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―Lo siento pequeños, aun no he podido encontrarles un buen
hogar. Saben que si pudiera me los llevaría, pero Marc es alérgico…
―Suspiró con gran pesar antes de continuar―. Lo que me
preocupa aún más es que según el reporte del clima hay muchas
posibilidades de que llueva en los próximos días, y con el frío que
está haciendo…
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«¡¡¡¿¿¿Yo dije eso???!!! ¡Qué rayos, si yo odio a esas bolas de
pelos y ellas me odian a mí!»
«¡Dios, esa voz debería ser ilegal! ¿Cómo alguien puede tener
una voz tan sexy?»
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jugaban trepandoen él―. Están contentos ¿verdad? Ya tienen casa
nueva y no van a sufrir otra vez hambre o frío… Lástima que estarán
demasiado lejos para poder visitarlos.
La ultima frese había sido dicha en voz tan baja, que si Alan no
estuviera tan concentrado escuchando y bañándose en ella, no le
hubiera oído, pero lo hizo. Debido a que Goliat se había vuelto a
agachar, no podía verle la cara ahora pero estaba cien por cien
seguro que sus ojos perdieron brillo, por la tristeza que pudo
percibir en su voz.
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―Nah, créeme. Ella estará feliz… Incluso a mi hermano y a mí
nos reclama por sólo visitarla los fines de semana. Así que lo más
seguro es que te dé las gracias por darle la oportunidad de verme
entre semana.
«¡¡¡¡¡¡Mentiroso!!!!!!»
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«¡Rayos! No debí haber dicho eso último, ahora parezco
desesperado… Bueno, sólo un poco pero nadie tiene porque
saberlo.»
―¡Gracias! Lo haré.
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―No deberías estar fuera con este frío, podrías enfermas.
¡Ten!
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preparada para cuando tuviera la oportunidad de poder mover a
los pequeños. Luego llamaron a un Taxi. Alan tuvo que discutir sus
buenos cinco minutos para que Damián no fuera por sus amigos.
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Suspiro con frustración sentado en su escritorio. La espera le
estaba poniendo irritable. No ayudaba el constante interrogatorio
de sus hermanos para saber la verdad tras el repentino interés de
regalarle gatos a su madre, cuando todos sabían que existía una
legendaria aversión mutua entre los felinos y él.
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―¡Hola Alan! Soy Damián. ¿Me recuerdas?
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demasiado pronto que llegues a mi casa a las 8 en punto de la
mañana.
―Ok, adiós.
Colgó sintiéndose triste, pero a la vez más ligero. Así que con
su humor mejorado y la mente más despejada, finalmente pudo
ponerse a trabajar enserio. Esperando que el sábado llegara pronto.
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situación. Y si bien Damián no se había salvado de ser interrogado,
fue el interrogatorio más suave y mesurado que sus hermanos
hubieran hecho nunca. Disfrazado, por supuesto, como inocentes
preguntas para amenizar la comida.
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arreglar el patio para la comida, mientras Damián era el encargado
de vigilar que terminaran de estar listos los platillos, se llevó a sus
tres hijos mayores antes de que hicieran cualquier tontería. Y la
amenaza de ella sí que surtió efecto, porque nunca había visto que
se portaran tan bien con los “desconocidos” que se acercaban a él.
Y desde ese día ya habían pasado tres meses, en los que ellos
dos habían forjado una amistad. Aunque Alan estaba planeando
que fuera algo más. No sabía si Damián lo veía de esa manera pero
deseaba con todo su corazón que así fuera. Damián era un hombre
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muy tímido que no tomaría la iniciativa a pesar de que le diera
insinuaciones muy claras, y vaya que sabía de eso. Durante esos
tres meses lo había intentado y nada. Por eso, esa noche decidió
que debía pasar a un ataque directo. Sólo esperaba no arruinarlo
todo.
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a algún lugar a platicar en cuanto acabara, Damián acepto sin
chistar y le dijo que le esperara dentro.
Sólo tenía que cubrir unos minutos más y fuera hacía mucho
frío por lo que podría enfermarse. Con los nervios a flor de piel se
acercó a la barra, no quería emborracharse sólo un trago que le
ayudara a relajarse un poco. Al llegar vio que el barman más
cercano era el rubio, que ahora sabía se llamaba Ángel y que el
moreno se llamaba Marcos, pero todo el mundo le decía Marc.
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ignoró a los estúpidos que trataron de acercarse para llamar su
atención.
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Alan tranquilamente le arrebató el vaso con su bebida y
después de un deliberado trago muy largo, respondió con la sonrisa
más cínica que tenía.
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motocicleta de Damián. ¡Y qué moto! Era una Yamaha R1 SP3 negra
con detalles en dorado a la que Damián cuidaba mucho. Claro que
si él tuviera una igual, también lo haría.
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―¿Alan? ―preguntó Damián preocupado por la actitud de su
amigo. Alan siempre era el seguro, y él el inseguro, por lo que
estaba asustado de lo que pudiera estar pasando. ¿Y si ya se había
cansado de estar con un desastroso y torpe gigantón como él?
¡Maldición! En serio, esperaba que no fuera eso. No creía soportar
no volver a verle. Estaba a punto de rogar, qué, no estaba seguro
pero lo que fuera para que Alan continuara a su lado. Cuando este
le hizo una seña para que se agachara, lo cual hizo sin dudar.
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también se negó a dejarlas caer. Más confiado, Alan llevo una mano
hacia el cabello de su -muy pronto- amante, jalándolo no tan
amablemente para poder profundizar el beso. Lástima que
necesitaba volver a respirar.
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camisa, besándole ferozmente en el proceso. Sabía que estaba
siendo un poco agresivo, pero no podía evitarlo y, por el duro pene
que podía sentir rozando su trasero, a Damián no le molestaba en
absoluto.
O eso pensó, hasta que éste rompió el beso y tomó sus manos
para detenerle en su muy gustosa tarea de desnudarle. Alan estaba
a punto de preguntar lo que ocurría, cuando Damián habló
primero, o mejor dicho comenzó a balbucear en claro signo de
nerviosismo.
―Shhhh.
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gran oso de peluche, siempre actuando y moviéndose con extremo
cuidado para no lastimar a alguien a su alrededor. Damián le había
contado sobre un accidente de su infancia que le marcó para
siempre. Y Alan se había percatado de que aún sufría por eso y que
su vida se regía por esa mala experiencia.
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quitar las molestas prendas. Pero cuando por fin le tuvo desnudo,
se tomó su tiempo para explorar cada pedazo del magnífico
hombre bajo él.
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tenía todavía que explorar las pesadas y apretadas bolas y, claro, la
escondida entrada que pronto le pertenecería.
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menor que él aunque pareciera al revés, y tuvieran un buen
tiempo de recuperación y de resistencia.
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crecía en su interior. Al principio se encontró confundido, pero
después lo entendió. Siempre se había auto protegido de todo el
mundo, sus hermanos incluidos. Puede que nunca le hubiesen
tratado mal, pero aun así sus acciones le habían lastimado.
Haciéndole sentirse siempre inferior y que nunca sería suficiente
para nadie.
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rezaba porque Damián también estuviera sintiendo lo mismo.
Porque si no, no sabía si sería capaz de continuar sin él, o poder
volver a ser como era antes.
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apariencia. En resumen, el cuento donde la que termina rescatando
al príncipe es la princesa y no al revés.
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lo permitiera, a Damián. Y tal vez incluso podría tener ese apetitoso
y gran pene en su trasero como lo había deseado antes.
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CRÉDITOS
Historia escrita por:
Lady Dragón
Portada y Diseño por:
Lady Dragón
Corregida por:
Ice Angel
relatosgrabadosconfuego@gmail.com
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