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Sociopolítica de la Comunicación – Sección A

La cultura de la cancelación en Venezuela


Por: María Espinoza y Samuel Calzadilla

El proceso de formación de una sociedad se determina a través de actores


interconectados, que intercambian información, formando así relaciones de poder. En
el caso de las redes sociales, las cuales se basan en el ámbito social, su
funcionamiento se caracteriza por el intercambio continuo entre los diversos actores
que se expresan y actúan dentro de la red. Cuando en este sistema red un actor
rompe con la estructura social o el concepto de “aceptable” se crea un fenómeno
denominado “La cultura de la cancelación”. Dicha consecuencia social se desarrolla
en internet y busca denunciar a personas con opiniones, actitudes o comportamientos
que son socialmente indeseables por un conjunto de personas con poder o una gran
masa que tenga influencia en la sociedad.

Según Aguirre y Oberst (2019) “Es una forma de boicot cultural. Es una
materialización del enojo ante determinados hechos que son contradictorios,
ofensivos e indignantes. Probablemente estas expresiones fueron socialmente
aceptadas en algún momento, pero ya no” (p.16). Esto puede empezar por denuncias
contra grandes marcas, artistas famosos, líderes políticos, en la medida en que afecta
a los integrantes de la red. Esta cultura abarca muchos ámbitos en cuanto a la
cancelación, se puede determinar de diferentes maneras como spam por redes
sociales, difusión de elementos audiovisuales o pruebas sobre el comportamiento
indebido del acusado.

Cómo antecedente y precursor de esta práctica social, se toma la red social


Twitter ¿Por qué en específico está? Esta plataforma debido a su estructura y
algoritmo facilita la propagación de los mensajes y comunicación de los usuarios,
logrando que se pueda ejercer más “presión” o visibilización de la cancelación para
que más personas con opiniones iguales puedan unirse o compartir el mensaje.
“Según las preguntas frecuentes de Twitter, las tendencias se determinan mediante
un algoritmo y, de forma predeterminada, se personalizan de acuerdo con las cuentas
que los usuarios siguen, sus intereses y su ubicación” (Aguirre y Oberst, 2019, p.16).

Ahora bien, las personas que practican la cultura de la cancelación son


conocidos como “nativos tecnológicos”, pues son la masa que maneja sus opiniones
mediante las nuevas tecnologías. Se determina que está parte de la sociedad
construye su moral con base a lo que otros piensen que está bien o mal para ser
socialmente aceptados.

La cultura de la cancelación en el país, mayormente, se encuentra


representada o iniciada por agentes de relevancia social. Este fenómeno venezolano
de opinar “despectivamente” sobre los demás, migra a las redes sociales. Sin
embargo, está práctica no solo se manifiesta de manera negativa para las redes
sociales, en algunas ocasiones se prestan para denuncias de delitos, por ejemplo:
casos de violencia o abuso sexual.

Para Martín-Barbero (1991) la cultura también se basa en “lo popular”, por lo


que, para comprenderla, es necesario “incluir en el estudio de lo popular no sólo
aquello que culturalmente producen las masas, sino también lo que consumen,
aquello de que se alimenta” (p.47). En ese sentido, autores como Edixela Burgos y
Gustavo Hernández, aseguran que la sociedad actual se nutre de una tendencia
donde es indispensable “luchar contra cualquier acto de injusticia social o
simplemente seguir lo que una mayoría ha establecido como la verdad” (Burgos y
Hernández, s.f, p.151). Frente a esta situación, los ataques a otras expresiones
culturales y de pensamiento se convierten en la norma, provocando que “las personas
recurran a la autocensura con la finalidad de evitar persecuciones futuras, plegándose
a falsas correcciones políticas” (Burgos y Hernández, s.f, p.149).

Según Burgos y Hernández (s.f), la cultura de cancelación es propiciada en


gran medida por “un enjambre digital”, donde los receptores —que dejaron de asumir
una postura pasiva hace décadas— se convierten en “sujetos morales y hablan de
justicia con retórica para cautivar a adeptos” (p.145). Ante esto, se clarifica aún más
la necesidad de convocar la teoría de Manuel Castells sobre la Sociedad Red al
terreno de esta investigación. Aunque la cultura de cancelación no es un tema
desarrollado por el autor, el modelo de estructura social que propone en su texto “La
era de la información: economía, sociedad y cultura. Volumen I” (2000) establece las
bases de una sociedad “basada en redes de producción, poder y experiencia”, siendo
las segundas aquellas que determinan “la capacidad relacional que permite a un actor
social influir de forma asimétrica en las decisiones, de modo que se favorezca la
voluntad, los intereses y los valores de quien tiene el poder” (Castells, 2000, p. 33).
Referencias bibliográficas

Aguirre, A. y Oberst, M. (2019), #CancelCulture. El fenómeno de la cancelación en la


red social Twitter. Recuperado de:
https://repositorio.udesa.edu.ar/jspui/bitstream/10908/18745/1/%5BP%5D%5BW%5
D%20T.L.%20Com.%20Aguirre%2C%20Agustina%20y%20Oberst%2C%20Mar%C
3%ADa%20Paula.pdf

Burgos, E y Hernández, G (s.f) La cultura de la cancelación: ¿autoritarismo de las


comunidades de usuario? Recuperado de: https://api-
saber.ucab.edu.ve/server/api/core/bitstreams/1940c305-fb3b-4a77-824d-
64acb653cfe2/content

Castells, M (2000) La era de la información: economía, sociedad y cultura. Volumen


I. La Sociedad Red. Recuperado de:
https://drive.google.com/file/d/1BnsDER5kB5MkJid45K-
6NP3qqGAAsb_X/view?usp=sharing

Martín-Barbero, J (1991) De los medios a las mediaciones. Editorial Gustavo Gili.


Recuperado de: https://perio.unlp.edu.ar/catedras/comunicacionyrecepcion/wp-
content/uploads/sites/135/2020/05/de_los_medios_a_las_mediaciones.pdf

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